Pasillos

Lo escucho hablar sin que se refleje en mi cara la leve angustia que me despierta la situación. Procuro estar siempre de frente, hacia él, mientras camina. Sus comentarios dejan entrever, sino gritan, unas intenciones algo descaradas que rechazo de inmediato.

- Dejaré las termas para otro día -. Lo miro fijamente-. Ya habrá tiempo de que me relaje en un futuro. No querría bajar la guardia antes de tiempo.

Mi expresión es tal vez algo tensa de más, pero es imposible, pese a mis esfuerzos, no reflejar cierto desasosiego ante la presencia de un jefe de raza.

Tras las palabras de la Chrysos, Darvenwish decidió que ya era suficiente por el momento, pues los opacos ojos de la chica estaban preparados para cualquier afrenta. Asintió y suspiró para sí, tiempo suficiente para ponerse dos metros delante de la muchacha gracias al dominio de su magia.

-Seguidme, no están muy lejos de los dormitorios. Es fácil recordar su situación -. Comentó con desinterés en su tono, ocultando, ahora que estaba delante de ella, otra de sus sonrisas. Sabía que el movimiento instanténeo que tanto le gustaba usar dejaba un gran rastro de inseguridad en quien lo presenciaba. Al fin y al cabo era un líder y le encantaba que la gente temblase frente a él, en cualquiera de sus sentidos.

*se va esperando a la Chrysos*

Lo veo (o más bien "no lo veo") desvanecerse en el aire, lo cual me pone en tensión. Llevo una mano a mi arma con sutileza, sin llegar a tomarla, y, tensando la mandíbula, lo busco con los ojos. Al encontrarlo a dos metros escasos, recupero rápidamente la compostura.

No digo nada. No ha hecho ninguna pregunta y no estoy segura de si ha notado o no mi gesto, por lo que prefiero guardar silencio.

Asiento a su petición y lo sigo, preguntándome si ha sido realmente buena idea pedir indicaciones a esta serpiente.

*se va tras Aren*

Atravesé los pasillos de buen humor, con la toalla al cuello, y silbando una cancioncilla pegadiza que se me había ocurrido sobre la marcha. No tenía ni idea de donde estaba nada, así que abrí y erré puertas al azar hasta que di con una que me interesara.

*se va*

Después de un rato caminando por los pasillos, me paré en seco, de nuevo de mal humor. ¿Me había perdido? No podía ser. Debería estar prohibido ser tan torpe y estúpida. Sin tener ni idea de dónde estaba, y teniendo en cuenta que aquel lugar estaba desierto, exceptuando unas bolas con muchos ojos que ya había visto unas cuantas veces por el Palacio (pero que seguía sin saber qué eran y seguían consiguiendo que me muriera de asco) me dediqué a vagar por el lugar, esperando encontrar en algún momento un punto de referencia que me hiciera darme cuenta de dónde estaba.

*Vaga por los pasillos*

Camino por los pasillos con el inútil libro bajo el brazo mientras repaso mentalmente lo que tengo que hacer mañana -ahora es demasiado tarde para ir al bosque- cuando una figura conocida aparece ante mí al doblar una esquina. Sin contar al jefe Caeruleus, es la primera vez que me encuentro con la misma persona dos veces, así que no tengo que comenzar un nuevo trabajo de investigación.

Me detengo en seco, mirando su espalda. Parece algo desorientada.

- ¿Has perdido algo? -pregunto, no queriendo ofenderla, por si lo que se ha perdido es ella misma, que es lo que parece.

Una voz me hizo dar un respingo. Me di la vuelta. Vaya, vaya. Así que Alehyss Lester también está por aquí correteando. Sólo que ella parece saber por dónde está correteando. Me quedé un momento mirándola. Llevaba un libro bajo el brazo. De pronto, me di cuenta de que me había hecho una pregunta. Y las preguntas suelen requerir una respuesta. Pero qué torpe. Me sonrojé, sin saber muy bien cómo decir que me había perdido entera.

