Tejados

El chrysos ladeó la cabeza y enarcó ambas cejas en cuanto el flamma le pidió que prestase atención. Acto seguido, cruzó los brazos y clavó sus ojos en el flagare que acababa de conjurar y escuchó en silencio las palabras de su extraño acompañante. A diferencia de antes, sí que pudo entender un poco la explicación del encapuchado, aunque, evidentemente, hubo conceptos de esta que se le escaparon. Ni era un experto mago, ni tenía un gran número de conocimientos cultos ni tenía un amplio vocabulario. Sin embargo, creía que la idea básica la había captado. Parecía (o al menos a él le parecía) que el objetivo de aquel extraño era dominar la materia a su gusto y antojo para poder realizar cosas que, sin duda, él definiría como imposibles.

Cuando el flamma terminó de hablar, el chrysos alzó la vista y clavó sus ojos en los de su acompañante, sonriente. Con toda esa perorata, el flamma había dejado claro el motivo por el que había ido a Brontë. Además, también había manifestado, de alguna forma, cuánta moralidad tenía. Al menos él sí que consideraría ilegal y amoral variar la estructura mental de alguien. Y eso que él no era precisamente la persona más ética que conocía.

Bostezó y estiró los brazos. Luego esbozó una sonrisa.

—Interesante charla, Rais, pero yo estoy un poco cansado — Suspiró y alzó los hombros —. Así que, si me disculpas, creo que me iré a dormir un poco . — Miró de reojo el paisaje —. Es bastante tarde...

Tras despedirse del flamma con un gesto de la cabeza, el chrysos abandonó el tejado con un montón de ideas en la mente.

*se va*

-Sí, claro, claro... -Dijo el mago mientras asentía con la cabeza ensimismado mientras llevaba una mano al mentón.- Creo que yo también me voy, a la biblioteca, se me acaba de ocurrir un método curioso que... - comenzó a irse mientras seguía hablando en voz alta, era obvio que le gustaba el sonido de su propia voz pues no se había dado cuenta de la desaparición de su interlocutor. Se dirigió hacia la biblioteca mientras seguía hablando sobre métodos de traslocación espacial.


*se va*

Había encontrado una trampilla en lo más alto del palacio, y decidí abrirla, pues nunca antes la había visto. Entonces me di cuenta de que era la famosa entrada - o "salida" - a los tejados.
Subí por ella hasta notar de repente una brisa un tanto fuerte, pero aún así agradable. El Sol iluminaba toda la superficie, era un lugar muy agradable.

Me deslicé por cuidado de teja en teja, tenía miedo de caerme, no era especialmente ágil para estas cosas. Además, estaba a una gran altura, sólo imaginarme la caída desde los tejados hacía que mi cabeza diese varias vueltas, pero lograba contenerme. me acerqué un poco al bordillo, aunque mantuve las distancias, y me senté tratando de ponerme lo más cómoda y segura al mismo tiempo.

*Se queda*

Hoy hacía un buen día. Quería disfrutar de la brisa que nos brindaba el tiempo, así que decidí ir a los tejados. Para ello, como siempre, trepé por la pared de los balcones y subí, sin prisa y disfrutando de la altura.

Cuando llegué, me topé con una chiquilla rubia sentada en frente mía. Su cara me sonaba bastante.- Creo que la conozco de algo...- Pensé frunciendo el ceño ligeramente. Decidí presentarme amistosamente, ya que si no la conocía podía presentar una amenaza y la posición en la que me encontraba, agarrada a la pared, sólo me ofrecía desventajas en caso de enfrentamiento; así que puse mi sonrisa más amable.- Buenos días. No quería ser ruda pero... nos conocemos?- Le pregunté soltando una mano y frotándome la nuca. Acto que hizo que me balanceara un poco.- Huy!- Dejé escapar al tiempo que me estabilizaba con ayuda de las alas.

La calma y la templanza presentes en el ambiente se desestabilizaron cuando una aether muy familiar hizo su aparición en los tejados. Era Thamerlein, o Tham, como me había dicho ella que la llamase cuando nos conocimos.
No me extrañaba que no se acordase apenas de mí. Sólo habíamos hablado una tarde, y no es que hubiese sido mucho tiempo. Le dirigí una amplia y cálida sonrisa, no quería parecer maleducada.

