Lago

Lo entendía... El tipo ese, Heylel, no s quería dar intimidad, pero yo no iba a aprovecharme de aquella joven. No sería justo herir así sis sentimientos.

- De hecho... Es tarde para bañarse también, ¿no? Cogeremos un resfriado. -. Sonreí y empecé a nadar hacia la orilla. Pronto hice pie y a los pocos segundos estaba fuera. Empapado, pero fuera-. Soy Rick, por cierto.

No tenía nada para secarme y mi ropa estaba desperdigada por todo el suelo. Pff... Puse las manos en la cintura y suspiré. Vaya rollo. Casi no me apetecía ni ponerme a recogerla.

...

...

Un momento... Si yo no llevaba... ¡Estaba claro que Inger no llevaba ropa tampoco! No toda al menos... Porque yo había tocado piel...

Hacía tanto que no tocaba a una dama... Solo de pensarlo se me antojaba atrayente, pero los heroicos nobles no pensaban en esas cosas. No señor. No.

Cuando Inger pregunta que si veo algo, me doy unos segundos. Venga, Heyl, que tú te quedabas con la vuelta después de comprar gominolas... Pero el flamma me hace el favor de escusarme.

-Sí, bueno, la verdad es que a estas horas no debería haber nadie. Realmente eché a caminar y casi no me di cuenta de que se hacía tan tarde. Como me paré un par de veces a escribir y tal...- No sabía si colaba del todo, asi que... -Aunque dicho así, Inger, parece que me interrogues como a un criminal... -Comento con cierto tono apagado o atormentado o como esos niños que pone pucheros y tal. Jo, pobre Inger, la verdad.

El flamma se presenta. aunque a mí no me hace falta...
- Ah, hola Rick. Sí, pues parece que sí eres del que he oído hablarr--...- Entonces sale del agua. - ...y eres enorme... -Comento lo último para mí, algo cohibido. Cuando lo había visto en los pasillos no parecía tan grande...No soy demasiado alto, pero tampoco me consideraba bajo... hasta ahora.

Asentí al escuchar las palabras de Rick. El chico tenía razón. Tampoco eran horas para estar en el agua. El flamma no tardó en abandonar el lago. Observé cómo se acercaba a la orilla, pero no tardé mucho en bajar la vista, azorada. El flamma, nada más llegar a la orilla, se puso a hablar con Heylel. Yo permanecí con la vista clavada en el agua, esperando a que se vistiese.

Desde mi posición podía escuchar la conversación. Heylel explicaba por qué estaba despierto a esas horas. Cuando se dirigió a mí, negué con la cabeza.

— Jo, no creo que seas un criminal... Perdón... Sólo era... curiosidad... O algo así

Suspiré. Ahora pensaría mal de mí.

Heylel siguió hablando. El comentario referente a Rick me hizo soltar una carcajada. La verdad era que el chico era alto y fuerte, pero escuchar a Heylel diciendo "eres enorme" era bastante gracioso. Tras observar un rato más la orilla (y comprobar como Rick seguí igual) decidí salir del agua. Nada más tocar tierra, bajé la vista al suelo, azorada, y caminé hacia al sitio donde estaba mi ropa. No tenía nada para secarme, y dudaba que ellos tuviesen algo. Sonreí con nerviosismo.

— Me imagino que no tendréis nada para secarse... ¿no?

Miré la ropa y me pasé una mano por la nuca.

Y era cierto: no llevaba ropa.

- Tampoco soy tan grande -. Forcé una sonrisa. Pensaba en pechos.

Quería mirarla. Quería ver su cuerpo. No podía evitar pensar en ello, pero es que... Seguramente, cualquiera que entrase en mi mente lo entendería. Hacía mucho que no... Y era un joven sano y energético. Por más que quisiera, el deporte no satisfacía por completo a mi cuerpo. Y eso que era noble, valiente y respetuoso, que por eso no la miraba. Pero... ¿Cómo decirlo? Argh... También era apasionado y cariñoso, y esas facetas no las recordaba satisfechas en bastante tiempo.

Horror...

- No tengo nada... -. Negué, nervioso-. De hecho, estuve haciendo ejercicio antes y no creo que mi ropa sea "ponible" de nuevo...

Tenía que pensar en algo poco excitante para relajarme y dejar de visualizar pechos, así que pensé en Alehyss Lester.

Mi treta da resultado. No quiero que Inger se sienta mal por mi comentario, pero prefiero un sentimiento negativo y pasajero a que me tachen de mirón. Consigo reírme de mi comentario. La verdad es que me salen sin darme cuenta...

