Comedor

A la respuesta de Cierzo enseño un poco los dientes, como si acabasen de pisarme un pie. Estúpido graciosillo. Le doy un toque con el puño en un hombro sin perder la leve sonrisa.

Cuando ambos me miran interrogantes por si soy o no soy mestizo como ellos yo los observo a los ojos, alternando entre uno y otro, y una sonrisilla se amplía en mi boca.

—Dejaré volar vuestra imaginación —Comento, entre interesante y divertido, llevándome la jarra de cerveza a la cara para darle otro trago. Sí, volved a darme vuestra atención. Sueto la jarra y suspiro, exagerado.

—Ah... Pero yo me fui de casa muy rápido. Ahora soy yo quien se siente apartado por no compartir una madre ruidosa —Explico, quejicoso al ver que tienen algunas cosas en común. —Sois unos quejicas —Acabo por decirles, recuperando la postura erguida y cogiendo otro trozo de jamón.

Los miro a ambos frunciendo el ceño y primero niego ante las acusaciones sobre no tener madres petardas.

—Diculpadme pero, ¿por qué no os marchasteis de casa cuando os daban la lata? Si os dejáis romper la cabeza es por gusto —Replico, resuelto.

Entonces alzo las cejas al comentario de Frikka, conteniendo una sonrisa más amplia, y me acerco un poco a ella.

—El grosor del músculo —Le digo picajoso. Luego me vuelvo a echar hacia atrás dándole un toque a Cierzo. —Dile ahí el miedo que me tienes... —Bromeo.

Veo mi jarra casi vacía y le doy el último trago. Luego la dejo y me estiro.

—Eeen fin, tú vendrás de levantarte, pero por mi parte estoy reventado —Explico. Miro como Cierzo asiente dándome la razón.

Asiento con fuerza con la cabeza cuando Frikka dice que se vino a Brontë porque quería marchase de casa. Eso le da un punto a favor.

Sonrío cuando dice que me vaya a descansar y que es una chica ocupada. Me pongo en pie y Cierzo hace lo propio. Yo lo miro y comprendo que ambos nos despedimos.

—Pues creo que nos vamos juntos. Sé que es porque no puedes separarte de mí —Bromeo con Cierzo. —A ver si es verdad que haces algo de provecho, enana. Me debes una pelea —Le digo. Luego le hago un gesto y Cierzo también se despide.

Entonces ambos nos dirigimos fuera del comedor y acabo por apoyar un brazo sobre su hombro mientras le voy comentando lo hermosa que está la noche y lo bello que es el destino guiándonos hacia una misma habitación tras el tierno reencuentro... Lo de siempre.

Frikka se va al poco por el verdulerío que se escucha en la puerta del comedor antes de que se cierre de golpe.

Estamos cenando en familia en el comedor. Hoy hemos hecho una esecie de cena festiva como despedida del palacio ya que por fin vamos a marcharnos. Masslow está enormemente contento porque puede acostarse un poco más tarde y se dedica a jugar con Gabrielle a juegos de manos mientras no llega la comida. Ha cambiado tanto desde que volvimos... Era un pequeño saquito de huesos asustado y ahora es un niño sano, fuerte y muy feliz. Cada vez que lo veo tengo ganas de abrazarlo muy fuerte. La verdad es que cuando pienso en él es como si lu hubiese criado desde siempre... No siento que sea un añadido o algo similar como muchos pueden pensar. Estoy muy orgulloso de que Masslow sea mi hijo.

Por fin la comida llega y Gabrielle y Masslow dejan sus juegos para prestar atención. El chico del servicio trae un par de bandejas. Una con unos bocaditos de patés, pescado y diferentes embutidos y otro con otro tipo de entrantes fríos. Al poco otro trae algo de pan y mantquilla y algo de beber.

—¡Alaaaa, hay mucha comida! —Masslow se echa hacia adelante en la mesa y mira hacia nosotros pidiendo permiso con ojos golosos.

—Venga, empieza, que no está ahí parar mirar —Le dice Gabrielle con una sonrisa. Masslow se ríe y echa la mano a dos bocaditos para empezar a comerlos. Luego empieza a hacer ruiditos muy monos diciendo que le gusta. Gabrielle y yo nos reímos y echo la mano a uno también.