- Pues la verdad es que sí nos conocemos, Thamerlein - no la conocía tan bien como para llamarla por su apócope -. Me llamo Elektra Samon, ¿te acuerdas ahora?

No esperaba que se acordase... Pero quién sabe. Entonces parecía que se iba a caer, no sabía cómo reaccionar, pero poco después me di cuenta de que era una aether, a la vez que se volvía a equilibrar gracias a sus plumíferas alas.

La chica sonrió y me tranquilicé, sobre todo cuando escuché su respuesta.

-Elektra...- Murmuré. La verdad es que un poco sí que me sonaba...- Ah!- Dije soltando mi mano derecha y poniéndola en un puño sobre la mano izquierda, lo que hizo que volviera a caerme.- Mierda!- dije y estiré las alas para agarrarme de nuevo al muro. Empecé a escalar los 2 metros que había bajado. Cuando llegué a la superficie no me demoré más y subí a los tejados. Me senté junto a ella.- Casi mejor así...- Murmuré soltándome a Arpa del hombro y dejándola a mi lado.

Me giré hacia Elektra.- La parvus de la biblioteca no?- Le pregunté reanudando la conversación.- Lamento haberme olvidado, pero pasó bastante tiempo...- Le dije intentando disculparme.

Luego miré los terrenos que se extendían bajo nosotras y disfruté del viento contra mi pelo y mis alas.- Se está bien aquí, no crees?- Le pregunté

Parecía que al fin se acordaba de mí, cuando de repente parecía que se iba a volver a caer, parecía un poco torpe. Volvió a lograr estabilizarse, pero esta vez fue más inteligente y se sentó a mi lado, donde se estaba segura.

- Exacto... La parvus de la biblioteca, veo que te acuerdas - mi sonrisa se hizo aún más esplendorosa -. No te preocupes, es cierto que ha pasado mucho tiempo...

Me acerqué un poco a ella, pues se había sentado a una distancia un poco incómoda para mantener una conversación, al menos para mí.

- Pues la verdad es que hace una brisa muy agradable, es lo bueno de esta época del año... - respondí correspondiendo a su afirmación.

Entonces la miré, estaba igual que la última vez que nos habíamos visto.

- ¿Y qué tal los últimos meses por el castillo? ¿Algo en especial? - Si algo me apasionaba, era saber todo sobre todos, además, así despaso, hacía algún que otro amigo.

¿Estos meses? Me acordé de la carta que había recibido hacía un par de días. Fruncí el ceño inconscientemente.- Bien...- Miré las cintas que se enroscaban por mi pierna desde la zapatilla derecha hasta la rodilla.- No, supongo que nada interesante, ya sabes entrenando y esas cosas...- La miré y formé la mejor sonrisa que pude en ese momento, que fue poco más que una mueca rara.- P-pero basta de hablar de mi.- No quería acordarme así que intenté volcar la conversación en ella, al igual que había echo con Tamlin la otra noche.- Qué tal te van las cosas a ti?- Le pregunté.- Supongo que habrá sido más interesante que lo mío...- Otra vez volví a pensar en el sobre nácar que se escondía bajo mi falda, e inconscientemente me rocé con la mano derecha el lugar donde se ocultaba. En cuanto noté mi mano la aparté rápidamente y luego la agité delante de mi como si la brisa me estuviera molestando. Lo cual no era muy creíble porque había dejado bastante claro que me gustaba el tiempo, y aún por encima era una aether. Pero cuando una persona no estaba acostumbrada a mentir, era lo que pasaba.

A pesar de haber dicho que se encontraba bien parecía que había algo que la incomodaba, pues trato de cambiar el tema de ella a mí en la primera oportunidad que se le apareció. Tampoco iba a incidir mucho -por ahora- en ella, pues apenas sabíamos el nombre de la otra y poco más.
Alcé la vista al cielo, me preguntó por mí. No quería ser la clásica que responde al igual que el otro -en este caso la otra-, con un: "pues tampoco nada interesante".

- Pues no sé... Estuve algo ajetreada - comenté a la vez que tomaba una gran bocanada de aire, que daría comienzo a toda la explicación de lo que había hecho -. Aunque no mucho, ya sabes que por aquí no hay muchas cosas que hacer más que entrenar, hablar con gente y leer libros que puede que contengan información no justificada.

