Comedor

Respondí a su sonrisa con una un tanto burlona, acercando la cara al tazón de caldo para que me diera bien el vapor. Traté incluso de aspirar un poco, y llegué a conseguir olerlo. Tomé entonces la cuchara para remover antes de probarlo.

-Bueno, lo intentas, supongo -lo piqué.

Me encogí de hombros a su pregunta, soplando y llevándome la cuchara a los labios mientras respondía con un gesto rápido de la otra mano. Ventajas que tenía aquello, quizás.

<<Un par de días. Es solo un resfriado>>, expliqué, restándole importancia. Esperaba que así fuera.

Alcé la vista a la vez que Jun al ver a un chico aether acercarse. Vaya, él haciendo amigos y yo sin ponerme en contacto con las caras nuevas. Le sonreí cuando se acercó, y miré a Jun mientras hablaba. Iba a preguntar si él también hablaba con signos, pero pronto quedó claro que no. Me encogí de hombros a la pregunta de Jun y me volví hacia Adain.

-No interrumpes -comenté, sonriente-. Pero mejor siéntate con él, que yo estoy con catarro y aún te lo voy a pegar. Soy Massen, encantada. ¿Llevas mucho por aquí?

Volví un momento la vista a Jun, preguntándome cómo iba a integrar la conversación. Comiendo no era el mejor momento para ponerse con pizarrines. Suponía que lo mejor era que yo ayudara lo que pudiera.

Abro la boca con cierta indignación a su respuesta, pero no tardo en sonreír.

<<Y lo consigo.>>, compongo, veloz, en respuesta. Mantengo la sonrisa cuando hablamos de su salud, que es un tema menos divertido. <<Duerme mucho y toma zumo de naranja. La vitamina C es buena para tratar el resfriado.>> La mayor parte de las palabras las deletreo porque no son muy comunes.

Adain no tarda en presentarse, tan educado como siempre. Observo la escena, curioso, entretenido. Mi forma de participar es algo limitada, pero haré lo que pueda.
Cuando dice lo de veterano no puedo evitar un resoplido, una risa, que es muda porque yo lo soy, pero creo que no lo habría sido si tuviese voz.

<<Yo no diría tanto.>>, lecomento a Massen en un par de gestos veloces. Eso ha sido maleducado. <<Pegúntale cómo está.>>

Lo miro cuando hace el comentario del frío, y aparto el gesto de nuevo, algo azorado, cuando menciona también los cortes. Pues no veo yo que sean para tanto, jo...
Niego, me encojo de hombros y tomo un bocado.

Pero parece que hay más.
Cuando alzo la vista hacia el recién llegado casi me atraganto. Es Follow, el piscis.
Con cierto apuro miro a Massen de reojo, y ahora ya no sonrío.

Esto es algo... raro.
Lo saludo con un gesto. Una de esas veces en las que no poder hablar casi es un alivio, porque no es mi obligación llenar el silencio.
Quizás ella quiera hablar con él...

Asentí a las recomendaciones de Jun. Mejor era hacer caso, que de eso sabía más que yo, evidentemente.

-Lo pediré de postre -aseguré.

Asentí a la presentación del aether. Jun ya lo había dicho, pero era evidente que él no lo sabía. Tampoco sabía muy bien cómo transmitir lo que decía Jun. Se me hacía un poco raro lo de ser intérprete.

Sonreí al apunte de Jun. Desde luego, desde el momento en que decía que llevaba "unos cuantos meses" no sonaba muy a veterano.

<<Por todo se empieza>>, le dije al claritas con un gesto disimulado, entretenida. Mientras tanto me volví al aether-. Bueno, eso es señal de que te has adaptado bien, ¿no?

Reí cuando Adain preguntó a Jun por los cortes, aunque la risa acabó en una nueva tos. Carraspeé.

-Estaba practicando a afeitarse, para cuando tenga barba -comenté, divertida-. Pero claro, todavía es un principiante. A lo mejor le puedes enseñar tú. Dice que cómo estás. Esto de traducir me hace sentir un poco torpe, lo siento.

