Balcones

En cuanto veo que ambos se preocupan por mi, me puse a llorar como un estúpido... me odiaba a mi mismo... no quería dar una impresión equivocada.
entre gimoteos, le conté lo ocurrido: no me lo podía guardar más:
-Snif... Pues es que Aren... yo... Snif... mi oreja...- le conté mi historia y cómo me corté mi oreja por amor, rechazando mis orígenes- y ... Snif... Blues... Se portó muy mal conmigo...-Le conté todo lo ocurrido con Blues..., luego les ví a los ojos y me abracé a ambos...:
Me dolía mucho

Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo. Una oreja. Se había cortado una oreja "por amor". Las batallas estaban para que te rebanaran las orejas, no "el amor" para rebanártelas tú mismo por ocio. En cuanto a Splash, no podía estar más de acuerdo con su forma de actuar. Kettleburn estaba demostrando tener la mentalidad de un bebé. Mi hermano Dannick parecía más maduro. Aún así, a pesar de lo que me desagradaba lo que nos había contado, no podía evitar sentir lástima. Sin saber muy bien qué decir, miré a Heylel con expresión de súplica. No tenía ni idea de cómo tratar con alguien como Kettleburn.

Nos cuenta su historia y me parece francamente triste. El chico parece ingenuo y bastante alocado según lo que cuenta que ha hecho. Supongo que la reacción de la líder Aqua se debía a la falta de arraigo que había demostrado aquel gesto. En parte sonaba a locura porque, al fin y al cabo, se trataba del líder de Caligo. La negativa venía ya en su misma denominación "líder". Un líder no se emparejaba con cualquier persona que se le pusiese delante.

Pero no puedo culpar de todo a aquel chico, sé lo que era querer a alguien como para arrancarse una oreja. O un ala en mi caso. En cuanto nos abraza llorando, correspondo a su abrazo e incluso curbo un poco mis alas como señal de apoyo.
Miro a Massen que aprece totalmente perdida y le hago un gesto para que no se preocupe.

-Mira Silvanus, has hecho algo muy valiente. No creo que muchos tengan la capacidad de llegar a herirse de tal forma por algo que desean de corazón. -Suelto un poco al chaval para mirarlo con precupación. -Pero tampoco puedes ir así por ahí, Silvanus, o siempre acabarás metido en líos. Deberías ser menos pasional en estas cosas o acabarás muerto. -Añado, intetando calmarle. La verdad es que parecía desesperado.

Me sentía muy bien en los brazos de gente que no pensaba en arrancarte la cabeza a latigazos...
-Gra-gracias... me habéis ayudado mucho... Snif... -ya me estaba calmando- pero ante la reacción de Aren me he arrepentido de lo hecho, me gustaría recuperarla... quizás el médico de la enfermería podría ingertarla de nuevo... antes de que Aren se la dé a Barthemius para que se la coma cruda para su deleite...- dije soltando una risita...
-Bueno, creo que ya estoy mejor... muchas gracias- saqué un cigarro y a Tristán de la mochila- ¿Quereis un pito? ¿o a Tristán? necesito distraerme...

Me separé de los dos y sonreí a Kettleburn, algo incómoda. No entendía muy bien lo que decía. Y no tenía ni idea de quién era el tal Barthemius. En cuanto a Aren, a aquellas alturas ya no sabía muy bien qué pensar de él...

- No fumo, gracias -murmuré. Después, intenté cambiar de tema, para olvidar el asunto por un tiempo-. ¿Cómo está Tristán? ¿Sigue tan juguetón como la última vez?

Esucho sus palabras y veo como empieza a calmarse. Si es que no es bueno hacer las cosas en caliente... Miro sus vendas y pongo cara de compromiso. No sé hasta qué punto puede reingertarse una oreja piscis... Con lo sensibles que son. Aunque quizás un buen mago...

En cuanto ofrece el pitillo niego.
-No, gracias, no fumo y dudo que Massen lo haga -.Añado al ver perdida a la piscis. - ¿Tristán? ¿Es tu mascota?

