Escaleras

Edad : 31 Mensajes : 1308

Me senté en una de las escaleras con una carta entre las manos. Me había despertado hacía poco y, en mitad del pasillo, un chrysos del servicio me había dado una carta. Al principio pensé que sería de Rick, que ya me había enviado dos casi seguidas, pero resultó ser de mis padres.

Hacía mucho que no recibía una carta de mis padres, así que estaba muy ilusionada. Me preguntaba cómo estaban y qué habían hecho los últimos meses, aunque imaginaba que en la carta habría más bien preguntas y comentarios de mis abuelos. Teniendo en cuenta la época del año en la que estábamos, imaginaba que tanto mis padres como mi hermano estarían en Ignis, y que la carta estaría escrita por los cinco.

Al abrir el sobre, descubrí que mis palabras eran ciertas. En los papeles (porque eran más de uno) pude identificar diferentes caligrafías, que poco combinaban entre sí, al igual que los temas: cada uno me hablaba de una cosa diferente, y me preguntaba cosas diferentes. Mientras que mi abuela me preguntaba cuándo iba a volver, mi hermano se interesaba por todo lo que estaba aprendiendo o dejando de aprender y por lo que hacían o dejaban de hacer los líderes; mi madre me preguntaba qué tal estaba y cómo estaban mis compañeros, y mi padre si había conocido a alguien especial. Mi abuelo, por su parte, centraba sus preguntas en si había visto al hijo de un tal Jeremy algo, porque un amigo suyo le había dicho que estaba en Brontë.

Sonreí. Era una carta bastante peculiar.

*se queda*

Edad : 25 Mensajes : 1446

Alejándome de la biblioteca paso por delante de unas escaleras. Lo cierto es que no tengo claro a qué lugar deseo ir, por lo que empiezo a subir. Al llegar a medio camino me encuentro a una joven... ¡¡LA JOVEN DEL BESO DEL CUMPLEAÑOS DE NAGORR!!
No sé por qué la llamo joven, la verdad... Menos mal que soy mudo.

Sonrojado, la saludo. Está leyendo una carta, así que no me detengo y sigo andando apresurado, haciendo una leve reverencia de disculpa.

*se va cortado*

Edad : 31 Mensajes : 1308

Releí la carta un par de veces más antes de guardarla. Luego, una vez metida dentro de un bolsillo, estiré los brazos.

Un pequeño desconocido llamó mi atención. Era un niño pequeño, más que Massen Dew, y no recordaba haberlo visto antes. Cuando me saludó, le devolví el gesto, sonriente, esperando que se detuviese, pero el muchacho siguió caminando, sin pronunciar palabra. Pensé que su silencio era un poco extraño, pero no le di demasiada importancia. Suponía que ya nos volveríamos a ver.

Me puse en pie y, contenta, bajé las escaleras para ir al comedor. Estaba hambrienta.

*se va*

Edad : 35 Mensajes : 1331

Subo de nuevo por las escaleras para luego bajar un par de ellas también. Ahora tengo que probar cuánto he afilado la espada y eso me gusta más que afilarla.

Bajo las escaleras dando saltitos impetuosos y con una sonrisilla en los labios. Estoy impaciente. Aprovecho que tengo cerca de los establos para salir por ahí.

*se va*

Edad : 30 Mensajes : 3185

Subo un escalón y me detengo. Miro hacia arriba, observando las que todavía me quedan.

Lyam se llama Lloyd. Por más que lo pienso, se me hace extraño identificar ese nombre con su rostro. No sé si es porque estoy acostumbrada a Lyam o porque Lloyd, a mi parecer, no acaba de cuadrarme.
Pero eso es lo de menos.

Mis pies ascienden dos escalones más. El tiempo que tardan en hacerlo parece eterno.

Tenían relación con el asunto de Ignis, aunque indirecta... Y... Estaban discutiendo todo aquello, junto al río, pudiendo ser escuchados por cualquiera. Menuda falta de profesionalidad... Igual que la de Jager, yendo al bosque.

Dejo atrás una nueva escalera.

Y él... Lyam pensaba entregarse. Eso lo hace todo mucho más difícil.

*sube*

Mensajes : 242

Me asomo a la cima de las escaleras, contemplando con un amplia sonrisa el ascenso de Alehyss. Esta es una buena metáfora de mi posición con respecto a ella... Me alzo por encima e incluso ascendiendo no podría más que llegar a igualarme, con esfuerzo, mientras que yo me encuentro ya en esta maravillosa posición mirándola sufrir con cada paso.

