Sala común

El rencor en mi cara comenzaba a poder mostrarse con más claridad a la vez que el líder hablaba, por lo que volví a bajar la vista.

- Ya te he advertido... Aren... - susurré -. Una llamada de atención más... y serás castigado - comenté tratando de que se le quedase mejor en la cabeza -. No veo conveniente que empecemos a salirnos de las ramas, ¿verdad?

Tras pronunciar mi última palabra me giré y me dirigí a la puerta para abandonar la sala.

- Hasta pronto, Aren - dije como despedida, dibujando una sonrisa que el no podía ver -ya que yo estaba dándole la espalda-.

*abandoné la sala*

Castigado. Una palabra que siempre llenaba de curiosidad al líder caeruleus. ¿Cómo le castigarían a él? Mantuvo su sonrisa durante las últimas palabras de la líder chrysos al ver como bajaba su mirada. Solo eso le bastaba para aderezar la falta de argumentos que la joven líder había mencionado acerca de sus prácticas. El miedo era lo que recorría la sangre de los débiles incapaces de imponerse, el miedo a ser juzgados, el miedo a atreverse a llevar a cabo lo que mejor les parecía. Aren Darvenwish había superado aquellas niñerías hacía mucho tiempo y sus miedos se habían perdido en lo más recóndito de su alma. Castigado. Lo esperaría sentado si algún guerrerillo más le faltaba al respeto.

- Hasta pronto, Jillian -Saludó cordialmente cuando esta se fue. Si quería parecer una líder primero debería empezar a hablar prudentemente y segundo a mantener su endereza.

El líder caeruleus se volvió a sentar en su pupitre sin perder la maleficiente sonrisa, pero ya no podía concentrarse en su trabajo. Se colocó el abrigo y decidió que, por ese día, se dedicaría a recrearse en los maullares de la pequeña huesped.

*se va*

Entré en la sala común por primera vez. Había llegado del bosque y no me perdí (por suerte), llevaba la misma camisa que me había puesto en el bosque que era enorme y me llegaba por las rodillas, iba aún sin pantalones, solo con el calzonzillo, ya que mis únicos pantalones perecieron ante los latigazos de Aren.

Quería fumar. Necesitaba fumar, llevaba todo el día sin hacerlo.
Saqué de mi bolsa un cigarro un poco arrugado y le dije a Tristán que me lo encendiera, me senté en una silla y comencé a fumar. Estaba muy cansado por el duro día, y a los pocos minutos me quedé dormido.

Me desperté con un calor insoportable y no era para menos: ME HABÍA QUEDADO DORMIDO CON EL CIGARRO ENCENDIDO Y EL MANTEL HABÍA EMPEZADO A ARDER!

Oh! cruel destino! ¿¿por que tenia que quemarlo todo??

-ACUAERUM!
Una bola de agua se depositó fuertemente sobre el mantel, apagandolo.

*me quedé en silencio*

Tras notar una presencia mágica me dirigí rápidamente con uno de mis hechizos teletransportadores al lugar de la fuente de magia: la sala común.

- Vaya, vaya... - dijé con tono insinuante a pesar de que mi intención fuese diferente a lo que mi voz sugería -. Conque jugando con magia, ¿eh?

Mi mirada iba a juego con mi tono. Sólo pretendía jugar un poco con el chico, que al parecer era nuevo en el castillo.

-No estoy jugando con magia, estaba apagando un incendio...que yo mismo he provocado. Por cierto, tu eres una Flamma, ¿no?- me estremecí. no me gustaban los Flamma.
-Si no te importa, ¿podrías decirle a Aren que me gustaría hablar con el?, no le digas que quiero verle. Solo dile que un piscis le está buscando ¿vale?, es que quiero sentarme con el para hablar largo y tendido. Muchas gracias.

*me fui sin esperar respuesta*

Debido a la presencia de magia concentrada en la sala común, donde no debería haber nadie limpiando, el líder Darvenwish se apareció en el lugar con cierta curiosidad. Al llegar pudo encontrar a la líder flamma en el lugar y se acercó para ponerle las manos sobre los hombros.

-No eras tú... -Susurró a la chica con una sonrisa. Aquel tipo de magia no se sentía como la magia flamma y un líder no habría dejado un rastro tan endeble. No podía ser ella. - ¿Quién ha estado haciendo tonterías? -Preguntó con cierto tono divertido.

