Claro del bosque

Llegué al claro del bosque más tarde de lo que yo suponía (porque me perdí un par de veces) pero había valido la pena: era bellísimo, aunque me preguntaba una y otra vez porqué demonios no crecerían árboles allí...

me acerqué al centro del claro y me senté en una piedra muy lisa. la verdad es que era bastante cómoda, por lo que decidí quedarme ahí sentado, viendo las nubes e imaginándome cosas geniales.
Debí estar como una hora en esa posición cuando oí unos misteriosos y sutiles pasos que provenían del extremo del claro y seguramente se disponían a entrar en el. Rápidamente, me escondí detrás de la piedra en la que me había sentado, esperando a ver la cara del nuevo visitante.

*se duerme*

El líder Darvenwish se tomaba un respiro después de los días que había dedicado a la revisión de mapas y terrenos. Igualmente iba a compañado de uno de sus medidores y alerta a cualquier perturbación, quizá por entretenimiento o deporte, pues poca precaución guardaba frente a los integrantes del castillo. Es posible que debiese remendar eso, Aren Darvenwish nunca era cogido con la guardia totalmente baja y no pensaba cambiarlo.

El sol era tenue y cálido y, aunque a veces se le hacía algo molesto, la sombra era más sabrosa que pasar el día encerrado en aquel palacio. Con las manos unidas a su espalda, el líder caeruleus disfrutaba de una tranquilidad supina olvidando a todo cuanto estúpido pudiese ponersele delante.

Mis preciosos sueños se vieron interrumpidos por unos pasos que se introdujeron en mi cabeza haciéndome caer de mi mundo de fantasía para, después de desperezarme un poco en el suelo.

Me incorporé y toda mi felicidad cayó en lo más profundo de mi ser, como si de repente, la visión de ese hombre la encerrase, haciéndome recordar mis heridas, que en su presencia, hasta parecía que dolían más.

Y ahí estaba yo, a mis 18 añitos, en frente del hombre que casi me manda a la tumba, con los pies descalzos y llenos de barro, con un montón de vendas destartaladas con un feo color marrón y una carta de disculpa por el empujón que le propiné en el pasado.

-Hola señor Arén, no esperaba encontrarle en este lugar, y menos que me viese con este lamentable aspecto-hasta ahora no había sido consciente de sus pintas, por lo que ahora le daba mucha verguenza-, le he hecho un regalo.

Saqué la carta con mis disculpas escritas y el dibujo del dragón (que se parecía un poco a Tristán), con el fin de ablandarle un poco el corazón y que me volviese a tratar como la primera vez. No quería tener enemigos en el castillo.

Estiré el brazo, enseñándoselo, para que lo cogiera.

La paz de aquella tarde se vio interrumpida por las zancadas y parloteos del joven y estúpido piscis. En cuanto el líder Darvenwish esuchó la voz, dejó de caminar y se giró hacia el lugar de donde provenía. Sus facciones se endurecieron y en su gesto se mezclaron la sonrisa maleficiente con el ceño fruncido dando una expresión molesta y peligrosa.

-Dije que no quería volver a verte... -Comentó sin apenas separar los dientes y llevando una mano a su cinturón. Pero poco después de su primer paso pudo ver como el joven venía a pedir disculpas y rendir respetos, con lo que el genio del caeruleus se calmó un poco.
Su pinta era horrible, lleno de barro y descalzo, por favor...Parecía salido de una estercolera, era repugnante... Lo miró de arriba abajo con cierto desprecio y se separó un poco cuando el chico acercó la carta. No pensaba tocarlo.

-Leela si quieres que sepa lo que pone...No pienses que me molestaré en hacerlo yo -Sentenció severo, indicando su desagrado.