Cerré los ojos mientras utilizaba a Tristán como mechero y dije con el cigarro en la boca:
-Pche... sique igual de toca-narices que siempre- dije juntando mi nariz con su morrito.
Le ofrecí a Heylel un cigarro, y en cuanto a la negativa de la piscis...
-Traquila, tenemos suficiente capacidad pulmonar jajaja, un piti no te va a dejar sin aguante debajo del agua jajaja- dije dandole unas palmaditas en la cara cariñosamente y echando la lengua picaronamente.-Si, me lo encontré entre las sábanas jajaja.

Tristán voló asta el hombro de Heylel para jugetear con sus alas... parecía encantado
-Claro que lo conoces! te echó el arroz por encima !!

Miré de nuevo al exterior. La conversación empezaba a resultar algo insípida, y se había hecho tarde. Miré a mis dos interlocutores con una sonrisa amable.

- Se ha hecho tarde -indiqué-. Debería irme a descansar. Por cierto, Heylel. Me han encargado organizar una partida de caza. Por si te interesa participar, ya sabes. De todas formas, aún está todo muy en el aire. Por ahora sólo estoy reuniendo gente. Pero bueno, tal vez te apetezca.

Me volví hacia Kettleburn. A él ya se lo había comentado, y no se le veía muy en condiciones.

- Bueno, me voy a dormir. Encantada, Heylel. Ya nos veremos Kettleburn.

*Se dirige al interior del Palacio*

Al ver al dragón recuerdo que ya estaba con él en el comedor, pero tampoco me acordaba de si tenía algún nombre. En cuanto se pone a juguetear con mis plumas me entra un poco el canguelo.

-No se le dará por prender fuego, ¿no? -Pregunto apartándome un poco del bicho. Como suelte una llamita...

Después presto atención a Massen que paece irse ya.
-Ah, sí, Alehyss me lo comentó, ya le he dicho que sí. Puedes anotarme si tú te encargas. -Sonrío. -Descansa. También ha sido un placer para mí, Massen. Nos vemos -.Me despido de ella con la mano en cuanto se va y vuelvo a prestar atención a Silvanus.

-Sin una oreja ya, ¿no crees que deberías cuidarte los pulmones? -Prgunto con cierta comicidad.

-Bueno... no creo... aunque si estornuda, quizás le salga una llamita jajaja -dije con una sonrisita.
-Bueno... mientras pierda cosas que tengo repetidas...-dije frotándome la cabeza y viendo hacia arriba, intentando recordar cuanto pulmones tenía.
Entonces me acordé y ví la hora que era:
-¡LECHES! ¡que me tengo que tomar las medicinas para la oreja! YA HAN PASADO MAS DE 8 HORAS DESDE LA ÚLTIMA... aber si luego no me va a hacer efecto...
Recogí a Tristán de sus alas y me puse a correr hacia mi habitación para tomarme la medicación y dormir, por lo que me despedí.
-Bueno, lo siento en el alma pero me tengo que ir ya.- Le dí un beso en la mejilla y salí corriendo.

*se va*

Intento moverme un poco para apartar al dragón no ea que se le de por respirar. Luego escucho su comentario. La verdad es que todo parece importarle poco y, a su vez, exagera todo. Es un tipo muy raro.

Entonces pega un grito y me pongo en guardia, pero resulta que es solo porque se ha olvidado de tomar la medicación. Menudo verdulero...

-Bueno, pues cuidate esa oreja y ese desenfreno tuyo. Nos vemos...- En cuanto me da un beso en la mejilla, me retiro un poco. No me hace mucha gracia que un chico prácticamente desconocido me bese en la cara y menos cuando los Aether limitamos nuestros saludos a un movimiento de alas. Además... está enamorado de un hombre... Intento no pensar en eso y me pongo a mirar hacia afuera, apoyándome en la barandilla. Ahora no hay nadie...

Muevo las alas y me subo a la barandilla. Ah, paz y tranquilidad. Abro las alas todo lo que puedo y doy un salto que me impulsa hacia adelante. Puede que aun no pueda volvar demasiado, pero mis alas me permiten planear y aterrizar a salvo. Al menos estaré un rato libre de este palacio y todo lo demás.

*se va*

Llegué a los balcones. Hacía una brisa muy agradable. Me apoyé en la barandilla y cerré los ojos para disfrutar de las caricias del viento en mi pelo y mi cuerpo.
Tristán volaba libremente a mi alrededor.

