Balcones

Lo miro de reojo con mala cara..
-Tu no sabes lo que está pasando con Aren... por esa regla de tres, podría decir que Gabrielle no es mas que un capricho tuyo tambien- dije hechando el humo al nocturno cielo- ¿y a que no te gustaria que te dijeran eso?
Vuelvo a verlo con mala cara y los carrillos hinchados...
-Dejemos el tema, ¿vale?... me estremezco y me abrazo a mí mismo... hace frío, ¿verdad?... esta camisa de lino es demasiado fina para estas noches... dije alicaido...

Cogí una fresita de mi bolsa y se la ofrecí a Heylel.
-Quieres? las cogí ayer... estan buenas y dulces...

A pesar de que difiero de las palabras de Silvanus, prefiero no discutir. Si mi mujer hubiese sido un capricho no llevaría todo este tiempo casado y seguro de mis sentimientos hacia ella.

Muevo las alas y me rodeo un poco con ellas. Sí que hace algo de frío. En cuanto al ofrecimiento de Silvanus, niego con la cabeza.

-No, gracias. Ahora no me apetece -. Le digo.

- Y, ¿ya has tenido noticias de tu casa? Supongo que te escribirás con ellos -. Yo lo hacía. No entendía por qué la gente de aquí no solía hacerlo.

Me siento en el suelo, pues llevo mucho tiempo de pié.
-Si... precisamente hoy me ha llegado una carta de mi hermana Ariel. Es la mayor de los cinco: Primero está ella, con 25, luego Camon y Dazus, con 22, porque son gemelos y Lorus tiene 20 y yo... bueno, 18- dije con una sonrisa. Ella es la única que me aprecia... porque siempre me trató muy bien ¿sabes? yo siempre fui su ojito derecho, porque cuando yo nací ella tenia 7 años, y siempre me trató como si fuera su muñequito... en cambio, mis hermanos... nunca me han tratado muy bien, una vez me dejaron en el tejado de casa durante un día entero, porque claro, ellos son tres y todos ellos quieren ser atletas, por lo que tienen mucha fuerza... la verdad es que son muy guapos... los tres tienen el pelo negro, como mi madre, y tienen lógicamente un cuerpo perfecto y un montón de chicas detras... y siempre se meten conmigo porque nunca me gustó el deporte... yo siempre preferí jugar con Ariel... yo era su jugete y ella era el mio... con forme íbamos creciendo, ella me llevaba a la compra de la mano... a la peluquería... Me quería mucho... Luego le salió un empleo como escritora y comenzó a escribir una novela enorme y se fué por todo Mithos buscando inspiración... Fue a Ventus, a Lumen y Cáligo.
Mira, tengo una imagen de ella aquí, en mi mochila.

Spoiler:

-Mi padre sigue trabajando en su pastelería y mi madre... mi madre limpia casas, por lo que no tienen mucho direno para sostener a toda la famila... ¿sabes? mis padres me mandaron a Brontë porque sabían que aquí no me faltaría comida, ni abrigo ni nadan de nada... si hubiese sido por mi, jamas habria venido... no soy buen luchador...

Estaba claro que a Silvanus le agradaba hablar de su familia ya que en vez de responder un sí o un no, me relata su infancia. Al parecer con quien mejor se llevaba era con su hermana mayor aunque, por lo que dice, no es de extrañar.

-Vaya, es guapa -. Comento en cuent me enseña la imagen. Entnces habla de que, si fuera por él, n habría venido. - Entnces...¿Estás casi por obligación? ¿No querías venir? ... Pero eso es muy injusto -.Comento sin querer añadir más opiniones como "podemos morir aquí" o "Quizá no vuelvas a tu casa"

-Si... yo me habría quedado en casa... ¿sabes? mi verdadera vocación sería ser pintor de retratos... o artístico, o algo por el estilo... me encantan la pintura... pero para eso se necesita dinero, para ir a un monasterio y estudiar todas las artes plásticas de todo Mithos... así que es algo que no haré en mi vida... pero eso es algo que tengo muy superado... así que como nunca he hecho un pastel derecho en mi vida, mi padre nunca me dejará trabajar en la pastelería... así que como todos los del pueblo me conocían... nunca iba a obtener trabajo en el pueblo, porque no se me da bien ningún trabajo... Así que mis padres me mandaron a Brontë. Dijeron que por lo menos dejarían a un niño y recogerían a un hombrecito... pero es muy injusto... odio luchar... nunca he matado a nadie...