Era normal que no quisiese cogerla, la verdad es que tenía un poco de barro en las esquinas, y supuse que no quería mancharse sus guantes, que debían valer más dinero que mi persona junto con mis pertenencias.
Decidí pues, leérsela yo, en alto, con la voz clara. Carraspeé un poco poniéndome el puño en la boca y empecé:


SEÑOR AREN ESPERO QUE ME PERDONE POR HABERLE EMPUJADO EL OTRO DÍA. ME GUSTARÍA QUE ME PERDONASE PARA QUE ME VOLVIESE A TRATAR COMO EL PRIMER DÍA. REALMENTE SU CASTIGO ME HA SERVIDO PARA REFLEXIONAR SOBRE MIS ACTOS. ATENTAMENTE

SILVANUS KETTLEBURN

Al decir mi apellido, la voz se me rompió debido a los nervios, por lo que agaché la cabeza:

-Gracias. Gracias por escucharme. Si tuviese un minuto, no le pido más que un minuto, podría cambiarme, -(creo tener un par de piezas de ropa en mi mochila)- e iría con usted al castillo, porque no me se muy bien el camino de vuelta... Podría usted... ¿podría esperar un minuto?

Con cara de aburrimiento por estar perdiendo su tiempo de forma realmente escandalosa, el líder Darvenwish se dignó a escuchar las palabras del muchacho, pues nunca dejaba pasar la oportunidad de que un insecto se arrastrase.

Al escuchar las palabras del muchacho, Aren relajó un poco el gesto. Por supuesto que no lo perdonaría tan gratuitamente, pero ¿por qué no lanzar la caña a aquel pececillo? Sonrió ligeramente de medio lado y dio un par de pasos hacia el muchacho.

-Joven Kettleburn... Deberás comprender, pequeño grumete, que para alguien de mi raza tal falta de respeto no es perdonable con palabras humildes y ya no digamos para alguien de mi estatus -Por supuesto mucho menos para alguien como él y nunca para él mismo. Se acercó al muchacho, reprimiendo su disgusto por las pintas que tenía, pero al fin y al cabo casi siempre iba a acompañado de Barthemius y podía soportar el apego de la calaña. -No voy a perdonarte tan fácilmente por tu comportamiento... Pero como responsable de los guerrerillos debo dar cuartelillo a aquellos que entran en el redil... -El líder extendió su mano enguantada y apartó un mechón de pelo del chico con delicadeza para luego ampliar su sonrisa.

-Deberás ganarte mi aprobación de nuevo, pequeño -. Aprovechando el paso por su pelo, agarró con dulzura una de las membranosas orejas del piscis y la rozó de arriba abajo para acabar en un pequeño tirón. Finalmente dio un suspiro y rotó los ojos, creando la falsa esperanza de que sopesaría la petición del chico.

El líder Darvenwish se dio la vuelta y cruzó los brazos.
-Recuerda lo que he dicho, jovencito, deberás hacer méritos para recuperar mis impresiones y ahora estoy demasiado ocupado -. Esperó unos segundos. -Date prisa -. Comentó divertido, o lo que el entendía como divertido.

NO ME LO PODÍA CREER! HABÍA FUNCIONADO! YA NO ESTABA ENFADADO CONMIGO! ERA GENIAL!
No cabía en mí de gozo. Me latía el corazón a raudales.
M-me había acariciado... como la primera vez... me sentía muy afortunado por haber conocido a un hombre así: firme cuando es preciso y cariñoso.
En cuanto me tocó mi oreja, (que por cierto, hasta ahora solo me la había tocado mi madre para tirarme de ella y llevarme a rastro hasta casa) sentí un enrme escalofrío, pero no de miedo, sino de gusto.
Aren sabe donde tienen los piscis su vena sensible.

-Espera que vengo ahora- dije mientras rebuscaba en mi mochila.

