El bosque del cielo

Trata de ponérmelo difícil, pero al final consigo acceder al cuerpo del animal y encargarme de él. Agarro entonces la bestia con ambas manos y dirijo una breve mirada a Buere y otra a Jun, comprobando la situación, encargándome mientras tanto de soltar la cadena. Miro abajo, entonces, comprobando que el paisaje que sobrevolamos no parece demasiado habitado, de modo que confío en mis ojos y dejo ir el cuerpo al vacío. Esperemos que no haya ningún viajero inoportuno paseando por el valle.

Lo siguiente será ir a apoyar a Jun, pues la segunda falsa gayatri se le echa encima. Todo lo que puedo hacer desde esta distancia es volar hacia ellos preparando un nuevo lanzamiento de cadena hacia el cuello del ave. Ya sea para distraerla y sacársela de encima como para darle la posibilidad de atacar, siendo dos contra uno puede decirse que tenemos ventaja.

Ver cómo esquiva mi flecha con tanta gracia llega a hacer que me admire de sus capacidades. No es fácil ver un ave de tan cerca, haciendo movimientos tan precisos. Pero entonces, apenas un instante después, me doy cuenta de que la conclusión de todo eso es que viene a por mí. Y que si me da y me caigo.

Busco a Alehyss con un vistazo rápido, pero acaba de encargarse de la otra y... Yo no sabía que esto sería tan peligroso. Yo no...

Me doy cuenta entonces. No estoy indefenso... Es como un combate cualquiera, como si fuese contra Massen. Tengo mis medios.

Interpongo las manos, algo temblorosas, entre la falsa gayatri y yo. Estoy tentado a cerrar los ojos, pero no lo haho. Invoco entonces un baadha, que esperp que llegue a ser suficiente.
Por favor...

Finalmente, Alehyss dejó caer a la bestia y se volvió hacia Jun, que tenía sus propias dificultades... aunque también la manera de hacerles frente. El topetazo que la falsa gayatri se dio contra su barrera hizo que esta se rompiera, pero también que el ave se quedara confusa un momento, atontada por el golpe. Los chicos la tenían entonces bastante bien situada.

Por desgracia, no era lo único de lo que debían ocuparse. Dos bestias más salieron directamente de entre las copas, con sendos chillidos. Habían emergido a cierta distancia, pero no tardarían en acercarse. Buere, mientras tanto, seguía con su tarea.

Estoy aún a medio camino, yendo a socorrer a Jun, cuando noto el nuevo movimiento y los chillidos, que me hacen volverme en el aire, enseguida. Dedico un breve vistazo de reojo al chico, que acaba de parar el avance de la tercera, pero no me detengo mucho. No hay tiempo.

-Tendrás que encargarte de esa tú solo -le digo, iniciando la marcha hacia los árboles, en busca de os nuevos enemigos.

Dos contra uno y en el aire. Esto empieza a ser interesante. Y yo que creía que sería solo un paseo por Ventus. Qué equivocada estaba.
Así tendré una historia más interesante que contar cuando vuelva.

Me lanzo en dirección evidente a una de las falsas gayatris, girando la cadena en actitud amenazante, buscando un ángulo de avance que me permita verlas a ambas. Espero que Jun pueda encargarse de la otra y venir pronto, pero si van a venir cada vez en grupos más numerosos no podemos permitir que se conglomeren. Habrá que cargárselas según llegan.

La breve satisfacción de ver que consigo detener a la bestia y que Alehyss viene a ayudarme se disipa en el momento en el que da media vuelta y me quedo solo de nuevo junto al ave, lo que me provoca una sensación bastante desagradable.
Estoy a punto de transmitirle un reproche mientras aprovecho el choque del animal para retroceder un pooc, pero no me veo capaz, y pronto busco una forma de salir de esta sin morir en el intento.

Venga, que puedo hacerlo.

