Claustro.

Estiré la espalda, todavía acomodándome a que había dejado el ejercicio. Después suspiré y roté los hombros. La verdad, no tenía muchas ganas de discutir aquel tema. Cada vez que los chicos empezaban a hablarme de aquellos asuntos, algo acababa mal. Pero sabía que, en el caso de Jun, podía ser peor de no tratarlo. O quizás no. Pero lo creía.

Me volví a mirarlo de nuevo, serena. Tomé una trenza entre los dedos y empecé a girarla.

-¿Sí? -pregunté-. Me extraña. ¿Estás seguro de que ya está?

Maldito cobarde.

No debí haber dicho nada. Ahora me arrepiento. Pero ya es tarde, ¿no? Porque ella se encarga de no dejarlo pasar.
Miro a la derecha, hacia la fuente, evitándola a ella un momento que dedico a pensar.
No es que vaya a basar mis decisiones en los consejos de una desconocida, pero ¿qué dijo Vest? Que si es mi amiga intentará entenderme o algo así.
La miro de nuevo.
¿No me está presionando? ¿Es que está intentando entenderme? No lo tengo claro. Quizás soy yo el que está a la defensiva.

Inspiro hondo.

<<Quizás le he estado dando demasiadas vueltas>>, termino por admitir, con manos lentas.

Cuando volvió a hablar sentí que empezaba a enfadarme. Si tanto quería hablar de ello, ¿por qué tenía que ser yo la que le sonsacase las cosas? ¿Por qué era mi culpa? ¿No me había besado él? ¿Se estaba sintiendo acosado, acaso? Bueno, si así era, yo ya lo había dejado estar. Y, si no era así, no entendía por qué lo había dejado estar él, pero no dejaba de ser su problema.

Me deshice la coleta y dividí las trenzas en tres grupos, para comenzar a hacérmelas de nuevo. Las até y me las pasé por encima del hombro antes de alzar la vista otra vez, mirándolo a los ojos, seria.

-¿Y? -pregunté.

Si antes me arrepentía, ahora más. Esa forma que tiene de dedicarse a su pelo mientras me agobio ante ella... ¿Y solo tiene eso que decir? ¿No puede mostrar un poco de amabilidad, al menos? Veo que no, Vest. Por ser mi amiga no va a intentar entenderme. Como mucho se sentirá cargada con mis problemas, o algo así. Quizás nunca hemos hablado de esto porque ella no ha querido. Se supone que ella es la que sabe.

Inspiro hondo y la miro fijamente. Ahora ya está hecho.

<<Solo quería hablar de ello porque es un tema que me ha traído de cabeza desde que pasó. Quería entenderlo. Quizás he tardado demasiado en mencionarlo.>>

Suspiré y miré al patio. Estaba muy tranquilo, muy sereno. Mucho más cómodo que aquella conversación que, encima, avanzaba como si estuviera coja.

-No creo que haga falta que te justifiques -repliqué, antes de que aquel se convirtiera en el problema-. Lo que no entiendo es por qué, si has sacado el tema y se suponía que querías hablarlo, tengo que tirarte de la lengua para que lo hagas. O por qué dices, después de abrir el tema, que ya está, que eso es todo.

Me apoyé en una columna, de tal forma que dejaba el cuerpo girado hacia él.

-No tengo ningún problema en hablarlo, pero no sé qué es lo que quieres entender -expliqué.

No me gusta que esté tan tranquila. Es como si quisiese demostrarme algo. "Eh, mira, estoy tranquila. No como tú, que no puedes estarlo. No eres más que un crío que no sabe nada. Mira y aprende a controlar la situación". No puedo evitar que esos pensamientos bombardeen mi cabeza.
Será que tiene razón, ¿no?

¿Qué es lo que quiero entender?
Me quedo un momento callado, mirándola. ¿Es eso? ¿Es que no hay nada que entender?
Simplemente lo hizo porque quiso. Y ya está.

Me he quedado descolocado. Acaricio el muro un momento, sin motivo.

