Comedor

Ben se dio cuenta entonces de la expresión de la chica y la sonrisa se le borró un poco. Sintió un ramalazo de desconfianza que intentó controlar como pudo, y mantuvo la sonrisa y la entereza.

-La próxima vez te impresionaré más. Y tendrás que taratearme El escorpión -señaló, con voz alegre.

Pero daba lo mismo, porque la chica se iba. Ben miró la flauta, suspiró y la guardó. Pensó en ir con Frikka o con Buscador, pero no le apetecía. Apuró el vino de un trago y se quedó donde estaba, aún tarareando la canción que acababa de tocar.

Al cabo de un rato, sin embargo, decidió irse. No estaba de humor para aquel ambiente.

*Se va*

Parece que Anna está bastante bien informada. Más de lo que quiere admitir, pero, poco a poco, va soltándose. Yo no tenía tantos datos de la pequeña, pero de lo que sé, coincido con ella.

-Eso tendría sentido -apunté, pensativa-. Será de la edad de la niña piscis, ¿no? Massen.

Dedico a Gerald una mirada inquisitiva, medio burlona, preguntándole con los ojos si es lo suficientemente mayor para su gusto. No sé si a Frikka le hará gracia que sí.

Vuelvo la vista a Ben. Cualquiera diría que Anna está deseando cambiarse a aquella mesa. Parece que por aquí la gente no es suficientemente interesante para hablar de ella. A la tal Ben apenas la conozco, pero no puedo llevarle la contraria a la chrysos.

-La verdad es que sí -coincido.

Pero, apenas un momento después, la flamma se marcha dejándola donde está. Como para que den ganas de acercarse a ella, visto lo visto. Menuda fiera.

En seguida tuve la cerveza y la posibilidad de recostarme y acomodarme tranquilamente. Escuchaba la conversación sin intervenir, aunque prestando algo de atención. Alcé una ceja cuando vi a la flamma abandonar la sala.

-Pues a vuestra amiga no ha debido de gustarle mucho -apunté, bastante indiferente-. Eso o se ha hartado de que hablen tanto de ella.

Di un sorbo a la cerveza, volviendo la vista de la pequeña mestiza.

Kyoti no tarda en entender a qué se refiere. Si normalmente come por su cuenta, no debe condimentar mucho la comida. No estará acostumbrado. Le acerca la cesta del pan, con una expresión de disculpa.

-Con esto puedes suavizarlo... creo -propone-. O con agua, a lo mejor...

A él le gusta, desde luego. Pero lamenta haberlo invitado si no va a disfrutarlo. Quizás se lleve una mala impresión de su caza. A Kyoti no le gustaría eso.

Miro a Gerald y, más brevemente, a Cierzo. Después vuelvo la vista a Anna y sonrío, encogiéndome de hombros.

-A Gerald, sí -respondo, mirándolo un momento más de reojo. Compongo entonces una sonrisa como de disculpa-. A Cierzo... más a través que Gerald que otra cosa.

Entonces caigo en algo y los miro a los tres alternativamente.

-Espera, ¿no los conoces? No me digas que me he saltado las presentaciones...

Lea se encargó de responder. Bueno, yo había oído bastante de ella, realmente. No necesitaba su educación ni nada por el estilo. Sabía cómo actuaba, y que no era tan encantadora habitualmente. De todos modos, hice una leve inclinación de cabeza, disculpándola.

-Anna y yo nos conocemos -la corregí-. Aunque no diría que tanto. Y a Gerald también lo conoce. Las presentaciones están hechas, quiero decir.

Tomé un sorbo de cerveza y alargué la mano hacia la tabla de embutidos.

Kyoti quiere aguantar la risa, pero no puedo hacerlo. Asiente.

-Supongo que... no estás acostumbrado -apunta-. Lo siento. Habrá más formas de prepararlo, más a-agradables para ti. Lo siento.

Había comido ya antes, se le ocurre entonces. Será normal. Yo continúo, y el lagarto también. Un falso dragón de las Memphys, eso. Lo ha estudiado.

-La... la próxima vez que te invite lo prepararemos de otra forma. Más... ¿sencilla? -propone.

Me apresuro a negar, aunque no quiero ser pelota. Lo juro.

-¿Molesto? Para nada. Simplemente me pareció en su momento que Kiba suena mejor, así que olvidé el resto-. Se me escapa una risa nerviosa un momento, pero enseguida la disimulo. Qué sola estoy-. No te molesta, ¿no? Que te llame Kiba.

Una vez sentada miro alrededor. Estoy en una sala llena de gente que conozco. No puedo evitar pensar en ello y mirar a algún grupo. Localizo a Thor, que ha conseguido que lo alimenten.


-Si quieres conocer gente, puedo presentarte a algunos -comento, risueña-. Yo soy bastante popular por aquí. Aunque ahora parecen todos entretenidos... Aunque si quieres... Pero supongo que no, que vas a cenar ahora. No haré que te levantes. Ya en otro momento, sí. A los que quieras.

Tomo aire y es entonces cuando llega su comida. Pido algo de estofado que ya tengan hecho y la chica se va de nuevo.

-Preferías... ¿tranquilidad? Si quieres me voy, eh -añado, amagando que me levanto, pero sin hacerlo. De hecho, al final decido yo misma no hacerlo.

Cuando le suena el estómago no puedo evitar una risa más relajada, y parece que mi malicia habitual quiere salir, pero lo evito. Parece un tipo tan serio...

-Puedes empezar ya, eh. Que soy la que ha venido de improviso. No pases hambre.

