Biblioteca

Edad : 30 Mensajes : 269

-Hay cosas rarísimas. -Dijo como de forma confidencial. -Dudo que te acabes con todos los libros de misterio que puede haber aunque te pongas ya mismo a leer. -Dijo sonriente. No tenía nada claro cuántos habría pero no le parecía descabellado. Se preguntó cada cuando añadirían más.

La muchacha miró extrañada a la hermana mayor. Ni el tono ni el comentario le habían sonado bien. -Bueno, los guerreros tienen tiempo de esparcimiento también. Hay que repartirse con entrenamientos pero... -¿La estaría presionando? Era obviamente más seria pero tampoco pretendería entrenarla como en una academia militar, ¿no? Parecía joven. Miró a su alrededor observando los estantes, centrando sus pensamientos. -Sí, no vamos a pararnos mucho, ya tendréis tiempo de curiosear. Yo aún no creo haberla visto entera.

Sistemas de entrenamiento. Las piezas parecían encajar. Tampoco era cuestión de convertir a la joven en una máquina de matar tan rápido, también podía leer sus novelas de misterio alguna vez y tomarse su tiempo y tal.

-Sí si, la sala de entrenamiento nos pilla de camino. -Tampoco iba a desviarse, que sería dar vueltas a lo tonto. -Lo vais a flipar. - Dijo con una sonrisa afilada. El equipamiento, el duende...Brontë no era sólo una biblioteca enorme, no.

FdR: Pausa

Edad : 20 Mensajes : 155

Pris correspondió a la sonrisa de Vest y echó un nuevo vistazo a su alrededor, ignorando deliberadamente el comentario de su hermana. Sí, tendría que volver a explorar, ya que conocía la ubicación. Si era como su guía decía, pintaba de lo más interesante.

-Suena bien -comentó, alegremente.

Tampoco se dejó afectar por la pregunta de Zaih. Cuando la pelirroja les indicó que pasarían pronto por la sala de entrenamiento y comenzó a caminar hacia la puerta, Pris avanzó con paso rápido y dio un pequeño apretón cariñoso a su hermana al pasar a su lado, antes de salir de la biblioteca.

*Se van*

Jefe de Raza Edad : 58 Mensajes : 411

Aunque la mayor parte del tiempo leo en mi habitación, alejado de cualquier distracción posible, oculto, de alguna forma, hoy me dejo ver en la biblioteca mientras busco libros entre todos los accesibles a los guerreros. No estoy satisfecho con lo que encuentro, pero de todos modos voy apilando libros en una mesa y prosigo con la búsqueda. Un par de boros me acompañan, olfateando el aire polvoriento de las esquinas. En algún momento incluso, durante mi búsqueda, entró algún miembro del servicio con el que intercambié un par de palabras.

Las cosas se han calmado, contamos con dos nuevos miembros, pero no hay nada solucionado. Para nada. No hemos dado con el enemigo al que buscábamos, no tenemos claro qué hacer con Ignis y la moral de los guerreros ha decaído notablemente, aunque parece que empieza a levantarse de nuevo. Tenemos que estar especialmente alerta.

*fin de escena*

Edad : 34 Mensajes : 1289

Zacharyas buscaba cuentos, algo que leer a Julia, ya que él conocía algunas pocas historias, y la mayor parte de las que recordaba tenían detalles escabrosos de los que quería apartar a su hija. No era un hombre especialmente imaginativo, pero había llegado a pensar que podrían crear sus propias historias, inventándolas a partir de sus vivencias en Brontë, de las de otros o de nada en particular. Sin embargo prefería buscar también cuentos, cuentos de todas partes, ya que estaban en Brontë y allí la gente era de todas partes. Allí Julia conocería a mucha gente y, por tanto, debía conocer muchas historias diferentes.