En primer lugar invoco un hÿnio para aprovecharme del momento de aturdimiento del animal y prolongado un poco. Sé que en cuanto me mueva la ilusión perderá su efecto, por lo que espero un instante a que la visión la extrañe para enviar un clair ëm yäk apuntando velozmente a su cabeza. Es muy posible que si fallo a esta distancia y se lanza de nuevo no tenga opción a esquivarla.
Empiezo a agobiarme...

Alehyss, dejando la falsa gayatri en manos de su compañero, se dirigió directamente a las dos que se acercaban. Las aves parecieron percibir el peligro que emanaba de ella, pero todo lo que eso provocó fueron nuevos desagradables chillidos. Empezaba a ser motivo de jaqueca. La falsa gayatri a la que Alehyss se dirigía aleteó, alzándose en el aire por encima de ella, mientras que la otra hacía un quiebro para rodearla por la izquierda.

Mientras, Jun se enfrentaba a la tercera. Las copias del chico dejaron al ave un momento más sin saber cómo proceder, pero no tardó nada en descubrir dónde estaba el verdadero. Sin embargo, para entonces ya tenía un clair ëm yäk encima. El hechizo de Jun le provocó un golpe considerable, haciéndola sangrar por la nariz y salir desplazada hacia atrás unos metros. En el aire, aleteaba, tratando de recuperar el control y dirigir su cuerpo.

Si quieren ponerse violentas no me preocupa. No son muy diferentes de otras mujeres que he visto, cuando chillan así.
Bueno, no diría que tengo muchas cuentas pendientes con arpías (solo con una, en todo caso), pero estas me tienen harta con esos gritos tan desagradables.

-¿Sabéis trabajar en equipo? -les pregunto, aún acercándome, mientras una asciende y la otra trata de, por lo que parece, rodearme.

Mejor. Mejor si se creen que voy a dejar que me cacen de cualquier manera. Yo no soy una presa, lo siento. Pero dejar que lo crean... Eso puede jugar a mi favor. Aunque no quiero confiarme, porque no estoy acostumbrada a tener tantas dimensiones en las que moverme con libertad.

Me lanzo enseguida hacia la que sube, persiguiéndola. Vamos a jugar un poco. Me dirijo directamente hacia ella, de forma tan violenta que parece que voy a golpearla con el cuerpo, sin más, chocando en cuanto la alcance. Sin embargo, en el último instante, cuando vaya a atacarme o a reaccionar, me echaré a un lado para evitarla y rebasarla.
En el mejor de los casos, si la otra me viene detrás tendrán un grato encuentro, frente a frente, aunque no espero tanto. Mi intención principal es provocarla para que se lance y luego, aprovechando que la esquivo, dar un corte rápido con la hoz a su garganta, usando los impulsos contrarios de ambas.

Quizás pensar que puedes morir en cualquier momento hace que la gente se amilane. A mí me estimula, sin embargo. Me siento exultante.

Parece que ha funcionado, aunque cuando veo el resultado no sé si alegrarme o sentirme mal, porque la cara es humana, y de imaginar a una persona en esa situación...
Pero no hay mucho tiempo, así que por desagradable que sea cargo una nueva flecha, ahora que he hecho espacio, y se la lanzo al cuello esta vez, aprovechando que no está tan lejos como antes y que no viene hacia mí a toda velocidad.

Espero que no sean animales en peligro de extinción o algo así. La verdad es que no me gusta hacerles daño. No sé si esto es algo que quiera contar en una carta cuando hable de mi viaje, sinceramente. Aunque el pueblo era bastante pintoresco, y el ascenso a Ventus, o lo de volar con un casco...

Cargo enseguida una segunda flecha, preparada para lanzarla al mismo punto, corrigiendo la trayectoria, si la primera falla. Luego a ver qué pasa. Puede que Alehyss necesite ayuda o que venga la familia gayatri al completo a saludarnos.
Espero que no...

Alehyss no dio muestras de ir a huir, con lo que las bestias trataron de mostrarse más amenazadoras. Al ver que la chrysos ascendía hacia ella, la falsa gayatri que había subido ascendió un poco más y luego se lanzó en picado, con un chillido espeluznante. De cerca, Alehyss pudo comprobar que tras aquel aspecto humano se escondían unas fauces bastante considerables.

