Sala de entrenamiento

-Pero bueno! que chiquilla más entrometida dije frotándole la cabeza, haciéndle una maraña en el pelo muy graciosa.
-Pues mira, he conocido a un chico... bueno... niño, mas bien, rubito... no me acuerdo como se llama, así que yo le llamo "rubito"... es muy enclenque y asustadizo, ¿lo conoces? luego he conocido a Heylel, un tipo muy noble, si señor... y oi acabo de conocer a la peor alimaña de este palacio: una niña consentida y caprichosa... piscis... de no mas de 12 años...

"¿Un rubito enclenque y asustadizo y una niña piscis de 12 años? seguramente se refería a Silvanus y a Massen, la chica que conocí ayer... pero... ¿ella, la peor alimaña de este palacio? ¿Consentida y caprichosa? Qué raro... a mi me pareció buena persona", pensé.

"Pues vaya, conoces a las mismas personas que yo.", le comenté. Le habría preguntado sobre lo de Massen, pero ya me había llamado entrometida, así que preferí no hacerlo.

-Bueno, nenita,- dije con un sonoro bostezo- yo me retiro- dije poniéndome de pie- tu sigue entrenando si quieres, que yo me voy para cama, que estoy rebentada... Chao, espero que volvamos a vernos.

*se va*

"Vale. Adiós, y que descanses", le dije sonriente mientras se iba.

Me quité el jersey que me había regalado porque me daba algo de calor, y quería seguir entrenando, porque curiosamente, el pedazo de tarta que me había dado Adela me había dado energías.

Cogí mi báculo y volví a la carga con el muñeco, el cual seguía sin deformarse mucho con mis golpes.

"Vaya...", dije en bajo, apenada. Entonces cerré los ojos, me relajé y concentré todas mis fuerzas en un nuevo y único golpe, pero el muñeco apenas se movió.

"En fin...", dije en un suspiro.


Seguí entrenando durante bastante tiempo, hasta que me cansé.

"Bueno.. será mejor que lo deje por hoy. Voy a darme un baño... que tengo calor y estoy bastante sudada", pensé. Cogí mis cosas y me fuí de allí.


*se va*

Entré en la enorme sala atravesada por columnas. Me sorprendió lo grande que podía llegar a ser.- Aunque tiene sentido que sea así de amplia teniendo en cuenta que hay que entrenar a un ejército entero...- Pensé y di los primeros pasos hacia el centro de la sala. Me asombré de la cantidad y diferentes tipos de armas que había en la pared. Me acerqué a la zona de arcos y empecé a tocarlos. Había de todos los tamaños y de diversas formas, además los materiales parecían bastante resistentes, a pesar de que a unos se les notaba mucho el uso y la madera ya parecía estallada y la cuerda poco tensa.

Después de estar admirando las armas unos cuantos minutos decidí por ponerme en serio. Saqué mi arco y una flecha de mi carcaj, apunté directamente a un punto en la pared y después de prepararme y tensar la cuerda con la flecha, ésta salió zumbando el aire hasta clavarse en el punto deseado. Sonreí y cogí dos flechas más, esta vez las apoyé juntas en la cuerda y disparé, la segunda se me desvió un poco. Así que cogí otro par y seguí disparando. Hasta que me quedé sin flechas. Con un suspiro me fui acercando y desclavé cada una de las valiosas flechas que estaban en la pared, columnas y suelo.

Estuve entrenando más o menos una hora, hasta que mi cuerpo se perló de sudor y decidí pasar al cuerpo a cuerpo. A pesar de que era una arquera de pura cepa, tenía que aprovechar la velocidad que nos dotaba a los Aether. Dejé a Arpa y mi carcaj apoyados en la pared.

Me inventé un enemigo imaginario y empecé a pegar patadas, puñetazos y a dar vueltas sobre mí misma, saltos y a moverme sin parar.

*Se queda entrenando*

Llegué a la sala de entrenamiento para seguir entrenando, pero me encontré a Thamerlein allí.

