Enfermería

Entro enbadurnado de sangre en la enfermería. Este niño está helado.
-EEh!! ¿hay alguien aquí? SOCORRO, necesito un médico.
Postro al pequeño en una de las camas y me veo: estoy asqueroso. Pero bueno: una vida está en juego y yo sy un noble caballeroso y eficientfe que tiene dinero de sobra para comprarse otro traje.
Salen dos enfremeras de una sala adyacente y se horrorizan. Me hechan del lugar diciendo que es un caso de máxima importancia y peligrosidad. Cualquier movimiento brusco podría terminar con su vida.
Las enfermeras cojen la camilla con el piscis y desaparecen con el por la misma puerta por donde entraron.

Me quito la ropa por completo excepto los calzoncillos y doblo lentamente mi camisa, los guantes, la chaqueta y los pantalones, y los dejo encima de otra camilla. Cojo una pluma y un papel que había ahí y comenzó a escribir.

Quiero esto limpio para dentro de 10 días. Me da igual que seas o no mi criado, ya que no se si al final accediste a la proposición de serlo o que lo sea Hewina. Si al final accedes a ser tu mi criado, una vez limpio, este será tu uniforme oficial, con el que vestirás siempre a partir de ahora. Has de ducharte todos los dias y verme peinado. (te lo digo a ti porque eres el guarro. A Hewina no hace falta que le diga nada si es ella quien acepta). Si no te recupreras en 10 días: cometerás una falta que acarreará un castigo severo.

Suspiro agotado. En el fondo no quiero que se muera tampoco... pero no lo veo yo con muchas fuerzas. Tengo los labios muy apretados y los puños cerrados.

-Joder. Ponte bien, chaval.

*se va*

Entré en la enfermería sin aliento y miré por todas partes, pero Alexander tenía razón... Silvanus no estaba allí.

Me tiré de rodillas en el suelo y continué llorando desconsoladamente, intentando no hacer ruido, ya que seguramente lo tendrían dentro y podrían estar en algún momento delicado.

"Por dios... que esté bien... que esté bien... por dios... que esté bien...", pensaba continuamente.

Entonces oí un pequeño gruñido, y alcé la vista, viendo el lugar del que provenía, que era una camilla con un montón de ropa y la bolsa de Silvanus.

"Tristán...", pensé mientras me incorporaba y me dirigía hacia la camilla.

Abrí la bolsa y lo vi, y él salió apresurado. Estaba muy asustado.

"Tristán... Tristán... tranquilo...", dije mientras lo abrazaba y lloraba. El continuaba haciendo pequeños gruñidos, pero se calmó un poco con mi abrazo.

Entonces ví el montón de ropa que había al lado de la bolsa. Estaba manchada de sangre, y encima había una nota. La leí... era de Alexander. Después la tiré con brusquedad encima del monte de ropa.

"Hasta en estos momentos es así... pero bueno... si lo ha salvado le debemos mucho...", pensé.

"Maldita sea...", pensé mientras lloraba sin control de nuevo.

Entonces me senté en una camilla con Tristán en brazos, y nos quedamos allí, esperando...


*se queda*

La enfermería estaba silenciosa ya que las horas no eran para menos y más en aquel lugar de reposo. El médico, en vela debido al seguimiento del muchacho piscis, hablaba pegado a la puerta de la enfermería a cobijo de la sombra de la única y pequeña lamparita de su escritorio que poco más alumbraba que la mesa y la silla.

Los susurros eran apenas inaudibles y solo se escuchaba de vez en cuanto la ronca y rasposa voz del pequeño médico.

-...Pocas señas ha dado... ... ... Por supuesto, claor que... ... ... No sé qué decirle, si es que... ... ... ¡No me venga diciendo esas cosas! ... ... ... ... Ya he utilizado... ... ... Mañana ya sería un día crítico... ... ... ... ¿cree que me import a mí eso? ... ... ... ... ... Ya se verá ... ...-

El médico se apartó de la puerta, dando por zanjada su conversación y se aproximó al joven apra medirle la temperatura y comprobar su estado con su precaria magia. Negó un par de veces con la cabeza y le inyectó el suero que llevaba días provando. Se sentó a esperar.

