Claro del bosque

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El flagrare de Rick surcó el aire sin que sus dos enemigos prestasen apenas atención a él, sin embargo, sí llegó a incomodar a la bestia que en ese momento saltaba hacia Hewina, haciendo que cayese en seco sin acercarse a la chica y mirando con ira el lugar de donde le había llegado el calor. Se dio la vuelta rápidamente y se dirigió al flamma rugiendo.

Por suparte, Hewina dirigió un glpe de su báculo al enemigo que ahora quedaba frente a ella consiguiend atizarle en la cabeza. Pero la escasa fuerza de la chica solo hizo molestar a la criatura para que le dedicase un nuevo zarpazo.

En cuanto Dehnel lanzó el inmenso corte con su mandoble, las dos criaturas que se lanzaba sobre él sintieron la fuerza del poderoso acero y fuertes geminos de dolor sirvieron de aliento a los cmbatientes. La que estaba a la izquierda, primera en recibir el golpe, fue barrida con una fea herida en su costillar que, sin embargo, no logró aplacarla por completo, con lo que se levantó de nuevo, jadeante. La segunda fue enviada a pocos metros de su cmpañera, habiendo sida golpeada brutalmente pero sin aparentes heridas superficiales. La bestia se incrporó en mejores cndiciones que su compañera y se lanzó hacia la pierna izquierda del joven con sus poderosos colmillos.
Por su parte, aquella que había sido molestada por el flagrare ya venía en carrera a atacar al flamma.

Massen no realizó ningún ataque, sino que prefirió bordear el claro hacia una posición más propicia. A pesar de su sigilo, en cuant estuvo agazapada a unos seis metros de las bestias, una de las más distraídas percibió un aroma en el aire que la guió lentamente hacia donde se encontraba la niña.

Alehyss optó también pr la evasión. Se movió por los alrededores en busca de una buena posición de ataque.

La situación era algo alarmante. Dehnel enfrentaba a tres bestias -a pesar de que una de ellas se encontraba algo traspuesta-, Hewina trataba de evitar que el enemigo que enfrentaba continuase lastimándola mientras otra bestia la acechaba a unos tres metros y Massen era perseguida por el olfat infalible de las criaturas nocturnas.

La noche empezaba a hacer difícil la batalla.

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- ¡TOMA YA!- exclamé una vez mi ataque hubo impactado contra los seres.

Sin embargo, ambos se levantaron, y pude notar como las pisadas de un tercero se acercaban, pero no sería asunto mío hasta que me alcanzase.

Pronto quedó patente qué era lo primero que había que hacer. La menos maltrecha de las bestias a las que me enfrentaba saltó contra mi pierna izquierda, así que utilicé la derecha como pivote para girar y salir de su trayectoria mientras alzaba mi arma con intención de machacar a aquel bicho con la parte plana, dirigiendo mi golpe a su espalda para aplastarla contra el suelo.

De alguna forma, partirla en dos me parecía muy poco noble.

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La criatura intentó atacarme con un zarpazo, pero lo esquivé saltando y subiéndome a la rama de un arbol.

"Uf, mi salvación...", dije acariciando al arbol.

Me adentré entre las ramas para ocultarme con las hojas del arbol, y así poder cargar un potente clair ëm yäk.

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No me puedo creer lo que está pasando.

Recuento. Según he visto, son seis bestias, aunque no puedo dar por hecho que no hay más acechando. Y nosotros somos cuatro, sea quién sea la chica que está más alejada, la que se enfrenta ahora mismo a dos, aunque un sonido de ramas y hojas agitándose me hace desear que sea ella la que se ha subido a un árbol, pues no se ve bien.
¿Por qué? Es de noche, y eso nos viene muy mal.

Dehnel se las ha apañado para llamar la atención de (solo) tres bestias, y el muy estúpido no se para a pensar en la que lo ataca y se dedica a solo aturdir a una, aunque parece que por ahora no se las ha apañado mal.
Aunque me cueste admitirlo.

Eso nos deja con un último animal. Miro a mi alrededor, pero apenas puedo ver nada más que la bestia que se cierne sobre Dehnel sin que este sea capaz de girar su enorme cuerpo para cargársela.

