Comedor

Todo estaba lleno de gente, de ruidosa gente. Guerreros chillando, guerreros riendo, guerreros vociferando, guerreros borrachos. Fruncí el ceño. Todo lleno de guerreros y ni un solo líder. ¿Dónde demonios se habían venido? Yo me había dignado a aparecer para charlar con alguno de ellos, pero ni tan siquiera el anfitrión de aquel bullicio estaba presente.

Apreté la mandíbula. Lo único bueno que tenía aquello era que podía observar a la gente. Reconocí a Massen Dew, al aether Heylel, al problemático flamma y a la problemática chrysos. Del resto no sabía nada, pero el otro piscis me llamó la atención. ¿Quién sería? Esperaba que fuese alguien digno.

Finalmente, el señor Brumm se dignó a aparecer. Arqué las cejas, observándole con curiosidad, y, cuando se acercó a mí, fruncí el ceño de nuevo.

—Creo que nunca nos hemos cruzado en un día festivo, señor. Es más, creo que nunca ha habido días festivos aquí.

Tomé un nuevo sorbo de la cerveza. Al menos la bebida estaba buena.

Una chica de servicio apareció mientras bebía. Parecía histérica. Confusa, la observé y, cuando se acercó al líder parvus lo miré a él. ¿Qué pasaba?

—¿Qué ocurre? —inquirí, seria.

Otro flamma se une a Rick para alabar sus cánticos. Es el flamma desconocido. Aunque ahora, tras descubrir sus gustos musicales, no tengo tan claro querer conocerlo. He tenido mala suerte con los flammas pelirrojos en este lugar.

-¿Disfrazado? -. Lo cierto es que podría haber venido mejor, pero Heylel es agradable independientemente de lo que se vista-. No me hagas decir nada con respecto a eso, que estás casado, Heylel.

Esbozo una sonrisa divertida. Luego, cuando Heylel lo menciona, echo una rápida ojeada a Lyam. No me apetece en absoluto hablar con él ahora, porque tendría que ignorar lo que pasó la última vez o comenzar con explicaciones, pero decir que no sin más al aether...

-Supongo que es una opción, aunque quería saludar a un par de personas más antes, si no tienes inconveniente.

Sorbo nuevamente mi copa, pensativa. Al fin y al cabo, no estoy mintiendo

Una chica del servicio aparece, gritando, haciendo que el bullicio descienda un instante. La miro con un brillo de intriga en los ojos.

El otro flamma que no era yo se acercó a aplaudirme y gritarme. Animado, me acerqué a él.

-¿La idea essh que tú también cuantes saes?

Le di unas palmaditas en el hombro, alegre. Estaba bien tener allí al chico aquel, Nietche. Era un hombre agradable. Me preguntaba si ya habría hablado con Niebla, como le creía haber dicho.

-Vamossh a por unash sermesas...

Lo tomé por el hombro para acercarme a por dos jarras para mí. Una chica entró gritando. Alcé el puño varias veces, echando parte de la cerveza por fuera, animado, gritando a la muchacha.

-¡¡Corre!! ¡¡Corre!! -. Di un codazo a mi amigo Nirber-. A suaer qué lan hecho -murmuré, pícaro.

Refresqué mi garganta con la espumosa y luego solté un suspiro de placer. Vaya maravilla.

Lyam, mientras esperaba a que Heylel volviese, seguía planteándose si se iba o se quedaba. Realmente, estar solo, observando a la gente, con los gritos de Rick Dehnel y Narbe de fondo no era una idea muy alentadora. Además, pensó, tal vez pudiese explicarle a Heylel por qué se había ido sin quedar muy borde. ¿Por qué no? Se suponía que sabía mentir, seguro que aquello no le costaría. 

Por suerte para él, antes de decidirse, el líder parvus apareció en el comedor. Lyam alzó mucho las cejas y lo observó. Luego esbozó una amplia sonrisa. Ahora que lo había encontrado, sólo tenía que acercarse y hablar con él. Que hubiese tanta gente no le agradaba demasiado, más que nada por si a alguien le parecía raro, pero supuso que, con todo aquel ruido y jolgorio, nadie se fijaría en él. Además, pensó, siempre podía decir que le estaba felicitando por su cumpleaños. 

Sonriente, se acercó al líder parvus, dispuesto a hablar con él. Sin embargo, antes de que pudiese llamarle, una histérica mujer lo empujó. Lyam frunció levemente el ceño, confuso, y observó a la recién llegada. ¿Qué demonios le había pasado? 

