Biblioteca

Silvanus se fue de la biblioteca molesto, dejándome sola.

Me quedé en la biblioteca un buen rato, mientras lloraba sin hacer ruido, tapándome la cara con las manos. Me había sentado muy mal que aún por encima Silvanus me tratase así...

Una vez me serené ya no tenía ganas de leer, ni de nada... así que me fui de allí.


*se va*

Entro en la biblioteca con pasos lentos, casi arrastrando los pies. No es un día muy interesante. De hecho, no tengo una racha interesante, aunque eso puede ser bueno, ya que implica que tendré a Jager menos encima hasta que pase algo digno de contar.

Busco un libro en las estanterías; uno cualquiera, como siempre. Acaricio el lomo azul del escogido con el índice y me hundo en un sillón a leer la "Historia de Cáligo".

*se queda*

El líder caeruleus apareció en el ala este de la biblioteca en busca de algunos informes recopilados a acerca del terreno de la chimenea de Zeus y sus posibles variaciones topográficas durante los últimos veinte años ya fueren por consctruciones o por accidentes naturales.

Fue cuando recorría ya un par de estanterías en silencio que vio a la joven Lester entretenida en un ricón del lugar con una lectura insustancial. Sonrió con amplitud y cerro con una mano el libro que repasaba para dejarlo sobre la pila que luego recogería Barthemius al volver de limpiar sus aposentos.

El líder salió de detras de los muebles y se hizo visible para la joven, mostrando su amplia sonrisa habitual. La chica había sido escurridiza aquel tiempo, pero ahora ni queriendo podría ser más oportuna.

-Buenos ojos te vean, Lester. Por lo que veo tú también has notado nuestra falta de contacto -.Mencionó, jocoso, reconociendo la lectura de la chica.

La aparición del jefe Caeruleus me hace recordar mi última conversación con Kettlebun, pero pronto sus palabras me desvían al libro que tengo en las manos, haciéndome percatarme de que quizás haya sido, de nuevo, una mala idea no cambiarlo.

Enarco una ceja, dejando que mi mente trabaje rápidamente hasta dar con una respuesta que me convence más o menos.

- Nunca está de más conocer lo que ha sucedido - murmuro, clavando mis ojos en él, aunque procurando no sonar arrogante-. ¿Ha venido aquí a informarse quizás? Si lo incordio puedo volver en otro momento, señor.

Hago amago de levantarme y contengo la desafiante sonrisa que pugna por salirle al paso.

El líder escuchó las palabras de la chrysos y torció la sonrisa. Le divirtió que, a pesar de parecer más astuta, su ansia por huír había superado su temple.

- Por supuesto ha venido para llevar a cabo mis tareas diarias, pero llevar cuenta de como se desarrollan los guerreros también forma parte del trabajo de un líder -.Comentó, acercándose al lugar donde la muchacha estaba ahora de pie para detenerse al estar frente a ella.

-De hecho, no solo puedes, sino que es preferible que te quedes y medeleites con tus andanzas. A fin de cuentas, debo saber si aprovechais el tiempo que os brindamos aquí -.Comentó manteniendo su tono acaramelado.

Tuerzo la sonrisa al escucharlo.

Cierro el libro y lo deposito sobre el sillón en el que me encontraba hasta hace solo un instante. Si voy a encararme con él, al menos necesito las dos manos para... Obligarme a pensar que tengo alguna oportunidad si me sobrepaso.

- ¿Mis andanzas?-. Hago una breve pausa-. Lo más digno de contar que ha sucedido fue lo de las bestias, y hace ya tiempo de eso. En mi modesta opinión -. Lo miro de reojo-, esos animales no parecían atacar por diversión, y su retirada me pareció extraña. Aunque supongo que usted ya estará informado de todo eso.

Êl líder de Caligo escuchó con poco interés y sonrisa impresa los comentarios de la chrysos mientras esta relataba su aventura con las bestias de hacía un tiempo. Como siempre, se dedicaba en exclusiva a lo insustancial, pero a él no le importaba demasiado qué hiciese con su joven vida.

