Comedor

Al cabo de un rato de intentar encontrar un patrón general, Corbin había llegado a la conclusión de un elemento esencial en aquel lugar: la cerveza. Era curioso ver cómo la gente, jarra en mano, intercambiaba impresiones de forma mucho más enérgica y entusiasta de lo habitual.

No tardó en comprobarlo de primera mano: al poco, oyó una voz que lo llamaba y no tardó en fijar los ojos en Inger, que conversaba con un chrysos al que no conocía. Correspondió al saludo (con menos entusiasmo que la chica) y caminó hacia allá. Había llegado el segundo paso: la interacción.

Mientras se acercaba, no pudo evitar fijarse en Rick, que entonaba con voz no demasiado afinada una canción un tanto soez.

Hizo una inclinación de cabeza tanto a Inger como al chrysos cuando llegó junto a ellos.

-Buenas tardes -saludó.

-Aparta eso de mi vista- dijo resuelto, rechazando la mano del piscis.
Pero entonces, como dice el refrán, las desgracias nunca vienen solas, y una segunda piscis aparece.
-¿Qué clase de plaga es esta?- rugió con rabia, alejándose de aquellos dos, acercándose, con la respiración agitada a la única persona que conocía en Palacio.

Cuando llegó a junto Gerald, se colocó disimuladamente a su lado, sin quitarle la vista de encima a todo cuanto piscis se encontraba.

No paraban de recorrerle escalofríos cada cierto tiempo.
Chasqueó la lengua.
"Tranquilízate, gilipollas..."

Entro en el comedor con cierta elegancia, aunque pronto me pregunto si lo he hecho por algún motivo en especial, pues es lo que falta en este lugar. La comida y el alcohol lo inundan todo, y Dehnel, al que llevaba agradable tiempo sin ver, entona una canción de más que dudoso gusto con su voz de ídem. Trato de ignorar todo esto y evalúo, rápidamente, la situación.

Inger, Corbin y Gerald, más un parvus desconocido. Follow y Massen en un rincón. Dehnel cantando. Heylel y... Lyam. Un chaval de pelo blanco. La aether que me ayudo a cargar con Dehnel y otro flamma... Bueno, está bastante equilibrado.
Me introduzco por completo entre la multitud, tratando de no rozar a nadie al pasar y no mirar a ninguno y me dirijo a una mesa, tomando una copa que contiene un líquido rojizo. Me la llevo a los labios.

Primero, observar.

*se une*

Bebió.

—Nos has visto poco entonces —respondió, curvando ligeramente los labios. Durante unos segundos, se preguntó si debía sacar el tema de la capilla o no, pero finalmente decidió dejarlo correr. El aether parecía estar de mejor humor, y sería absurdo recordarle aquel mal día. 

Movió la copa, escuchando al aether mientras observaba el líquido que quedaba. Cuando terminó de hablar, lo miró de reojo. Se encogió de hombros. No sabía muy bien qué podía decirle de la chrysos. 

—Imagino que le caerás bien —murmuró finalmente. Sonrió—. Digo yo. Alehyss no me parece especialmente borde ni nada por el estilo, así que imagino que alguien como tú, tan simpático y tal, le caerá bien. 

Volvió a encogerse de hombros. Luego, al escuchar la pregunta del aether, negó con la cabeza. 

—No, no lo es. 

Durante unos segundos pensó en explicarle a Heylel quién era el muchacho, pero, antes de que pudiese decir nada, Rick Dehnel comenzó a entonar una elegantísima canción. El chrysos observó al flamma durante unos segundos, conteniendo la risa. ¡Aquella canción era digna de una taberna! Miró a Heylel, que acababa de sonrojarse, y entonces ya no pudo reprimir una risa. 

—Oh, vamos, Heylel. Sólo es una canción. No te escandalices —comentó, jocoso. Realmente la canción era soez al extremo y Dehnel, más que cantar, vociferaba, pero la reacción del aether le parecía graciosa. 

Tomó un nuevo trago y observó, sonriente, el lugar. Al hacerlo, vio a Alehyss, que debía haber llegado hacía un rato así. El chrysos la contempló durante unos segundos; después, tomó un nuevo trago y miró al aether.

—Mírala, ahí está. Si quieres ir a hablar con ella, no te cortes —susurró, haciendo girar la copa. Bien pensado, se suponía que él debería estar buscando al líder parvus.