Ladeó la cabeza. Luego le dedicó una mirada a Alehyss, que parecía que también lo estaba mirando. Se preguntaba qué opinaría la chrysos al respecto. 

Frunció el ceño y, rápidamente, apartó la mirada. Luego observó a la mujer. ¿Qué pasaba?

Río con ganas.

-¡Oh, venga, Blues! ¡¿A que viene tanta serriedad?! No pongas esa carra, que es una fiesta. Hay que sonrreírr. Es lo que pedí al soplarr las velas. Que sonrrrierras. ¡¡Y no sabes lo difícil que fue apagarr cuarrenta y nueve velas de una vez AJAJAJAJA.

La repentina aparición de la chica que grita me hace ponerme tenso. Es como si de pronto todo el alcohol ingerido hubiese bajado de mi cabeza. Susurra a mi oido y luego se desmaya. La cojo con facilidad antes de que toque el suelo.

-Los fantasmas no existen... -murmuro para mí. Lanzo una mirada a Blues-. Ahorra vuelvo. Vigila que no pase nada malo, perro ante todo que se divierrtan.

Luego hablo para todos.

-¡¡Crreo que una joven ha bebido demasiado!! La llevarré a la enferrmerría, y esperro que no sea la última AJAJAJA.

Cargando con la chica, salgo del comedor.

*se va*

Negué varias veces con la cabeza, haciendo efusivos gestos.

-Ah, no -rechacé-. De eso nada. Iré yo sola. Lo único que te pido es que estés un poco pendiente, ¿entiendes? Es solo eso. Del resto me ocupo yo. Es solo una... medida de seguridad. Realmente, llegaré en cuanto termine sin el menor inconveniente. Solo es por si acaso...

Me interrumpí al sentir que se había parado la música, y vi a una mujer del servicio caminando hacia en líder parvus. Sacudí la cabeza. No importaba qué estaba pasando, yo tenía que dejar claro aquel asunto.

-Follow, no tienes que acompañarme. No va a ser peligroso. Es solo un pequeño asunto personal. Nada importante. Tan solo hazme ese favor.

Me molestaba que me pusiera pegas. Al fin y al cabo, había recurrido a él porque esperaba que no se preocupara demasiado al respecto...

Corbin se encogió de hombros.

-No tiene importancia -repuso-. Se supone que, como ejército, debemos salir adelante. Si alguno necesita ayuda, es lógico que sus compañeros intervengan. Todo por el objetivo común. Es lo que haría cualquiera.

Se quedó observando con cierto recelo la copa que la chica le tendía. ¿Se ofendería si rechazaba su ofrecimiento? Miró a Inger y de nuevo la copa. ¿Por qué iba a tomar nada? Aquello solo conseguiría embotar sus sentidos. Era absurdo.

Pese a ello, por algún motivo, se sintió mal rechazándola y acabó por cogerla. La miró un momento fijamente, con evidente desconfianza.

-No sé si es buena idea...

Al momento, se giró al escuchar un grito, y tras una extraña escena, el líder parvus acabó por llevarse a una joven desmayada. Corbin entrecerró los ojos y se volvió hacia Inger.

-Esto -señaló su copa con un gesto de cabeza- es lo que provoca esas cosas...

Miré al parvus, seria. Luego curvé ligeramente los labios, todavía ceñuda, y parpadeé.

—Sonrío.

Suspiré. No había ninguna norma que dijese que debía sonreír en las fiestas, así que no tenía por qué hacerlo. No obstante, esperaba que se tomase aquel gesto como un buen regalo de cumpleaños. Yo no sonreía así porque sí.

El líder parvus murmuró algo sobre los fantasmas, y yo fruncí el ceño.  ¿Fantasmas? ¿El problema de la muchacha eran los fantasmas?

—¿Qué está pasando, Nagorr?

Sin embargo, el parvus no sólo no me dio una respuesta, sino que se fue, cargando con la muchacha, dejándome sola con todo ese grupo de bestias ruidosas. Apreté la mandíbula. ¿Cómo se atrevía a dejarme a mí sin una explicación, como si fuese una guerrera más? Era lamentable.

Con seriedad, me puse en pie y observé a los presentes. Pese a todo, obedecía al parvus. Ya me las pagaría más tarde.

—Ya lo habéis oído. Divertíos. —Miré a los presentes uno a uno—. Divertíos.

Y pobre del que no hiciese caso a mi orden.

