Comedor

Voy a comentar cualquier cosa cuando Silvanus apunta cambiar de tema pero entonces me enseña su tatuaje y me sorprendo un poco.

- Vaya... No pensé que fueras de los que se hacen de esos... -Comento con una sonrisa. -Casi parece que vaya a comerte una pierna -.Bromeo.

entonces me levanto apartando mi plato de delante.

- Bueno, no me hagas caso, no te queda taaan mal -.Le digo aun riendo. -En fin, tipo duro, creo que me iré a dormir por hoy. Ya te veré por ahí -.Comento antes de despedirme con una mano y salir del comedor.

*Se va*

-No me va a comer nada- dije poniéndome rojo como un pimiento.- Es... es muy... muy... sexy- dije en voz baja, casi para mí.- a mi me gusta mucho...

Entonces me llamó "tipo duro" y no pude reprimir una sonrisa- calla, tonto... dije bajándome la camiseta.

Entonces se despidió y se fue.

Me quedé solo para continuar con mis gachas... pero ya estaban frías así que decidí irme con ganas de darme una ducha y ponerme mi pijamita de invierno... (~.~)


*Se va*

Llegué al comedor con un dolor de barriga, habían pasado varios días sin comer mucho, y sentía una sensación extraña, no sabía si lo que tenía era hambre u otra cosa.
Rodeé alguna que otra mesa, observando la comida que se encontraba sobre ellas, hasta que decidí sentarme en una silla, situada en una esquina de la mesa elegida.

Acerqué mi mano hacia la bandeja que se hallaba en frente mía, y tras palpar varios frutos me decidí por una manzana de color rojizo. La dirigí hacia mi cara y cuando estaba en frente de mis ojos la detuve mientras la observaba, dándole vueltas en todas las direcciones posibles.
Tras varios segundos de cavilación, decidí darle un muerdo, saboreando y disfrutando del dulce sabor que desprendía dentro de mi boca.
Volví a colocar la manzana en frente de mis ojos, y tras otros segundos de cavilación, le di el segundo muerdo.

*Me quedo*

Entro al comedor para cenar algo y pido al camarero que me sirva algo de arros. Voy a sentarme en una de las mesas cuando veo a la parvus que me había encontrado en el observatorio hace ya bastante tiempo. Elektra creo recordar. Un nombre así de curioso no se me olvida.

Parece algo cortada en una esquina del comedor con lo que decido acercarme a ella.

-Hola, Elektra, ¿no? No sé si me recuerdas. Soy Heylel, nos vimos un día en el observatorio -.Le comento sin más. Espero a ver qué me dice sin sentarme no vaya a ser que se sienta molesta.

Iba a morder por tercera vez mi manzana cuando una voz sonó a mis espaldas. No me resultaba familiar. Me giré, y entonces vi a quien me había hablado; era Heylel, un chico aether que ya me había encontrado hace tiempo en el observatorio. Le dirigí una sonrisa y apoyando mi mano en la silla de al lado le ofrecí asiento.

- Muy buenas noches, me alegra volver a verle - saludé con alegría, hacía muchísimo tiempo que no intercambiase palabra con nadie -. Me alegra y halaga saber que se acuerda de mi nombre, aún habiendo pasado varios meses.

Esperé a que se sentase a mi lado, aprovechando para asestarle el tercer muerdo a la manzana.

Sonrio a Elektra y me alegro de que me recuerde.

-Si no te importa... -Comento tomando asiento. -Van a traerme la cena en breve -.Le informo amablemente.

-Bueno, el placer es compartido. Y, por favor, si no es de mucha importancia, preferiría que me trataras de tú. No hace falta un trato tan cordial -. Le comento mientras sonrío. -¿Qué tal por el palacio? Es cierto que no nos hemos encontrado desde entonces. Este lugar es tan enorme... -Explico para que se anime a conversar.

FdR: Síii... lugar enoorme ¬o¬

La formalidad parecía molestar a Heylel, así que intenté responder a su pregunta con un poco más de confianza, a pesar de que no hubiese entre nosotros dos.