Estoy a punto de rotar los ojos cuando oigo el comentario de Anna. Vuelvo la vista hacia ella, sorprendida y divertida. Y sonrío, sin decir nada, dejando que ellos mismos se encarguen de dar una respuesta.

Porque parecía que Anna se sentía la extraña, pero, para lo comedida que es, se desenvuelve bien. Miro de reojo a Gerald y Cierzo. De ellos no se puede decir nada, desde luego. Me dedico a los últimos bocados de mi cena, atendiendo sin intervenir.

No contuve la mueca que me provocó la estupidez de Gerald, como tampoco contuve la que me provocó la estupidez de Anna. Tomé mi jarra de cerveza, manteniendo toda la dignidad que aún no me habían quitado, y di un buen sorbo antes de responder.

-Creo que a mí ya me has usado bastante de modelo. Quizá es hora de que trabajes con otras medidas -apunté, antes de tomar una loncha de lomo.

No me había pasado por alto cómo había cambiado las formas.

Kyoti se siente un poco cohibido por la mirada de Follow, pero se relaja un poco al ver que acepta su propuesta. Sonríe un poco, también.

Asiente.

-Eso... Eso estaría muy bien -afirma, convencido-. M-me gustaría... verte pescar con las manos.

Es un detalle que le ha llamado mucho la atención.

Al final mi plan de tomar algo en el pueblo de paso se había venido abajo por el tiempo que hacía, pero estaba de buen humor de todas formas porque, entre otras cosas, tenía buenas noticias. Unas noticias que me habían alegrado el día entero.

Cuando entré en el comedor el ambiente era bastante ameno. Había varias mesas ocupadas, por lo que pasé la vista por los grupos para ver si había alguno con el que quisiese pasar la cena. Y entonces encontré a Lea, que formaba parte de una mesa un tanto peculiar...

Me quedé inmóvil ante la puerta un momento, algo extrañado. Pero no tardé en componer una sonrisa firme. Aquello no tenía que ser un problema. El problema lo ocasionaría yo si le daba importancia.
El problema era que aquello pudiese ser incómodo, pero no tenía por qué.

Me acerqué a la mesa con gesto afable, saludando con un gesto de mano, aún a media distancia.

-Buen provecho. ¿Llego en mal momento?

Estaba hecho. Todo bien.

Miré a Lea. Quería decirle una cosa, pero quizás debía cenar en otra mesa. No era cuestión de ir a romper el ambiente, o...

Me río un poco con el comentario de Anna y veo como le cambia el gesto a Lea, relajándose. Ha sido gracioso, pero lo habría sido más si se hubiese escandalizado o ruborizado. Me yergo para apartarme de Cierzo y darle un par de palmadas en el hombro, contento.

—No seas tan gruñón —Le comento. Así a lo tonto, estaba siendo muy buena noche y mi ánimo no había estado tan alto en bastante tiempo. Incluso estando Lea estaba despreocupado. Y con Anna, que era más sosa que la lechuga. Casi parece que todo es como siempre, pero incluso mejor.

—Un par de jerseys, Anna. Apúntalo. Con nuestras iniciales intercaladas o algo —Bromeo, bebiendo de nuevo.

Todavía me estoy riendo un poco cuando el gesto me cambia por completo. Un malestar e incomodidad se me viene encima estrujando todas mis ganas de reír cuando veo aquella cabeza de pelo rojo. Dejo la jarra y miro un momento a Ceirzo para indicarle que no me quedaré mucho más.

En cuanto se acerca y pregunta, me paso la lengua por las muelas para evitar soltarle un sí.

—En fin, yo ya he acabado. Nos vemos en otro momento. Anna, Lea —La miro un momento, aunque no sé qué pretendo buscar en su cara. Luego miro de nuevo a Cierzo cuando ya estoy levantado y finalmente cruzo la mirada con el flamma un momento, sin decirle nada.



*se va*

Me conoce poco, es verdad, pero bueno. Al menos se ha reído. Río, también, con suavidad, encogiéndome de hombros.

-Bueno, digamos que me tomo confianzas fácilmente. Así que para mí Kiba esta bien -zanjo, asintiendo tranquila.

Y, por suerte, tampoco toca hacer presentaciones por su parte. Está bien, porque eso... Poco me apetecía.
Me doy cuenta vagamente de que Gerald se marcha y me fijo en que ha llegado su amiguito, pero no le voy a ir detrás ahora. Y supongo que le sobra con Cierzo, claro... Él sí es un buen amigo.

-Solo soy una, y la mejor -bromeo, sonriendo a Kiba.

La muta ama.
O una vendida. Por favor... No me reconozco.
Insiste en esperar, y acepto con un asentimiento, concediendo. No deja de ser cosas suya.

-¿Al final has escrito a casa? La otra vez no parecías muy seguro sobre eso.

Dediqué a Anna una mirada de advertencia.

-Ni se te ocurra -zanjé, enarcando una ceja al tiempo que la miraba-. Ni uno para él tampoco.

Pero no hubo mucho tiempo más para bromas, ya que Dehnel llegó en seguida a marcar su territorio. Y, antes de que yo tuviera tiempo de reaccionar, Gerald salía por la puerta. Dediqué a Lea una mirada calculadora y, tras otra de resignación a Anna, apuré mi cerveza y me levanté. Fijé entonces los ojos en Dehnel e hice una inclinación de cabeza.

-Mis más sinceras disculpas -murmuré, antes de seguir al chrysos.

*Se va*