Comedor

Por un día que podía estar en el palacio, lo hice. Entré en el comedor, vestido con la ropa que Inger me había regalado. Lo cierto es que estaba algo arrepentido y esperaba encontrarla allí, pero no vi más que comida y bebida en abundancia, al jefe parvus y a parte del personal del palacio.

-¡Buenas noches, señor! -saludé animado-. ¡Feliz cumpleaños!

Intercambié algunas palabras con él. Amablemente, me ofreció una botella de licor y, despechado, la acepté. Luego me despedí a beber en solitario, sufriendo por la soledad sin mi amada.

*se va*

Después de varios días de tranquilidad, me han hecho saber que ¡hay fiesta en el Palacio! Llevo entusiasmado con la idea varios días y por fin ha llegado el momento. Me presento ante las puertas del comedor dando saltos de felicidad con mis mejores galas. ¡No todos los días es el cumple de un líder! 
- Afortunadamente- pienso-. Si cumplieran años todos los días, en un par de semanas seríamos comandados por viejos centenarios... ¡Menuda panda de guerreros! Aunque quizás eso significara que también nosotros envejeciéramos rápido. Qué horror, acabaría siendo más viejo que el viejo Tob, y mamá decía que él ya estaba allí cuando se fundó el pueblo...
Perdido en mis pensamientos, entro en la sala desconcertantemente vacía. Resoplo un tanto descontento. Se me antoja una fiesta muy aburrida... Hasta que veo la bebida.

-¡¡Cervezaaa!!- grito, mientras me abalanzo sobre una jarra.

Recibí la invitación correctamente, como la mayoría de habitantes del palacio, y hasta el momento había estado ilusionada con ello. No es que hubiese hecho exactamente planes con Cierzo, dado que aquel día que estuvimos toda la tarde juntos, no hablamos nada sobre el cumpleaños, pero... Digamos que me había hecho las ilusiones de acudir con él.

Sin embargo, no he logrado localizarle a tiempo, y he acabado vestida para mi hora, pero sin ganas de venir. Creo que he acabado acercándome al comedor sólo por ver si hay alguien conocido, y puedo distraerme un poco. No todos los días un líder presente cumple años, ¿no? No me he cambiado, por lo que al ver el comedor casi vacío, me siento un poco fuera de lugar con el vestido ligeramente ceñido y escotado.

Al único que conozco y veo es a Narbe, aquel chico al que ofrecí clases para enseñarle a leer, así que inspiro hondo y me acerco. Justo cuando quiero saludarle, reparo en la cerveza. Inmediatamente me hago con una gran jarra, que bebo más fácil que si fuera agua.

- Ahhhhh -. Se me escapa, como en casa, la cerveza está buena no, inmejorable-. Mithos. gente no, pero buen alcohol sí que hay...-. Reflexiono para mí misma.

Escucho la puerta abrirse, pero estoy muy ocupado dando cuenta de mi cerveza. Dioses, qué buena está. No recuerdo la última vez que la bebida que me sirven no sabe a meado de bismonte (que mi hermanita dirá que ella no lo puso ahí, pero vamos, que yo sepa mi bebida no acabó debajo del bicho aquel por su propio pie) y pienso disfrutarla.

Alzo la cabeza cuando la persona se acerca a mí. Se trata de la aether que conocí en la biblioteca, vestida elegantemente. Afortunadamente no soy el único que ha pensado que quizás la etiqueta fuera necesaria.

Alucino cuando coge una jarra y la vacía en un parpadeo. ¿Será alguna capacidad aether? ¿Sudan alcohol por las plumas? Se me escapa un silbido de admiración: no esperaba que una chica tan dulce y delicada pudiera beber como un caravanero cualquiera.

-Vaya. Eso ha sido bastante impresionante, chica. Qué buen saque tienes. 

Miro suspicaz sus alas, aunque ella justifique su capacidad de beber. Seguro que es un secreto de raza. Pueden beber tanto como quieran, como los animales del desierto, y almacenar el alcohol en las alas. Entonces las baten a tu lado y ¡chas! ya estás borracho. ¡Estoy seguro! Estoy a punto de exponer mi teoría cuando ella pregunta por la fiesta y mis dudas anatómicas pasan a un segundo plano.