Quizás, pensó el caeruleus, tras pasar las hojas de un par de libros, bastase con preguntar. Otros guerreros sabrían cuentos de sus infancias; los cuentos de cada lugar con los que cada uno crecía.
El mago se dijo que preguntaría cuando viese a alguien.

*fin de escena*

Edad : 28 Mensajes : 477

Dardo, educada, se sitúa en su cabeza, mientras que Rina se pasea ufana en torno a la esa. No toca nada, de todas formas, y como Johan lo sabe no le presta demasiada atención. Tiene un papel y un tintero ante él, y una pluma en la mano izquierda, pero por más que escruta la superficie blanca no hay nada que se le venga a la mente. Su mente está tan en blanco como la hoja que tiene delante, esperando a que escriba algo en él.
No tiene que ser algo extenso, aunque le gustaría que tampoco fuese demasiado superficial. Ya ha sido todo demasiado superficial, se dice. Lo importante es lo que se esconde.

Se rasca la nuca y sigue pensando. Un primer garabato, tímido, mancha el papel, pero enseguida es tachado. Lo plantea mal, y lo sabe.

*se queda*

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

A aquellas horas ya había cenado, pero todavía era temprano para acostarse. Así que decidí aprovechar la ocasión para devolver a la biblioteca el último libro que había cogido y aprovechar para coger otro. Todavía no había recibido noticias de Alehyss y Jun, pero sospechaba que estarían al llegar. Mientras tanto, podía dejar las cartas a un lado por un tiempo y ocuparme un poco de otro tipo de lecturas.

Pero, pese a que estaba de buen humor, no pude evitar torcer el gesto al verlo ahí sentado, tramando a saber qué nueva estupidez. Decidí que prefería no conocer los detalles, y pasé de largo a su lado limitándome a dirigirle un gruñido. Menudo circo tenía montado en una biblioteca. Le parecería lo normal, encima. Me dirigí a los estantes para dejar el volumen y coger uno nuevo.

Edad : 28 Mensajes : 477

Su mirada se alza y no puede evitar sentir cierta tensión al verla, aunque lejos de preocuparse abiertamente le sonríe, dejando que pase sin decirle nada. Lo ha bloqueado ese gesto suyo, esa mirada, que de pronto no le permiten decir con una sonrisa algo que no es cierto. Porque sabe que si lo hace, si dice lo que sea, ella saltará enseguida, y quizás llegue a las manos. Rina sí que la mira con más curiosidad, pero no se separa de Johan, aunque no porque no tenga valor para hacerlo.

El piscis se dedica a su nota, a la nota que no ha escrito. Aunque se siente presionado por la situación.

"¿No desearías estar en la mente de las personas para poder saber lo que piensan?", escribe, despacio.

A él le gustaría. Y a veces no le gustaría. Johan le hace esas preguntas a ella porque parece inocente, pero al final la conoce tan poco como al resto.
Es como Aerith. Quizás es por eso.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Le dirigí una mirada de reojo, molesta. No podía evitar estar molesta. Me molestaba que siempre que lo encontrara estuviera haciendo alguna estupidez sin importancia en alguna situación absurda. Sabía que mi mensaje había llegado a los líderes, pero no había recibido respuesta, y tampoco parecía que nadie le hubiera llamado la atención a él, que me parecía bastante más importante.

Suspiré y negué con suavidad, volviendo a las estanterías. No tenía más remedio que dejarlo en sus manos. Encontré el sitio que le correspondía al libro y lo dejé, y luego me dediqué a repasar las estanterías, en busca de algún otro título de interés. Debería pedirle a Jun que me enviara una lista de títulos interesantes. Al menos, así tendría una base desde la que escoger.

Edad : 28 Mensajes : 477

No puede resistirse. No lo hace con malicia, realmente. Es como si estuviese obligado a ello. Se siente obligado a ello. Esa sensación crece en su interior, como si desease fumar, aunque el fin sea otro, y debe hacerle caso porque es como deben ser las cosas. Así que, aunque debe ignorarla, no puede evitar estar pendiente de por dónde se mueve, de seguirla con el oído mientras escribe algunas palabras más en la hoja.
Lo que le gustaría de verdad es saber la respuesta a las preguntas. O si llegan a ella siquiera.

