Biblioteca

Asiento con energía. No veía demasiado a Massen Dew y acompañarla a la lucha o a alguna misión es una idea que me gusta. Además debo cambiar de terreno para continuar entrenándome. Esta zona ya la tengo demasiado conocida.

—Buscaré a los líderes para pedír acompañarte —Le informo con determinación.

Tras el momento en silencio y su afirmación me quedo mirándola un momento. Luego asiento.

—Acaba tu carta, Massen Dew. Podemos salir a nadar —Le digo. EL discurso sobre la muerte es algo que los entristece y les quita la energía. Es mejor alejarla de ella.

Me quedo callado mirando mientras acaba lo que estaba haciendo. La gente aquí comunicaba muchas cosas por escrito. Nos daban avisos, hablaba con otras personas... Entiendo bastante lo que ponen en papel porque la relación de los maestro de la tribu con algunos de ellos habían evitado guerras y enfrentamientos y resultaba útil para mantener la paz. Y sobre todo tras venir aquí, donde la mayoría de las cosas importantes llegaban de esa forma. Pero nunca he tenido que hacer eso de escribir. O casi nunca, no es que lo recuerde.

De todas formas me fijo en cómo está ella mientras lo hace, concentrada como si tuviese que controlar cada movimiento para ser sigilosa y eficaz como un cazador. Llevo los dedos a la pasta roja que deja gotear y se me queda pegada en ellos. Al momento se seca y la quito rompiéndola.

Cuando levanta la cabeza lista, responde a mi pregunta y asiento, levantándome.

Ambos salimos en dirección al lago.

El sonido de los tacones prácticamente desaparece al entrar a la biblioteca, una cosa era presumir y otra molestar. En un rápido vistazo la muchacha ve un rostro familiar. Se coloca el pelo y con una ligera sonrisa se acerca a él.

Se sienta antes de pedir permiso siquiera.

-¿Puedo? -Se acomoda y se gira para mirarlo. -¿Jun, verdad? Hacía tiempo que no nos veíamos.

El chico era mudo, por lo que la muchacha espera paciente a que encuentre una forma de comunicarse con ella, aunque deduce que el chaval lo tendrá más que pensado a estas alturas.

Se acerca a él para mirar el libro que estaba leyendo, despreocupada.

-Bien, bueno, ya sabes. No me puedo quejar. ¿Y tú, de tarde de estudio?

Clava la vista en él, como examinándolo. Baja la vista a la pizarra, sí que tenía un método pensado, y bastante mejor que ir con un bote de tinta encima, la verdad.

Así que magia cláritas, piensa.
Podría parecer que simplemente le iba el tema del estudio y comer libros pero supuso que era parte de su entrenamiento.

-¿Mejorando tus capacidades de guerrero? -Comentó levantando una ceja. -Debería tomarme más enserio estas cosas también, ahora me haces sentir vaga. -Añadió con media sonrisa dándole un codazo suave, no sonando en ningún momento condescendiente o con tono de burla.

Se pone una mano en los labios tras el sonido, en un sitio tan silencioso es difícil no darse cuenta.

-¿No te estarás matando a estudiar, no? -Apoyó la cabeza en la mano, mirándolo arqueando una ceja, aún sonriente.

La muchacha lo mira con especial interés. El no poder hablar parece hacerle más expresivo, aunque sea de forma inconsciente, como si su cuerpo compensara sus problemas de comunicación.

-Oh, vamos, si hasta te has puesto colorado. A veces no viene mal presumir un poco. -Siguió escudriñando su cara, como si sus gestos le dijeran lo que no decía su boca. -Y yo aquí soy la novata, no es como si hablaras con una experta. -Volvió la vista al libro una vez más. -Eso es cierto, pero te sorprendería lo que ayuda y muchos guerreros que dirías que son mejores no lo hacen. Esto -dijo señalando el libro,- te dará puntos sobre ellos cuando vayas mejorando.

La sonrisa no parece desaparecer de sus labios, el joven parece algo avergonzado por su rugido de estómago.

-Tanquilo, que no has matado a nadie. -Un mechón rojo le surcó el rostro sonriente, ensombrecido un instante por el comentario del cláritas. -Oh, vaya, ¿algo en lo que pueda ayudar?No habrás matado a alguien, ¿no?

Le gusta cómo se mueve. Es bastante expresivo. Normalmente la gente apenas gesticula o es algo más sutil. Mantiene la vista clavada en él procurando que no se note demasiado o llegue a ser molesto.