Ignorando cualquier comentario de esta y casi sin dejarla terminar, se limitó a decir con un tono ya característico:

- Chrysantae, Alehyss -. Esperó unos segundos sin moverse y tomó cuenta de que, con la "emoción" no había indicado a la chica el lugar de su ataque. Levantó el dedo índice y se sacó la camisa de dentro del pantalón para que la tela estuviese holgada.

-Mil perdones -.Comentó enseñando los dientes. Entonces agarró ambas manos de la muchacha y las colocó alrededor de su cintura hasta que las palmas descansaron sobre sus lumbares. A pocos centímetros de la chica repitió:

-Ahora, sí. Chrysantae -.

Lo miro a los ojos (esos ojos de cabrón maldito asquero...) y aprieto la mandíbula ligeramente, notándose a primera vista cómo los músculos de esta se marcan sobre la piel.

- Chrysantae.

Lo digo con tono normal, sin amedrantarme, sin bajarlo ni subirlo, manteniendo mi mirada clavada en él.

Es tan humillante. Pero no puedo hacer otra cosa, así que me esfuerzo por, al menos, mantener la cabeza alta mientras me veo obligada a acatar.

FdR- Mala persona XD

Lester realizó el conjuro con rapidez haciendo que la corriente corriese directamente por la columna del líder caeruleus hasta el bajo de su cráneo obligándole a mover ligeramente el cuello retomando la posición de sus músculos. Pero su zona lumbar tenía la curva suficiente como para que la magia de aquellas características se distribullese rápidamente alrededor de su cintura hasta contraer también su tórax. Si bien, el chorro de electricidad que discurrió hacia abajo rápidamente se perdió en sus cuádriceps.

La respuesta general del hombre fue soltar nuevamente el aire debido a la rápida contracción de sus músculos y lo dejó discurrir con cierta fuerza por su nariz impregnando el rostro de la joven.

-Cada vez mejor, Lester -.Se jactó una vez la reacción hubo finalizado. El tiempo de reacción de la chica se reducía a cada encuentro y ya apenas le hacía falta dar indicaciones para su ataque. Poco a poco un simple tono o gesto sería suficiente. (FdR: Like a dog XD)

Sin embargo, el hombre no se separó de inmediato de la chrysos y pasó su índice por la frente y tabique de esta, con gran sutileza.

-Ten por seguro que compenso a quien me es eficiente -.Indicó con tono suave y calmo, siempre refugiado en la soberbia sonrisa.

FdR: *choli* 1313

Lo que me faltaba. Si existiera alguna norma en contra del acoso laboral a mujeres (una idea utópica que sin duda jamás llegará a ser) tendríamos, sin duda, al primer acusado. Aunque ciertamente, según he escuchado del desorejado piscis, es costumbre en el jefe Caeruleus (y tampoco es necesario que me lo digan para que yo misma me dé cuenta) el hacer esta clase de cosas.

Cada vez mejor... Una palmadita y un hueso y me convierte en su mascota, y no estoy dispuesta a ser algo así, aunque si ese fuera su deseo difícilmente me libraría de ello.

Para evitar meterme en problemas, bajo la cabeza evitando pensar en su "compenso a quién me es eficiente". No digo nada.

FdR- No quiere compensaciones XD Está muy a gusto como está.

El líder observó el comportamiento de la muchacha, la tensión de sus músculos, el malestar y se divirtió en gran medida.

Se apartó de la chrysos empujándo levemente su hombro deecho para apartarla a ella con desdén antes de darse la vuelta, sin preocuparse de colocarse la ropa de nuevo. Ya lo haría Barthemius en unos minutos.

- Cálmate, Alehyss y relaja los hombros. Sabes perfectamente que estarás tranquila siempre que quieras -Comentó despreocupado. De hecho siempre repwetía lo mismo. La bucaba, encontraba lo que necesitaba y no volvía a incordiarla hasta que volvía a precisar sus servicios. En su mano estaba si hacía el encuentro bueno y breve. Ya volvería ella cuando tuviese que volver. La paciencia era tan infinita en el líder cuando se trataba de aquellas cosas. Debía de ser por eso que resultaba escasa para otros momentos...