- Yo también acabo de llegar- me encojo de hombros y pego otro trago, un poco más largo. Mi orgullo masculino se siente un tanto herido, tengo que ponerme a su nivel-. La verdad me da un poco de pena que esté esto tan vacío. Pobre señor líder viejo... ¡Bastante desgracia es envejecer como para tener que hacerlo tú solo! Pero bueno, mejor- vacío la jarra, no sin cierto esfuerzo, y alzo una nueva ante la aether- ¡a más bebida tocamos!

La miro incrédulo. 
-¿¡Cómo no le va a molestar cumplir años!? Eso se traduce en envejecer. Y cuando eres viejo estás más cerca de la... -bajo el tono de voz y deletreo lentamente- m-u-e-r-t-e. ¡Y eso es horrible!- finalizo, con un golpe de voz.

No puedo dejar de mirarla cómo termina una jarra tras otra. ¡Es una maldita aether! ¡Lee y pasa tiempo en la biblioteca! ¡No puede beber más que yo! Un fuego me empieza a crecer en el pecho, medio producto del orgullo herido, en parte por el efecto de la cerveza. No puedo permitir que esta chica me deje en ridículo con una jarra en la mano. No-puedo-permitirlo.

-¡Hagamos un concurso de beber!- el alcohol habla por mí. Durante medio segundo algo en mi cabeza me dice que no es buena idea, pero soy experto en ignorar esa voz estúpida. Y por si acaso se la ocurre volver a insistir, la ahogo con otro trago de cerveza.

Se me empiezan a encajar las palabras en la boca y no soy capaz de explicarme. 
- ¡No! Morir no es un problema. Morir está bien. El problema es...- miro al fondo del vaso, tratando de concentrarme pero me distraigo con los dibujos de la espuma de la cerveza- es morir siendo viejo. Eso no mola. Mueres. Y eres viejo. Y probablemente no haya ni sangre ni puedas devolver el golpe. Qué putada- cada palabra que digo la siento más vacía. ¿Qué mierdas le echan a esta cerveza? 

Creo que se ríe de mí cuando le propongo el concurso, pero no lo tengo muy claro. Al menos, no se niega en rotundo. Me apetece un poco de adrenalina, ahora que noto que el cuerpo embotado por la cerveza. ¡Una competición es lo que necesito!

-Pero tiene que haber premio. Si no hay premio no hay concurso. Y no me voy a caer. Me quedo aquí de pie- asiento con decisión. Sí, de pie estoy bien. Aunque empiezo a creer sentir cómo me fluye la sangre por las venas.

Coloca las jarras y de nuevo algo me avisa de que no es buena idea. Dudo que yo pudiera ordenarlas siquiera estando sobrio, menos ahora. Si ella las puede mover con tanta elegancia, es que está mejor que yo. Que no intente engañarme con cuentas de cuántas jarras llevamos. Ella es una aether, tiene sus alas-mágicas-de-la-borrachera-plumífera.

- Sí, sí, pero yo no tengo plumas- mascullo, un tanto enfurruñado. Echo un ojo y veo muchas cervezas. Más de diez. Muchas más que diez. Guau. ¿Tanto pensará beber? Cuando algo dentro de mí se asusta y piensa en recular, el asunto de mi ego interviene, recordándome que ella pertenece al sexo débil y es rubia y delicada. Y yo lanzo fuego. Eso tiene que subir puntos de dureza o algo.

- Como premio podemos poner... podemos poner...- necesito el estímulo de algo que ganar para poder dar lo mejor de mí, pero me estoy quedando en blanco. ¿Qué solíamos apostar mis amigos y yo en Ignis, de críos? Me ruborizo de solo pensarlo. No puedo proponer eso a una dama-. ¡El que pierda tiene que dar un beso al bismonte de Rick!- ni me planteo que pueda no conocerlo. Es la clase de hombre que se da a conocer con mucha facilidad.

FdR: Estoy pensando que somos un par de bordes y no hemos ni felicitado al cumpleañero. Pobre él xD

Me despierto con un repentino ronquido, escuchando voces. En algún momento debí haberme quedado dormido. Por Mithos...

Me fijo en la joven y el chico flamma que están bebiendo como auténticos guerreros y doy un sorbo a mi jarra.

