Balcones

Vaya. Así que Kettleburn y Heylel.

- Sí, los conozco -confirmé-. Aunque hace mucho que no los veo... -me preguntaba qué habría sido de ellos.

Sonreí. El bosque. Cada vez estaba más segura de que era ella.

- Y... ¿No ha visto nada raro en el Bosque? -no sabía muy bien cómo abordar el tema-. Hubo una batalla allí hace unos días. En un claro. Una manada de bestias apareció sin previo aviso.

Si sabía algo de las bestias, era ella. Sino... Bueno, tenía lógica que yo la advirtiera, ¿no?

"Ah, sí... yo también participé en esa batalla. De hecho... estaba en el claro, cuando de repente aparecieron aquellas criaturas y empezaron a atacarme...", dije rememorando aquel momento.

"Menos mal que apareció más gente... ya que yo no era capaz de hacer nada contra ellas. Tuve que subirme a un árbol para salvar la vida..." , le comenté cabizbaja.

Preferí no comentarle lo demás, ya que era alguien que acababa de conocer, y no sabía como se lo tomaría.

Sonreí, convencida ahora.

- Era usted, entonces -afirmé, asintiendo con convencimiento-. Luchamos juntas aquel día. Fui yo quien le pidió luz.

Abrí mi mochila, que llevaba a la espalda, y saqué a Loksass.

- Esta es Loksass, mi arma -expliqué-. Una cerbatana. Para luchar, necesito aprovechar al máximo mi visión. Gracias a su luz, mejoré mi puntería de noche. No sabe cuanto significó ese gesto.

Bajé la cabeza en una leve reverencia. De hecho, no mentía. Gracias a su hechizo, había conseguido abatir a una de las bestias. Era el primer enemigo que había matado jamás, y dudaba que fuera fácil olvidarlo.

"Oh... pues sí que era la chica que me pidió luz aquel día, y sí que se acordaba de mi", pensé.

Me dió las gracias por haberle ofrecido mi luz, y me explicó cuan útil le había sido.

"Ah, de nada.", le dije sonriendo algo ruborizada. Me alegraba mucho haber sido útil para alguien, al menos.

"Lo cierto es que tu voz me había resultado conocida, pero no estaba muy segura de si eras quien me había pedido luz... y bueno, yo también te estoy muy agradecida, porque aquella criatura estaba haciéndole daño a aquel árbol.", le comenté sonriente.

Desvié la vista hacia Loksass mientras la guardaba en la mochila. Pero entonces hizo un comentario que me hizo alzar la vista hacia ella y abrir los ojos de par en par, enormemente sorprendida. Recordaba perfectamente la situación en el claro. La bestia la tenía acorralada en lo alto de un árbol, e intentaba alcanzarla. Y sin embargo, me agradecía haber ayudado al árbol, y no a ella. Me quedé extrañada, pues no era una reacción normal. Lo cierto era, en cualquier caso, que yo no me había parado a pensar en el árbol, aún cuando normalmente las plantas llamaban mucho mi atención.

Miré al cielo. La luna estaba cada vez más alta, y yo tenía algo de sueño. Sonreí a la claritas.

- Bueno, Astaldë. Es tarde, y la verdad es que estoy algo cansada. -comenté, sin borrar mi sonrisa-. Ha sido un placer conocerla. Espero que coincidamos a menudo por aquí. Siempre es agradable mantener una buena conversación.

Me recoloqué la mochila e hice un gesto de despedida.

- Buenas noches -me despedí. Y, dando media vuelta, entré en los pasillos buscando la habitación.

*Se va*

Lo cierto es que yo también esperaba volver a encontrármela por allí. Parecía ser buena persona, y era muy respetuosa.

"Vale, buenas noches.", le dije sonriente.

Yo no tenía sueño todavía, así que me quedé en aquel pequeño balcón, mirando el paisaje y el cielo mientras me centraba en mis pensamientos.

Desde una de las ventanas del castillo vi que parecía que había una buena tarde, no había nubes y las ramas de los árboles se agitaban lentamente, signo de una leve brisa. Después de observar esto, no pude evitar querer disfrutar de la tarde, pero me daba demasiada pereza salir del castillo. Así que me encaminé al lugar en el que creí que estaría más cómoda, los balcones.

Cuando llegué, vi que había una chica mirando el paisaje. Apreté mi mano al rededor de Arpa, preparada para cualquier ataque o movimiento peligroso de la chica.

Estaba contemplando el paisaje cuando me entraron unas ganas horribles de hacer mis necesidades, así que cogí mis cosas y sali corriendo de allí, sin haberme percatado de una chica aether que me estaba observando.