Cuando termina de escribir espera a que la tinta se seque, clavando los ojos en las letras. Rina sí decide entonces acercarse un poco a los pasillos que la otra chica recorre. La mira desde lejos, y Johan mira al animal, pensativo.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Al final, cogí un par de libros, sin acabar de decidirme. Al final, dejé uno de nuevo en la estantería y me decanté por el otro. Me serviría para entretenerme, o eso parecía. Pero, cuando me di la vuelta, me encontré en el pasillo, de lleno, con los ojos fijos y redondos de uno de sus extraños pájaros. Me paré en seco y le devolví la mirada.

-Hola -saludé, con voz neutra-. ¿Necesitas algo?

No tenía nada contra el bicho. Es solo quién se encargaba de cuidarlo. No podía con él. De hecho, cuando me di cuenta de que él también miraba en aquella dirección, no pude evitar tensarme, aunque me preocupé de controlar mis reacciones. No iba a darle el gusto de ver mi rabia.

Edad : 28 Mensajes : 477

Johan esboza una sonrisa cuando la chica le habla a Rina, y la refuerza un poco cuando sus miradas se cruzan. Espera a que el animal responda, pero no lo hace, como es evidente, y termina siendo él el que toma la palabra.

-¿Hablas con ella? -inquiere primero, con tono afable. Está a punto de añadir que Rina no va a responderle porque no habla, pero es un hecho tan evidente que con ella se interpretaría como un ataque. Quizás esa sea su intención, pero se la reserva para otro momento menos desagradable-. Solo es curiosa. En todo caso, pareces ser tú la que busca algo -apunta Johan señalándola con la pluma, que aún sostiene-. A mí, personalmente, me gusta más leer de día. Por la noche se me hace pesado -le explica, tranquilo.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

¿Qué pretendía hablándome otra vez? ¿Qué quería, fingir que no había pasado nada? ¿Que no le había dicho nada? Bueno, sabía que fingir entraba en sus aficiones. Traté de contenerme, aunque no iba a llegar tan lejos como para ponerme simpática. Tampoco tenía por qué hacerlo, de todas formas.

Eché un rápido vistazo a lo que tenía sobre la mesa. Era capaz de tener un libro, una lectura nocturna. Negué con firmeza.

-Ya he encontrado lectura -respondí, con cautela-. Se trata de tener algo para antes de dormir.

Volví la vista al ave, sin decidirme a avanzar. No tenía ganas de acercarme a él tampoco.

Edad : 28 Mensajes : 477

Responde, y no con insultos y despropósitos. Johan siente cierto alivio. No es que se hayan hecho amigos, pero le gusta que ella tenga sus manos donde él pueda verlas, y un libro tanto puede servir de lectura como de arma. Espera que no tenga unas tapas muy gruesas y no hacer nada que la enfurezca.

Muestra una sonrisa relajada. Una sonrisa suele ser la mejor forma de mostrarse amable, aunque a veces sea mal momento para vestirla. Pero Johan suele sonreír, por lo general.
Asiente concesivo.

-Es bueno saberlo -le responde, alardeando de lo bien que se le da, también, seguir conversaciones normales y corrientes sin ningún interés-. Se dice que la gente que lee aprende más cosas -comenta, volviéndose hacia la mesa, dejando la pluma en el tintero. Relee la nota un momento antes de proceder a doblarla-. Mi hermano sí que leía a veces, tenía bastante tiempo libre, pero yo prefiero hacer otras cosas -murmura, casi como hablando solo, tomando un pequeño y metiendo la nota dentro.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

No sabía qué se había creído, pero si pensaba que por empezar con otra de sus falsedades, con una de esas sonrisas que no se creería nadie, entonces era un auténtico iluso. Permanecí seria, mirándolo con tranquilidad desde mi posición.