Cuando los dos parecen salir del agua no se les ve con muchos recursos. Preguntan por algo para secarse. ¿No traen toallas? ... Demasiado... Humm, ¿repentino? Intenta no pensar en nada de eso o parecerás una abuela chismasa, Heyl...

-Eh, bueno, yo tengo... -Muevo las alas. No me gusta explicarme mucho en aquello porque me da un poco de vergüenza. Me acerco a donde parece estar Inger. Con algo menos que Aethes bastaría.

-Agárrate a algo y sugeta la ropa... -Le pido. Muevo las alas con cierta fuerza y creo una corriente de aire para alejar la humedad de la ropa. Después hago lo mismo con el flamma. Aunque Alehyss dijese que era un loco parece bastante tranquilo. Eso está bien.

Cuando acabo con ambos y compruebo la situación siento cierta... Tensión. Creo que ya llevo mucho tiempo "de más" entre ambos.

-En fin, cuidaos y esas cosas. Siempre está bien veros por aquí. Ahora me voy a dormir. Que la verdad es tarde, estoy cansando, esas cosas... Adios -. Me despido y me alejo caminando con las manos en los bolsillos. Jo, que envidia. Miro al cielo. Yo quiero dormir con mi mujer...

*se va*

Rick no tenía nada para secarse ni nada. Según sus palabras había estado entrenando, por lo que dudaba que pudiese volver a ponerse la ropa de nuevo. Esbocé una sonrisa nerviosa, esperando que no hablase en serio. Por Mithos, ¡tenía que vestirse! ¿Y si nos veía alguien así? No, no, no. Tenía que vestirse.

Me dispuse a ponerme la ropa por encima de la ropa mojada, cuando Heylel dijo que podía secarnos con sus alas. Agradecí el gesto, y agarré la ropa, tal y como Heylel había dicho. El aether, por su parte, comenzó a mover las alas, creando una pequeña corriente que actuó a modo de "toalla" o algo similar. Volví a darle las gracias por secarme (por raro que sonase), y luego observé cómo hacía lo mismo con Rick. Me fijé en que esté tenía unos tatuajes en el pecho, y luego bajé la vista, azorada, esperando que el flamma no hubiese notado la observación. Cuando Heylel terminó de secar a Rick, se despidió. Al parecer estaba cansado. Pensé que era normal y esbocé una sonrisa.

— Chao, Heylel. Y... gracias...

Luego miré de reojo al flamma. ¿Realmente pensaba no vestirse? Negué con la cabeza, le di la espalda, me pasé una mano por el pelo (que aún estaba un poco mojado) y comencé a vestirme.

— Qué majo es Heylel... ... ¿No crees?

Alehyss Lester resultó lograr que dejase de pensar un poco en excitación. A la visión (imaginaria) de sus tentáculos y sus colmillos chupasangre me relajé a tiempo de ser secado por Heylel sin tener cara de panoli.

- Gracias, tío -dije con una sonrisa en cuanto terminó, y luego me despedí del mismo modo.

Y nos quedamos Inger y yo solos.

No podía ver mucho más que su silueta, pero me esforcé por mirar a cualquier cosa que no fuera su cuerpo mientras pensaba en las afiladas garras de Lester... Y en sus fríos ojos de asesina, opacos... Brrr...

Y...

Agité la cabeza, como intentando vaciarla. A esas horas hasta Lester tenía un puntillo, y eso sí que no me lo perdonaba. Dejé de pensar y, en su lugar, me dediqué a recopilar la ropa desperdigada, de la cual me puse solo los pantalones y el calzado. La camiseta... Olía a rayos.

- Muy majo... -. Asentí.

Si yo le gustaba... ¿Quería decir que ella estaba deseando que sucediera algo? Porque yo estaba repasando mentalmente a varias de las mujeres a las que había conocido (que no eran tantas) y preguntándome muchas cosas.

- Qué... ¿Qué piensas hacer ahora?

La miré fijamente, aunque realmente no la vi. Y entonces deseé que dijera "irme a dormir" con todas mis fuerzas, aunque una parte de mí (muy concreta) deseara quedarse.

Rick reafirmó mi comentario y yo terminé de vestirme. Durante unos segundos me quedé quieta, observando el árbol que tenía en frente. Me pasé una mano por la nuca y esperé un rato. Esperaba que, mientras mirase al árbol, Rick se vistiese. Pasados unos minutos, me giré, con la vista aún clavada en el suelo. Lentamente la fui alzando, hasta mirar al flamma a la cara. No llevaba la camiseta puesta, pero al menos se había puesto los pantalones. Volví a observar sus tatuajes. Eran simétricos y de color rojo. Me pregunté si significarían algo en concreto, pero, en lugar de expresar con palabras mis dudas, bajé la vista al suelo, sonrojada. Me llevé una mano a la nuca, ligeramente nerviosa y notablemente azorada. Agradecí que fuese flamma y que no me viese. Y entonces recordé lo que iba a decirme en el lago. ¿Qué sería? ¿Por qué no lo dijo? ¿Fue por qué Heylel apareció? ¿Entonces era tan privado e importante que el aether no podía saberlo? ¿O no?

