Mazmorras

Esbozo una sonrisa y asiento, conforme con su idea.

-Me parece bien. Eres de los pocos que vienen.

Tampoco necesito más. No quiero que todo el palacio se entere de que estoy aquí. Mientras ellos no se den cuenta por sí mismos, mejor...

-Es una pena no poder estar aprovechando más el tiempo. Me gustaría entrenar, por lo menos. Tengo la esperanza de que mañana me saquen un rato de aquí.

Me acerco algo a él, bajando un poco la voz para que Cassandra no me oiga.

-Por cierto... No sabes nada de ningún bebé por Palacio, ¿verdad?

Ni siquiera sé si el niño existe, o si está en Brontë, pero le prometí que intentaría hacer algo, y dado que desde aquí abajo es imposible...
También tengo que sacar información a Massen de una muñeca. Eso ya me apetece menos...

El chrysos frunció el ceño, confuso. ¿Sacarla de las mazmorras? ¿Dejaban que saliese?

—¿Salir de aquí? —Alzó las cejas—. ¿Te dejan salir y dar vueltas por Palacio?

¿Realmente lo permitían? Aquello era curioso. Se había imaginado que, al estar encerrada como estaba, no permitían que saliese en ningún momento. Se preguntó si ocurría lo mismo con Bocanegra. Tal vez en Brontë tratasen a los prisioneros mejor que en los sitios en los que él había estado. Quién sabía.

Al ver cómo la chrysos se acercaba, Lyam alzó las cejas, curioso. Cuando habló, no obstante, no tardó en bajarlas, frunciendo nuevamente el ceño.

Negó con la cabeza.

—No me suena... Pero, ya te digo, este último mes sólo te he visto a ti, así que tal vez haya algún... —Alzó las cejas— bebé en Palacio.

Aquello, sin duda, le sorprendería. ¿Qué hacía ahí un bebé? ¿Y por qué lo permitían? No era que no le gustasen los bebés (todo lo contrario; le parecían encantadores siempre y cuando él no tuviese nada que ver con ellos), pero la idea de un bebé en Brontë le parecía absurda.

Me acerco hacia él, como si fuese a contarle una importante confidencia, aunque realmente creo que no hay nadie en la sala actualmente que no conozca ese detalle. De todas formas, por si acaso, mejor que no vaya extendiendo por ahí la noticia.

-Me han dejado estirar las piernas un par de veces, pero no salir propiamente... Solo hay que saber a quién pedir los favores, supongo, aunque no es más que una vez cada tantísimo tiempo. De todas formas, la agradezco mucho. Por desgracia, no me dejan estar acompañada. De otra forma, podría decirte que vinieras y charlábamos un rato sin estos malditos barrotes en medio-gruño, golpeando uno de los barrotes con la mano sin ningún resultado.

Parece que no sabe nada de ningún bebé, aunque por lo que él mismo dice, no parece una fuente muy fiable. Tendré que esperar a que venga Fera a hablar con Cassandra, al fin y al cabo.

-Si llegases a ver algo, dímelo, por favor. Lo está buscando -le explico, mirando a Cassandra para hacer referencia a ella.

El chrysos escuchó con atención las palabras de Alehyss, preguntándose a quién le había pedido aquellos favores. Pensó que debía ser alguien bastante importante, pues dudaba que un miembro del servicio tuviese tanto poder como para permitir que un prisionero saliese, aunque fuese unos minutos, de la celda, pero no se imaginaba quién podía ser.

Al escuchar su último comentario, el chrysos respondió con una suave risa. Por mucho que lo dijese, y por muchos barrotes que golpease, no se imaginaba a Alehyss invitándole a dar un paseo con él. Sin embargo, optó por no decir nada.

Sí habló, no obstante, cuando volvió el tema del bebé. Y, pese a que pronunció las palabras en voz baja, lo hizo con un indudable tono de sorpresa.

—¡¿Lo está buscando ella?! ¿Por qué?

Frunció el ceño, confuso. ¿Bocanegra buscaba un bebé? ¿Para qué, por qué? ¿Acaso era suyo? Miró, de reojo, su celda. Luego volvió a mirar a Alehyss.

