Sala común

Su familia llevaba sirviendo al honor más tiempo que yo, jo.

- ¿En serio? ¿Tú familia lleva sirviendo mucho tiempo al honor? - Pregunté entusiasmado -. ¡Qué guay!

Me acerqué a él y le agarré la mano para que se sentase conmigo en un sofá y me pudiese contar todo lo que su familia había hecho.

- ¡Encantado, yo soy Cero Ráin! - Exclamé presentándome como buen caballero que era -. Me encantará escuchar todas las anécdotas de tu familia.

Sonreí más. Eso era otra cosa.

Me senté a su lado y estreché su mano de paso que me la daba.

- Mi familia es noble, Cero Ráin -comencé-. No de esos nobles pijos que solo saben de lujos, no. Mi familia es menos adinerada, pero lo que no tiene en dinero lo tiene en honor. Seguro que has escuchado hablar de la familia Dehnel y de sus justos guerreros. Participaron en muchas batallas, pero prestando ayuda solo al bando que luchara por convicciones correctas. Mi padre, de hecho, protegió a los débiles muchos años con su espada.

Ensanché mi sonrisa.

- Yo soy el más joven de los varones. Y ahora es mi turno. Defenderé a los inocentes con Värdjas y con mi justicia. Ayudaré a los débiles. ¿Qué te parece? ¿Quieres unirte a mí?

Lo miré sonriendo.

Sus palabras resultaban tan seguras, tan convincentes; y guardaban el honor de una familia admirable y valiente que siempre lucha por el bien y la justicia.

- ¡Clarísimo que sí! - Respondí con una sonrisa gigantesta y la sangre hirviendo - ¡Juntos seremos invencibles!

Mi imaginación empezó a crear imágenes de nosotros dos juntos derrotando a toda clase de males

- ¡El valiente y feroz guerrero Rikk Denhel y el poderosísimo mago Cero Ráin, juntos para salvar al mundo de los villanos! - Grité mientras me levantaba y realizaba mi pose triunfal de siempre.

- ¡Atravesaremos armaduras, derrotaremos rujas y guerreros y aniquilaremos el mal! - Exclamé realizando mi segunda pose que siempre solía seguir a la primera.

Asentí, cruzándome de brazos y adoptando una posición de arrogancia.

- Pero recuerda que lo que importa no es la fama ni la gloria, sino el valor, el honor y la ayuda a los indefensos. De hecho, ya que te veo tan entusiasmado, quiero confiarte un secreto. Veo que puedo confiar en ti.
Me acerqué a su oído, aunque estábamos solos, porque hay quien dice que las paredes oyen.

- He descubierto que hay un siervo del mal infiltrado en el castillo, recopilando información, disfrazado de guerrero, como nosotros, para luego traicionarnos y derrotarnos.

La cara se me quedó petrificada al oír que uno de los nuestros era un infiltrado.

- ¡No es posible! - Chillé indignado - ¿Quién podría hacer eso? La gente puede resultar a veces muy cruel...

Agaché la cabeza porque saber eso me había puesto triste. Uno de nosotros, uno con que el convivimos, era un malvado y vil enemigo de las sombras más profundas.

- Vamos a investigar, ¡Brigada Denáin en acción! - Exclamé inventándome un nombre a la par que me dirigía hacia la salida del cuarto.

- ¡Sígueme, Rick! - Ordené eufórico.

Negué lentamente.

- No seas impulsivo, Cero... Si vamos juntos, nos descubrirá. Además, a mí ya me conoce. Tienes que lograr acercarte a ella tú solo y apresarla cuando se confíe. Gánate su confianza y luego... ¡Zas! -. Golpeé la palma abierta de mi mano izquierda con mi puño derecho-. Te daré los datos que sé. Es una chrysos con ojos fríos de asesina. Además no lucha con honor. Su nombre es no sé qué Lester.

Puse una mano en su hombro y lo miré fijamente a los ojos.

- Pero no quiero meterte en problemas. Solo debes hacerlo si crees que puedes. Es peligrosa.