Contuve una mueca de desagrado.

-Sí, a mi abuelo le gusta restregarle eso a la gente -apunté, manteniendo el tono neutro.

Por más que lo intentase, no podía evitar un rastro de desconfianza en los ojos. Lo estudié un momento, en silencio.

-Tu hermano -repetí, analizándolo.

Sí, su hermano, Rick Dehnel.

Edad : 28 Mensajes : 477

Alza las cejas y la mira con interés un momento. Se guarda el sobre en el bolsillo, mientras tanto. Rina no deja de mirarla.
Johan sonríe, asintiendo con suavidad.

-La gente no suele restregar las cosas que no hacen, por buenas que sean. Aunque tengan mil defectos, dirán lo único bueno si existiese.

O no. Depende de la persona. Hay gente de todo tipo. Johan ha conocido a gente muy diversa. Esa afirmación, se dice, ha sido un poco aleatoria. Quizás se refiere a la gente que restriega las cosas, que suele seguir ese patrón. Realmente no lo sabe.
Dardo se ahueca las plumas en su cabeza. Debe de ser una imagen curiosa.

-Mi hermano leía en su tiempo libre, pero ya hace tiempo -le explica-. Apenas tenía tres o cuatro libros, por lo general, pero se los sabía de memoria y me los contaba una y otra vez hasta que yo mismo los oía aunque él no estuviese-. Esboza una sonrisa, y por un momento parece perderse-. Pero ya no sé si lee-. Johan se encoge de hombros, sin perder la sonrisa-. Nos peleamos hace algunos años, y ya no nos hablamos.

FdR- Pausa

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Por lo visto, había decidido que quería hablar. No tenía muy claro si yo misma lo quería, pero decidí apoyarme en las estanterías, con los brazos cruzados sobre el pecho, sujetando el libro, y evaluarlo con la mirada.

No podía mentirme si hablaba de asuntos generales. Aún así, compuse una mueca de desagrado.

-Yo no llamaría a eso necesariamente algo bueno -apunté. Aunque yo hubiera acabado por hacerlo.

Y la conversación tenía que ser sobre hermanos. El caso era que, dada la situación, lo que dijera resultaba indiferente. Ladeé la cabeza, sin apartar la vista de él.

-¿De qué me sirve que me cuentes eso si no puedo confiar en que sea cierto? -apunté, con voz suave-. De hecho, ¿por qué ibas a contármelo si lo fuera?

Edad : 28 Mensajes : 477

Johan ladea un poco la cabeza, mirándola desde su sitio. Dardo se acomoda, moviéndose un poco, a la nueva postura.

-¿A qué? ¿A leer? -le pregunta, con curiosidad.

Pronto ella dice algo que hace que Johan sonría, entretenido. Sigue con el juego de las mentiras, por supuesto, tan escéptica que, realmente, a él le da lo mismo. A su pregunta, simplemente se encoge de hombros. La examina un instante, antes de hablar, como si la calibrase. Luego lanza las palabras.

-Déjame hacerte una pregunta. ¿Tiene alguna relevancia para ti que yo tenga un hermano?

Lo dice con una sonrisa suave, pero un matiz más serio en los ojos. Y espera.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Me lo pensé un momento. Al final, asentí, pero con cautela.

-No es exactamente eso lo malo, pero dejémoslo en que sí -decidí.

Su pregunta me hizo fruncir el ceño, pero no alterarme. No iba a alterarme con tanta facilidad. Le mantuve la mirada, serena, sin dejarme intimidar, incluso dispuesta a imponerme si era necesario.

No, claro, en principio, no tenía por qué importarme. Pero las cosas no eran tan sencillas como eso.