_______ _ _ _ ... -Eh?...- giré lentamente los ojos hacia la derecha y la izquierda.- ¿donde estoy?- dije con hilo de voz, casi inaudible, ya que llevaba mucho tiempo sin hablar y tenía las cuerdas bocales un poco atrofiadas.- ¿hola...?- noté entonces un dolor intenso en mi cabeza, me lodía muchísimo: era incleible, además, la tripa me escocía...

Después de un rato esperando, cuando ya el médico cabeceaba, el chico abrió los ojos balcuceando y él saltó de su silla para atenderle.

-¡Al fin algún progreso! Respira, chico, estate tranquilo. No temuevas demasiado y cuidado al respirar, tienes un orificio nasal lleno de algodón -.Comentó el médico, pues la noche en que había sido atendido de urgencia había estado perdiendo algo de líquido encefaloraquídeo.

El médico se dispuso a comprobar su estado y trató de hacer que despabilase un poco.

-Estarás aturdido y dolido en la cabeza. Un mal golpe es lo que tiene, ¡y menos mal! Maldita sea, por lo menos podía haberme ahorrao a mí... Bueno, no trates de incorporarte, ¿de acuerdo? Respira tranquilo, llevas tres días en coma y ahora tienes que tomartelo con mucha calma -.Indicó el doctor mientras daba vueltas de un lado a otro hasta llegar de nuevo a la camilla.

-Ahora mismo no puedo darte nada para aliviar el dolor porque te dormiría y es importante que trates de despejarte -.Indicó poniendo una labativa húmeda en su frente.

El médico respondió a mi llamada un poco sobresaltado y excitado. Entonces me quitó los algodones de la nariz... ni si quiera me había dado cuenta de que los tenia puestos...
-Vale, vale... dije con un susurro- estese tranquilo que aunque quisiera, no me iba a levantar- entonces esbocé un amago de sonrisa cansada

¿Un mal golpe? intenté recordar algo de lo ocurrido... pero en mi mente solo sonaba una y otra vez la canción que estaba tocando Barthemius... era bonita... pero entonces Aren le mandó parar... hablamos... pero no me acuerdo muy bien de qué... maldita sea... me dolía el cerebro... no quería pensar: ya pensaría en eso mas tarde
-¿En coma?¿tres días?¿está usted seguro?-dije con un hilito de voz ronco -jo... pero es que me duele mucho... muchisisisimo... ¿que me ha echo?¡¿ dije intentando levantar la mano hacia donde me venía el dolor, es decir: la cabeza.

El médico no podía hacer ya mucho más por el muchacho a parte de tratar de darle conversación.

-Normal que te duela, niño, te han dado un buen golpazo en la cabeza. Mal dado, aunque un golpe en la cabeza de por sí es malo de todas formas... -El médico se sentó en el taburete para hablar con el chico.

-Dime un poco, ¿de qué te acuerdas? o hasta cuando... o cómo estaría bien también. Si ves que estás demasiado molesto no te esfuerces -.

El médico se sentó a mi lado, para que le contase todo lo ocurrido.
-Pues a ver... hay un fragmento de canción que se me repite en la cabeza... quizás sea porque me gustó mucho, era algo asi: nananananana nananana ¿sabe? la tocaba Barthemius... creo... si. Era el... me habría gustado seguir escuchando... pero Aren estaba en la sala... y paró la canción... - suspiré unos momentos: Dolía- entonces... entonces... hablé con Aren... pero no se de qué... es que estuvimos hablando de temas variados sin importancia, mas que nada por charlar... pero no puedo decirte de que hablamos... hice una pregunta... y luego recuerdo un dolor, y luego otro dolor mas fuerte... en la sien... y luego nada... supongo... nada... hasta ahora.-paré de hablar por necesidad. estaba llorando por el dolor que me daba mover la mandíbula, pero quería hacer una última pregunta:
-¿U-u-sted cree que... que me golpeó Aren?...Quizás se me hubiera caido encima una lámpara o algo... y el me trajo asta aqui... es que no recuerdo bien,¿sabe?

