Sala común

Vaya sosa la Lester.

Espera, ¿qué?

-¡¿Massen?! ¡¿Massen Dew?!-. ¿Acaso hay otra Massen? Frikka, céntrate. Me acerco a Alehyss, con la mirada penetrante-. ¿Ha venido contido Massen Dew? ¿Y dónde está ahora? ¿Está bien?-. Y después tras un segundo de silencio-. ¿Y qué tal tú?

O sea, nunca hemos sido amigas. Creo que ni le caigo muy bien. Pero tampoco quiero ser aquí la jodida borde de mierda. O sea, que veo que está bien. Pero bueno, por cortesía.

No tengo tiempo a responder a Ben. Frikka acapara la atención. O Massen. Cuando, de hecho, me pregunta por mí estoy a punto de reír. No es necesario que disimule y se interese por mí en concreto. No me siento ofendida, en absoluto.

-No sé dónde está. La última vez que la vi fue en las habitaciones -comento-. Como le decía -indico, haciendo un gesto hacia Ben-. Nos encontramos en un islote, en Ventus. Fue casualidad, aunque realmente es improbable que algo así pasa. Pero todo es posible-. Massen no es la clase de persona que te busca y sigue en secreto para luego fingir que se topa contigo-. Diría que está bien-. Tuerzo la sonrisa-. Y yo también. Gracias por preguntar.

Qué cínica.

Ben alternó la mirada entre ambas, sin saber muy bien a qué atenerse. De nuevo, no quería cortarle la conversación a la chrysos, pero sentía el impulso de agarrar a Fif del brazo y llevarla a... No sabía muy bien a dónde. A buscar a Massen, o a buscar la nieve, o con suerte hasta ambas. ¡La vida era tan complicada!

Pero Alehyss retomó la conversación, así que le siguió la corriente.

─Supongo que sí. Lo guay es que estéis de vuelta, en cualquier caso. Aunque no seáis gente nueva, cuando llega gente siempre es muy refrescante.

Miró de nuevo a Fifi, preguntándose si sería mejor que se fuera despidiendo. Porque tampoco parecía que ella tuviese más que sonsacarle a la chrysos, y Ben ya había conseguido un montón de información jugosa.

¡Massen Dew! Pero bueno, ¿estamos en Navidad o qué? No puede ser esto, eh. Demasiadas emociones.

-Lo cierto es que hay algunas caras nuevas, pero Massen Dew...-. Silbo-. Eso es otro cantar. Y tú también, eh. Bueno... Eres como... Super guay. Solo que Massen es colega. De verdad que me alegra verte viva y eso.

Mi mirada se cruza con la de Retales. Parece mirarme con una intención. ¿Tiene hambre? ¿Es eso? ¿O es que quieres ir al baño, Retales?

-Ah, Ben, venía a buscarte para ir a la nieve antes de que se derrita. Se me había olvidado. ¿Te apecete? Quizás nos encontremos con Massen-. Miro a Alehyss de nuevo, dudando un instante-. Si... quieres venir...

Parece que no me voy a hacer popular por ser la persona que ha traído a Massen Dew. Qué pena.

-Yo también me alegro de estar viva -coincido, con un suave asentimiento-. Y... por muy "refrescante" que sea que llegue gente a Brontë, no soy muy amiga del frío, por lo que creo que declinaré la oferta. Pasadlo bien.

No es que esté invitándolas a irse. Pero un poco sí. Frikka tiene demasiada energía para mi gusto ahora mismo, y la verdad es que estaba muy tranquila hasta que llegó. No me importaría volver a estarlo.

Me llevo la taza caliente a los labios de nuevo, pero no bebo, solo disfruto del vapor caliente subiendo a mi rostro.

Ben las miró un momento alternativamente. Luego sonrió, se rascó un poco la nariz y se encogió levemente de hombros.

─En fin, pues te dejamos que te reacomodes ─decidió, finalmente, tomando aquello como una invitación a la retirada─. ¡Bienvenida de vuelta!

Dicho lo cual, se giró en dirección a Fifi y empezó a avanzar llevándola consigo en dirección a la puerta, todavía contagiada de aquella energía eléctrica ante tantas novedades.

─Fifi ─susurró─, que anda Massen por ahí y la tía ni avisa. Flipas, eh. A ver si la pillamos, y si no pa la nieve, que está la noche fantástica.