La miré a los ojos.

- El otro día me topé con un chico aether que me recordó a ti, pues se llamaba Tamlin, y le gustaba que lo llamasen Tam... ¿No resulta gracioso? No sabía que fuese un nombre tanto para hombre como para mujer... Aunque bueno... nunca antes lo había escuchado hasta conocerte a ti - comenté tratando de dar un poco de vida al fuego, y depaso explicando algo que me había ocurrido.

Tam continuaba con su exploración del Palacio, quería conocerlo todo de él antes para acostumbrarse cuanto antes a la vida por allí. Con lo sencilla que era su granja... Este sitio era enorme y mirara a donde mirara no podía dejar de pensar que todo aquello era un derroche sin sentido de recursos, pero era bonito, eso sí. Los tejados le estaban gustando, había subido a ver la puesta de sol, era una de las cosas que le recordaban a...

-hmmm -Tam se fijó en que dos de las pocas personas que conocía de Palacio estaban hablando, así que decidió acercarse a saludar.

-Buenas tardes, ¿Qué tal va todo? -comentó mientras se acercaba a ambas con sus andares marciales y esbozaba una levísima sonrisa.


FdR: Don de la oportunidad, se llama a esto. X D

Me alivió el hecho de que no intentara presionarme ya que tenía bastante claro que mis dotes de disimulo no eran nada buenas... Así que asentí cuando me dijo que ella tampoco había hecho nada fuera de lo común.- Sí, la verdad es que no hay muchas más cosas para hacer...- Murmuré.- pero bueno, para eso estamos.

Luego pareció cambiar de tema, lo cual me pareció genial ya que no me apetecía seguir pensando en la vida diaria y en lo que eso conllevaba.- Tamlin...- Sonreí, esta vez divertida.- Sí a mi también me sorprendió bastante.- Miré a Elektra.- lo conocí la otra noche.- Le expliqué. Luego reí un poco.- Es gracioso.- Miré el cielo.- No solo coincidimos en el nombre sabes? También somos aether, aunque supongo que lo has notado.- dije señalándome con el pulgar la espalda, donde estaban mis dos alas color crema.- Y granjeros... Aunque no se dedican a lo mismo. Es decir la mía es más del cultivo de comida y plantas curativas... La suya por el contrario se centra en el tabaco...

Cuando mencionó lo del nombre sonreí nuevamente.- Si te digo la verdad Thamerlein tampoco es un nombre muy normal entre los de mi raza... Mis padres decidieron el nombre basándose en la antigua espada de mi madre. "La espada que nos presentó y la mujer que nos unió" Fue la contestación que me dieron cuando les pregunté hace un par de años...- Agité un poco las alas ante el recuerdo.- Debo suponer que Elektra es un nombre parvus común?- Le pregunté interesada, no sabía mucho de las razas que no fueran la aether y la flamma.

Cuando acabé de formular la pregunta escuché una voz a mi espalda y me giré acercando la mano a Arpa. Sonreí al ver de quién se trataba.- Buenas tardes Tamlin... Justo hablábamos de ti.- Le hice un gesto con la mano para que se acercara.- Quieres sentarte con nosotras?- Le pregunté.

Escuché con mucho interés las palabras de Thamerlein, al parecer ella también conocía a Tamlin, el cual apareció de repente. Lo cual me sorprendió un poco, ¿cómo podría llegar justo en ese momento? ¿Nos habría estado escuchando?

- ¡Ah! ¡Qué sorpresa, Tamlin! - Exclamé con el corazón latiéndome a mil por hora, por un momento había pensado que podría haberme caído.

A pesar de mi nerviosismo, logré mantener la compostura y volver a la normalidad. Giré mi cabeza hacia él.

- ¿Quieres sentarte junto a nosotras? - Ofrecí con una pregunta, dando dos golpecitos en las tejas que había a mi lado para que se sentase.

Tam sonrió nuevamente, tanto la Parvus como la Aether le habían caido bien cuando las había conocido y la Parvus hasta le había hecho sudar la gota gorda en la sala de entrenamiento a pesar de su estatura.