Todas las anotaciones se quedaron grabadas en mi cabeza a cal y canto.

- ¡No te preocupes! Yo me encargaré de que ella no se entrometa - Aseguré con entusiasmo mientras cerraba el puño y flexionaba el codo guiándolo hacia abajo.

Miré a Rick y le sonreí.

- Oye.. ¿Damos una vuelta y nos conocemos mejor? - Pregunté y ofrecí a la vez para pasar un agradable rato con ese amigo nuevo que tenía. Algo estaba claro, el destino nos había unido, y el destino nunca nos separaría.

Alcé el puño con entusiasmo.

- ¡Claro que sí! ¡Así se habla!

Parecía que la primera alianza se había forjado. Aquello marchaba bien.

Atendí entonces a la petición de Cero.

- ¿Una vuelta? No veo por qué no. Todavía no me oriento muy bien por este sitio, pero si no se investiga no se aprende. ¡Vamos!

Al ver que Rick estaba de acuerdo con ir a dar una vuelta asentí con la cabeza y con la mano derecha en el pomo abrí la puerta.

- ¿A dónde te apetece ir? - Pregunté mientras abandonaba la sala, dejando al puerta abierta para que mi compañero pudiera salir y para que yo pudiera escuchar su respuesta.

*Me fui*

- Pues no sé, la verdad... Pero...

Me rasqué la barbilla mientras lo seguía.

- Estoy un poco harto de estar encerrado. ¿Qué te parece si tomamos el aire fuera?

*se va tras Cero*

Se encontraba en la sala común, en el habitáculo apartado para los jefes en la planta superior. Estirado en un amplio sofá con la cabeza echada hacia atrá, se dejaba llevar como un muñeco de trapo mientras sujetaba a una hermosa sirviente mitad flamma, mitad chrysos en sus piernas también despatarradas. Su camisa estaba a un lado, delicadamente doblada y la mujer se dedicaba a masajear y besar el torso desnudo del líder mientras escuchaba comentarios de este que, con los brazos abiertos y apoyados en el respaldo del sillón, apenas se movía.

-No hay mejor cosa que pedir un traje a medida -.Comentaba entrabriendo un ojo y mirando los bártulos y telas de la jovencita con piel escamosa y ojos opacos. -¿Sabes? Me encanta que tengas esos ojos inexpresivos y aun así se te vea acalorada -EL líder llevó una mano a la nuca de la chica y se dignó a mover sus caderas para escuchar los suspiros que le brindaba. Sonrió de medio lado y volvió a soltarla para dejar descansar su brazo. -Acércate y no temas en agarrarte bien a mí -. Susurró en cuanto la chica se dedicó a besar su cuello. Entonces ella se pegó al cuerpo del líder dejándose sentir por él y soltó otro gemido antes de continuar con sus arrumacos.

Llego a la sala común, tras haber atravesado los pasillos que la separan del comedor, con el entusiasmo reflejado en la cara. Tras días investigando, he llegado a la conclusión de que una de las teorías aportadas en la reunión era bastanta surrealista. O al menos en mi opinión.
La sala, o al menos el piso de abajo, está vacío. Alzo una ceja.

— ¿Se supone que no hay nadie? ¡Oh, venga! Tiene que haber alguien.

Me dirijo hacia las escaleras que llevan al piso superior, donde nos reunimos los jefes. Mientras avanzo por los peldaños, hablo para que, si hay alguien arriba, sepa que he llegado.

— Bueno, he descubierto una cosa. O no. Es una teoría. Una opinión. Llevo tanto tiempo entre libros que ya no estoy seguro de cómo llamarlo... Dejemoslo en opinión. ¿Os acordais de las teorías de la reunión? Seguro que sí. Bueno, ¿recordais la teoría de la magia arcana? Sí, eso de que había reaparecido o algo así. — Llego al piso de arriba —. Pues resulta que... Oh.

Al llegar al piso de arriba, me encuentro con el lider Caeruleus acompañado de una joven en el sofá, recreando una escena sexual. Arqueo las cejas. Parpadeo varias veces. Me encojo de hombros.