-Tu lo has hecho? has matado a alguien alguna vez?- dije apoyando mi cabeza en su hombro y viendo a la negrura de la noche...

Escucho a Silvanus hablar sobre su vocación. La verdad es que le pega más cualquiera de aquellas cosas que estar aquí en Brönte. Pero cuando se apoya en mi hombro y me hace la pregunta sobre si he matado a alguien, me doy cuenta de que, pensándl friamente, quizá este tampoco sea el mejor lugar para mí.
Trato de apartarme un poco de Silvanus sin que se moleste, ya que lasituación me incomooda.

- No, no he matado a nadie -. Confieso con cierto alivio. -Y espero n tener que hacerlo. Aunque, tampoco dejaré que me maten -. Le digo.

Sin separar mi cabeza de su hombro continuo:
-Tiene que ser horrible arrebatarle la vida a alguien... luego esa misma noche, cuando te acuestas en tu cama... piensas que esa persona no va a volver al lado de su mujer esa noche... matar a gente te tiene que volver loco a la gente... a la larga... los remordimientos... eso no puede ser bueno...

-Es muy tarde. Tengo sueño, dije frotándome un ojo... nos vamos a la cama?
Heylel acepta.

*nos vamos*

Tras dar un par de vueltas por los pasillos, llegué a los balcones. No había estado antes ahí por lo que, nada más llegar, me dediqué a observar el lugar con cierta curiosidad (a pesar de que no había nada demasiado interesante o relevante). A los balcones llegaba una suave brisa; resultaba gratificante teniendo en cuenta que hacía bastante calor.

Como no tenía nada mejor que hacer, me acerqué a la barandilla, apoyé los codos y me dediqué a observar el paisaje.

Pasado un tiempo, escuché un extraño ruido, casi gutural. Fruncí el ceño y oteé el paisaje. Si no estaba muy equivocada, el ruido venía de la zona del bosque, o del lago. Tras meditar durante unos segundos, me di la vuelta, dispuesta a dirigirme al lago.

*se va*

Al llegar a los balcones me apoyé en la barandilla cabizbajo. Saqué unas fresas de la mochila y comencé a comerlas... mi estómago rugía...

*Me quedo viendo al horizonte mientras como una fresa*

El líder Darvenwish apareció de repente tras el muchacho piscis, rodeando su cintura con el brazo derecho atrayéndolo hacia sí mientras, con el izquierdo, rozaba la zona de su cabeza donde en su día había estado una oreja.

- Pequeño Silvanus... Espero que no te hayas olvidado de mí... -Comentó zalamero mientras arropaba al chico. El líder Darvenwish, como la mayor parte de sus cmpañeros, había estado al tanto de los enfrentamientos contra las bestias y, su vivencia de la noche, mayor que la de los demás líderes, lo hacía estar al tanto de muchos de los cotilleos de la noche. Por supuesto, no habría perdido una oportunidad como aquella de divertirse, nunca en su vida.

- He estado viendo como os deselvolvíais con esos animalillos... Espero que todo esté bien tras la batalla. No está nada bien que las tropas se dividan -. Comentó manteniendo su tono acaramelado mientras continuaba abrazando al muchacho, sinuoso. Le divertía comprometer cualquier situación que pudiera y, si podía meter en dedo en la yaga que fuese, mejor si conseguía hacer la herida mucho más grande. Eso lo hacía sentirte amo y señor de las cosas.

Entonces apoyó su cara en el hombro derecho del chico y la giró hacia su cuello para continuar con un susurro.
- Tantos peligros e incomodidades que has pasado, mi pequeño piscis... - En silencio una sonrisa de tiburón se perfiló en su cara, mostrando a la sombra todos sus dientes.