- Eh... Yo... Estoy buscando el dormitorio -intenté quitarle importancia, para no sentirme tan ridícula-. He olvidado el camino.

Miré directamente a sus ojos opacos, esperando que tuviera la amabilidad de ayudarme, aunque no se lo hubiera pedido directamente. No sabía muy bien qué pensar de aquella chica.

El dormitorio...

¿Problemas para orientarse? Tal vez solo es despistada.

Esbozo una leve sonrisa.

- Veo que sí has perdido algo.

Por supuesto, la sonrisa se borra al instante.

- Ven por aquí -murmuro, haciendo un gesto con la mano indicándole que me siga y esperando su respuesta para ponerme en marcha.

Se burlaba. Bueno, no podía negar que yo en su lugar habría hecho lo mismo. Aún así, me molestaba su actitud. ¿Se creía mejor porque no se ha perdido? ¿Mayor? ¿Más madura? Bueno, no era mi problema si tenía trece años. Son cosas que pasan. Dudaba mucho que ella hubiera aparecido en el mundo como adulta. Entrecerré los ojos. No estaba para bromas. Darvenwish me había puesto de mal humor.

- Gracias, Lester -refunfuñé bajito. Y esperé a que me indicara el camino.

Tras el paseo por el bosque que había dado con Cero me paetecía comer algo, darme una ducha y dormir hasta que el cuerpo aguantase, pero algo cambió mis planes.

Atravesaba los pasillos cuando me fijé en una figura pequeñita y desconocida y me acerqué sonriente a saludarla. Entonces vi la otra, más alta y más asesina, y me lancé sobre la pequeña, atrayéndola hacia míy retrocediendo varios pasos.

- Tranquila, pequeña. Ya estás a salvo... -le susurré. Entonces miré a la asesina-. ¡¿Pensabas que iba a dejar que mataras a más gente?! ¡¿Era tu víctima esta niña indefensa?!

La señalé, acusador.

- ¡RESPONDE!

El mal humor con el que la piscis me agradece mi ayuda logra arrancarme una pequeña sonrisa.

De pronto las cosas se tuercen de la peor manera posible.

"¿Qué... mierda... hace... ese...?"

- Psicópata... -gruño para mí.

Frunzo el ceño y aprieto la mandíbula.

- ¡Estás loco! -ladro-. ¡Déjame en paz!

Antes de que pudiera darme cuenta, un hombre irrumpió en el pasillo y se avalanzó sobre mí, entre gritos de energúmeno. Lester responde en el mismo tono. Esto no pinta bien. Tal y como grita Alehyss Lester, parece un demente.

- Ya estaba a salvo antes, muchas gracias -jadeé, intentando liberarme de su abrazo-. Suéltame... -gruñí. Finalmente, tras mucho retorcerme y escuchar crujir mi mochila de una forma que no me gustó nada, me libré de su abrazo y corrí hacia Alehyss Lester, entre asustada y enfurecida.

- Loksass -gemí, desesperada-. Ayúdame, Lester. Creo que Loksass...

No fui capaz de acabar la frase. La simple idea de que le hubiera pasado algo me daba ganas de llorar.

Por algua extraña razón, la pequeña no quería ser salvada. Seguro que la asesina esa le había lavado el cerebro. Parecía que yo iba a tener que hacer algo.

Apreté la mandíbula.

- ¡¡ALEHYSS LESTER!! ¡¡TE DECLARO OFICIALMENTE LA GUERRA!! ¡¡NO DESCANSARÉ HASTA QUE HAYAS DESAPARECIDO!!

Alguien tenía que vengar a sus víctimas.

Llevé una mano a la empuñadura de mi espada.

Al salir del comedor me dirijo al baño para darme una ducha antes de acostarme, pero al subir una planta empiezo a escuchar revuelo y decido ver qué está pasando.

*camina*

Esto no puede estar pasando. De verdad. No puede ser cierto. Por primera vez desde mi llegada, por primera vez en años, mi expresión es un poema. Un poema de boquiabiertismo y noquierocreérmelo.

Está esquizofrénico perdido.