El piscis me había molestado ligeramente, aquella actitud era demasiado irrespetuosa incluso para mí. Pero todo se solucionó cuando tras una aparición de presencia mágica sonó la voz de Aren.

- No te preocupes - dije con el mismo tono insinuante que había utilizado antes, sólo que esta vez mis pretensiones se correspondían con mi voz.

Me acerqué a él y le acaricié el pecho por encima de la camiseta.

- Hace días que no te veía - Comenté aún seductora.

Aparté mi mano del pecho de Aren y caminé con aires misteriosos al rededor del sofá hasta poner detrás de él y apoyarme en su respaldo.

La sonrisa del líder se amplió ante la acogida de la muchacha y se sacó los guates para dejarlos sobre la mesa.

-Cierto. También te he echado en falta -.Comentó acercándose al sofá para ponerse frente a la chica. -He estado un par de días fuera por culpa de la investigación sobre la energía y esas cosas... -. Aclaró con un tono que acompañaba al de la muchacha. Apoyó una rodilla en el sofá para acercarse algo más a la chica. -Un viaje bastante aburrido -. Y, aun con su sonrisa, mordió al aire cerca de la cara de Cynara como si tratase de hincarle el diente.

Aren ya se puso otra vez juguetón, nunca me habría imaginado que el respetable jefe caeruleus llegase a ser tan "fácil" con las mujeres.
Aunque, sinceramente, no podía quejarme.

- Vaya... - comenté con una sonrisa de medio lado - y yo que iba a sugerirte que habláramos.

Di pasos lentos y sinuosos al rededor del sofá, hasta que me pude sentar sobre uno de los cojines.

El líder Darvenwish mostró una mueca irónica al escuchar las palabras de la joven flamma y luego tomó asiento correctamente, recuperando la enterza.

-Bien, hablemos. Un rato al menos -.Indicó el líder con tono de amabilidad retórica.

Aren se incorporó junto a mí, preparado para escucharme. No es que fuera muy importante, pero me preocupaba por su situación en el palacio.

- Jill me he pedido que te controlase - comenté fingiendo tono de preocupación, sabía que Jill no sería capaz de hacerle nada -. Y me dijo que hiciste cosas muy feas - añadí con un tono ligeramente travieso.

Lo miré a los ojos.

- No quiero tener que hacerte visitas a los calabozos - afirmé algo más jocosa disipando la preocupación que fingí al principio.

El líder Darvenwish entornó los ojos sin perder su sonrisa. "Esa zorra de Jill..." Pensó sin mover un músculo. Aquella petición demostraba con total claridad lo que el líder ya había notado durante su pequeña disputa, Jillian era débil y no podría hacerle nada sin ayuda. Empatía femenina...
El líder cruzó las piernas hacia el otro lado y respiró antes de responder.

-Ya he hablado con la joven Jillian yo mismo... Al parecer no es capaz de mostrarme sus propósitos todo lo bien que debería... -Comentó con cierto retintín para comenzar la discusión. -Ya expuse a Jillian el objeto de mi comportamiento. No voy a dejar queuna panda de gañanes monte escándalo y mucho menos que me insulte. Además, está dando un efcto maravilloso. Ya no hay encontronazos en los pasillos y uno de mis ajusticiados incluso me ha pedido perdón de corazón y agradecido la enseñanza -.Comentó, argumentando su proceder nuevamente. Luego alargó la mano para agarrar la de Cynara entre las suyas y, posteriormente, besársela con ternura.

-Sea aquí o en los calabozos, si tengo tus visitas no será demasiada pérdida -. Añadió con tono dulce sin perder los ojos de la flamma.

Al parecer Aren ya había hablado con Jill sobre "el incidente" del cual yo desconocía todos los detalles.

Sonrío tras recibir un beso en los labios del apuesto y atractivo jefe caeruleus.

- Me alegra saberlo - comenté antes de que mis labios volvieran a acariciar los suyos, y abriéndo la boca lentamente para que nuestras lenguas también pudieran entrar en contacto y acariciarse como nosotros lo hacíamos.

Cerré los ojos dejándome llevar por Aren; dejándolo a él al mando.