<<Tienes razón>>. Asiento mientras muevo las manos. <<Creo que le he dado vueltas de más. Es que tengo sueños algo...>>. Hago una mueca y sonrío, tenso. <<La edad, ya sabes.>>

Me siento...
No sé. Qué agobio.

Alcé las cejas, preguntándome, por un momento, si había entendido bien. Solté entonces un resoplido, tratando de aguantar la risa, pero acabó por escapárseme. Quise darle un abrazo, pero temí que se lo tomase a mal, así que me concentré en intentar parar de reír. No era algo que nadie soliera compartir conmigo. Probablemente, era la primera vez.

-Bueno, no sé, a mí cuando me pasa eso no tiene que ser porque haya hecho nada -se me ocurrió responder, un tanto aturullada-. ¿Son... siempre iguales, o algo así?

Carraspeé. La verdad era que, tal y como lo estaba planteando, no sabía muy bien cómo tratarlo...

No espero que ría. Al momento me doy cuenta. Entonces noto cómo el calor me invade, desde los brazos y el pecho hasta la cara. ¡No puede ser! He dicho que...
Oh, por favor, Jun... Tengo ganas de meter la cabeza dentro del muro. Pero...
Al menos se ríe... Es... Creo que es un poco mejor. Me permito una sonrisa avergonzada. Estoy a punto de decir de broma que si quiere se los enseño con el amuleto, pero es capaz de seguirme el juego...

Las manos me tiemblan un poco cuando las alzo. Agito la cabeza compulsivamente, negando.

<<No, no. No estoy obsesionado. No me pasa normalmente. Ni son gran cosa>>. Socorro. <<¿Conoces a Vest?>> Claro, tirar por ahí será mejor. Niego, rectificando. <<La cuestión es que no sé qué hacer.>>

No sé cómo quitármelo de la cabeza. Cuando hablé con Vest la otra vez... ¿Es que no tiene decoro? Debería haber unas normas de vestimenta. Esto es un ejército...

Hice un esfuerzo por mantener la seriedad y carraspeé de nuevo, mirándolo fijamente. La verdad era que no sabía si el problema era que él estaba algo confundido o que yo no acababa de centrarme, pero el hecho era que no tenía muy claro cuál era el problema.

-A ver... -Pensé un momento-. Pero, ¿qué hacer de qué? ¿Cuáles son las opciones?

Apostaría una mano a que no se le ocurría ninguna opción. Iba a ser una conversación entretenida. O eso me parecía.

¡¿Cómo que hacer de qué?! ¡¿Cómo que cuáles son las opciones?!
La miro, algo inseguro, como si me estuviera gastando una broma. ¡¿Pero no ve lo que me cuesta?! Claro que lo ve. Por eso parece tan entretenida con todo lo que está pasando. Y, aún así, me alivia que esté entretenida.
¿Y yo que le digo?

<<Pues para evitar esas cosas>>, explico con las manos algo tensas, crispadas. <<Esos pensamientos. No puedo dejar de pensar en cosas que no me dejan centrarme.>> Bienvenido a la pubertad. Y tú no me ayudas nada, Massen. Nada de nada. <<Es horrible.>>

Parezco un libro sobre los cambios hormonales sufridos en la adolescencia. Creo. Nunca he leído ninguno... Pero me gusta pensar que yo, que entiendo esas cosas, puedo luchar contra ellas.

Parpadeé un momento, confusa. ¿Pero estaba hablando con Jun o con Sock? ¿Estaba pensando en hacer voto de castidad y yo no me había enterado?

-Pero... es que no es algo que evitar -fue todo lo que se me ocurrió decir-. Bueno, es decir... Yo creo que evitarlo es peor. Es algo normal, ¿no? Le pasa a todo el mundo. Si no aprendes a vivir con ello y aceptarlo será cuando te cause problemas.

Alehyss siempre hablaba de que era una buena manera de deshacerse del estrés. Y yo, la verdad, tenía que darle la razón. No era una cuestión de que desconcentrase, sino de asimilarlo y aprender a añadirlo a la vida. Además, tampoco veía las razones para evitarlo.