— Hola, guapa. Hola, Aren.

Esbozo una sonrisa jocosa. Vaya, vaya con el de la boda.

Miestras disfrutaba de su tranquilo encuentro, dejándose llevar por el mareo de la excitación lenta, el líder escuchó unos molestos parloteos por las escaleras del lugar. Apretó la mandíbula y rotó los ojos.

-¿Y ahora qué...? -Susurró, dando un empujó más a la chica que incluso a él arrancó un quejido profundo. Esperaba que quien fuese el ser molesto que estaba causando aquel escándalo, se fuese una vez no viese a nadie ni obtuviese respuesta. Pero al parecer el muy estúpido seguía parloteando escaleras arriba.

-¿Magia arcana? ¿No será importante? -Comentó la chica entre suspiros. El comentario consiguió molestar al líder que le dedicó una mirada de gran reproche. Él juzgaba si era o no importante. Pero antes de que pudiese decir nada, el líder Claritas entró por la puerta con tono amigable.

Aren suspiró, pero por pura frustración. ¿No podían molestarle a la hora de comer?
- Hola, querido Svend -. Comentó aún sin desmontar a la chica. -Me pillas en mal momento, compañero - Indicó dando otro golpe de pelvis.

Tras dedicar una mirada al claritas y comprobar como la chica se ponía cada vez más rígida, decidió que su paz había terminado.
- Cariño, ¿me harías el favor? -Pidió a la chica con cierta enquina para que esta se separase de él y ocultase sus vergüenzas. La chica lo miró un instante, amargada por la interrupción de aquel momento, e hizo lo que se le había pedido. Acto seguido, Aren pasó su palma abierta por los ojos de ella haciendo que se desmayase al instante.

La agarró con un brazo y la dejó sobre el sofá para luego, aun sentado, cruzar una piernas sobre la otra y escuchar al líder.
- ¿Y bien? -Preguntó con desinterés.

— Pobre mujer — comento, con un deje jocoso en la voz, cuando el Caeruleus le provoca el desmayo.

Luego tomo asiento en una de las butacas que hay en la sala común y clavo mi vista en el lider que está en el sofá. Esbozo una sonrisa socarrona y, antes de comenzar con mi explicación, dejo caer un pequeño consejo.

— Dudo mucho que tu prometida acepte si te ve retozando con una cualquiera en la sala común. — Tomo aire —. De hecho, dudo que acepte si te ve en cualquier otro sitio con otra cualquiera. Deberías controlarte si tanto quieres casarte, ¿no crees?

Crujo los nudillos y apoyo la cabeza en el respaldo de la silla.

— Pero bueno, no he venido a regalar consejos... — Esbozo una amplia sonrisa y miro de reojo al Caeruleus —. Seguro que me escuchaste mientras subia las escaleras, pero te lo repetiré y te explicaré mejor mi... teoría.

Hago una pequeña pausa y comienzo mi relato.

— Como recordarás, en la reunión se expuso el tema de la magia arcana y de que, tal vez, era una bestia con un gran poder mágico la causante del problema. En cuanto a lo primero, no estoy muy seguro, pero yo diría que es bastante surrealista... ¿No? Es decir, necesitas estudiar para poder saber algo de la magia arcana y, si alguien hubiese estado estudiando esos temas tan viejos y los estuviese poneiendo en práctica, me imagino que alguien se habría enterado.

>> Pero en cuanto a lo segundo, estoy convencido de que es completamente imposible. Para empezar, no hay tantas bestias con un poder tan grande. Y las que hay no se molestarían en ocultar su energia. Pongamos que estuviesemos ante un grupo de Karnikarsh. Esas bestias tienen un poder mágico bastante grande y pueden llegar a ser realmente agresivas. Pero, a pesar de esto, no se molestarían en esconderse. Simplemente, causarían caos y destrucción allá por donde fuesen. Por otra parte, en el hipotetico, e imposible, caso de que intentarán ocultar su energia, me parecería absurdo pensar que todo un gran grupo pudiese controlarse. Tal vez un par... ¿Pero, por ejemplo, quince? Imposible. Si nosotros, que se supone que somos más inteligentes que ellos, cometemos errores en un pequeño intervalo de tiempo aún estando en un gran grupo, ¿cómo iban a aguantar ellos durante tanto tiempo sin ser descubiertos? Nada, descartado.