-Claro - asintió mientras se acercaba y se sentaba con ellas. -No sé yo si merezco que dos jovencitas hablen de mí. -dijo acariciándose la barba recién afeitada con la mano mientras la sonrisa se le ensanchaba un poco más, lo que evidenciaba aún más el tono de broma.


-Brontë es enorme, cada vez que creo que me queda poco para acabar de verlo todo, resulta que me doy cuenta de que aún quedan mil sitios que visitar... Es muy bonito, pero a veces creo que todo este espacio podría aprovecharse mucho mejor... -comentó más para sí mismo que para ellas.

-¿Qué tal estáis? ¿Se sabe algo de cuando veremos un poco de acción por aquí? -preguntó interesado.

Sonreí ante su comentario.

Luego miré el paisaje.- Sí, la verdad es que terrenos no le faltan...- Miré a Tamlin. Me pregunté si su comentario se refería a que preferiría crear una granja enorme de tabaco, pero preferí ahorrarme la pregunta ya que posiblemente me equivocaría.

- Bien, yo por mi parte ando bien...- Volví a rozar inconscientemente la carta a través de la ropa.- Noticias? No tengo ni idea... parece ser que los jefes quieren mantener todo en silencio...- Dije frunciendo el ceño, Timber aún no me había mencionado absolutamente nada de cómo iban las cosas respecto al ejército.- Lo cual no me parece muy bien... aún por encima que nos prestamos podían darnos información, no creeis?- Les pregunté un poco malhumorada, ese tema me sacaba un poco de mis casillas.

Asentí ante los comentarios de Thamerlein, estaba totalmente de acuerdo en que los jefes debían darnos información si querían que siguiésemos actuando para ellos.
Miré entonces a Tamlin.

- Bueno... La verdad es que parece que hace poco ha desaparecido un miembro del castillo, Silvanus Kettleburn - comenté con voz fría y un poco quebradiza, para darle más emoción a mis palabras -. Algunos dicen que ha salido de viaje... Aunque yo creo que lo que ha pasado realmente es que los jefes han tomado reprimendas con él - susurré como si se tratase de un asunto privado y totalmente prohibido.

Miré con cara de preocupación a los dos durante unos segundos, entonces decidí seguir hablando un poco más.

- Últimamente no dejaban de quejarse de él, y siempre estaba haciendo travesuras, y rompiendo alguna que otra pieza de gran valor... - mis susurros continuaban -. Incluso hay quien dice que mantiene una relación amorosa con el jefe aether, timber Bright.

Mis palabras no habían sido del todo ciertas, pero seguro que en el fondo era eso lo que pasaba, pues no había otras explicaciones posibles.

- Es más, puedo aseguraros que esta información proviene de fuentes muy fiables... - añadí para aumentar la credibilidad de mis palabras, pues era ciertas, ¿no?

-Silvanus Kettleburn, ¿Eh? -comentó mientras seguía rascandose el mentón, pensativo. - Ya veo... Aunque realmente no estoy interesado en con quien tiene relaciones personales o no tiene el líder Aether, si soy sincero, lo único que me interesaría saber es cuando vamos a pasar a la acción y en qué modo vamos a hacerlo.


Tam siguió pensando un poco más antes de continuar, añadiendo algo que se pensó durante un momento.

-Además, no entiendo por qué iban los líderes a estar tan ocupados si sólo fuera algo tan inocente como romper un par de jarrones o gastar bromas a algún sirviente, un acto disciplinar ejemplar es lo que haría yo en ese caso, para que todo el mundo supiese lo que le espera a quien hace el tonto, más que hacerlo de forma oculta y sin que nadie sepa nada. No, debe pasar algo más gordo. -comentó mientras continuaba rasacandose el mentón.

-Y sí, tienes razón. -esta vez se dirigía directamente a la otra Aether - Deberían informarnos, si no se nos dan las órdenes a tiempo no podremos llevarlas a cabo como es debido, aunque supongo que si están actuando con tanto secretismo es porque sospecharan de la presencia de algún tipo de espías en Palacio... Hmmm... Eso sería preocupante, a decir verdad.

