Sala de entrenamiento

"No, llegué hace un rato.", le dije sonriente.

Me levanté, y entonces le dije mientras me acercaba a una papelera para tirar el envase del batido: "Perdón por quedarme mirando, pero nunca había visto a nadie manejar así las tonfas. ¿Es tu arma habitual?"

Escucho a Hewina y asiento en cuanto pregunta lo de las tonfas. Tras mirarlas unos instantes, las enfundo y me acerco a la chica con tranquilidad -está cerca de mi agua-

-Sí, siempre las he usado. Son muy útiles y manejables y muy defensivas también. Las prefiero a un arma de filo o algo así -. Comento antes de echar un trago a la botella. -Cierto, ¿tú con qué peleas? -Pregunto con curiosidad.

"Con mi báculo", le digo mientras lo señalo, ya que lo había dejado en el suelo junto a mi bolsa.

"No se usar magia todavía, así que lo uso como si fuese una vara", le comento mientras me rasco la cabeza.

Muevo un poco las alas en un movimiento reflejo al tiempo que miro su báculo.

-Vaya, entonces sabrás algo de defensa personal, supongo. Porque un báculo no es tan sencillo de usar -. Indico, rascándome la espalda. -Pero entonces... ¿se te da bien la magia? -Pregunto. No me ha quedado claro... Si tiene un báculo es para usar magia, por tanto se le da bien, pero sin embargo ha dicho que aun no sabe... No entiendo.

"mmm... no es que no se me de bien... lo que pasa es que soy incapaz de canalizarla por el báculo, y eso...", le digo intentando explicarme.

Entonces me acerco a mi báculo y lo agarro, mientras lo miro con cara nostálgica.

"Es que pertenezco a un clan de hechiceros, y me otorgaron este báculo al nacer. Ya sabes... tradiciones familiares.", le comento con una media sonrisa sin pretender alardear.

Después de cenar algo y rondar por los pasillos sin rumbo fijo, decido ir a entrenar un poco... al fin y al cabo ¿a que hemos venido a Brontë? La verdad es que llevaba mucho tiempo sin entrenar... aunque claro... no es muy dificil utilizar una daga... es clavar y punto, pensé mientras Altheda rodaba entre mis dedos en un armónico movimiento de falanges.

Entré distraido en la sala de entrenamiento, pero no iba a estar solo: Estaban dos de las personas que más apreciaba en este momento: mi morena y Heylito.

-Hola chicos! dije mientras corría hacia ellos- ¿os importa que os acompañe? -pregunté sonriente, un poco ruborizado.- vengo a entrenar un poco, ¿sabeis?... que ultimamente estoy hecho un vaguete!!

Escucho a Hewina con interés. Así que debía canalizar la magia con su báculo. Ahora comprendía.

-Entonces debe de ser complejo, sí -. Comento con una sonrisa comprometida. -A mí la magia ni bien ni mal...La verdad es que la utilizo más bien de forma evasiva. Aunque claro, yo soy hijo de soplador y no de hechicero -. Bromeo, secándome la nuca con la toalla que llevaba sobre los hombros.

entonces Silvanus entra contento en la sala y lo saludo con la mano y una sonrisa.

-Toda tuya, yo ya tengo lo mio por hoy -.Comento señalando la amplia sala.

Escuché atentamente lo que Heylel me decía, pero entonces apareció Silvanus diciendo que venía a entrenar, y lo miré sonriente.

Heylel le cedió la sala dando a entender que él ya estaba cansado, así que yo le dije: yo todavía no he entrenado, así que podemos hacerlo juntos si quieres.

Ante la afirmación de Hewina... dudé por unos momentos... Pero al final, acepté de buen agrado... quería ver lo fuerte que era mi morena.
-Vamos allá- dije quitándome la camisa- tu, pollo, siéntate ahí y mira como lucha un verdadero profesional- dije dándole un palmada a Hewina en el pompis- Vamos, Hew.

