Fuente termal

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Del cielo cayó como un proyectil, hundiendo alrededor de veinte centímetros los pies en el suelo debido a la velocidad y la energía de la caída.
Quedó clavada, aún más bajita de lo que era en sí, con los brazos en cruz. - ¡Tachán! Me llamo Branne del Fuego Firme y estas son las Primeras Jornadas de Entrenamiento Intensivo Soy la... segunda - siseó.- guerrera de mi señora Flavia Gnaea Seia Herennia Sallustia Severa Magna. A estas alturas ya sabréis cómo va esto...- dijo apuntando sus puños hacia ellos.- Venga, ajijí.- dijo con una sonrisa pletórica. Estaba radiante de felicidad.

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Zacharyas vio venir a Massen Dew, la joven piscis, y esbozó una sonrisa. No era, tampoco, mala compañía, aunque no tenía con ella la confianza necesaria como para sacar temas un poco íntimos. Aquello, por otra parte, no era un problema, sino lo acostumbrado.

-Buenas noches- respondió, alzando una mano para saludar a la piscis e iniciando un encorvado acercamiento a ella, calmo.

De pronto, caída del cielo, apareció una mujer ante los dos. Zacharyas se volvió veloz, frunciendo el ceño, llevando enseguida una mano al arma que portaba al cinturón, creyendo que aquello era un ataque. Y cuando ella habló, quedó claro enseguida que no era otra cosa que aquello: un ataque.

La costilla de Zacharyas no estaba recuperada del todo. Había reposado lo suficiente desde que se había herido, pero todavía notaba pinchazos a veces. Aquello no era un problema para su mente, pero tenía que tener cuidado si no quería acabar recibiendo la bronca de algún médico por tratar a su cuerpo de aquel modo.

-Yo soy Zacharyas -se presentó, desenfundando su espadín y esbozando una sonrisa macabra, poniéndose en guardia.

De todos modos... ¿Cuándo le molestaba a él el dolor? Y aquel día, como otros tantos, la oscuridad estaba de su parte.

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No tuve mucho tiempo para hablar con Zacharyas antes de que una tercera persona irrumpiera en escena. Y, vista la presentación, no tardé en ponerme en guardia, a sabiendas de lo que venía a continuación.

Invoqué un primer aquaerum contra ella.

-Massen Dew -me presenté, antes de lanzarlo.

Sin perder de vista sus movimientos, me concentré en preparar un segundo hechizo. Entrenar, después de todo, era una opción muy recomendable, y más teniendo en cuenta que últimamente lo había dejado un poco de lado.

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-Frregintior- la mujer conjuró su útil hechizo contra el arma del caeruleus, reduciéndola al tamaño de un alfiler.- No me gusta que ciertas cosas peligrosas me apunten... ajijí~- canturreó.

En cuanto vio el fuerte Acuaerum dirigiéndose hacia ella, Branne cerró el puño con fuerza y, cogiendo impulso, dejó libre su fuerza contra el esférico hechizo, haciendo que este se desintegrase por completo.
Agitó su mano en el aire, que echaba algo de vapor.- Au... Ajijí~ Eso ha estado bien... Pero sois muy aburridos~ ajijí~. Veamos... vosotros tenéis cuatro manos en total. Yo sólo dos... vamos a igualar las cosas. -Les señaló a ambos y conjuró dos hechizos Brrën, de modo que dos fundas de escayola cubrieron desde el codo a los dedos de uno de los brazos de cada guerrero.

No le apetecía atacar para nada. Quería estrujarlos un poco más.
-¿Qué tal así? Ajijí~

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Zacharyas contempló, entre contrariado y asombrado, cómo su arma se empequeñecía, volviéndose inservible en aquellas circunstancias. Seguía pudiendo perforar el cuerpo de sus enemigos, pero la distancia debería ser demasiado corta. Pensó que solo lo utilizaría, en aquel caso, para apuñalar en caso de necesidad, guardándola de nuevo.
Además de inutilizar parcialmente su arma, el brazo derecho del caeruleus fue pronto inmovilizado también. Lo que parecía una roca lo cubrió desde el codo, rodeando su mano, quitándole la habilidad de asir o lanzar hechizos.

-Garves -siseó, apuntando a la mujer.

