Sala de baile

Estaba empezando a sentir que la situación me saturaba cuando escuché mi nombre y volví la vista, encontrando a mi hermana. Parecía en buen estado, aquello me hizo sentir alivio y esbozar una sonrisa. Enseguida atravése el espacio que nos separaba, colándome entre la gente. Y entonces palidecí un poco.

-¡Pris! ¿Qué estás bebiendo? ¡¿Es eso algún tipo de licor?!-. Miré al hombre que la acompañaba. El tal Rick Dehnel, entonces. Un nomble pretencioso pretendiendo sacar provecho de una jovencita con alcohol. Cómo no. La nobleza siempre haciendo lo que quería. Bien sabía que él se había encargado de comprar alcohol suficiente para emborrachar a todo el mundo, por lo que veía-. ¡¿Te parece remotamente lógico?! -pregunté, dando un par de golpes en su pecho con el índice, acusadora.

La entrada de Frikka y Curtis nos cortó la conversación durante un momento. Bueno, a nosotras y a toda la sala. Las miré un momento de reojo y me volví hacia las dos chrysos, antes de que a Frikka se le ocurriese la feliz idea de gritarme algo a mí en particular, o algo así. Alcé las cejas, examinando de nuevo la mousse con curiosidad.

─Anda, entonces cocinas ─. Además de alimentar peces─. Pues tiene una pinta fantástica, la voy a probar yo también.

Y, al igual que Anna, cogí una de las copas. Tenía que admitir que, desde luego, estaba de vicio. La chica sabía lo que hacía. Curtis se nos unió en aquel momento y le dediqué una pequeña sonrisa. Anna, por su parte, no parecía precisamente más tranquila por ver que la gente se lo estuviera pasando bien.

─Sí que está bueno esto, Krista. Felicidades ─. Desvié la mirada hacia los ventanales─. ¿Os apetece que salgamos un rato? Se ha quedado buena noche.

Aunque Curtis acababa de llegar y quizás no le apeteciese salir tan pronto. Yo, desde luego, prefería que me diese un poco el aire, y Anna parecía necesitarlo urgentemente.

Como invocada, la hermana de Priscilla entró en la sala. La miré cuando me la señaló, tratando de sacarles el parecido y de buscar en mi memoria si la recordaba, pero no tuve demasiado tiempo. Lejos de mezclarse con el ambiente festivo, su rostro pareció dibujar una mueca de ira mientras se dirigía a mí y comenzaba a acusarme de...

-¿Eh?-. Miré un momento a Priscilla, confuso-. Yo... Yo no le he dado nada -me excusé.

¿Importaba acaso? ¿Quizás tenía que haber prevenido aquello? ¿O que haber comprado más bebidas sin alcohol? En el mercado había visto unas nuevas bebidas azucaradas con aspecto curioso y había decidido no comprarlas, quizás...

-Está todo bien -rectifiqué, calmando el tono y esbozando una sonrisa que trataba de ser tranquilizadora-. Solo estamos charlando un rato. Estábamos hablando sobre vuestro padre. Soy Rick Dehnel, por cierto.

Ben sonreía de oreja a oreja, sintiendo que todavía se le iba el ritmo con la música y con muchas ganas de fiesta.

─A ver, es que entrar después de ti es fracaso asegurado ─coincidió─. Aunque tal y como vais vestidas de verdad que parecía que os hubieseis puesto de acuerdo. Ha quedado de maravilla.

Su sonrisa se volvió un tanto socarrona al cumplido de Fifi. La verdad era que ella no le había puesto tanto empeño como su amiga, pero también había querido darle un toque a la ocasión. Se dejó arrastrar hasta las mesas sin ofrecer resistencia, observando la fiesta con Fif. Les había quedado un panorama inmejorable.

Cuando Fif pregunto, Ben buscó en el bolsillo de su chaleco y le mostró discretamente un borde de la tableta que llevaba.

─Setillas ─explicó─. Que mejor las tomamos luego, creo yo, porque será porque no hay por dónde empezar. Pensaba ofrecerle a Valter, que siempre me pasa hierba cuando le pido y se ha molestado con el bizcocho.

Echó un vistazo general a las opciones de bebidas que tenía delante y luego otro a la sala antes de volver a hablar:

─No, a ver, algo un poco más fuerte que cerveza, que esta gente ya lleva un rato bebiendo y yo me he pasado la noche tocando.

Seleccionó una botella cercana a la de Fif, que despedía un olor más penetrante que la que había escogido su amiga, y se sirvió un vaso con dos hielos.

