Comedor

Después de pasar un buen rato preparándome, finalmente llegué al comedor, ligeramente nerviosa. Hacía mucho que no iba a una fiesta y, además, no había vuelto a hablar con Rick desde que discutimos, así que no tenía muy claro qué iba a hacer.

Al entrar en el lugar, observé con atención a los allí presentes, preguntándome si Rick estaría por ahí. Realmente quería hablar con él, disculparme por lo del otro día. Cuando finalmente lo vi, esbocé una sonrisa, pero no tardé en borrarla al ver cómo le acariciaba la cara a una chica. ¿Quién era ella? Confusa, me acerqué al flamma y a la parvus. 

—Hola...

Miré a Rick.

-AAAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ERRES UN GUERRERRO MUY BRRIBÓN -Digo llevándome las manos a la cadera, sonrojada y ya un poco borrachita, con el fin de imitar a mi tío de la mejor manera que puedo- ¡YO SOY NAGORR BRUMM EL MÁS GRRRRANDE ENTRE LOS GRRRANDES!- dijo para hacer una pausa y comenzar a derirme tan fuerte, que me tengo que llevar las manos a la barriga- PORRR ESO TENGO EL PELO RRRRRROSA, PARRRA CONJUNTAR CON TU HERRMOSO CORAZÓN - digo roja como un tomate, riéndome sin parar- Tíiiiiio, tú vas muy mal ajajaja- le digo saltando a sus brazos para mirar a su amigo rubio- Bua, Tu amigo está un poco borracho ¿eh? UN POCO BASTANTE. - Río de nuevo

Veo a la chica que acaba de aparecer y la escruto con superioridad- ¿Y esta quien es?-digo bebiendo de una jarra nueva.

Lyam sonrió, jocoso, y observó a Rick Dehnel. Definitivamente, sí que parecía poco sobrio. 

—¿Sólo un poco perjudicado? —preguntó, apartando la vista del flamma y de la parvus a la que le acariciaba la cara. Segundos después, volvió a apartar la mirada y saludó a Inger, la caeruleus, imitando a Heylel. Se preguntó, mientras movía la mano, quién sería el chrysos que se le había acercado, pero no tardó en suponer que sería Gerald. Alehyss, muy amablemente, lo había descrito, y aquel chrysos encajaba con la descripción que la chica le había dado. 

Cuando el aether volvió a hablarle, Lyam lo miró. 

—Eh... No, no ha venido conmigo —murmuró. Luego torció una sonrisa—. Hace un par de días que no hablamos, así que no sé muy bien si vendrá o no. Espero que sí, claro, pero a saber. —Se encogió de hombros—. Por lo demás, todo bien, normal... Perdona un momento.

Sin dejar de mirar al aether, se acercó al camarero más cercano y cogió una copa de algo ligero. No tenía pensado beber, pero casi todos estaban con algo y pensó que, si no tomaba nada, llamaría algo la atención. 

—¿Tú cómo estás? —preguntó, volviendo a acercarse al aether. Le dio un par de vueltas a la copa.

El rubio se fue dejándome con el jefe Brumm, que iba muy elegante con su pelo rosa y su rostro afeitado. No parecia tan viril, pero... ¿Quién era yo para juzgar al jefe Brumm?

-¡MI CORAZÓN NO ES RUOSA! -bramé, divertido. Bebí un largo sorbo de cerveza-. Esh verde y rojo a raaaallas... Riayas...

Una voz familiar resonó en el eco de mi cabeza y me volví. Lyam rubio estaba con Inger. Esbocé una ancha sonrisa al verla.

-¡Inger! ¡Qué bien verte! Veo que conocesh a... Lyanm -. Me reí. No era Lyanm, era solo Lyam-. Mira, aquí está el señor Brumm...


Abracé al líder con los ojos llorosos.

-¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, SEÑOR BRUMM!!

Fruncí el ceño. Tal y como decía la parvus, Rick estaba bastante ebrio. Suspiré. Podía haber esperado un poco o algo. Yo quería disculparme, pero estando él en ese estado, dudaba que sirviese de algo.

Al escuchar a Heylel, me volví y saludé al aether y al chrysos (el verdadero Lyam) con la mano, sonriente. Luego volví a mirar a la parvus. No sabía por qué me observaba así, pero no me gustaba. No obstante, yo era una señorita, así que no iba a empezar ningún tipo de discusión en una fiesta.

—Inger Nielsen... —mumruré. Luego miré a Rick—. Cuando termines, hablamos, ¿vale?