-Buenos días, señorres. Esperro que os guste la cerrveza, que es de la mejorr rrregión que conozco -. Me llevo una mano a la barba y bostezo. Cojo una botella de licor-. Yo crreo que me voy a irr a rrefrrrescarr un poco.

Intercambio un par de palabras más con ellos, presentándome y dejando que hagan lo propio y luego salgo del comedor. Todavía puedo andar en línea recta.

*se va*

FdR- Seguid a lo vuestro u.u

Spoiler:

Corro con mi primer vestido por todo el Palacio, completamente contenta y entusiasmada: es perfecto. 
Me he decidido por el violeta. He tenido que hacerle un par de ajustes y me he pinchado un poco al coserlo, pero bueno: ahora está fantástico. 

Llego al comedor y veo a Fier y a Narbe. Están muy guapos- HOLAAAAAAAA- digo corriendo entusiasmada hacia ellos y abrazándolos a ambos al mismo tiempo.- ¡Awww! ¡Cuanta comida! -chillo alzando los brazos, y acercándome a una mesa para darle un buen mordisco a uno de los suculentos platos que allí había. 
Saludo a la gente del servicio efusivamente y me acerco de nuevo a Narbe y a Fier- chicos, chicos, ¿venís a bailar?- digo arrastrando a ambos de las muñecas hacia la improvisada pista de baile.
-Por cierto no habéis visto a Nagorr todavía, ¿verdad?




FDR: Disculapd los colores xDU

Entró al fin en el comedor. 
No se puso ropas muy especiales.
Sin embargo, frunció al ceño al ver que ciertas personas sí que se habían arreglado un poco más de lo habitual.
No conocía a nadie.
Errald vino al palacio para cumplir misiones y cometidos. No a ejercer de relaciones públicas ni a hacer amigos.
Se acercó un poco.
Miró.
Chasqueó la lengua y volvió a retroceder, ya que justo en la mesa a la que se dirigía, se acababan de sentar un par de chicos, por lo que con la vista buscó algún sitio poco concurrido (cerca de unas cortinas de un gran ventanal del fondo) para ponerse a escuchar la música tranquilamente.

*se queda*

Como todos, yo también había recibido la invitación para la fiesta del líder parvus. La idea en sí no me hizo demasiada gracia al principio (¿por qué teníamos que hacer una fiesta? Demasiados problemas teníamos ya como para hacer celebraciones por algo tan trivial como un cumpleaños), pero, después de que Svend me convenciese de que aquello podía ser bueno para el ambiente de Palacio, decidí que iría. Al menos un rato. 

Vestida con un traje, aparecí en el comedor. Pese a la música y la comida, no había demasiada gente; apenas un par de alumnos a los que no conocía. Fruncí el ceño. ¿Quiénes serían? Una parte de mí quiso acercarse a preguntar quién demonios eran, pero la ignoré. Si aquella fiesta iba a ser una distracción para todos, también lo sería para mí. 

Saludé a los alumnos con un gesto, cogí una jarra de cerveza y me senté en una mesa, lejos de ellos. Luego comencé a beber.

*se queda*

fdr. blues parece un chico xD Un BELLO Y HERMOSO CHICO.

Abrí las puertas de par en par. Estaba despeinado, con la camisa semidesabrochada, aunque limpia, el pelo revuelto y la botella vacía en la mano. Había muchas personas allí. Personas y comida.

-¡¡AER DÓNDE ESTÁ ESA SERMESA!! -bramé, acercándome a las mesas y cogiendo una jarra de la que bebí un largo trago. Me acerqué entonces a un chrysos rubio y le estreché la mano-. Rinh Derckel, un palcer... Estás muy cambiado, Lyan. Pareses muás al... Atlo...

Luego me dirigí a la mesa de nuevo y me puse a comer patatas. ¡Qué hambre!

*se queda piripi perdío*

Un hombre me sobresalta y le veo. Me asusto en un principio al verle los ojos. Luego suspiro y me llevo las manos al corazón, suspirando con pasión y pestañeando mucho.- A-a-ahora mismo- digo sonrojada como un pimiento. 
Hacía mucho que ningún chico me entraba de aquella manera tan cortés y noto cierto rubor, por lo que, temblorosa, cojo una enorme jarra de cerveza y me la bebo de golpe una vez que el chico  rubio ha dado un par de pasos, sin embargo, antes de que le pueda si quiera ofrecer mi mano para que me saque a bailar, un hombre... EL HOMBRE abre las puertas de par en par y, completamente borracho se dirige hacia nosotros, en concreto al rubiales. 