El médico escuchó al muchacho con interés haciendo gestos para que se calmase cuando veía que estaba esforzándose demasiado. Con aquellos golpes no se jugaba.
El parvus había visto muchas cosas en su oficio y, como todo buen hombre sanitario, a todo debía de dársele menos importancia o dársela de forma exageradamente cómica para poder sobrevivir a las penurias del oficio. Pero el doctor no estaba de buen talante aquellos días con todo el agetreo. Negó varias veces, algo taciturno y cruzó los brazos.

-Fue el líder Darvenwish el que te golpeó, sí. Él mismo vino y me lo dijo al día siguiente de que llegases -.Le respondió el parvus, cansado de las tonterías de aquel lugar. -Es un maldito engorro soportarlo porque cuando le entran rabietas me llena la enfermería. Está loco -.Dijo con un bufido, como si hubiese estado bucándole solución a ese problema durante largo tiempo. -Pero a pesar de importarle un comino que la gente se quede inútil en el momento en que se desespera, luego es consciente de sus acciones -. Errst se sacó las gafas y las limpió con la bata. -Mañana y tarde vino Barthemius. Hasta hoy. Poco viene por aquí ese hombre, no le gusta y ni siquiera pasó dentro -. El médico se remangó y bajo de la silla de un salto.

-Trata de mantenerte un rato despierto -. Entonces se fijó en que la claritas que había estado junto al chico se estaba despertando. -Oh, mira, ella te ayudará. Lleva tres días ahí tirada esperando por un inútil como tú -. Entonces se puso a escribir en su mesa después de subirse de un saltito al taburete.

¿Que qué? ¿Aren se lo dijo? ¿hola? ¿Esto es Mithos o es otro mundo? ¿que diantres?... parecía que a Errst no le agradaba nada Aren... MENUDA NOVEDAD...
Jo... el pobre debió perder los nervios conmigo... joder... es que soy insoportable... debo aprender a controlar mis ganas de hablar... ¿Barthemius? mandó a Barthemius a ver como estaba? ¿Y LUEGO VINO EL EN PERSONA?no... no me lo creo... ¿por qué me cuesta tanto creer este comportamiento de Aren... si al fin y al cabo es como quiero que se comporte conmigo?... es extraño

-Oh! vale, intentaré estar despierto mucho tiempo. Gracias, señor. De verdad... gracias...- no iba a comentarle nada de mis impresiones sobre la reacción de Aren... al fin y al cabo: no le importaban. Entonces dijo que alguien llevaba tres días esperándome. giré la cabeza con esfuerzo y allí esta ella: mi morena. Sonrreí al verla, y pronuncié su nombre lo más alto que pude... que no fue mucho...
-Hewina...

Estaba durmiendo con Tristán, cuando la voz del médico me despertó.

Cuando me despejé pude ver a Silvanus en una camilla, y él pronunció mi nombre con un hilo de voz.

"Sil...", dije mientras salía de la camilla apresurada y me dirigía hacia él. Tenía muy mal aspecto.

"¿Como estás? ¿Te duele mucho?", le pregunté con preocupación y nerviosismo. Quería abrazarlo y achucharlo, pero si lo hacía le haría daño, así que simplemente le agarré suavemente una mano.

Hewina se acecó a mi con cara de preocupación... debía de estar horrible... ella me cogió la mano y me preguntó si me dolía mucho y si estaba bien.
-Pche... he salido de algunas peores... espera-dije poniendo mi dedo en mis labios- No. esta ha sido la peor de todas...HE SUPERADO MI PROPIO RECORD!- dije levantando mis manos de forma graciosa, pero notablemente cansada.- pero bueno, si... me duele bastante, ¿para que mentirte? asi podre quejarme todo lo que me de la gana jajaja. Ya sabes que los chicos somos unos quejicas.-hago una pausa.