Aren quedó complacido con la reacción de Cynara y se fundió en el beso que ella le dedicó. La agarró por la cintura con la mano izquierda y la trajo hacia él para luego acariciar su cara con la otra. Se separó un instante y cogió aire mientras le dedicaba una sonrisa lasciba. Irguió un poco la cabeza de Cynara y mordió ligeramente su cuello de arriba a abajo al tiempo que apretaba su cintura.

-Tu piel y tu sabor son magníficos... -. Susurró el líder echándose hacia delante para hacer que la chica se recostase sobre el sofá.

Sentí como Aren me mordía el cuello con delicadeza, lo cual me produjo una sensación extraña y agradable al mismo tiempo.
Me susurró unas palabras que pude entender, cuya reacción se vio reflejada en una leve sonrisa por mi parte.

Rápidamente sentí como su cuerpo inclinaba al mío acostándolo en el sofá.

Coloqué mis manos sobre las mejillas de Aren mientras continuábamos con nuestro empalagoso beso. Separé un momento mi boca de la suya.

- Hoy nos cambiamos los papeles - comenté con una sonrisa pícara, ya que la anterior vez fui yo la que estaba encima suya.

El líder Darvenwish sonrió de medio lado.

-No seré tan cordial como tú -.Comentó con tono jactancioso y pícaro el líder mientras se acomodaba en su posición. En primera instancia pensó en emplear la magia para hacer el preludio más entretenido, pero si hacía algo así posiblemente cualquiera entrase al percibirle. Colcó las manos en la cintura de la chica y fue subiendo su camiseta al tiempo que se agachaba para vesar su vientre e ir ascendiendo por él casi al mismo tiempo que sus manos. La piel flamma le parecía increíble al tacto.
Una vez el trayecto alcanzó la delantera de Cynara, Aren le dedicó una media sonrisa alzando una de sus cejas antes de continuar el camino con las manos. Con caricias más sutiles, deslizó os dedos sobre la piel de la chica para luego volver a bajar la cabeza y dibujar un doble surco en su piel con su lengua bífida.

Sentí como el líder Caeruleus jugueteaba con mi cuerpo. Durante unos instantes sentí el contacto de sus manos con mi pecho, lo cual me produjo una sensación extraña y me ruboricé al completo.
Noté también un lametazo en mi vientre, lo cual me produjo un placentero escalofrío.

Con mis manos traté de quitar su chaqueta de la forma menos molesta, y finalmente lo logré, lanzándola contra la mesa que estaba en frente del sofá. Mis dedos recorrieron rápidamente su chaleco manoseándolo lo máximo posible mientras delicadamente desabrochaba botón a botón.

Mientras tanto Aren seguía haciéndome de las "suyas".

Aren continuó su labor deshaciéndose de la camiseta de Cynara y, en cuanto notó como ella intentaba quitarle el chaleco, dio un tiró a la prenda haciendo que se abriesen los botones y el mismo se lo quitó para volver con la joven. Apoyó las manos en el sofá a ambos lado de la chica y buscó hacerse hueco entre sus piernas antes se continuar.

Se agachó y volvió a recorrer su pecho, casi devorando cada poro de su piel mientras subía de nuevo por su cuello para encontrarse con su boca. Mientras la besaba, el líder Darvenwish movió ligeramente la cadera pegándose a la chica, mostrando su disposición hacia la que sería su futura mujer.

Se quitó la ropa y pude acariciar su cuerpo desnudo. Se acomodó entre mis piernas y sentí que ya era el momento, aunque en el fondo me diese mucha vergüenza.
Sentí otra sensación calurosa y placentera cuando recorrió mi cuerpo hasta la boca.

Pegó su cadera a la mía y pude notar "algo" fuera de lo normal. Rodeé su cabeza con mis brazos y la separé un momento para que pudiera ver mi sonrisa, la cual fue seguida por un beso más apasionado por mi parte.

La líder flamma besó nuevamente al caeruleus con pasión con lo que este no vio oposición ninguna en su proceder. Llevó las manos algo más abajo de su cintura y separó ambas partes de su kimono para encontrarse con la ropa interior de la flamma. Sin demasiados rodeos, introdujo su mano derecha en las intimades de la joven y buscó un primer deleite de la chica con sus expertas manos mientras volvía a besar su zona abdominal.