La chica esquivó al animal en el último momento, y la voz rebanó el cuello, acabando con el grito. El ave se estremeció y, tras intentar dejar ir un nuevo grito que la ahogó un poco más en sangre, cayó sin remedio sobre los árboles.

Claro que Alehyss no tenía mucho tiempo para fijarse en aquello. Desde atrás, y calibrando sus movimientos, la otra falsa gayatri había pasado junto a ella, tratado, sin éxito, de sostenerla entre sus garras. Como muestra de sus intenciones, dejó a Alehyss tres arañazos considerables en el brazo, que provocaron a la chica un repentino dolor y supusieron que empezara a manar la sangre. La falsa gayatri, que de nuevo la había rebasado, giró en el aire con un chillido y se dirigió de nuevo hacia la chica, amenazante.

Jun no necesitó de una segunda flecha, ya que la primera que había cargado atravesó con éxito la garganta de la bestia. La falsa gayatri se debatió en estertores, e hizo aún amago de acercarse a él, pero acabó por caer sin remedio al vacío. Solo que Jun no tenía tiempo para prestarle más atención.

-¡A ver, un guardaespaldas! ¡Me acecha entre los árboles! -gritó entonces Buere.


Jun la vio impulsarse con las alas hacia atrás, cargando con la madera que había conseguido, con los ojos fijos en los árboles. Al cabo de un momento de tensión silenciosa, un nuevo chillido resonó en el bosque, y una falsa gayatri apareció a poca distancia de donde Buere estaba cortando leña hacía solo un momento, dispuesta a lanzarse sobre la chica.

La adrenalina me está poniendo un tanto neurótico. Veo, sin embargo, que mi ataque ha tenido éxito. Y menos mal que estoy volando, porque creo que las piernas me están temblando ahora mismo. Pero no tengo ni un momento para descansar, porque la voz de Buere se alza por encima de la música y me hace mirarla.
Enseguida me pongo en marcha hacia el sitio, porque parece que Alehyss sigue algo ocupada. Lo increíble es que ella sola y contra dos se haya deshecho de una ya...

La verdad es que no parezco muy útil en esta situación para hacer según qué cosas: no puedo gritar al animal para llamar su atención ni dar indicaciones a Buere. Pues me tendré que encargar.
Tengo en mente todo el rato invocar un ebrain, pero me asusta que sea más perjudicial que otra cosa. Al final no queda más que lo de siempre.

Ya vi que con la magia aparté a la primera, así que en lo que voy hacia Buere y la falsa gayatri envío a la segunda un clair ëm yäk, en dirección al cuerpo, que es la zona más grande, con intención de separarla lateralmente de la mujer y... lanzarla sobre mí en lo que termino de acercarme, con otro preparado ya, desafiante.

No mires abajo...

La maniobra no sale todo lo bien que podía salir, y la sensación de triunfo se ve eclipsada por el repentino dolor del brazo. Por suerte, porque esta vez ha sido suerte, la bestia no ha logrado lo que buscaba realmente. Supongo que podemos determinar que ha sido un empate.

No tengo tiempo para encargarme de la herida en primer lugar, porque ella viene enseguida a causar una segunda. Y no me siento tan permisiva ahora mismo. Además, hay algo que me cabrea: en el aire, con todos moviéndose con tanta libertad, dejo de resultar tan ágil como en tierra. Un mortal parece mucho más sencillo si vuelas.

Esta vez no me acerco cuando viene, sino que me mantengo, llegando a descender lentamente con la vista fija en ella, girando la cadena a gran velocidad. Cuando noto que se me acaba el tiempo para reaccionar, entonces, envío la pesa a su cabeza y me impulso hacia la derecha al mismo tiempo para salir de su trayectoria, girando el cuerpo siempre en su dirección para no perderla de vista.

