Biblioteca

Le da en la mejilla con un puño, con suavidad, tal vez a modo de caricia.

-Eh, no te pongas así, no has matado a nadie.

La muchacha se preguntaba cuando de ese comportamiento era de su incapacidad de hablar. Que era algo tímido era obvio, pero el factor ser callado era más difícil de sacar. Le resultaba más difícil separar las circunstancias de su forma de ser. Obviamente iban de la mano, pero no creía que todo se basara en ser mudo. Era como si fuera solitario, cerrándose con sus problemas, pero aun así hablaba con desconocidos. ¿Se sentiría solo? Volvió a pensar en familias sobreprotectoras. A lo mejor sus padres también lo tenían controlado...

-Eh, no te voy a comer. -Le revolvió el pelo mientras tenía la cabeza apoyada contra la pizarra, intentando quitarle peso al asunto.- Al menos ya lo has dicho en voz alta, así es más fácil. Siento que ese alguien sea yo.-Esperaba que no se manchase la cara con la tiza de la pizarra, el pobre no podía avergonzarse más.

-Bueno, pero tú no decides si lo es o no. Lo decide tu cabeza. La gente es complicada, de ti depende solucionarlo o seguir carcomiéndote y dejar que te afecte. -Inclinó ligeramente la cabeza a un lado. -¿Has intentado algo?

Se encoje de hombros como imitándole.

-¿Entonces? Si es tu amiga sabrá entenderte. -Entrecerró los ojos, pensativa. -También depende un poco de la persona, claro...

En ese aspecto no tenía muy claro qué decirle, sólo podía hacerle pensar un poco y salir de esa tormenta que tenía en la cabeza a ver si se aclaraba.

-Es normal que estés algo asustado.-Intenta sonar comprensiva, cercana, se imagina lo que le tiene que estar pasando por la cabeza.

Hace un gesto con la mano.

-No tiene importancia, me parece lo correcto. Espero que al menos te haya echo ordenarte un poco las ideas.

Le pone una mano en el hombro y lo agita un poco.

-Tú quita esa cara de pesadumbre. Y come algo. -Rió con complicidad. -Sería peor que esa chica fuese una desconocida. Y, oye, hasta hace un rato apuesto a que ni si quiera se lo habías contado a alguien para pedir ayuda. De alguna forma me alaga que me lo hayas contado a mí. -Sonrió y le guiñó un ojo. -Busca a alguien con quien te sientas más cómodo quizá. Y no te presiones.

Se encogió de hombros mirando al techo como distraída.

-O haz otra cosa. -Sacó la lengua haciendo una pedorreta suave (siempre le quedaba como un gesto bastante adorable así que solía reservarlas).-Tú sabrás más que yo.

La muchacha sonríe. No tiene muy claro si le ha ayudado o no, en cualquier caso él no le había contado mucho, a lo mejor estaba totalmente equivocada.

-Tampoco te comas mucho la cabeza. -Responde simplemente. ¿Habría seguido así de no haber aparecido ella? De alguna forma quería pensar que había hecho algo bueno.

-Adiós, Jun. -Se despide cuando el chico agita la mano.

Se queda unos instantes pensando. Es gracioso cómo varía la vida en el castillo según a quién conoces. Se preguntaba qué pensaría el chico de ella. También pensó que a lo mejor en este momento estaba más preocupado de otras cosas que de la chica flamma nueva.
Se levantó, apoyando las dos manos en la mesa como si ese gesto la hiciera también centrar sus pensamientos. Esperaba que de verdad hubiera sido su buena obra del días.

Canturreando mentalmente y sin hacer casi ruido al caminar, se sumergió en el bosque de estantes y libros que se alzaba ante ella.


*fin de escena*

Entré en la biblioteca con las ideas claras, sabía bien dónde estaba el libro que buscaba.
Las armas no eran lo mío, pero no sólo a la hora de usarlas, sino también de reconocerlas. El último entrenamiento que había hecho me había dejado perplejo y quería investigar un poco unas cuantas cosas.

Me acerqué al estante de temas de armas y técnicas de combate. Se notaba que el palacio era un lugar de entreno porque había varios estantes que te explicaban desde usar una espada a ganar una guerra. No sabía si había visto tantos libros antes de llegar aquí.

Alargué la mano y cogí los tres libros que formaban una pequeña enciclopedia de armas. Antes de profundizar en el tema mejor saber cómo se llamaba aquel tenedor.

Obviamente no me lo esperaba y el susto fue considerable. Obviamente los libros se cayeron y yo con ellos.

De los estantes sale una figura familiar que no lo es en ese momento, en el que sólo oigo una voz que dice mi nombre y sale de las estanterías. De dentro de ellas para ser más concreto.

El estruendo es más que obvio, ya no sólo por las horas que son sino por el sitio, y el golpe me deja desorientado unos instantes. Me poso una mano en la cara y hago una mueca. ¿Qué ha pasado?

-Qué golpe jod- Me paro. -Qué golpe... -Miro entre los dedos y veo una figura familiar. -¿Lis? -Pregunto entre duda y sorpresa.

Sonrío cuando veo que sí, que es Lis, incorporándome y quedándome sentado en el suelo, peinándome un poco con una mano.

-No, tranquila, ha sido más el susto. -Le sonrío. Observo como domina la madera a su voluntad. Es magia ¿no? Aun así es diferente para mí, de alguna forma esta me gusta, aunque recuerdo que puede ser peligrosa.

-Busco información de un arma. -Le contesto simplemente. Tampoco quiero remarcar mucho mi ignorancia. -¿Y tú qué haces por aquí?- pregunto poniéndome en pie, sacudiéndome los pantalones. Miro a mi alrededor pero si con el ruido no ha venido Lea quiere decir que está sola.