A Johan, realmente, le alegra que Kyoti lo pruebe. A fin de cuentas, lo ha llevado para compartir. Lo mira curioso, esperando un veredicto pero sin pedirlo. Que lleve ingredientes especiales no significa que no sea un bizcocho, a fin de cuentas, y piensa que le ha quedado decente, aunque no sea el mejor que ha hecho.

-Quizás cuando empiece a darte prefieras salir, aquí hay muchos estímulos. Si te encuentras mal o algo avísame, estoy acostumbrado y seguro que te puedo ayudar-. Mira alrededor-. Hasta entonces deberíamos mezclarnos un poco con la gente, yo apenas he hablado con nadie todavía. Creo que quiero bailar un poco también.

Y mejor hacerlo ahora, que aún puede mantener la atención. Al menos es lo que razona Johan.

Me decidí por una cerveza tostada y me serví una jarra. Tenía un olor más penetrante y un color bastante apetecible. Di un sorbo, encogiéndome de hombros a lo que Alehyss decía. No podía decir que me sintiese identificado con esa sensación suya. Cómo se notaba que la cerveza era buena.

Me apoyé en la mesa y seguí con la mirada la figura a la que Alehyss señalaba. ¿Cómo se llamaba? Me lo había dicho.

─Zaih'ra ─caí finalmente, asintiendo con suavidad─. He coincidido con ella alguna vez, pero no es muy habladora.

Mejor, realmente. Aunque me había dejado una impresión un tanto extraña. Miré alrededor, buscando a las otras. Krista hablaba con Anna en un grupo. Dehnel, que ya no estaba con Jun, hablaba con una cría a la que no recordaba haber visto. Y que, precisamente, llamó la atención de la recién llegada en seguida. Ya sabía un grupo al que prefería no acercarme.

─A la que no conozco es a la niña ─comenté.

Sonreí, divertida.

«Pues espero que si eso pasa luego me lo cuentes» pedí. «Prometo no revelar mis fuentes.»

Eché un vistazo al panorama, pensando en cómo responder a su pregunta. Al final, acabé por encogerme de hombros.

«Ninguno en particular» concluí. «Beber, charlar, probar el bizcocho de Johan, probablemente.» Que él me cayera mal no quería decir que le fuera a rechazar la oferta, a ver. «Debería saludar a Frikka, que no he hablado casi con ella desde que llegué y es quien ha montado todo este tinglado.»

Con ayuda, bueno, pero no engañábamos a nadie al admitir que Frikka era la mente principal detrás de aquellas maquinaciones. Y la principal interesada, probablemente, junto con Ben.

Aproveché un momento que miraban en nuestra dirección para saludarlas.

Pris ladeó la cabeza con una sonrisa, sin inmutarse ante la reacción de su hermana. Miró su copa, dio un sorbito y volvió a alzar la vista para sonreírle.

─¡Es champán! ─explicó con entusiasmo─. ¿Quieres un poco? Hay allí, en las mesas. ¡Cómo me alegra que hayas venido! ─Alzó una mano para tomarle la muñeca y hacerle retirar el dedo del pecho de Rick, que parecía un poco confuso─. Justo estábamos hablando de ti cuando has llegado. Rick conoce a papá, ¿sabes? Me ha hecho mucha ilusión encontrármelo. ¿Te acuerdas de que nos habían dicho que el heredero de los Dehnel estaba en Brontë?

Para evitar que volviera a encararse con él, le puso su copa en la mano.

─Ten, pruébalo, está riquísimo. Aunque bueno, si quieres algo distinto, hay variedad. Yo voy a buscar otra cosa.

Y, sin perder la sonrisa, se escabulló entre la multitud en dirección a las mesas, dejando allí a su hermana con su bebida.

Decidirte por un grupo concreto no quiere decir que puedas desatender tu papel como reina de la fiesta. Las atenciones que las chicas te dedican, los suspiros contenidos, la admiración en sus miradas deja de manifiesto que debes mantenerte a la altura de las expectativas. Dedicas a Anna una sonrisa de terciopelo, bajando la vista modestamente hacia tu brillante vestido.

─Gracias ─concedes─. Aunque tus diseños no son para menos. La próxima vez tengo que pedirte uno.

La chica que no conoces, Kris, también te dirige una mirada extasiada, y correspondes con una cálida y acogedora. Una recién llegada que, al verte, ha perdido el aliento.

─Encantada ─. Es como ella se siente al verte, su rostro lo refleja.

Lea, por su parte, parece que siente que necesita aire. Entiendes que, con tu presencia tan próxima, le fallen las fuerzas. Asientes a su propuesta.

─Claro, la luna está preciosa esta noche.