-Buenas tardes, Alehyss. ¿Cómo te encuentras hoy? -inquiero, sonriente, cuando ella alza la vista para mirarme-. ¿Hay alguna cosa que hayas visto tras algún árbol?

Me observé las uñas, apacible. Había accedido recientemente a una manicura y aquella esclava me las había pintado de forma bastante mediocre. Tendría que hablar con Jillian o su prima, la sucia lesbiana de los Campbell, para que diesen un aviso a aquella chica.

Edad : 30 Mensajes : 3185

La voz de la caeruleus me hace mirarla, desconfiada. Sus palabras no hacen más que resaltar ese hecho. Pero ante su pregunta no puedo esquivar mucho, así que termino por, simplemente, bajar el rostro y hablar monocorde.

-He encontrado a quien vine a buscar a Brontë-. Alzo los ojos hacia ella, desafiante antes de que diga nada, como previniendo cualquiera de sus palabras-. Pero las circunstancias no son las mismas.

Mensajes : 242

Escucho las palabras de la pequeña chrysos sin dejar de sonreír. Está bien eso de la sinceridad por contrato. No he tenido que utilizar mis habilidades para que hable.

-¿Las circunstancias han cambiado? ¿Y qué opinan de ello tus jefes?

Bajo un par de escalones, plantándome frente a ella, y recorro sus mejillas con las largas uñas, dejando un suave trazo blanco en estas al rascar la piel.

-Espero que comprendas que no puedes dejar que descubrar que trabajas para mí por ahora. La discreción es esencial si quieres que sigan confiando en ti-digo con voz dulzona.

Edad : 30 Mensajes : 3185

La miro fijamente.

-Ellos no lo saben.

Mis jefes esperan que les entregue a Lyam. Y esa sería una forma perfecta de conseguir destruirlos. Si me acerco a ellos quizás esta mujer pueda conseguir hacerles más daño. Aunque...

Esto empieza a oler mal. No me gusta el tono que está adoptando todo.

Mensajes : 242

Termino el contacto de mis uñas y vuelvo a ascender por las mejillas, esta vez con los nudillos, en una suave caricia. Bajo el brazo, rompiendo el contacto con ella, justo antes de comenzar a hablar de nuevo con voz relajada.

-Y así debe ser... Recuerda, Alehyss, que ahora me debes fidelidad a mí. ¿No confías en Madame Desmarais?-. Una ancha sonrisa acude a mis labios-. Lo que has de hacer es seguir con el plan y entregarlo.

Ha de conseguir la confianza de sus jefes. Si los traiciona ahora, o si simplemente no da la talla, no conseguirá suficiente prestigio para que comience con mi plan.

Edad : 30 Mensajes : 3185

Aprieto la mandíbula, incómoda. ¿Si confío en ella? Odio que se burle de mí de este modo, aunque ya sabía de su tendencia a ello cuando le entregué tanto poder sobre mí. Espero que sirva de algo, al menos. No de que nada cambiase pese a mis sacrificios.

-Entregarlo... -. Asiento, poco convencida-. Hablaré con ellos para acordar un momento cuanto antes.

La miro a los ojos, aunque no tardo en apartar la vista.

-Espero que a cambio cumpla con su parte del plan -gruño, bajando la voz.

Mensajes : 242

Dejo ir una cínica risa. Acerco mi rostro al suyo, oliéndola un instante y luego apartándome. Qué interesante ausencia de olor.

-Hazlo cuanto antes, sí -. Me vuelvo, comenzando a ascender los dos escalones que he descendido. Recoloco mi grueso abrigo de pien con coquetería-. Es una orden, Lester.

Cuando termino de subir le lanzo una última mirada, sonriendo segura, por encima del hombro y del abultado cuello de mi abrigo.

-Y no vuelvas a dudar de mí -siseo, entre amenazante y divertida-. Ve. Ya.

Abandono las escaleras.

*se va*

Edad : 30 Mensajes : 3185

Bajo el rostro y frunzo el ceño. Cuando ella está cerca noto mucho más escozor en el costado. Se vuelve muy desagradable. Y no me sorprende que ella, sin más, lo disfrute.

Asiento lentamente y bajo la vista. ¿Y qué esperaba? Da igual que quiera o no quiera hacerlo. Ella tiene razón. Si no entrego a Lyam no podré seguir con mi plan.

Aprieto la mandíbula y me alejo del lugar, pensativa.