¡¿Que no se puede evitar?!
Pues claro que no. No controlo lo que sueño. Ni lo que pienso siempre. Pero me gustaría pensar que estoy por encima de eso. No es evitar pensar en ello, es...

<<Yo lo que quiero es poder hacer mi vida sin que bailen... esas cosas en mi cabeza.>> Leer un libro y no pensar en ello. Qué vergüenza... No puedo ni concentrarme. <<Además, no sé cómo buscarle solución>>, añaado, con gesto algo indignado. Es ahí donde hemos empezado.

Yo pensaba que yo jamás haría... nada. Entonces Massen me besa. Y de repente parece que sea verano y todas las mujeres van con menos ropa de la necesaria. ¡Yo tengo frío! Estamos en otoño ya.
Me estoy agobiando un poco.

Un momento, ¿eso no lo había dicho ya? ¿Había empezado ya aquel proceso de repetirse una y otra vez sin escuchar? Porque eso no se llamaba conversación y no me daba la sensación de que tuviera mis recargas de paciencia completas...

-¡Pero es que no es algo que puedas controlar! -traté de explicarle, intentando mantener el buen humor-. Ya no eres un crío, así que, bienvenido al mundo de los adultos. O lo aceptas y te dejas llevar por ello, o pasas el resto de tu vida amargado. No hay más opciones. Bueno, sí, puedes hacerte eunuco, pero...

Compuse una mueca de desagrado, sin poder evitarlo.

¡Que ya sé que no lo puedo controlar! ¡Eso es lo que quiero decir! Pero claro, yo no puedo hablar más alto. Sería muy cómodo tener voz. Podía haberle dado el amuleto, pero ahora ya da un poco igual, bueno...
Niego un poco, tratando de ordenar mis pensamientos. Finalmente la miro, inquisidor. A ver...

<<¿Cómo te dejas llevar por ello?>> ¿Qué es eso? No creo que todo el mundo se "deje llevar por ello" de la misma forma. Lo que no voy a hacer, desde luego, es...

¡No lo sé! Me da mucha vergüenza pensarlo. Y miedo. ¡Sí! Me da miedo. ¿Y qué hago si me da miedo? Aquí todo el mundo parece muy mayor y muy experto. Todos saben de esas cosas. Quizás la llamada de Brontë consiste en ser un experto en esos asuntos y por eso a mí no me ha llegado.
¡Pues lo siento!

Lo miré un momento, muda. ¿Qué clase de pregunta era aquella? Lo sabía perfectamente. Quizás, como parecía, no quería admitirlo, y eso causaba los problemas. Pues yo no pensaba dar vueltas para evitar el tema.

-Pues haciendo lo que te pide el cuerpo -resolví-. Normalmente es sexo, vaya.

Me reacomodé. Me negaba a andar con indirectas. Si quería respuestas, yo le daría respuestas. Pero no iba a seguir permitiendo que se tomara así las cosas. Al menos, mientras quisiera hablarlas conmigo.

Aparto la vista algo incómodo cuando lo menciona. ¿Y eso es lo que hace ella? ¿Tiene... "sexo"? Pues, sinceramente, yo nunca he visto que ella ten...
Bueno, claro... Eso es evidente.
La miro de reojo. No tengo claro si me molesta. Que tampoco me lo ha corroborado. Pero diría que sí, ¿no? Ha sonado a sí... Pero no es como si estuviera celoso. Simplemente se me hace raro, ajeno, y no sé bien qué pensar.

Me froto el brazo izquierdo con el contrario, pensativo, buscando qué decir. Me ha dejado un poco sin palabras, claro...
Alterno la vista entre ella y el suelo.

Que bueno, que yo eso ya lo sabía. La pregunta real es...

<<Yo no sé cómo voy yo a conseguir... hacer eso>>. Exo.

Me siento muy pequeño.
Para eso necesitaría una chica interesada. Valor. Ganas. La sensación de que es correcto. Sentirme preparado...
Muchas cosas. ¿Cómo se tiene todo eso?
No, no... No es tan fácil...

