Pasillos

Johan lo observa un momento, entretenido. Ladea suavemente la cabeza y el pelo suelto se mueve, pasando a la parte anterior del hombro. Va solo. Dardo y Rina descansan ya.

-¿Necesitas que te ayude en algo? Yo voy a las habitaciones ahora. Puedo acompañarte.

No es amabilidad. Más bien, Johan quiere saber qué pasa. Y lo ve. Porque el hombre duda, duda un momento, y no puede ocultarle esa mirada extraña que parece desconfiar. Pero al final no dice nada al respecto y acepta. Tampoco es que le dé mucha conversación de camino a las habitaciones. Y no es que a Johan le importe demasiado lo que piensen. Pero sí siente curiosidad por esa mirada.
Solo una poca.

*se van*

No presté mayor atención a lo que hacían los criados, que a fin de cuentas estaban en su obligación constante de trabajar, hasta que uno casi me arrolló al echar a correr. Fruncí entonces el ceño, ofendido por esa actitud tan poco profesional. Y, a la siguiente muchacha que pasó, la obligué a parar sujetándola por un brazo.

-¿Qué está pasando? -pregunté entonces, molesto.

Sin apenas aliento, la sirivienta me explicó, de forma más bien poco clara, que necesitaban refuerzos en la enfermería. Fruncí más el ceño.

-Te acompaño -decidí entonces, con gesto ensombrecido.

En rápidas zancadas, eché a andar junto a ella hacia el lugar. Aunque no tenía muy claro qué podría hacer.

*Se va con la señorita*

Caminas observando como la gente corretea de un lado a otro mientras tu te preguntas qué le habrá pasado al tiempo que ahora todo el mundo parece ir acelerado.
Tienes miedo de parecer lento.

(FdR: Lento! me han llamado lento! XD)

-Ha ocurrido alguna desgracia seguro, cabeza-coco.- Hebilla te insulta y te golpea con sutileza la cocorota.
-¿Qué crees que habrá pasado? ¿Debería ir a buscar mi arma? No quiero que nos pase nada.
-¿Para que? Aquí dentro hay un montón de gente para luchar. Tú sólo escóndete y no te mueras.
-Mmm...
No respondes, simplemente caminas en busca de alguien te te explique lo que pasa.


*ronda*

Después de unos cuantos cubos de agua, a Ben le habían dicho que no hacía falta que siguiera con aquel trabajo, que buscase otro lugar donde necesitasen ayuda. Y, entre todo el frenesí de gente, no pudo evitar fijarse en el pequeño que avanzaba, aparentemente tranquilo, hablando con una marioneta. ¿Un artista ambulante en Brontë?

-¿También has venido en el dragón? -preguntó con una sonrisa de oreja a oreja-. Menudo bicho, ¿eh? Ha tenido que ser un viajecito interesante.

Lástima que en aquella zona no le hubieran pedido ayuda. A Ben le habría gustado curiosear, después de ver a semejante bestia. Pero primero, el trabajo.

-¿Dragón? ¿Dónde hay un dragón?- Preguntas algo acongojado, caminando hacia atrás y arrimándote a una pared.
-Si hubiese un dragón por aquí te aseguro que no querría saber nada de él y mucho menos venir montado en su peligrosa grupa.-Explicas, algo sobresaltado.
Quizá por eso la gente esté tan excitada.

-Mmhh Hola, guapa.- Dice Hebilla.- Disculpa a este cobarde, no sabe lo que es divertirse. ¿Así que un dragón? ¿Con gente? Sea lo que sea, espero que todo este revuelo se solucione pronto o le dará un infarto a ricitos de oro.- Hace un gesto con su aterciopelada cabeza hacia ti.
-Oye...- Susurras.

La chica parece alegre de por si, pero nunca está de más relajar un poco el ambiente y esa es la especialidad de Hebilla.

-Por cierto, mi nombre es Marik y este es...
-¡Hebilla! Mi nombre es Hebilla. Un nombre casi tan bonito como tu.

Si Hebilla hubiese tenido cejas móviles, las habría agitado con interés hacia la chica.

Ben ladeó la cabeza, sintiendo que, evidentemente, se había equivocado, pero también cómo su curiosidad iba en aumento. Sonrió, negando ligeramente.

-No, creo que el dragón no es peligroso -comentó, aunque no estaba del todo segura-. Parece que una misión ha sido especialmente dura, pero eso es todo. Solo necesitan recuperarse y tal.