—¿Pero es suyo o...?

Ignoro su risa y bajo también el tono para seguir hablando sobre el hipotético crío. Asiento ligeramente, aproximándome a los barrotes para que ninguna de mis palabras lleguen a oídos de la piscis, pegando mi frente cabeza al metal. No soy muy dada a cotillear por placer, pero una vez se empieza uno ha de ser discreto.

-Parece que sí... Y si te fijas, hay una gran mancha de sangre en su celda, así que me temo que no lo ha dado a luz muy lejos... Eso explicaría, además, el deplorable aspecto que tenía desde que llegué...

Suspiro. No es que Cassandra sea mi persona favorita del mundo, pero si ha parido en las mazmorras ha tenido que ser duro. Y la mancha del suelo no parece ir de la mano con la palabra higiene.

El chrysos, al igual que Alehyss, también se acercó a los barrotes. Tal vez aquello no fuese muy discreto, pero era mejor que si la piscis los escuchaba. Además, si en algún momento preguntaba, siempre podían inventarse algo y negar que estuviesen hablando de ella.

—Eso explica qué hace aquí un bebé y por qué lo busca—murmuró, de forma que tan sólo Alehyss pudiese escucharle. Frunció el ceño—. Aunque no entiendo cómo pudieron permitir, obligarla o el verbo que sea, a dar a luz aquí...

Esbozó una mueca. Bocanegra no le caía bien (de hecho, todo lo contrario), pero aquello no era agradable.

Suspiró. Tras unos segundos en silencio, añadió, de nuevo en un susurro:

—Pobre crío...

Asiento lentamente, tratando de que el movimiento solo sea perceptible para Lyam. En el peor de los casos, a esta distancia creerá que nos estamos besando, aunque dudo que Cassandra piense eso o, simplemente, le importe.

-Yo tampoco lo sé -susurro a Lyam-. Estuvo casi inmóvil desde que llegué. No la veía ni comer. Y el otro día al fin habló, y me dijo eso-. Me encojo de hombros-. Supongo que con el tiempo me enteraré de más.

No me gustan demasiado los niños, pero asiento a su comentario. No suelo preocuparme por la gente, y menos aún si es gente que me resulta más o menos indiferente, pero llega un punto en el que las cosas siguen pareciéndome monstruosas.
Además, aquí no hay mucho a lo que dedicarse.

El chrysos asintió. Sin duda, parecía que la piscis lo había pasado mal; era comprensible.

—Si ha hablado, imagino que se habrá recuperado anímicamente... Al menos un poco. —Alzó las cejas—. Digo yo. —Clavó sus ojos en los de la chrysos—. Lo que me pregunto es si será posible que recupere al crío...

Dibujó una mueca. Estando en una mazmorra, dudaba que alguien le diese al crío. Si estaba ahí, sería por algún motivo, y si quien había cogido al bebé se preocupaba un poco por él, dudaba que se lo devolviese. A fin de cuentas, en prisión sólo acababan aquellos que llevaban una mala vida, no quienes tenían una buena familia, un buen sueldo y una buena casa.

Recuerdo el momento en el que Cassandra comenzó a hablar. Fue muy extraño... Parecía como si se hubiese vuelto loca, gritando y balbuceando cosas para ella, y, de pronto, un nuevo tono, una mirada diferente, el comportamiento... Había sido sorprendente e inesperado. Desde luego, no lo califico para nada como normal.

-Dudo que recuperar al niño sea posible -murmuro, bajando especialmente la voz en esa parte. Es la que menos me interesa que escuche la piscis-. No sé qué hace ella aquí, pero supongo que, de todas formas, tiene derecho a saber qué fue del crío. No soy una defensora de las madres, ni nada semejante, pero me parece una tortura psicológica innecesaria.

A Analyn siempre le gustaron las amenazas, los chantajes y, en general, la tortura psicológica, además de la física. Yo, sin embargo, nunca disfruté viendo a la gente llorar y suplicar mientras destrozas su autoestima.

