Biblioteca

Veo que enseguida ata cabos y llega al líder caeruleus, y supongo que tras los encuentros públicos que he tenido con Rick Dehnel también el flamma tendrá un pequeño hueco en su cabeza, pero lo que él no sabe es que hasta él mismo, Heylel, quién a mis ojos es un hombre serio, sociable y calmado, puede ser una amenaza y que, debido a ello, no puedo siquiera bajar la guardia a su lado.

Aunque siento la necesidad de hacer una excepción por una vez. Me recuesto sobre el respaldo del sillón y me relajo algo más. Cierro los ojos. Y entonces digo algo que jamás se me hubiera antojado posible que saliera de mis labios; no al menos en mi estado actual de alerta y desconfianza.

- Cuéntame algo de tu mujer, Heylel... -. Espero que pronunciar su nombre suavice un poco la petición-. Si no te molesta... Me tranquiliza escucharte hablar de ella porque... -. Y un "pareces feliz mientras lo haces" no llega a salir, pero, de alguna forma, creo que se intuye con facilidad.

Alehyss permanece en silencio y se acomoda en la silla. Realmente estaría dispuesto a pagarle un masaje relajante de esos que te ofrecían en los puestos de Ignis. Entonces me sorprende diciéndome que le habla de mi mujer. Es curioso que pregunte, pero sonrío y asiento encantado, pensando en las cartas que voy a escribirle.

- Puees lo cierto es que tengo que contarle lo último de estos días. Gabrielle siempre me reprocha cuando tardo demasiado en escribirle, claro que nunca se enfada en serio. Nunca lo haría. Ella me cuenta como va todo por casa y nunca se le olvida nada. No como a mí... Siempre tengo que añadir algo en la siguiente carta. Siempre me dice que soy incapaz de centrarme cuando me emociono. Y yo no dejo de imaginármela riéndose con esa sonrisa suya que es tan amable y tan despreocupada y fuerte al mismo tiempo... -Sigo contándole a Alehyss cosas que, realmente, son dispares, insustanciales, sacadas de contexto, desordenadas... Cosas con las que no se me borra la sonrisa de la cara mientras pienso en sus ojos.

Me gusta escucharle hablar de ella porque sé que no miente. Sea quién sea Heylel, sea quién sea Gabrielle, estén dónde estén... la sonrisa que se dibuja en su rostro, el deleite que produce cada una de las palabras en su rostro, son auténticos. Lo observo y lo escucho hablar, sin interrumpirlo, y sin quedarme con cada detalle para anotarlo luego. Ni Jager ni nadie deben saber de la mujer de Heylel más que que existe.

Relajo el cuello y los hombros.

De alguna forma, la fotografía que una vez me mostró, sus palabras y su expresión me hacen imaginarme a una mujer que, probablemente, no sea igual a la real, pues es la distorsionada visión de Heylel, pero... Es casi mejor, porque no tengo que diseccionarla para saber cómo es, qué piensa, qué hace, quién es... De alguna forma, es como si, hasta el momento, Gabrielle fuera la única persona de todo el Palacio en la que yo puedo confiar. Quizás por eso me relaja tanto escuchar cómo el aether habla de ella.

continúo hablando de cualquier cosa. Da igual lo que diga si es respecto a ella ya que me ayuda a formar su imagen en mi mente. La veo hablándome y riñéndome y riéndose de mí cuando se me quema la comida. La veo saltándome a los brazos para darme un beso cuando me lamento por haberme cargado la carne y también la veo dándome un golpecito en la cabeza por olvidarme las llaves de la joyería. La veo sentada en la ventana, mirando con nostalgia y la veo diciéndome Adios antes de irme a Brontë...

y cuando me doy cuenta llevo más de un cuarto de hora hablando con el codo apoyado en la mesa y la cabeza sobre la mano del mismo. Tomo aire y vuelvo al mundo estirando brazos y alas.