>> Ahora pongamonos en el caso de los dragones milenarios. En la reunión también salió este tema. Pero... ¿tenemos alguna prueba de que existan? Yo diría que no. Los estudios de estos son... Bueno, digamos que no son. Son rumores, cuentos para que los niños se vayan para cama a la hora que a sus padres les apetezca. A veces hay algún descerebrado que dice que ha visto uno, pero, en estos casos, nunca se encuentra pruebas. En la biblioteca hay un par de libros que hablan de estos casos. Como lectura de ficción son bastante interesantes, la verdad, pero como objeto de estudio no dejan de ser un puñado de tonterias. Así que podemos descartar esta teoría porque... no existen. Al menos aparentemente. Pero, bah, sería absurdo que nadie tuviese pruebas de su existencia si es que realmente existen. En caso de que existiesen volveríamos al mismo problema que en el enunciado de antes. ¿Cuánto tiempo podrían ocultar esa energia sin ser descubiertos? Como en el caso anterior, yo creo que bastante poco tiempo. ¡Aunque sólo sea uno! En algún momento cometería un desliz y, pam, lo descubriríamos. Porque, como ya he dicho antes, nosotros, que se supone que tenemos un mayor control de la magia, no podemos estar todo el rato pendientes de no dejar ninguna pista. Nos equivocaríamos, relajariamos, lo que sea en cualquier momento.

>> Finalmente, en mis dos explicaciones he tomado a las bestias como seres lo suficientemente inteligentes, pero no hay que olvidar que no dejan de ser eso, bestias. Podrán ser todo lo inteligentes que sean, pero su dominio de la magia es bastante primitivo. Animal si prefieres. La magia para ellos se utiliza para destruir; para eliminar al enemigo si se sienten en peligro o si estan en plena batalla por un conejo. No tendría sentido que la controlasen para ocultarse.

El líder caeruleus escuchó los consejos del líder claritas con cara larga.

-Dudo mucho que mi futura esposa se entere de que estoy con otras. -. Comentó con frialdad, casi indicando cierta amenaza si el líder tenía intención de cotorrear demasiado. -Además, es mi sastre.- Perfiló llanamente.

Después escuchó las teorías que le plateaba con tanto entusiasmo. Por el amor de mithos, ¿de verdad tenía que ser él el que lo escuchase ahora?

-¿No podías haber soltado todo eso más tarde cuando estuvésemos todos? -Su tono era más amargado de lo habitual ya que realmente estaba concentrado hacía unos minutos. Suspiró y se inclunó para dejar descansar los codos sobre las rodillas.

-El jefe parvus está investigando lo de la magia arcana. Yo tampoco creo que sea posible, pero no quiero darme de bruces si algo de eso pasase- . Sonaba extrañamente serio. Quizás la molestia que sentía le hacía distraerse con lo que fuese para no comportarse como un energúmeno y lo que fuese en ese momento era los datos sobre la enorme energía.

Continuó escuchando y miró con incredulidad al claritas dibujando cierta sonrisilla burlona con lo de los dragones.
-Mi bisabuelo hablaba sobre técnicas de batalla con el difunto dragón de la familia. Claro que era muy mayor, pero no deberías subestimar así a esas magníficas criaturas. Apuesto a que un dragón adulto controlría su magia mejor que tú. No un dragón cualquiera, claro -.Comentó antes de llevar la mano a una copa de licor que había sobre la mesa para tomar un trago.

Luego, cuando el claritas terminó su discurso, el líder caeruleus se recostó de nuevo en el sofá con mala cara.
- Ya... Lo veo perfecto, pero vete pensando en cómo vas a recompensar la cantidad de energía que me has hecho gastar en balde-.Comentó sin apenas sonreír.