Ante la enorme negativa de Massen Dew me la quedo mirando durante un momento. No tengo muy claro qué pensar, pero llevarle la contraria no llevará a nada.

Miro hacia el nuevo ruido cuando la música se detiene y la mujer grita, luego miro como el líder parvus se la lleva. Curioso. Vuelvo a mirar a Massen Dew y, finalmente, asiento y pongo una mano en su hombro.

—Vuelve pronto, Massen Dew —Le digo, de nuevo con mi gesto neutro. Igualmente, si algún día la veo salir del palacio en dirección al pueblo la seguiré.

La aparición de esa chica la verdad es que me asusta un poco... La gente que grita preocupada suele gritar preocupada por cosas malas o peligrosas, y más si hablan al oído de alguien poderoso. ¿Le estará pidiendo ayuda? ¿No estarán atacando? ¡¿Vendrán de nuevo a por mí?! Oh, Mithos...
Me siento palidecer enseguida, preocupado, y comienzo a andar por el recinto, esquivando personas, preocupado. Caminar sin rumbo me calma un poco y me ayuda a pensar.

Supongo que Nagorr Brumm no dejará que nada malo pase...

Al final, Follow pareció aceptar lo que le decía, y solté un suspiro de alivio. Creí que sería más fácil, pero en cualquier caso estaba hecho.

-No te preocupes -respondí, quitándole importancia con un gesto-. En realidad, le doy demasiadas vueltas. Al final ni siquiera llegarás a notar que me he ido. Al fin y al cabo, no es más que un recadillo.

Me tranquilizaba haberle avisado. Ahora me sentía más segura a la hora de aceptar la invitación de aquella mujer y conocerla por fin. Se lo diría al cartero la próxima vez que lo viera.

Sonreí a Follow con cierta timidez. Una vez zanjado aquel tema, no sabía muy bien qué decirle.

-Hacía mucho que no te veía -comenté, por decir algo. Un comentario muy obvio y algo estúpido, por otra parte...

Me pasé una mano por la nuca.

—Pero aún así... Siento no haber podido hacer nada... —murmuré. Luego lo miré y me encogí de hombros—. Y, bueno... Muchas gracias, Corbin.

Le sonreí. Realmente agradecía su intervención. Si no hubiese aparecido, a saber qué hubiese pasado. De alguna forma, me sentía en una especie de deuda con él. Aunque no sabía cómo saldarla.

Cuando cogió la copa, ensanché la sonrisa. Y, cuando la miró con esa especie de desconfianza, como si nunca hubiese visto una, reí.

—Si bebes con moderación, eso —Con la cabeza, señalé el lugar donde había ocurrido la extraña escena— no pasa. —Sonreí—. Aunque si no quieres, yo no te voy a obligar, eh...

Bebí.

Miro a la mujer que me señala mi acompañante. ¿A dónde irá con tanta prisa? ¡Si ya ha llegado a la fiesta! Esto es seguro que han organizado pruebas de atletismo, para que podamos demostrarnos la excelente forma física de los guerreros de Brontë.
-¡Corramos también!- le agarro por la muñeca y echo a correr en la misma dirección que la mujer. Me decepciona bastante ver cómo cae redonda ante el líder parvus. Hay gente que no tiene ninguna clase de aguante para el alcohol, de verdad.

Refunfuño, sin soltar aún al flamma. A esta fiesta le falta marcha, ahora que ya hay gente. En mi opinión hay demasiado alcohol fuera del sistema digestivo de las personas.

-Eh, colega, pst- le agarro por el cuello y le doy un cabezazo sin querer al intentar acercarme más. Bajo el tono de voz y le rodeo con los brazos, para darle un toque de conspiración-. Hay poca gente biorrasha. Eso no está bien. El líder quiere que nos divirtamos. ¡Hagamos que se diviertan!- echo un ojo a  nuestro alrededor, buscando una víctima. Finalmente, señalo a un claritas que conversa con una guapa pelirroja- ¡A ese! ¡Embiorrashemos a ese!

Miré lo que el dedo de Ninfus apuntaba y una diabólica sonrisa se dibujó en mis sexys labios. Asentí y lo miré, arqueando varias veces las cejas.

-Me pareshe una idea eeeeeeshcelentísima señoría marvillosha.

Con una cerveza en cada mano, indicando a Nube que hiciese lo mismo, me acerqué a Corbin el claritas. Le di con un dedo en el hombro, para llamar su atención, y, sonriente, le ofrecí el alcohol.

