Lago

Tuerzo el gesto ante su primer comentario. No me gusta.
-Vale, me da igual, no te necesito para llevarme a esta cosa. No soy tan inutil como me pintas. digo realmente enfadado.

...


Abro mucho los ojos cuando Inger me dice que me ha salvado.
-Mentirosa - musito...
Entonces me tira el collar a la cara y me dá de pleno, haciéndome bastante daño, al fin y al cabo, son piedras.
Lo recojo del suelo y la miro con desprecio. Le escupo a los pies y me doy la vuelta. Estoy realmente furioso. Quizás Aren ya esté en el palacio.

Me quito la camiseta y me la enrosco alrededor del vientre para cortar la hemorragia.
Cargo a la bestia y me largo de muy mal humor
-Quedaos los dos aqui... no os necesito... imbéciles...- estaba a punto de rebentar de la mala leche que me corroía por dentro... y si realmente Inger no mentia? y si Aren nunca ha estado en el lago?... me empecé a sentir mal...
*Se va*

Retrocedí un par de pasos al ver cómo escupía a mis pies, con una mueca dibujada en la cara.

— Qué puto asco...

A unos pasos de él, le miré con repulsión. ¿Mentirosa? Ja. Por suerte para él, decidió irse del sitio, cargando con la bestia. Si se hubiese quedado unos segundos más, hubiese añadido una nueva cicatriz a su cara. O dos. O tres. O cuatro. O cinco. O a lo mejor atacaba a su muñeca.

— ¡Ojalá te pierdas y te abras la cabeza contra cualquier clase de cosa dolorosa! — gruñí —. ¡Ya sé a quién no ayudar la próxima vez!

Miré a Heylel de reojo. Y luego suspiré. Estaba de muy mal humor. No sólo me habían herido por ayudar a aquel gilipollas, sino que el muy cretino se atrevía a tacharme de mentirosa, a escupirme y a echarme. Apreté el mango de la espada. Cuánto más pensaba en el intento de piscis, más creía mi ira.
Tras intentar calmarme durante unos segundos (sin resultados), me giré hacia Heylel y me acerqué a él.

— La bestia que me siguió, sé que tú sabes que fui yo la que salvó a ese imbécil, me mordió la muñeca izquierda. — Miré a mi muñeca de reojo y apreté la mandíbula, furiosa —. Me imagino que no será nada grave, pero ahora me arrepiento de no haber dejado a ese cretino a su suerte. Es más repulsivo que las bestias. Podrían habérselo comido y hacerle un favor al mundo.

Bufo en cuanto Silvanus nos insulta y se va. Lo que hay que ver... Me aproximo a Inger, que está realmente furiosa y escucho sus reproches. La verdad, no le quito razón.

- Sí, se ve que le cuesta... -. Comento con molestia. - A mí también me sacó de quicio al principio cuando su primera acción fue largarse. Supong que aun no comprende el concepto "trabajo en equipo" - Gruño, frotándome las plumas para sacar cualquier rastro de hojas o algo similar.

- Bueno, hemos hecho lo que hemos podido, así que sé que, al menos a nosotros, no nos matarán la proxima vez -. Digo, sacando el lado positivo del momento. - Será mejor que volvamos para que te veas esa mordedura. Y también tengo que curarme esto por si esos bichos contagian algo...

Miré de reojo a Heylel. El aether parecía tan molesto como yo. Bueno, no. Dudaba que alguien pudiese soltar chispas como lo hacía yo en aquellos momentos. De hecho, si hubiese pasado alguien por ahí, seguro que me hubiese confundido con un karnikarsh enfurecido.

— Yo creo que lo que le cuesta es usar la cabeza. Pero para todo, eh. No sólo para trabajar en equipo, sino para defenderse. — Siseé —. Por supuesto, el mínimo de modales no lo posee.

Observé a Heylel de reojo. Se estaba frotando las plumas. Tras unos segundos en silencio, el aether habló de nuevo y, cuando terminó de hablar, yo asentí.