— Dudo mucho que un dragón adulto pudiese controlar la magia mejor que yo. No es por ser egocentrico, pero los Claritas nos caracterizamos por un gran dominio de la magia.

Estiro los brazos.

— Por lo que escucho, tendría que reunirme con el jefe parvus para tratar el tema de la magia arcana. Podríamos llegar a descubrir algo interesante... Aunque también podría hacerlo en solo, no sigo yo que no, pero dos mentes trabajan mejor que una, ¿no?

>> Y, quitando el tema de los dragones, donde ya veo que no coincidimos, ¿algo más que objetar?

Todo el mundo adora a los dragones. Todo el mundo cree que son taaan inteligentes. Y fuertes, claro. Pero a mí ni me gustan, ni creo que sean capaces de controlar tan bien la magia. Si fuesen más feos, seguro que la gente los tomaría como otra bestia cualquiera. Pero bueno. Ya hay suficientes debates en todas partes acerca del tema como sacarlos a relucir.

-Por supuesto, Valtimer - Comentó jactancioso el líder caeruleus, haciendo referencia a un milenario mago que recogían cientos de leyendas y cuentos, al escuchar la respuesta del líder claritas mientras se colocaba la camisa .

-Posiblemente te lo agradezca, parece que es aburre mucho con los pocos datos que hay y no es recomendable verle agobiado...- Volvió a sonreír como siempre mientras se colocaba el cuello de la camisa y se ponía en pie para abrocharse los botones de los puños.

-Por mi parte no reprocharé nada más, ya tengo suficiente que pensar con la cartografía del lugar y sus galerías, gracias -. Se colocó el chaleco y la chaqueta y se sacó el pelo por fuera antes de despeertar a la sastre que aun dormía en el sofá.

Cuando la chica volvió en sí, se avergonzó de su situación cubriéndose con la primera manta que encontró en el lugar.

-Ve y ponte con mi traje de boda, ya hablaré con tu casa -. Comentó el líder a la muchacha indicando que ya hablaría de negocios con los propietarios de la sastrería.
La chica lo miró con picardía y se mordió el labio inferior.
-Dicen que es un regalo de boda -. Indicó.

Aren se dio la vuelta y sonrió a la mujer.
-Perfecto -. Luego volvió al lider y remató su conversación.

-Si no te importa, me retiro. Tengo planes que poner en marcha, tartas que comprar, esa cosas... -. Y se dirigió a la puerta para irse, no sin antes hacer un gesto a la muchacha, al que ésta respondió asintiendo con una sonrisa.

*Se va*

Suspiro al escuchar las palabras del Caeruleus. La verdad es que lo recordaba mucho menos seco. Pero bueno, le habrá molestado la interrupción (de todas formas, poco me importa si le molesta. Así aprende a no estar retozando en lugares de acceso público). De lo que me dice, sólo me quedo con la frase referente al lider parvus. Lo cierto es que yo también llevo unos días aburrido. Tanto tiempo rodeado de libros de estudio aburre a cualquiera. Y si yo me aburrí teniendo algún que otro libro interesante, no quiero imaginar la situación del parvus, pues el tema que estudia parece no tener demasiadas obras en las que basarse.

El Caeruleus despierta a la mujer, que no tarda en taparse con una manta. Luego intercambian palabras que no alcanzo a escuchar y el Caeruleus abandona la sala, argumentando que tiene una celebración que organizar. No digo nada, pero uno no puede creerse que realmente esté interesado en comprar tartas de boda.

— Pasatelo bien comprando tartas — murmuro cuando se va.

Cavo mi vista en la mujer, que parece mestiza. Ahora mismo está recogiendo la ropa. Parece que le da bastante igual que esté delante. Suspiro. Salir de la biblioteca para encontrarse con esto. De haberlo sabido, me hubiese quedado más tiempo en el comedor.
Cuando la mujer se va, me despido con un seco chao. Luego me levanto de la silla y comienzo a andar, buscando a alguien a quién contarle mis teorías. Probablemente Blues estuviese en el lago, así que decido ponerme en marcha hacia allá. Al menos ella me escucha y muestra algo de interés por lo que digo.