-¡¡Shi quieresh salvahar pdinsheshas pdueba eshto!! Vivirash lo nunca esc... AJAJAJA. Vasha ver tú sí...

Aproveché que estaba allí para sonreír encantadoramente a Inger. 

-Que guapa.

Lo que decía Inger tenía sentido, había que reconocerlo. Aún así, a Corbin no acababa de convencerle aquel argumento. Moderación. Se supone que era precisamente aquello lo que el alcohol destrozaba, así que... ¿cómo controlarlo?

Por otra parte, Corbin debía reconocer que de verdad sentía curiosidad. ¿Cómo actuaba aquello? ¿Qué se sentía bajo los efectos del alcohol? Al fin y al cabo, no era recomendable estar desnudo sobre la nieve, y sin embargo Falace lo había obligado a entrenar muchas veces en esas condiciones. De la misma forma, no era recomendable emborracharse, pero ¿y si aprendía a defenderse estando ebrio? ¿No sería aquello positivo?

-Supongo que tienes razón -concedió.

Dedicó una mirada de desconfianza a la copa y, finalmente, se la llevó a los labios y tomó un pequeñísimo sorbo.

Apenas lo había probado cuando se giró, alerta, y vio venir a Rick, de cuyas palabras descifró que le ofrecía algo de cerveza. Alzó su copa.

-Estoy servido, gracias -rechazó.

Tenía muchas ganas de hablar con el flamma largo y tendido, pero dado su estado, decidió que buscaría otra ocasión.

Me acabo la copa para poder dejar el vaso vacío en una mesa. Miro extrañada a Heylel, como interrogante.

-Eso ha sido extraño. No me creo que estuviera borracha-. Observo a Blues Splash, que dice cosas extrañas y forzadas, como obligándonos a divertirnos. Supongo que eso significa que ha pasado algo, realmente-. De todos modos, no hay nada que podamos hacer -. Tomo una nueva copa, esta vez con una bebida verde vivo, y la pruebo-. Ya lo sabremos si nos corresponde.

Miro al aether, curiosa, esperando su opinión al respecto.

Sonreí cuando finalmente Corbin probó la bebida. 

—Ahora no digas que te he obligado yo, eh... —comenté, jocosa. Luego di un nuevo sorbo y contemplé al claritas, contenta. De algún lugar del comedor, aparecieron dos flamma: uno, Rick; el otro, un desconocido. Con curiosidad, observé al recién llegado. Al igual que Rick, parecía estar bastante ebrio. 

Me reí al escucharles. ¿Prentendían emborrachar al pobre Corbin? ¡Qué mala gente! Sonriente, coloqué suavemente una mano en el brazo del claritas y miré a los chicos.

—Lo siento, muchachos, pero no puedo permitir semejante acción. Sería desleal. —Solté el brazo del claritas y lo miré—. ¿A qué sí?

Evidentemente sí. Emborrachar a alguien que parecía no haber probado nunca el alcohol era cruel. Si quería emborracharse, ya lo haría él solo. O, en todo caso, yo, que para algo le había dado la primera copa.

Miré a Rick cuando él me habló y sonreí, coqueta.

—Gracias...

Lyam, confuso, observó cómo la mujer se desmayaba y cómo el líder parvus abandonaba el lugar cargando con la chica. Realmente, no entendía nada. Y dudaba que estuviese tan borracho como para imaginarse cosas raras donde sólo había normalidad. Es más: dudaba que estuviese borracho. 

El chrysos suspiró. Ahora tenía que esperar a que el parvus volviese o algo así para poder hablar con él. Chasqueó la lengua. Menudo engorro. Al final iba a acabar yéndose con más dudas que respuestas, y entonces todo aquello de no beber y no divertirse sería estúpido. Frunció el ceño. Para rematar la faena, Heylel parecía estar muy entretenido hablando con la chrysos, así que estaba solo, tanto como el piscis que había ordenado que se divirtiesen. 

Al menos, pensó, ya no había tanto ruido. Rick Dehnel había dejado de cantar, y ahora mismo estaba con Narbe intentando hacer sabía Mithos qué con Corbin. Lyam suspiró. Luego, tras plantearse qué hacer durante unos largo segundos, se acercó a una mesa y se sentó en uno de los bancos. Apoyó los codos en la madera y la cabeza en la mano derecha y, desinteresado, contempló el comedor. A lo mejor el líder parvus volvía pronto. Quién sabía.

Lancé una mirada de desaprobación a la pelirroja que se interponía entre nuestro objetivo y nosotros. ¡Qué desleal ni qué ocho cuartos! Sería divertido.