Logro recuperar la compostura al verlo ir a por su arma. Frunzo el ceño y avanzo, colocándome ante la piscis y haciendo un gesto de que no se mueva con el brazo.

- Ni se te ocurra desenvainar -siseo con frialdad-. No tiene mucho sentido que lo hagas, pero, aún si lo tuviera, no es el momento ni es el lugar.

Retrocedo un pequeño paso, de forma que mi espalda roza a la pequeña. Todo mi cuerpo está tenso, pero evito tocar mi arma para no crear una situación más complicada.

Estaba temblando de rabia. Mi cara estaba contraída, y las manos me temblaban por el nerviosismo. Como le hubiera pasado algo a Loksass, aquel energúmeno iba a pagarlo bien caro. Desde mi posición detrás de Lester, me tomé la libertad de abrir mi mochila (ahora deforme) y sacar la carcasa de Loksass. Tenía una grieta, pero parecía que no estaba lo suficientemente rota como para que a Loksass le hubiera pasado nada. El hombre seguía gritando, pese a que Lester intentaba tranquilizarlo. A toda velocidad, preparé mi arma (que, comprobé con alivio, no había sufrido daños) y cogí un dardo. Uno muy especial. Confiaría en las habilidades de Lester para calmar a las bestias, pero si estas no eran suficientes, no pensaba dudar en entrar en acción.

Me acerco al pasillo de donde vivene el revuelo y veo a un tipo enorme pretendiendo desenvainar contrar ¿Alehyss? y lo que parece una pequeña piscis... Menuda locura. Salgo al pasillo situándome detrás del tipo y levanto un poco las manos al hablar haciendo indicaciones para que se calme.

-¡Eh! ¡Eh, amigo! Tranquilízate, ¿vale? No sé qué habrá pasado, pero hay una niña ahí detrás y este es un pasillo muy estrecho... -Le indico con el ceño fruncido y toda la calma que puedo. Lo malo de estar en un palacio con guerreros es que vengan a montar estos numeritos.

Apreté la mandíbula, furioso. Odiaba que la asesina tuviese razón, pero...

Bajé mi mano a tiempo y logré contenerme. Ya saldaríamos cuentas más adelante.

Un aether apareció entonces alarmado y me hizo darme cuenta de que, de hecho, era cierto. ¡Había estado a punto de batirme ante una niña! Enseguida hice una pronunciada reverencia que superaba el ángulo de noventa grados, tal vez algo exagerada.

- ¡Disculpa mucho, pequeña! ¡No era mi intención asustarte! -. Me volví entonces hacia el aether-. ¡Disculpa mucho, desconocido! ¡No era mi intención darte esta mala impresión de mí! -. Finalmente, me volví hacia la chrysos-. ... La justicia vencerá.

Dicho esto, y habiéndome humillado a mí mismo, me volví y me alejé hacia el exterior, dispuesto a comenzar mi penitencia.

*se va xD*

Relajo un poco todo mi cuerpo en cuanto veo al flamma alejarse (Obviamente, ignoro todo lo que dice). Respiro hondo, hago una inclinación de cabeza mostrando reconocimiento al aether y me vuelvo hacia la piscis.

- ¿Te encuentras bien...? -pregunto dubitativa.

Cuando vino hacia mí no pude comprobar si solo estaba asustada o si realmente le había hecho daño.

Poso mis ojos en su arma un segundo y luego en los de ella.

- ¿Te hizo daño?

Estaba perpleja. ¿Disculpa mucho? ¿En serio? De no ser por el shock, casi me habría echado a reír. Suspiré cuando se alejó, mucho más tranquila. Desde luego, parecía un desequilibrado. Aún con la adrenalina en el cuerpo, descargué a Loksass tragando saliva y la desmonté con mucha más calma y cuidado que cuando la había montado. Oí una voz. Alehyss Lester estaba inclinada hacia mí. Me estaba hablando.

- ¿Qué? -pregunté, desorientada-. Oh. No, no, no me ha hecho daño. Estoy bien. Es sólo que... Me ha asustado. Parecía un loco.