-¿que? ni un besito me das? que poco me quieres, por favor...-dije con una sonrisa tremendamente cansada Ah! que se me olvidaba... ¿ya te ha... bueno... venido?- dije en un susurro.

Silvanus hablaba con optimismo y entusiasmo a pesar de todo, por lo que le sonreí, a pesar de seguir preocupada. Cuando me dijo lo del beso reí levemente y le besé suavemente en los labios, con cuidado de no hacerle daño, y después me preguntó si ya me había venido la regla.

"No... todavía no...", le dije volviendo a mostrar mi cara de preocupación. Entonces oí un gruñido de Tristán, y al girarme lo vi en la camilla en la que estábamos. Todavía no podía volar el pobre, y seguramente quería acercarse a Silvanus.

"Ay, Tristán... que me olvidé de ti", dije sonriente mientras me acercaba a él y lo cogía en brazos. Después volvi a ponerme junto a Silvanus, y posé a Tristán en su camilla. Entonces Tristán comenzó a larmerle una mejilla a Silvanus con desesperación.

Me reí, y dije: "pobrecillo. Estaba muy asustado cuando lo encontré..."

Ante su negativa, mi corazón se aceleró... no se si para bien o para mal... pero se aceleró.
Entonces los dos oímos un gruñido de Tristán y Hew se fue corriendo a cogerlo. Al volver, me lo puso en el regazo. El dragón estaba como loco de contento y comenzó a chuparme y a lamerme descontroladamente, llegando a los extremos de que tenía su barriga en mi boca.
-Ei!! Chaval! que no quiero saber a que sabes! jajajaja pobre.... que contento está...
Entonces Hewina lo retiró de mi cara, poniéndomelo otra vez en el regazo: ahora percía más tranquilo después de darme aquella calurosa bienvenida.

Di un sonoro suspiro.
-Ains... que vida esta... ¿verdad? he perdido tres días de mi vida sin darme ni cuenta... es extraño. pero bueno... Aren parece realmente arrepent...- me eché las manos a la boca y me quedé muy callado, viéndola a los ojos- ... maldita lengua loca que Mithos me dió, joder....

Lo miré con los ojos muy abiertos. Había mencionado a Aren... y por lo tanto confirmado mis sospechas.

"Fue él...", pensé mientras apretaba un puño.

Giré la cabeza y miré al lugar en el que estaba el médico, ya que no debíamos hablar de Aren delante suya, pero ya no estaba. Entonces volví a mirar a Silvanus, y le pregunté con expresión seria: "¿Por qué te ha hecho esto?"

-Ay... no me preguntes eso... no me acuerdo... llevo desde que me desperté estrujándome la cocorota pero no logro acordarme... espero que solo sea una amnesia transitoria... Hew...-hago una pausa- ¿y si me quedo tonto? es decir... más de lo que soy, vamos... jo... -me quedé viendo mis manos, las cuales estaban blancas y delgadas...

Entonces me quedé viendo el fuego de una antorcha...
-Hewina... ¿que es un cilindro?

"Parece que esta diciendo la verdad... pero... ¿y si es una excusa?", pensé después de que me dijese aquello. Entonces me preguntó qué es un cilindro. Lo miré extrañada, pero entonces recordé que el otro día había estado estudiando matemáticas en la biblioteca

"Oh... pues... un cilindro es una figura geométrica así... como un tubo", le dije, imitando la forma con los dedos.

"Vaya... pues debe ser verdad. Además, el miente muy mal...", pensé a seguir.

"Maldito seas... Aren Darvenwish", pensé enfurecida.

Atendí muy bien a la explicación de Hewina sobre como eran los cilindros... entonces me puse muy rojo y me giré MENUDA VERGÜENZA! con sus manos había reproducido una figura que recordaba a un baso de tubo... pero que mi sucia mente rápidamente ubicó en la entrepierna de mi agresor y amante.