No estaba usando el arco que tenía cuando nos conocimos. Estaba entrenando movimientos de lucha mientras usaba sus alas.

Me quedé mirándola atónita... era realmente fascinante.


*se queda*

Paré para descansar un rato y coger aire. Puede que fuera veloz, pero la resistencia me fallaba un poco. Jadeé apoyando las manos en mis rodillas. Noté como las gotas de sudor bajaban por mi cara y mi cuerpo. Cerré los ojos y seguí jadeando hasta que por fin normalicé mi respiración.

Me incorporé y me di la vuelta para encontrarme a Hewina de pie, mirándome fijamente.- Hola!- Sonreí.- Cuanto tiempo llevas ahí?- Le pregunté un poco nerviosa, era incómodo que la gente me viera entrenar.

Thamerlein paró de luchar para recuperar el aliento, y un pcoo después se dio cuenta de mi presencia.

"¡Oh, hola! Pues... solo llevo aquí unos minutos.", le dije sonriente.

"Siento haberme quedado mirandote... es que venía a entrenar... y... te vi... y... bueno... ejejeje...", dije nerviosa mientras me rascaba la cabeza.

Entonces cogí una cantimplora con agua de mi bolsa, y se la ofrecí.

"Toma. Es agua fresca"

- Bueno, no te preocupes.- Le dije al notar que estaba nerviosa.

Me ofreció su cantimplora de agua.-En serio?- Le pregunté sonriente.- Gracias, me muerdo de sed.- Cogí la cantimplora y le di tres tragos. Separé la boquilla de mis labios y me sequé la boca con el dorso de mi mano. Le devolví la cantimplora.- Gracias.- Volví a agradecerle. Me senté contra la pared para descansar un poco las piernas y apoyé la cabeza.- Oye Hewina.- La miré a los ojos.- Tú eres muy amable no?- sonreí. La verdad es que tenía pinta de ser la típica persona que no hacía nada malo.

Después de beber y de haber agradecido mi gesto me devolvió la cantimplora y se sentó en el suelo.

Entonces me preguntó si era muy amable.

"Bueno... puede. Me gusta ser gentil con las personas que me caen bien", le dije sonriente.

Guardé mi cantimplora en la bolsa y le comenté: "Por cierto, allí guardados hay muñecos que puedes usar para luchar, por si los prefieres para entrenar mejor "

Sonreí.- Entonces supongo que te caigo bien.- Dije contenta.

Abrí los ojos de golpe cuando me dijo lo de los muñecos.- en serio??- Me levanté y fui al armario, lo abrí y ahí estaban unos monigotes hechos de paja y piel.- Ya decía yo que era extraño que hubiera tantas armas y tan pocas cosas con las que practicar...- Murmuré mirando el muñeco.

Miré a Hewina.- Bueno, al menos ahora lo sé para la próxima vez. Aunque yo sigo pensando que lo ideal es practicar luchando contra otra persona.- Dije volviendo a mi sitio.

A lo lejos vi que había una flecha clavada en un corcho.- Ah... pensé que las había cogido todas...- Me acerqué cansada y apreté la flecha, tiré de ella y salió con un golpe limpio. Volví a mi carcaj y metí la flecha. Las conté para cerciorarme; tenía 20, estaban todas.

Thamerlein dijo que lo ideal es practicar luchando con otra persona, así que le dije sonriente: "Bueno... si quieres puedes practicar luchando conmigo. Sin hacernos daño, claro..."

"Aun que claro, viendo como lucha ella seguro que soy un rival demasiado fácil de vencer...", pensé.

La miré cuando me dijo que podíamos luchar juntas, la verdad es queme sorprendió su comentario, ya que nunca pensé que diría eso.- Claro, aunque he de decir que estas en ventaja.- Dije con una sonrisa.- Ahora mismo estoy cansada.- Me incorporé ayudándome en mis rodillas. Estiré los brazos, las piernas y las alas y miré a Hewina.

-Estás segura de que quieres hacer esto?- Le pregunté dudosa, no parecía un rival muy fuerte y tenía miedo de hacerle daño.- aunque por otra parte.- Pensé.- Sí está aquí, algo debe de tener...- Pensé mirándola de arriba a abajo.