Nos pusimos en frente uno del otro. yo sostenía a Altheda en mi mano derecha, mientras que la izquierda estaba cerrada, formando un apretado puño.
Abrí un poco las piernas.
-¿Preparada, morena?- dije con una sonrisa, mientras entornaba los ojos.
Entonces adelanté mi puño izquierdo para darle un puñetazo.
Esto era el ejército, y si para mejorar tenía que darle un puñetazo a mi novia, se lo daría... mas que nada para prepararnos para que no nos lo dé otra persona.

Escucho a Silvanus y Hewina mientras me siento en el potro y, lejos de prestar atención a las probocaciones del pescado, me fijo en sus gestos y su trato con la claritas. ¿Golpe en el pompis? ¿Morena? Me pregunto si silvanus era tan libertino -siendo Hewina de su misma mentalidad-, si llevaba la amistad a tal extremo o si es que había algo entre ellos. La última noticia que había tenido del piscis era su desenfrenado amor por el jefe caeruleus, incluso me había gritado en medio del comedor con ira asesina en los ojos... Además tampoco es que hubiese detectado ninguna química o preocupación especial cuando hablaba con ellos y eso a mí se me daba de perlas. Que me lo dijeran Rick e Inger... Ains, esos dos.. Me sonreía solo de acordarme de ellos.

Me quedo mirando como pelean mientras bebo un trago más. Igual es interesante.

Cuando Silvanus me dio una palmada en el culo tensé mi cuerpo asombrada, ya que Heylel no sabía nada de lo nuestro y probablemente se extrañaría, y entonces me dirigí a mi puesto mientras miraba a Heylel de reojo, que estaba sentado en un potro.

Una vez estuvimos uno frente a otro, Silvanus se puso en posición de ataque. Me preguntó si estaba preparada de forma provocadora, y yo asentí con una sonrisa picarona, mientras agarraba mi báculo con las manos por la zona de los riñones.

Entonces él intentó asestarme un puñetazo con la mano que tenía libre, ya que con la otra sostenía su daga, pero lo frené interponiendo mi báculo para que le diese un golpe a este. El puño de Silvanus provocó un fuerte sonido en mi báculo, el cual vibró con fuerza, y a seguir asesté un golpe no muy fuerte en su codo con la parte baja del báculo para levantar su brazo y alejarlo de mi.

"Ese puñetazo iba con bastante fuerza...", pensé entonces.

Mi puñetazo cortó el aire, pero mi bella rival fue más rápida que yo, interponiendo su báculo en mi camino.
Mis nudillos rigieron de dolor al golpear con tan duro elemento.
-Joder... musité cerrando mucho los ojos. entonces, Hewina me empujó con su báculo, haciendo que me separase unos metros de ella.

Me quedé mirándola unos segundos, entonces entorné los ojos y musité: Acuaerum.
Una bola de agua y magia brotó de mis dedos, y la mantuve en mis dedos como si fuera una pelota.

-¿Asustada?- dije mientras corría hacia ella.
Altheda chocó con su báculo, intentando apartarlo de ella, mientras que liberaba mi acuaerum delante de ella.

Silvanus intentó apartar mi báculo con el contrafilo de su daga, pero yo me concentré en agarrar fuertemente mi báculo, y entonces él aprovechó para lanzarme rápidamente la acuaerum que había generado, la cual me asestó fuertemente en la barriga. Retrocedí unos pasos hacia atrás con un gemido de dolor, mientras me llevaba una mano a la barriga.

"Se lo está tomando muy en serio...", pensé preocupada.

Clair ëm yak..., dije imitándolo para generar la bola de luz en mi mano izquierda, y entonces me acerqué a él corriendo. En lugar de asestarle la clair ëm yak di un salto hacia adelante una vez estuve a su lado, y le di un golpe brusco en los riñones con la parte baja del báculo, por la zona de su cinturón, para que se cayese hacia delante.