- La verdad es que sí que es bastante grande - repetí como se solía hacer en las conversaciones con gente de poca confianza -. Además estos últimos mese he estado casi todo el tiempo fuera, entrenando y tomando el aire fresco. La verdad es que no me agrada mucho estar en sitios cerrados, para ser sincera, esta es la primera vez que me quedo a comer en el comedor en vez de ir a comer por ahí afuera.

Entonces sentí un cólico en la barriga, que reprimí completamente para que el aether no se pudiese dar cuenta, no quería incomodarlo o hacer que se preocupase por mí, o más bien fingir preocupación, que es lo que se suele hacer con los desconocidos.

Le pegué varios muerdos más a la manzana, ya casi estaba terminada, por era pequeña.

- ¿Y tú qué has hecho durante estos meses en el palacio? - Pregunté tratando de ser cordial con la única persona del palacio con la que había intercambiado palabra, a parte de algún que otro jefe.

Escucho a Elektra con curiosidad. ¿No le agrada estar en sitio cerrados? Supongo que viviría en otro lugar o... No sé. Me resulta casi como si a mí me desagradasen las alturas pero, quien sabe, no conozco Hummus...

-Vaya. Yo sí que suelo venir aquí. Este sitio ya se me hace bastante acogedor -.Comento sonriente. El chico del servicio viene y me trae mi cena con lo que se lo agradezco antes de que se vaya.

-¿Tú no quieres nada? -Le pregunto antes de comenzar a comer, por educación. entonces Elektra pregunta por lo que he estado haciendo estos meses.

-Bueno, no demasiado. Entrenar, hablar con los chicos y, bueno, sobre todo pasear. Ah y ,por supuesto, escribir cartas -.Comento con entusiasmo.

Hice un gesto con la mano cordialmente para negar el ofrecimiento del amable aether Heylel, acompañándolo con una sonrisa para no parecer maleducada. Entonces fue cuando comento con entusiasmo que había escrito muchas cartas, probablemente a su familia en Ventus, si es que vivía allí.

- ¿Ah, sí? Y, si no es mucho preguntar... ¿A quién le envías esas cartas? - Pregunté aún sonriente. Me estaba metiendo quizás un poco en su vida, pero esa parecía la única forma de empezar a llevarse mejor con las personas.

Le di dos mordiscos más a mi manzana ya estaba prácticamente acabada, pero aún podría aprovecharla un poco más, como solía obligarme mi madre cuando era más pequeña.

Asiento ante la negativa de Elektra y comienzo a comer. Entonces ella pregunta a quiéne scribo y sonrio.

-Pues le escribo a mi mujer que está en Ventus. No ha podido venir al palacio con lo que la mantengo informada en todo momento -.Le digo antes de seguir comiendo y bebiendo.

-¿Tú no te escribes con nadie? -Me atrevo a preguntar.

Tras responderme que le escribía a su mujer contándole todo lo que pasaba en el castillo no pude evitar que se dibujase en mi cara la primera sonrisa realmente verdadera, totalmente espontánea, que no podría haber evitado aunque quisiese. Pero entonces me preguntó a mi si escribía a alguien, y la sonrisa decayó ligeramente.

- La verdad es que sólo he enviado una carta a mi familia desde que vine al Palacio, pero saben de sobra que les quiero mucho - respondí un poco decepcionada conmigo misma al compararme con Heylel.

Entonces acabé por completo la mazana, y la dejé a un lado de la mesa, tratando de que no se ensuciase con el jugo de la misma, y para que después pudiese llevármela y tirarla por el campo para que pudiese servir como abono a un árbol o planta.

- Me parece muy tierno que le escribas casi todos los días cartas a tu mujer - comenté volviendo a reavivar la sonrisa -. Es una mujer con suerte.

Miré al suelo durante unos segundos y poco después volví a alzar la vista, mirando a Heylel a los ojos.

- Y dices que entrenas con regularidad, así que debes de ser un buen... ¿espadachín? - Añadí, en vez de quedarme callada, como solía hacer, para hacer la conversación un poco más dinámica

-Eso está bien. Siempre es importante decir a la familia que se está bien -Comento mientras sigo a lo mio.