FdR: Siento haber tardado tanto, es que se me olvidó por completo...

Me encogí de hombros y le dije: "Como quieras", expresando mi indiferencia.

"Aun que si estás muy cansada lo podemos dejar para otro día... o luchamos hasta que no puedas mas y ya está", dije sonriente.


FdR: perdón por tardar tanto yo ahora XD me tuve que ir un momento >.<

-Mmm...- miré el techo, estaba cansada, pero no me apetecía dejarlo ahora y a decir verdad, la curiosidad por ver como peleaba Hewina le ganaba al cansancio.- podemos probar ahora y cuando esté lo suficientemente cansada como para no poder moverme paramos.- Sonreí.- Todavía tengo algo de aguante.- Me toqué el brazo.

Miré de reojo mi arco, no tenía pensado usar a Arpa, más que nada porque si el plan era no herirnos, dudaba mucho que con una flecha no lo consiguiera. Di un par de pasos y me situé a unos 5 metros de Hewina. La miré fijamente.- Ahora ya no puedes echarte atrás...- Murmuré.

Me puse en guardia.- Ven entonces, pequeña Claritas.- Murmuré con una pequeña sonrisa divertida, por mucho que no me gustara la guerra siempre estaba bien luchar de vez en cuando con alguien para no olvidar lo que sabes y poder reaccionar en cualquier situación, y más en los tiempos en los que estábamos.


FdR: Estamos en paz pues

Sonreí de forma picarona. Todo esto me recordaba a cuando luchaba con mi padre, quien me enseñó todo lo que se.

Me agaché y dejé mi bolsa en el suelo, y después apoyé mi báculo delicadamente junto a esta, ya que no lo iba a usar porque ella no usaría algo similar, y sería un poco injusto.

"Esta será la primera vez que luche cuerpo a cuerpo con otra persona... y no creo que tenga la misma piedad que papá tenía conmigo", pensé.

Me levanté y me dirigí hacia ella, caminando muy despacio. Cuando estuve lo suficientemente cerca hice una pequeña reverencia, y nada mas erguirme hice una finta hacia la izquierda y ejecuté una patada baja que no fue muy fuerte, pero sí lo suficientemente brusca como para poder tirarla al suelo.


Fdr: momento street fighter XDDDD

Me tiró al suelo justo después de la reverencia.- Así que jugando con fintas eh?- Una vez ahí rodé a la derecha y me incorporé rápidamente. Corrí hacia ella y una vez estuve a su lado eché el puño derecho hacia atrás. Pegué un salto y con ayuda de mis alas me situé en su espalda, donde le iba a dar un puñetazo que esquivó, aproveché para mover mi pierna derecha y tirarla al suelo.- Lástima que yo también sepa hacerlas.- Sonreí amigablemente.

La miré con cara de niña enfurruñada con los mofletes inchados, y después me reí.

Desde el suelo dí una rápida voltereta hacia ella, y al final de esta apoyé mis brazos en el suelo y levanté mis piernas, para así poder darle con mis pies en los extremos de sus caderas. Ella se cayó al suelo... y con mi movimiento yo también.

Levanté mi cabeza apoyando mis brazos en el suelo y le heché la lengua de forma burlona.

Me reí con la cara que me puso y me tiró al suelo.- Ey! Eso no es justo que me estaba riendo!- Le dije en el suelo, pero ella también cayó y me echó la lengua. Sonreí débilmente y me abalancé encima suya. Empezamos a dar vueltas la una sobre la otra mientras rodábamos por el suelo.