—Hum... Creo que voy a echar de menos esto de que me sirvan —Bromeo con Gabrielle. Ella también come y ríe.

—Bueno, nuestra casa tampoco es tan grande como para tener que recorrer esta distancia con los platos —Reprocha. Noto como me acaricia la pierna bajo la mesa mientras mueve un poco las alas y sonrío. Siempre que hace eso quiere decir que está muy contenta y eso me enamora aún más.

Al rato de estar comiendo veo como Massen Dew se acerca. No me había dado cuenta de que había entrado, pero enseguida me levanto para ponerme junto a ella cuando saluda.

—¡Massen! Buenas noches, pensé que ya no te veía. A Masslow ya lo conoces. Ella es Gabrielle, mi mujer —Le digo mientras Gabrielle se levanta y se acerca para saludarla con una pequeña reverencia.

—Heylel me ha hablado de ti. Me alegro de conocerte. Masslow también ha dicho sus cosas. Eres muy guapa —Le dedica una sonrisa y luego vuelve a su sitio. —Estamos haciendo una pequeña cena, puedes unirte si no has cenado todavía —Ofrece.

Masslow se acerca y abraza a Massen.

—Djosseh, Massen Dew! Masslow Modjoth! Yo ya habla como los demás. Papá y mamá me enseñan —Luego vuelve a sentarse en la mesa y mueve las piernas contento.

—Bueno, pues aquí estamos... Me alegro de verte y de que nos veas a todos juntos. Vamos a irnos mañana al fin —Le explico contento. —¿Tú qué tal estás? —

Masslow asiente a las últimas palabras de Massen echando la lengua y sonriendo pícaro. No entiendo el piscis así que me imagino que serán cosas de su idioma. Me gusta que Masslow pudiera relacionarse con gente de su raza y no pierda su cultura tampoco. Aunque eso me hace tener ganas de aprender cosas sobre Aqua también.

Escucho a Massen cuando explica que se marcha también y recuerdo nuestra conversación del lago. Asiento con una sonrisa amable y le pongo una mano en el hombro.

—Me alegro mucho de tu decisión. Espero que todo vaya bien entonces. Cúidate mucho y ten cuidado, el camino es largo —Le doy un pequeño abrazo, rodeándola con las alas. A fin de cuentas ella siempre ha sido la niña del palacio. Aunque es cierto que ya ha crecido lo suyo. —Espero que volvamos a vernos. Y que te vaya todo perfecto —Lo cierto es que me emociono un poco. Parece que se ha cerrado una etapa y muchos de los integrantes del palacio nos marchamos. Yo todavía no tengo claro si volveré... Una parte de mí me lo pide, pero ahora sólo deseo estar con mi familia... De todos modos, todo se andará.

Escucho con atención sus últimas palabras y abro los ojos con cierta sorpresa.

—Alehyss. Vaya, gracias por el aviso —Le digo con una sonrisa algo más prieta. No esperaba esto. Y menos a un día antes de marcharme. Pensé que las cosas con Alehyss se habían zanjado el día que bajé a explicarme y ella me echó. Intento centrarme en Massen. —Bueno, lo dicho. Muchas gracias y cúidate mucho. Ah, y toma, por si algún día quieres escribir o si tienes algún problema —Le ofrezco la dirección de nuestra casa en un pequeño papel —Siempre serás bienvenida.

Massen es bastante más positiva que yo así que le sonrío con un "eso espero". Una vez se marcha nos despedimos todos y seguimos disfrutando de la cena. No se me quita el runrun de la cabeza e incluso hablo con Gabrielle sobre el aviso de Alehyss. Ella se niega a posponer todavía más el viaje y yo estoy de acuerdo con ella. Es cierto que ya he ido a decirle a Alehyss lo que tenía que decirle, pero... A fin de cuentas creo que es la persona con la que mejor me he llevado en Brontë -a su manera-, independientemente de lo que yo tuviera que hacer o lo que ella fuera.

Al final decidimos seguir disfrutando de la cena junto a Masslow y, cuando terminamos, pido a Gabrielle que vaya a acostarlo mientras yo bajo por última vez a los calabozos. Ella está de acuerdo. Supongo que no puedo irme sabiendo que ella quería hablar conmigo.

Una vez terminamos todo, salimos del comedor. Doy un beso a Masslow y otro a Gabrielle y nos marchamos por caminos distintos.