-Qué?!- Me levanté de repente al escuchar las palabras de Elektra. Me pellizqué el puente de la nariz para serenarme, mejor escuchar todo primero. Así que escuché atentamente sus palabras, no podía ser...- Silvanus...- Parecía que la chica sabía bien de lo que hablaba, pero yo todavía no podía creérmelo.- Aunque lo de romper cosas sí que es muy típico de él... Con lo inquieto que es no me extrañaría nada... Y es joven así que lo de mantener una relación con T- Espera qué has dicho?- Miré a Elektra flipando.- Cómo que una relación amorosa con Timber!- Empecé a caminar de un lado a otro por las tejas.- No, tiene que haber una equivocación, Timber no...- Paré en seco y fruncí el ceño. Recordé los comentarios egocéntricos que tenía sobre todos sus "amores".- Aunque tal y como es no me sorprendería que sólo lo utilizara para divertirse... claro que Silvanus tiene pinta de ser un enamoradizo de la vida, ya se le ve cuando habla del jefe Caeruleus... por no mencionar lo de Hewi porque ahí fijo que había algo...- Empecé a murmurar más para mí misma que para las dos personas que tenía delante...

El comentario que hizo Tam me trajo de nuevo al mundo. Volví a parar y escuché lo que decía.- Eso es verdad.- Añadí mirando a Elektra. Luego me callé y seguí escuchando a Tam.- No, no creo. Yo conozco a Silvanus y estoy casi segura de que no sería capaz de hacer nada realmente malo. Puede que de vez en cuando se le vaya la mano pero son cosas sin mucha importancia...- Luego pensé en cómo lo trataba Alexander.- No, no... seguro que ha habido una equivocación...- Me acerqué los dos metros que me había alejado.- Y aunque fuera cierto no creo que los jefes recurrieran a esos métodos...- Pensé en Timber y en Jill.- No, definitivamente no harían nada así...- Si realmente la hubiera liado simplemente con echarlo del castillo bastaría no? Ya que estamos aquí reclutados no tiene mucho sentido que se arriesguen a perder a gente del ejército de esa manera...

-Un espía...- Me llevé la mano al mentón.- La verdad es que eso respondería a muchas preguntas...- Sacudí la cabeza.- Pero bueno ahora mismo eso no es lo importante.- Me giré hacia la parvus.- Elektra, tú sabes que van a hacer? Es decir, los jefes tendrán que hacer algo, no? O al menos hacer que hacen algo, en caso de que sea cierto que están ellos detrás de todo esto...- Agarré a Arpa.- De todas formas, esto no puede quedar así...- Miré el cielo, ya se estaba haciendo tarde.- Tengo que hablar con Timber...- Pensé. Miré a los dos chicos.- Voy a investigar un poco, a ver si encuentro información interesante...- Elektra decidió que ella también se tenía que ir y abandonó los tejados. Luego yo miré a Tamlin e incliné la cabeza a modo de despedida. Me dí la vuelta y salté.

*Se va*

FdR: Siento la tardanza!! Y si alguien del palacio quería postear en los tejados y no pudo por mi culpa lo siento muchísimo... pero entre unas cosas y otras no he podido postear así que...
Ah! Me llevo a Elektra porque hablé con el usser y me dijo que huyer con ella

El chrysos observaba la distancia que lo separaba del suelo, la cabeza ladeada hacia la derecha y las manos ocultas en los bolsillos. Había subido allí hacia escasos minutos, pasando por una de las ventanas del pasillo que daban a los tejados, con los ojos ligeramente iluminados para poder observar todas las tejas que, segundos después, pisaría.

El chico chasqueó la lengua y frunció el ceño. Desde que se había anunciado la desaparición de Silvanus, no había dejado de darle vueltas al tema. Por un lado, porque le interesaba; por otro, porque le molestaba. En el anuncio había expuesto unos horarios para poder abandonar el palacio que lo único que hacían era complicarle las cosas. Entendía, de alguna forma, que los pusiesen, pero... ¿por qué precisamente ahora? ¿No podían esperar un par de días? Suspiró. Ahora no solo tendría que tener un mínimo de cuidado para que nadie lo siguiese (aunque, bien pensado, ¿quién querría seguirle al pueblo de ahí al lado?), sino que tenía que pensar un buen motivo para que no quedase raro que se ausentase de Palacio durante horas. Por no hablar de eso, las horas. Tendría que controlar bien el tiempo para no saltarse el horario de llegada (el de salida le daba igual) si no quería que los líderes tomasen medidas. Torció una sonrisa, pensando en lo poco definido que estaba ese apartado del ya de por sí ambiguo anuncio, y soltó una risa por la nariz. Luego volvió su atención a las plantas del jardín que alcazaba a ver y volvió a chasquear la lengua, molesto. Una de las cosas buenas de los tejados era que no era un lugar tan transitado como los jardines, así que, con un poco de suerte, nadie lo encontraría con ese humor de perros.