La verdad es que esas garras son dignas de respeto. Estoy deseando acabar con esta.

El golpe de Jun consiguió alejar a la falsa gayatri de Buere y hacerle perder el equilibrio, con lo que la aether pudo escabullirse y volver a su tarea. La falsa gayatri, algo atontada, necesitó un momento para recomponerse, dándole a Jun la oportunidad de lanzar su segundo hechizo al tiempo que se acercaba. Para cuando ella se quiso alejar del hechizo, era demasiado tarde, y de nuevo se veía desplazada en el aire sin control de su cuerpo, magullada.

La bestia que se enfrentaba a Alehyss, por otra parte, volvía a la carga con un nuevo chillido. Al tratar de alejarse del lanzamiento de Alehyss, la pesa de la kusarigama fue a golpearle el ala, con lo que perdió un momento el control de sus movimientos.

Cerca de Jun, una nueva oponente salió de entre los árboles.

Consigo darle y apartarla de Buere. Parece que por el momento la cosa no va mal, aunque no me sentiré a salvo hasta volver a tener la tierra bajo los pies.
No tengo ni tiempo a tratar de comunicarme con la aether. Pronto estoy preparando una flecha para lanzar al mismo animal al que acabo de golpear dos veces. Esta vez apunto al cuello, y necesito un segundo de concentración. Y no tengo ni tiempo de asegurarme de si le he dado, porque un chillido cercano me indica que vienen más por aquí también.

Empiezo a agobiarme un poco.

-Voy a necesitar tu ayuda por aquí -hago llegar a Alehyss, dedicando una mirada muy breve a Buere.

A ver...
Volvemos a empezar. Lanzo un clair ëm yäk al cuerpo de la recién llegada y una mirada furtiva a la que estaba enfrentando hace un momento, para comprobar en qué situación me encuentro. Nos encontramos.

Sea como sea, no he llegado hasta aquí para morir ahora... Ni para dejar caer la madera. No quiero volver a empezar con esto.

Visto lo visto, quizás Corbin sí hubiese disfrutado viniendo. Lo pienso cuando me llega el mensaje de Jun, porque no nos hubiese venido nada mal ser tres. No obstante, tengo que acabar primero con lo que tengo por aquí. No me gusta dejar las cosas a medias.

No he acertado donde quería, pero no está mal del todo. Aprovecho el momento de desequilibrio para dirigirme hacia ella con toda la velocidad que puedo sacar, lanzando un corte diagonal al ala. Si corto un tendón debería funcionar igual de bien que segarle el cuello, que me queda más a desmano desde mi posición. Independientemente de si funciona o no, le lanzo una patada con la planta del pie, buscando apartarla de mí en cuanto termine el corte, y que me ayudará a hacer un corte mayor si logro engancharla con la hoz.

No tengo nada contra ella más que la herida que me ha hecho. Pero es suficiente en este caso. Tengo que volver con Jun y Buere.

Una vez más, la flecha de Jun sirvió para atravesar a la bestia de parte a parte, por lo que pudo dirigirse a su recién llegada enemiga. Ya empezaba a tener un patrón para proceder, así que envió su hechizo con seguridad hacia la bestia que se le echaba encima. Y lo curioso fue que su golpe le dio de lleno, empujándola hacia atrás, y empujando con ella a otra que venía justo detrás. Un lío de plumas en el aire, junto con un buen número de chillidos, fueron el centro del escenario mientras las dos bestias trataban de reorganizarse.

Alehyss, por su parte, utilizó la hoz en dirección al ala, y su técnica dio resultado. El ala se rompió y la falsa gayatri se encontró de pronto desequilibrada, aleteando desesperadamente con el miembro que aún le funcionaba para mantenerse en el aire, mientras caía sin remedio. La patada de Alehyss la ayudó a caer, pero también sirvió para que la chica se llevara un mordisco, en el momento en que el animal giró con rapidez la cabeza para tratar de aferrarse a ella. Aunque llegó a sentir los dientes dolorosamente, su calzado amortiguó los daños, y sirvió para que su oponente no encontrara buen agarre.