No tuve tiempo de decir mucho más antes de que una cuarta figura se acercara. Sentí que se me aceleraban los latidos y empezaba a ponerme nerviosa. Follow. Llevaba tantos meses sin verlo que ya ni me lo esperaba. Carraspeé, algo acalorada de pronto, y acabé por asentir.

-Hacía tiempo... -murmuré, algo cohibida. Callé un momento, sin saber qué decir al principio-. ¿Quieres... sentarte? -pregunté al fin.

Esbozo una sonrisa de nuevo, divertido, dedicando una mirada cómplice a Massen. Que "casi no se pierde", dice. Aunque, bueno, a mí me cae muy bien.

Y, de nuevo, cuando se habla de mi afeitado mejorable siento cierto calor en la cara, pero esta vez los miro con el ceño algo fruncido. Que no es que yo quiera barba, ¡Mithos! Es que ha empezado a salirme. ¿Y yo qué voy a hacerle? Tampoco pedí los dichosos granos y algunas veces me despierto con uno nuevo. No son cosas que uno decida querer o dejar de querer.

<<Tengo de verdad.>>, me quejo a Massen. Y a Adain le enseño la barbilla, alzando un poco el mentón, para que vea que hay algo que quiere asomar, nacer, germinar, brotar. Y eso no es mi imaginación...

Bueno, quizás ahora no, porque he intentado afeitarme. Pero quizás quede alguno...

Cuando Follow hace acto de presencia la situación se vuelve algo rara. No obstante, Massen acepta su presencia. Eso me relaja un poco. Yo no voy a ser el que ponga las quejas, que apenas lo conozco y no me ha hecho nada.
Le dedico una sonrisa suave a mi amiga, con una mirada interrogante. Luego doy otro bocado a mi comida y miro de reojo a Adain.

No sé bien qué decir ahora mismo.
Más que nada porque hablar yo con tanta gente a la vez...

Si ya mantener una conversación con Adain y Jun a la vez parecía difícil, la presencia de Follow terminó por hacerlo imposible. Nerviosa, observé cómo el silencio se iba apoderando de todo, y me sentí extrañamente responsable, como si yo tuviera la culpa de ello. Aunque intentase refugiarme en mi cena, mis toses y carraspeos, que cortaban de vez en cuando el silencio, hacían que llamase la atención por encima de los demás, o esa sensación me daba.

Rehuí la mirada de Jun, consciente de que sentía curiosidad respecto a la situación. No era el momento de hablarlo, desde luego. Adain era difícil de tratar porque acababa de conocerlo. Follow, por su parte, no era el más apto colaborador, y a mí me costaba un poco cambiar aquello. Lo miré un momento de reojo, reparando por primera vez en los extraños artilugios que llevaba claveteados. Casi me provocaron un escalofrío. ¿Qué era aquello?

Buscando tan rápido como podía en mi cabeza, traté de sacar un tema que fuera apto para todos.

-¿Habéis oído lo del tallador de piedras? -pregunté, sin dirigirme a nadie en particular-. Yo todavía no he ido a verlo, pero pienso hacerlo.

Massen menciona al tallador de piedras y se me iluminan los ojos por un momento. No podía esperar menos de ella, claro. Asiento enseguida, efusivo, y enseguida gesticulo para dar mi opinión al respecto.

<<Estoy muy interesado en ir, pero todavía no he decidido qué...>>

Sin embargo arrugo el ceño, deteniendo las manos en mitad de la frase a la pregunta de Follow. Es una pregunta algo incómoda, y de nuevo siento que no sé bien cómo opinar al respecto sin poder hablar.
La miro a ella, de reojo. Acabo por llevarme comida a la boca de nuevo y cuando he tragado retomo los gestos.

<<Yo iba a ir al tallador.>>, formulo, en un intento por... No sé.

Parecía que mi pregunta podía sacar algo de conversación, lo que hizo que me relajara un poco. Iba a comentarle a Follow que debería pedir él su propia cena en lugar de coger la de los demás, pero al ver que Adain adelantaba el plato hacia él decidí dejarlo pasar. No me apetecía ponerme a explicar esa clase de detalles.

Y cuando, de pronto, Follow cortó el tema que yo había abierto, sentí cómo me atragantaba y empezaba a toser, y aquella vez no por el catarro. Tardé un buen rato en recuperar el aire, y aproveché para volver a coger el pañuelo y taparme un momento la cara, tratando de disimular un enrojecimiento que era imposible de ocultar.