Dejé caer la fresa por el balcón abajo en cuanto sentí su fría mano por mi desnudo torso.
-S-sabe que yo no me ol-olvido de usted nun-nunca- dije intentando seguir el consejo de Al y no derretirme a la primera de cambio...
-Tiene usted uno de esos animalitos muerto en la s-sala comun, señor... yo mismo lo he matado... aunque supongo que eso usted ya lo sabe... ya que me ha salvado la vida esta tarde, no es asi? dije dirigiendo mi vista hacia sus profundísimos ojos violetas.
-N-no nos hemos dividido, señor... yo... yo...-no podía aguantar mas... y en cuanto pronunció ''mi pequeño piscis'' comencé a llorar como un crio... como el crío que era, al fin y al cabo... abían sido muchas experiencias juntas... ya no aguantaba mas...
...
-P-perdoneme... señor... p-perdóneme-- - me dolía mucho la herida de mi vientre, ahora más, ya que convulsionaba entre mis lloros...
mis enormes lágrimas caían por nis mejillas...
Bajé la cabeza...
Era horrible.

Sonrió al encontrar aquel comportamiento en el joven. Era bastante mejor que el de aquel piscis inicial, impulsivo e irrespetuoso. El líder incluso amplió su sonrisa al escuchar los primeros llantos del joven pues, a pesar de mantener un comportamiento como aquel no había dejado de ser el débil chiquillo que había incnediado la alfombra, fácilmente deborable.

Con cuidado, el líder de Caligo pasó la mano por la herida del chico.
- Me gusta cmprobar tu potencial, pero dudo que sea de buen gusto ver a todos los animales que vas matando -. Comentó con voz suave y tono casi bromista y bondadoso. Había tres cosas que se le daban especialmente bien y una de ellas era hablar.

Con algo de magia, fue cerrando poco a poco la herida del vientre del chico mientras mantenía la mano apoyada en su estómago.

-Siento decepcionarte, pero hoy no estaba contigo en el campo de batalla -. Confesó. ¿Por qué no hacerlo? La herida del piscis ya se había curado bajo su magia. - Has sido tú solo, Silvanus -. Comentó con tono casi de halago. -No obstante... -Apartó la mano del vientre del chico y lo soltó un poco para que pudiese darse la vuelta. - Sí lo he hecho ahora -. Afirmó ensanchando su sonrisa y mirando al chico mientras alzaba una ceja.

Gran complacencia le recorría por el momento. La situación era magnífica y su guión, como siempre, perfecto. Solo un poco más de poesía. Cruzó los brazos con calma y continuó hablando.

-Dime, Silvanus... Me buscas, me escribes, cazas para mí... ¿Cómo es tu visión sobre mi persona? ¿Qué es lo que buscas de alguien como yo? -Por supuesto no era una verdadera incógnita, sino una mera disculpa para arrancar las alabanzas que el crío le dedicaba en secreto.

Ante su primer comentario, me relajo un poco e incluso dejo escapar una sonrisa ahogada que desaparece al momento... no era momento de reirse: tenía al hombre mas poderoso de todo Cáligo abrazándome por la espalda...

Cuando me dice que el no ha estado en el campo de batalla, abro mucho los ojos y dejo de llorar... Inger tenía razon... había sido in gilipollas... per por otro lado, pensar que Aren estaba allí me izo sentirme invencible... nunca habría matado a la bestia sin ese pensamiento... no se... pobre Inger... ahora no se me va de la cabeza...

Siento entonces un cálido fulgor en mi vientre y noto, como el dolor desaparece a los pocos segundos...
Entonces me aparto de él y me giro, poniéndome de cara a Aren, mientras me quito la camisa, descubriendo que no hay rastro de sangre ni mordedura alguna. Entonces lo veo y no se me ocurre ootra csa que darle las gracias azorado... mis mejillas estaban a punto de explotar...

En cuanto me hace la última pregunta, me recuesto contra la barandilla del balcón... pensativo...
-Mmmmm... no lo se... supongo que la primera vez que nos vimos, usted me engatusó como sólo usted sabe hacerlo y yo ahora, joven e inexperto, ... no se... simplemente lo quiero con locura... mi único objetivo en mi vida es conquistar su corazon... dije muy bajo esta última frase... pues estaba muert de verguenza.

