Río

Parecía que por fin la primavera quería dar señales de vida. Un hecho agradable, teniendo en cuenta el invierno que llevábamos. Había que decir que el sol no calentaba demasiado, pero la luz de por sí ayudaba a dar sensación de calor. La nieve había desaparecido ya, y yo hasta me había permitido una capa algo más fina para salir.

Solo se oía el sonido del agua. No era algo que me molestase. Un paseo a solas por el río antes de comer sonaba bien, desde luego. Suponía incluso algo de ejercicio, aunque no fuera muy cansado. Empezaba a extrañar la posibilidad de moverme libremente por los exteriores.

Miré al cielo. Con un poco de suerte, aquel tiempo duraría un poco.

*Pasea*

He ido a hacer algo de ejercicio antes de la comida, aunque todavía no me he aventurado a meterme en el lago. Prefiero esperar un poco a que el tiempo se estabilice. No soy, de todas formas, tan fan de la natación como lo soy de otros tipos de ejercicio.

Cuando vuelvo hacia palacio decido tomar el río como ruta, y voy trotando junto a la orilla, intercalando a ratos cortas carreras en las que amplío al máximo mi velocidad, sorteando los obstáculos que me encuentro con impulsos en zig zag o saltos, procurando en todo momento reaccionar en el último momento, emulando las posibles situaciones que podrían surgir en un combate, en la que los reflejos son lo primero.

Voy bajando el ritmo del trote al ver a lo lejos a alguien venir en la dirección contraria. lo saludo con un gesto, terminando de acercarme a pasos tranquilos, adecentándome un poco el pelo y la ropa.

-Buenas tardes -saludo, componiendo una sonrisa suave-. No soy la única que se alegra del cambio de tiempo, según parece.

Cierzo Cogo. Hace mucho que no nos encontramos.

Por lo visto, y como un hecho perfectamente previsible, había más gente dispuesta a aprovecharse del buen tiempo. Alehyss Lester parecía algo más activa que yo, según pude ver, pese a que rebajara el ritmo al acercarse. ¿Ganas de conversación? Era lo que parecía.

-Desde luego -asentí, echando un vistazo al río, que brillaba con tanta luz-. Y no es para menos. La pregunta ahora es si aguantará o si volverá el invierno cerrado. ¿Cómo va todo?

No es que tuviera mucha relación con ella, por no decir ninguna. Habíamos coincidido alguna vez, pero eso era todo. Aunque, desde luego, ese no era un motivo para negarle algo de compañía, si era lo que buscaba. Salvo que resultara ser demasiado cargante, pero por el momento no había dado muestras de ello.

El buen tiempo me ha puesto de buen humor. O quizás es el malo el que me la quita. La cuestión es que no me he dado cuenta de que llevaba una racha apagada y frustrada hasta que he visto brillar el sol.

-Esperemos que no, que el invierno se retire por completo. Si tengo que volver a encerrarme creo que me volveré loca. Espero tener al menos unos días de aire -confieso, torciendo el gesto un momento. Luego asiento-. Conforme. Parece que el último ataque ya se ha difuminado un poco, y las cosas han vuelto a ser como siempre-. Más o menos. Estiro un poco, discretamente, mientras hablo-. Aunque supongo que tendremos más acción pronto. ¿Y tú qué tal?

Son las preguntas habituales, mera cortesía. Pero me resulta agradable, concretamente.

Asentí, completamente de acuerdo. Y eso que no era una persona que necesitase el aire libre todo el tiempo. No había sido educado de esa forma. Pero aún así, era evidente que el espacio abierto era necesario.

Su forma de expresarse resultaba, cuanto menos, curiosa. Parecía medir muy bien las palabras, cuidándose de decir exactamente lo que quería. Una cualidad no tan común como pensaba, tal y como Brontë me había permitido descubrir.

-Parecido -respondí a su pregunta, con un leve encogimiento de hombros-. Lo cierto es que, por una vez, el ataque parece no haber tenido mayores repercusiones. De todas formas, no deja de ser una situación extraña -. Hice una pausa-. Hablas de más acción. ¿Has oído algo al respecto?