Entonces Elektra comenta sobre mi mujer y su fortuna y yo empiezo a emocionarme. Hacía tiempo que no hablaba de Gabrielle porque a la gente que conocía ya le había contado las cosas.

-Bueno, yo sí que soy un hombre con suerte por tenerla. Ella quizá hubiese tenido más suerte si hubiera encontrado a un flamma grandote, sexy y rico o algo similar -.Bromeo. Aunque realmente no es del todo broma. Jo, claro que Gabrielle se sentía afortunada de tenerme a su lado, ¿no? ¡Yo la quiero como ningún otro podrá quererla!

Elektra cambia de tema y yo agradezco ser sacado de mis indagaciones personales.

-No, no espadachín. Yo uso tonfas. Son más manejables y menos peligrosas de usar -.Comento sonriente. -¿Tú?

Volví a sonreír al escuchar los comentarios que Heylel hacía referentes a su mujer, el amor siempre fue algo que me emocionó mucho, quizás por eso nunca había sido capaz de llegar hasta tal punto con un hombre.

Heylel utilizaba como armas algo llamado tonfas. No tenía ni idea de que existiese tal arma, pero por el comentario que hizo -que eran manejables y poco peligrosas- pensé que quizás se trataría de un arma aether.

- Bueno, mi arma es quizás más peligrosa - respondí con tono ligeramente jocoso, tratando de evitar cualquier entendimiento burlesco o divertido -. Utilizo a Jaogín. Bueno, así es como lo llamo, es un tridente.

Entonces, antes de que se pudiese crear un silencio de esos que hacen mucho daño, decidí hacer otro comentario, sin desviarme del tema de conversación del todo.

- ¿Te has apuntado en el torneo de lucha para celebrar el nuevo año? - Pregunté realmente interesada en saber la respuesta, sería interesante verlo luchar con sus "tonfas".

La miro con interés mientras acabo mi comida.

-Vaya, un tridente... Curioso, ¿pero no resulta muy pesado? Aunque, bueno, supongo que irá con tu forma de luchar -.Le digo. Lo cierto es que estoy tan habituado a combate rápido y ligero que se me hace raro pensar en armas pesadas.

Pregunta por el torneo y asiento, apartando mi plato.

-Sí, me he anotado. Quiero probar a ver qué soy capaz de hacer contra los que estamos -.Indico satisfecho.

Como de costumbre, me limité a sonreír hacia las palabras del aether.

- La verdad es que yo tampoco estoy muy segura de la habilidad y destreza de los del palacio, aunque mi finalidad en el torneo era conseguir un nuevo tridente - comenté algo avergonzada al hacerme ver como una persona sin espíritu de lucha -. No sé aquí, pero en Humus comparados con otras armas son muy caros.

Entonces observé que ya había terminado su plato de comida.

- ¿Te apetece ir a dar una vuelta por ahí y seguimos conversando? - Pregunté ofreciéndole salir afuera, el ambiente del comedor me estaba poniendo un poco enferma.

Escucho como Elektra comenta acerca de su finalidad en el torneo.

-Cierto, el premio es un arma -Me encojo de hombros. -Sí, estaría bien ganarla. Ningún tipo de arma resulta barata, aunque no es mi principal interés -Indico.

Elektra propone salir fuera y, como había dicho que no le agradaban los espacios cerrados, asiento.


-Claro, así bajaré esto antes de irme a dormir -.Comento amigable antes de levantarme.

FdR: Lleveseloos ~~

Sonreí y asentí ante la respuesta de Heylel.

- ¡En marcha! - Exclamé por primera vez en toda la noche, la verdad es que estaba deseosa por salir de aquel sitio.

Entonces vino uno de los camareros a recoger el plato de Heylel y de paso los restos de mi manzana. Nosotros le dimos las gracias y nos levantamos de nuestras sillas.

Poco después nos dirigimos a la puerta y abandonamos la sala.

*Salimos*

Tenía lago de hambre y estaba algo nerviosa por le Torneo, por lo que decidí ir a tomar algo al comedor.