El líder observó al muchacho con calma mientras este confesaba sus sentimientos y, una vez escuchó la última frase, su snrisa se amplió -si aun había posibilidad para ello-

Respiró hondo y parpadeó lentamente mientras comenzaba a desabochar con calma los botones de su chaqueta para sacársela y colgarla sobre su brazo.

- Querido Silvanus...Tu palabras sn realmente enternecedoras... - Comentaba mientras llevaba a cabo el mismo proceso con su chaleco. Una vez tuvo ambas prendas en la mano se dirigió a la barandilla para apoyarlas y comenzó a aflojarse el pañuelo que llevaba al cuello. -...Pero hay algo que debes saber...

Una vez se despojó del pañuelo,colocándolo también en la barandilla, agarró el brazo del chico con cuidado y lo colocó frente a él a poco menos de un metro, quedando ahora el líder de espaldas a las vistas de los balcones. Dedicó una sonrisa de medio lado al joven y comenzó a desabrocharse la camisa con la misma parsimonia hasta abrirla poco más de la mitad.

Con el pecho a medio descubrir, agarró la mano derecha del piscis y la apoyó en su pectoral izquierdo, deslizándla cn lentitud para que notase la cicatriz informe y cerrada que lo adornaba.

- Yo no tengo corazón -. Senteció volviendo de pronto a su maleficiente sonrisa habitual. Apretó la muñeca del joven e hizo que su mano acariciase su pecho hasta que el pulgar del piscis rozó el compacto pezón derecho del líder mientras este miraba al chico con fijeza y levantaba una ceja.

Cuando termino de hablar, Aren dibuja una enorme y espléndida sonrisa en su cara...
Entonces empieza a hacer algo que jamás en la vida creí que haría: se comenzó a quitar la ropa. No daba crédito a mis ojos... ¿pero que leches le pasaba a este hombre?
-Q-que debo saber señor? dije con voz temblorosa...
entonces dejó entrever una cicatriz en su pecho, que sobresalía por su camisa a medio desabrochar y ocurrió algo que nunca podría haber imaginado: cogió mi mano y se la puso en el pecho.
Comenzaron a temblarme las piernas... mi mano podía sentir la cicatriz en todo su esplendor. Entonces dijo algo que hizo que le mirase fijamente a los ojos y que no pudiese ni parpadear... dijo que mo tenía corazón... no podía articular palabra...
Entonces apretó mi mano y mi pulgar rozó su pezón, haciendome reaccionar:
-No, señor... no... no... usted... se va a casar... Cynara me mata si sabe que he estado aqui con usted... ya me lo advirtió... entonces me quedé callado- Como que no tiene corazón? ESO ES IMPOSIBLE! estaria... estaria... cmo se dice... MUERTO, eso, estaría muerto y si me lo permite, yo lo veo bastante vivo...

...
-Me quieres?... pregunto bajando la vista... o solo soy un juguete para usted? Respóndame.

Ante la reacción del joven, el líder caeruleus alzó las cejas. ¿Cynara? ¿Había hablado con él? Claro, por supuesto que lo habría hecho. En fin... El jefe no hizo más que reir levemente a su cmentario y soltó la mano del muchacho.

- Sí, voy a casarme, por eso esta noche se terminará nuestro escarceo. No más catas, no más llamadas a través de terceros, no más encuentros... O pondrías en peligro mi matrimonio, mi vida y, por supuesto, la tuya -. Aunque esta última importaba bien poco al líder Darvenwish, pero daba dramatismo a sus palabras.

De nuevo se acercó al muchacho y lo abrazó, acariciando su nuca con la mano derecha y, tras su última pregunta, respondió con su habitual sonrisa:

- Sí por esta noche -. Y, sin dejar reaccionar al muchacho, el líder hizo que ambos se desvaneciesen en medio del balcón.

Barthemius salió de detrás de la puerta y se dirigió a recoger la ropa de su señor ahora que este se había ido.