Un hombre de pocas palabras. Es algo que resulta agradable. Me gusta la gente concisa. Llenar el silencio no es, necesariamente, llenarlo con palabrería innecesaria.

Su pregunta me llama la atención, pero entonces soy consciente de que yo sé más que él a al respecto, más que probablemente, y termino por asentir con tranquilidad, dejando ya los estiramientos, irguiéndome por completo, relajada.

-Capturamos a las dos asaltantes -explico, aunque eso ya lo sabrá-. Particié en la incursión que se hizo en Aqua, sin embargo, y allí pudimos ver a más personas, además de las que vinieron. A algunos los capturamos allí, pero otros huyeron: una aether y un piscis que era especialmente fuerte-. Me detengo un momento, pasando a encogerme de hombros con sencillez, con gesto monocorde esta vez-. Imagino que ahora será buen momento para atacar, antes de que se recuperen, y con la información fresca.

Las bandas se regeneran. Dejar que lo haga sería el error. Pero no cuento con información de primera mano para saberlo.

Iba a decir que sabía lo que había pasado en el ataque, que había participado, pero entonces ofreció más información de la que yo pudiera conocer. Desde luego, que procedieran de Aqua era previsible, teniendo en cuenta las bestias que traían, pero al no ser ninguna de las dos piscis, tampoco era seguro. Desde luego, toda información era necesaria cuando se trataba de asuntos como aquel, y yo estaba menos informado de lo que me convenía.

-Me he ofrecido para participar en un ataque a Aqua, pero no tenía esa información -reconocí-. Tampoco se nos ha convocado todavía. No entiendo qué puede llevar a los líderes a no darnos todos los datos que tienen. En cualquier caso, te agradezco la información. ¿Tienes algún dato más de interés?

Ya que parecía tan informada, lo ideal sería sacarle todos los datos posibles. Prefería eso que enterarme de todo en el último momento. No iba a lanzarme a ciegas, desde luego, y menos si podía evitarlo.

Mientras habla lo contemplo, seria. Es inevitable pensar en que de hecho tengo mas datos de los que le he dado. La pregunta que debo hacerme entonces es cuáles de ellos son datos de interés.

-Las dos chicas que vinieron no tenían ninguna posibilidad contra nosotros -explico-. Y ellas lo sabían. Me extrañó mucho verlas aquí solas. No me enfrenté a la caeruleus, pero la flamma es una maga poderosa. No usó mucho la fuerza, de todas formas, así que imagino que no venía con intención de arrasar-. Le pregunté, pero ella no quiso responderme nada. No sé si a estas alturas Dena habrá colaborado con alguien o seguirá manteniendo el silencio-. No El más preocupante es el piscis, en mi opinión. Pudo reducir a una mujer que nos acompañaba, y presumo que ella era más poderosa que cualquiera de nosotros.

Callo un instante, pensando, buscando algún dato más que aportar. Al final le doy mi conclusión, simplemente.

-Es una organización. Contará con más miembros, aunque no sabría decir con cuantos. Hemos podido capturar a miembros poderosos, considero, pero me temo que eso no debe resultar un alivio en sí mismo: no sabemos lo que queda por enfrentar porque no lo hemos visto.

Quizás haya uno de nosotros que sí. Espero que al menos los líderes estén informados, aunque yo no sepa según qué cosas.

Lo primero que dijo no era nada nuevo. Quizás debería haberle aclarado, efectivamente, que participé en la defensa del palacio. De todas formas, no se entretuvo mucho con aquellos detalles. Por mi parte, acabé por asentir, pensativo.

-Es lógico pensar que se regenerarán -coincidí, bastante serio-. Si es que tienen algo que regenerar. Por lo que dices, no lo parece, pero quizás no hayan perdido efectivos tan importantes. Después de todo, sería extraño que todo estuviera en manos de unas diez personas. Supongo que solo queda esperar para verlo.