Y entonces pienso en la pequeña piscis y en su arma. Y en que hay una bestia no localizada. Y en que si no ha huído puede estar acechando a cualquiera desde cualquier matorral.

- Mierda...

Y no me queda otra que salir de mi escondrijo y dar la cara, situándome unos cinco metros tras Dehnel, que para eso están los adultos. Mi cuerpo empieza a emitir un brillo considerable que me hace claramente visible a los ojos de todos.

Tal vez la estrategia de Dehnel esté bien: atraer y golpear.

Me armo y me preparo.

- ¡Dehnel! -grito-. ¡Había bestias en el bosque! ¡Yo tenía razón!

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Dehnel contratacó empleando nuevamente su poderoso brazo para tratar de aplastar a la criaturas, pero no contó con la velocidad y agilidad de esta y la menor visibilidad que ahora tenía debido al cielo nocturno. El animal se escabuyó entre las piernas del flamma mientras el arma de este se empotraba contra el suelo y, una vez detrás de él, mordió su gemelo izquierdo con gusto boraz.
Pero Rick no tuvo demasiado tiempo para prestar atención al dolor pues, en ese momento, el animal que había corrido hacia él dio un fugaz salto para morder su brazo derecho ahora que había olido la sangre de su pierna.
Mientras tanto, y aprovechando que ahora era menos vista, la tercera bestia se fue incrporando mientras recuperaba el aliento.

Hewina volvió a emplear un salto para esquivar a su agresor y se escabuyó hasta un extremo del claro para encaramarse a un árbol mientras era seguida por su adversario a la carrera. En cuanto la claritas pudo agarrarse a una rama, un zarpazo castigó su ya herida pierna derecha. A pesar de todo, consiguió conjurar un clair ëm yäk que, si bien n di de lleno a la criatura, golpeó su costado derecho. La claritas había subestimado la velocidad de sus enemigos y ahora su perseguidor rugía hacia ella y arañaba el tronco del árbl donde se encontraba.

Por su parte, Lester, que había decidido abandonar su escondite en favor de la ayuda a la pequeña Massen, se hizo brillante y cmenó a gritar en medio del revuelo. Las dos bestias que parecían seguir presas inciertas se volvieron hacia la luz y soltaron gritos de furia antes de correr hacia la luz resplandeciente en medio del claro.

A pesar de que la luz de la chrysos había llamado la atención de todas las bestias, aquellas que tenían un objetivo fijado no quisieron intercambiar el brillo por la carne.

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Desde el escondite que había elegido, analicé la situación. Tenía a Loksass en los labios, con un dardo dentro, buscando un objetivo. Pronto me di cuenta de que no tenía muchas opciones. Una de las bestias se había alejado de la claritas y se dirigía hacia mí. Perfecto, lo que me faltaba. Y la oscuridad no me ayudaba precisamente. Lo único que se me ocurrió fue apuntar a uno de sus ojos, pues en la oscuridad, el blanco resaltaba sobre el pelaje oscuro. Tuve la suerte de que a Alehyss se le ocurriera iluminarse antes de que me hubiera decidido a lanzar el dardo. La bestia pareció cambiar de idea al verla iluminarse, y se alejó en dirección a ella, hecho que agradecí interiormente mil y una veces.

Libre de perseguidores, pensé en acercarme a Dehnel, que se las veía con tres de los bichos. Pero la claritas estaba más cerca, y utilizaba luz para atacar. Y luz era lo que yo necesitaba. Me moví por el borde del claro, en dirección a ella, intentando no ser vista. Buscaba una posición desde la cual lanzar un dardo de forma acertada, rezando por que la bestia se concentrara en ella y no se fijara en mi presencia.

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Como la pequeña piscis me llamó una vez: luciérnaga.

Suspiro y preparo mi arma. Al menos, aunque ahora sea visible para todos, también mi rango de visión ha aumentado, por lo que no me cuesta ver a los animales en cuanto penetran en él.