Él veía perfectamente, y ella vería todavía menos bajo su hechizo. Quizás no pudiese lanzar conjuros con la diestra, pero le quedaba la otra.

Zacharyas extendió la izquierda mientras se deslizaba a la izquierda, apuntando a la cabeza de la mujer, a su sien.

-Âchnam -siseó de nuevo, manteniendo una buena distancia entre ambos. Debía encontrar una forma de librarse de aquella incómodo guante de piedra.

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Mi primer hechizo fue interceptado por un puñetazo. Apenas un momento después, sentí cómo una capa de roca recubría mi brazo, inmovilizándolo. Fantástico.

Al parecer, se trataba de un método para igualar nuestras fuerzas a la suya. Sin embargo, para mí, no era así; se suponía, por lo que yo sabía, que ella era más fuerte siendo una sola, así que lo que estaba haciendo era menguarnos en comparación con ella. Pese a todo, no vi apropiado el mencionarlo.

Lancé el aquaerum que había preparado con la mano que tenía libre, y al momento invoqué otro. Era incómodo no poder disponer de ambos brazos, pero también era una prueba interesante.

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Parecía que los chicos se habían puesto las pilas, pues rápidamente uno de ellos había cegado a la pequeña muchacha de florido vestido y tres hechizos se dirigían hacia su cuerpo.

No podría esquivarlos todos, por lo que decidió soportarlos con resignación. Además, debía resistir hasta que el efecto del Garves se le pasase un poco.
-¡Pelytera!- dijo con voz firme, de modo que su piel y ojos adquirieron una textura rugosa, al igual que sus extremidades, que se volvieron de un aspecto ciertamente rugoso y duro.

Los tres hechizos impactaron con una fuerza atroz, de modo que consiguieron tirarla al suelo. Su cara se había descascarillado un poco. Sin embargo, Branne, se puso en pie con dificultad, rascándose la cara.- Joder... ajijí- Deshizo el hechizo, volviéndose normal y decidió contraatacar, por lo que abrió los brazos y comenzó su ataque.- ¡Terro!- Del suelo comenzaron a salir rocas afiladas que se dirigieron con gran velocidad hacia los chicos. Sin embargo, Branne controlaba que no les diesen en puntos vitales. Aquel era su hechizo más poderoso y debía controlarlo a la perfección.

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Zacharyas observó con deleite como, tras cegarla, su hechizo daba en el blanco. Sin embargo, para sorpresa del caeruleus, antes de poder alcanzarla, el cuerpo de la mujer se había vuelto duro, pétreo, haciéndole, aparentemente, más fácil el soportar aquellos hechizos. Él, por ejemplo, no tendría ningún problema en sufrir dolor y aguantar, sin necesidad de minimizar daños, aunque el hacerlo vendría bien para preservar su propio cuerpo.

La mujer, veloz, se apresuró a recobrarse e iniciar una nueva ofensiva. Afiladas rocas surgieron del suelo y se proyectaron contra ellos. El caeuruleus trató de hacerse a un lado, conjurando dos âchnam con la izquierda para tratar de destruir aquellos proyectiles y colocando el antebrazo derecho verticalmente ante su rostro, cuello y parte del pecho, todo lo largo que abarcaba el largo miembro, tratando de que fuese la roca que aquella mujer había usado para inmovilizarlo la que sufriese el golpe. Esperaba que entre los conjuros, la protección y el movimiento su cuerpo quedase lo más intacto posible.

Por el rabillo del ojo, Zacharyas miró a Massen Dew. Una parte de él deseaba verla herida. Otra, sin embargo, esperaba que estuviera bien.

FdR- Manoescudo de roca XD

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Cuando vi que conseguíamos tumbarla, me sentí exultante. Si era la segunda, como había dicho, era por fuerza poderosa, y lograr aquello entre dos era algo fantástico. Parecía que el caeruleus tenía una magia poderosa, lo cual lo convertía en un fuerte aliado.

Sin embargo, como no podía ser de otra forma, la parvus contraatacó. Una vez consiguió levantarse, nos envió su propio hechizo, consistente en rocas afiladas. Tratando de evitarlas, me aparté a un lado, pero sin retroceder, sino todo lo contrario.