- Y, bueno, en general puedo decir que es la mujer más maravillosa del mundo a mis ojos -Me río. -Pero creo que ya es suficiente como para aburrirte una buena temporada.-

Me levanto de la mesa y sacudo mis pantalones -es una costumbre-

-En fin, creo que necesito dormir un poco o acabaré delirando -Bromeo. -Nos vemos pronto, Alehyss. Tómate las cosas con más calma, ¿quieres? Hasta pronto -. Me despido y salgo risueño de la biblioteca. Hablar y recordar a Gabrielle es realmente relajante y me anima mucho. Ahora todo problema parece una tontería.

*se va*

Lo escucho hablar, escuchando cada una de sus palabras con sumo interés, y no hago sonido alguno hasta que termina; incluso procuro moverme lo menos posible. Pero, al final, cesó.

Esbozo una sonrisa a su comentario sobre el aburrimiento y luego lo despido con un gesto de cabeza y un "hasta pronto" esbozado con los labios.

Cierro los ojos, inspiro hondo y me dejo estar unos segundos, pero pronto la tensión vuelve a hacer aparición, aunque menos acusada que antes.

Tal vez pueda relajarme, pero todavía no. Antes de ello debo hacer algo, así que, si lo acabo pronto, podré deshacerme de esta carga.

- Gracias, Heylel -digo al aire.

Ya no tengo nada que hacer en esta habitación. Está demasiado vacía.

*se va*

Entré en la biblioteca por segunda vez en mi estancia en Brontë. Caminé con paso rápido, anoche me habí puesto a pensar y quería leer libros y descubrir la verdad que se escondía tras la guerra. Nadie sabía nada, yo al menos lo único que conocía era que si no luchábamos, posiblemente muriéramos y nuestro mundo desaparecería.

Entré en la estancia llena de libros y me dirigí a varias estanterías,recogiendo algún que otro libro qu eme parecía interesante a cada paso.

Al final, con una montaña de unos 6 tomos grandes en mis manos, me dirigí a la mesa más cercana. Saqué un pergamino y una pluma y me dispuse con mi tarea.

*Se queda examinando los libros*

Entré en la biblioteca con el fin de leer un poco antes de dormir, pero entonces vi a lo lejos una pila de libros y unos codos que sobresalían de ellos.
¿quien será?
Entonces vi que tenía un arco apoyado en la mesa: Era Thamerlein... sin duda

Me acerqué sigilosamente y cogí el arco entocnes lo tensé, pero sin flecha, haciendo el amago y le apunté saltando de detrás de la montaña de libros.
-Arriba las manos!- dije con el fin de asustarla

Oí el sonido del aire moverse, pero no le dí importancia, era demasiado interesante lo que estaba leyendo.- Puede que esta sea la respuesta...- Pensé mirando los grafos meticulosamente. Cogí la pluma y la metí en el botecito de tinta.

De repente oí un grito e instintivamente me levanté de un salto y me llevé la mano al carcaj del que saqué una flecha.- Mierda... si tuviera a Arpa colgada de la espalda...- Pensé echándome la bronca a mí misma. Levanté la vista agilmente y miré a la persona que me estaba apuntando con... Arpa? Deslicé mis ojos hacia su cara y observé a un Silvanus divertido.- Qué haces con mi arpa!?- Le grité posesivamente y le arranqué mi arco de sus manos.- Y cómo te atreves a meterme ese susto!?- Volví a cuestionar enfadada. No solo me había molestado y me había robado a Arpa, no, también había hecho que el libro cayera de la mesa y el bote de tinta se deslizara por la mesa (cuando le arrebaté mi arco) manchando todas mis anotaciones. Miré mi pergamino estropeado y le eché una mirad ade furia a Silvanus.-Mira lo que has hecho!.- Le dije señalando los papeles.

El bote de tinta rodó por la mesa, desparramando todo su contenido. Yo me llevé las manos a la boca y ahogué un grito, con los ojos muy abiertos.
-P-p-p-p-perdon... yo-yo solo quería darte un sustito...- entocnes me acerqué a los papeles y cogi uno... completamente negro por la tinta- era muy importante?- pregunté realmente preocupado- si quieres, te lo vuelvo a escribir- dije con una lagrimita queriendo brotar de mis ojos.