*se queda*

Llego a una especie de balcón en mi vagar por el palacio y me asomo. Veo a Kettleburn entonces y retrocedo un paso, planteándome que a lo mejor sería más interesante que fuera a ver el lago. Todavía hay luz y me han comentado que es un lugar bonito y tranquilo. Sin embargo, al retroceder calculo mal la distancia y me golpeo contra la puerta.

Suspiro.

Es tarde para volver atrás en el tiempo.

- Hola... -murmuro con desgana.

Un sonido sordo me despierta de mi trance. Me giro y está allí: la mejor persona de este castillo: AL.
La veo. y entonces un montón de emociones me embargan. Si hoy por la mañana hubiese muerto, no la habría vuelto a ver. Me sentí estúpido. Nada más verla comencé a llorar desconsoladamente, por el mero hecho de volver a verla.
Corro hacia ella y la abrazo, pero como es un poco más alta que yo, me tengo que poner de puntillas y apoyar mi cabeza en su hombro. Me aferré fuerte a ella. No quería volver a perderla. No podía ni quería soltarla. Me temblaba todo el cuerpo y mis lágrimas mojaban su pelo.
No podía parar de llorar.
-AL, soy un estúpido...- musité- soy un estúpido...

¿Pero qué...?

La escena que se desencadena no tiene sentido, aunque analizando todos nuestros encuentros tal vez debí prever esto sin albergar duda alguna.

Me ve, llora y me abraza.

Y me llama Al. Tsk...

Pongo una mano en su nuca y acaricio un poco su pelo rubio mientras me pregunto qué hago yo en ese lugar.

- (Err...) ¿Qué se supone que has hecho? -pregunto. Si me va a tomar como su amiga de toda la vida supongo que yo podré tomarme la libertad de preguntar sin tapujos.

-P.pues... pues... me corté las venas esta mañana...- dije casi en un susurro sin separarme de ella.
-Cero me salvó, ¿lo conoces? es un cláritas muy majo... entonces comencé a llorar aún mas fuerte

¿Cero? ¿Venas?

Arrugo ligeramente el ceño. El tema de las venas no me agrada demasiado, tal vez porque no conozco su situación, pero no me parece que el suicidio sea una respuesta valiente a nada. Y no se que yo tenga una forma de ver las cosas similar a Rick Dehnel, pero desde pequeña me han enseñado que los problemas han de ser afrontados, y eso llevo haciendo toda mi vida.

- ¿Has intentado suicidarte? -. Pues sí que había sido estúpido-. ¿Por qué demonios has hecho algo así? -. Aunque tampoco voy a dormir mal esta noche por no saberlo-. Y no, no conozco a Cero-. Pero teniendo en cuenta su criterio de amistades (yo incluída) podría ser desde un carnicero hasta un domador de karnikarsh mal de la cabeza y necrófilo.

-Si, lo he intentado...snif... en serio Al, no me sueltes... no quiero separarme nunca más de tí... Bueno, el caso es que... - no le podía decir nada sobre la boda. Se lo había prometido a Heylel.- es que simplemente ... snif... Aren... simplemente.. Aren.- creo que no sonó muy convincente- En cuanto a Cero, se llama Cero Rein es cláritas y no tiene armas, cosa que me llamó mucho la atención, pero el dice que es un mago extraordinario, capáz de vencer a cualquiera con su magia. Alehyss... no me sueltes... tengo miedo... a volver a intentarlo... quiero... snif... quiero vivir.

La información que me da sobre Cero parece... Parece buscada por mí adrede, así que no le hago ascos. Y lo de Aren parece demasiado preciso para tratarse de Kettleburn, pero tampoco voy a hurgar en sus heridas si se supone que lo que intento en estos momentos (se supone, he dicho) es evitarlas.

Suspiro mentalmente y no lo suelto (muy a mi pesar).

- Si lo que quieres es evitar hacerlo solo tienes que sobreponerte. Suena fácil; sé que es difícil, pero es posible. Piensa en otras cosas, haz algo divertido... Ya sabes.

Nunca fui muy de curar depresiones, la verdad.