Siendo miembros poderosos, había dos posibilidades. La primera implicaba que fueran un grupo reducido con confianza en su propia fuerza. Eso implicaba que no tendrían una red muy grande, pero era poco probable teniendo en cuenta la facilidad con la que se habían dejado atrapar. O peor: si se habían dejado atrapar, quizás tuvieran un rol que cumplir como prisioneras. Eso daría sentido a un ataque tan estúpido. La otra opción era que hubiera una larga cadena de jerarquías, pero era extraño que hubiésemos dado tan pronto con un eslabón tan alto. Claro que yo no me había estado encargando de aquello, así que no sabía hasta que punto había estado hurgando Brontë en el tema.

-¿Sabes si hubo otros encargos por parte de Brontë, aparte de tu trabajo, contra esa organización? -pregunté, empezando a sentir cierta desconfianza al respecto.

Efectivamente, pensar en una regeneración es lo más plausible. Lyam me dijo en su momento que sacaban a gente de las calles, y los utilizaban. Y sigue habiendo gente en las calles, por lo que yo sepa. No sé a cuántos entrenarán a un tiempo, pero de todos modos...

-Cuando fuimos a Aqua se nos dijo que llevaban tiempo siguiéndoles los pasos, aunque nos contaron poco más de lo que te he dicho. Tenían contacto con Brontë a través de uno de los guerreros, como revelaron los líderes tras el ataque, pero al parecer esa relación terminó hace tiempo-. Frunzo un momento el ceño y no tardo en aportar algo más-. También fui a una misión en Fulmen en la que revisamos una base que pertenecía a dicha organización, pero estaba vacía. Lo que pude sacar de eso es que contaban con instalaciones capaces de albergar a bastante más gente de la que vimos. Aunque, así como en Aqua nos ayudó la guardia de Ciudad Nevada, imagino que habrá más organismos trabajando en otras zonas.

Parece verdaderamente interesado. Como debe ser, por otra parte. Es importante conocer los asuntos que nos envuelven. Es parte de lo que significa ser profesional.

Bases vacías. No era un pensamiento agradable. Podía implicar un exterminio que, por lo que sabíamos, no se había llevado a cabo, o bien la posibilidad de que se estuvieran moviendo, visto lo visto, la opción más plausible. Desde luego, la chica estaba informada. Quizá debería darse más información a quienes fueran a trabajar en determinados encargos. Claro que, por el momento, yo no había hecho más que ofrecerme voluntario.

-Hablaré al respecto con algún líder, si tengo oportunidad -decidí, finalmente-. No me gusta trabajar a ciegas, y viendo toda la información que tienes tú, no puedo sino imaginar la que me podrían dar ellos.

Aunque, bien pensado, quizá ella ha hablado con alguno. Parece bastante volcada en el proyecto, así que no sería de extrañar.

Esa es una buena idea. Asiento, de acuerdo con ella. No solo puede que lo informen mejor que yo, sino que, de alguna forma, evita que tenga que dar datos tan precisos que pudiesen hacerme parecer "excesivamente informada".

-Massen Dew, Follow, Inger y Elektra fuimos los que participamos en la incursión a Aqua -le digo-. Quizás alguno de ellos pueda responder más preguntas, o dar otra impresión, aunque Follow quedó inconsciente al principio de la trifulca e Inger no tardó mucho más. De todas formas los líderes sabrán más, y quizás tengan nuevos datos de los prisioneros, a estas alturas.

Eso me hace pensar que, por mucho que llegue a rehuirlo, yo misma debería ir también a pedir información. Por mucha que sea, no parece suficiente.

Cuando me dio los nombres los encontré, en su mayoría, desconocidos. A aquellas alturas, ya no estaba seguro de de quién había oído hablar y de quién no, y algunos de aquellos nombres, aun sin ponerles cara, me resultaban familiares. De todas formas, mis principales intereses se centraban en Inger, y Alehyss no tardó en declarar aquello una mala opción. De todas formas, dudaba que ninguno de sus compañeros pudiera aportar mucho a sus explicaciones, que parecían bastante completas con respecto a la experiencia. Además, incluso si allí no habían encontrado nada, había hablado de otro encargo realizado. Aquello la situaba sobre sus compañeros en cuanto a información, desde luego.

-No pretendo molestarlos -declaré, rechazando su oferta-. Dudo que ninguno de ellos pueda darme más datos que los líderes, y la visión de un guerrero implicado en la incursión ya me la has dado tú. Gracias, de todas formas.