-Bu-bueno...- dije dándome la vuelta- yo... yo creo que me voy a ir a dormir... lo siento amor... pero estoy muy ca-cansado... discúlpame... puedes arrastrar una de esas camas si quieres, y así dormiremos mas o menos juntos... joba... que ganas tengo de estar bien para poder abrazarte... te quiero...

*Se duerme*

A los quince segundos de cerrar los ojos, caí en un profundo sueño: en el volaban cilindros violetas... del tamaño de vasos de tubo y en el medio estaba Aren de espaldas... yo lo llamaba y el se giraba y corría hacia mi y me abrazaba y me decía que era lo más importante en su vida... una y otra vez... entonces uno de los cientos de cilindros golpeó su brazo y Aren se transformó en Hewina: ella me decía lo mismo que Aren, y de repente, todos los cilindros se transformaron en ¿ocarinas? Hewina estuvo un rato diciendome que me quería, pero, de nuevo, una ocarina-flotante chocó contra su espalda, volviendo a transformarse en Aren, al igual que todas las ocarinas se volvieron cilindros, entrando en un círculo vicioso infinito

Sinceramente: fue el mejor sueño de mi vida.

"Y yo a ti... descansa", le dije sonriente. Entonces le di un beso en la mejilla y lo dejé descansar.

Apagué las luces e hice caso a lo que me dijo, arrimé la cama de al lado a la suya con suavidad y me tumbé en ella con Tristán, pero a una distancia prudente, ya que si me quedaba dormida no quería aplastarlo y hacerle daño.

Observé a Silvanus mientras dormía durante mucho tiempo, y a veces incluso le acariciaba la cara y lo besaba suavemente. Había estado a punto de perderle, y sentía la necesidad de observarle y tocarle, para sentirlo... no quería separarme de él.

Tristán acabó quedándose dormido. Pero yo continué observándole, hasta que empezó a amanecer y me quedé dormida yo también.


*se duerme*

Estaba durmiendo profundamente, pero Tristán me despertó lamiéndome la cara y gruñiendo.

"Eh... para, paaaara, bichín", le dije con un hilo de voz mientras me reía. Entonces lo cogí y me incorporé, y vi a Silvanus, que seguía durmiendo.

"Bueno... debería aprovechar para hacer las tareas que Alexander le encargó a Sil... aún que no me apetezca.", pensé mientras me incorporaba y ponía a Tristán en una mesilla, y entonces empecé a hacer la cama mientras hacía un recuento de las cosas que tenía que hacer.

"Vamos a ver... tengo que lavar la ropa manchada de sangre... leerme el libro que me había mencionado Alexander el otro día en el claro... y..."

Entonces Tristán gruñó enfadado.

"Ah... también tengo que darle de comer a Tristán", pensé, y cuando terminé de hacer la cama lo cogí en brazos y lo calmé.
Después cogí la ropa de Alexander y abrí la bolsa de Silvanus, y busqué entre sus cosas el libro aquel de "Como entrenar a tu esclavo". Lo miré con mala cara y entonces me percaté de que dentro había un guante de cuero. Lo cogí, y apestaba a vino.

"Vino... ... cierto... debe ser el guante con el que le hizo el moratón en la cara, y el que le mando lavar después... tsk...", pensé enfadada, y lo puse encima de la ropa que tenía en brazos. Tristán, que estaba encima del montón de ropa, le gruñió al guante, ya que no le gustaba el olor del vino.

"Tranquilo... venga... ya nos vamos a comer", le dije acariciandolo. Después guardé el libro en mi bolsa, y me acerqué a Silvanus.

"Adiós Sil... volveré pronto", le dije en un susurro a pesar de estar dormido, y le besé suavemente en la mejilla. No quería irme de su lado, pero tenía que hacer esas tareas... al fin y al cabo el odioso ese le había salvado la vida, y además, con el médico por aquí Silvanus estaría bien.