Me alejé y me metí detrás de un árbol, me desnudé y lancé mis roñosas vendas por los aires. alcé mis manos al aire y grité:
-ACUAERUM!
Dos bolas de agua se crearon sobre mi cabeza y con un sutil movimiento se unieron en una más grande, a continuación dejé que cayese sobre mí como una cascada, limpiándome el pelo de barro y la mayor parte del de mi cuerpo. Cogí entonces unos viejos calzones y una camisa que me daba por la rodilla (eran las únicas prendas que tenía en mi mochila) y me los puse rápidamente.
Por lo menos estaba limpio y la camisa blanca aún daba un aspecto más limpio.
Me dirigí a el corriendo y me paré en frente de él escurriéndome un poco mi alborotado pelo.
-Ya esta!, ¿ves? ser un piscis tampoco está tan mal.-solté una enorme sonrisa mientra veía hacia arríba (porque su cara logicamente estaba bastante más alta que la mía)- ¿nos vamos?- dije mientras cargaba a Tristán en mi hombro (que por cierto bufaba como un condenado debido a la presencia de ese enorme hombre) y mi enorme bolsa en el otro.

"Espera" Si algo tenía claro el líder caeruleus en ese momento es que aquel piscis era más idiota cuando se emocionaba. Había llegado a pensar que no valía la pena castigarle porque no se trataba de soverbia o desovediencia, sino de estupidez. Por el momento debería hacer que aquel muchacho se ilusionase, pues tras sus acciones y arrepentimientos le debía favores, favores que tendría que cumplir si quería más caricias en sus asquerosas orejas membranosas. Lo suyo le había costado, pero al fin y al cabo llevaba guantes...

Esperó con paciencia, pues cuando quería tenía mucha, y en cuanto el chico volvió todo lo limpio que pudo -que poco era- e ilusionado, el líder Darvenwish amplió su sonrisa y se volvió hacia él.

-¿"Vamos"? -Preguntó con astucia, repitiendo la pregunta del chico con sarcasmo. Y entonces se desapareció al instante, dejando al piscis en el claro. ¿Perdonarlo?, por favor... A una raza humeda y membranosa... A un piscis idiota que no tardaba más de cinco segundos en meter la pata y del que nisiquiera recordaba el nombre. Quizá si aquella palabra estuviese más unida a su diccionario se lo habría pensado unas ddécimas y el "no" habría sido más suave.

*Se desvanece*

Justo cuando íbamos a emprender la marcha, el líder se desapareció delante de mis propias narices. No me lo podía creer. Después de ofrecerme su confianza y haberme tratado tan bien.
Pensándolo bien, quizás una mera disculpa escrita en un trozo de viejo pergamino no fuera suficiente para ganarme su perdón. ¿O quizás nunca me perdonará y esto no era más que un sucio juego para el?... No, no creía que hubiese gente tan mala...
-Bueno Tristán, parece que vamos a tener que volver los dos solos, como siempre...- solté un profundo y sonoro suspiro de desesperación- está anocheciendo- dije con voz triste- ¿y ahora por donde se vuelve al castillo?

Tenía que darme prisa o se haría de noche, así que cogí hacia la derecha, sin saber bien mi rumbo.

*se va corriendo*

Tras una ligera carrera, me encuentro en un claro y farfullo maldiciones.

¿Qué hacía Aren allí? Es decir... Puedo imaginar cómo llegó y qué interés tenía en el espectáculo, pero la idea se me hace tan desagradable... Además de que su presencia por la noche es mucho peor que la diurna, ya que implica oscuridad y... Oscuridad más Aren Darvenwish igual a experiencia no deseada.

Pero tengo la sensación de que pronto sabré qué intereses tiene.

*se queda*

Apareció cerca del lugar donde reposaba la chrysos. Era temprano para él y no tenía demasiado pensado, con lo que parlotear no estaría de más.

-Veo que la relación va viento en popa -. Comentó el líder con gran ironía.

-Que cosas eso de pasear por aquí a estas horas, ¿no crees? Y sabiendo que hay una bestia suelta por ahí -Indicó ensanchado su sonrisa.

Su voz no me sorprende demasiado. Simplemente me vuelvo hacia él mientras permanezco sentada (me senté) contra un árbol.

- Buenas noches, señor -saludo educadamente-. No me asusta la bestia... A menos que con bestia se refiera al animal que anda suelto, y no a Dehnel, aunque... Sea como sea, ambos deberían ser exterminados pronto...

Pese a mi tono, tal vez algo altivo, mantengo los ojos educadamente apagados.