— Sí, tienes razón... — murmuré —. Deberíamos ir a la enfermería...

Comencé a caminar. Tras dar unos pasos, me giré, para comprobar que Heylel me seguía. Al ver cómo caminaba detrás mía, reanudé el camino y ambos abandonamos el lago.

*se van*

Corrí todo lo que pude, y cuando estuve bien lejos de aquel lugar me desplomé en el suelo.

La escena que había acabado de vivir no paraba de repetirse en mi mente una y otra vez.

Empecé a llorar desconsoladamente en el suelo...

hasta que me desmayé.


*se queda*



FdR: trauma... T-T

Llegué al lago para darme un baño, entonces ví una sombra en el suelo...
-Qué es eso?- musité
Me acequé despacio, hasta que la reconocí enseguida.
-Hewina! Hewi, Hewina! despierta, chica!- la agitaba fuertemente con mis manos- despierta, por favor...- la abracé y lloré en su hombro... "quizás esté muerta..."- pensé.
Entonces me separé un poco y ví que tenía unas marcas en el cuello, muy sutiles... pero marcas, al fin y al cabo...
-Quizás la hayan tratado de matar... pero quién- siseé.
Volví a cogerla entre mis brazos y me quedé abrazándola.

Me desperté con una voz conocida... la de Silvanus, quien me estaba abrazando.

"Sil...", dije con un hilo de voz, pero paré porque sentí mucho dolor en la garganta.. y entonces recordé todo.

Las lagrimas empezaron a brotar nueva e inevitablemente de mis ojos.

La joven habrió los ojos muy despacio, y haciendo un esfuerzo enorme, pronunció la primera sílaba de mi nombre, por lo que me dejé escapar un suspiro de alivio al ver que no estaba muerta.
Le aparté un par de mechones de pelo de su cara para poder verla.
-Hewi, ¿quien te ha hecho todo esto?, porfavor, explícamelo todo.
Entonces me acordé de la crema que me había dado Errst, el médico. Era una pomada para moratones, por lo que la saqué de mi bolsillo y le puse un poco en sus heridas del cuello.
-Hewina, necesito saber quien te lo ha hecho, por que te juro que lo mato, lo mato...

Silvanus me preguntó quien me había hecho aquellas marcas. Debido a la oscuridad no pude ver bien a aquella persona, pero su silueta no era la de nadie que hubiese visto antes.

"Un... me-m... y... en... era... me...", le dije balbuceando mientras me llevaba una mano al cuello, intentando explicarle lo ocurrido, pero estaba tan nerviosa y asustada que no fui capaz.

Empecé a llorar y a gemir con mas fuerza, pero me tapé los ojos con las manos porque Silvanus me miraba fijamente.

La chica empezó a balbucear, intentando explicarlo todo, pero sin explicar nada... la pobre estaba aterrada... no conseguía decir una palabra a derechas.
-Tranquila, tranquila, no pasa nada, intenta hablar más despacio, tenemos tiempo...- pero la chica no paraba de balbucear cosas sin sentido.

Entonces se tapó los ojos con las manos y comenzó a llorar... jolin, eso era justamente lo que yo solía hacer... no sabía muy bien como actuar ante aquella situación.

Entonces, simplemente la besé suavemente en los labios.
-¿Mejor asi? pregunté separándome de ella.
-Venga, vamos al castillo- dije mientras la cargaba a mi espalda- iremos al comedor para que tomes algo caliente... estás helada...

De repente Silvanus me dio un piquito en los labios.

Me quedé mirándole alucinada, y entonces me subió a su espalda y nos fuimos de allí.

*se van*


FdR: pobre Hewina, vais a acabar con ella a este paso T.T

Salí del bosque y me encontré con el lago. Un lugar muy bonito, aún que me trajese malos y extraños recuerdos.

Como estaba algo acalorada decidí meterme en el lago. Además tenía ganas de nadar y de ver como era su interior.

Miré a los alrededores por si había alguien cerca de quien no me hubiese percatado, pero parecía que estar todo tranquilo, así que me quité la ropa y me metí rápidamente en el agua.