Cuando su mano entró en contacto con lo que se hallaba entre mis piernas sentí un gran placer, con una ligera molestia de por medio; pues no estaba acostumbrada a eso.
Gimoteé inconscientemente, aquéllo me gustaba a la vez que me aterraba; para ser totalmente sincera, mi única experiencia había tomado un camino muy "tradicional", por lo que cualquier rozamiento o contacto diferente me resultaba extraño.

- Aren... - susurré casi sin aliento, pues el placer que sentí me lo había quitado casi por completo.

Un escalofrío recorrió la columna del líder Darvenwish al escuchar a la chica suspirar su nombre. Se dedicó a ella un rato más, dejando que sus gemidos llenasen la sala y excitasen más al caeruleus. En cuanto el líder fue consciente de que la chica estaba en su auge, retiró lentamente la mano para bajar su ropa interior. Luego llevó una sutil mano a su propio pantalón para dejar paso a su virilidad.

Acercó la cara al oído de la chica y, con la respiración algo condensada susurró:
-Y ahora el terror a la osuridad desaparecerá por siempre- Y, encontrándose con la entrepierna de la chica, comenzó a unirse con ella en un proceso lento y cuidadoso, mientras soltaba el aire algo más fuerte que antes y entrecortadamente. Agarró con fuerza el cojín que le quedaba a mano en el sofá y la cadera de la joven en aquel proceso que le pareció interminable. Una vez las pelvis se encontraron, el caeruleus consiguió deshacerse de todo el aire que había acumulado en sus pulmones para volver a coger más en pequeás bocanadas sin dejar de mirar a la chica.

Abrí fuertemente los ojos cuando vi lo que Aren guardaba en sus pantalones, pero sólo por un momento, porque poco tiempo después su miembro se introdujo en mi cuerpo, siguiendo un compás cuyo tempo iba acelerando.
Después se frenó ligeramente y mantuvo el ritmo constante.

No pude evitar soltar bocanadas de aire cada poco tiempo acompañadas por un gemido cada vez más fuerte, abriendo la boca como si estuviese sufriendo mucho daño, a pesar de que lo que sentía era lo contrario, un placer incontrolado.

Tranquilidad, calma, sosiego. A pesar de que el hombre hubiese acelerado su marcha en cualquier momento, se obligó a a un ritmo relajado y tranquilo al escuchar los irregulares sonidos de la chica. El calor, el ajuste, el gesto... El líder caeruleus no tardó en saber que la joven líder no había tenido demasiados encuentros como aquel y trató de acomodarse a ella lo mejor posible. No podía impacientarse y hacer que la flamma llevase una mala y errónea impresión.

Con calma, movía su cuerpo de alante a atrás mientras trataba de estar lo más cerca posible de Cynara, pues conocía que en aquellas situaciones, las mujeres preferían sentirse acogidas y protegidas. La besó con pasión mientras continuaba su movimiento, separándose un poco para respirar profundamente de vez en cuando. En alguna ocasión, tuvo que apretar los dientes antes de no precipitarse, pues mil impulsos recorrían su espinzado y el resto de su cuerpo mientras el sudor se hacía visible en su espalda.

El tiempo pasaba lento y el ritmo ascendía con calma mientras el caeruleus agarraba con fuerza aquello en donde conseguía apoyo. Para distraer su atención del vaivén, el líder Darvenwish se dedicó a acariciar de nuevo el cuerpo de la flamma, para que su acaloradamente no discerniese entre los placeres que se le brindaban.

Largo tiempo fue el que el hombre empleó para tratar de acomodar a la chica al baile que se llevaba a cabo y, llegado el momento, decidió que había sido tiempo suficiente, pues las constelaciones que se distinguían por la ventana ya eran diferentes de las que habia vislumbrado cuando había abordado a la chica. El líder agarró con ambas manos las caderas de la chica y comenzó a acelerar sus embestidas al tiempo que su respiración se hacía más prfunda y se confundía con los sonidos de la fllamma.

Aren comenzó a ir más y más rápido tras y mis gemidos eran cada vez más y más escandalosos. Con mis brazos me aferré fuertemente a su torso desnudo mientras gritaba desconsoladamente.

- Aren... - Susurré otra vez, sólo que en ésta trataba de trasmitir rabia, como indicándole que siguiera hasta el final.

Nuestros cuerpos estaban ya sudorosos, y la aceleración de Aren sólo podía significar una cosa.