Acabé yo encima suya y le pegué un puñetazo no muy fuerte en la mejilla. No supe cómo pero consiguió librarse de mi y me levanté flexionando las piernas alerta. Miré a Hewina con una sonrisa malvada y me acerqué corriendo a ella, mi velocidad había disminuido bastante ya que estaba cansada, pero aún así era la velocidad de una persona normal, puesto que los Aether era lo bueno que teníamos. Me acerqué a ella y empecé a pegar puñetazos y patadas, algunos los esquivaba y otros le daban. Tenía claro mi objetivo, no podía estar a la defensiva, este combate tenía que acabar rápido porque mis fuerzas estaban disminuyendo notablemente. La estrategia era simple, yo era la que dirigía los ataques y ella la que se defendía. Me dediqué a dar patadas y puñetazos que hicieran que retrocediera hasta tocar la pared y entonces empecé a saltar impulsándome con las alas de un lado a otro, pegando en todas direcciones. Finalmente la acabé volviendo a tirar al suelo, apreté mis piernas sobre ella y con mi mano derecha cogí sus muñecas inmobilizándola. Mis alas cubrían los lados de su cabeza, por lo que no podía mirar en otra dirección, y mi brazo izquierdo descansaba sobre su cuello ejerciendo una mínima presión.- Jaque mate.- Murmuré entre jadeos.

"Wow... vale... has ganado", dije sonriente y de forma entrecortada, debido al agotamiento.

Entonces ella me soltó, y ambas nos miramos sonrientes mientras respirabamos de forma agitada.

"Porque no usé mi báculo, que sinooo...", le dije riéndome mientras le daba un par de toquecitos en la barriga con el dedo.

"Se le da muy bien la lucha cuerpo a cuerpo... si aparte de esto también domina con creces el tiro con arco, ella es sin duda alguien digna de temer en la batalla", pensé mientras me acercaba a mi bolsa y a mi báculo.

Los cogí y le dije a Thamerlein con una sonrisa: Ha sido un buen combate. ¡Hasta luego!, y entonces me fui de allí.


*se va*

Me reí cuando me dio esos golpecitos en la barriga, Hewina era realmente agradable.- Tal vez la próxima vez utilicemos ambas nuestras armas.- Le guiñé un ojo y luego desvié la mirada hacia Arpa.

Finalmente, la chica cogió sus cosas.- Sí, sí que ha sido un buen combate, tal vez otro día repitamos.- Le sonreí y Hewina se fue.

Sonreí.- Sí que ha sido un buen combate...- Miré el techo y noté mi cuerpo pegajoso por el sudor.- Ah... necesito un buen baño...- Dije en voz alta.- pero antes...- Murmuré, había algo que tenía que hacer.

Cogí un muñeco y lo puse de pie, luego me acerqué a la zona de las espadas y agarré dos cimitarras blancas.- Siempre quise probar unas de éstas...- Dije contenta moviendo las cimitarras para verlas. Me acerqué al muñeco y moví las cimitarras con todas mis fuerzas. Sin embargo no calculé bien mi mano izquierda y fue a dar a las piernas del muñeco. Fruncí el ceño, además eran incómodas.- Bah...- las dejé en su sitio y cogí mi arco, me alejé y tiré una flecha, que dio justo en la frente del muñeco.- Definitivamente, mi arma es el arco...- Dije y me acerqué al muñeco para quitarle la flecha. Al hacerlo comprobé que el agujero se había regenerado.- Impresionante!- Murmuré fascinada. Cogí el muñeco con ambas manos y lo acerqué a mi cara, tampoco tenía ningún signo del corte de las cimitarras.- Debe de tener un hechizo de recuperación o algo... Quién hizo esto debe de ser poderosísimo...- Pensé.- Espero no tener nunca a ningún jefe de enemigo...- Murmuré con un estremecimiento, imaginando lo que podría llegar a ser.

Finalmente guardé el muñeco y la flecha en mi carcaj que colgué a mi espalda junto con Arpa. Olfatee la estancia, olía a choto.- Definitivamente necesito un baño...- murmuré mientras me iba.

*Se va*

Entré en una sala en la que no había estado nunca. Era enorme y muy espaciosa. Había espejos, sacos, dianas y cosas por el estilo, además de un par de armarios que tenían toda la pinta de contener más material. Una auténtica sala de entrenamiento. Recorrí el lugar, diciendo cosas de vez en cuando para luego reírme de mi propio eco, y finalmente me acerqué a uno de los armarios y lo intenté abrir. La puerta no mostró la menor resistencia. Tal y como pensaba, encontré allí más material de entrenamiento.