Yo, sin ningún reparo, dejo la jarra vacía en cualquier lado y engancho a aquellos dos del brazo, uno de cada lado para sentirme la reina de la noche.
-¡Chicos chicos!- digo hinchando los carrillos para que ambos me den un beso en cada mejilla, para luego presentarme.- Soy Nagore, Nagore Brumm, sobrina de Nagorr- digo sin desengancharme ni un minuto de sus abrazos.

Nagore: Hoy follas.

Me acerco a la  puerta, algo cortado. Me da algo de vergüenza presentarme con esta ropa en medio de todo. Me da vergüenza entrar a la fiesta y probar lo que hay y me da vergüenza estar solo haciendo todo eso. Si estuviera con Gabrielle nada de esto estaría pasando, pero no está y yo estoy entre nervioso e ilusionado. Ay...
Con la cara roja, me ajusto la chaqueta negra, tomo aire y entro en el comedor. Ya hay bastante gente, aunque poca que conozca bien. Rick, como mucho... Nagore, que no sé si me odia y algunas personas más. Uf...


Sin embargo, Nagore se acerca y agarra a Rick y otro chico rubio, dejándome solo. Ay, que mal...


FdR: Heylel de pingüino o something like that XD

Tras plantearse qué hacer, Lyam decidió que podía esperar un rato en el comedor: no sabía cuánto tiempo iba a estar el señor Brumm ocupado, y no le apetecía dar vueltas sin sentido por todo el lugar. Además, la otra opción (esperar pacientemente en los jardines) se le antojaba algo difícil de explicar si alguien lo veía.

Al llegar a la entrada del comedor, observó el interior del lugar, fijándose en la gente que había. Había personas a las que no conocía, pero era capaz de ponerle nombre a la mayoría de ellos. Se preguntó, mientras contemplaba el lugar, si más adelante habría más gente. 

Después de unos largos segundos, en los que pensó que su intento por parecer medianamente elegante había fracasado, se animó y entró en el comedor. Luego, tras volver a observar todo el lugar, se acercó a Heylel, que estaba solo. 

—Hola... —dijo, sonriente.

Heylel se acercó a mí con una copa en la mano. Le di una suave palmadita en la espalda, animado. Luego, con dulce voz, le pregunté qué tal estaba.

-¡¡¡HOMBRIE, HEYLIEL!!! ¡¡¿QUÉ HACES AQUÍ?!! Qué alegrrría verte JAJAJAJA. Mira... ¿No ves al Lyan ese muy atlo? Se ha vuelto a tieñir y le quie AJAJAJA. Está muy varonil.

Me llevé la cerveza de nuevo a los labios. La chica que estaba cerca de Lyam, a la que no había visto antes porque iba algo borrachillo, se acercó a mí y me arrastró lejos de mi amigo junto con Lyam.

-¡¿CÓMO QUE ERES NAGORR BRRRRRRUMMMM?! ¿Así eres afietado, tonses? Te queda muuuuuuuuuuuuuuuuuu... Suave... -dije, acariciando la cara al líder parvus.

Miró con rabia al Chrysos en cuanto hizo acto de presencia, sin embargo, cuando le saludó, alzó su copa y con media sonrisa desafiante, brindó al aire por él, para luego, volver a dirigir su vista a la inmensidad de los distintos páramos que se podían ver desde aquel enorme ventanal.
La comida estaba rica y el ambiente era agradable, por lo que inconscientemente, se había contagiado de un cierto buen humor poco habitual en él y, por qué no decirlo, la cerveza parvus también había ayudado, pese a que desde hace algún tiempo, era bastante habitual de aquella bebida con aquella capacidad maravillosa para emborrachar rápidamente.

Suspiró y vió a su alrededor. Por lo que pudo entender, Gerald tenía bastantes amigos. Era un tipo con mucha labia, por lo que no le impresionó lo más mínimo. Por su parte, a él siempre le había costado bastante sino mucho entablar una conversación.

Vio a la gente que había, pero ninguna le llenaba lo suficiente. Vio a un piscis a lo lejos y se quedó sin quitarle el ojo de encima ni una milésima de segundo, con ojos asesinos y el labio alzado.