Claro del bosque

-¿No la conoces? es la chica a la que acosaste vilmente y mancillaste su honor. No eres digno de llamarte noble. Das asco. -digo un poco desquiciado.-Podría matarte aquí mismo, pero estas desarmado y matarse sería cuestión de segundos.- digo aún apuntándole.

-¿Aún no la recuerdas? ¿O si? ¿Porqué lo has hecho? ¿Acaso era necesario hacerle llorar y sufrir?- digo enfadado.

Traté de hacer memoria. Summer, Summer... No recordaba quién se llamaba así, pero si yo había mancillado su honor... ¿Me había acostado quizás con su madre o su tía y por ello me venía a pedir que pagara ahora por ese sucio hecho?

- ¿Tienes alguna tía viuda o...? -pregunté confuso-. No se me ocurre quién puede ser... ¿Sabes? Yo tengo novia y la quiero mucho. No me dedico a mancillar el honor de nadie.

Estaba seguro de que se confundía de persona. Este chico hablaba, seguramente, de Runek, y no de mí. Nombres parecidos, misma raza...

-¡¡¡¡Cállate!!!!! - digo presionando mi arma muy fuerte - quizás demasiado- en su cuello- mis pupilas se dilatan, pero en vez de continuar luchado, sonrío macabramente.- Ya me las veré contigo... mientras, reflexiona sobre lo que te he dicho, y discúlpate ante ella. Aunque eso no calmará mi furia. -bajo el arma, giro sobre mis puntas y me pierdo en la oscuridad de la noche.

*se va*


FdR: lo siento, como te dije antes, debo irme ya porque me ha surgido un problema. Lo siento... jajaja

Me rasco la cabeza. Qué tipo más extraño; aunque tarados como este los hay por todas partes. Niego para mí.

- Vaya un bicho raro.

De todas formas, como se ha ido y me ha dejado con mal cuerpo no sé bien qué hacer. Tras una breve cavilación, decido que tampoco tengo mucho más que hacer aquí. Decido volver trotanto al Palacio y dar por terminado mi entrenamiento de hoy.

*se va*

FdR- No te preocupes XD Otro día ajustamos cuentas

Estupido moscardón asqueroso, así se te gangrene la polla, payaso, gilipollas, caraculo...

Todo esto pensaba la Capitana más famosa del lugar mientras daba vueltas por el claro del bosque, un poco desquiciada. Aquella situación la sacaba de quicio. Levantarse cada mañana y ver las iniciales de aquel líder tatuadas en su abdomen, le había parecer un objeto y por tanto, de su propiedad.

Cada vez que ese pensamiento le cruzaba el cerebro, tenía que patear algo hasta deshacerse la bota, por lo que esta vez, una ardilla del bosque fue su víctima. Necesitaba sangre para desahogarse mientras pensaba que ese animal era el líder de la raza de Cáligo.

Portaba el cadáver del animalillo deshecho en sus manos, del cual brotaban las tripas aún humeantes. Pasó al lado de una roca y la volvió a estampar repetidas veces contra esta, deformando más al pobre animal, que aún tenía algunos espasmos.

-COMO -golpe- PUEDES- golpe- SER - golpe- TAN - golpe - CABRÓN- la ardilla se partió en dos y la capitana le dio una patada a la parte que quedaba en su mano (la de la cola) para deshacerse por completo de aquella basura.
Se limpió las manos llenas de sangre a la parte de atrás de su pantalón, escupió salvajemente y le propinó un enorme beso a su botella.

*se queda bebiendo*

Llegué al claro del bosque, pero había alguien más allí... una chica que no conocía.

Vi lo que hizo...

Todo.

Me acerqué a ella, dando pasos lentos y temblorosos, llorando sin control.

Quise pedirle una explicación, pero solo podía titubear.

Finalmente logré preguntar: "¿Por... por qué?"

No pude soportarlo, así que me fui corriendo de allí, llorando como una descosida.


*se va corriendo*



FdR: NO AL MALTRATO ANIMAL!!!! T-T!!!!!

...