*se va*

El líder Darvenwish se encontraba sentado en una de las mesas de la planta superior de la estancia, el lugar reservado para los líderes de las razas. Estaba solo, pues había dejado descansar a Barthemius mientras él se dedicaba a pasar a limpio sus mapas y comparar las actividades mágicas en los lugares marcados desde hacía algunos años.

Se frotó los ojos y se apartó un poco el pelo antes dar un trago a su inofensivo té de hiervas. Se había levantado aburrido quizá, pero debía aprovechar aquellos momentos de concentración para dedicarse a lo que debía.

*trabaja*

Me dirigí rápidamente tras entrar al lugar donde se hallaba el jefe caeruleus.

- Buenas tardes, señor Darvenwish's - saludé con tono frío, tratando de no mostrar ninguna señal de furia.

Observé los papeles que tenía encima de la mesa. Los planos eran muy bueno, pero eso no quitaba ni contrarrestaba la razón por la que estaba.

- Necesito hablar con usted - comenté aún más seca.

Al sonido de la voz de la joven Jillian el líder levantó la cabeza y la saludó con una cortés sonrisa, levantándose de su asiento.

- Oh, joven Jillian, que bien encontraros nuevamente. Por supuesto, ¿de qué queríais hablar? - El hombre dejó los papeles a un lado y rodeó la mesa para ponerse frente a la joven. Sabía de lo que iba a hablarle y el por qué de aquella cara tan seria.

Miré su cara sonriente, lo cual me resultaba muy repulsivo.

- Sabes perfectamente por qué he venido aquí - comenté bajando la vista, pues no me agradaba mirarle a los ojos -. Y sabes perfectamente qué es lo que has hecho.

Mi mirada se volvió a dirigir hacia sus ojo, tratando de que fuera lo más fría posible, a pesar de que eso no produjese ninguna reacción en el jefe.

- ¡No consentiré que trates a nuestros miembros como los jefes caeruleus tratáis a vuestro pueblo! - Exclamé amenazante -. Si me entero de que tocas a otro de nuestros miembros... - hice una breve pausa - ...pagarás las consecuencias y todo lo que conlleven.

La sonrisa del líder se fue borrando lentamente sin llegar a desaparecer del todo debido a sus comentarios. Le pareció totalmente correcta una llamada de atención pues, al fin y al cabo este era su palacio pero... Jillian no llegaba a suponerle más que una joven que aun no tenía claras las prioridades de mandato y la mención gratuita hacia su política nacional no le arrancó precisamente una carcajada.

Se tomó unos segundos respirando con calma, debía ser paciente pues no quería ningún tipo de problema. Entonces decidió a hablar por partes, explicando cada uno de los puntos.

-He de decir, querida Jillian, que comprendo tu actitud ante los sucesos que se dan lugar en tu palacio, pero no puedo regalarte un arrepentimiento por mi conducta. El deber de los líderes en este lugar es enseñar a los guerreros a desarrollar sus habilidades y a defender y respetar a su tierra. No hay ejército sin guerrero, pero no hay guerrero sin disciplina y, por ende, si tal problema no se enmenda, no habrá ejército -El líder hablaba con seriedad, tratando de mantener la mirada a la joven ya que dotaba sus palabras de mayor peso. -Si he hecho lo que he hecho ha sido simplemente para mantener el que creo es uno de los credos de la guerra. Al joven Rick Dehnel lo castigué por un repetido comportamiento impropio que no cesaba ni con una noche de calabozo y una represalia de, no uno, sino dos de los jefes. Nagorr podrá verificar mis palabras -.Volvió a hacer una pausa, pues la boca se le secaba y lo odiaba.- Respecto al otro joven, un piscis llamado Silvio, o algo similar, su castigo se debió a una grave falta de respeto frente a un alto superior. El chico no solo estaba montando un escándalo por los pasillos sino que, al tropezarse con mi andadura, se dirigió a mí de forma impropia e incluso llegó a insultarme -.Rematadas las explicaciones, volvió a hacer una pausa y respiró hondo.