Quizá el hecho de que aquello me parecía secundario, en comparación con lo que había encontrado en Lumen, me había hecho descuidarlo. Desde luego, lo primero era la organización que yo mismo había localizado, pero aquello no debía convertirme en un incompetente. Las cuestiones de Aqua no dejaban de ser parte de mi trabajo.

*Se van por ahí charlando*

Una vez más, me encontraba paseando por el río. Otro día agradable. Parecía que el buen tiempo venía para quedarse. O quizás fuera demasiado pronto para afirmar algo así. Como mínimo, sí podía decirse que se quedaría un tiempo. De todas formas, lo que había empezado siendo un sol resplandeciente se había reducido a un montón de nubes alternándose para tapar la luz. La temperatura, sin embargo, seguía siendo suficientemente alta, y el tiempo suficientemente agradable.

Y, una vez más, pasear parecía una buena opción. El sonido del agua corriendo era relajante, y el calor en las zonas soleadas no lo era menos. No había motivo para no disfrutar de aquella imitación barata de la primavera. Desde luego, seguía siendo mejor que la nieve bloqueando los caminos cada mañana.

*Se va paseando*

Por desgracia, el sol no reluce con la fuerza suficiente como para arrancarte los brillos que debería del pelo. De todas formas, el plateado de las nubes sobre ti no reduce la armonía, y si no pueden ser tu piel, tu pelo, tus ojos, los que brillen sobre todas las cosas, el trabajo quedará en manos de los colores de un vestido perfectamente escogido para la ocasión, de las alas blancas, que extendidas para mantenerte al abrigo del tiempo, contrastan en su claridad con la tela y el fondo boscoso y dejan ver, más hermoso que el azul del agua, el de las plumas oscuras, las más llamativas de todas.

El parpadeo de los ojos hace lucir las largas pestañas cuando, sorprendida, te encuentras ante una compañera. Ropa bonita, pero ella no tiene mucho de particular. De todos modos, ella no tiene la culpa, ni tendría por qué cambiar nada al respecto, y merece igualmente, como todos los demás, ver esa sonrisa perfecta, esa tan encantadora que la naturaleza te ha ofrecido para dejar a la vista de todos los demás. Un don.

-Buenos días -saludas con la voz tan perfecta como la sonrisa, a sabiendas del placer que resulta para cualquier oído-. Parece que la primavera ya quiere venir, ¿verdad?

Hay que reconocer que la chica tiene un tono agradable, deja evidente que ha entendido quién eres y como debe mirarte. No te esfuerzas especialmente en crecer más (¿acaso lo necesitas?), pero permites que disfrute plenamente de lo que tiene ante sí, de lo que eres. Sabes que saciarás sus ojos.

-Desde luego -coincides, con tono amistoso, mientras te acomodas unos cuantos rizos para asegurar que tu imagen es perfecta. Aunque, en realidad, ya sabes que es perfecta-. Echo de menos el calor del verano. El abrigo del sol es mejor que el de cualquier chaqueta. No me gusta esconderme detrás de las telas. Es mucho más agradable combinarse con ellas, ¿verdad?

Aunque ella, ¿qué va a saber? Las posibilidades no están ahí para todos. De todas formas, ves sus intentos y no serás tú quien la desanime. Eres un buen modelo para ella, después de todo, y siguiéndote quizás pueda llegar a brillar alguna vez, aunque solo sea un instante.

Aleteas con suavidad, recolocando las plumas de forma encantadora, antes de cambiar tu sonrisa por otra no menos capaz de embelesar. Incluso le ofreces a tu pequeño público una pequeña reverencia, elegante como solo tú puedes serlo.

-Soy Curtis Ginger -respondes, con evidente satisfacción en la voz-. El placer de dejarse encontrar es mío.

FdR- Pausau

Asientes con entusiasmo. ¡Eso es! Exactamente eso es a lo que te refieres. Está bien saber que las cosas están claras. Resulta agradable encontrar a alguien que entiende dónde hay una obra de arte y sabe apreciarla en lo que realmente vale. La sonrisa se te ensancha sin que puedas evitarlo. Tampoco es que quieras evitarlo; es una sonrisa preciosa, después de todo.