La chica respondió rápido y se mantuvo en la oscuridad mientras el líder se aproximaba lento y elegante.

- Que poco cordial con tus compañeros -. Comentó con tono jocoso. -Parece que la unión que se busca entre pueblos no da el resultado que se esperaba. Que pena -Añadió con verdadera indiferencia el líder mientras observaba a la muchacha.

-Al menos sabeis defenderos... Aunque, ahora que lo dices, dudo que antes, aun siendo la bestia, temieras por tu vida aquí -Indicó , divertido.

Aprieto la mandíbula. El flamma tampoco da demasiado pie a que sean cordial con él.

- No seré cordal si me responden con patadas y golpes -me limito a responder-. Aunque es cierto que hoy no llegué a temer por mi vida. Y espero que siga siendo así, al menos por hoy.

Apoyo mis palabras con una mirada hacia lo que creo que son sus ojos, o al menos la zona circundante.

La muchacha era tan dura que se le hacía muy divertida. Era como si tuviese un resorte para cada persona y el suyo le daba pie a mayor incordio por parte del líder.

Entornó sus ojos mirando como la crhysos los buscaba. Como ella no podía verle a él y la sensación frente a la otra persona era distinta, era interesante captar su comportamiento.

-A veces la única forma de encontrar cordialidad es justamente con eso... -Dejó caer el líder, sin perder la sonrisa. -Auque dudo que sea tu caso. No desperdiciarías aire con ningún estúpido, ¿me equivoco?

Luego el líder detubo su andanza cuando estuvo lo suficientemente cerca de la chica sentada.
- Y sintiéndolo mucho no podré abogar por tus temores próximos. El miedo es algo muy propio... -Indicó haciendo sonar sus palabras casi como un golpe.

Dibujo una sonrisa que es casi una mueca el escuchar sus palabras.

- Procuro no desperdiciar aire, sea con quien sea.

Siempre que me encuentro con Aren acabo comportándome de esta forma. Si no me ando con cuidado acabaré muerta, pero, de alguna forma, su arrogante forma de ser me hace muy difícil bajar la cabeza ante él. Es como si continuamente me estuviera midiendo y no soy capaz de renunciar a mi orgullo para arrodillarme simplemente con escuchar su tono sonriente de suficiencia.

Sin embargo, el comentario acerca del miedo me perturba. Es un tema en el que no quiero hurgar demasiado, pues sé que él podría asustarme fácilmente si quisiera.

- Dejemos, entonces, lo del miedo en una mera esperanza...

Su cara y comentario iniciales crearon una ligera chispa en el líder. Su mano se aproximó a su cinturón por pura diversión y se supo demasiado sobrepasado. Cerróun momento los ojos y volvió la mano a su posición inicial. No era un crío como para hacer estupideces.

El segundo argumento de la chrysos fue casi un regalo a sus oídos. Por mucho que tirase del hilo, Alehyss sabía cómo y cuando aflojar y eso cortaba un poco las gigantérrimas alas del jefe.

-Alehyss, que bien hablas cuando quieres. Tu dominio de la lengua debe ser extraordinario -. Como habían cortado el camino hacia una provocación, el líder, estando a solas y lejanos a otro tipo de humanidad, no dudó mucho en ser soez. Rápidamente se llevó una mano a la boca como si se le hubiese escapado.

Trago saliva despacio, sintiendo la boca seca de pronto. Apoyada contra el tronco del árbol, lentamente como si de hacerlo así no fuera a ser vista, me pongo en pie. Ha llegado un punto en el que estar sentada me pone tensa, por lo que adoptando una posición erguida consigo recuperar un poco de entereza. La insulsa sensación de que podría salir huyendo si quisiera, aunque, obviamente, él podría impedirlo con facilidad, hace que de alguna forma me sienta mejor.

Al momento sé que mi respuesta debe ser comedida si no quiero que esto termine mal.

- No tanto, señor -. Decido adoptar una posición humilde para defenderme de su ataque-. Exagera sobre mis cualidades, sin duda.