*se van*

Aparecí en el balcón de la noche anterior y allí estaba mi bolsa, en el suelo, con los libros fuera y Tristán esta mordiendo el asa, jugando muy entretenido...
-Hey chaval!- dije abriendo los brazos- me echaste de menos?
Tristán emprendió en vuelo hacia mí, pero en cuanto se posó en mi cabeza, olisqueó el aire, bufó y se fue volando hacie el bosque, echando una bocanada de fuego en mi cara que casi me dá de lleno.

-EEEE! que diablos te pasa??-grité mientras se alejaba en el cielo- entonces me dí cuenta... olisqsueé mi hombro y olia a... olia... a... Aren... Me olí las muñecas y olía a Aren... ese olor tan penetrante... tan... no se como decirlo...
''A Tristán nunca le gustó Aren, por lo que es normal que se largara si yo huelo a el''... pensé

-Mierda... Tengo que lavarme... musité... pero no tengo ropa... solo tengo el pijama aqui dentro, dije asomándome a mi enorme mochila marrón...

*se va*

Salí a los balcones. Había mucho silencio. Me sentía algo cansada. Sin nada que hacer y un poco melancólica, me quedé a admirar el cielo nocturno.

*Se queda*

Estaba caminando por el palacio, cuando me fije en que había puertas hacia unos balcones, así que decidí entrar en uno.

"Que buenas vistas", pensé mientras miraba el paisaje que se veía desde allí.

Entonces vi de reojo la figura de alguien, y giré la cabeza hacia ella con algo de asombro, ya que no me había percatado antes de que había una chica en el balcón de al lado.

"Oh... hola", le dije con una sonrisa desde mi balcón.

Di un respingo y abrí mucho los ojos al oír una voz, y miré a mi alrededor buscando su procedencia. La suave luz de la luna y la iluminación de los pasillos me permitió ver, en el balcón contiguo, la figura de una mujer. Me sonrojé, sorprendida en mis más profundos pensamientos. Tragué saliva.

- Hola -saludé con timidez-. Perdone, no la había visto. ¿Lleva mucho tiempo ahí?

La chica se sorprendió con mi saludo y me respondió tímidamente. Su voz me resultó bastante conocida, aun que en ese momento no caí en quien era.

"No, no, acabo de llegar... ejeje. Siento haber interrumpido tus pensamientos.", le dije de forma amigable.

Bajé la vista, algo nerviosa. Los desconocidos no se me daban bien.

- No se preocupe. La verdad es que llevo días vagando por aquí. Conversar de vez en cuando viene bien -sonreí, mirándola (aunque no la veía muy bien).

Entonces borré mi sonrisa de golpe, dándome cuenta de que había olvidado presentarme. ¿Qué pasa con los modales, Massen Dew?

- Por cierto -dije, con una voz que hasta a mi me resultó extraña. Carraspeé-. Me llamo Massen Dew, y provengo del norte de Aqua. ¿Y usted?

"Encantada. Yo soy Hewina Astaldë, y soy de Lumen.", le dije a aquella chica tan educada.

Entonces me di cuenta de por que su voz me resultaba familiar.

"Me parece que es la chica que me pidió luz en la batalla contra las bestias... pero parece que ella no se acuerda de mi, o no se ha percatado. Bueno, no tiene importancia.", pensé.

No sabía muy bien qué decirle, así que me apoyé en el borde del balcón mientras contemplaba el cielo.

Hewina Astaldë. De Lumen. Una claritas, o eso daba yo por hecho. Una chica claritas. La primera, que yo supiera, que había por el Palacio. Por lógica, ella era la chica claritas del Bosque. ¿O no? Pensé en pasarlo por alto, por temor a equivocarme, pero ella no dijo nada más. Me escurrí el cerebro un rato, buscando un tema de conversación, y finalmente decidí averiguar si era ella, pero no de forma directa.

- Vaya... De Lumen -dije al fin-. Es la primera claritas que veo -le sonreí-. Y... ¿Hace mucho que llegó al Palacio?

"Pues... llegué hace un par de semanas, pero no he hablado con mucha gente todavía... solo con Silvanus, que es piscis como tú, y con Heylel que es un aether. No se si los conocerás.", dije mientras me peinaba el pelo con los dedos.

"Pero bueno, es normal, ya que paso más tiempo por el bosque y los alrededores que por el Palacio", le expliqué.