Le sonreí. Esperaba que no tardase mucho en hablar con la parvus, a la que confundía con el líder Brumm. Dicho esto, me volví hacia el chrysos. Esbocé una amplia sonrisa y me acerqué a él.

—Inger Nielsen. Un placer. —Ensanché la sonrisa—. ¿Llevas mucho por aquí...?

Entro en el comedor, oyendo el bullicio desde fuera. Me he vestido especialmente para la ocasión. El señor Brumm me ha conseguido una camisa blanca, un chaleco y unos pantalones de mi talla. Además, me han dejado una pajarita y yo me he encargado de peinarme un poco. La idea de estar en su cumpleaños, elegante, rodeado de guerreros... Magnífica...
Cuando entro, sin embargo, se me cae el alma a los pies. Esperaba algo más comedido, pero todos tienen vasos en las manos e interactúan de forma... Hasta hay un flamma enorme gritando... Y está Lyam... Y otro flamma, y Fier... Hay mucha gente...

Saludo tímidamente a Fier y a Lyam con la mano. No están ni Lluvia ni Massen Dew...

¿Y yo qué hago? Cojo algo de comer para disimular, yendo a un rincón a no molestar a nadie.

*se queda asustadillo XD*

"¿Qué le pasa a los piscis?" Pienso cuando aquel rarito se me queda mirando de un modo intranquilizador.
Le devuelvo la intensidad de la mirada y alzo una ceja al ver que no desiste.

Me está molestando, por lo que me acerco.
-Qué miras- no es una pregunta. Digo completamente disgustado con su comportamiento. 

FDR: mierdapost, lo ziento

Al escuchar su piropo, enrojecí levemente y esbocé una tímida sonrisa. Qué adulador. 

—Gracias... Tú... Tú también—murmuré. Luego me pasé una mano por el cuello y miré a Rick de reojo. Tal y como decía el chrysos, Rick no parecía estar demasiado bien. Suspiré. Sería una pena que estuviese así durante toda la fiesta. Esperaba que se le pasase o algo.

Volví a sonreír y miré de nuevo al chrysos.

—¡Me encantaría! —exclamé. Luego ensanché la sonrisa y, acompañada por él, nos dirigimos a una de las mesas. Cogí una copa. Después, volví a mirarle. Sonreí ampliamente. El chico era agradable.

—¿Y por qué eres tan esquivo...? —Lo miré—. Quiero decir... No pretendo ofenderte. Pareces simpático y, bueno, no sé. Pensé que conocerías a mucha gente o algo así... —Tomé un trago—. A mí se me da un poco mal lo de... Bueno, hablar con gente nueva y tal, pero tú no pareces tener esos problemas y, eh... Bueno... —Me encogí de hombros y curvé ligeramente los labios—. Olvídalo si quieres.

Cuando desplegó sus membranas de golpe, Errald apretó los puños y dió un paso hacia atrás. - Gilipollas- dijo enfurecido.
Tragó saliva. - Fuera de mi vista- dijo completamente a la defensiva, haciendo un gesto con la mano.- Largo, venga. Si no quieres hablar, a pastar.- dijo resuelto, con cierto temor en sus actos.

Había tenido algún que otro problema en los últimos días. Al parecer, mi contacto no se había enterado de que seguía habiendo movimiento en el palacio debido a la fiesta, por lo que me había citado aquella noche. Tras una acalorada discusión con nuestro intermediario, el aether del correo, había acabado por escabullirme. Necesitaba despejarme de todo aquel asunto, y necesitaba hacerlo cuanto antes. ¿Dónde se metía Follow cuando lo necesitaba? Tenía que hablar con él en seguida.

El jaleo general era audible a bastante distancia del comedor, lo que me hizo entender rápidamente que aquel era uno de los focos del cumpleaños. De pronto, a apenas unos pasos de la puerta, me paré en seco. ¡Me había olvidado el regalo! Tampoco llevaba puesto nada especial, y sabía que si Nagore lo veía me llevaría una soberana bronca. Incluso mis trenzas, que normalmente recogía en peinados de distinto estilo, caían ahora libremente, desparramándose por mi espalda sin orden ni concierto, como una melena. Suspiré. Era un poco tarde para pensar en ello.

Entré en el comedor y me quedé asombrada con la escena. Había más gente de la que recordaba haber visto allí nunca a un tiempo. Demasiada gente, quizá. Tanta, que no sabía a quién saludar o a quién acercarme. Me puse de puntillas, echando un vistazo general, y entonces lo localicé. Quizá la fiesta del líder parvus no era el mejor momento para hablar aquello, pero nada me aseguraba que fuera a tener más oportunidades. Así pues, avancé hacia él con decisión, ignorando todo lo que me rodeaba.