Sus palabras me calman. Tenía toda la razón del mundo. Me relajo y aflojo mis brazos de su torso y me separo lentamente.
-Gracias Al, de verdad, eres la mejor persona del mundo.- dije con un brillo en los ojos. - ¿Sabes? ahora mismo nos vamos a comer algo, ¿te parece? ¡Venga vamos!- la cogí de la muñeca haciéndole una señal de que me siguiera.
Silbé y Tristán se apoyó en mi hombro, preparado para irnos.
-Te tengo que contar mi última aventura con Aren... dije muy bajito con una sonrisa y señalándome el corte en el labio.

- ¿Comer? -. Asiento. ¿Por qué no?-. Claro. Y te escucharé, tranquilo.

¿Por qué no matar dos pájaros de un tiro? Por una parte, investigo un poco, aunque sean cotilleos, y, por otra, consumo la ingesta diaria recomendada de nutrientes. Es un buen plan.

Agarrada por su mano, siendo guiada por él, abandono el balcón.

*se van*

FdR- Me tomé la libertad de llevármelos a los dos. Postea en el comedor XD

Entré hecho un basilisco en los balcones.
Lo primero que hice fue empujar la puerta y darle una patada a la barandilla.
-Un capricho... un capricho... a quien se le ocurre... yo no soy un niñito encaprichado de un juguete... no... no lo acepto. Me duele.

A diferencia de otras veces en estas situaciones, no lloré. Estaba demasiado cabreado... no con Heylel, sino con todo, en general... primero Aren, luego Inger, aún no le había dado las gracias a Cero por salvarme, lo que me hacía sentir horriblemente mal... luego estaba Al... que no sabía si era mi amiga o incluso algo mas... ya que conectábamos a la perfección... El imbécil de Rick... Todo... todo me superaba... y aún por encima mi hermana se había enterado de mi bisexualidad... ¿desde cuando lo sabría? ¿se lo diría a mis hermanos? ¿a mis padres?...
-Pffff menudo lío es mi vida...- me pasé las manos por la cara desde la frente al mentón. apoyé mis brazos en la barandilla, dejando que mis codos soportasen todo el peso de mi cuerpo.
-Menuda faena...- Tristán salió de mi bolsa y se puso a revolotear a mi alrededor, ajeno a todos mis problemas.

...

-Que envidia me das...

saqué de mi mochila marrón unas frutas silvestres que había cogido el día anterior en el bosque. Eran unas fresitas pequeñas muy ricas.
Eso me calmó los nervios.
Pro inercia, saqué un pitillo de mi mochila también. Esa situación de estrés era la mítica en la que te apetecería hacer un pito, pero cuando el papel tocó mis labios, me acordé de lo que me había prometido... tenía que dejarlo... pero daría un brazo por fumarlo...
me lo dejé en la boca. Apagado.

Mi pié botaba nervioso en el balcón. Necesitaba fumar... estaba histérico por todo...
Mis dedos jugueteaban nerviosos...
-No puedo- dije después de 10 minutos intentando aguantarme las ganas...- no puedo... - repetí... agaché la cabeza derrotado- Tristán, enciende.
El pequeño dragón lo encendió rápidamente.
Y le dí una calada que casi lo consumió por la mitad.
Me relajé... pero me sentía una mierda... no me había podido aguantar...

*me quedo*

Llego a los balcones para tomar un poco el aire y pensar en mis cosas y me encuentro a Silvanus fumando. Al menos lo hace al aire libre. Me acerco a la barandilla y me apoyo.

-Hey, ¿todo bien? -Pregunto sin olvidar la discusión de esta mañana.

Que le pasaba ese tío? ¿por que me sigue a todas partes? es majo... pero es un poco pesado.
-Si todo muy bien...- dije encendiéndome otro pitillo- no me quejo... me he pasado toda la tarde aqui... fumando... no puedo dejarlo... ¿como te voy a ganar en una carrera? jajaja
Respiré hondo y saqué a Altheda para jugar con ella, pasándola de mano a mano...

Lo miro un momento. Parece que todavía está molesto por mi comentario del mediodía.

-Mira, Silvanus, no quise ofenderte este mediodía. Solo pensé que, ya que estás en un momento complicado, decir "enamorado" sonaría... difícil -Comento con franqueza para mostrarle mis disculpas.