No tardó demasiado en desaparecer de la sala sin mencionar nada más. Era una pena que la visita fuese tan corta, sobre todo después de la temporada que llevaba soportando estupideces, pero mejor era el vino cuanto más reposaba.

*Desaparece*

Desaparece y me quedo plantada en el sitio, tomando aire, pero controlando las reacciones de mi cuerpo. Estoy bastante más tranquila que las últimas veces (lo que hace la costumbre), pero sigue molestándome enormemente que haga esto conmigo.

- Maldito sea...

Sin perder un segundo, en cuanto me he recobrado, abandono la estancia.

Su ancha sonrisa de superioridad perdura en mis retinas.

*se va*

Iba camino a la salida del palacio a paso rápido, pues había pensado practicar un poco con Arpa y el bosque a estas horas era perfecto. Pero de pronto me percaté de una gran puerta de madera en la que no había puesto mi atención hasta ese momento. Me acerqué a ella y pude leer un cartel gravado que decía "Biblioteca". Me costó un poco más de lo normal descifrar aquellos trazos, pues hacía tiempo que no practicaba la lectura, cosa que mi padre había insistido que hiciera desde que tenía consciencia. Finalmente, con un deje de curiosidad y la imagen de mi padre en mi mente, emití un suspiro, y mientras pensaba.- Bueno, será un ratito, solo echar un ojo...- Abrí la puerta y penetré en la estancia.

Una vez dentro, me fijé en que era una de las mejores habitaciones del castillo, puesto que estaba orientada perfectamente para que el Sol le diera de pleno y la habitación estuviera iluminada lo justo sin utilizar antorchas. Al dar un par de pasos, seguí inspeccionando el cuarto con mi mirada y observé que había un montonazo de libros, tomos y demás material de lectura con el que mi padre podría estar siglos distrayéndose. La verdad es que yo no odiaba los libros, al contrario, me parecían muy interesantes. Bien es cierto que prefería averiguar las cosas por mi cuenta y riesgo, verlo con mis propios ojos y no por palabras que podían ser traicioneras; pero también tenía en cuenta que podían decir cosas que la gente no podría ver nunca. Así que, lentamente y con aire bastante sorprendido por la cantidad de papeles que había, me acerqué a la primera estantería y me puse a inspeccionar los títulos con un poco de curiosidad.- Puede que aquí, en uno de estos libros, se encuentre la respuesta al misterio de la guerra en la que estamos metidos todos hasta el cuello...- Pensé.

Saqué unos cuantos libros y me enfrasqué en el mundo de las palabras. Supuse que no sería tan difícil, pero llevaba demasiado tiempo sin leer, por lo que tarde mucho en leer unas cuantas páginas de nada. Cuando quise darme cuenta, la luz estaba empezando a disminuír en la habitación, no mucho, pero mi tiempo de leer había pasado. Me levanté de la mesa en la que me encontraba y fui poniendo el lote de libros en su sitio, para cuando acabé miré por la ventana.- Bueno, al menos aun no se fue la luz...- Pensé, todavía seguía firme en lo referente a practicar con Arpa, por lo que sin más dilación, si un par de pasos hacia la puerta y salí de la biblioteca a paso rápido.

*Se va*

- Al final siempre acabo aquí...-murmuro tras entrar en la biblioteca del palacio.

Escojo, como de costumbre, un libro al azar, un buen sillón, y me hundo en el segundo abriendo las páginas del primero.

"Hace mucho tiempo, tanto que no existe el que pueda contarlos, apareció en Mithos la primera de las razas, da la cuál..."

Enarco las cejas extrañada y sigo leyendo, sin saber muy bien si estoy leyendo fantasía o historia desde la perspectiva de algún loco.

*se queda*

Llego a la biblioteca para escribir una carta con cierta longitud. Ayer no me apeteció ponerme debido al cabreo que me había provocado Alexander, pero ahora necesitaba contárselo a Gabrielle. Al entrar en la sala voy a sentarme en la mesa de siempre y me encuentro con una Alehyss embotada en algún libro, como suelo encontrarla -cuando la encuentro-

Al estar ella allí decido que ya escribiré más tarde, me resulta incómodo escribir cuando hay gente porque parece que ni presto atención a Gabrielle ni a los presentes.