Mi estrategia surgió efecto y el acuaerum le dió de lleno.
-Ja! ¡toma esa!

Pero entonces se reincorporó y una brillantísima luz brotó de su mano izquierda.
-Aprendes rápido, morena dije poniéndome otra vez en posición defensiva.

Estaba esperando su ataque cuando, de repente, sin previo aviso, sentí un dolor agudo en mi cintura.
-Ah... dije en un deje de voz mientras cía al suelo- jo... eso duele- dije retorciéndome cual lombriz en el suelo mientras me mordía el labio inferior para no romper a llorar.

-Vale, vale, vale... tu ganas... siempre dije que éramos el sexo débil... y no me equivocaba.

Entonces solté a Altheda, dejándola en el suelo, mientras me incorporaba dolorido y con lágrimas en los ojos.

Heylel, al ver que el combate había finalizado, se despidió y abandonó la sala.
-Jo... soy un cacas... no he podido ni vencer a mi novia... dije con los carrillos hinchados, mientras me frotaba la zona del golpe... no había sido muy potente, pero los riñones son una zona sensible, y un golpe con un báculo macizo en la zona baja de la espalda... no es moco de pavo.

-Y haz el favor de apagar eso- dije gracioso, mientras me acercaba para darle un húmedo beso.- Muy bien jugado- le susurré al oído.

"Lo siento... es que te lo estabas tomando tan en serio...", le dije apenada mientras agitaba un poco mi mano para deshacer la clair ëm yäk.

"¿Te duele mucho?", le pregunté abrazándolo y acariciándole los riñones algo preocupada.

-No, tranquila... estoy bien- generalmente, cuando me hacía daño, pensaba en cuando Aren me golpeó con su látigo, dejándome al borde de la muerte... entonces todos los dolores se volvían bastante llevaderos.

Me gustó que sus manos rodeasen mi cintura y se posaran en mi cadera, mientras me frotaba suavemente.
Entonces apoyé mi cabeza en su hombro, mientras la abrazaba yo también, apoyando mis manos en la parte baja de su espalda, del mismo modo que ella lo hacía conmigo.
-Claro que me lo tomo en serio... ¿que te crees? ¿que en el campo de batalla te van a andar con milongas?- entonces giré mi cara y mi lengua recorrió su cuello, buscando el lugar exacto para hacerle un chupón.


-Te quiero.

Mientras Silvanus me hacía el chupón pillándome desprevenida sentí un escalofrió que me recorrió todo el cuerpo.

Entoncs me dijo que me quería, y yo le dije: "Y-y-yo... pero eso duele... ¡gñññ!", dije mordiéndole levemente en el hombro.

Entonces me separé de él y me acerqué a mi bolsa, dándole la espalda.

"Vaya cosas tiene este Sil... ahora tendré que taparme esto o la gente pensará mal...", pensé mientras.

-Bueno... ¿que es un poco de dolor en medio del placer?...mmm... más placer- susurré con una risita.


Entonces Hew se dirigió a su mochila, dándome la espalda.
-Jo... no seas mala... no me pongas ese cuerpo delate, que me descontrolo- dije trotando hasta ella, para abrazarla por detrás.

Tristán salió de mi mochila para unirse al divertido momento, por lo que se metió en la mochila de Hewina, revolviéndolo todo.

"¡Ehhh, que ahí no hay nada para tí!", le dije a Tristán mientras me reía. Él me respondió con un ruidito de su boca, y entonces se acurrucó en mi bolsa, asomando la cabecita por fuera. Mientras Silvanus continuaba abrazándome por detrás como si fuese una lapa.

"Anda... vamonos de aquí", dije terminando la frase con un suspiro.

Me puse mi bolsa en el hombro y cogí las cosas de Silvanus, y entonces nos fuimos de allí.