Lo observa frotarse el estómago, un gesto que le parece algo tierno.

Lee con paciencia todos los carteles, asegurándose de que ha acabado antes de hablar para no interrumpirle.

-En ese casi te entiendo. Debería coger un libro, aunque fuera para engañar a los que me vieran con él en la mano.

Ríe musicalmente, bajando el tono al recordar dónde estaban. Lee entretenida cada palabra.

-Depende de cómo lo interpretes eso de "no perder el tiempo" podría ser acertado. -Se colocó el pelo tras la oreja con un gesto suave. -Supongo que más que eso sé sacar partido a lo que otros desecharían. -Se encogió de hombros. -Pero también se perder el tiempo, no te creas.

Se pregunta qué le hará pensar así, aunque no será ella la que se queje, había dado peores impresiones.

Se pregunta qué pensará. Normalmente la gente como él, es decir, nerviosa o tal vez inquieta (esa impresión le da) suele hablar mucho y mostrar mucho de sí mismos en el proceso. Obviamente este joven no podía ser igual, pero de sus gestos y sus movimientos podía sacar más bien poco. Necesitaba conocerlo más.

-¿Por algo en especial? A lo mejor te exiges demasiado.

Ve el sonrojo aunque lo ignora educadamente, esbozando una ligera sonrisa mientras lo ve escribir.

Analiza cada palabra, torciendo el gesto en una mueca según avanza.

-No me suena bien eso de "cosas que no debo". Y más si el resultado de pensar así parece ser castigarte con estudiar. No pareces un chico irresponsable, no parece que debiera ser tu castigo. -Lo miró directamente a los ojos, indecisa. -Tampoco sé si me equivoco. -Se giró un poco más en la silla para estar más frente a él y se colocó al vestido. -¿Puedo saber qué es eso que tanto te preocupa?

Tenía un par de ideas al respecto pero prefería no mojarse. Le parecía curiosa su forma de actuar, casi sumisa, como si hubiera alguien que le controlara desde arriba. Un niño mudo, pensó, perfectamente pudo pasar su infancia en una familia sobreprotectora.



FdR:Pause

Sonríe, echando un vistazo al libro. Hechizos y magia cláritas, totalmente desconocidos para ella.

-Entonces tendrás que preocuparte de estudiar cómodo. -Apunta, levantando una ceja, acusadora. -A lo mejor empezando por tomarte en serio esas "tonterías". -Esboza media sonrisa, como si le hubiera metido en una trampa. Por cómo hablaba no parecía nada ni especialmente serio ni tan banal, pero si el joven estaba preocupado la muchacha no pensaba que debiera ignorar el problema esperando que desapareciera.

-Si tanto te gusta estudiar y hay algo que te lo impide, resolverlo podría ayudar. -Resumió.

Aprieta los labios en una mueca y levanta la ceja.
Qué tierno.

-¿Te parezco alguien que pierda el tiempo? -Parafrasea.

Se coloca en la silla y estira la espalda, echándose hacia atrás unos cuantos mechones rojos que contorneaban su cara.

-Jun, no te estoy pidiendo que me lo cuentes, sólo que no te lo tomes a broma. Si fuese una tontería no te distraería. Eres un chico listo, ¿no? No te entretendrías con tonterías. -El tono era serio pero sonreía con dulzura, con la vista fija en los ojos del cláritas. -Sólo tienes que dejar de decir que lo son.

Una parte de ella rezaba por que no fuera una tontería y su discurso quedase a la altura del barro.

Con los codos apoyados sobre la mesa juntó las manos cruzando los dedos para apoyarse en ellas, con una sonrisa de triunfo. Siempre era un triunfo subir los colores a un chico pero esta vez fue especialmente divertido.

-Tranquilo, si me aburrieras ya me habría ido.

"A leer mis quejas", de alguna forma esas frases cotidianas adaptadas le hacían sonreír.
Se queda algo impresionada cuando aparta la vista, parece que le cuesta hablar en más de un sentido. Baja la mirada y, al leer, deja escapar una leve sonrisa, de alguna forma se lo imaginaba.

-Bueno, al menos ya lo has dicho. -Se inclinó hacia adelante buscando su cara. -Estabas empezando a asustarme, lo creas o no esto no es tan raro.

Hablaba con serenidad, aunque no podía verle bien casi sentía la tensión, obviamente le daba vergüenza hablar de eso.

-A lo mejor te incomoda hablar conmigo, casi somos desconocidos.