Me siento frente a Alehyss y la miro para luego mirar a otro lugar. No sé si molestarla...

Heylel entra en la biblioteca, supongo que para escribir. Siempre que me lo encuentro aquí, planea eso y, como siempre que nos encontramos en estas circunstancias, él termina por no hacerlo, intuyo, debido a mi presencia.

Termino el párrafo que estoy leyendo mientras noto cómo se sienta y se pone a mirar al aire. Finalmente, aunque por una vez parece que esté leyendo algo interesante, alzo la vista y la poso en sus ojos. No interrogante, sino indicando que soy consciente de su presencia y que esta no me molesta.

- Buenas noches -saludo.

Después de pasarme unos segundos allí sentado Alehyss me saluda y yo me giro hacia ella dando una respiración profunda.

- Sí, ya podían ser más buenas... -Comento, algo fastidiado. Me da tanta rabia que necesito hablar con alguien que me responda al momento, y Alehyss era sensata para eso.

- Agh, Alehyss, no quiero molestarte pero... ghñññ... -Hundo la cabeza en los brazos y me tiro de los pelos de la nuca para luego volver a mirarla. -Maldita sea, no soporto a Alexander. No sé si le conocer, pero es un maldito bastardo. Un capullo integral. No es que yo sea gente de odiar o ver mal a las personas. al contrario, si yo soy la persona más sociable que conozco... Bueno, no, pero da lo mismo, el caso es que... agh... Me da mucha rabia, es un malnacido -.Comento, algo nervioso, apra al final apoyar la cabeza en mis brazos bruzados sobre la mesa.

Observo atentamente a Heylel, indicando que puede molestarme si así lo desea. Lo que no me espero de un hombre, en principio, tan templado como él es que empiece a soltar pestes de un tal Alexander, así que pronto mis cejas están enarcadas de manera interrogante, analizando sus palabras para hacer un contraste posterior.

- No me he topado con ese tal Alexander - informo en cuanto creo que ha terminado con sus quejas-. Pero no puedo imaginar qué ha tenido que hacer para que te encuentres ahora en este estado.

Me sorprendo siendo franca. De hecho, también yo veo a Heylel como una de las personas (normales) más sociables que hay por aquí, así que han debido de esforzarse para obtener su desprecio.

- ¿Puedo ser curiosa? Quizá te desahogues y te sientas mejor...

He de admitir que en verdad quiero saber qué ha sucedido para que el hombre tranquilo esté tan crispado.

Alehyss tiene la paciencia de escuchar mis quejas e incluso me anima a que siga desahogándome. Jope, la verdad es que sí que lo necesito, pero me da lago de corte...

Sin levantar la cabeza muevo mi ala derecha y la abro un poco para que vea la zona donde me faltan un par de plumas. No es demasiado, pero es suficiente, y eran mías y las quería en su sitio.

Luego frunzo el ceño y la miro para erguirme al fin y suspirar.

- Es que le cogía de ese coletero que tiene y le arreaba en la nuca con una de mis tonfas y... aagh -Comento por lo bajo, queriendo que todas mis palabras fueran golpes en el careto del caeruleus.

Observo la zona en la que faltan algunas plumas y enseguida ato cabos. Además, las siguientes palabras que pronuncia son suficientes para, de alguna forma, corroborar mis ideas.

- Vaya... A mí que de pequeña me enseñaron a no hacer estas cosas-. Esbozo una tímida sonrisa, para mi sorpresa, para darle a entender que es la única forma que conozco de intentar consolarlo.

Cierro el libro y lo pongo sobre una mesa. No puedo ocultar un suspiro, así que me explico.

- Pues yo estoy algo cansada, ¿sabes? Y no sé qué me pasa...

Después de las palabras de consolación por parte de Alehyss dejo caer mi cabeza un momento con resignación. Entonces ella comenta que está algo cansada y la miro con curiosidad.