-Sí, la tiene -me empeñé, decidida-. Quizás a ti te parezca divertido hacer las cosas porque sí, pero yo no hablo con la gente por hablar. Hablo para conocerla, para estar afianzada al lugar en el que vivo y sentir que las cosas son sólidas. No es tu hermano lo que importa. Tu hermano me da exactamente igual. Pero el hecho de que exista o no, teniendo en cuenta que tú has dicho que sí, sí es importante. Porque si no es cierto, implica que hay una persona en mi entorno que está haciendo que confunda la realidad. Y aún hay más. La información se intercambia. Si tú me das información falsa y yo te hablase ahora de mi familia, por ejemplo, tendrías una ventaja sobre mí que podrías utilizar en mi contra. O, quizás, podrías vender la información. Podrías incluso esfumarte luego, y yo no tendría forma de corregir mi situación de desventaja. Puede parecerte una estupidez, pero no es la primera ni la segunda vez que se vende información sobre mí, y gran parte de mi seguridad depende de que yo controle esa información. Así que sí, que tengas o no un hermano es relevante para mí.

Edad : 28 Mensajes : 477

Le hace gracia que asienta. Le hace gracia que se muestre tan colaboradora con él, tan "sincera" cuando lo abofeteó la última vez que se vieron. Pero él también está tranquilo, de todas formas, y la situación se hace llevadera.

-Entonces saber leer es bueno, porque es útil, pero leer o no hacerlo es irrelevante -declara, como si la realidad de ese hecho la hubiesen decidido entre ambos y solo dependiese de sus opiniones.

¿Y no es así?

La escucha cuando empieza a hablar. Y vaya si habla. A Johan le llega a parecer que es demasiado. Y hasta le sorprende lo que dice. Si es sincera de verdad, está siendo demasiado confiada. Con él, al menos, se dice. Ya que cree que miente. Ya que lo sabe.

-También tú puedes vender lo que diga yo -le responde con total tranquilidad. Luego, tras una breve pausa, añade-: Mi hermano murió hace tiempo, por eso ya no lee.

No hay pesar en su voz, ni resignación. Se muestra igual de tranquilo.

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Me encogí de hombros. Hablaba como si estuviera extrayendo esa opinión de mis palabras, aunque yo no hubiera dicho eso. En realidad, me parecía irrelevante, así que podía decir lo que quisiera al respecto.

Su respuesta solo consiguió hacerme fruncir el ceño.

-Por eso me guardaría de venderte información tan fácilmente -repliqué-. Ser desconfiada con todo el mundo haría mi vida muy agobiante, pero tú no me dejas más remedio.

No iba a conmoverme con algo así. No a mí. Podía decirme que su hermano se había muerto o que tenía dos años. Que había crecido con él o que apenas lo conocía. Yo tenía ejemplos de todas esas situaciones.

-Lo siento -murmuré de todas formas. Era especialmente incómodo porque me sentía incapaz de ser del todo sincera con lo que decía. A fin de cuentas, podía estar jugando conmigo todavía. Sería lo normal, y no iba a descartar esa opción tan fácilmente. Por otra, precisamente porque sabía de lo que hablaba no podía simplemente frivolizar al respecto, aunque las posibilidades de que estuviera diciendo la verdad fuesen mínimas.

Era algo humillante.

Edad : 28 Mensajes : 477

A Johan le hace gracia que diga eso de "vender". Él no compra información, y es algo que tampoco le interesa. De hecho, lo más probable es que ni de saber un secreto lo revelase. Si no cuenta su verdad, no contará la verdad de otros. Que a veces diga mentiras no implica que sea un tipo rastrero.

-Yo no he hecho nada-. Se encoge de hombros-. No vendo información ni me dedico a difundir cosas extrañas. Quizás no me creas, pero me dedico a vivir una vida bastante normal -comenta, levantándose. Rina acude a su lado, finalmente.