"¡Buuu, está fresquilla!", pensé mientras me encogía y caminaba despacito, adentrándome más en el lago.

Cuando estuve lo suficientemente cubierta empecé a nadar un poco, y entonces me sumergí y bucee. Había bastantes pececillos y plantas acuáticas, y era muy bonito, aunque tampoco podía ver gran cosa debido a la oscuridad.

Salí a la superficie y relajé mi cuerpo boca arriba para que flotase, mientras miraba al cielo estrellado y me concentraba en mis pensamientos, y después de estar allí un buen rato, salí dela gua, me vestí la ropa y me fui.


*se va*

Llegué corriendo y cantando a pleno pulmón canciones sin sentido. Me paré ante la orilla, jadeando, con las mejillas encendidas y los ojos brillantes. El Lago. Hacía tanto que no iba a nadar allí... Me deshice de mi camiseta y mi pantalón a toda velocidad, la metí en la mochila, junto con Loksass y los dardos de mi pelo, y busqué a mi alrededor un rincón escondido donde guardarlo todo. Finalmente, me decidí por unos arbustos que se encontraban un poco más cerca del agua que el resto.

Me recoloqué el bañador, cortesía de una adorable chica del servicio, y me metí corriendo en el agua. Sentí un escalofrío de felicidad al extender mis membranas y me sumergí en el agua, manteniendo los ojos abiertos (adoraba abrir los ojos bajo el agua) y abrí mis orejas al máximo. Me dejé llevar, sin permitirme salir a flote, hasta que no aguanté más, y entonces di una patada al fondo para emerger de golpe, en busca de oxígeno. Qué genial era aquel sitio.

*Se queda*

Llegué un poco cabizbajo al lago, puesto que llevaba dos días seguidos encontrándome solo con líderes... Cynara me había vuelto a reprochar mi amor por Aren, y Jillian... bueno, me había echado la bronca.
-Jo... nadie me quiere...- dije cabizbajo y sentándome en una roca rodeada de arbustos- parece que solo quiero yo... quiero estar con Hewina... Heylito... con mis amigos, vaya.

Entonces ví que había una mochila... pero estaba cerrada a cal y canto. La cogí y la agité cerca de mi cabeza... quizás tuviese monedas, o algo de valor... pero como no hizo ningún ruido, supuse que era ropa... ademas, pesaba poco.
La dejé en su sitio otra vez... no fuera a ser...

Entonces escuché un chapoteo en el agua.

Giré mi cabeza y ví a una chica... buen, chica... niña en el agua... una piscis... en todo su esplendor... con sus membranas desplegadas al máximo... parecia que se lo pasaba muy bien... sin duda, era Massen.

-Hola - dije un poco alto desde la orilla... no quería mojar mis zapatos nuevos... jo: eran nuevos (lol)-.

Al poco tiempo de asomar la cabeza, oí una voz desde la orilla. Me giré. Era Kettleburn. Sonreí con timidez y nadé hacia allí.

- Hola -respondí a su saludo-. Cuánto tiempo, Kettleburn. ¿No viene a nadar? El agua está buena.

Y me alejé tarareando, para sumergirme de nuevo y aparecer un poco más lejos. Desde mi nueva posición, saludé con una mano, riendo.

-Bueno... si no te importa... me meteré... al fin y al cabo... que demonios.... soy un piscis.

Mientras ella de volvió a zambullir, yo me quité los zapatos, y cuando salió de nuevo y me saludó, ví lo feliz que era... yo tambien quería ser feliz... pero no podía... bueno, no me dejaban serlo.
Yo le devolví el saludo con una sonrisa forzada y comencé a quitarme la ropa. Estaba triste.

Me saqué por completo la ropa... no tenía ninguna verguenza. me gustaba nadar desnudo.

Me acerqué a ella, pero slo desplegué las mambranas de las manos... me dava verguenza desplejar las de mi oreja, puesto que solo tenía una... en cierto modo, envidiaba muchisimo a Massen: era feliz y tenia todos sus miembros.