No me hace ninguna gracia su intento por usarme de apoyo, que me obliga a lanzar una nueva patada a su cara con el pie contrario para ayudarme a quitármela de encima. Aprovecharé entonces un momento para aplicarme un fuuruchi en el brazo mientras me dirijo hacia la actual zona de conflicto. Si consigo que el sangrado remita un poco podré moverme con más soltura.

Jun de momento se las arregla bien de todas formas, por lo que veo. En lo que me acerco, preparando ya un lanzamiento de cadena, llamo la atención de Buere alzando la voz.

-¿Para cuánto tienes?-. Le pregunto, clavando los ojos en las falsas gayatris-. Aunque no te des más prisa de la necesaria -añado, esbozando una sonrisa desafiante a uno de los animales-. Es mejor hacer las cosas bien.

Me atrevo a esbozar una sonrisa de alivio al ver que el animal retrocede con mi golpe y se lleva a otro por delante. Así gano unos segundos para preparar una flecha que lanzo al ala derecha del que está delante. Con un poco de suerte, siendo una zona de tan poca carne, pueda darle a los dos.
Creo que en otra situación sentiría remordimientos, pero ahora ni siquiera puedo centrarme mucho en lo que estoy sintiendo.

Apenas he lanzado la flecha y envío otro clair ëm yäk con la mano que ha quedado libre, para asegurarme que algo alcanza a la falsa gayatri de delante, o de que, al menos, la obligo a mantenerse un poco a raya.

Las palabras de Alehyss me hacen buscarla con la mirada un momento. La verdad es que estaría bien saberlo. Ella parece muy tranquila. Esa sonrisa me perturba un poco, incluso.

-Eso lo dices porque vienen de dos en dos. Si lo hiciesen de siete en siete a ver qué hacíamos -le transmito, volviendo la vista a los animales.

Espero que no vaya y pase ahora...

Buere seguía afanada en su tarea, totalmente concentrada en obtener la madera. No era difícil ver que ya llevaba bastante a la espalda, y a sus pies, enganchados a un árbol, había dos sacos a medio llenar.

-Dadme un poco más de tiempo -pidió a Alehyss, sin detener su tarea.

La chica no había conseguido cerrar del todo las heridas, pero apenas sentía ya un leve escozor en el brazo, y el sangrado se había reducido tanto que la sangre empezaba a secarse ya sobre la piel, formando una costra que tapase la herida. Una de las bestias, que la había visto venir, se dirigía hacia ella con un chillido amenazador, y se encontró con su cadena antes de poder hacer nada por evitarlo.


Jun, por su parte, empezaba a manejar la situación. Su flecha quedó enganchada al ala del primer animal, así que el segundo salió ileso del tiro, pero de todas formas, había centrado su atención en Alehyss. La que Jun había tomado por objetivo, por otra parte, vio su vuelo algo perjudicado por la flecha del chico, pero peor fue el hechizo del chico, que le atravesó la otra ala limpiamente, separándosela prácticamente del cuerpo. Su chillido fue insoportable, y empezó a caer al vacío sin remedio. Otras dos bestias emergían ya para sustituirla, sin embargo.

Un poco de tiempo.

-Por supuesto.

Asiento, aunque de hecho ya le he dicho que es perfectamente posible, y ella no me está prestando tanta atención a mí como a lo que tiene entre manos. Como debe ser, por otro lado. Un segundo que pierde es un segundo que perdemos todos, y aunque de momento la cosa vaya bien nuestra energía no es infinita. No debemos olvidar que lo de volar no es como caminar. Requiere más esfuerzo.

Con el brazo en mejor estado y un enemigo lanzándose a por mí no tengo más que responder dirigiéndome también yo hacia ella. Por suerte, se encarga de recibir la cadena para facilitarme un poco las cosas. No pierdo un segundo y asciendo continuando con mi avance, buscando alcanzarla desde arriba. Ya he aprendido un poco de sus garras y sus fauces.