*se va*


FdR: perdón por no haberte respondido hasta ahora y por irme así, pero esque te mandé un mensaje privado explicándote una cosa y no lo viste >.< Miralo cuando puedas y ya roleareoms en otro sitio cuando te conectes D=

La chica de repente, con un movimiento brusco se dio la vuelta y se fue. Me sorprendió cuando se giró y apreté más fuerte mi mano sobre arpa, pero la chica parecía que no se había percatado de mi presencia y se fue sin decir nada. Suspiré, echando todo el aire que había contenido sin darme cuenta, estaba tensa, así que intenté relajarme, empezando por soltar mi mano de arpa, que estaba roja por la fuerza ejercida.

Con un par de pasos me acerqué a la barandilla y miré el cielo. Después de una media hora opté por irme de aquel lugar tan silencioso, ya que la falta de ruido le daba al lugar un toque tétrico que no me gustaba nada.

*Se va*

Llegué a los balcones serio. Aunque ayer hubiese sido un muy buen dia, por que estuve con Massen y Heylel... no podía evitar sentirme triste. Y lo que mas rabia me daba es que no sabía porqué era... era como que se me había cansado la cara y ya no me apetecía sonreir mas... no sabía si era una etapa... que se estaba poniendo enfermo... o simplemente que estaba madurando y ya no me apetecía reir todo el rato... fuera lo que fuera. tenía un semblante serio y melancólico.
Me senté en los balcones de forma que mis piernas pasaban por los barrotes, quedando colgadas en el aire, mientras apoyaba la cabeza entre dos barrotes. Estaba cansado... pero tampoco sabía porqué.
Tristán salió de su "casa" y se posó de mi hombro.
Nos quedamos un buen rato los dos viendo al horizonte, mientras una suave brisa nos acariciaba la cara, haciendo que mis cabellos bailsasen al son del viento.
Estaba en un lugar marvilloso, rodeado de gente buena, labrándome un futuro, buena comida, buena cama... pero seguía triste y decaido... llevaba tres días asi... y me daba mucha rabia... pero era como si no tuviese ni fuerzas para enfadarme conmigo mismo... simplemente quería relajar mis músculos y no hacer nada. No quería moverme de ahí... nunca... por nadie.

"Si lloras por haber perdido el sol las lágrimas no te permitirán ver las estrellas." eso siempre lo decía Ariel... me lo decía cuando la dejaba algún noviete... siempre me decía que ninguna persona debe absorberme... que si una te deja, había muchas más personas en el mundo... Quizás Aren fuera mi Sol... pero quería olvidarlo... había muchas mas estrellas en Brontë... muchas mas... ya me estaba llenando la paciencia... pero es que cuando me lo encuentro, me bloqueo, y solo puedo seguirle la corriente... me arrastra hasta sus redes como si yo fuera una simple sardina el un enorme barco pesquero...
Pero no solo estaba mal por mis problemas amorosos... Estaba mal en general... echaba de menos a toda mi familia... y a los pocos amigos que tenía... en Aqua.

Quería ver a Hewina... si tuviera que representar a la cláritas en una palabra, sin duda seria...mmm Amor. Si, la chica se hace querer... ademas es muy guapa. El otro día no pude decirle que la quería... pero quiero hacerlo... quiero que sea mi novia... nunca he tenido antes novia... no se como tengo que actuar...Y nos llevamos muy bien... si no saliera bien, podríamos seguir siendo amigos.


*se queda viendo fijamente el horizonte, poniendo en orden sus pensamientos*

El sol ya se había puesto y yo seguía con la misma cara de empanado, triste y melancólico que a la tarde...
Habia estado toda la tarde pensando en mi agetreada vida e incluso a final de la tarde había cantado unas cancioncillas, para acompañar al viento... pero ahora que la oscuridad se apoderaba del lugar, y ya no tenía al sol acariciando mi piel, mis esmeraldinos y brillantes ojos estaban cansados, por lo que me los froté y bostecé, haciendo que dos lagrimas rodasen hasta mi cuello.
-Espero que no me encuentre nadie... esta noche es para mi solo...- musité, mientras colocaba mi mochila como almohada y ponía a Tristan a mi lado, para a continuación, hacerme una bolita y quedarme profundamente dormido.

*se queda dormido*

FDR: perdon por el doble post

Salgo al balcón y cuál es mi sorpresa al percatarme de mi mala suerte: no puedo tomar el aire tranquilamente sola. Al menos el piscis (pues es Kettleburn al que me encuentro) duerme, lo que me alivia. No es necesario que me lo encuentre y aún por encima me hable.

Estoy por irme cuando, tras un microsegundo de observación del que al instante me arrepiento, me compadezco del chico que duerme destapado y pongo los ojos en blanco. Ablandarme me hace sentirme horrible.

Salgo un momento a buscar a alguien del servicio y pido una manta, recibiendo una no demasiado gruesa con la que regreso. Las noches todavía no son demasiado frescas.