Me había venido un impulso. Avanzando hacia ella, corrí preparando el brazo. La roca que lo cubría lo había convertido en un peso muerto, pero si nuestros hechizos habían conseguido quebrar su protección de piedra, quizá la nuestra pudiera quebrarse también.

Por otra parte, mi brazo era mucho más duro ahora que estaba recubierto de roca. Aprovechando el impulso de la carrera, lo llevé hacia adelante, trazando un arco horizontal para golpearla por un lado. Tal vez fuera pesado y hubiera perdido movilidad, pero seguía siendo algo con lo que golpear.

FdR.: Porque sí, porque por qué no ser berserker.

Jefe de Raza Edad : 85 Mensajes : 227

Los hechizos de roca fueron en parte destruidos por las defensas aplicadas por el caeruleus, sin embargo, no pudo evitar recibir algunos daños en las piernas sobre todo.

Massen, pese a esquivar la mayoría de las rocas, no pudo evitar ser golpeada por alguna de ellas. Sin embargo, aquello no pareció detenerla.

Cuando llegó a la altura de la parvus, alzó su ahora pesado brazo, con el fin de golpearle con fuerza.

Branne, con las cejas alzadas debido a la incredulidad que aquel gesto le produjo, no pudo hacer otra cosa que reirse.- Por favor... ajijí~- Y de una fortísima patada, acertó en el costado de la joven antes de que su ahora brazo-martillo le pudiese golpear en la cabeza.

Massen salió volando como una colilla arrastrada por el viento a una velocidad pasmosa, pues la fuerza de Branne era inmensa.
Massen fue a parar al fondo de las termas, donde el agua caliente derritió el yeso que formaba la escayola de su brazo, quedando libre, pero sin mucha conciencia.

-Qué mona...- dijo girando la cabeza. Branne adoraba a las mujeres decididas.

-Ha estado muy bien ajijí- Le dijo a Zacharyas. Y entonces, desapareció sin dejar rastro.

*se va*

Edad : 34 Mensajes : 1289

Parte de aquellos proyectiles lo golpearon en las piernas, provocándole un dolor agudo y extraño. Zacharyas estrechó los ojos, disfrutando plenamente de aquella sensación.
En cuanto la mujer desapareció, ignorando los rasguños sangrantes de sus piernas, Zacharyas acudió a las termas, en el agua de las cuales había caído la pequeña piscis.

-¿Te encuentras bien? -inquirió, con un tono que compartía a partes iguales cierto morbo y la preocupación-. ¿Necesitas ayuda?

Se dio cuenta, entonces, de que el agua había disuelto aquello que cubría el brazo de Massen, de modo que el caeruleus hundió el suyo hasta el codo y, tras deshacerse de aquella incómoda roca, lo sacó, tendiéndoselo a la guerrera, pretendiendo ayudarla a salir de allí.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

El impulso resultó no ser muy buena idea; antes de que hubiera logrado alcanzarla, sentí un fuerte dolor en las costillas y salí disparada en dirección al agua. Cerré los ojos ante el impacto, sintiendo cómo se me cortaba la respiración, y luego noté cómo me hundía.

Por suerte, era agua. Por una parte, el calor de las termas me reconfortó, aliviando un poco el intenso dolor del costado. Por otra, impidió que me atontara demasiado, además de evitar que me estrellase contra el suelo. Por si eso fuera poco, sirvió también para que me deshiciera de la roca que cubría mi brazo, que se disolvió en el agua.

Tras unos segundos inerte, me incorporé con esfuerzo y sacudí la cabeza, sintiéndome aturdida y dolorida. Ante mí estaba Zacharyas, tendiéndome una mano. Le dediqué una sonrisa un tanto vacilante, al tiempo que aceptaba su ayuda para levantarme y salir del agua.

-Gracias -murmuré-. Creo que me he precipitado un poco...

Y aquello me recordaba por qué no debía dejarme llevar por mis impulsos. Alguna vez, el instinto me había ayudado, pero no era lo más habitual. Y, en aquel caso, no había sucedido así.

Con ayuda de Zacharyas, volví al palacio, pues la parvus ya se había ido. Pensé que sería buena idea pasar por enfermería. El dolor no parecía indicar que me hubiera roto nada, pero tenía unos cuantos rasguños y el golpe del costado había sido muy fuerte.