- Vaya, eso sí es curioso -.Comento. aunque la verdad no sé de que puede estarlo porque siempre que la veo está prácticamente inerte. No era por meterme con ella ni nada, pero era cierto...

La miro unos segundos y le pongo un dedo en el entrecejo.

- Quizá debas relajarte un poco, siempre pareces muy tensa -.Sonrío, apartando el dedo de su frente.

Lo miro durante algunos segundos, analizando sus palabras. ¿Relajarme? Como si fuera tan sencillo.

- No sé... Supongo que sí estoy algo tensa, pero no me sale eso de relajarme. Lo que me cuesta entender es que todos lo hagan con tanta facilidad. ¿Nadie teme ser atacado? ¿Nadie...?-. Bajo la vista al suelo-. Todos parecéis tan contentos de estar aquí juntos, pese a vuestros pequeños roces. Me cuesta comprenderlo.

Abro un poco más los ojos al escucharla. Alehyss hablando sobre las sensaciones que le da el palacio, ¡wow! Pero me resulta incluso ¿tierna? Con lo dura que es Alehyss Lester...

Sonrío a sus palabras y entrelazo las manos.

- Quizá te lo tomas demasiado enserio.-. comento inicialmente. - Sí, es cierto, llegamos aquí debido a un aviso urgente y nos encontramos con desconocidos, con gente desagradable y violenta, con bestias rabiosas cuando das un paseo por el lago... Pero si lo piensas bien la mayor parte del tiempo estamos aquí todos, mirándonos las caras. Nos levantamos, comemos, hablamos, entrenamos, dormimos... Por supuesto no podemos estar de vacaciones, pero hay que bajar el modo vigilia alguna vez. A fin de cuentas es una rutina -. Comento con calma sin borrar mi gesto alegre.- como sigas así de angustiada te ahogarás tú sola sin necesidad de enemigos o monstruos -.La aliento con tono jocoso. - En serio, ¿por qué tanta tensión en esa cabezota oscura? -Pregunto mirando su frente como si tratase de buscar una cremallera.

Lo miro. Durante un segundo me siento frágil, y entonces tengo ganas de contarle qué hago aquí, cuál es mi misión, quién es Jager y lo mucho que me incordia, qué fue Jager, qué me asusta que pase, qué pasa con Aren y muchas cosas más, pero no puedo hacerlo. Mi misión ni siquiera me permite confiar en él. Ni siquiera puedo decirle algo que le dé pie a sospechar porque no puedo saber si él es realmente Heylel, o si es el Heylel que dice ser. Me siento, de pronto, ahogada y angustiada, con ganas de salir corriendo y abandonar este absurdo en el que me han metido, pero es mi trabajo.

Estoy cansada. Suspiro y bajo la vista.

- Supongo que no soy muy dada a socializar, y menos aún si no sé si el peligro viene de fuera -. La imagen de Aren Darvenwish aparece nítida en mi mente- o se encuentra entre estas paredes.

Observo la reacción de Alehyss con cierta preocupación. Sí que parece bastante agobiada por algo, pero nunca habla, nunca comenta, nunca interactúa ni comparte impresiones sobre nada y no puedo imaginarme por qué se encuentra en esa situación. Es bastante frustrante o extraño. Pero su comentario me parece bastante interesante y se me pasan un par de individuos por la cabeza.

- Bueno, no te quito razón en eso. Es bastante intranquilizador saber que estás bajo el mismo techo que alguien con la capacidad de aniquilarte mientras duermes... -Miro hacia algún lugar de la biblioteca mientras se me pasan por la cabeza la recolecta de líderes que hay aquí. Todos son personas poderosísimas y todos con sus más y sus menos. Para ser sincero, el primero al que visualizo es al líder caeruleus y al que no me imagino atacándonos de ningún modo es a Nagorr Brumm... Pero de todos modos cualquiera de ellos estaba en una liga muy alejada de nosotros.

Me lleva una mano a la cabeza hasta tirarme un poco del pelo de la nuca para volver a ver a Lester con cara comprometida.

- Supongo que debemos consolarnos pensando que serán consecuentes con su posición... -Indico, dando por hecho que Alehyss ha comprendido mi razonamiento.