*Se van*

Me despido de ellas con un breve gesto de cabeza y vuelvo a mi cacao. Por fin hay algo de tranquilidad de nuevo. Por un momento echo en falta haber ido a por un libro, o algo semejante. Es agradable relajarse, pero no se me da bien quedarme quieta sin hacer nada.

Me acomodo en el sofá y trato de pensar en quién más puede haber por aquí. Hay ciertos rostros que me vienen con más fuerza, imagino que porque en esos casos la curiosidad por si están en Palacio se une a mi deseo por ver a esas personas. Supongo que si voy a quedarme tiempo por aquí podré averiguarlo con calma. Al menos, el hecho de tener a Massen aquí, de haber venido con ella, precisamente, me asegura que hay al menos una persona con la que me siento a gusto en este lugar.

Me quedo hasta poco después de terminar el cacao. Después decido llevar la taza a las cocinas.

*se va*

Johan entra en la sala común dispuesto a relajarse un poco. No tarda en ver que ya hay alguien dentro, Anna, que contempla algo que tiene entre las manos.

-Buenas -saluda, con una sonrisa.

Se se fija en el papel que tiene entre las manos un poco más. Desde donde se encuentra es incapaz de leerlo, pero al volver la cabeza hacia la puerta ve otro papel que le parece semejante.

-¿Y esto?-. Lo lee con curiosidad-. ¿Vais a dar una fiesta? Qué bien-. Sonríe tranquilo-. ¿Qué es Fibrotoh?

Por supuesto, la sala común también era un punto esencial que cubrir. Ben llegó más que dispuesta a empapelar aquella habitación, pero se encontró con que se le habían adelantado. Sonrió a Anna, que se estaba encargando de aquella zona, y a Valter, que, por lo visto, se estaba interesando por el evento.

─Gracias, Anna ─canturreó─. No nos falles, ¿eh, Valter? Cuanta más gente, mejor.

Dicho lo cual, dejó las explicaciones en manos de Anna y volvió por donde había venido, dispuesta a seguir con la ronda.

*Se va*

Mientras Anna le está explicando la situación y evitando, Johan ha creído percibir que deliberadamente, su pregunta, aparece una tercera persona. Johan dedica a Ben una sonrisa.

-Claro que iré -les dice. Luego despide a Ben con una mano y se vuelve hacia la chrysos-. Llevaré un bizcocho especial que hago. Con ingredientes especiales. Ya sabes. ¿Os parece bien? Si no es el plan dímelo sin problema.

Observa el cartel que la chica ha puesto y levanta el pulgar. Luego aprovecha esa misma mano para señalar el de la puerta.

-Yo pondría otro por fuera, también. Que se vea desde el pasillo. Si me das unos pocos os ayudo.

Últimamente he estado dándole vueltas a una idea interesante. Quizás no se quede en nada, pero si fuese posible, realmente, me gustaría sacarle partido. Me he traído papeles, lápiz, goma, reglas, un compás y un café. Estoy demasiado acostumbrado a la biblioteca, y a veces un cambio de aires es lo que uno necesita.

Me recodo sobre el primer plano que he dibujado y me froto la frente. No tiene sentido. Ni tampoco tiene lógica que esté diseñando ya algo cuando ni siquiera he calculado correctamente las físicas del objeto. Creo que tendría que hacer una investigación más a fondo, o meter magia. Aunque si meto magia por el medio necesitaría un elemento almacenador y los costes se elevarían demasiado...

Doy un sorbo a la bebida caliente y hago una mueca. Tenía que haberle echado más azúcar. Está demasiado amargo. Y eso que lleva leche.

Veo el flash de un relámpago en la ventana, de reojo, y alzo la vista, empezando a contar los segundos mentalmente. Vaya día hace.

*se queda*

Estaba cayendo la de Mithos. Pris se sentía un poco atrapada en el palacio, pero no quería salir a la lluvia, y menos con los relámpagos que estaban cayendo. Había oído hablar mucho de las tormentas eléctricas de Fulmen y, desde su llegada, había visto unas cuantas, pero no dejaban de impresionarla. Los fogonazos de luz repentinos eran curiosos, pero pese a que avisaban, los truenos que retumbaban por Brontë siempre acababan pillándola por sorpresa.