Asintió. Coincidía con lo que la chrysos decía. Recuperar al crío parecía difícil, sino imposible, pero al menos la piscis tenía derecho a saber dónde y cómo está.

—Coincido contigo... —murmuró. Luego, tras unos segundos en silencio, añadió—: Aunque imagino que el crío estará bien. Si está en Palacio, supongo que tendrá los cuidados que necesita. —Se encogió de hombros—. Dudo que alguien deje que le pase algo... A fin de cuentas, no deja de ser un crío.

A pesar de que le sorprendía que alguien hubiese permitido que Bocanegra diese a luz en una mazmorra, dudaba que se desentendiesen del crío. Más que nada porque era un bebé.

Chasqueó la lengua. Luego esbozó una pequeña sonrisa.

—Estamos marujeando... —murmuró, jocoso, clavando sus ojos en los de la chrysos.

Enarco ambas cejas con cierta sorpresa. No me esperaba que dijese algo como eso en un momento así, destrozando por completo el hilo de la conversación por una simple burla. Quizás para él sea solo marujeo, y es cierto que hay parte de ello, pero también es verdad que Cassandra me pidió ayuda y cualquier información que pueda conseguir, ya sea "marujeando" como él lo llama, o investigando, será bien recibida por ella. Y es una buena forma de mantener mis facultades mentales despiertas.

Chasqueo la lengua, desagradada, apartándome un poco de los barrotes, alejándome de ese modo del chrysos.

-En ese caso, te toca sacar a ti el tema de conversación -murmuro, altiva, alzando la barbilla.

El chrysos rió con suavidad al ver cómo la chica se alejaba, muy dignamente, de los barrotes.

—Oh, venga ya, vuelve —murmuró, sonriente, colando uno de los brazos por los barrotes, moviendo los dedos de esa mano—. Vuuelvee.

Ensanchó la sonrisa. Luego, todavía con el brazo dentro de la mazmorra, frunció levemente el ceño, pensativo, tratando de buscar algún tema de conversación.

—Así, en frío, no se me ocurre nada... —susurró, mirándola—. Deberíamos dejar que el tema de conversación salga solo.

Mascullo algo para mí, pero termino volviendo a apoyar la cabeza sobre los barrotes. Estoy harta de sentarme sin apoyo para la espalda. Tantos días aquí han hecho que me duela bastante. De esta forma, al menos, cuento con el apoyo de mi cabeza en los barrotes. De todos modos, me aseguro de mirarlo con desconfianza, como advirtiendo que si vuelve a insinuar algo como eso me apartaré de nuevo, y esta vez no me iré porque estoy encerrada, pero me aseguraré de marcharme al fondo.

-Como comprenderás, aquí no pasan muchas cosas, así que yo difícilmente podré extraer algún tema más de mi vida actual. ¿De verdad no sabes nada interesante que haya sucedido? ¿Ni siquiera por alguien del servicio?

Lo miro, en cierto modo expectante, como si esperase que recordase algo de pronto.

Lyam sonrió ampliamente cuando la chrysos volvió y recogió el brazo, sacándolo de la mazmorra. Clavó sus ojos en los de la chica, que lo miraba con desconfianza, y reprimió una risa. Le hacía gracia que, a pesar de que había vuelto a acercarse, lo mirase de aquella forma.

—No. No sé nada interesante. —Ensanchó la sonrisa—. Ni del servicio. Y a mí no me ha pasado nada interesante, así que tampoco soy un buen tema de conversación.

Se encogió de hombros. Luego, jocoso, añadió:

—Por Mithos, con lo interesantísimo que era yo antes.

Niego, no sé si como desaprobación a lo que me dice o para mí. Una especie de "no tienes remedio", supongo. Seguramente sea la mezcla de ambos gestos.

-Pues a ver cómo consigo la información desde aquí. Tendré que buscar la ayuda de otro -. Esbozo una sonrisa burlona-. Tú, mejor, quédate cocinando.

Río suave, para mí, una única vez, como si acabase de decir la cosa más ingeniosa de toda mi vida. Cosa que no es cierta. Puedo parecer muy seria, pero también sé decir cosas ingeniosas en momentos clave en los que la situación lo requiere.