Por supuesto, aquello creó una nueva situación incómoda, y bastante más que la anterior. Cerré un momento los ojos y carraspeé.

-Follow, eso no es algo que debas ir preguntando a la gente, y menos si yo estoy delante.

Me callé entonces, consciente de que respondiendo solo había empeorado la situación. Me llevé rápidamente el bol de caldo a los labios y di un largo trago antes de fijar los ojos en Jun, que parecía el más dispuesto a cooperar.

-¿Has escogido ya qué vas a hacer? -pregunté, a la desesperada.

Nada...
Supongo que mis intentos mudos no van a mitigar las palabras, por mucho que me esfuerce. Siempre puedo ponerme a aplaudir o a chasquear la lengua, pero no creo que fuese a ser muy apropiado tampoco.

<<La verdad es que aún no. Lo estoy pensando.>>

Veo mis gestos algo vacíos ahora mismo. Pero Massen parece tan preocupada por hablar de algo que lo intento.

No puedo decir que sea muy bueno en esto. La verdad es que es como si sintiese que debíamos habernos ido. Pero todo pasa muy rápido, y cuando me doy cuenta plenamente, cuando más incómodo es todo, Follow se va y nos quedamos los tres otra vez.

A la patada de Adain reacciono mirándolo, esta vez, algo confuso. Su comentario no tarda en hacerme esbozar una sonrisa no muy buena, y no tardo en asentir.
Esta vez tomo la tiza.

"Tendré que practicar mucho más." "O buscar una alternativa."

Miro entonces a Massen, intentando mantener el ánimo arriba. Aunque tras la sonrisa hay una mirada interrogante, preocupada.
Supongo que para ella estará siendo difícil... No volví a preguntarle por él desde el día que... me enteré de que habían terminado. El mismo día que me enteré de que habían salido...
Quizás no he sido muy atento al respecto...

Evidentemente, aquello no hizo sino desbaratarlo todo de nuevo. Seguí a Follow con la mirada cuando se fue, con un suspiro de cansancio. Ya no hice amago siquiera de mantenerme en la conversación. Tampoco parecía necesario.

Evitando mirarlos, acabé de un par de tragos el contenido de mi bol y me limpié con la servilleta. Después me levanté, aún con la vista gacha.

-Disculpadme -murmuré apenas, con la voz cogida.

Y sin decir más ni esperar respuesta, me di media vuelta y salí del comedor. Tampoco me encontraba muy bien, de todas formas. Me convendría meterme en cama cuanto antes y descansar.

*Se va*

Cuando Massen se va la sigo con la mirada un momento, sin saber bien qué expresión adoptar. Siento mi despedida algo torpe, incómoda. La verdad es que ha sido una situación bastante rara.
Y me siento algo culpable. No sabría explicarlo, pero...

Miro a Adain, adoptando una sonrisa algo incómoda. No sé bien si debería decirle algo siquiera. Son asuntos de Massen y Follow, al fin y al cabo.
Supongo que ya ha sido bastante evidente... Pero no creo que airear sus intimidades sea lo más adecuado, así que trato de centrarme en el otro tema.

Llego a sentirme algo incómodo cuando me tca la cara. Jo... Tampoco es que me haya cortado tanto, digo yo.

"Supongo que hay cosas que no llegan.", escribo, y le dedico una sonrisa burlona.

Pero pronto mi mirada se desvía de nuevo hacia la puerta, algo ausente. Termino por mirar a Adain, determinado, y garabateo rápido.

"No sé si podré alcanzarla." "Pero creo que debo intentarlo." "Espero que nos veamos pronto.", indico, escribiendo lo más rápido que puedo.

Me levanto, hago una reverencia rápida, cogiendo mis cosas y, tras una última sonrisa al aether, me apresuro a ir hacia la puerta.

*se va*

*se va*

Entro yo delante. La verdad es que estoy parloteando un poco, pero llevo unos días sin encontrarme a nadie interesante y al final sin querer las cosas se me escapan.