-No sé si vuestra comprensión podrá llegar a entender mi punto de vista -no me malinterpretéis, no lo digo en absoluto para ofenderos- pero en mi opinión no tal humilde creo que si permitimos acciones como esas a todos los jóvenes del lugar, pues jóvenes e inexpertos serán en su mayoría, pronto tendremos una sarta de bestias que poco caso harán al propósito inicial.-

El líder Darvenwish, acabado el primer punto que quiso tocar, hizo una pausa algo más larga que las anteriores y luego carraspeó ligeramente. Se puso totalmente serio en esta ocasión, pues no le pareció nada bien el comentario de la líder Chrysos.

-En cuanto a vuestra acusación sobre como "trato a mi pueblo" opino que ha sido un comentario totalmente fuera de lugar. No sé qué clase de informaciones tenéis sobre la vida en Caligo, pero puedo indicaros mejor que nadie que cualquier tipo de habladuría acerca del maltrato a las clases obreras es una burda invención de cualquier mal encarado. Es cierto que los caeruleus, como pueblo guerrero, tenemos férreas normas en nuestro ejército y tratamos de salvaguardar el orden del país con medidas adecuadas a según que faltas. Pero en ningún momento se ha atacado, herido, azotado o marcado a ningún caeruleus que haya vivido como una persona civilizada. Vuestro comentario me ha parecido una importante ofensa y espero que próximamente no volváis a decir sandeces semejantes.

Volvió a hacer una pausa, manteniendo la mirada de la Chrysos con gesto algo severo y finalmente remató:
-Respecto a las consecuencias, las asumo y pagaré si es elección de una mayoría pactada de líderes, pues no me retracto de mis actos en favor del orden establecido.

Con esas, el líder caeruleus hizo el silencio en la sala sin perder a la joven líder de vista, esperando su respuesta.

Al escuchar su respuesta a mi "advertencia" me entraron ganas de "reír".

- ¿Sugieres que castiguemos a los miembros de nuestro castillo arrancándoles la piel a latigazos sólo por comportarse de uno forma un poco alocada? - Hice una pregunta retórica, de la cual una sola respuesta sería el detonador -. Y no sólo esa, ¿sino que poco después hablas de gente "civilizada"?

Mis deseos por castigar a tal rufián estaban a punto de salir al exterior, a pesar de que la última barrera siempre era la más resistente.

A su comentario sobre su gente, quizás me hubiese excedido un poco, pero preferí no hacer ningún comentario de disculpa.

- Como tú has dicho, es mi castillo - comenté aún con la ira acumulada en mis ojos -. ¡Y en mi castillo te prohíbo que toques a los miembros!

Tras el tono irritado de la Chrysos, el caeruleus subió un tanto el tono de sus primeras palabras con cierto cansinismo.

-Lo único que sugiero es que se tenga a esos críos ordenados desde el principio. Es posible que las acciones fuesen algo excesivas, pero en cuanto corra la voz entre los otros la paz se mantendrá en el palacio -.Comentó sin un ápice de sonrisa en su cara.

-Por supuesto que hablo de gente civilizada, pues para mí no es civilizado aquel que pretende armar caos en el orden -.Comentó el líder, casi repitiendo sus palabras. Las discusiones como aquella que, en su opinión, no llevaban a ningún lugar le aburrían y empalagaban.

Ante sus últimas palabras sí surgió una sonrisa en la boca del caeruleus y este, con una reverencia exagerada, habló a la líder Chrysos.

-En vuestro palacio, querida Jillian, prohibiréis entonces lo que deseéis prohibir... Pero luego no pretendais que los demás enmenden vuestras meteduras de pata -.Indicó con voz cálida y zalamera antes de herguirse de nuevo. Si en la reunió había sido "poco" claro, volvería a recordarle a la chiquilla su primera opinión.