Es la aliada perfecta para realzar tu belleza.

Retales siempre sabe cómo adularme. Alzo el mentón con orgullo, recibiendo su comentario y apropiándome de él. Dijera lo que dijera Curtis, al final yo soy la estrella.

-Seguro que me vio comprando la ropa y decidió copiarme. Y hasta estaba esperando en el pasillo a que llegase, ya ves...

Alzo mucho las cejas al ver lo que me enseña. ¿Pero de dónde saca estas cosas? Le doy un pequeño golpe con el hombro, con una risa divertida. Aquí, corrompiendo a la buena de Frikka.

-Nunca he probado eso. Pero si me lo pones así, no voy a decirte que no. Me llevas por el mal camino, Retales. Yo antes era la niña buena de Brontë, y mírame. Anna me ha robado el puesto.

Doy un sorbo a mi bebida. Como aún no se ha empezado a derretir el hielo, está algo fuertecilla, pero es dulce, así que es soportable. Retales parece que tiene más valor que yo, pero a mí mientras me dejen ser no me voy a quejar. Beber para sufrir no es lo mío.

-Así que llevas toda la noche tocando-. Entorno los ojos-. Cuánta perversión.

Kyoti saborea un bocado, pensativo, consciente de que el mismísimo cocinero lo observa. Diría, de base, que es un bizcocho. Es esponjoso, dulce, aunque sin pasarse. Está bueno, realmente. Pero cuando el trozo lleva un momento en la boca nota otro sabor, algo parecido a la menta, aunque bastante más suave. Qué efecto más curioso.

─Es... está bueno ─declara, finalmente─. Está muy bueno. D-de verdad.

Casi le da un poco de pena tener que controlar bien cuánto come, porque por el propio gusto del postre le habría apetecido otro trozo, quizás. Pero prefiere hacer caso del criterio del experto, no vaya a tener un susto luego.

Se sonroja y mira alrededor, consciente de que quizás esté acaparando al chico. Después de todo, según ha llegado a dejar el postre lo ha acaparado en seguida.

─S-sí, es decir, perdona, no quería... O sea, si quieres ir a hablar... con alguien... O, eso, o bailar, o... ─No sabe muy bien cómo expresarlo, pero no quiere que se sienta obligado a hacerle compañía. A Kyoti le cuesta mezclarse, pero tampoco es cosa de arrastrar a nadie.

Champán. Claro, no era tan malo como licor, pero Pris lo dijo con tanta naturalidad que fruncí el ceño un poco. Luego llegó a apartarme del hombre al que estaba reprendiendo mientras él solamente se escudaba en su apellido para intentar quedar de bueno. quizás yo estaba reaccionando un poco mal...

Respiré hondo.

-Entonces... conoces a nuestro padre... -murmuré, mirándolo de reojo, sosteniendo de pronto la copa de mi hermana-. Lo cierto es que había oído hablar de que estabas aquí, sí. Por lo que he visto en los carteles, has comprado mucho alcohol.

Vaya una forma de lucir sus riquezas, por supuesto. Observé cómo mi hermana se alejaba y decidí no seguirla para no atosigarla más. Pero esperaba que no viniese con un licor fuerte a cambio de aquel champán.

Ben alzó las cejas. Vaya, eso sí que era un poco exagerado. No conocía mucho a Curtis, pero parecía una chica bastante particular. Aunque guapa también lo era un rato largo, las cosas claras y el chocolate espeso.

Volvió un momento la vista a Anna.

─Bueno, Fif, tienes que admitir que Anna es mucha competencia. Aunque yo creo que también tiene su puntito por explotar... Pero ahora no puedo ponerme con experimentos, que tengo que corromperte a ti. A ver, yo las traje porque ya que estamos de fiesta, pues guay, pero si tal vamos viendo cómo avanza la noche, tampoco te sientas obligada. Lo ideal para probarlas sería irnos un poco a los jardines o así, donde no haya mucha gente, que pueden dar algo de chungo ─elaboró─. Pero bueno, yo no sé tú, pero primero quiero probar el bizcocho de Valter.

El licor está bien bueno, por otra parte. Con el comentario de Fifi, esbozó una sonrisa de medio lado, apoyando la punta de la lengua en un colmillo y dedicándole una mirada pícara.

─Ya sabes que a mí me domina en seguida la fiebre de la noche, no lo puedo evitar.

Termino mi bebida en lo que, con Cierzo, observo el panorama general. En algún momento la mujer de la que hablábamos parece acercarse a Dehnel y a la cría y empieza a increpar algo al flamma. No me esfuerzo en ocultar una sonrisa. La niña parece ponerse de parte de Dehnel, pero luego se aleja y los deja solos. ¿Tendrá un nuevo lío de faldas? Busco a Lea con la mirada, distraídamente.