Saltaré hacia la derecha para evitar a la bestia de la izquierda y, con la hoz de mi kusarinaga aferraza, lanzaré un corte contra su rostro, pretendiendo cegarla antes de retroceder un par de metros. Además, en el caso de que me alcanzase y me atacase, un chrysantae le enseñaría que hay cosas que no deben ser mordidas.

- ¡Céntrate, Dehnel!

Lo que me faltaba... Si nos quedamos sin el titán esto va a ser más complicado.

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Ahogué un gruñido en cuanto noté cómo los colmillos de aquel bicho se clavaban en mi gemelo. Había sido demasiado benevolente y ahora pagaba las consecuencias. No hay que ser bueno, Rick.

"Céntrate, Dehnel"

Gruñí. ¡Claro que me iba a centrar! ¡¿Por quién me tomaba?!

De acuerdo. Una de las bestias volaba hacia mi brazo. ¿Quería brazo? ¡Pues iba a tenerlo!
Solté la izquierda de Värdjas y sonreí. Enseguida lancé un puñetazo con esa mano de izquierda a derecha hacia lo que equivaldría a su mejilla en los humanos con intención de derribarlo que no me alcanzase. Una vez derribado, lanzaría un flagrare al maldito bastardo que me había mordido.

- ¡¡¿Yo?!! ¡¡Centrado es mi apellido!!

FdR- Crochet de boxeo u.u https://www.youtube.com/watch?v=NjeUNBn0W78&feature=related

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"Ah... mi pierna...", dije para mi. Tenía demasiadas heridas y sangraba en grandes cantidades, así que arranqué un trozo de mi ropa para taparme la herida mas grave, la del mordisco. Entonces, una de las criaturas empezó a darle zarpazos al arbol al que estaba subida, dañando su corteza.

"¡NOOOOOO! ¡Como te atreves, malevolo ser!", dije furiosa con lagrimas en los ojos. Podía sentir el dolor del pobre árbol...

La criatura chillaba con fuerza, mostrando sus grandes incisivos.

"Un momento... es un Rodentia. Los rodentia tienen unas narices muy delicadas, y muchos mueren si sufren un golpe en ella. Puede... que ese sea el punto debil de estas bestias", pensé, y sin más dilación lancé un clair ëm yäk hacia su nariz.

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Massen optó al fin por dirigirse hacia la claritas para darle apoyo. Con Loksass preparada para la afrenta, la piscis se acercó con sigilo a ambos luchadores frenándose a unos tres metros de distancia detrás del árbol donde se encontraba la claritas. La bestia, cegada por la persecución de su presa inicial, no reparó en la pequeña agazapada.

Alehyss aprovechó su velocidad y la distancia que la separaba de las alimañas para esquivar el salto de la de su izquierda al tiempo que lanzaba su arma para cegarla. La hoz acercó en la cara del enemigo, desgarrando desde la parte izquierda de su frente hasta la mandíbula, quedando encayada en esta. Esto hizo frenar en seco al animal al tiempo que lanzaba un grito agónico y rugía tratando de liberarse de aquel anzuelo fatal.
Respecto a la criatura que atacaba por la derecha, tuvo mejor ángulo respecto a la chrysos y dedicó un mordizc a su antebrazo derecho.

Rick continuaba tratando de acabar con las tres criaturas que lo acorralaban e, ignorando el dolor que su enemigo trasero producía en su gemelo, se centró en dar un fuerte puñetazo al que saltaba sobre él que, unido a la potencia de salto del animal, lo envió a unos cuatro metros de distancia dejando en el aire un crujido escalofriante para acabar dejándolo inerte sobre la hierba. El anterior conjuro de la claritas que había recibido de lleno junto con el topetazo del flamma habían sido demasiado para el animal.

Una vez eliminado su primer adversario, envió un flagrare a aquel que continuaba atacando a su gemelo. El animal recibió de lleno el conjuro y soltó la pierna del flamma, sin embargo, en el tiempo que Dehnel había ignorado al roedor, este había logrado acabar con algunos de sus tendones, haciendo que su pierna izquierda cediese ante su peso. El hechizo de fuego había sido de baja potencia, pero el fuego había hecho retroceder a la criatura hasta reunirse en las sombras con su compañera herida con anterioridad.
Ambos animales rodearon de nuevo al flamma con sigilo.