-No tanto, no te creas -añado, alzando ambas cejas y apartando la mirada, arrogante, aunque no tarde en mirarlo de nuevo, relajando el gesto.

El chrysos rió.

—¿Eso significa que no quieres que vuelva? —La miró de reojo—. Porque si no quieres, yo, por mí, no vuelvo. Me quedo felizmente en "la cocina" y como si nada, eh.

Sonrió. Luego, al escuchar la risa casi muda de la chrysos, ensanchó la sonrisa. Y cuando la chica volvió a hablar, rió con suavidad y, dramático, se llevó una mano al pecho.

—Tus palabras me hieren, Alehyss, maldita sea, no me digas esas cosas. —La miró a los ojos—. O sea, que antes no era tan interesante y ahora no quieres que vuelva. Vale, vale, vale. Lo entiendo. Lo pillo. Gracias por tu sinceridad.

Esbozó una amplia sonrisa.

Asiento varias veces, cruzándome de brazos.

-Por fin te das cuenta. No quería ser yo la que lo dijese en voz alta. Pero ahora que tú mismo lo has sugerido...

Apoyo las manos un poco por detrás de mi cuerpo, inclinándome hacia atrás, acomodándome como puedo en el duro y frío suelo. Suspiro de forma bastante sentida. Uno no sabe lo que es no poder salir de un sitio hasta que le sucede. Parece mucho menos grave, mucho más llevadero, pero te privan de tu libertad y ni siquiera tienes privacidad. Si al menos pudiese masturbarme sin pensar que Cassandra puede estar mirándome...

Me paso una mano por los ojos, cansada.

-¿Duermes en el cuarto de los chicos?

El chrysos asintió.

—Está bien. Pues me voy.

Hizo ademán de levantarse, pero finalmente no se puso en pie. En su lugar, apoyó de nuevo la cabeza en uno de los barrotes y cerró los ojos.

—Pero mejor en un rato.

Suspiró. Lo cierto era que estaba algo cansado. A pesar de que no había hecho realmente nada, se había levantado temprano, al igual que ayer y anteayer (no sabía por qué, pero llevaba todo el mes despertándose a una hora muy temprana).

—Claro. —Miró a la chrysos y frunció levemente el ceño, confuso—. ¿Dónde esperas que duerma si no?

Me encojo de hombros, no sé qué esperaba, pero no puedo evitar echar un vistazo a la especie de cama en la que duermo. Las de las habitaciones nunca fueron gran cosa, pero al lado de esto no están nada mal.
Miro al chrysos de nuevo, de pronto, cayendo en la cuenta de algo.

-Tu ropa la están lavando los del servicio -le digo-. Te la devolverán en cuanto acaben. Gracias por dejármela.

Un baño ahora mismo... O un chocolate caliente...

¿Estarán bien ellos...? Quizás no tenga derecho a pensar siquiera en quejarme. Tengo que hablar con Madame. No puedo seguir esperando aquí metida. Tenemos un trato.

Asintió.

—De nada —murmuró. La miró—. Como ya dije, si necesitas algo, algo que alguien tan poco interesante y con tan poca información como yo pueda darte, pídelo.

Se pasó una mano por la cara, cansado. Luego suspiró y volvió a mirar a la chyrsos. Sonrió.

—Creo que me voy a ir yendo... —susurró. Ensanchó la sonrisa—. Me he despertado temprano y estoy algo cansado...

Esbozo una sonrisa y asiento suavemente. Por el mero hecho de aceptar así como así su ofrecimiento estoy siendo una auténtica zorra, pero hace tiempo que decidí que trataría de salir de aquí por todos los medios. No tengo intención de volver a hacer nada malo contra Lyam, pero si me puede servir de ayuda lo usaré.

-Gracias -repito, asintiendo y poniéndome en pie, acercándome a los barrotes. Me duelen las piernas de estar sentada-. Vuelve cuando te apetezca. No suelo estar ocupada.

Cansado... No hace nada, pero aún así está cansado. Supongo que es normal. Ahora mismo las cosas hacen que yo también tienda a estar cansada sin hacer nada. Supongo que su situación tendrá ciertas similitudes.