-Qué si era importante!!??- Le grité enfadada. Parecía realmente preocupado, cogió el pergamino con delicadeza y se ofrecio a reescribirlo mientras casi se le salían las lágrimas.- Ah... no puedo decirle nada a esa cara...- PEnsé para mí misma.- Tsk, por qué tengp que ser tan buena con los niños?- Suspiré y me froté los ojos.- No, da igual. Ya lo volveré a escribir yo...- Le dije. Me agaché y cogí el libro que se había caído. Memoricé el título. Y me incorporé y puse el libro en la pila.

Me senté en mi sitio y dejé a Arpa a mi lado. Puse las manos en la mesa y me preocupé porque mi derecha estuviera lo suficientemente cerca de mi arma. Miré a Silvanus.- Y bien? Qué te trae por la biblioteca a estas horas?- Le pregunté y con una sonrisilla le piqué.- No eras capaz de dormir?

Me gritó, por lo que me asusté aún mas, pero entonces suspiró y dijo que no hacía falta que lo volviese a escribir.
Después de colocar el libro en la estantería, se dirigió a mi en un tono ya más relajado y gracioso.

Ante su comentario, me pongo un poco rojo- no... pero en ocasiones me gusta leer algo antes de dormir, ¿vale? digo en tono burlon- seguramente que a ti nunca te leían cuentos por la noche, ¿verdad?... así quedaste, hija jajaja

Entonces me siento encima de la mesa- olle, me dejas tocarte un moño? parecen esponjosos jajaja molan

Sonreí más ampliamente cuando sus mejillas se enrojecieron levemente.- En el clavo Tham...- Pensé. Y entonces contraatacó. Fruncí el ceño.- Pues para tu información, sí que me leían libros, tal vez demasiados...- Murmuré lo último.- Pero el caso no es ese.- Me crucé de brazos.

Levanté una ceja realmente sorprendida cuando me preguntó si podía tocarme el pelo.- A ver, si te hace ilusión no te voy a decir que no, pero es pelo normal y corriente...- antes de que pudiera acabar la frase, su mano ya estaba en mi cabeza.- No te ofendas, pero eres la persona más rara que he conocido en mi vida...

Me separé después de unos 5 segundos.- Qué te pareció?- Le pregunté con una sonrisa tocándome yo el moño izquierdo donde había puesto su mano.

-Bien!- dije alzando los brazos entonces me puse a apretar uno de ellos. Molaban muchísimo. Eran geniales, porque recuperaban su forma en cuanto los soltaba jajaja que gracioso. Mientras le tocaba el moño, de contesté- pues no soy tan raro... solo soy un chico, normal... creo... ¿no tengo ninguna extremidad de mas, ni de menos jajaja- entonces se apartó.

-Que son geniales, Tham.

-Olle, cuando me recupere de la mano, tenemos que saldar cuentas pendientes- dije dándole con el dedo índice en la barriga- aunque claro... quizás una chica como tu no esté al nivel de un chico como yo... joven, guapo, atractivo, elegante, afable, diestro en el combate y en el amor, listo, respetuoso y respetable... ¿no crees?

Parecía relamente contento con mis moños.- Di lo que quieras, pero eres más raro que un pájaro transparente...-Murmuré con una leve sonrisilla.

Entonces me tocó la barriga con el índice y me recordó nuestro pequeño "trato". Fruncí el ceño cuando empezó a autodecribirse como un Dios.- Y luego dice que no está mal de la cabeza...- pensé, pero en vez de decir eso, opté por contestarle con un.- Desde cuando los adjetivos llorón, infantil, tozudo, inmaduro y renacuajo cambiaron de significado?- Sonreí ante mi respuesta.- Y respecto a lo del nivel...-Murmuré.- Tienes razón, no estoy a tu nivel, lo dejé hace años.- Y me levanté de la silla para imponer más.

Ante sus respuesta, entorno los ojos, abro la boca y niego lentamente con la cabeza.
-Ogh.. ¿como te atreves? ¿gallinita?- digo empujando suavemente su ala derecha- que sepas que casi te abro en canal una vez ¿porqué sería diferente la próxima? ¿eh? digo con una sonrisilla picarona.