Uno retumbó justo en el momento en el que abría la puerta de la sala común, haciéndole dar un bote en el sitio. Se echó a reír, sin saber muy bien si era por el sobresalto o porque de verdad le hacía gracia. Quizás un poco de las dos.

Se dio cuenta entonces de que había alguien en la sala y sonrió. Era Jun, aquel chico que había visto en el Fibrotoh. Parecía estar dibujando algo, y Pris se acercó a saludar y a curiosear.

─¡Hola! ¿Qué estás haciendo?

Se acercó, animada, a asomarse a los papeles que tenía delante.

Nada, que tenemos la tormenta encima. No cuento ni tres segundos.

Me vuelco de nuevo sobre mis papeles y termino por arrugar el que tenía a medias. Muerdo el lápiz un momento, pensativo, y pronto me encuentro garabateando de nuevo. Si consigo meter una piedra en la punta que genere algún tipo de chispa al chocar... No, pero eso solo funcionaría si choca contra algo duro.

Me paso una mano por el pelo, revolviéndolo, y cierro los ojos, centrándome en pensar de nuevo. A ver... La clave tiene que estar en el interior. Empiezo a imaginar la punta abierta a la mitad. Claro, si pongo un resorte ahí...

Abro los ojos. Una chica me mira. Le sonrío. Garabateo en otro de los papeles, uno de los borradores en sucio que no he destrozado. Luego se lo paso.

"Estoy intentando diseñar unas flechas explosivas."

Es un poco simplista, pero resumidamente me sirve.

A Pris le agradó comprobar que no parecía tener ningún secretismo con respecto a su trabajo. Había gente muy suya con esas cosas, y no siempre veían con buenos ojos que alguien viniese a curiosear. Cuando el chico comenzó a escribir temió por un momento que la estuviese ignorando, pero cuando le pasó la nota le quedó claro que no era el caso.

Pris alzó las cejas, sorprendida con la respuesta. Tenía sentido, en un lugar como aquel, que si estaba diseñando algo fuese, precisamente, algún tipo de arma. Aunque, de entraba, Pris había pensado que simplemente estaría dibujando, o algo así.

─¿Fabricas artefactos mágicos? ─preguntó, sorprendida.

Ella misma tenía uno y no dejaba de maravillarle lo bien que funcionaba. Pero tener allí a alguien que se dedicaba a aquello estaba a otro nivel.

Sonrío y me encojo de hombros. Enseguida vuelvo a escribir, con la velocidad que me han dado años y años sin otra forma de comunicarme que esta. Sería un buen escriba, seguramente.

"Podría hacerlo, pero en este caso quiero que sea físico. A veces es complicado o caro encontrar elementos que almacenen energía mágica, y es sorprendente lo que se puede hacer sin magia. En este caso tengo que juntar algo de química, física e ingenio. Pero lo que me está faltando es lo último."

Muy gracioso, Jun.

Vuelvo el mensaje hacia ella, con gesto entretenido. A veces las distraccines ayudan a replantearse las cosas. Quizás ha venido a inspirarme.

Pris seguía con los ojos el movimiento de su mano mientras escribía, maravillada por la velocidad con la que componía sus mensajes. ¿Cómo había hecho en la fiesta? No se había fijado mucho, pero no lo recordaba libreta en mano a lo largo de toda la noche. Sonaba un poco cansado, la verdad.

Así que nada de magia. Vaya, qué lástima. Aunque parecía que sin ella también tenía sus propios métodos.

─¿No te sale? ─preguntó, acercando una silla para sentarse a mirar con más comodidad─. Pero, o sea, ¿es así una idea o de verdad vas a construirlas?

Pris sabía que había un taller, y que algunos guerreros lo utilizaban. Zaih le había contado que Kyoti sabía trabajar con cuero, por ejemplo. Pero aunque Pris no había visitado el taller en sí, se había imaginado que era un lugar un poco con herramientas básicas, y aquello le parecía particularmente complicado.

Pues no, no me salía. O no me parecían factibles las ideas que tenía, al menos. Terminé por escribir un nuevo mensaje y pasárselo, junto con el collar.

"La idea es construirlas si es viable. Pero estoy atascado. No encuentro la forma de generar una chispa en cualquier situación.

Ponte este collar. Será más fácil."