-Tampoco la conozco -coincido-. Aunque no me gustan demasiado los niños, y menos en un ambiente como este, así que me temo que no será hoy el día que me presente.

Aprovecho que he terminado la bebida para servirme algo distinto. No es que lo vaya a probar todo, pero hay que aprovechar la situación.

Muestro el ppulgar a Massen, con una sonrisa divertida.

<<Solo pido que hagas lo mismo. En estás fiestas siempre se cuecen rumores e historias dignas de contar. Podemos apostar algo>>. Miro alrededor, fijándome en todo el mundo. <<Por ejemlo, ¿qué crees que puede pasar? A ver si acertamos. Yo creo que alguien va a acabar... bailando sin demasiada ropa>>.

Donde yo pueda verlo. Si baila en otro sitio no sé si quiero verlo. Salvo que, bueno, esté bailando para mí. Aunque depende de quién. No querría que Rick Dehnel menease las caderas en la intimidad para mi disfrute, aunque sería todo un espectáculo.

<<Yo iré a saludar por ahí a alguien también>>, indico cuando dice que quiere mezclarse con la gente. <<Pero nos vamos viendo>>.

Johan deja ir una sonrisa conforme cuando Kyoti le da su veredicto. No es que la cocina sea su especialidad, pero hay cosas que, de hacer suficientes ves, controla bastante bien. Terminado ese asunto, puede ponerse con otras cosas.

-¿Tú te quedas? Si quieres bailar, vente -lo invita-. Pero si no nos vemos en un rato. Te echaré un ojo, no vaya a ser que te pegue mal.

Espera un momento a la respuesta del flamma, pero enseguida echa a andar a la zona de los músicos. No es el mejor bailarín, o quizás lo sea, pero en su estilo. Pero le gusta moverse al son de la música.

Alcé una ceja, algo sorprendido por sus palabras. No era que tuviera un aire muy maternal, precisamente, pero sí la había visto mucho con Massen Dew, que no dejaba de ser, a mis ojos, la otra niña. La niña clásica. Aunque quizás ya no era tan niña, bien pensado. La busqué un momento con la mirada y la encontré con Jun. No, seguía siendo bastante niña. Y, por lo que había podido ver, tenía bastante buena relación con Alehyss.

─No es que Brontë me tenga mucho aspecto de guardería, pero parece que les sienta bien a las criaturas como método educativo ─comenté, más un pensamiento en voz alta que otra cosa. Después de todo, aunque siguiesen siendo jóvenes, los que habían entrenado desde niños en Brontë se desenvolvían bien como guerreros─. Pero entiendo tu criterio.

Y, viendo la reacción de Zaih'ra, que había ido a encararse con Dehnel por la pequeña, por lo que me parecía entender de la escena, creía que era una decisión sabia. No era que Dehnel me importase demasiado, pero no me gustaría verme en su pellejo en aquel momento.

Parecía que Pris era capaz de calmar a su hermana mejor que yo, aunque aquello no me hizo sentir más tranquilo cuando nos dejó solos. Miré a la mujer, sin perder la sonrisa pese a todo. No dejaba de sentir que me estaba recriminando cosas mientras hablaba.

-Ya que puedo permitírmelo, pensé que era buena idea aportar dinero para que todos pudiesen divertirse. No todo el mundo aquí tiene los mismos recursos, pero al final estamos celebrando todos -expliqué-. Es, en cierto modo, una fiesta de bienvenida para vosotras también, así que espero que disfrutes.

No quería que se quedase con la sensación de que quería llevarme el protagonismo de aquello. Yo ni siquiera había sabido que iban a poner aquello en los carteles hasta que los vi.

-Tu hermana me habló de quiénes sois, y resulta que conocí a vuestro padre cuando era niño, en una reunión a la que acompañé al mío. Me suena haber visto a una niña, no sé si eras tú, fue hace mucho tiempo y eras muy pequeña-. Apuré la cerveza-. Yo también tengo una hermana pequeña, ¿sabes? Nadia, se llama.

Y vaya si es competencia. Juraría que por la tarde la vi medir los espacios entre los platos con un metro. No puedo estar segura, pero la cosa es que no me extrañaría tampoco.

-Pues vamos a por el bizcocho -le digo-. Además está Massen por la zona y quería ir a tocarle la moral un poco, que no la he molestado lo suficiente todavía. Por cierto, el que está con ella es Jun, ¿no? ¿Lo han regado o qué? Ese ya debe de tener pelos en el culo, creo yo.