-Saco a Altheda con un gesto, la lanzo en el aire y la cojo por la empuñadura con un rápido movimento de muñeca. ¿ves? realmente puedo parecer un criajo insufrible... pero la portada de un libro no siempre deja ver todo el potencial que este guarda en su interior.

-Gallinita?- Fruncí el ceño. Tocó mi ala y me aparté para que no tuviéramos ningún contacto fisico.- Lo siento, pero creo recordar que yo casi te vuelo la cabeza...- Dije agarrando a Arpa y recordando la vez que vi a Silvanus por primera vez.

Sacó su daga y le dio unas vueltas en el aire. Bufé.- Te crees que me impresiona el hecho de que le puedas dar vueltas a tu cuchillo?- Le pregunté apoyando a Arpa en mi hombro y poniendo mi mano izquierda en mi cadera despreocupadamente.- La verdad Silvanus, deberías pensar primero en lo que dices y después con quien hablas antes de soltar tonterías.- Le dije miré por la ventana de la biblioteca y ví la luna creciente.- Parece que la noche te está afectando pececillo...- Miré su cara una vez más.- La próxima vez que nos veamos jugaremos- Dije con una sonrisa.- Ahora es tarde, mañana tengo que volver a repasar mi manuscrito y tu derrota por una Aether puede esperar...- Murmuré y me dí la vuelta.- Hasta mañana Silvanus.

*Se va*

FdR: Siento dejarlo tan repentinamente pero me tengo que ir... ughuu

Hincho los carrillos con su primer comentario. y me cruzo de brazos 0mientras me echa un sermón de como debo comportarme.

-Ohg, cállate... no seas abuela- digo sonrriéndole- no me regañes.
-Te espero con el cubito, la palita y el rastrillito- dije burlon
Entonces se fue.
Sabia que en nuerstro enfrentamiento iba a ganar yo, porque de todos los combates echos, nunca había ganado, por lo que según la "ley de conservación de la dignidad de Silvanus", ahora me tocaba ganar a mí: estadística pura.

*se va*

Me levanté muy temprano para ponerme a estudiar y leer libros me vestí el traje de . La charla de ayer de Tham había echo mella en mí y ahora estaba muy motivado para comenzar a leer.
Pero tendría que empezar por lo básico ya que no sabía mucho sobre Mithos... sabía que vivía en Aqua, que estaba al sur, y que Ventus estaba en el cielo, pero poco más.
Cogí un tintero y una pluma nueva de faisán: muy bonita: dorada y azul. La había comprado con el dinero que Alexander me había dado... bueno: que me había ganado con mi trabajo. El señor de la biblioteca las vendía y me dijo que esa era la mejor: valía diez monedas de oro, pero había valido la pena.
Saqué un tintero nuevo (ya que el mío se había roto hacía tiempo) y unos pergaminos que olían a nuevo. Era una gozada tener dinero.

Me dirigí a una zona de la biblioteca, a la que no había entrado nunca: estaba llena de libros gordos, plomizos, esos que te quitan las ganas de leerlos nada más verles el título, pero realmente tenía muchas ganas de empezar, por lo que cogí los siguientes:

"Geografia general de Mithos" de Valeca Domilla

"Historia general de Mithos" de Valeca Domilla

"Criaturas Míthicas I" de Diobro Drudca

"Criaturas Míthicas II" de Diobro Drudca

"Criaturas Míthicas III" de Diobro Drudca

"La magia de los 7 elementos" de Sepus Cianto

Tuve que hacer dos viajes hasta mi mesa para llevar los seis libros.
Me senté y abrí el primero. Mojé mi pluma nueva en tinta con mucho cuidado, pero antes de ponerme a trabajar, cogí un trozo de pergamino y escribí:



Sonreí y lo dejé apoyado encima de los libros, doblado, de forma que se quedara de pié.

Y ahora sí que comencé a estudiar un poco. Jo... ninguno de Chárity Strauss... que rabia... era mi escritora favorita.

...