-¡Pero es que tu claritas no sabe!- declaro, mientras la aparto sacándole la lengua-. Hay que enseñarle.Y nosotros- doy un codazo a mi compinche- semos expertos. Mira, abres así la boca- le tomo sin demasiada gentileza la barbilla e intento que la mantenga abierta mientras alzo mi jarra, regándolo- y entonces gluglu, empieza la fiesta. Con esos traguitos de nena no lograrás impresionar a la pelirroja- niego con la cabeza mientras coloco los brazos en jarras. Ni idea tiene la gente aquí.

Solté una carcajada al escuchar a Nirbus y, para ilustrar sus palabras, sonreí a Corbin, mostrándole mi jarra.

-¡Mira! ¡Así! ¡De un tdago! -me llevé la cerveza a la boca y comencé a beber, echando gran parte por fuera, pero vaciando aquella jarra. Tras ello, me froté la boca con el dorso de la mano y sonreí -. Y ashí hay dosh Corbin...

Miré a Inger, intrigado... Se movía extrañamente, como doblándose y desdoblándose. De pronto era una como tenía cuatro tetas. 
Cuatro tetas...

La besé apasionadamente, introduciendo mi lengua en su boca. ¡¿Qué diantres hacía bebiendo sin más teniendo allí cuatro tetas?!

FdR-

Corbin empezaba a verse asediado de pelirrojos borrachos, lo cual no dejaba de intranquilizarlo. Miró a Inger de reojo. Parecía que ni "con moderación"...

Retrocedió un paso, algo desconfiado ante el entusiasmo general. Fue a contestar a Inger, pero pronto vio que tenía otros problemas. El flamma desconocido se le echaba encima, jarra de cerveza en mano.

Frunciendo el ceño, Corbin tomó por la muñeca aquella mano que pretendía hacerle abrir la boca, separándola de sí, al tiempo que se estiraba hacia atrás para evitar que el hombre lo rociara con cerveza. Con firmeza pero tratando de no hacerle daño, le retorció el brazo hasta inmovilizárselo detrás de la espalda.

-Será mejor que cada uno se preocupe de su propia bebida, amigo -dijo, serio pero sin agresividad, soltándolo y poniéndose a cierta distancia del flamma.

Por su parte, Rick parecía más concentrado en Inger. Corbin se preguntó si ella sería su dama o aquello sería un efecto secundario del alcohol. Uno de tantos.

Tal vez entrenar ebrio no era muy buena idea, visto el estado de aquellos hombres. Lo que sí parecía interesante era intentar manejarse con ellos. Se mantendría alerta.

Miro a Alehyss con curiosidad ya que comenta sobre lo ocurrido y, tras mirar de nuevo a la zona donde antes estaban la mujer y el líder, asiento y vuelvo a mirarla.

—Sí, ha sido un poco extraño... Pero, el líder Brumm se ha hecho cargo así que supongo que no hay mucho más que hacer —Comento, encogiéndome de hombros.

—Bueno, creo que te dejaré tranquila un rato e iré a ver a quién más encuentro, ¿vale? Luego nos vemos —Comento con sonrisa amable para luego desplazarme entre la gente, dejando atrás a Alehyss. Lo de la mujer ha sido bastante extraño. Miro a mi alrededor, parece que la única líder que hay aquí ahora es Blues Splash.

*se queda por ahí*


FdR: Así lo dejo un rato por ahí perdido y me relajo un ratin XD

Reí de nuevo. ¡Pobre Corbin! Parecía que aquel desconocido estaba decidido a emborracharlo. ¡Qué mala persona!

—No, no, no. —Sonreí—. No es mi claritas. Es Corbin. Cor-bin. Corbin. —Miré al desconocido—. Y si no quiere beber, tú no puedes obligarle.

Pese a mi afirmación, no pude evitar reírme al ver cómo el flamma intentaba atacar al pobre Corbin. ¡Pobre, pobre Corbin!

—No, déjale... —Sonreí. Luego miré a Corbin—. Corbin, no dejes que te domine, ¡tú eres mejor!

Y volví a reírme. Luego volví a beber; terminé el líquido de la copa y la coloqué en una mesa. Después volví a mirar a los desconocidos, aunque no tardé demasiado en cerrar los ojos, al ver cómo Rick se acercaba para besarme con tal vez demasiada pasión. A pesar de la ligera sorpresa, no tardé mucho en corresponder a su gesto.