Cubro al piscis hasta los hombros, con dejadez. Solo me faltaba hacerlo con cariño y darle un beso de buenas noches, pero nadie verá eso jamás.

Espero...

Suspiro.

- Descansa tú que puedes -mascullo, y entro de nuevo a buscar otro lugar en el que recluírme.

*se va*

Los trinos de los pájaros me despertaron suavemente. Era una mañana preciosa, pero yo seguía igual que ayer, es decir, serio, decaído, apático, triste, melancólico, sin ganas de vivir, como si estuviese perdido en mi vida... sin saber que hacer.

Me incorporé y noté como una fina manta se deslizaba conmigo, la vi con mis ojerosos y cansados ojos verdes y la aparté... en otras situaciones me habría dignado a buscar a la persona que me había tapado... pero ahora no, ni si quiera se me pasó por la mente...
La tiré si hacerle el mínimo caso y salí del balcón cansado... muy cansado.

Dí una última visual a mi alrededor antes de salir. Suspiré, y me fui.
Notaba una extraña presión en el pecho... como si estuviese perdiendo su vida... que no pintaba nada en ese lugar... notaba que estaba desperdiciando su tiempo... aunque no sabía hasta que punto eso era cierto...

*se va*

Ya habiendo terminado mi comida, me dejo caer por los balcones (no literalmente, válgame Mithos) para respirar un poco de aire fresco sin salir físicamente del Palacio.

Me asomo, apoyo mis manos en la barandilla y cierro los ojos, disfrutando de la brisa y evitando pensar en Dehnel.

Relajarse es agradable.

Me levanté un poco abatido por la conversacion que tuve con Heylel ayer. No tenía hambre, y en el palacio se respiraba una atmósfera cargada... hacía calor.
Decidí pues ir a tomar el aire a los balcones.
Entonces vi que en uno de ellos estaba una chica de pelo negro largo y ondulante.
Era ella: mi Al.
Corrí hacia ella gritando su nombre y abriendo los brazos. Tenia taaaaanto que contarle... hacía siglos que no la veia... supongo que nuestrs horarios de entrenamiento o nuestras vidas privadas no nos ofrecieron la posibilidad de encontrarnos.
-Al! ¡Cuanto tiempo!¡Joba!¿Que tal estas?¿te enteraste de lo de las bestias?¡Que guapa estas!¿como te va la vida?- todo esto lo preguntaba excitado, mientras daba saltitos a su alrededor. ¡Que ilu!

La voz de Kettleburn a mi espalda me hace girarme no sin cierto fastidio (al fin y al cabo me estaba relajando EN SOLITARIO y me encontraba muy a gusto), pero dado lo potencialmente últil que es este chico intento pasar un poco por alto su estridencia y esbozar una pequeña y cortés sonrisa a la vez que asiento como saludo.

- Buenos días.

Luego me detengo a escuchar su atropellado entusiasmo y, en cuanto termina, hablo.

- Paso a paso... Er... Bueno, he estado bien, aunque no he hecho nada digno de contar. Estuve entrenando y leyendo algunos libros. Luego... Participé en la lucha contra las bestias. Aparecieron en el claro del bosque y nos dieron un poco la lata, aunque luego, a golpe de aullido, se esfumaron y...-. ¿Guapa?-. ... Er... Gracias.

Enarco una ceja. ¿Guapa? Lo dice como si hubiera cambiado muchísimo desde la última vez que me vió, y tampoco es así...

- ¿Tú qué tal?

Recuerda, Alehyss... Sim-pa-tí-a.

-¡Bua!¿tambien luchaste contra ellas?¡YO TAMBIÉN! y ¿sabes una cosa? ¡Maté a una yo solo!- dije apuntándome con el dedo índice mientras hinchaba el pecho- Jajajajaja y la traje hasta es castillo, para que los líderes la investigasen- puse mi mano en la barbilla- pero parece que no le han prestado atencion. En fin, ¿te hicieron daño? a mi si... me mordieron en la barriga, pero no me paso nada por Aren...-Ups... ya había hablado de mas...- otra vez su cara no salía de mi mente. Sus ojos me penetraban hasta el infinito, y mi mirada se quedó opaca. Entonces reaccioné y agité la cabeza para quitarme ese pensamiento de la cabeza.

Entonces me encendí un cigarro y comencé a fumarlo.

Sonrío (me cuesta, pero lo hago).

- ¿Tú solo? Muy bien -. Doy una palmada en su hombro (gesto que odio, pero supongo que a él le gustará)-. Y no vi morir a la que me enfrenté, pero por las heridas que le infligí supongo que esa sería su suerte. Y solo recibí un pordisco en el brazo, pero ya estoy bien.