¿Lo siente? Johan sonríe, aunque es un gesto algo más tenso.
Ella no siente nada. Seguramente ni siquiera lo crea. No sabe nada de él, y solo quiere saberlo para aceptarlo como una persona sincera más. Teme a las mentiras, como casi todos.
Johan se lo dijo a Tim una vez. Que las mentiras hacen que la gente no esté contenta. Pero que a veces hace falta decir mentiras, porque la verdad no sirve.

-Pasó ya hace bastante. Está bien-. Calla un momento. Luego cabecea, concesivo-. Pero gracias.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Roté los ojos, mirándolo con expresión aburrida. Sí, sonaba muy sincero.

-Claro, inventarte una identidad para cada persona a la que te encuentras en tu día a día debe ser muy normal. Por no hablar de la cría de pájaros y las piruetas extrañas -apunté-. Son cosas que todos hacemos.

Bajé la vista. Podía decirlo, claro. Podía decir que sabía de qué hablaba, que sabía lo que se sentía. En otra situación lo habría hecho, probablemente. Pero, en aquella, no. Porque me resultaba humillante, porque me hacía sentir débil. Porque no sabía si él hablaba en serio.

Edad : 28 Mensajes : 477

Se acerca un poco a ella con las manos en los bolsillos, y lo que dice le hace fruncir un poco el ceño, contrariado. Empieza a parecerle un poco exagerado. ¿Qué tendrán que ver las mentiras con las piruetas y los pájaros? Se lleva la mano a la cabeza, tomando a Dardo, que se acomoda tranquila en su antebrazo.
De un pequeño aleteo, el esmerejón sube de nuevo, al hombro esa vez.

-¿Tienes problema con mis pájaros? -le pregunta. Mira a Rina un instante-. Están bien educadas. Y tengo entendido que no soy el único que camina con la mano algunas veces de los que estamos aquí-. Hace una pequeña mueca, aunque sigue con la sonrisa-. Mira, no quiero problemas contigo, ¿vale? Ni con nadie de por aquí. He venido a servir, como todos. Si no quieres historias raras, no te contaré ninguna. Yo tampoco quiero a todo Brontë hablando mal de mí.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Ladeé la cabeza con extrañeza.

-No tengo ningún problema con tus pájaros -respondí, resuelta-. Estoy hablando de lo que es una vida normal y lo que no, y la tuya no lo es. No es fácil tener una vida normal en Brontë, pero en tu caso, tampoco veo el menor esfuerzo por conseguirla.

Eran hechos, sin más. Me molestaban sus mentiras, por supuesto. Eso no quería decir que cualquier cosa que hiciera fuera a considerarla automáticamente negativa. ¿Qué historias se estaba montando en su cabeza?

-Soy la primera en no querer problemas con nadie, y respeto que no los quieras. Pero si inventándote cuentos pretendes conseguir tranquilidad y alejarte de los problemas, ya te he dicho que no lo estás haciendo bien -respondí, manteniéndome firme, sin amilanarme-. Y no tengo ningún problema en decirte que me has dado una primera impresión horrible, y que quitando a los más ingenuos, me imagino que estás haciendo lo mismo con todos los demás.

Edad : 28 Mensajes : 477

No la entiende bien. No entiende qué quiere de él. En parte, se arrepiente de no haberse despedido tras terminar la carta. Podría haberse ido sin más. Hubiese evitado esa situación.

-¿Una vida normal? Yo estoy bien con la vida que tengo aquí -responde, con sencillez.

No sabe hasta qué punto ella tiene problemas con él, o con las mentiras. De haberlo sabido no hubiese dicho nada de tartas, de pasteles o de lo que hubiese dicho en su momento. Ni siquiera tiene claro lo que le ha dicho, ni recuerda su nombre, pero de Brontë no puede irse sin más, de modo que no le conviene tener problemas. No puede alejarse infinitamente de las personas.

-Me da igual la impresión que tengas de mí -termina por decirle, y aunque se quiere mantener tranquilo es evidente que está algo alterado-. No tenemos que ser amigos.

Se ha tensado un poco. Incluso la sonrisa se ha borrado.

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