Me tapo los oídos en cuanto ese chico se pone a cantar. Jamás había oído algo tan... Oh... No sé ni describirlo, y eso que cuento con un gran vocabulario... Pero hay ciertas cosas que difícilmente...
Suspiro. Todo es muy confuso y no sé a qué lugar se supone que debo mirar. Pasan demasiadas cosas a la vez y creo que soy demasiado pequeño para estar aquí... Si Massen Dew no estuviera tan ocupada hablando con un guerrero... Los demás son demasiado mayores.

Una mujer morena entra y la observo, curioso. No la había visto antes. Bueno, realmente a casi nadie de este lugar, pero ella también parece estar sola, como yo...
La miro, curioso.

Miré sin comprender la máscara que Follow me tendía. ¿Podía ceder aquello a cualquiera? ¿No era un elemento importante para él, o algo así, como un escudo personal? No lo entendía muy bien pero, en cualquier caso, negué con un movimiento de cabeza.

-Eh... no hace falta. Eso es tuyo -repuse. No estaba segura de si sería una ofensa, pero dada la facilidad con que me la había ofrecido, no lo parecía.

Miré una vez más alrededor antes de sacudir la cabeza. Me acerqué un poco más a él para poder hablar en voz baja y que me oyese.

-Aquí esta bien. Escucha. Es muy importante que me prestes atención y hagas lo que te pido. Dentro de unos días, no sé cuándo exactamente, tendré que ir a hacer un recado fuera del palacio. Es una tontería, algo sin importancia, pero quiero que estés pendiente por si tardo en volver. Si por cualquier motivo ves que pasa el tiempo y me retraso, quiero que avises a alguien. A los líderes. A... -Vi aparecer a Alehyss en aquel momento-. Alehyss Lester. Sabes quién es. Si desaparezco, díselo a ella. ¿Me harías ese favor?


Lo miré, esperando no tener que dar detalles o evitar preguntas incómodas.

Sonreí y miré a Gerald.

—Eso es porque estamos en una fiesta —aseguré, divertida, y bebí otro trago. Cuando Corbin se acercó, ensanché mi sonrisa. De reojo, miré a Gerald y luego a Corbin de nuevo. Si el chrysos dudaba de nuestro ejército, tenía que conocer a Corbin. ¡Corbin había acabado con los mercenarios! Así que, sin duda, seguro que se llevaban bien. Compartirían cosas como técnicas de combate o algo así.

—¿Qué tal estás, Corbin? —pregunté, sonriente. Luego añadí—. Te he delatado porque este chrysos duda del ejército de Brontë. —Sonreí ampliamente—. Y seguro que tú podías demostrarle que somos fuertes y eh... —Noté cómo me sonrojaba levemente y negué con la cabeza. ¿Qué estaba diciendo? ¿Qué estaba haciendo? Yo no era nadie para hablar de las habilidades de otro compañero. Además, tal vez el claritas no quería que se hablase del tema y yo aquí, publicitándole como si fuese una cerveza o algo así—. O... Olvídalo... Yo... Eh... ¿Cómo estás? Hace mucho que no nos vemos ni... Nada.

Me llevé la mano libre a la nuca y suspiré. ¡Sería idiota! Fue entonces, mientras observaba el suelo, cuando escuché la voz de Rick. Confusa, fruncí el ceño y lo miré, deseando que lo que estaba escuchando no lo estuviese diciendo él. Para mi desgracia, resultó que sí, que era él el que estaba gritando aquellas cosas.

Rápidamente, el rubor que cubría mis mejillas aumentó considerablemente. Avergonzada, aparté la vista y tomé un nuevo trago, mucho más largo que los anteriores. ¡No podía creerlo! ¡Qué vergüenza!

Concentrada como estaba en morirme de vergüenza ajena, no me di cuenta de que el parvus se había acercado hasta que Gerald lo presentó. De reojo, lo miré y curvé ligeramente los labios, todavía roja.

—Ho... Hola...

Notó como chocaba contra él- No me llames Erl- respondió automáticamente, como un robot, rápido y conciso, mirándolo tenso. - Los miro a todos, pues me ha presentado. - Hola a todos- digo aceptando la copa, para quedarme al lado de Gerald, sin entablar conversación con nadie.

Nagorr. Eres un desvergonzado. Aún por encima de tener que rendirle pleitesía a semejante bobalicón, ni te dignas en aparecer.
-Tsk...- mascullo cogiendo un trozo de comida para comerlo en silencio, meditabundo.

FDR: Hola, soy el profesor de Alehyss Lester de su asignatura "Borderías y Métodos Malroyeros II". De nada. e.eU

-"UNA PRINCESA FUI A ROBAR
A UNA TORRE JUNTO AL MAR,
PERO LLEVABA TANTO

ALLÍ ENCERRADA
QUE CUANDO LA TOQUÉEEEEEEEEEEEEE


¡¡ME DESNUDÓ!!
¡¡SE ME SUBIÓ!!
¡¡VAYA LOBA ESTABA HECHA LA PRINCESA!!
¡¡ME ACORRALÓ!!
¡¡MORDIÓ Y LAMIÓOOOOO!!
¡¡Y AHORA LA QUIEROOOOOOOOO!!