El chrysos reprimió un bostezo y se puso en pie. Luego, descaradamente, estiró los brazos y reprimió un nuevo bostezo. Suspiró.

—De nada. Otra vez. —Sonrió y miró a la chica—. Volveré. No tengo mucho que hacer. Pero que sepas, querida Lester, que eso que has dicho de que no era tan interesante me ha dolido enormemente. Me llevará días curarme de semejante comentario. —Ensanchó la sonrisa, dando a entender que no hablaba en serio—. Cuando lo supere, volveré.

Estiró nuevamente los brazos. Luego coló un brazo por los barrotes y, sin hacer mucha fuerza, apretó el hombro de la chrysos durante unos escasos segundos.

—Duerme bien. Y sueña con algo agradable que sea digno de ser recordado cuando te despiertes. —Sonrió—. Buenas noches.

Y dicho eso, abandonó las mazmorras.

*se va*

Fdr. "No hace nada, pero aún así está cansado"

HOWW RUDE. A LO MEJOR ESTÁ TRISTE Y CANSADO DEL MUNDO, AAAAAAAH, NADIE SE LO HA PLANTEADO, EEEEH.

Esbozo una sonrisa y lo veo marcharse. Una vez se ha ido, suspiro, borrándola. También estoy cansada, y eso que hoy he dormido más de lo esperado. Pero, pese a todo, parece que ese maldito cansancio no se va, como la frustración o la preocupación.
De todos modos, ver a Lyam me ha tranquilizado un poco. Supongo que me siento un poco mejor al pensar que no me odia. No arregla lo que le hice, pero diluye un poco mi sensación de culpabilidad. Al menos está vivo.

Camino hasta mi "cama" y me tumbo. Espero que Lyam tenga razón y el sueño de esta noche no sea tormentoso. Ya tengo bastante con mis problemas despierta. Y espero también que las noticias sobre los que están en Ventus vengan pronto, sean por quien sean... Madame, Massen... ¿Heylel?

Mierda.

*se queda indefinidamente*

Me encuentro, ya hastiada de tanta inactividad, haciendo varias flexiones. Nunca he sido muy fuerte, y levantar mi cuerpo me resulta sencillo, pero los brazos se me fatigan pronto, especialmente en estas circunstancias. Pese a todo, todavía lo soporto un buen rato, quizás animada a seguir por el simple aburrimiento. Un poco de ejercicio me despierta, aunque sea a estas horas.

Fera todavía no ha venido... Siendo como son de arbitrarios los líderes, quizás Massen no haya tenido la oportunidad de dar con ella. Supongo que, al final, aparecerá cuando quiera, aunque preferiría que fuese pronto. El asunto de Cassandra no es de mi incumbencia, pero ya que me he metido en ello tendré que acabarlo. Y si lo acabo pronto, no tendré que preocuparme más de eso.

Tras un buen número de repeticiones, aflojo un poco los brazos y me tumbo sobre el suelo, boca arriba, sobre una manta que hace que me sea menos incómodos. Comienzo entonces a hacer algunos abdominales. Esto me resulta mil veces más sencillo y fatiga menos. Seguir el ritmo, además, me ayuda a concentrarme y dejar de pensar.

Madame me ha informado de que vendrá pronto. Supongo que quiere decirme algo importante, o no me avisaría. Aparecería sin más, como hace siempre.

*se queda indefinidamente*

Gracias a las instrucciones de Ánor, Nille llegó a la celda sin complicaciones. Iba vestido para robar (de hecho, venía de hacerlo), con una capa totalmente negra y un calzado que no emitía ningún sonido. Eso añadido a su afición por dar sustos hizo que consiguiese plantarse delante de los barrotes sin que nadie se diese cuenta.

Haciendo ejercicio... Qué aburrida debe estar.

Se puso en paralelo y se puso ha hacer él también imitándola. Cuando ya tenía buen ritmo giró la cabeza y la miró.



—¿Y para qué dices que sirve esto? Si es para darme hambre, lo está consiguiendo.