Entonces él habló, interrumpiendo el hilo de mis pensamientos. Alcé la vista y le miré. Luego ladeé la cabeza hacia la derecha. ¿Qué que pensaba hacer? La verdad es que no estaba cansada. Desde que había llegado al Palacio había mantenido un horario similar al de Caligo. Me acostaba tarde, muy tarde, y luego me levantaba tarde también. Así que ahora no estaba especialmente cansada. Pero él probablemente sí que lo estuviese (a fin de cuentas, había estado entrenando), así que pensé que podría acompañarle al Palacio como el otro día, para que no se perdiese o se diese algún golpe.

Esbocé una sonrisa nerviosa.

— Puees... Yo no estoy demasiado cansada... Pensaba... Ir al Palacio a leer o algo así... ¿Por?

Negué rápidamente.

- Po-por nada...

¡Era fabuloso! ¡No necesitaba reprimir ningún instinto! ¡Ella lo haría por mí! Casi hubiera ido a su lado y la hubiera abrazado si no fuera porque apenas la había visto un par de veces y no quería asustarla más de lo que ya lo había hecho.

Sonreí tímido.

- En ese caso nos volvemos ya, ¿no? Es un poco tarde.

Si nos marchábamos, podría zanjar un tema más y arreglar mi nuevo problema de impulsos en otro momento, más friamente y, a poder ser, de día y con un buen café al lado.

Esbocé una sonrisa y asentí al escuchar las palabras de Rick.

— Sí, nos vamos. Yo te guiaré para que no te pierdas, te des un golpe... — Ensanché la sonrisa —. Es broma... ... ¿Eh?

Me pasé una mano por el cuello. Luego comencé a andar, y volví a pensar en aquello que Rick me iba a decir pero que, al final, no dijo. Tras dar un par de pasos, me giré, para ver si el flamma me seguía. Efectivamente, lo hacía. Entonces seguí caminando.

— Y... Eh... ¿Qué opinas de...?

Y hablando de cosas insustanciales, nos dirigimos al Palacio.

*se van*

Llegamos al lago con cierta dificultad debido a la rotundidad de Alehyss para impedirme ayudarla. Yo voy dando algún que otro trago a la botella. No he cenado... Mejor.

- Pues nada, mujer, a ver si te caes en una de estas -. Comento mientras nos acercamos a la orilla, dejándola un poco atrás.

¿Caerme yo? ¿Bromea?

- ¿Caerme yo? ¿Bromeas? Hace falta más que una de esas para tumbarme, ¡bueno hombre!

Me vuelvo hacia él de pronto, como si me hubiera acordado de algo.

- ¿Sabes? Es la primera vez que vengo al lago.

Cuando me dice si bromeo me entran ganas de empujarla. Si no estoy de muy buenas quizá me haga gracia. Pero no, no soy yo el que habla, es mi frustración. No hago nada más que beber otra vez.

- Yo no. Vine hace unos días -. Le comento con simpleza, encogiendo los hombros.

Lo miro de reojo unos instantes, para lo que ilumino mi cuerpo, dejando así que una lucecilla me permita tanto ver mis alrededores y a él como viceversa, y me siento para descalzarme.

- No me gusta demasiado el agua... -comento.

Sin embargo, una vez descalza hundo mis pies en la orilla y cierro los ojos. El agua fresca relaja los músculos de las plantas.

Me duele el costado.

Escucho su comentario mirando al lago, pero cuando me giro para mirarla veo que...está brillando. Suelto un sonoro "Prrr" y una pequeña carcajada.

- Brillas -. Me rio. Sabía que los chrysos podían iluminarse, pero ¿ella? -Pensé que no hacías esas cosas. -Comento sentándome a su lado y volviendo a dar un trago. -A mítampoco me gusta el agua.

Camino hasta él con pasos rígidos y rápidos, ofendidos, notando como mi rubor (debido al alcohol) sube más al escuchar yo su comentario.

- ¡Claro que no suelo hacerlo! -. Le arrebato la botella y bebo-. Pero resulta que no se ve nada y prefiero hacer esto que romperme una pierna.

Por favor... Ningún aether se reiría de otro si este volase, y él, sin embargo... Tsk...

Cuando me arranca la botella de la mano me rio más.