Si era un pipiolo, y ahora está hasta guapo. Aunque negaré que lo he pensado si alguien me lo pregunta. Doy un nuevo trago a mi bebida y acabo tosiendo, riéndome, ante el comentario de retales. Le pongo una mano en la frente.

-Uy, sí, ya veo. Voy a tener que llevarte a la cama en algún momento, creo yo. Y luego seguimos con la fiesta los mayores.

Por un momento me tienta la idea de ir con estas chicas a los balcones. Seguro que se está genial. Y bueno, es incuestionable que la compañía sería maravillosa. Pero siento que aún acabo de llegar y no he hecho nada de fiesta. Necesito estar en el meollo, beber, bailar.

- Si no os molesta, yo por el momento me quedaré por aquí -les ofrezco una sonrisa conciliadora.- Quiero probar las cosas que hay de comer, y beber algo. Además acabo de llegar y tengo demasiada energía que quiero quemar en la pista de baile.

Les sonrío como para concluir mi intervención, esperando a ver si tienen algo en contra de que no las acompañe. Le tengo echado el ojo a la cerveza tostada, que me encanta y no es algo que me pueda permitir a menudo. Así que me dispongo a ir a por ella y luego a probar todos los canapés. Excepto los que he hecho yo, que esos ya sé cómo están.

Pris se movía por la sala bailoteando, aunque sin terminar de animarse a entregarse a la pista de baile. Había dejado a Rick con Zaih, pero esta, pese a haber venido a la fiesta, no parecía del mejor humor, así que prefería calmar los ánimos. Echó un vistazo a sus posibilidades, y al final se decidió por un licor de aspecto afrutado. Un chupito y volvía.

Pero, antes de ir, se acercó a por un par de vasitos de algo que parecía mousse. Qué pintaza.

Bailoteando de nuevo, encontró su camino de vuelta entre la gente hasta donde Zaih y Rick seguían hablando, aunque parecía que los ánimos se habían calmado un poco.

─¿Queréis mousse? No la he probado, pero fijaos qué buena pinta. Me ha parecido entender que la ha hecho Kris ─comentó, dejando un vasito cerca y atacando el otro que había traído.

Vaya, si lo llego a saber no habría dicho nada. No era que tuviera nada en contra de ir con Curtis, pero tampoco era que tuviese mucho en común con ella, que yo supiera. Sonreí, negando a la oferta de Anna.

─Estoy servida ─declaré.

Curtis tampoco quería nada de particular. Se había hecho con uno de los vasos de mousse de Krista, y parecía que, junto a su copa, era todo lo que pretendía llevarse.

Así pues, nos despedimos y nos fuimos las dos hasta los balcones.

*Se van*

Asentí, conforme. Un buen trato.

«Bueno, si vas a hacer apuestas a medias, para eso no digas nada» repliqué. «Que alguien acabe bailando ligero de ropa es esperable. Hay que concretar un poco más. Por ejemplo...»

Eché un vistazo alrededor, analizando el panorama, pensativa. Alcé las cejas al ver a Lea y Curtis alejarse a buscar intimidad tan pronto. Le di un codazo a Jun, señalando.

«Yo digo que ahí hay rollo» concluí.

Aunque, bien pensado, no creía que eso a Rick le hiciera demasiada gracia, bien pensado. Pero bueno, era un juego.

Me despedí de Jun, buscando adónde dirigirme a continuación. Pero no tuve que buscar mucho; Ben y Frikka venían hacia donde yo estaba. Les sonreí.

Siente calor en la cara cuando Johan lo invita a bailar. Tarda un momento en contestar, porque de verdad se lo está planteando. Mira a Johan, en general a la cara, pero siente que la vista se le desvía sin querer hacia abajo cada poco tiempo y que tiene que irla corrigiendo. Podría ir a bailar. ¿Por qué no iba a ir a bailar? Quizás porque solo de pensarlo se está poniendo nerviosísimo, señal de que es una idea terrible. Acaba por negar, sintiendo que debe de tener la cara tan roja que le estará echando humo, pero se esfuerza en mantener una sonrisa.

─Y-ya nos vemos... luego ─consigue responder, finalmente.

Después de despedirle se siente un poco decepcionado de su propia decisión y bastante perdido. Para disimularlo un poco, se da la vuelta y mira la mesa, buscando algo que pueda tomar. Que parezca que sabe lo que está haciendo. Acaba por tomar servirse un vaso de licor bien frío, aunque solo sea por tener las manos ocupadas.