*se van*

Entré en la sala de entrenamiento ya dando pequeños saltitos para calentar. Estaba pletórica y con ganas de entrenar. La verdad es que mis fuerzas estaban al 100%.
Cogí un saco de arena y lo colgué de su percha correspondiente. Me remagué la blusa y comencé a golpear el saco despacio, para ir aumentando la potencia con forme mis músculos se calentaban.
Al cabo de veinte minutos, estaba preparada para comenzar mi entrenamiento.
Descargué el saco de arena con una mano y coloqué peleles por toda la estancia... pero luchar contra peleles no tenía gracia... al primer puñetazo se partían por la mitad... y después de romper un par de ellos, decidí sentarme en el centro de la sala, meditando... me venía muy bien para relajar mis músculos y evitar agarrotamientos... pero tampoco es que hubiese hecho mucho... la verdad es que odiaba luchar contra peleles... era patético...

*se queda en la posición de loto* jajajaaj

Decidí ir a la sala de entrenamiento para ver si encontraba una pulsera que había perdido, y entonces vi a Adela. Estaba sentada en el suelo, rodeada de muñecos tirados en el suelo, y algunos rotos. Aquello parecía un auténtico campo de batalla.

Tenía los ojos cerrados y parecía estar concentrada, pero era posible que me hubiese sentido, así que decidí saludarla para no ser descortés.

Me acerqué a ella y le dije sonriente: "Buenas noches Adela. Me alegro de verte."

Una suave vocecilla me sacó de mi trance.
Era la pequeña cláritas.
-¡Hombre! Aquí está mi valiente- dije levantándome de un golpe- que, ¿a que andas bonita?- ya no me acordaba de su nombre... si... tengo un problema- Yo aqui, intentando entrenar un poco... pero nada, hija... a mi que se me rompan los peleles de un solo puñetazo... no me gusta... prefiero luchar contra personas de carne y hueso- dije frotándole la sabeza- ¿te apuntas? por lo que he visto, eres una chica de armas tomar.

-Por cierto, ¿te has vuelto a poner el jersey que te he dado? bah... que preguta... CON EL CALOR QUE HACE ESTOS DÍAS jajaja te habría dado una colleja, si me dices que andas con el puesto... cada ropa tiene su época...

"Me encantaría, pero he estado un poco enferma, y el medico me ha dicho que no haga esfuerzos...", le dije respondiendo a su proposición y cambiando un poco los detalles reales, ya que no era plan contarle lo de que había bastantes probabilidades de que estuviese embarazada.

Nada más responderle ella cambió de tema y me preguntó sí me había puesto el jersey que me hizo.

Me reí suavemente, y le respondí sonriente: "No, claro, todavía no me lo he puesto por el calor... pero en cuanto haga un poco de frío me lo pondré muy a gusto"

La chica... ¿como diantres se llamaba?¿Ladiwa?¿Lucratia?¿holiba?¿lubina? bah... da igual... me comentó que había estado en el médico.
-¿como que no hagas esfuerzos?¿entonces?- dije sacando una galleta de arroz enorme de mi zurrón y metiéndosela de golpe en la boca, sin dilación.- cuentamelo todo... y no te fies de esos matasanos... son mas falsos que la sonrisa de Aren Ferec Darvenwish - de ese no me olvidaba- jajajaja.

Adela me metió una galleta en la boca y me dijo que se lo contase todo, pero me llamó la atención el comentario que hizo a seguir... por lo visto ella tampoco admiraba al odioso Aren.

"Al fin y al cabo... ella es una persona madura y nada ingenua, como para dejarse engatusar por mala gente", pensé mientras le dedicaba una media sonrisa, pero esta se disipó al instante, mostrando mi preocupación.

Entonces le dije: "bueno... lo cierto es que mi novio y yo podríamos estar... esperando un bebé"

No estaba muy segura de como se lo tomaría, pero Adela era alguien que me inspiraba mucha confianza... y no podía mentirle.