Guardé a Loksass en su carcasa con una mirada triste. La carcasa no cerraba bien. Tendría que conseguirle otra. De repente, me sentía tremendamente cansada, casi con ganas de echarme a llorar. Tragué saliva, intentando deshacer el nudo que tenía en la garganta, guardé a Loksass en mi maltrecha mochila y me incorporé. Miré a Alehyss Lester, con los ojos tristes.

- ¿Puedes ayudarme a ir a la habitación?

Necesitaba quitarme aquella escena de la cabeza urgentemente, y dormir parecía la mejor opción.

Finalmente el tipo paree sentar cabeza y dejar su arma. Suspiro y asiento sin ganas cuando se disculpa y se despide y luego me llevo una mano a la nuca. Menudo momento de tensión...

Cuando Alehyss me saluda yo hago lo propio y, al comprobar que ella se encarga de ayudar a la niña, decido que mejor irme a lo mio.

-Buenas noches -.Comento con apenas intención de que me escuchen. Me doy la vuelta y me voy.

*se va*

Rompiendo todas las reglas que me he impuesto, coloco una mano sobre la cabeza de la pequeña piscis. Parece cansada, y es realmente la única forma que se me ocurre de tranquilizarla un poco.

Evito decirle que no es que el flamma parezca un loco, sino que lo es, y asiento a su petición.

- Ven... -susurro.

Respondo al buenas noches del aether con otro gesto y luego invito a la niña a seguirme. Me vuelvo y comienzo a andar, pendiente de que me siga pero sin mirarla.

Al menos el día ha acabado y no tendré que sufrir otro de esos sucesos hasta, por lo menos, mañana.

Espero...

*camina hacia el dormitorio de las chicas*

Estaba agotada. Sentía el cuerpo muy extraño, como pesado y ligero a la vez. Apenas me di cuenta de la presencia del aether, que había llegado un momento antes y desapareció tan rápido como había aparecido. Con gesto monocorde y la mirada perdida, seguí a Alehyss Lester por los pasillos, murmurando un "Gracias" apenas audible.

*La sigue*

Caminaba sin rumbo fijo por los pasillos, con la vista clavada en el suelo. Había pasado una mala noche. Tras abandonar el Hall, el soldado y yo nos habíamos perdido por los pasillos. Buscabamos el dormitorio de las chicas, pero acabamos en el comedor. Como yo no quería comer nada, habíamos abandonado la sala con bastante rapidez, pero después, en lugar de llegar al dormitorio, habíamos terminado en la biblioteca. Estuvimos así un buen rato hasta que, finalmente, encontramos el dormitorio. Una vez allí, me había despedido del soldado, cuyo nombre desconocía, y había entrado en el interior de la habitación. Había un par de camas ocupadas, así que no había vaciado la mochila, pues no quería despertarlas.
Una vez en cama, había intentado coinciliar el sueño, pero, a pesar de mi cansancio, había tardado mucho en dormirme.

Suspiré. La imagen de los pasillos no se me iba de la cabeza. El chico R me preocupaba. ¿No se suponía que el Palacio de Brönte era un lugar seguro? ¿Por qué le habrían hecho eso al chico? Con las dudas revoloteando alrededor de mi cabeza, seguí caminando por los pasillos, buscando el comedor.

Salgo a los pasillos después de lavarme la cara para espibilarme. Ooogh, estoy hecho un caso. Esto de dejar la lucha tantos años me ha matado.

Cuando voy a dirigirme a alguna parte encuentro a una chica peliroja reboloteando sin aparente rumbo fijo. No es que conozca a mucha gente allí, pero igual acaba de llegar y no sabe muy bien dónde está. Estos pasillos son todos iguales...

-Perdona, ¿buscas algo? -Pregunto acercándome a ella con amabilidad. -Soy Heylel, si has llegado hace poco igual necesitas orientación -.Comento con un amago de sonrisa. No es que lo que he dicho sea gracioso, pero me salen institivamente cuando pretendo ser cortés...