CHACHACHACHAHAAAAAN CHAN CHAAAAAACHACHAAAAN"

Cantaba y gritaba muy motivado. Seguro que ahora todos estaban mucho más alegres, gracias a mí. Qué bien.

-¡¿Nadie viene a cantar?!

Estrechó la mano del chrysos, con gesto serio pero cordial.

-Encantado.

Se volvió hacia Inger, que hablaba en un tono completamente entusiasta. Más de lo que jamás la había oído. Desvió la vista hacia su bebida. Definitivamente, debía llevar ya unos cuantos sorbos. Era curioso porque nunca había hablado con nadie ebrio. ¿Cómo debía tratarse a alguien en ese estado? Decidió, en principio, ignorarlo.

En lo que él pasaba por aquellas reflexiones, vio que Inger volvía poco a poco a su forma de expresión habitual.

-Sí, hace tiempo que no hablamos. Estoy como siempre, gracias. ¿Qué tal estás tú?

Se volvió hacia el chrysos, que les presentaba en aquel momento a un parvus... que no parecía un parvus. Curioso.

-Hola, Errald.

Aunque tengo especial interés en el grupo de Gerald y Corbin, pues jamás había visto al parvus de apariencia huraña, y en el chico de pelo blanco, al ver a Heylel acercarse no puedo evitar esbozar una sonrisa. Es cierto que es de cortesía, pues la fiesta me agobia, pero en cierto modo, por tratarse de Heylel, es sincera.

-Buenas noches, Heylel -. Su halago me hace curvar un poco más la comisura izquierda, sonriendo de medio lado, más sincera. Pestañeo antes de responder-. Muchas gracias, aunque lo he hecho solo para no desentonar. No soy mucho de emperifollarme.

Lo observo, divertida.

-Es un placer encontrarte aquí -. Hago un gesto, aludiendo a Dehnel con la cabeza-.  Por lo que veo, llego horas tarde.


Doy un sorbo a mi bebida, aprovechando ese breve instante para examinar mis alrededores. Hay tantas cosas a las que prestar atención...

Lyam sonrió y le dio una nueva vuelta a la copa. Él tampoco se había esperado que Rick Dehnel comenzase a cantar, pero precisamente ahí le encontraba la gracia. 

—Creo que nadie se lo esperaba —admitió, sonriente. Luego dio un nuevo sorbo, terminando con el líquido de la copa, y suspiró. Tal y como había supuesto, Heylel iba a dirigirse a hablar con Alehyss. El chrysos sonrió. Si el aether se iba, él podía irse también. Sin embargo, y a pesar de su alegría inicial, no tardó en fruncir el ceño al escuchar el final de la frase. ¿Cómo que ahora volvía? La idea estaba en que no volviese. ¿Por qué decía que iba a volver? 

—Eh, no, Heylel —dijo, mirándolo—. Si yo ya me iba a ir. No hace falta que... Olvídalo —concluyó, al ver cómo el aether se iba sin dejar que se despidiese. Suspiró. Luego miró a los lados, dejó la copa en una mesa, y chasqueó la lengua. Si se iba ahora, ¿quedaría como un borde? Probablemente, le dijo una voz. No más que de costumbre, le dijo otra. 

Lyam se cruzó de brazos y observó al aether y a la chrysos durante unos segundos. Luego volvió a mirar a Rick, que volvía a vociferar una canción de dudosa elegancia. Chasqueó la lengua. A lo mejor el aether no tardaba mucho en volver y él podía irse sin quedar como un  maldito borde.

Entro alegremente en el comedor, de nuevo. Tengo la nariz y las mejillas rojas del alcohol, y noto mi temperatura más alta de lo normal, pero estoy contento. El lugar está lleno de guerreros, lo cual me alegra enormemente. 

-¡¡HOLA A TODOS!! -exclamo, encantado-. ¡¡MUCHAS GRRRACIAS PORR BEBERROS MI CERVEZA AJAJAJAJA!! No, en serrío... Es una alegrría que haya aquí tantas perrsonas. No olvidéis que trrras el descanso hay que volverr al trrrabajo con más ganas que nunca, eh EJEJEJE. Yo me harré carrgo de los que no entrrenen.


Camino entre los guerreros, saludándolos. Al ver al pequeño Jun, me acerco.