-Aquellas cosas eran tuyas, ¿no?-a continuaci´n metí mi cabeza por completo en el agua, para que se me mojara mi rubia cabellera.
Cuando salí, tenía la cara llena de pelos, porque se me habían venido hacia delante, por lo que solté una risa tonta.

Kettleburn se desnudó totalmente y se metió en el agua. Estaba pensando por qué no desplegaría las orejas cuando recordé que sólo tenía una. Me preguntaba si tendría alguna clase de complejo al respecto. Al fin y al cabo, él mismo lo había decidido así, por lo que no tenía mucho sentido. Renunciar a su raza... Sentí un nuevo escalofrío, pero esta vez no resultó en absoluto agradable.

Entonces, su risa me sacó de mis pensamientos. Le sonreí y le salpiqué.

- ¡Pero si así no puede ver nada! -reí yo también. Volví a sumergirme, haciendo ondas con el cuerpo para nadar, y buceé en dirección al islote, aunque sin acercarme demasiado a él.

Ella me salpicó divertida, por lo que yo me saqué los pelos de la cara y le sonreí también.

Entonces se fue buceando, y al salir ví que se había acercado al islote.

Yo la imité, y salí cerca de ella.

-¿Quieres ir al islote o que? algún día me gustaría ir... nunca he estado y parece un lugar muy tranquilo... no se- me encongí de hombros y puse cara de tonto- ¿agradable, tal vez?- entonces la salpiqué yo a ella y puse mi mano en mis labios para aguantarme una risita.

-Bueno... cuentame... ¿has conocido a alguien mas? yo si, a mucha gente, sin embargo contigo no tuve mucho trato desde aquella vez... ¿donde te metiste? pregunté mientras hacía circulitos en el agua con mis dedos para atraer a los peces.

Me siguió mientras buceaba, y cuando salimos a la superficie me preguntó si quería ir al islote, a lo que negué con la cabeza.

- No, ¿quién quiere ir a tierra teniendo agua? Es absurdo... -contesté-. Pero no me gusta nadar cerca de la orilla. El agua de esta zona me gusta más, no se muy bien por qué...

Y entonces me salpicó. Escupí el agua que me había entrado en la boca como una fuente, y me reí. Apoyé una mano en su hombro y otra en su cabeza, intentando hacerle una agüadilla, pero sin resultado. A continuación, me alejé un poco, partiéndome de risa, para evitar que me imitara.

- Conozco a unas pocas personas, sí -respondí a su pregunta-. La señora Splash, el señor Darvenwish, Lester, Heylel, Sanae, Hewina... Eh... -sabía que me dejaba nombres, pero no sabía quién me faltaba exactamente-. No sé, mucha gente, seguro que me estoy dejando a alguien... -fruncí el ceño, intentando hacer memoria-. ¿A quién ha conocido usted?

-Ya bueno, en eso tienes toda la razón del mundo... si, creo que el agua de esta zona es mejor, porque está más limpia que la de la orilla, ademas, hay muchos peces de colores.
El movimiento de mis deditos en la superficie del agua había atraido a un monton de pececitos. Era una estampa muy bonita. De repende, la muy pilla, intentó hacerme una aguadilla... pero claro, "quien ahora es monje, antes fue cocinero", por lo que la joven no pudo lograr su propósito, porque, lógicamente, no podía conmigo: tenía pocos años.

Pero su gesto valió para que todos los pececillos saliesen despavoridos.

Puse cara de pena... le iba a enseñar lo que realmente era una aguadilla, - ahora veras, pequeña insolente, dije apartándome un mechon de pelo de la cara con tono burlón. Pero entonces ella evitó mi mano con rápido movimiento mientras se reia a carcajadas de mi.

-¿te parece bonito reirte de tus mayores?- pregunté con gracia.

...