Empecé a recoger los libros de sus nuevos estantes hechos por Lis.

-Oh, pues... Una que estuve usando en un entrenamiento, quiero saber más de ella -comento simplemente.

Río ante su entusiasmo.

-Sí, sí. Y estoy contento de verte, había pasado mucho tiempo. -Acomodé los libros y comencé a andar hacia una mesa. -La biblioteca tiene que ser un buen sitio para moverse, ¿no? Con tantos estantes de madera...

Posé los libros en la mesa, cogiendo el primero, el que empezaba por la A. Uno sólo ya era bastante extenso así que esperaba que con un poco de suerte no tuviera que revisar los 3.
Acabo por rendirme cuando sigue preguntando, de todos modos es Lis, no me importa que sepa que sé una mierda de armas.

-Pues la verdad es que eso vengo a ver. -Con un movimiento de muñeca aparece un pequeño cuaderno en mi manga que antes no estaba. Abro el primer libro mientras con el pulgar busco una parte concreta en el cuadernito. Me siento y saco un lápiz, esbozando rápidamente un esquema del arma para enseñárselo a Lis. No es nada del otro mundo, pero creo que es bastante aproximado. Cuando vea la ilustración del libro podré apañarlo un poco. -Algo así. No sé cómo se llama ni cómo se usa. En estos libros tiene que salir. Lo usé en un entrenamiento de defensa, para poder usar dos armas de verme en aprietos.

¿Gente que...? Oh...

-Espero que vayas con cuidado en el bosque. Esa gente...Bueno, sin esa gente no tendrías esta biblioteca de madera para explorar. Ni los libros. -Abro la primera página y voy pasando, fijándome en todas las ilustraciones pero pendiente de Lis, no quiero ser un maleducado, pero también siento que puedo tomarme estas confianzas.

Alzo las cejas y cojo el...tenedor (joder, necesito saber cómo llamar a esto)...que hace de la madera de la mesa. Es como el de mi dibujo y bastante parecido a lo que quería representar así que me alegro tanto por mis habilidades como por las suyas.

-Vaya... Es increíble ¿Es para mí? -Me atrevo a preguntar. -Ahora tengo que conseguir encontrar un dibujo como este objeto dentro del libro, así podré saber qué es. -Le explico, pasando hojas con rapidez. Esto no se acaba.

Sonrío para mi cuando niega. No quiero convencerla para que le gusten los leñadores, así que dejo el tema. Cuando veo que se centra en los dibujos paso las páginas más despacio y coloco el libro de forma que lo vea mejor.

Poso el arma de madera a un lado, aunque sigo impresionado tengo que encontrar el nombre, ya es personal.

-No, no. -Río. -No sabría qué hacer con tantas, tendría que aprender a usarlas todas. -Además no me hacía demasiada gracia que Lis empezara a ser una fábrica de armas, fueran o no de madera. Hay flechas de madera, no es como si no pudiera hacer algunas armas muy buenas... Era más bien que la veía inocente, no quería que se metiera en esas mierdas. Lo que me faltaba, ¿eran instinto paternal? La cosa es que no era como si no supiera defenderse de verse en peligro. Recordé cuando la encontramos y sonreí.
Sonreía ahora, había sido peligroso.

Por suerte Lis se pone a ayudarme, y digo por suerte porque aunque yo creí que avanzaríamos más rápido no esperaba que tanto. Sai. Joder. Y yo cogí primero el libro con la A... Felicito a Lis y se lo agradezco de corazón, podría haberme tirado toda la noche revisando libros.

Le leo un par de cosas sobre el arma mientras tomo notas en el cuaderno. Cuando hube acabado (aunque estando Lis tampoco me quise entretener mucho) hice desaparecer el cuaderno en la manga y guardé los otros dos libros antes de hacer lo necesario para llevarme el tercero; mañana investigaría más.

Lis se ocultó en mi nueva arma...¿hecha a mano, se podría decir que es hecha a mano? En cualquier caso se oculta para no ser vista. Idiota, debí ponerme en una mesa más íntima. Tomé nota mental de ello de cara al futuro mientras salíamos por la puerta.



*fin de escena*

La muchacha entró con la misma decisión que entraba en cualquier sitio, aunque cualquiera diría que habían silenciado sus pasos, su tono de voz también había bajado.
Abrió los brazos como para abrazar la estancia, sonriente.

-Y esta es la biblioteca. A pesar de cómo son algunos guerreros es siempre muy tranquila. -Se detuvo un instante, a un lado de la puesta, dejando que entraran a cotillear. Tampoco les iba a enseñar estante por estante, era otro laberinto por sí misma, pero que se hicieran una idea. Además, los sitios grandes son los que más ayudan a la hora de situarse cuando te pierdes.

Se pasó una mano por el pelo, distraída. Comedor, las habitaciones, los baños... Les había llevado por el claustro, podía ser un buen atajo, aunque procuró llevarlas por zonas más amplias; ya buscarían atajos cuando quisieran evitar cruzarse con mucha gente, que fueran poco a poco. Las zonas esenciales estaban cubiertas, al menos no se morirían de hambre y sabrían ir de su habitación al baño y cosas así-

-Aquí encontraréis de todo, bien si sois estudiosas o si sólo es un entretenimiento. -Se puso un brazo en la cadera y miró a un lado, distraída. Se le ocurría algún libro que necesitaba, pero no era el momento.-¿Seguimos?



FdR: como se suele decir, el último que cierre la puerta XD que os llevo a otra parte.