Hewina, encaramada al árbol, había aventurado la posible procedencia de sus enemigos, equivocándose en su cabilación. Sin embargo, esto no impidió que dedicase un fuerte clair ëm yäk a la cabeza de su agresor, haciendo que este cayese de espaldas a los pies del árbol y se levantase con dificultad.

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Frunzo el ceño ahogando un quejido al sentir sus fauces en mi brazo.

- Chrysantae.

Este hechizo no solo afectará a su húmeda boca, sino que atravesará mi arma hasta la mandíbula del otro. Espero que sirva de algo.

Tras esto, trato de desenganchar mi kusarigana tirando.

Jadeo y dedico una fugaz mirada a mi brazo.

Aún así me permito el sonreír, retroceder un paso en guardia y dedicar un comentario al flamma.

- ¿Centrado? Creí que era Dehnel, Dehnel.

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"Mierda..."

No quería acabar con él, pero mi golpe pareció certero. Ya tendría tiempo de quejarme por algo así.

Hinqué la rodilla en tierra. Los veía rodearme, pero no me daban miedo. No necesitaba la pierna para acabar con ellos. Habían visto lo que había hecho con su compañero de solo un golpe con el puño. Ellos mismo deberían juzgar si era inteligente o no acercarse a mí.

De todas formas, invoqué un flagrare en la derecha para que se lo pensasen dos veces antes de venir.

Gruñí a la chrysos (no podía negar que era chrysos y no claritas porque brillaba).

- Déjate de bromas, Lester. No es el momento.

Aunque, de alguna forma, en esa situación tenían más gracia.

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Me asomé desde detrás de mi árbol para ver a la bestia, que cayó al ser golpeada por un hechizo de la claritas. En el momento en que se levantaba, me moví ligeramente para tener un buen alcance y lancé un dardo a su cuello. No estaba segura de acertar, pero me guié por la posición de sus ojos, más visibles por ser blancos.

- Chica claritas, necesito luz -dije, en voz suficientemente alta para que me oyera y esperando no llamar la atención de la bestia. Por si se fijaba en mi por mi dardo o mi voz, cambié mi posición, sin apartarme de los árboles y de forma que la bestia, tal y como estaba, me diera su costado.

Esperaba que, si conseguía ayudar a la claritas a vencer a la bestia, ella se encargaría de iluminarme para que tuviera más facilidad con mis próximos disparos.

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Conseguí derribar a la criatura, pero se levanto nuevamente.

"¿Qué clase de criatura es esta?", pensé desesperada, sin saber ya que hacer.

Entonces sentí la voz de una chica. Debido a la oscuridad no podía verla bien, pero me giré hacia el lado del que había oído su voz, asentí y lancé una Clair ëm yäk liviana y brillante hacia el suelo, la cual flotaba despacio y suavemente iluminando su recorrido y, por lo tanto, a la bestia acechante.

Mensajes : 1439

Tras derribar a la criatura, Dehnel conjuró un flagrare manteniendo a las otras dos a raya, quienes no fueron lo suficientemente temerarias como para acercarse mucho al flamma.

El chrysantae de Alehyss hizo estremecerse a la criatura de cabeza a pies haciendo que soltase su mano y cayese al suelo aturdida para luego levantarse con dificultad. El animal atrapado por su kusarigama tiraba del arma hacia sí para liberarse y también recibió la corriente de la chrysos a través del metal que atravesaba su cara. La segunda bestia también se estremedió con la sacudida y continuó tirando hacia atrás con más violencia que antes para liberarse de su dolorosa trampa. Esto, unido a los tirones de Alehyss y a su conjuro, hizo que la mandíbula de la criatura se desencajara hasta liberar la hoz del arma de la chica y haciendo que el animal aullase de dolor.