Después de dos horas, estaba cansado y quería dejarlo. Pero NO IBA A HACERLO! así que agité mi cabeza en el aire y continué estudiando.
"Ojalá encuentre algo pronto..." saqué un montón de cigarros y comencé a fumar como un descosido... necesitaba centrarme


*se queda*



Después de pasarme todo el día leyendo y tomando anotaciones que consideraba necesarias, curiosas o que simplemente no sabía, en el libro de “Criaturas Míthicas III” encontré el apartado de roedores, pero ninguna imagen se correspondía con las bestias que nos atacaron… jolines… que mala pata…
Me dejé caer sobre el libro, posando la cabeza encima del libro después de cerrarlo. Suspiré. Mientras hinchaba los carrillos. Malhumorado.


En cuanto al libro de las 7 magias, me impresionó la cantidad de hechizos que había… había un montón de hechizos distintos, que cada vez eran más complejos, llegué a un punto que no entendía nada, pero por las imágenes que podía ver… los efectos producidos en las imágenes eran parecidos a los hechizos de Aren… complejos, poderosos y geniales: como no. Y pensar que yo solo podía utilizar mis Acuaerum…

El último apartado trataba sobre magias arcanas… pero estaba demasiado cansado como para seguir leyendo, así que por un apartado que no leyese, tampoco pasaría nada, por lo que dejé ese libro a un lado.

Me recosté sobre mi silla, dándole vueltas a la fina pluma de faisán entre mis dedos. Era realmente bonita: tendría que cuidarla muy bien.
Recogí mis apuntes de geografía. Los dibujos de Mithos me habían quedado bastante bien: Lumen, Aqua, Cáligo… Todos me habían quedado bien.
Sonreí. Había sido un buen día de trabajo.
Mañana más y mejor

*se va*

El líder Darvenwish componía sus escritos y mapas en una esquina alejada en la biblioteca con bastante interés y emoción. Después de la charla con Nagorr había podido conectar los puntos de sus investigaciones y estaba realmente interesado en los resultados.

Agarró el compás y comenzó a trazar las diferentes disposiciones de la energía según territorio que había ido recopilando durante aquel tiempo para cotejarlas con las previsiones que había hecho a partir de sus pesquisas y experiencias. El terreno respondía de forma adecuada a sus cavilaciones de modo que había dado un gran paso hacia la fuente que generaba tal poder. Para empezar resultaba muy interesante... Y oportuno.

*Se queda*

Entro en la biblioteca bastante ruborizado aún por el momento vivido hace unos minutos, y me dirijo a la zona en la que ayer estuve estudiando.

Dejo mis libros encima de la mesa para ir a coger otros.
Cojo "La magia piscis a través de los tiempos" de Chárity Strauss, como no: hacía mucho tiempo que quería leerlo.

Entonces, al coger el libro de la estantería, este deja un hueco que deja ver lo que hay detrás de ella. Cuan grande fue mi sorpresa que Aren estaba sentado en una mesa, de espaldas a donde yo estaba.
Era una sensación extraña, mas que nada porque nunca había observado a Aren sin que el se hubiese dado cuenta. Me sentía poderoso, de alguna manera.
¿Me acercaría a el? No. Que se jorobe, que por algo estaba muy enfadado con el.

Comencé a caminar lentamente, pero entonces, mi pluma nueva se cayó al suelo, haciendo un agudo y seco sonido.

El líder estaba totalmente complacido. A cada anotación y trazo de su pluma la emoción le recrría la espalda. ¿Quién si no él iba a ser tan astuto? ¿Quién si no él disfrutaría tanto de un proyecto como aquel? Entnces continuó leyend y editand sus papeles. Sí, era una sensación maravillosa, ¡magnífico! Los terrenos escarpados de Lumen eran tierras con gran carga de cobre y zinc y es eso era... era... Una sonrisa se le escapó de puro ánimo y entrnó los ojos al trazar uno más de los recorridos de las extensiones enérgicas desde el centro inexpugnable. Eso significaba que...