Bostezó. Sacó las manos de los bolsillos y se echó un par de mechones hacia atrás, antes de volver a bostezar. Había estado pensando durante bastante tiempo sobre mil cosas y ahora estaba cansado. Suspiró. Al menos, pensó, había puesto en orden un par de cosas que hacía falta poner en orden (mentalmente, claro). Sin duda, tendría que ir pensando en buscar algo relacionado con la desaparición del piscis. O al menos esa fue una de las conclusiones a las que llegó antes de darse la vuelta y comenzar a caminar por las tejas, alejándose del bordillo donde se había plantado horas antes.

*se va*

Fdr. OH, QUIÉN HA SIDO EL INTELIGENTE QUE HA PUESTO LOS HORAR---OH, WAIT...

Subí a los tejados.

Lentamente me dirigí hacia el centro de estos, sentándome en la parte más alta.

Llevaba varios días aislada en distintos sitios, sin ver prácticamente a nadie. Ni siquiera a Heylel, que era con quien más trato tenía últimamente, ya que juntos tratábamos incansablemente de averiguar, descifrar y remediar la desaparición de Silvanus... pero la muerte de Adela fue demasiado. No hay palabras para describir lo que sentía en estos momentos, y tampoco hallaba logro al intentar encontrar una buena razón para tanta maldad. Cuan ingenua pude llegar a ser antaño... sin ser consciente de la cantidad de oscuridad que pueden albergar las personas. En parte me gustaría volver a aquellos tiempos, en los que todo era tan fácil, y en los que podías gozar de alegría y paz a pesar de las adversidades. Pero esto es muy distinto. Nunca me imaginé que mi estancia en Brontë resultaría tan dura.

Pero ahora había que centrarse en lo que hay, por lo que debía encontrarme con Heylel cuanto antes.

Abracé mis piernas y abrí los ojos, y escudriñé el inmenso paisaje que se veía desde allí, como si pudiese detectar a simple vista dónde se encontraba él... después alcé mi vista al cielo.

"Si supieseis cuanto os añoro...", murmuré tontamente con la voz quebrada.


*se queda*

Subo a los tejados algo cavizbajo ya que es el sitio donde más he visto a Hewina últimamente y supongo que, al no encontrarla por otro lugar, habrá vuelto allí.

Estiro un poco las alas al verme arriba y recuerdo la prohibición mágica de Brontë sobre la capacidad de vuelo de los aether. Suspuiro con resignación e incluso eso me parece amargo ahora.

Por fin encuentro a la claritas, sentada entre las tejas no muy lejos del lugar donde la encuentro a menudo y me acerco a sentarme a su lado.

—Hola, Hewina, soy yo —Informo al sentarme, casi dejándome caer mientras mantengo sobre los hombros ese peso pastoso de la preocupación y tristeza. No conocía del todo a Adela, pero me afecta mucho la muerte de uncompañero y siendo tan anciana que la atacasen a ella en la noche... Solo de recordarlo me entra angustia.

—¿Qué tal te encuentras hoy? —Conozco la respuesta base, pero al menos quiero saber si ha habido algún cambio, por pequeño que sea. Silvanus aun no aparece y Price sigue sin dar señales de vida. Cada vez que pienso en el secuestro del pequeño piscis tengo que apretar los ojos. Que me llevasen a mí en lugar de a él, siempre tan impulsivo e inocente.

Veo llegar a Heylel, a quien tras su saludo le dedico una sonrisa algo amarga, pero sincera, y la cual no mantengo mucho rato.

"No muy bien", digo, y con un suspiro continuo. "Siento haberme ausentado estos días, pero no tenía ganas ni para abrir los ojos. Pero ya estoy mejor."