Ya no solo por hablar. ¡Podría hasta enseñarle mis ideas si quería! Los planos en su cabeza, sin tener que dibujarlos. Vaya maravilla de objeto mágico, aquel colgante. ¡Cuánto partido le habíamos sacado en Aqua para dar lugar a las más absurdas y originales ideas para inventos!

Pris leyó la nota y se quedó un momento contemplando el collar, intrigada, antes de ponérselo. Miró al chico.

─¿Y algo como dinamita? ─propuso─. O sea, más pequeño, pero. Algo que tenga una mecha que «se encienda» cuando disparas la flecha pero no estalle hasta que llega a su objetivo. Que a ver, a lo mejor no es exacto, porque la mecha durará lo que dure según lo larga que sea y el objetivo puede estar a distintas distancias, pero al final sería cosa de segundos, o menos.

Que probablemente eso él ya lo hubiera contemplado, pero bueno, por darle conversación. Los dibujos que hacía eran chulos, desde luego. Pero Pris de ciencia sabía lo básico.

Lo de la mecha es una idea, pero... Es lo que dice ella por un lado... Habría que calcular la distancia y, de haber lluvia, se apagaría, probablemente... Eso es lo que menos le gusta. Y, bueno, que si la enciendes y te arrepientes, olvídalo.

-Sería peligroso. Una mecha muy larga podría apagarse por el enemigo, y una muy corta sería peligrosa para el tirador. Yo estaba pensando en, quizás hacer que la punta de la flecha fuese una cápsula hueca dentro de la que habría un resorte y pólvora. Al chocar, el resorte, que tendría como dos piedras de sílex en los extremos, o algo así, se vería afectado por el golpe contrayéndose. Las piedras chocarían, saltaría una chispa y la pólvora prendería. Debido al reducido espacio de la cápsula, explotaría.

No sé si es viable. Le envío imágenes descriptivas de lo que imagino casi sin darme cuenta, mientras la bombardeo con todas esas palabras.

Lo malo es que si el golpe no fuese suficientemente fuerte, por ejemplo, o si casualmente el ángulo no cuadrase, sería posible que la flecha no explotase. ¿Y no sería posible que en un movimiento muy fuerte, como agitando las flechas, sucediese la catástrofe?

Hm...

Pris se sobresaltó al oírlo hablar de pronto. Un momento, ¿y por qué estaba tan callado antes? Ah, el collar... ¿A eso se refería con más fácil? ¿Cómo funcionaba aquello? Hablando de artefactos mágicos...

El chico no tenía la voz que habría esperado, pero no era desagradable. Y, por supuesto, rechazó de base la propuesta de Pris. Esta estiró las manos sobre la mesa, jugueteando con los dedos, y ladeó la cabeza.

─¿Y cuál es el problema? ─preguntó.

Porque, tal y como lo planteaba, no le veía peros al asunto.

¿Que cuál es el problema? No sabría por dónde empezar.

-Necesito encontrar una forma de que funcione correctamente. Luego de comprimirlo. Luego de que no sea peligroso por accidente. Siempre hay riesgos, quiero decir... Una espada, por ejemplo, es peligrosa, aunque tengas cuidado. Pero imagina que explota si hace mucho calor. Y que tienes compañeros cerca.

Eso se arreglaría con una cápsula más gruesa, quizás. ¿Pero explotaría entonces? Quizás deba estar separada en dos partes con una bisagra para que sea fácil de abrir, aunque sea resistente. Empiezo a garabatear en el papel, tratando de dibujar la idea que se me ha venido a la mente.

Entonces la miro de nuevo. Sonrío, afable.

-Disculpa. A veces cuando me emociono con algo soy insoportable...

Pris sonrió. Qué mono.

─Bueno, entonces no lo llamaría falta de ingenio ─caviló─. Es más bien que es un proyecto en manos de alguien que se preocupa por hacerlo seguro. Pero así son todos los diseños, ¿no? Ir probando y mejorando. Que yo de eso ni idea, vaya.

Negó con la cabeza, soltando una risita. Era divertido verlo enfrascarse en sus propias ideas y ponerse a hacer dibujos y anotaciones incomprensibles. Era la primera vez que veía a alguien trabajar así.

─Qué va, si he preguntado yo ─señaló─. Pero eso es bueno, además. Quiere decir que te lo pasas bien con lo que haces.