-bueno, aún conoces a unos cuantos... ¿y no cono conoces a una señora mayor? a mi me cayó mal... me hizo comer bocalillos de chorizo... fue horribl...- antes de terminar la frase, me sumergí muy rápido en el agua, cogiéndola de un tobillo y hundiéndola por completo y aunque pataleaba, yo no la soltaba.

Al cabo de unos segundos, la dejé salir y yo salí detrás.
-Jajajajajajaja niños... dije como si hablara para mi solo mientras negaba con los ojos cerrados- taaan inocentones... jajajaja

Me mordí el labio, intentando aguantar la risa, mientras veía alejarse a un montón de peces de colores.

- Perdón -murmuré, con una expresión muy seria en la que estaba poniendo mucha concentración.

Asentí cuando dijo que conocía a bastante gente. Desde luego, teniendo en cuenta la falta de actividad del Palacio, había hablado con unos cuantos... Entonces se me quitaron las ganas de reír cuando mencionó a una señora. Estaba segura de que era la loca del otro día.

- Sí, la conozco. Una tal Adel... ¡AH! -grité, dejando la frase a medias, pues me había cogido por el tobillo. Estuve pataleando un tiempo debajo del agua, pero no pude salir a la superficie hasta que no me dejo. Tosí, entre risas.

- Es un abusón, Kettleburn -le recriminé, fingiendo un puchero-. Pues se acabó el juego, hala. Voy a echar unos largos, que me apetece bucear un rato...

Le guiñé un ojo, dando a entender que no estaba en absoluto enfadada. Y, aún riendo, me sumergí de nuevo para explorar el fondo de Lago, alerta a cualquier cosa que se saliera de lo normal. Con un poco de suerte, esa tarde pescaría mi propia cena.

-No pasa nada... ya volverán.- dije frotándole la cabeza con mi mano.

...


En cuanto salió del agua me llamó abusón, entonces yo me crucé de brazos y le puse morritos, mientras entornaba los ojos- hay... pobrecita... la niñita que va de mayor pero luego va haciendo pucheritos por ahí porque la hunden... el bebecito no va a llorar un poquito- dije cogiéndole la mejilla con mi índice y mi pulgar y moviéndolo de lado a lado.

Me dijo entonces que se iba a bucear un rato.
-Hala, pásatelo muy bien, anchoíta.-dije hechándole la lengua.


Massen desapareció en las profundidades.

Me quedé solo. Suspiré a la par que esbozaba una sonrisa: ya no estaba triste, la verdad es que estaba de muy buen humor.

Me quedé en silencio, mientras me mantenía en el agua. Dí una visual y ví que no había nadie. Entonces cerré los ojos y desplegué las membranas de mi única oreja. Entonces me rubricé un poco... pero me daba igual porque estaba solo.

Al cabo de unas horas, me cansé del silencio. Había conseguido agarrar un par de peces bastante gordos, pero al final me dieron pena, y tras un debate interno decidí soltarlos. Ya me darían de cenar en el Palacio. Por ver si estaba Kettleburn donde lo había dejado, busqué a mi alrededor y di una vuelta al islote, hasta que lo localicé. Me acerqué nadando a él.

- Hola otra vez -dije-. Ya me he cansado de perseguir proyectos de comida.

En cuanto oí unos chapoteos cercanos, me eché la mano a la oreja para taparla mientras replegaba mis membranas...
Era Massen: había vuelto.
-Hola anchoíta. ¿que tal? ¿ya lloraste un poquito?

El lago estaba negro completamente. No se podía ver nada a nuestros pies, era como nadar encima de una masa negra y oscura... pero éramos piscis... nos encantaba el agua.

Salgo al lago a estirar las alas. Es un sitio muy tranquilo y, a pesar de que nunca se me ha dado por bañarme, me gusta bastante. Voy aleteando e impulsándome para apenas rozar el suelo con los pies cuando escucho unos chapoteos. Habrá gente bañándose.

Me acerco a la orilla y me siento frente a ella donde más o menos puedo intuír alguna figura. No digo nada, si no los conozco me escabulliré rápidamente.

FdR: Troll Heyl XDD