*se va*

Edad : 32 Mensajes : 613

Las escaleras siempre son un buen lugar para practicar algo de escalada, al igual que la biblioteca. Tras subir a unos de los pisos más altos me subo a la barandilla y comienzo a caminar por ella haciendo acopio de mi equilibrio. Con los brazos cruzados se vuelve un trabajo más complejo, pero no por ello me balanceo como una bandera al viento. Tras pasar la mayor parte de mi vida trepando sin temer a las alturas, puedo hacerlo con tranquilidad.

En cuanto lo veo oportuno, dejo de pasearme por la barandilla y me acuclillo para agarrarme con las mano a la barandilla, mirando hacia el pasillo, y dejar caer las piernas para quedar colgado. Luego utilizo las piernas para encontrar un punto de apoyo. Rodeo uno de los balaustres con las piernas, cruzándolas en torno a ella para aferrarme con fuerza. Luego suelto las manos y me dejo caer hacia abajo hasta que mi cabeza queda colgando y mi cuerpo es sostenido por la fuerza de mis piernas. Me quedo así un rato, con los brazos cruzados. El mundo así es confuso, los sentidos trabajan de forma extraña y se tiende a actuar más lentamente. Debo practicar ataques boca a abajo.

Estiro los brazos para alcanzar una columna y abrazarla y es entonces cuando suelto las piernas y me encaramo a la columna como un reptil, boca abajo. Ahora tengo que buscar un lugar al que moverme. Mantenerse así o moverse es complicado así que aúno fuerzas para cambiarla. Cambio los brazos de postura para poder cambiar la posición de la espalda y bajar los pies con esfuerzo y cuidado hasta conseguir que estos vuelvan a estar más bajo que mi cabeza. Cuando vuelvo a una posición boca arriba encaramado a la columna vuelvo a ver a mi alrededor.

Decido escurrirme por la columna hasta otro lugar, ya que por donde estoy no hay nada demasiado accesible. En cuanto estoy cerca de una nueva baranda salto hacia ella, agarrándome con las manos al barandal superior y apoyando los pies en el inferior. Luego doy un pequeño salto para acuclillarme sobre la barandilla. Luego me pongo en pie, salto hacia el pasillo y continúo caminando.

*se va*

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Bajaba las escaleras, acompañada de Tristán. No me encontraba demasiado bien todavía, pero había decidido que, después de comer, debía empezar a entrenar.

Como todavía no se me había cerrado la herida, tenía que tener cuidado con movimientos bruscos, pero sí podía seguir entrenando la magia. Así pues, decidí dirigirme a la sala de entrenamiento.

*Baja las escaleras*

Jefe de Raza Edad : 58 Mensajes : 411

Camino por los pasillos leyendo unos pergaminos atentamente. Al llegar a las escaleras, sin embargo, una presencia me hace alzar la vista. Bajo mi frondosa barba, que hoy está separada en dos coletas, asoma una sonrisa animada.

-Massen Dew -saludo, acercándome a la chica-. ¿Cómo te encuentrras? He visto que has estado entrrenando últimamente con las chicas de Flavia.

Y pensar que cuando llegó la tomé como una simple niña. Pero ha acabado siendo más responsable que muchos otros guerreros. Deberían empezar a tomar ejemplo de ella.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Mientras bajaba las escaleras vi pasar al líder parvus que, curiosamente, se paró a saludarme. Me preguntaba qué podía llevar al líder parvus a hablar conmigo. Generalmente era difícil verlo, y siempre parecía tan ocupado...

-Buenas tardes, señor -respondí a su saludo, terminando de bajar los últimos escalones-. Estoy bien, ¿y usted?

Al mencionar a las guerreras de Flavia, al instante me vino a la cabeza el accidente de Jun. De pronto me puse seria.

-Sí, he estado entrenando con ellas, aunque es un entrenamiento intenso... -respondí-. ¿Está bien Jun?

Jefe de Raza Edad : 58 Mensajes : 411

Esbozo una sonrisa.

-Bien también, grracias. Algo ocupado, ya sabes.

Me atuso la barba, pensativo, mientras la escucho hablar. He tenido noticias de los entrenamientos de las guerreras de Flavia. Que sean duros resulta muy útil, aunque quizás deberían potenciarse también algunas facultades más que ellas tengan menos en cuenta. Pensaré en ello.

-Tómatelo con calma, perro no lo dejes. No soporrto a los vagos AJAJAJA.

Me hurgo en los bolsillos, sacando enseguida un sobre.

-En cuanto al mudito... -. Le tiendo el sobre-. Comprruébalo tú misma. Me ha dado esto parra ti.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Traté de recuperar la sonrisa y parecer más segura. Al fin y al cabo, tenía razón; no debía despistarme de mi trabajo.