*Se van*

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Decido continuar con mi entrenamiento. Esta vez probaré otro método: Crearé el Aquaerum en medio de las llamas de Tristán.

- Venga, enano.- Le animo. Tristán obedece y rápidamente comienza a echar fuego hacia el cielo y, donde la llama es más gorda, enfoco mi mano cerca y comienzo a crear un Aquaerum. Sin embargo, hace demasiado calor por lo que tengo que retirar la mano rápidamente.- ¡Ay!- chillo. Aquello iba a ser complicado. Sin embargo, consigo retirar un Aquaerum pequeño y humeante, con el agua de su interior burbujeante.
-¡Anda! - Sin embargo, es demasiado pequeño ya que el calor del fuego me ha desconcentrado y no he podido dejar fluir más magia.

-Jo. Esto es más complicado de lo que creía. Quizá con guantes...- Se acordó de los guantes de piel de Dorlopps que había adquirido de camino a palacio. Eran muy feos, pero eran gruesos. -Tristán, espera aquí.

*se va a la habitación a por los guantes*

Cuando llego, vengo con los viejos guantes puestos. Creo que me vendrán de maravilla. -Vamos Tris. ¡Continuemos!- Digo alzando un puño al aire.

El dragón deja salir su fuego y yo acerco con firmeza una mano.-¡Aquaerum!.- Digo con firmeza.- Un fuerte Aquaerum se forma en medio del fuego que emite el dragón y rápidamente este adquiere una tonalidad rojiza, para luego volver a su tono normal, pero emitiendo gran cantidad de vapor y burbujeando. -¡Ahahahahahaha SOY EL REY DEL MUNDO!- chillo con felicidad.- ¿HAS VISTO ESTO? ¡ME HA SALIDO!- Sin embargo rápidamente pierdo su forma y poco a poco se va desparramando por el suelo.- ¿Eeeeh? ¿Qué demonios pasa aquí? - Parecía que las partículas de agua exitadas por el calor no estaban en sintonía con mi magia o, por lo menos, a mi magia le costaba controlarlo. O quizás los guantes de Dorlopps interfirieran en la cantidad de magia que le llega a mi hechizo. Sea como sea, tengo que seguir practicando.

Hincho los carrillos.- ¡PUES A ENTRENAR SE HA DICHO!

*se queda entrenando*

Jefe de Raza Edad : 57 Mensajes : 411

Silvanus está entrenando junto a las termas, de modo que voy para allá, apareciendo a escasos metros del chico con expresión seria. Sin embargo pronto dibujo una sonrisa que asoma, simpática, bajo mi barba.

-Buenas tarrdes -saludo, aproximándome al chico y a su dragón con pasos cortos-. Me gusta verr cómo los buenos guerrrerros se esfuerrzan porr serr cada día mejorres AJAJA.

Parece estar tratando de potenciar su hechizo con fuego. Podría ayudarlo, pero siento curiosidad por ver qué conclusiones saca por sí mismo. No se puede dar todo hecho o no aprenderán nada.

Moderador Edad : 31 Mensajes : 1997

-¡UA!- Una voz me sobresalta y me hace perder la concentración de mi último hechizo, desaciéndose este al instante. Me giro para saber de quien se trata.- ¡Nagorr!- Digo alzando los brazos, con la cara un poco chamuscada y el pelo algo sudado debido al esfuerzo.- Gracias.- Digo frotándome una mejilla. Es todo un honor poder volver a verle. -¿Qué tal está? Yo aquí, haciendo experimentos raros...- Me explico.- Intento juntar el poder de mi dragón con el de mis hechizos para crear Aquaerum algo distintos.- Hablo sonriente.- Me van saliendo algunos, pero es difícil controlar el agua en ebullición. No es como crear un Aquaerum de agua calmada. He tenido que ir a por los guantes para no quemarme.- Río, enseñando los dientes.

Jefe de Raza Edad : 57 Mensajes : 411

Efectivamente, eso es lo que intenta. Le revolvería el pelo, pero no le llego. Defectos de ser parvus. De los pocos, la verdad.
Pongo los brazos en jarras y suelto una carcajada.