-Yo diría que no -.Dijo con tono más bajo el caeruleus, con la voz algo rasgada cuando la chica huyó de su comentario.

Llevó su mano al cinto y sacó su arma sin llegar a desenrollarla solo para subir la barbilla de la chica hacia él sin tocarla directamente y con la amarga sensación de su desenfunde como añadido.
Escrutó unos sengudos su cara y luego agarró unas de las manos de la chica para colocarla sobre su mejilla.

-Chrysantae, Alehyss... -Susurró con su amplia sonrisa. Aquel momento le resultó tan motivador. La orden se convertía poco a poco en un ritual.

Maldición...

Siento su piel bajo las yemas de mis dedos y entreabro los labios para decir algo, pero... Pronto cierro la boca consciente de lo que tengo que hacer, aunque desconozca la razón.

- Chrysantae...-murmuro conteniendo un titubeo.

Y luego miro su silueta, esperando una explicación o que, simplemente, se desvanezca.

Nuevamente el mismo hechizo recorrió al jefe de Caligo durante un momento. Esta vez el azote comienzó en su cara, tensionó su cuello y bajó por su espinazo haciendo que una risa que repría saliera casi como un gruñido.

-Muy bien, Alehyss... -Comentó, como si se tratase de un animal que ha dado la pata a su dueño, sin soltar la mano de la muchacha durante unos segundos. Luego apartó de ella el látigo y lo guardó.

La chica seguía dudando en cuanto el líder le ordenaba el ataque, pero esta vez no había hecho preguntas. Perfecto.

-Por hoy te dejare dormir. Nos veremos pronto -. Se despidió dando su encuentro por zanjado. Luego, en lugar de desaparecer, se fue caminando con parsimonia. Eso era mucho más tenso para la chrysos: Imaginar que se podía dar la vuelta en cualquier momento...

*se va*

Contengo la respiración hasta que no lo veo. Y aún entonces pero un rato más, inspirando una única y silenciosa vez.

El corazón me retumba en los oídos, y no hace falta que jure a nadie que no es emoción lo que siento. Cuando estoy prácticamente segura de que no me observa, me separo del árbol y llevo una mano a la parte superior de mi pecho, donde pecho y garganta se funden, haciendo al mismo tiempo una honda inspiración.

Me siento como si hubiera corrido varios kilómetros y ahora tuviera la respiración ahogada y dificultosa, pero no tardo en recobrarme. Entonces parto en dirección al Palacio con pasos lentos.

Siempre lo mismo. Siempre igual. Siempre esa sensación de inferioridad, de desigualdad, de miedo.

Como si estuviera indefensa...

*se va*

Como me apetecía tomar el aire, decidí ir al claro que había en el bosque, puesto que era un lugar muy agradable.

Allí fue donde Aren me dejó abandonado a mi suerte... pero eso ahora era lo que menos me importaba...
-Aren ya no me está importando tanto como lo hacía hace unos días... quizás mi corazón se esté olvidando de él....- musité.
Agité la cabeza de lado a lado rápidamente para quitarme a Aren de la cabeza... Ahora ese hombre me daba igual... cosa que se ganó a pulso, por cierto...

Dejé mi mochila en el suelo, pegada a un árbol y me quité la camiseta... hacía un calor insoportable. Además así, conseguiría un moreno que jamás podría obtener en Aqua.

Las cigarras no paraban de cantar... era algo digno de ver...
Me puse entonces a coger frutas silvestres de una zarza cercana... quería comer unas cuantas y quedarme con algunas para más tarde...
Era una estampa bastante bucólica, por lo que me apeteció cantar una canción:

-De colores, de colores se visten
los campos en la primavera;
de colores, de colores son los pajarillos
que vienen de fuera.
De colores, de colores es el arco iris
que vemos lucir;
y por eso los ricos amores
de muchos colores me gustan a mí.
Y por eso los ricos amores
de muchos colores me gustan a mí.

*me quedo cantando y tarareando mientras recojo frutas xDDDD*


FDR: no posteeis por que no estoy