Massen, agazapada entre los árbles, dedicó un dardo al cuello del animal que tenía delante, acertando a su aorta gracias a su gran puntería. La bestia, azotada por la perforación del dardo, gritó y se revolvió rascándose la zona afectada y contribullendo a que la sangre brotase con mayor rapidez. A los pocos segundos, el animal llacía desangrado frente al árbol. El clair ëm yärk que Hewina mantenía en su mano para dar luz a la zona ya n era necesario.

Un aullido llegó también hasta el claro donde los combatientes trataban de acabar con las bestias y estas, agenas ya a los chiquillos, prestaron atención a la llamada que se les hacía desde las sombras. Los animales rugieron casi al unísono y comenzaron a correr,ignorando las posibles heridas que habían sufriendo y escabulléndose entre las sombras hacia donde se perdía el estentóreo rugido.

*Las bestias han escapado*

Los guerreros respiraron tranquilos una vez se aseguraron de que estaban a salvo. Ahora ya conocían la procedencia y características de las bestias que acechaban Brontë en aquellos días y podrían prepararse a fondo para la caza.

En cuanto todos estuvieron en disposición de volver, los guerreros se dirigieron al palacio a curar sus heridas.

*se van*

Edad : 31 Mensajes : 898

Llegué al claro del bosque, el lugar donde habíamos luchado contra aquellas criaturas.

Me acerqué al árbol al que me subí entonces, y que una de las criaturas había dañado con sus zarpas. Por suerte ya estaba generado resina para curar sus heridas.

"Ponte bien...", le dije al árbol mientras acariciaba su corteza.

Me senté a su lado, saqué mi ocarina de mi bolsa, y empecé a tocar una melodía alegre para animar al árbol.

Después de varias horas tocando, cuando ya empezaba a anochecer, cogí mis cosas y me fui.

*se va*

Moderador Edad : 31 Mensajes : 1997

Después de una noche no muy buena, pensando en como limpiar mi camisa, decidí dar una vuelta por el calro del bosque.

Tristán volaba muy animado en círculos a mi alrededor, y mis nuevos zapatos brillaban bajo el sol.

Me senté en una roca, pesaroso, miuentras cogía una seta para alimentar a Tristán, que vino de inmediato al ver mi gesto.
-Espero que Inger haya encontrado al pez...- musite...

*me quedo*

Edad : 34 Mensajes : 390

Estuve buscando a Silvanus gran parte del día, bueno, del día y de la noche, hasta que al fin me di por vencida.- Mira, malo será que no lo vea algún día...- Murmuré mientras caminaba dándole patadas a una piedrecita que había en el suelo. Sin querer, le di una patada demasiado fuerte a la piedra, lo que provocó que se escabullera entre los árboles. Era demasiado vaga como para ponerme a buscarla así que levanté la vista, y fue una sorpresa en cuanto ví una melena rubia y un dragoncito rojo.

Me acerqué a Silvanus, me quité el arco y el carcaj, me senté de piernas cruzadas a su lado y dejé mi arma a mi lado, lista por si la tenía que utilizar en cualquier momento. Mi falda aún estaba fría, ya que el tipo de piel del que estaba hecha era demasiado gorda y tardaba en secar.- Oye, siento lo de tu camisa.- Dije como saludo mientras miraba cómo daba de comer a su dragón.

Moderador Edad : 31 Mensajes : 1997

Ví como La chica nueva caminaba hacia mí y se sentaba a mi lado, por lo que yo me crucé de brazos, inché los carrillos y miré hacia arriba al oir sus primeras palabras.
-No creas que te voy a perdonar tan facilmente- dije con altiveza- bueno, a no ser que me digas tu nombre, y me guste... señorita desconfiada. dije dándole una palmadita en la espalada- tranquila, era broma, si que te perdono, porque sé que lo hiciste sin querer...Tristán fijó su mirada en las alas de la joven chica e inmediatamente saltó hacia ellas para ponerse a jugar con ellas.

-E! deja a la chica en paz, plasta!- dije intentando cogerlo.

Edad : 34 Mensajes : 390

Puse una mueca cuando dijo que no me iba a perdonar.- Pero este tío de qué va?- Pensé confundida.-Puedes dejar de llamarme así, por favor?- Le dije empezando a enfadarme, ese mote me estaba poniendo de los nervios.- Me llamo Thamerlein Naëgling.- Dije por fin, no creía que un nombre fuera a ponerme en peligro. Observé su dragón.