-Acabarrás consiguiéndolo. Tú no te pongas límites y verrás. Ya nos enfrrentarremos cuando lo logres -bromeo-. AJAJAJAJA.

Lo mataría.

Me atuso la barba, con calma. Risueño, contemplo unos segundos al dragón y, luego, de nuevo al piscis. Si ha estado aquí toda la tarde no creo que haya visto nada raro.

-¿Has notado algo extrraño en algún guerrrerro estos días? -inquiero, directo, sonriente-. Es parra una encuesta.

Ni me he esforzado en buscar una excusa. Al fin y al cabo...

Moderador Edad : 31 Mensajes : 1997

-No le duraría ni un segundo, señor.- Me excuso con una sonrisa nerviosa.

Su pregunta me coge por sorpresa.- ¿Extraño? No, nada, señor.- Aunque respondo rápido, sé que estoy seguro.- En Brontë desde que he regresado todo está bien. O eso veo.- Me rasco la cabeza.- Tampoco es que haya estado con mucha gente. No he conocido a nadie nuevo tampoco... Perdón por no ser de más ayuda aunque ahora estaré atento por si veo cosas raras.- Digo haciendo el saludo militar.

Jefe de Raza Edad : 57 Mensajes : 411

Niego, lentamente, riendo con fuerza. Como esperaba, no ha visto nada extraño. De todos modos, si hubiese sucedido algo extraño, muy extraño, debería haberme dado cuenta. Y, pese a esa afirmación, sigo teniendo un presentimiento algo negativo. No me gusta presumir, pero suelo fiarme de este tipo de sensaciones, aunque no sea la primera vez que me fallan...

Doy una palmadita en el culo del piscis, animado.

-¡No le des imporrtancia! Así todo está mejorr AJAJAJA. Perro rrecuerrda que un buen guerrrerro siemprre ha de tenerr los ojos abierrtos, se encuentrre donde se encuentrre. Ahorra sigue prracticando. Deberremos tomarrnos esas cerrvezas algún día AJAJAJA.

Pero no hoy. Hoy no es el día adecuado para eso.

-Buenas tarrdes, chaval.

Me despido un instante con la mano. Luego desaparezco.

*se va*

Moderador Edad : 31 Mensajes : 1997

Siento una fuerte palmada en mi trasero y sonrío muy forzadamente ante aquel gesto, riendo nervioso y luego llevándome la mano al trasero para masajearlo debido a semejante topetazo. Este hombre debe aprender a controlar su fuerza.
-De acuerdo.- Digo con voz aún temblorosa.- Hasta pronto, señor.

Me he desconcentrado por completo, así que decido recoger para irme. Hoy he avanzado bastante.

*Se va*

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

La nieve no volvía, pero la lluvia arreciaba con fuerza, y era fría. Para cuando salí al exterior ya llevaba las orejas extendidas, sintiendo caer las gotas sobre ellas, y cuando llegué a las termas estaba ya empapada y con algo de frío. No tardé en deshacerme de la ropa y sumergirme en el agua con gusto, extendiendo mis demás membranas. El contraste del frío exterior con el agua caliente era maravilloso.

Di algunas vueltas por el agua, nadando un poco y disfrutando de lo bien que allí se estaba, antes de ponerme seria. Comencé entonces a crear aquaerums. Primero simples, pequeños, fáciles de manejar y de poco poder. Poco a poco los fui haciendo más grandes, estrellándolos con fuerza, y por último comencé a probar lo que Jun me había propuesto, y que había ido perfeccionando en los últimos meses.

Seguía sin entender exactamente por qué funcionaba así, pero había que reconocer que era de lo más efectivo. Probé a lanzarlos en el aire, probé a hacerlos emerger desde el agua, y por último probé a crearlos en el aire y lanzarlos contra el agua. Funcionaban en todos los casos, lo que me dejaba satisfecha. Probé, entonces, a hacer dos a la vez. Era más difícil manejar dos hechizos juntos, y quería acostumbrarme a ganar velocidad a la hora de crearlos.

*se queda*

Edad : 31 Mensajes : 613

De nuevo me muevo por el bosque a la mayor velocidad posible, saltando entre los árboles o corriendo sobre las ramas caídas y raíces; trepando por los troncos resbaladizos y dejándome caer para acabar aterrizando rodando por el suelo.