-... así que mi hermano se casa con ella. En unos meses. ¿Y eso a mí en qué me convierte? En cuñada, ¿no? Suena raro...-. Me acerco delante a una de las mesas, girando la cabeza al alcanzarla-. Aquí está bien, ¿no? -pregunto, sentándome sin esperar respuesta. Hago un gesto a uno de los del servicio-. Una cerveza y... -. Arrugo el ceño. Miro a Cierzo, interrogante-. Ehm... Agua. Y un buen filete con patatas y pimientos...

Que aún me quedaban dos o tres horas por delante, mínimo, y era de digestión rápida.

Había que reconocer que, aunque tanta charla pudiera hacerse cansina, servía bien para llenar el silencio. Escuchaba a Frikka mientras me contaba su vida con pelos y señales, asintiendo y agregando algo de vez en cuando.

-Antes de que te des cuenta te habrás acostumbrado -repuse, restándole importancia-. En realidad, para ti no cambia gran cosa. Lo que cuesta más es hacerse a los críos. Yo de mi sobrina me olvido cada dos minutos. Y vivir lejos no ayuda, claro.

Asentí a su pregunta, tomando asiento también, y dejé que se encargara de pedir. Yo era el invitado, después de todo. Esperé a que hubiera terminado de pedir para añadir mi propia cena.

-Otro plato de lo mismo para mí, por favor -ordené.

Supongo que tampoco será tan raro acostumbrarse. A ver, la cosa es que cuando me vine no la conocía mucho. Así que supongo que para el resto será más normal, y que la que siente rara la palabra cuñada soy más bien yo.

-¡Críos!-. Abro mucho los ojos de pronto, con una carcajada-. Oh, de imaginarme a Haken con un crío en los brazos me entra la risa. Aunque bueno, es el mayor, a mí por lo menos me tendría...-. Lo miro curiosa, entonces-. ¿Tienes una sobrina? El tito Cierzo, eh... ¿Cómo se llama? Cuenta, hombre. Casi no sé nada de ti.

Solo que Gerald te ama.

Lo miro con una sonrisa de reconocimiento cuando pide. Así que me va a copiar. Si es que cuando una tiene buen gusto.

-Hoy me he pasado el día haciendo un ejercicio concreto y me duele esta muñeca... -comenté, más para mí que para él, abriendo y cerrando la mano izquierda-. Joder...

Asentí, pensativo.

-Sí, bueno, es una niña muy pequeña -expliqué, negando suavemente-. Ni siquiera la conozco, en realidad. Se llama Nina, como su madre. Por lo que me han dicho se parece más a ella que a cualquiera de nosotros. Bueno, salvo por las alas, que las sacó de nuestra rama de la familia. Aunque es demasiado pequeña para saber si le van a servir de algo. Tiene muy poca sangre aether, creo yo.

Enarqué una ceja a su comentario, mirándole la mano. Personalmente, no era muy de espaditas.

-¿Has vuelto a entrenar con Gerald? -pregunté.

Lo escucho. Se me hace extraño estar aquí, oyendo historias de Cierzo. Imagino que entrase Gerald por esa puerta ahora. Diría "eh, Fifi, ¿qué haces robándome a Cierzo?", o algo así, y entonces llenaría el sitio con su voz y su cerveza y ya estaría todo listo.

-Nina -repito-. Bueno... Me gustan los nombres más sonoros, pero no está mal-. Ni que tuviese que gustarme, bueno. Lo de las alas me hace alzar un momento las cejas. A veces se me olvida-. Son flamma los dos, ¿no? -inquiero, arrugando el ceño levemente.

Cuando pregunta por Gerald ya nos están trayendo las bebidas. Supongo que es normal que las cosas vayan en un orden.
Be llevo el vaso a los labios, aunque no llego a beber. Lo dejo ahí mientras hablo.

-Ah, no-. Niego un instante-. Entreno con Gerald, pero no siempre. Verás, mi padre es profesor e intento seguir la rutina de la que pasaba tanto cuando me enseñaba -termino, con una sonrisa divertida, volviendo a dejar el vaso sobre la mesa. Me pongo seria de pronto-. Esto no es un juego, quiero decir... No soy tan imbécil como para no tomármelo en serio.

Yo no soy como Gerald. Yo sí tengo miedo a la muerte.