Aprovechando que la sala estaba vacía, me dediqué a acondicionarla para mi uso. Coloqué dianas a distintas alturas, puse sacos y bancos desperdigados al azar e hice circuitos con obstáculos, recreando una especie de escena de bosque. Ese sería mi campo de batalla aquel día. Una vez tuve todo colocado a mi gusto, coloqué a Loksass contra mis labios y comencé mi entrenamiento, intentando acertar a las dianas desde los ángulos más extraños y a la máxima velocidad posible.

*Se queda entrenando*

Cuando me cansé, recogí los dardos que había desperdigados por la sala y me fui.

*Se va*

Llego a la sala de entrenamiento dispuesto a entrenar un rato.

Primero e dedico al trabajo físico con estiramiento -muy importante- y un calenamiento con flexiones, abdominales, sentadillas y algún trote.

Cuando, después de un buen rato, noto el cuerpo caliente y el sudor refulgente, decido que es momento del verdadero entrenamiento.

Primero dejaré a un lado las tonfas y me dedicaré al marcial.

Me coloco delante de uno de los postes con topes y lo saludo con una revencia corta. Abro las piernas y me dejo el peso sobre las puntas de los pies para comenzar un movimiento dinámico. Pongo los brazos en posición defensiva, protegiendo cara y tórax.

Empiezo entonces a dedicar puñetazos y, preferentemente, patadas a zonas concretas del poste, entre los topes, que estimo serían puntos débiles de un enemigo de estatura media.: boca del estómago, costillar, tráquea, pecho desde abajo... De vez en cuado agarro uno de los topes laterales similando los brazos y trato de hacer una inmovilización del enemigo. Pero eso mejor con los muñecos de prácticas. Continúo un rato más con el marcial hasta que lo creo oportuno.

Después de una hora y pico, tomo un respiro para beber un poco y coger las tonfas. Ahora toca combiar los conocimientos.

Como es habitual, emplo la tonfa izquierda para protegerme el cuerpo -tanto pecho y cara como rodillas en los peores casos- y golpeo mayoritariamente con la derecha, ya sea a modo de puñetazo o como porra. Luego cambio y hago el mismo ejercicio pero con la izquierda para mantener la habilidad compensada. Finalmente puedo realizar un entrenamiento convinado de defensa y ataques laterales.

*se queda*

Fui a la sala de entrenamiento para entrenar, ya que últimamente no había entrenado mucho y no quería perder el habito, pero me encontré a Heylel allí. Estaba entrenando con unas tonfas que usaba para propagarle golpes a un poste. Lo cierto es que las manejaba con mucha maña, pero me sorprendió que no usase demasiado sus alas.

No quería molestarle, ya que parecía estar muy concentrado, y además me gusta observar como luchan los demás, así que me senté en el suelo y me quedé observándole, mientras bebía un batido de fresa por una pajita.


*se queda*

Después de estar un rato manteniendo la velocidad, decido aumentarla los últimos minutos para dar lo mejor de mí antes de mi siguiente descanso. Comienzo a propinarle golpes al poste con piernas y tonfas e incluso llego a hacerme algo de daño debido a la emoción. Finalmente acabo con un puñetazo al costado, esquive hacia abajo y apoyo las panos en el suelo para propinar una última patada explosiva en su cabeza de forma vertical. Como generalmente entreno descalzo, consigo hacerme un golpe en el empeine.

En el instante en que acabo la patada me pongo de pie de un salto y tomo aire. Mi respiración está muy agitada por el esfuerzo y me froto el pie con una mano. Entonces me giro para beber algo de agua y me encuentro a Hewina setanda, mirando. A mi cara de sorpresa le sigue una sonrisa contenta.

-Hola, ¿hace mucho que estás ahí? -Pregunto, aun tratando de recuperar del todo el aliento. Muevo un poco las alas para darme algo de fresco.