El camarero me trajo un poco de Arroz con verduras y me quedé tomándolo.


*se queda*

Entré en el comedor con largos y enérgicos pasos, abriendo la puerta de un increíble empujón mediante el uso de mis fornidos brazos de noble y entrenado caballero flamma.

- ¡¡¡TENGO UN HAMBRE QUE ME MUERO!!! ¡¡TRAEDME CARNE!!- exclamé animadamente para dar a conocer mis deseos.

Mientras unos chicos se ponían a ello, observé que había otra chrysos en una mesa y me acerqué amigable. Tras un día más de ejercicio me apetecía charlar un rato, aunque fuera con alguien del servicio.

- ¡Buenas noches!- saludé.

Un hombre como dios manda entró en el comedor berreando. Sonreí: era como mi difunto marido.

Se sentó a mi lado.

-Buenas chavalote- dije tendiendole una mano amiga para estrecharsela- Adela Ungilde- dije dandole una palmada en la espalda.- por fín un joven como tiene que ser- dije riendo.

Sonreí. Me estrechó la mano como un guerrero, así que correspondí a su gesto. Me había convencido de que no era del servicio solo con esa acción. Además, tenía las manos duras y fuertes. Si fuera, quizá, diez años más joven...

- Rick Dehnel. ¡Un placer, hermosa dama!

Sonreí más anchamente. Aunque no fuera mi tipo, un halago no ofendía a nadie que no fuera tan puta como Lester, así que estaría bien.

- Venía a repostar energía -le expliqué, tan amable como siempre.

Por cierto... A ver si esa comida llegaba ya o me comería a la chrysos.

-Jajajaja rio ante su afirmación- Lo fui en mis tiempos he de reconocer jajaja

-¿Energía? tu? si pareces un volcán en erupción muchacho!- dime una cosa- ¿de donde sacaste estos brazos, Rick?- digo fijándome en ellos, ya que son los ñunicos decentes que he visto en mucho tiempo.

Reí. Al menos era simpática. Mejor eso que ajada y pesada.

- ¡No es para tanto, en serio! ¡Simplemente he estado entrenando y todavía vengo con los ánimos subidos!

La miré. Para ser chrysos no parecía nada puta. Lester debería aprender de ella. ¡¡Vaya que sí!!

Cuando habló de mis brazos tuve que sonreír con orgullo.

- Verá... Yo siempre he creído que un guerrero debe mantener su cuerpo en forma para reaccionar en cualquier momento y... ¡¡Eso llevo haciendo muchos años!! Tengo una espada, sí, pero mi verdadera arma soy yo. ¡¡No me pillarán desprevenido!!

En ese mismo instante un muchacho trajo una fuente llena de costillas y sonreí. Me la puso delante y se fue.

- Puede coger lo que quiera. Un guerrero comparte su comida con sus compañeros.

Alabado sea Mithos! por fin un hombre como los de antes: fuerte, guapo, gracioso, carismático y sobre todo: buen comedor.

-Pues no te voy a hacer un feo si me ofreces, Rick!- dije atacando a un trozo de carne.

-Sabes? me apetece ver de que son capaces esos brazos- digo poniéndome un posición y remangando mi derecha.


-Venga, termina eso y te reto a un pulso.- dije con risas- que hay que tonificar antes del Torneo!

¡¡Por Mithos!! ¡¡Aquella sí era una mujer!! ¡¡Luchaba, comía bien, nada de modales de princesita e iba a participar en el torneo!! ¡¡Como me dijera que era viuda y se sentía sola iba a tener un problema!! Aunque era algo mayor para mi gusto y eso me permitía relajarme un poco. Además, estaba en palacio para defender muchas cosas, no poer sexo.

Terminé un trozo de carne, limpié la diestra al pantalón y sonreí jocoso.

- No voy a ponérselo fácil por ser una anciana, que lo sepa. Parece usted capaz de humillarme si lo hago, así que lo daré todo.

Estreché su mano y me preparé. ¡Iba a ver de lo que era capaz un Dehnel!