-Me esforzaré, señor -le aseguré.

En cuanto a Jun, no me dijo gran cosa. Únicamente me tendió un sobre. Fruncí el ceño, sorprendida, y tomé el sobre.

-Gracias -murmuré, bajando la vista a él. Quitando mi propio nombre, no ponía nada en él.

Volví la vista al líder parvus.

Jefe de Raza Edad : 58 Mensajes : 411

Me sacudo la ropa y me atuso un bigote, calmado.

-Te deseo mucha suerrte. Si necesitas algo, búscame, aunque no prrometo nada AJAJAJA. A veces soy un poco grruñón-. Tras un par de carcajadas, la miro de nuevo, frotándome las manos. Ya se está haciendo algo tarde-. Ahorra rretomo mi camino. Ya nos verremos en alguna ocasión. Hasta otrra, Massen.

Hago un gesto, llevando el índice y el corazón a mi frente y despegándolos, a modo de saludo militar simplificado. Luego continúo caminando, pasando a la piscis y ascendiendo las escaleras, retomando la lectura del pergamino que llevo en las manos.

*se va*

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Asentí, sonriendo, agradecida.

-Muy bien señor -respondí, conforme. Estaba bien poder contar con algo de apoyo, aunque fuera tan dudoso como él lo ponía. Por mi parte, confiaba en los líderes y en su forma de trabajar.

Al parecer, no tenía nada más que decirme, porque se despidió y continuó su camino. Tras despedirme yo también, bajé la vista al sobre. Tal vez era mejor idea leer la carta ahora y ponerme luego a entrenar; a fin de cuentas, debía reconocer que tenía curiosidad. Decidí, pues, buscar un sitio donde sentarme a leer.

*Sigue su camino*

Edad : 31 Mensajes : 1315

Avanzaba lentamente, arrastrando los pies y a Amatista, con aire cansado. Tenía unas marcadas ojeras y estaba pálida. En general, no tenía demasiado buen aspecto.

Mi idea inicial era subir las escaleras, pero al cabo de cuatro o cinco escalones cambié de idea. Me senté pesadamente, con un suspiro, y apoyé la espalda en el escalón siguiente. Me quedé así un momento, antes de mirar alrededor, aburrida. Porque estar quieto es aburrido.

Acabé por arrastrarme, con gran esfuerzo, hasta la pared de las escaleras, y apoyé en ella la cabeza. Recogiendo las piernas, me hice un ovillo, pero no acababa de estar cómoda. Farfullaba, buscando una postura de mi gusto.

En un momento dado, a base de darle tantas vueltas, acabé por escurrirme del escalón y caí un par de ellos abajo. No llegué a echar a rodar, pero me di un buen golpe en el codo. Me lo froté, dolorida y, quejumbrosa, volví a intentar acomodarme.

*Se queda*

Jefe de Raza Edad : 86 Mensajes : 227

La Quinta, asustada por no encontrar a su compañera de cuarto a su lado, vagaba por los pasillos, con miedo. Caminar a solas por el palacio era cuanto menos, tétrico.
-Tuli...- susurraba. -¿Dónde estás?...- Tragó saliva.
Quizás por aquí...
-¡Ay!- chilló al tropezar con un pequeño bulto.
-Pe...perdón...- Dijo retrocediendo un par de pasos, azorada.- Me... llamo Felhlo. Perdón...

Edad : 31 Mensajes : 1315

Al cabo de un rato, había acabado por cerrar los ojos, adormilada. Sin embargo, un repentino golpe me hizo abrirlos de nuevo, soltando un quejido. Confundida, traté de enfocar la vista, buscando el origen.

Una vocecita me hablaba. Miré a su propietaria con aire de cansancio y me froté las costillas, dolorida. Tenía un aspecto peculiar, en que destacaba la ausencia total de pelo. Tuve un impulso de sacar un mechón de pelo de mi bolsillo y tendérselo, pero estaba desganada incluso para eso.

Suspiré, exhausta.

-Au, Felhlo -respondí con un hilo de voz.

Jefe de Raza Edad : 86 Mensajes : 227

La quinceañera se acercó despacio. Notaba a aquella chica algo mal...- O...oye.- Dijo llevándose una mano a la boca, para luego mirar a ambos lados.- ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda? Este no es el mejor sitio para dormir...- sonrió tímida.- ¿Quieres que te acompañe a los dormitorios? Si estas enferma, allí estarás mejor.- Le tendió una fría mano.- ¿Cómo te llamas?- No sabía si la había visto antes o no. Era muy mala para esas cosas... En general, era mala en todo.