¿Y se suponía que yo tenía que explicárselo? ¿En la teoría o en la práctica? ¿Pretendía, con esa inocencia tan forzada y absurda, pedirme algo, o simplemente se estaba repitiendo así mismo que no aceptaría ser una persona adulta? No acababa de tenerlo claro, pero tampoco sabía si quería tenerlo.

-¿Qué parte exactamente? -pregunté.

Quizás estaba siendo un poco cruel, pero lo cierto era que ya no sabía cómo quitarle la tontería. Y tenía que quitarle la tontería o las cosas acabarían mal.

Ya no vamos a entrar en que no me siento preparado, exactamente. En que no creo que pueda entrar en esa situación y comportarme con normalidad... o la normalidad que esa situación exija.

¿Qué parte? Me encojo de hombros. A ver, que sé cómo va. No quiero que ahora venga a explicarme los pasos. Que si la chica se desnuda y luego... No, eso ya lo sé. NO es que sea un experto en teoría, pero tengo unos mínimos.

<<Todo>>. Conseguir el valor. Que surja. Todo. <<Todo el mundo dice que eso es muy natural, pero a mí no me parece nada natural. Pero se supone que a mi cuerpo sí, porque ignora lo que le digo>>. Y me regala esos sueños horrorosos.

No sé. Supongo que el problema es que querría que, de ser alguien, fuese ella. Pero no le voy a pedir algo commo eso. En primer lugar, porque tengo una vergüenza y unos modales. En segundo lugar... Bueno, hay muchos motivos.

Me encogí de hombros.

-A ver, se considera natural porque te lo pide el cuerpo, ¿no? -apunté. O al menos, yo siempre lo había interpretado así-. Eso no significa que sea fácil. Pero si te niegas a ello en redondo, acabará por ser peor. De hecho, se hace mucho más fácil una vez te abres. Nadie dice que empezar sea una tontería, pero las cosas son así. Lo primero es que lo aceptes y no intentes enfrentarte a ello.

Ya sabía la respuesta: una negación. Pero si quería consejo, le daría consejo. Aunque no tenía muy claro que fuera eso lo que quisiera exactamente.

Vale, lo pide el cuerpo y eso lo hace natural. Pero mi cuerpo no me pide... sexo. O sí lo hace, de alguna forma. Pero no es como si al estar al lado de alguien tuviese ganas de hacer esa clase de cosas. Eso creo que no funciona así. O al menos no me ha pasado nunca. Sí que se me pasan ideas por la cabeza, pero ya sé a estas alturas que muchos se reirían si les contase qué son esas "grandes cosas" en las que pienso...
Termino por bajar la vista, algo apesadumbrado. Niego.

<<No me niego a ello. Y mira que me cuesta>>. La mira. <<Intente acercarme a ti en ese sentido, pero ya ves... No se me dio muy bien>>.

Y... Es que si pienso en otra persona no me apetece tanto, por así decirlo. Me cuesta más verme en situación, y ya me cuesta así. Ni siquiera imagino a nadie...
Si soy frío, ahora, quizás hubiese podido intentar acercarme a Lluvia, que siempre me trató bien... Pero tras pensar eso me parece una mala idea.
Las cosas no funcionan así.

FdR- Pagadle. Una. Sunovabich.

Negación. Negación, negación, negación.

-Hace un momento me has dicho que quieres quitártelo de la cabeza, Jun -le recordé, tratando de sonar delicada-. Rechazarlo es lo mismo que negarse a ello -. Suspiré, desviando un momento la vista a la fuente. Luego lo miré otra vez-. Y no te lo tomes a mal, pero, más que que se te diese mal, lo que parecía era que no tuvieras el menor interés. Y créeme, yo no me voy a dedicar a irte detrás, y menos si no te veo interesado. Eso supondría muchísimos problemas.

Aunque, por lo visto, los suponía de todos modos. Recogí las piernas, acomodándome. Si conseguía que lo entendiera, quizás pudiéramos, al menos, dejar las cosas claras.