Sonreí cuando me dijo que me perdonaba.- Gracias.- Dije sin dejar de mirar a su dragón, que parecía que mis alas le hacían gracia y se puso a jugar con ellas.- No te preocupes.- Le dije a Silvanus.- No me importa.- Sonreí y moví las alas, lo que hizo que el dragoncito se interesara más por ellas. Me reí un poco cuando cogió una, me hacía cosquillas.

Moderador Edad : 31 Mensajes : 1997

Me quedé pensativo un rato...
-mmm... Tamer- tamber-taberline? Niglñin? BAH! que nombre mas dificil!, te voy a llamar Tham, que es mucho mas corto y util...
-Bueeeno, con que eres nueva, ¿no? ja!, pobre`, no sabes donde te has metido, dije poniendome de pié.
- Entre tu y yo, en este castillo son todos una panda de locos esquizofrénicos, maltratadores, locos, que no piensan más que en si mismos... menos yo, claro, menos mas que me encontraste a mi y no a cualquier perturbado mental de los que rondan por aqui...Entonces ví su arco y lo cogí en un rápido movimiento.
-BUAAAA! como mola! ¿me lo prestas?... mejor, ¿me lo das? siempre quise uno, pero mis padres decian que era demasiado inconsciente como para tener uno, por lo que solo me dejan tener una daga. ¿me dejar tirar una flecha? Porfi porfi porfi porfi porfiiii dije saltando a si alrededor, poniendo ojitos de cordero degollado.

Edad : 34 Mensajes : 390

Suspiré cuando intentó pronunciar mi nombre.- /Támerlin Neglin/- Dije intentando volver a pronunciarlo, pero no pareció hacerme mucho caso y dijoq ue simplemente me llamaría Tham.- Da igual, casi todo el mundo me llama así, así que...- Suspiré y seguí jugando con su dragón, era más mono...

De repente empezó a meterme miedo describiendo la clase de personas que había ahí.- Bueno, intentaré apañármelas...- Dije no muy convencida, pero intentando estarlo, la verdad es que en época de guerra era normal que la gente estuviera rara.

De repente cogió mi arco, me levanté rápidamente.- Oye! Que no es un juguete!- le grité.- Cómo te lo voy a dar!? Es mi arma!- Se lo arrebaté de las manos y lo abracé.- No tienes ni idea de lo importante que es este arco...- Le dije enfadada.- Arpa vale más que tu vida!- Le grité llamando a mi arco por su nombre de pila, era un arco muy importante para mí, lo había confeccionado mi padre y llevaba con el toda la vida.- Tus padres hacen bien, pues claro que eres inconsciente! Como te voy a dar mi arco!?- Dije sin creer lo que oían mis oídos.- Y luego dices que piensas en los demás...- murmuré mirando mi carcaj.

Miré al chico, se estaba poniendo pesadito, parecía un niño pequeño, y por desgracia no podía resistirme a los niños.- Está bien, pero una flecha!.- Le dije levantando mi dedo índice.- Ni una más!- Dije firmemente.- Pero tengo 2 condiciones: la primera, es que tengo que enseñarte yo a tirarlo.- Me agaché y cogí una flecha.- y la segunda es que tienes que tirar la flecha a un lugar cercano, esas flechas son demasiado valiosas como para perder una así porque sí.- Le dije firmemente, no tenía pensado darle más libertad en el uso de Arpa.

Moderador Edad : 31 Mensajes : 1997

-EEE!! que mi vida vale mucho!- dije apuntándome con el dedo-. Un piscis sin mestizaje durante más de 25 generaciones, ¡no es moco de pavo!... ademas, mis padres... bueno, si, reconozco que soy un poco alocado... pero esa no es una razon por la cual yo no puede disparar un pryectil que puede matar a alguien... SOY SILVANUS KETTLEBURN por el amor de Mithos!
...