"¿Hay alguna novedad? Yo me he desentendido tanto de todo que puede que haya algo de lo que no me he enterado.", dije entonces.

Devuelvo la sonrisa cansada a Hewina y escucho su comentario sobre estos días para acabar poniéndole una mano en la espalda para frotársela un poco con comprensión.

—No te preocupes, todos estamos algo idos, supongo. Al menos todos los que conocíamos a los afectados... —No quiero pronunciar ningún nombre y me limito a dejar la frase en el aire mientras dirijo mi vista a la caída de los tejados.

Escucho la pregunta de Hewina sobre si hay algo nuevo sobre lo sucedido y vuelvo a mirarla para, finalmente, negar lentamente con la cabeza.

—Nada todavía. Nadie sabe dónde está nadie ni cómo han pasado las cosas, ni nada... Comprendo que los líderes quieren mantener la calma, pero que no digan anda me pone de los nervios... —Confieso, azorado y frustrado. —Al menos creo que se reunirán pronto —Informo según los cuchicheos del servicio.

Alzo levemente las cejas con las últimas palabras de Heylel.

"Vaya... ¿crees que sabrán algo ya? Lo cierto es que es todo muy raro... todo pinta a que las cosas se les están escapando de las manos. Se supone que este era el lugar más seguro de todos, y de repente va y pasa todo esto. Como mínimo deberían mantenernos informados, o prepararnos, o algo..., en lugar de mantenernos al margen, ¿no crees? Ya no se qué pensar...", digo, y mantengo el silencio unos segundos.

Entonces añado: "Por otra parte, Heylel, creo que deberíamos añadir el asesinato de Adela a nuestra lista. Yo al menos pienso mantenerlo presente... puede que guarde relación con lo de Silvanus. O puede que no... al fin y al cabo sabemos que hay altas probabilidades de que Alexander tenga algo que ver. Pero... él no debería tener nada contra Adela. No se que esperarme ya de ese desgraciado, porque mira que hace tiempo he intentado ver algo bueno en él, pero esto..."

Mis palabras cesaron mientras apretaba los puños.

Escucho las suposiciones de Hewina con gesto de preocupación y rodeo mis rodillas con las manos para cambiar un poco de postura.

—La verdad es que no sé si saben o no saben las cosas, parece que cada uno vaya a lo suyo. Está claro que Brontë es un lugar que no les interesa a algunos porque, a fin de cuentas, entrenan a guerreros gratis habiendo legiones y escuelas además de sabe Mithos qué más cosas por ahí fuera... un ataque así era cuestión de tiempo —Comento divagando sobre las distintas posibilidades.

Cuando habla de lo de Silvanus y Price la miro algo incrédulo, no sé qué pensar.

—No sé. Price desapareció la misma noche que Silvanus y ellos siempre iban juntos. Una parte de mí quiere pensar que ha tenido una estúpida enagenación heróica y ha ido tras él... Pero la otra me dice que no es esa clase de tipo. Y la verdad... —Me tomo mi tiempo ya que hablar del tema aun me afecta —Y lo de la pobre Adela, no lo sé, sinceramente, no sé por qué ha tenido que ocurrirle algo así... —Digo con resignación. He intentado darle vueltas al asunto y lo he hablado con Gabrielle, pero estoy tan turbado que no consigo pensar con claridad.

—Como sea... Solo espero que Silvanus esté bien y vuelve pronto —Noto como los ojos se me humedecen un poco pensando en el piscis. A fin de cuentas era mi amigo y su falta se me hace abrumadora.

Le escucho atentamente, sin poder evitar fruncir el ceño cuando menciona a Alexander.

"No creo que sea eso... lo más prudente en ese caso sería avisar a los líderes, o a alguien.", añado, y entonces continua hablando.

Finalmente poso una mano en su hombro para animarle, y le sonrió, y entonces aprovecho el apoyo para levantarme de mi sitio.

"Venga, vamos adentro. A ver si mañana logramos algo, con suerte...", le digo entonces. Hubo ya tantos "mañanas" inconcluyentes que era como si el tiempo se hubiese congelado... pero por el momento no podíamos hacer nada más que esperar y tener fe.


*se van*


FdR: cutrepost x.x