El líder apretó los ojos con irritación cuando un ruid agud interrumpió sus cadenas de pensamientos como una cucharilla en medio de un cmplejo engranaje. Se giró para comprobar quien demonios había molestad su práctica con la firme intención de reprenderle. Entonces encntró a un atolondrado Silvanus recgiendo sus cosas del suelo. Se llevó dos dedos al ceño, ¿qué demonios hacía allí parado? De todas formas tenía que hablar con él. Dos de los presentes en la lucha habían afirmad verle nada más llegar y parecía haber sido el primero en llegar.

El líder se dio la vuelta y levantó un dedo para indicar paciencia en el muchacho y que no se fuese mientras acababa de anotar un par de cosas en sus flios. Luego depositó su pluma sobre la mesa y le dedicó atención al muchacho.

- Silvanus, creo que es tu turno para la entrevista -. Indicó con una sonrisa habitual.

Aren se levantó al oir el ruido de mi pluma al caer. La parte de abajo, de metal, había goleado el suelo lo suficientemente alto como para que su fino oído lo hubiese oido.

Iba a dirigirme a el cuando me mandó callar con el dedo y fue a terminar algo que estaba escribiendo. Luego abló.

-¿que entrevista, señor?-no lograba entender nada, ¿para qué iba a entrevistarme?- lo siento, pero debe ser en otro momento, ¿no le importa? es que ahora yo ya me iba y... eso... dije señalando tímidamente la puerta, además estaba cabreado con el por haberme dicho que era tonto (aunque con otras palabras) delante de medio palacio.

El líder recordó que el muchacho se había ido antes de que hubiese acabado su charla y, por ende, desconcía sus indicaciones de hablar uno por uno con cada integrante de la batalla. Caviló unos segundos. Tenía que hablar con el piscis acerca de lo ocurrido, pero aquel manuscrit lo estaba tentand demasiado y, a fin de cuentas, a nadie le venía mal un poco de indiferencia.

El líder caeruleus relelló las últimas líneas de sus hojas mientras se sugetaba el mentón con la mano derecha y luego miró al chico. Respiró con cierta profundidá y volvió a dirigirse a sus impresos.

- Bien, vete pues. Otro momento será más oportuno para prestar atención a los guerreros -. Indicó co indiferencia sin dirigir su mirada al muchacho. - Advierte a las chrysos, si las ves, que tengan en cuenta mi visita estos días -.Remató volviendo a agarrar la pluma. Realmente sería interesante que se quedase para zanjar una citación más, pero estaba seguro que con Silvanus no tendría demasiado problema para que le contase lo que sabía de lo ocurrido y, así, rebajaba el trato confidencial que el muchacho empezaba a tener para evitar lapsus como los del claro del bosque delante de todos los demás.

El lider me dió permiso para irme.

-Vale, así lo haré- dije ante el recado de notificar a las chrysos que estuvieran pendientes de el. Por una vez, me había escapado de sus manos y todo gracias a mis palabras... si en el fondo era un hombre comprensivo y bueno. Simplemente le había dicho que me tenía que ir, y el, como buena persona: me deja.
Si señor.

Ademas, así se dará cuenta de que no estoy detrás de el todo el día, sino que tengo una vida que dista de la relación que mantenemos. Me dí la vuelta y me dirigí a la salida, total, estaba lo suficientemente cabreado con el como para no querer arrastrarme esta vez.

*se va*

El líder caeruleus miró de reojo la partida del muchacho y sonrió de medio lado. Estaba molesto... No debía de haberle sentado nada bien su apelación en su discurso. Que conmovedor.

Se centró de pleno en sus pesquisas y ni tan siquiera el hecho de tener que arrancarle palabra a Alehyss Lester le descncertó para realizar su entusiasmad trabajo. A fin de cuentas, la chica había servido bien a sus fines. A uno de sus fines.

Se pasó horas dedicadas a la comprovación de resultados topográficos, estequimétricos y físicos. Era un trabajo bastante estenuante, pero le encantaba envlverse en la sensación de descubrimiento. No descansaría hasta llegar a una nueva laguna, a pesar de no poder dedicar la noche a cualquier otra cosa, a pesar de no haber dormido en condiciones desde hacía och meses.

*Tras horas de enagenada búsqueda, se va XD*