Mis ojos se iluminaron
-De verdad? ¿me vas a dejar tirar una? VIVA!! te quiero!- dije dándole un efusivo abrazo.

A ver, ¿como tengo que hacer?- dije cogiendo el arco del reves- ¿así?- pregunté con cara extrañada.
-¿Y esto va solo? ¿tengo que apuntar? ¿me ayudas? ¿y si te viene alguien de cerca que haces? ¿le puedes dar en la cabeza con el arco? ¿e? ¿e? ¿e? pregunté inquisitorio. dando saltitos de alegria y nervios

Me gustaba aquella chica, era muy maja, a parte de ser bastante guapa... perecía más mayor que yo... bueno a decir verdad... todo el mundo parecía mayor que yo...

Edad : 34 Mensajes : 390

Me sorprendí cuando dijo ese discurso y acabó dándome un abrazo. Le palmeé la espalda.- Vale vale, lo he pillado...- Dije con una sonrisa, lo miraras por donde lo miraras tenía la personalidad de un niño.

Le di el arco un poco a regañadientes.- ten cuidado vale?- le dije. Pero Silvanus cogió el arco más feliz que una perdiz y le dio la vuelta. Me di una palmada en la frente.- Cómo vas a atacarle a alguien con el arco?!- Le pregunté entre divertida y seria.- Si alguien se acerca, te cuelgas en arco y golpeas cuerpo a cuerpo.- Dije mirándolo.- Para algo tenemos los puños.- Sonreí.- Además, si intentas golpear a alguien con Viola, probablemente se rompería, depende de la fuerza que utilizases, y si lo rompes yo te mataría.- Dije con una sonrisa.

Observé como seguía con el arco al revés.- Eres un caso...- Me puse detrás de él y le di la vuelta al arco cogiendo sus manos con las mías.- Ves? La cuerda tiene que estar contra tu cuerpo. Eres diestro no?- Le pregunté.- si eres zurdo va a ser un poco más complicado...- Murmuré.- Bueno da igual vas a tirar como un diestro, da igual que lo seas o no.- Le cogí la mano izquierda e hice que cogiera la madera.- estira el brazo.- Le dije, ya que como estaba detrás suya no llegaba tan lejos.- Ahora, con la derecha...- Cogí una flecha con mi mano y la puse en la suya. Cogí su mano y apoyé el culo de la flecha en la cuerda.- Ahora tienes que tirar hacia atrás, pero no muy fuerte, sólo es para tensar la cuerda. Sí, eso es.- Dije cuando encogió el brazo.- Bueno, ahora apunta cerrando un ojo para visualizar mejor y.... suelta!- Soltó la flecha, que salió volando y dio a parar en el suelo, siguiendo el recorrido de una parábola.- Ves? Eso pasa porque apuntaste demasiado al cielo, pero no está mal para ser un novato.

Le quité el arco de las manos.- Bueno, has gastado tu oportunidad...- me di la vuelta y corrí a por la flecha, cuando la tuve en la mano volví y la coloqué en mi carcaj.- Que te pareció la experiencia?- Le pregunté sonriente.

Moderador Edad : 31 Mensajes : 1997

Me parecía increíble que estuviese a punto de disparar con un arco.
El corazón me latía a mil por hora y no podía reprimir saltitos de alegria.
Entonces Tham comenzó a explicarme como debía hacerlo y yo, muy serio, comencé a seguir sus incicaciones.
Aquello era muy dificil... pero logré lanzar la frecha a unos pocos metros de distancia.
-VIVA! VIVA! dije saltando de alegria!- Has visto eso, lo has visto? podría haber matado al que estuviese ahí delnte...

...

-Que que me ha parecido? HA SIDO ALUCINANTE! jajajaja
bueno, Tham, yo tengo que irme, estos días han sido muy atetreados, y la verdad, estoy un poco cansado... creo que lo mejor será que me relaje un poco en el palacio...
-Tristán, vámonos!- y el dragón abandonó a Tham para venirse a mi cabeza- Bueno, ya nos veremos, ¿vale? Adiós!- dije mientras le daba un beso en la mejilla y salía dorriendo.

*se va*

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