Mantengo la velocidad por el bosque y me guío de mi olfato para moverme hasta las termas. Como siempre mantengo unos recorridos muy similares, a pesar de que la visibilidad sea muy baja, ya no me cuesta demasiado orientarme por el archiconocido terreno.

Llego al lugar y salto de uno de los último árboles hasta las rocas que lo rodean encontrándome allí con Massen Dew. Esperaba que, con este tiempo, este lugar estuviese vacío, pero encontrar a otro piscis no resulta tan extraño. Hago un gesto con la cabeza a modo de saludo.

—Djatu Sabbeh, Massen Dew —Recuerdo nuestro último encuentro en las termas y algo agradable me recorre el cuerpo. Empiezo a desvestirme de espaldas a ella para meterme en el agua sólo con el paño de la cintura y el de la cara. Luego me meto en el agua caliente abriendo las membranas y me quedo sentado frente a ella, en el lado opuesto del círculo de piedras, mirándola.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Al parecer, no era la única a la que se le había ocurrido aprovechar el mal tiempo para ir a las termas. Sentí un extraño cosquilleo al ver aparecer a Follow, pero no me dirigí a él hasta que hube lanzado los dos aquaerums que tenía en las manos.

-Djosseh, Follow -respondí, al cabo.

En apenas un momento él estaba también en el agua, un poco más allá, aún con la cara medio tapada y en silencio. Lo miré un momento de reojo. No parecía muy hablador. La última vez que lo había visto, habíamos dormido juntos, y cuando yo me había despertado, él ya no estaba allí. Podía imaginar perfectamente qué había estado haciendo, pero una parte de mí se sentía un poco decepcionada por aquello.

Decidí continuar con mi entrenamiento, y cubrí toda la terma con un nairea. Después, continué con los aquaerums.

-He visto a tu rival -recordé, en un momento dado.

Edad : 31 Mensajes : 613

Massen Dew parece estar utilizando su magia dentro del agua y llegado un momento en el silencio invoca un nairea que nos cubre parcialmente y hace que difícilmente pueda verla entre la bruma. Pero sé que está ahí. Como está ocupada no tengo nada que decir.

Levanto ligeramente la cabeza, algo expectante, cuando menciona a mi rival.

—La mujer que persigue mi destino. ¿Qué ha hecho? —Pregunto. Dudo que fuese a atacarla, porque no le he hablado de ella. Aunque quizás alguien lo haya hecho. De todas formas, Massen Dew está bien aquí y ahora, así que no le ha hecho nada.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Me lo pensé un momento antes de decidir qué responder. No sabía si a Follow le importaría que yo hiciera alguna intervención con aquella chica, pero la verdad era que no había podido evitar la curiosidad. El problema era no saber hasta qué punto era importante.

-Ha querido saber quién era yo -respondí, al fin-. Y, como no le he dado mi nombre, me ha puesto ella otro. ¿Se puede hacer eso?

No tenía muy claro cómo funcionaba en asunto de los nombres, pero no me gustaba pensar que aquella mujer creyera que tenía poder sobre mí. Aunque, bien visto, era rápida pero poco poderosa. Yo no le tenía miedo. Continué con mis hechizos.

Edad : 31 Mensajes : 613

Escucho a Massen y sus primeras palabras me parecen esperadas, pues lo primero que hacemos al salir al mundo exterior es hacernos con los nombres de aquellos que vamos conociendos para mantener nuestra ventaja sobre sus vidas. Massen Dew es una mujer inteligente y no le ha dado su nombre, pero lo que dice a continuación me preocupa y frunzo el ceño.

—Uno pone nombre a los enemigos que se interponen directamente en su camino para que la muerte los reconozca. Es como pedir que se los lleve, un favor a la muerte. Una especie de maldición. Te ha jurado su odio —Le explico. No es algo bueno, ni tampoco es algo que incumba sólo al que odia. No es algo que se haga habitualmente, ni algo que esté bien visto hacer. Niego con la cabeza.

—Tú ya tienes nombre, ella te ha puesto otro. Eso es bastante negativo. Debo reclamar su falta —Le explico. No puedo dejar que Massen Dew sea tratada así por ella. —No me lo digas. No le digas a nadie cual es ese nombre —Le advierto.