Entonces me fui de allí con Tristán, y un par de horas después volví.

Silvanus seguía durmiendo, así que dejé la ropa en una mesa y me tumbé en la cama de al lado con Tristán, y comencé a leer el libro de "Como entrenar a tu esclavo". A medida que iba leyendo me enfurecia cada vez más... aquel libro atentaba contra todos mis principios, y para colmo había un montón de modificaciones que Alexander hizo para negar todos los derechos de los esclavos. Al terminar lo cerré con brusquedad y lo tiré al suelo de mala manera. Tenía ganas de destruirlo... pero me contuve. Ya arreglaría cuentas con ese odioso de Alexander.

Después comencé a meditar y a hacer cosas para entretenerme, y Silvanus estuvo durmiendo durante todo el día. Cuando llegó la noche empecé a preocuparme, pero no quería llegar a alarmarme... al fin y al cabo era normal que se sintiese débil y que durmiese.

"Bueno... si mañana no despierta avisaré al médico", pensé, y entonces apagué las luces y me tumbé en la cama, repitiendo el proceso de anoche... contemplar a Silvanus hasta quedarme dormida.

*se duerme*


FdR: joe, q raro se hace rolear un día entero en un post ._. XDDD

Me desperté de golpe y me incorporé. Hewina dormía a mi lado. Suspiré aliviado. Me recosté en la cama y dí un vistazo alrededor de la habitación: La había ropa cara doblada, limpia y seca, Ademas, el libro "Como entrenar a tu esclavo" estaba en el suelo. Intenté levantarme parda recogerlo, pero solo logré echar una pierna fuera... me dolía el corte en el vientre y no me dejaba moverme con libertad. Suspiré hacia arriba con desesperación: quería moverme.
Al final desistí y volví a meter el pie en la cama. Vi a Hewina y me quedé acariciando su carda durante todo el día: jo... era guapísima... ¿porqué me habrá elegido? yo simplemente le había insistido por que necesitaba olvidar a Aren... realmente habia sido un parche... pero ahora... no podría dejarla, porque ella me ofrece estabilidad y un futuro. Aren solo me promete sexo de vez en cuando... y algún que otro coma.

No... no la dejaría... a no ser que se produjese un cambio radical en el comportamiento de Aren... que yo realmente me creyera... pero eso no era factible... el se iba a casar y, aunque tuviésemos relaciones espontáneas: ambos tenemos a nuestras mujeres...no es muy ético, pero por lo menos a Hewina no le importaba: lo entendía. No se si Cynara opinará lo mismo...

*se queda despierto acariciando a Hewina*

FRD: post echo en clase de fisiología. (no estoy)

Estaba durmiendo plácidamente mientras sentía unas suaves caricias, pero acabe por despertarme. Abrí los ojos lentamente y vi a Silvanus, que era quien me acariciaba.

Le sonreí un poco ruborizada, y le dije: "Hola Sil..."

Después me puse una mano en la boca y bostecé, y mientras me estiraba le pregunté todavía sonriente: "¿Cómo te encuentras?"

-Hola, dormilona! jajaja ¿que tal? yo estoy bien -mentí: me dolía horrores la cabeza- ¿De quien es esa ropa? pregunté curioson.

Silvanus me preguntó por la ropa, así que le dije: "Ah... es la ropa que llevaba Alexander cuando te encontró. Y por lo visto, ahora es tu uniforme..."

Entonces me levanté y cogí la nota que Alexander había dejado, y se la di a Silvanus para que la leyese.

-¿Alexander?¿Alexander me trajo aqui? jo... es bueno en el fondo, ¿no crees?... jo... mira: me ha regalado su lujosa ropa... voy a ir echo un pincel... quizás me quede un poco grande, pero bueno...- la note decía que tenía que ir duchado y peinado... entre otras cosas... además tenía un tiempo para recuperarme.- jo, ¿la has lavado tu? que buena eres... te quiero mucho... Olle, ¿crees que ya me podré poner de pie?