Miró a la marioneta con interés. Aquellas cosas solían ser divertidas, pero temía que desembocase en la petición de un servicio que ya no ofrecía. Se frotó un momento la punta de la nariz, entretenida.

-Ya no me dedico a ese negocio, ¿sabes? -explicó, despreocupada-. Pero no te sientas presionado por ello. Entiendo la confusión.

Se lo decía a Hebilla, claro.

-Yo soy Ben.

-Entiendo...- Respondes escuchándo su explicación.- Pues espero que todos estén bien.- Acabas con una sonrisa apretada.

Escuchas su respuesta y con tu otra mano, apartas y tapas a Hebilla, guardándolo en tu bolsillo, riendo con nerviosismo.- No le hagas caso...- Respondes rápidamente, algo avergonzado. - Es... así de espontáneo.

-Bueeno...- Te balanceas hacia delante y hacia detrás un par de veces.-Me dirijo al comedor a cenar, ¿vienes?- Te encojes de hombros.

Tiendes tu mano hacia ella como ofrecimiento y entonces, caes dormido.



*se duermeiufbwejfdsbznklzfdhk*

Ben no tenía muy claro que la hubiera entendido, pero no tuvo tiempo de averiguarlo. Al ver al chico caer al suelo, trató de sujetarlo antes de que se diera un buen trompazo. ¿Cómo era posible que...?

Ben miró a su alrededor, pero no encontró explicación posible.

Como pudo, arrastró al chico hacia la enfermería. Quizás sus planes fueran ir al comedor, pero parecía evidente que no estaba del todo en condiciones. Y no estaba segura de que pudieran atenderlo, pero no podía desentenderse.

Al final, el chico sí le había dado una nueva tarea.

*Se lo lleva*

Estoy tumbada en este pasillo porque pasa poca gente. Y pocos boros también, imagino, porque he visto unas pelusas suculentas por ahí. Para ellos, quiero decir... Yo no como mierdas de esas.
Bueno, creo que eso es algo evidente.

Empiezo a cansarme de esperar. Intento llenar los días con cosas que hacer, y voy a verlos a la enfermería a menudo. Tampoco quiero ser una plasta, pero la cosa es que estoy preocupada. Pero por más que vaya y pregunte no pasa nada, así que...
Suspiro, cansada, y cierro los ojos. Thor ha desaparecido por algún pasillo, siguiendo a alguien, pero ya aparecerá. Hace lo que quiere.

Si me quedase aquí dormida... ¿alguien me echaría de menos?
Supongo que Cierzo cuando no apareciese a dar la murga. O Retales... O...

*dormita*

Estoy sumiéndome en una especie de sueño... Mañana tengo un examen de comer en el colegio, pero mis hermanos no me dejan estudiar. Se están comiendo todas las empanadas, y si no me preparo bien...

-¿Uh?-. Abro primero el ojo en el que noto algo. Luego los dos a la vez, sobresaltada-. ¡Coño!-. Me estremezco un momento, pero no es más que Buscador-. D... Djosseh -me apresuro a decir, irguiéndome, pasando de tumbada a sentada-. Estaba meditando. Ya sabes... -le explico. ¿Y qué más da dónde duerma? A saber dónde lo hace este.

Contengo un bostezo y me desperezo un poco, tratando de ser sutil. Ni que no me pudiese estirar, bueno. Aquí cada uno hará lo que le salga del nabo.

-Sí que hacía tiempo... -caigo de pronto. Sonrío-. ¿De qué lámpara has estado colgado, Buscador? ¿Has encontrado algo interesante?

Me apresuro a negar con energía. ¿Herida yo, la gran Frikka Njorthbiartr? Puede ser, pero no se ha dado hoy. Y vaya suerte, porque estoy como para quejarme. Al menos podría pasarme por la enfermería con un motivo, no como esa guarra.
Y durmiendo..

-Meditando -repito, aclarándolo. Por si acaso-. A veces está bien entrar en el interior de uno mismo, para asegurarse de que todo va bien. Se llama profilaxis, o algo así...-. Me meto el meñique en la oreja, pensativa. Que da igual, vamos.

Entonces se pone a hablar de que le ha saltado a la boca a un tal Nobu y arrugo el ceño. Si al final aquí todos los tíos cojean del mismo pie. Y ese pie es la polla. La polla de otros tíos.

-¿Quién es Nobu? -pregunto. Entenderse con Buscador no siempre es fácil, pero nos las hemos ido arreglando.

Quizás Nobu debería ponerse a dieta, si es tan grande.

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