Mi intención es pasar de largo y encajar la punta de la kama en su ojo izquierdo, penetrando hasta donde haga falta. Si fallo la primera arremetida trataré de regresar para una segunda, esta vez al cuello.

No voy a negar que sea entretenido, pero espero que merezca la pena. Por lo que he podido ver, ya queda poco.

Las quejas de Jun en mi cabeza me hacen sonreírme. Muchas pegas tienen los novatos.

Aunque parece que lo de la flecha no ha dado el perfecto resultado esperado lo cierto es que no puedo quejarme, porque el hechizo...
Bueno…
Llego a apartar los ojos con cierto desagrado al ver lo que le he hecho a su ala y trato de quitarme el chillido ensordecedor, de sufrimiento, de la cabeza. Tampoco es que tenga mucho tiempo para planteármelo. Dos más.
Alehys parece muy segura, pero lo que soy yo…

Termino por colgarme el arco al hombro de nuevo. Si la magia funciona tan bien no tengo motivo para desperdiciar flechas, y así tengo dos manos libres. Dos tiros.
Invoco dos clair ëm yäk y apunto a los cuerpos de las dos bestias, sin centrarme en ninguna. Disparo primero con la derecha y luego con la izquierda.

De verdad que esto me agobia. Echo vistazos a la madera a cada poco. Pero no abajo. Bajo ningún concepto voy a mirar hacia abajo.

El arma de Alehyss se clavó con precisión en el ojo de la bestia, y gracias a la presión de la chica, llegó hasta el cerebro, causando al instante la muerte del animal. Cayó inerte, como los otros antes. Alehyss estaba libre para ayudar a su compañero.

Jun, por su parte, envió un hechizo a cada una de las bestias. El primero dio de lleno a su presa, frenando el avance. El segundo, en cambio, fue a dar con un ave ya preparada, que buscó esquivarlo. La falsa gayatri tuvo que cambiar de rumbo, pero el hechizo de Jun apenas le rozó las plumas, y pronto se lanzaba de nuevo.

Fue entonces cuando la voz de Buere se hizo oír por encima de los chillidos y la música.


-¡RETIRADA! ¡ALEJAOS DE LOS ÁRBOLES! ¡BAJAMOS AL VALLE!

Cargada con tres bultos de leña, la aether alzó el vuelo con esfuerzo, separándose de los árboles y comenzando el descenso, aunque esperando a sus compañeros. En cuanto estuvieran todos suficientemente lejos de las ramas, Buere descendería con más velocidad. Jun y Alehyss, que estaban por detrás de ella, pudieron ver que otras dos falsas gayatris salían de entre los árboles, tan amenazantes como las otras antes que ellas.

No son animales muy duros. El problema es la cantidad. De modo que, al dar en el blanco, consigo deshacerme de mi rival en cosa de un momento, y miro alrededor buscando a los siguientes a los que enfrentarme. Dado que Jun se está enfrentando nuevamente a dos elijo a la que lo ha esquivado para lanzarme, girando la cadena con fuerza, amenazante, para lanzar la pesa a su cabeza, ya la alcance y aturda o solo la disuada de venir a por nosotros.

La voz de Buere marca, de pronto, el final de la contienda. O debería hacerlo.
Desvío la mirada hacia ella un momento, apretando la mandíbula, y asiento. Ella va algo más cargada, así que no vendría mal darle unos segundos.

-¡Dame diez segundos! –indico, lanzándome enseguida a por el animal que tengo frente a mí, encadenando un combo de movimientos, lanzando la bola hacia un lado, para rodearla, mientras desplazo el cuerpo en la dirección contraria para cortarle el cuello.

Funcione o no, he de plantearme una alternativa. El siguiente paso es acudir a la llamada de la aether para alejarnos del lugar. Dedico una mirada a Jun, de reojo.

-Eres el que ataca a distancia. Te toca mantenerlas lejos –le indico y, aunque no es una orden, lo parece.