-¡Pero no te piques! -Le digo, haciendo un gesto para que me la devuelva cuando acabe. -No tienes la culpa de tener una capacidad tan poco seria... -Y, como me hace mucha gracia verla, vuelvo a reírme bastante. Esto debe subir rápido, porque me hace mucha gracia.

Hincho los carrillos. Esto es lo que me faltaba.

- ¡Claro que no es poco serio! Es... es lo común. No hacerlo sería una discapacidad. Por favor, Heylel -. Es la primera vez que pronuncio su nombre hablando con él-. Te suponía más serio.

Aprovecho la tenue luz que yo misma creo para mirarlo directamente a los ojos.

La esucho aun sonriendo y cojo la botella de sus manos sin dejar de mirarla. Suspiro.

- Sí... Yo también -. Comento. Luego doy un trago al licor y miro al lago. Que cosas... -La verdad es que brillar tiene que ser divertido... Aunque, ¿eso va por hormonas o algo? No quiero pensar en querer esconderse con tu novia dejo de las sábanas y que entre tu madre y te vea brillando... -Echo otra risa y vuelvo a mirar a Alehyss. -Vale, déjame, no me mires... -Comento. Y me cubro con mi ala derecha. Entonces, al moverla, me duele. Ah, esa ala derecha, claro...

Tras escuchar todo lo que tiene que decir, e ignorando el tema brillo, dándome cuenta de que no conseguiré nada ofendiéndome, solo puedo esbozar una pregunta y responder a su comentario menos esperado, pretendiendo, de alguna manera, hacer alguna gracia, o similar.

- Nunca he tenido novia.

Lo miro fijamente, seria, como si fuera un tema súper trascendente, pero termino por dejar escapar una sonrisilla y relajo la mirada.

Escucho su comentario y bajo un poco el ala. Poco, lo suficiente como para mirarla. Esbozo una sonrisa. Luego la bajo un poco más, sín llegar a quitarla.

- ¿No? Que pena. Daría morbo -. Le digo mirando al lago. Luego la miro, vuelvo a mirar a otro lado y vuelvo a mirarla. Con la misma cara seca. Después de unos segundos en silencio suelto otro "Pprrff" Yo hablando de morbos, yo... Pfff...

Ensancho una sonrisa que de pronto me asusta hasta a mí. Mi tono me suena pretencioso incluso estando mi razón oculta bajo una buena cantidad de alcohol.

- Con "novia" hablaba de la relación formal, no de cualquier tipo de contacto. No negaré yo lo del morbo.

Y se me escapa una única carcajada. Entonces suspiro.

Menudo calor...

Llegé, como suelen decir, "correteando como un colegial" al tan ansiado lago y me dirigí hacia la luz porque, sin preguntarme de dónde salía, pensé que era mucho más agradable tener un lugar iluminado que la completa oscuridad.

Pero se me cayó el alma a los pies al llegar.

Por el amor de Mithos... Tenía que empezar a llevarme mi arma conmigo siempre, pero es que pesaba tanto...

- ¡Tú! -. La señalé-. ¡Vosotros! ¡¿Por qué?!

Al fin se rie un poco. Esto ya va cogiendo ambiente... Menuda... Ahora ya empiezo yo a marearmeun poquillo.

-Uuu el pasado oculto de la fría Alehyss... -Comento con tono jactancioso. Luego pienso en agitar un poco las alas, para desentumecerlas, pero la derecha me molesta. Porque ya no duele. Prrr...

Entonces llega Rick. El grande de Rick y se pone a gritar. No le había escuchado gritar más que a Silvanus.

- Hombre, Rick Dehnel. El que faltaba. ¿Cómo va todo? -Pregunto con alegría. O, más que alegría, desvergüenza.

Supuse que Rick iría al lago (no en vano, lo había repetido un montón de veces), por lo que me dirigí hacia allí, cargando con todas las cosas (se lo recordaría mañana y me pediría perdón, y yo le diría que nada, nada, y me volvería a pedir perdón y así sucesivamente hasta que me compadeciese de él y le perdonase).

Al llegar al lago, me encontré con el susodicho flamma, con Heylel, que tenía una botella en la mano, y con Alehyss Lester, la chrysos que me había encontrado ayer. Esta última estaba "brillando" por lo que, al verla, tuve que entrecerrar los ojos. Rick, por su parte, les señalaba con un dedo acusador. Suspiré, y me acerqué hasta ellos.

No tenía muy claro que decir. Me veía un poco fuera de lugar. No sabía muy bien por qué, pero, por la botella de Heylel, creía poder intuirlo. Tras unos segundos en silencio, alcé la voz.

— Hola... ... — murmuré. Realmente no la había alzado mucho.