-¿Y tú que haces aquí? Esto no es sitio parra niños como tú. ¿No ves que si te pisan no grritas y no nos damos cuenta? AJAJAJA -. Acaricio su pelo con la mano, revolviéndoselo-. No bebas mucho o ya sabes que me llevarré yo la brrronca AJAJAJA.

Sigo caminando hasta ver a una persona inesperada.

-¡Oh, Blues Splash! ¡Qué honorr! -. Hago una leve reverencia algo ridícula-. ¿Cómo estás? Hacía tiempo que no nos crruzábamos en un sentido tan festivo.

Nunca, realmente.

-No insultes a la chavala- dijo atustándose la barba.- Es guapa- aclaró.- No. No estoy interesado en ninguna mujer. - dijo de nuevo, apretando el Mithón que colgaba de su cuello. Entonces lo miro- Ni en los de tu "clase" tampoco- dijo socarrón, dándole un fuerte codazo.

Escrutó a la mujer. Tenía cara de no haber mantenido relaciones sexuales en bastante tiempo. Rió para sí. Entonces quizás Gerald no se hubiera equivocado en el parecido facial...

Se quedó, por tanto, escuchando al resto de los que formaban el grupo, en un segundo plano.
No hay confianza aún.

Al ver aparecer al señor Nagorr Brumm se me iluminan los ojos. No es de mi edad, pero me alegra verlo aquí. De hecho, como esperaba, él viene hasta mí y me revuelve el pelo, y no puedo sino sonreír, pese a sus chistes de mal gusto.

<<Felicidades>> -le digo, con un gesto.

Lo miro sonriente. Seguro que si me pego a él... Bueno, nadie me hará nada malo desde luego. Y quizás no me sienta tan confuso. Es cuestión de probar.
Niego a su oferta de beber poco. No quiero beber, ni poco ni mucho. No tengo edad y el abuelo se enfadaría.

Cojo la siguiente cerveza y empiezo a beber como si mi vida dependiera de ello. Quiero impresionar a la aether. Quiero demostrar que puedo superar a cualquiera bebiendo. Quiero... ya no sé qué quiero. ¡Más cerveza!

En mi concentración no he reparado en la cantidad de gente que ahora corretea por la sala. Parece que la fiesta se va animando. Sonrío mientras bebo, derramando parte de la cerveza, pero apenas lo noto. Sólo pienso en seguir bebiendo mientras me tenga en pie, aunque no parece faltar mucho para ese momento. ¡Pero no puedo rendirme!

De pronto, aparece la distracción perfecta: ¡el flamma raro se ha lanzado a cantar! ¡Es mi momento! Tomo otra jarra de cerveza con la mano libre y me disculpo con la aether como puedo:

-Perdona, pressiosa, pero tengo que ir a agassgajar... agasjagar... a agasajar al cantante. ¡Dejemos los besos para otra ocasión!- dicho lo cual, me aproximo al flamma rebuscando sin mucho éxito su nombre en mi memoria mientras aplaudo como puedo con las jarras y gritando antes de ofrecerle la otra cerveza-. ¡¡¡Bravooo!!! ¡¡¡Fiu, fiu!!!




FdR: Miss Fier cree que no va a volver a pasearse por aquí, así que imaginemos que sigue dando vueltas por la fiesta sin la inestimable compañía de Narbe.

Para mi desgracia, Rick continuó cantando, y su segunda canción no fue mejor que la primera. Lejos de él, notaba cómo me sonrojaba hasta las orejas, muerta de vergüenza. Definitivamente, hoy no hablaría con él. No después de semejante espectáculo.

Intentando ignorar lo que hacía el flamma, cogí una nueva copa y tomé un trago. Luego miré a Corbin y le sonreí, nerviosa.

—Yo estoy bien... —Me encogí de hombros. Luego, en un tono más bajo, añadí—. Gracias por lo del otro día... Siento los problemas que pudimos haberte causado y... Bueno... Gracias.

Ensanché la sonrisa. Esperaba que aceptase mis disculpas y mi agradecimiento. Si yo fuese él, probablemente estaría molesta por lo mal que habían actuado mis compañeros.

Me encogí de hombros. Luego, viendo cómo no cogía nada, pregunté:

—¿No quieres tomar nada? Está todo muy bueno... —Cogí una nueva copa y se la tendí, sonriente—. ¿No quieres...?

De pronto, una atronadora voz sonó, haciendo que diese un respingo. Por suerte, no cayó nada de las copas y nadie terminó manchándose. Con curiosidad, observé al líder parvus, que acababa de aparecer. Parpadeé.

—Menudo... Susto...