-¡Follow! ¡Te estaba buscando!

Me lo estoy pasando en grande. La gente es super divertida, aunque, como en todas las fiestas, hay gente más animada que otra. Por su parte, Rick es un amor y los minutos pasan a su lado como si tuvieran prisa.
Sin embargo, hay algo que me reconcome. 
Es su fiesta y, sin embargo, no está presente. ¿Qué demonios pasa aquí? Se supone que ya debería estar por aquí, bailando danzas populares al son de la música. 
Sin embargo... 
Nada.
Ya lo habían visto un par de personas, sin embargo él parecía invisible a mis ojos. Además... ¿por qué hacía como que no me conocía? Le dijo a Massen Dew que no tenía ninguna sobrina. 
Embustero.
Nagorr siempre va de bueno, pero en su interior... agh, idiota. 
Se supone que he venido expresamente aquí porque es urgente. Y, sin embargo parece importarle más bien poc...

Abro mucho los ojos y me llevo las manos al pecho. Me quedo estática unos segundos y entonces se cae de mi mano la jarra que sujeto, manchándome todo el vestido.
Comienzo a toser y a sentirme un poco mal. 
Cuando la tos remite, me disculpo a todos con una sonrisa- Tranquilos todos- digo con los brazos hacia arriba, sonriente- Aquí no ha pasado nada- Río- Me ha ido por mal camino. Aclaro. 

Un par de chicos del servicio acuden para recoger el estropicio- Nada, nada, tendré que irme a cambiar el vestido. - río- No puedo estar con estas pintas. Tranquilos, tengo un montón- río- de todas formas...- me acerco a una de las chicas del servicio- ¿Podrías acompañarme hasta las habitaciones?- le pregunto con una sonrisa.
-De acuerdo señorita- dice ella, cogiéndome sutilmente del brazo.
-Gracias- digo contenta.-Chicos, volveré enseguida~-canturreo contenta.

*se va*

Chiquis, me voy un rato con Nagore para estar con Errald >.<

Lyam alzó las cejas, sonriente. ¿Esperaba que fuesen juntos? ¿En serio? A saber qué pasaba por la cabeza del aether.

—¿Por qué esperabas que viniésemos juntos? —preguntó, jocoso. Luego sonrió ampliamente—. Alehyss Lester: la desaparecida. Seguro que tiene ganas de hablar contigo, ya verás. 

Realmente no tenía ni idea de si a la chrysos tenía ganas de hablar con Heylel o no, pero supuso que, si se llevaban bien, no le importaría ir a charlar con el aether. Le dio un par de vueltas a la copa y bebió un trago mientras escuchaba a Heylel. Parecía que estaba mucho mejor que la última vez que se habían encontrado. Eso era bueno. 

—Dudo que los líderes, si han permitido que se organizase una fiesta, estén observándonos, así que, sí, deberías relajarte. 

Sonrió ampliamente y tomó otro trago. Durante unos segundos, pensó en lo hipócrita que sonaba diciendo esas cosas, pues él, en teoría, seguía aguardando a que apareciese el líder caeruleus o el líder parvus para poder ir a hablar con este último. Suspiró. Cuando Heylel le preguntó si conocía al chiquillo, Lyam frunció levemente el ceño, confuso, y miró a su alrededor, buscando al misterioso muchacho. Cuando lo encontró, asintió. Con la mano, saludó al claritas.

—Se llama Jun. Lo he visto antes, pero tampoco puedo decir que lo conozca bien.

Sonrió.

Después de una tarde de estudio, casi había olvidado ya aquella fiesta, así que se extrañó mucho al oír tanto ruido cuando pasó cerca del comedor. Sin embargo, no tardó en entender la situación al ver el panorama. Grupos que hablaban, comida y mucho alcohol.

Se quedó un momento allí, sin llegar a entrar, contemplándolos con genuina curiosidad. Visto lo visto, los libros retrataban bien esta clase de eventos. Y, en conjunto, le producían una extraña sensación que no hubiera sabido definir.

Sin saber muy bien qué hacer, pero sin decidirse a irse ni atreverse a interrumpir ninguna conversación, entró en el comedor y se apoyó en la pared junto a la puerta, serio. Era hora de observar a los guerreros.

*Se queda*

FdR.: Hola, soy Corbin y soy un margi.