Aguardo unos segundos antes de hurgar en esa yaga que acaba de dejarme visible.

- ¿Aren? ¿Acaso te ayudó?

Listo... He sembrado la semilla de la amistad y ahora parece dar frutos por sí sola. Con suerte, ni siquiera tendré que regarla demasiado.

El gesto de complicidad que me aporta renueva mis ánimos- Bua, entonces fijo que la dejaste destrozada jajajaja. Pobre bicho...- digo con una sonrisa.

Entonces me pregunta por Aren... mierda Sil, ¿en que quedamos? ¡No podia contarselo a nadie! Aunque bueno... Alehyss es una chica buena y de fiar, me atrevería a decir que incluso más que el calzonazos de Heylel. No habría ningun problema en decirselo, de todas formas, era una chica callada y reservada... apostaría mi mano a que no lo iría pregonando por el palacion.

-Bueno...- digo mientras le doy una calada a mi cigarro- se podría decir que utilizó sus "dotes de líder" para curar mi herida, simplemente puso su mano en mi vientre y me curó ¡PUF! así de repente... claro que... no fue gratis, esa noche... ¿como decirlo? pues... ya sabes... no quiero entrar en detalles tampoco. Jajajajajaa - dio con una risita nerviosa, mientras le doy otra calada a mi cigarro.

No puedo ocultar cierta sorpresa. Ya no sé si ver esto como algo gordo o como un cotilleo.

Lo miro con los ojos, para qué negarlo, bastante abiertos.

- ... ¿En serio?

¿El gran Aren Darvenwish sodomizando al pequeño Silvanus Kettleburn? ¿O tal vez hay algo que me he perdido...?

- No sé qué decir...

De hecho, en parte es por mi costumbre de callar.

Como era de esperar, a Alehyss le chocó bastante la noticia.
-Si, en serio. Que me muera ahora mismo si no es cierto.- tiré mi pitillo por el balcón.- pero no te creas que mantenemos una relación, ¿e?- dije mientras megaba con el dedo- no, solo tuvimos un encuentro mas en las termas... pero nada mas. Ahora Aren es asunto del pasado. Ya ni nos hablamos... porque discutimos en el cementerio, porque insultó a mi, ahora novia... dijo que solo era un parche, un capricho, o algo asi... Es malo. - dije cruzándome de brazos e hinchando los carrillos.

- A lo mejor estaba celoso-. Sonrío. Esta vez de verdad. Ni yo me lo creo.

Lanzo una mirada al cielo y luego vuelvo al piscis.

- ¿Has dicho novia? Qué callado te lo tenías... ¿Quién es, si se puede saber?

Aren y Kettleburn... Ju... Dos encuentros. No me lo puedo creer... Es...

Es una información maravillosa.

-Si, ya... es es lo que el quería... si solo fueran celos, le habría dado igual... lo que pasa es que le dí una patada en los genitales a su enorme ego. Y eso duele, porque pensaba que estaría arrastrándome detrás de el toooda la vida...¿que se cree?

-Jajajajaja bueno... tampoco quiero ir pregonándolo por ahí. Se llama Hewina, y es mestiza, medio aether y medio cláritas, pero como no tiene alas, pues parece cláritas, solamente. ¿la conoces? es una chica de pelo marrón y piel oscura, con los ojos grandes y azules... no se si te suena.

Tristán salió de mi bolsa y al ver a Alehyss se fue volando hasta su hombro, lamiéndole suavemente su mejilla.

-Eh! ¿por qué te lame a ti y a mi nunca me ha lamido?¡Tristán, eres un chaquetero! jajajaja... jo, es que el pobre hacia mucho tiempo que no te veía.

Sonrío mientras lo escucho. De pronto hasta me apetece ver al jefe caeruleus solo para saber su versión, aunque, por supuesto, no estoy tan loca como para ir y preguntárselo.

Hewina... No me suena el nombre, pero si no ha llegado nadie nuevo al Palacio, puede que se trate de la chica del árbol en el claro del bosque. Creo recordar que usó hechizos claritas.

Respondo a Tristán con una caricia en la cabeza.

- Es una buena pregunta. No sé por qué me tiene cariño, pero... -. Toco la cabecita del dragón-. Es un bicho agradable.

Miro de nuevo al piscis.

- Qué envidia. Tú siempre con cosas que contar y yo con una vida monótona y aburrida. ¿Algún día me pasará algo interesante que contarte?

Sí, ya, y lo voy a hacer y todo.

"Si, si, agradable ahora, pero el muy maltido no me quiso liberar de la cuerda en los jardines" pensaba mientras Ale le acariciaba su escamosa cabeza.

-Bueno -dije encogiéndome de hombros- las aventuras están ahí... todo está ahí... solo tienes que salir, moverte y buscarlas. Y luego vienes y me lo cuentas.