¡No me entiende! ¿Por qué no me entiende? A lo mejor, bueno... Soy yo el que está diciendo cosas contradictorias. Es decir... Estoy algo nervioso. Si me pongo a pensar, no tengo muy claro lo que he dicho...
Si quiero quitármelo de la cabeza es porque no me deja pensar con claridad. Ese es mi problema. Pensar... Necesito pensar continuamente. Puede que eso no sea sano del todo...

<<Tengo interés>>, termino por componer con las manos, con gesto algo abatido.

De repente me he dado cuenta de que nunca se lo había dicho. Simplemente pasó una cosa una vez y yo me asusté y reculé y hasta ahora no se me ocurrió mencionarlo...
Empiezo a ver el problema. Se llama Jun.

Suspiro y me dejo resbalar por la pared hasta el suelo. Al menos se ha quedado buena noche...

Me encogí de hombros. Eso no era suficiente. A aquellas alturas, creí que ya lo habría entendido. Yo, al contrario que él, no tenía esa clase de interés. Era más complicado que eso. Pero prefería no meterle tantas ideas de golpe en la cabeza.

-Sí, Jun, eso ya me lo has dicho otras veces, pero en estas cosas, hablar no sirve de mucho -expliqué, manteniendo el tono tranquilo.

Al menos, no servía pretender que hablando las cosas se solucionarían. Había que hacer algo. Demostrarlo, suponía. Insistir un poco. Insistir solía ayudar a dejar las cosas claras. Pero Jun se rendía con facilidad. Y sabía el motivo, pero no podía arreglarlo por él.

De pronto es como ver una grieta inmensa entre ambos. Pero no porque nos hayamos distanciado, exactamente. Pero me siento así. Como si para tocarla tuviese que estirar el brazo más largo del mundo. La miro, desorientado, y hasta amago una sonrisa un poco extraña.
Soy... estúpido.
Nunca debí pensar en cosas como estas. No debí dejar que me arrastrasen hasta aquí. Siempre me siento débil, poco preparado, pero aquí más que en ningún sitio. Es como si te dejasen sin ropa ante todo el mundo. Desprotegido. Ante una legión que avanza hacia ti sin detenerse. ¿Qué harías si una legión avanza hacia ti y estás solo?
La respuesta es fácil. Morir.
Nunca pensé en algo como eso. No me acuerdo de qué pasó cuando me capturaron. Quizás le di vueltas entonces...

Cuando me retire, como siempre, con una sonrisa mansa y agachando la cabeza, habré perdido todo lo que pudiese tener. La próxima vez que la vea será como siempre, con las preocupaciones de siempre e ignorando los temas de siempre. Pero nunca más me intentaré acercar a ella porque pensaré que hoy tuve las respuestas que buscaba y me derrotaron.

Entonces, ¿qué harías si vas a morir?

La miro y tomo aire por la nariz. Me acerco a ella, buscando la posibilidad. Ya que he llegado hasta aquí... No será peor si me rechaza ahora. Y si la alcanzo me iré con el recuerdo, al menos. Algo que le dé más peso a esos sueños, ¿no? Quizás pueda soñar que es ella la que...
Creo que mis pensamientos están viajando demasiado lejos para mi gusto.

No estaba segura de que lo entendiera. No estaba segura de que hubiera entendido nada. Y daba tantas vueltas a todo que daba miedo. Era como si se acordara de cada detalle y me lo reprochase sin decirlo. ¿Me reprocharía que me quedase quieta? ¿Me reprocharía que me apartase? ¿Qué forma tenía de salir de aquello ilesa?

Ninguna, probablemente. Jun estaba siendo muy injusto. Era como si hubiese venido a exigir, y no a pedir. En cierto modo, resultaba desagradable. Y, desde luego, no tenía nada claro que el resultado de aquello pudiera ser bueno.

Pero él era quien avanzaba, aunque no tuviera sentido, aunque el ambiente no lo pidiera, aunque supusiera problemas. Y yo, que no sabía qué pensar al respecto, solo pude quedarme donde estaba, quieta, esperando a ver adónde encaminaba todo aquello. Hiciera lo que hiciera, no tenía salida, así que no hice nada.