Apenas he tenido tiempo a ver el resultado de mis ataques y preparar un nuevo clair ëm yäk para lanzar a cada una, como esta vez, cuando escucho la voz de Buere y vuelvo la vista hacia ella, algo alentado por sus palabras. Enseguida me dirijo hacia ella, volando rápido para dejar las bestias atrás, aunque las palabras de Alehyss me recuerdan algo evidente, aunque desagradable.
Esto es una huida y yo soy el que cubre las espaldas. Pues vaya… Nunca creí que me fuese a tocar, pero, bien pensado, uso un arco.

Trato de mantener el ritmo de Buere, pero echando la vista atrás para ver que siguen saliento enemigos de entre los árboles, y entonces lanzo algún hechizo para tratar de obligar a las falsas gayatris a dejarnos ir tranquilos.
Creo que ya hemos matado a bastantes, y ellas ya han molestado suficiente. En lo personal, podemos dejarlo estar así. No veo el momento de tocar la tierra con los pies.

Frente a la actitud de Jun, que buscaba alejarse lo máximo posible de las bestias, Alehyss llegó a matar a otra más antes de dar tregua y alejarse. Buere esperó hasta que hubieron terminado sus ataques, o más bien hasta que se hubieron alejado lo suficiente de los árboles. Y entonces, de pronto, la música cesó, y los árboles comenzaron a moverse con violencia. Aunque Jun aseguró el camino con hechizos, no hizo falta demasiado; una vez la música hubo desaparecido y ellos se hubieron alejado un poco, las falsas gayatris abandonaron su actitud agresiva y volvieron a meterse entre los árboles, con evidente habilidad.


Una vez la calma hubo vuelto, Buere cargó a cada uno de los chicos con un saco de leña, y los guió hasta el fondo del valle. Les esperaba un panorama más bien desagradable, compuesto por las bestias a las que habían derribado, en las posturas más extrañas y antinaturales. Cuando tocaron tierra, los pequeños carroñeros que habían empezado a acercarse se alejaron de la zona, prudentes. Buere dejó su carga de leña en el suelo y se volvió hacia los chicos.

-Espero que tengáis buen estómago -comentó con una mirada entretenida, rebuscando en sus bolsillos. Sacó un par de bolsas que llevaba dobladas y se las lanzó-. Ayudadme un poco. Las plumas de falsa gayatri son muy valiosas. Recoged tantas como podáis, cuantas más, mejor. Las mejores son las más largas, en las alas y la cola, pero en realidad todas son útiles. Jun, quizá te interesen algunas más pequeñas para tus flechas. Te aseguro que vale la pena. Eso sí, escoged las que estén en buen estado, y a ser posible, limpias. Tenéis dónde elegir, así que...

Y era cierto. Un total de siete cuerpos yacían sobre el terreno, todos inertes pero en distinto estado. Buere, tras dar sus instrucciones, se dirigió al que tenía más cerca, sacó una especie de aguja de entre sus pertenencias y se agachó junto a uno de los animales. En seguida hurgaba concentrada con su instrumento en la boca de la bestia, pero los chicos no podían ver qué hacía desde su posición.

No nos siguen demasiado tiempo, así que al final puedo centrarme en descender con el resto, aunque algunas veces sigo mirando atrás, esperando ver la sombra de alguna de esas aves. No es el caso. De hecho, es más bien al contrario. Nos esperan en tierra, como es lógico, con los cuerpos destrozados, por nosotros o la caída, o por los animales que se aprovechan de la comida gratis. Lo cierto es que siento que el estómago me da un ligero vuelco al ver los cuerpos ahí... Ahí.

Al tocar la tierra, entonces, ya no sé si estoy más mareado o si lo estoy menos. Dejo la leña a mi lado y escucho las palabras de Buere mirándola a ratos.
No sé si puedo...

Trato de acercarme a uno de los animales, pero la imagen es mucho peor ahora que cuando simplemente estábamos todos volando y era tan confuso. Creo que... no necesito plumas para flechas...
Uf...