-¡Eso es! La ropa debe entenderse con el cuerpo, con la personalidad, con lo que una representa -declaras, convencida. ¿Acaso no es un hecho?-. Por eso prefiero que todos puedan entenderme a través de ambos, no como si yo fuera algo que ocultar. Eso sería una pérdida, desde luego.

Eres perfectamente consciente de que sabe exactamente cuándo entraste en su vida. Te ha visto, se ha fijado en ti, ¿y cómo no hacerlo? ¿Quién no lo haría? Quizás deberías darles más opción a acercarse a ti, dado que es evidente que saben que vives con ellos. Lo están deseando, lo esperan con ansias, seguro.

-Lo cierto es que hace muy poco -corroboras, dejando en un secreto el hecho de que sabes que no ha podido evitar fijarse en ti. Puede ser un pequeño detalle confidencial, un favor a su intimidad y su timidez-. Ah, pero no por ello me siento menos perteneciente a este lugar. Un palacio tan inmenso, tan cargado de ocupaciones, y pese a todo me ha recibido con los brazos abiertos.

Exactamente en lo que vales. Como la princesa que en tu interior siempre has sido.

Permites el halago con una risa suave, tan maravillosa como cada uno de tus gestos. Pese a tu recato, comprendes que no ha podido contener el comentario. Negarlo, por otra parte, sería una mentira tan evidente que podría catalogarse fácilmente como una falta de respeto. No pretendes insultarla, después de todo.  Entiendes que necesite hablar de ello.

-Eres muy amable -concedes, incluso cuando sabes que no lo hace por ti, sino por sus propias necesidades-. ¿Qué clase se prendas de te ocurren?

Obligarla a acallar su imaginación sería demasiado cruel. Sabes ser benevolente, después de todo. Incluso disfrutas con ello.

Es tan servicial, entra tan bien en el papel que le corresponde, que no puedes evitar acomodarte en el agradable ambiente. Asiente, satisfecha.

-Por el momento todo ha ido a pedir de boca. Es muy acogedor que se te llame a colaborar donde te necesitan -señalas, segura.

Vas siguiendo sus movimientos, sus explicaciones, con una expresión atenta, para que sienta que te interesas, que atiendes a lo que te dice. Pese a todo, pese a que su descripción es interesante, consideras que no cumple por completo con tus expectativas. Quizás no tenga tan buen ojo, después de todo. Aunque el corte del vestido... Suena bien, hay que admitirlo.

-¿Sin estampados? -preguntas, y pese a que no te interesan tanto los vestidos lisos, tratas de ofrecer un tono que no la haga sentirse menospreciada. El público admira la obra con algo superior, pero si se sienten demasiado impuros para ella puede haber problemas en relación al espectáculo-. ¿Y qué hay del escote? ¿Cómo sería la espalda? -Ella querrá que le permitas explayarse, y no hay por qué no hacerlo. La imaginación es algo maravilloso, y empleada en torno a ti, lo es más incluso.

La actitud de la chica, esa insinuación de que estáis a la misma altura, no resulta tan agradable. No muestra respeto por lo que tiene ante sí si pretende compararse con ello. Es un absurdo en sí mismo, en realidad. Pese a todo, tratas de demostrarle que estás dispuesta a aceptar disculpas si sabe cómo conducirlas. Las segundas oportunidades son esenciales, y ella ha parecido entender su posición hasta el momento.

Ríes con desparpajo, encogiéndote de hombros con naturalidad, de forma que los rizos se recojan un momento en ellos y las alas aleteen ligeramente, mostrándose una vez más como sobrenaturales, divinas. Niegas, rechazando sus insinuaciones.

-Es, sencillamente, que no puedo ignorar a quien me necesita -explicas, sencilla y modesta-. Brontë me reclamó. Supongo que supo ver mi potencial, después de todo. Estoy aquí para responder a su llamada. Sé que puedo hacerlo, aunque solo esté empezando. Pronto demostraré que no se me ha llamado en vano. Solo necesito un poco de tiempo y experiencia, apenas unos días para ponerme a punto.