Veo entrar a Massen y esbozo una sonrisa, dando un paso hacia ella, pero parece que tiene temas que hablar con otros guerreros, por lo que suspiro y me pego de nuevo a la pared.
Una chica parvus se pone a toser. La miro curioso. Su voz, su raza... Me recuerda a "Nagore Brumm", la chica que hablaba con Massen cuando las espié... ¿Será ella?

Se mancha el vestido con cerveza, creo, y sale para cambiarse. ¿Por qué sigue aquí? Se supone que ella no es Nagore Brumm, si es que es ella, ya que Nagorr Brumm dijo no tener sobrinas, pero...

Suspiro y me acerco a la comida. Pico un poco, algo tímido.

Escuché con atención las palabras del chrysos, curiosa. Me preguntaba de qué ejército formaría parte. Suponía que sería del ejército chrysos, pero tal vez fuese militar de otro. Quién sabía.

—Bueno... Tal vez hoy no sea el momento indicado para hacer un juicio de valor, pero ya verás como no somos un ejército decepcionante —Lo miré, sonriente—. Ya verás.

Reí al escuchar su siguiente comentario y tomé otro trago. Luego observé al parvus que señalaba. No lo había visto nunca, así que no sabía ni su nombre ni nada, pero parecía alguien muy enfurruñado. Sonreí de nuevo y miré a Gerald.

—Tiene cara de mosqueo —aseguré, jocosa. Luego reí suavemente y le di una vuelta a la copa. Mientras la observaba, escuchaba lo que decía el chrysos.

—Bueno, llevo aquí casi dos años, así que conozco a bastante gente. —Me encogí de hombros—. Pero me cuesta hablar sin trabarme, en serio.

Tomé otro trago y sonreí. Después observé a mi alrededor. Había entrado más gente, alguna conocida y otra desconocida. Sin embargo, el único que llamó mi atención lo suficiente fue Corbin. ¡Corbin! Llevaba queriendo hablar con él desde el encuentro con los mercenarios.

Rápidamente, alcé el brazo que tenía libre y lo moví a ambos lados.

—¡Eh, Corbin! ¡Corbin, Corbin! ¡Ven!

Cuando el líder parvus se marchó me terminé la jarra y solté un grito, emocionado. ¡¡Qué sosez!! ¡¡Todos estaban hablando como si esto fuese una fiesta de hablar!!
Vi entrar a Corbin y esbocé una sonrisa. ¡¡Llevaba tanto sin verlo!! Le hice un gesto con la mano y luego tuve una idea. Iba a darle una buena historia no, lo siguiente: ¡una buena canción!

Me acerqué a los parvus que tocaban y me puse entre ellos. Les expliqué cómo quería la música y comencé a hablar.

-¡¡Atención a tUodos!! Os voy a ensegñar una canción que cantaban los hombres en los banquetes de mi gran señor padre. Se llama "El caballero de la espada ..." y algo no sé qué muas...

Tomé aire y, cuando me di cuenta, ya entonaba con hermosa y fuerte voz.


"UN CABALLERO CON ESPADAAAAA
EEEEES UN CABALLEROOOOO,
PERO LA ESPADA NO SE FORJAAAA
NI LA COMPRA EL DINEROOOOOOO.
LA ESPADA CRECE ENTRE LAS PIERNAAAAS
COOOMO SI FUESE UNA MONTAÑAAAA
Y NO IMPORTA SU ESTIRPEEEE
NI IMPORTA SU CALAÑAAAAAA


TODOS AQUELLOS CONOCEEEEEN
LAS ESPADAS POR SU USOOOOO
DÍCESE QUE NO ES BELICOSOOOO,
PERO QUE ES ALGO SUCIOOOOO.
NO ES UNA ARMA DE GUEEEERRAAA,
ES UN ARMA DEL AMOOOOOR...
¡SAQUEN TODOS SUS ESPADAS
PARA ESCUCHAR SU CLAMOOOOOOR!"

Follow se acercó al verme llegar, y correspondí a su saludo rápidamente.

-Djosseh -dije-. Tenemos que hablar. A ser posible en privado. Y cuanto antes.

Miré alrededor. Todo estaba lleno de gente. ¿Dónde podríamos hablar sin que nadie pusiera el oído? Sin más miramientos, lo tomé de la mano y tiré de él, pasando entre los grupos de gente, hacia un rincón que, por falta de cerveza y comida, había quedado un poco más desocupado.

Miré alrededor, nerviosa. Las voces y el jaleo general me cubrían, pero la presencia de gente también hacía más difícil ser discreto.