;-; tenía que hacerlo XDU

Una joven cláritas lloraba al ver la escena, pero a la Capitana bien poco le importaba la muchacha. La vio con los ojos bastante abiertos, se rascó la cabeza y puso una mueca de confusión. -Pobre... seguro que tiene problemas mentales o algo...- se encogió de hombros y, dándole un ultimo trago a su "deliciosa" bebida, abandonó el lugar, para ir a otro sitio que no oliese tanto a cadáver. Quizás si se la volvía a encontrar, le ayudaría a superar sus lágrimas y quizás le consiguiese algo de medicación, pues estaba realmente afectada. ¿Qué le habría pasado a la joven?

Y, pensando en estas cosas, abandonó la escena.

*se va*

FdR: Lo siento, pero es que es una chica con mucho temperamento. Espero que la entendáis.

Zacharyas salió a dar un paseo porque desde que había visto a Alehyss en los pasillos, persiguiendo a Rick Dehnel, y descubriendo así que lo que el flamma le había dicho sobre ella era cierto, no había vuelvo a salir del palacio. Se había quedado pensando en ello, obsesivamente, y en como la muchacha haría sufrir a cada una de sus víctimas antes de darles fin, pero al final había sentido la necesidad de salir, y había dado un paseo tan largo que allí estaba, en el claro del bosque.

Se dedicó a caminar mirando a su alrededor, rozando las cortezas de los árboles. Allí bullía la vida, y eso lo embelesaba, porque allí donde había vida habría muerte, tarde o temprano, y le parecía maravilloso esa transformación. Le encantaba ver como las cosas envejecían y, finalmente, morían.

*se queda loqueando*

Llevaba dos días sin dormir. Lo que había ocurrido en el claro aquel entonces me atormentaba tanto que era incapaz de hacer vida normal. Tenía dos pronunciadas ojeras que lo demostraban.

No obstante decidí volver al claro. Quería comprobar si los... restos de aquella pobre ardilla seguían allí o si alguien los había retirado ya, pero me encontré a Zacharyas paseando por allí.

Me asomé desde detrás de un árbol y lo llamé con una voz temblorosa: "¡O-oye... Zacharyas...! ¿Puedes... venir aquí un mo... momeeeento?"



FdR: XDDDDDD a este paso si que se va a acabar volviendo loca

Una voz lo sorprendió. Se volvió buscando su origen y se encontró con Hewina, que lo llamaba asomada desde un árbol. Se preguntó el porqué de aquella extraña llamada, así como el de su voz temblorosa, pero decidió que solo podría comprobarlo acercándose.

Caminó hacia la muchacha lentamente, enconrvado, como siempre.

- Hola, Hewina -saludó al llegar-. ¿Sucede algo? Pareces...

"Estresada", pensó.

Cuando se acercó a mi me preguntó si estaba bien, por lo que le respondí: "No, no... estoy bien, pero... bueno... es que... a ver. Hay una ardilla... no. Hay media y otra me... no, a ver. Hay una ardilla que... bueno, ya no hay ardilla... pero sí... no. A ver... no..."

No sabía ni lo que estaba diciendo, pero las imagenes de lo ocurrido se repetían una y otra vez en mi cabeza. Comencé a hiperventilar.

Cuando logré controlar mi respiración volví a empezar.

"A ver. El otro día... aquí... en el claro... había una mujer... y... y... mató a una pobre ardilla que había... y... le hizo... cosas... que..."

No pude continuar por que me heché a llorar, otra vez.

¿Una ardilla? ¿Media ardilla? ¿Dos medias ardillas? ¿Dos ardillas y media?

El caeruleus miró extrañado a Hewina mientras ella hablaba entrecortadamente. Debía de haberle ocurrido algo realmente malo para encontrarse en aquel estado, pues parecía muy nerviosa y no era capaz de dar tres palabras seguidas a derechas. Sin embargo, cuando vió que comenzaba a hiperventilar puso una mano en su hombro.

- A ver, tranquila... ¿Qué suc...?

Interrumpió la frase a la mitad, pues la chica seguía hablando. Entonces comprendió. Era una ardilla partida en dos, por eso lo de dos medias ardillas que ya no eran ardilla.

Al parecer, había habido una mujer maltratando animales en aquel claro y ella había sido espectadora. Se stremeció. ¿Lo odiaría también a él si supiera lo que pasaba por su cabeza cada dos por tres? Sin embargo, no era momento de ponerse a ello. Y, aquella mujer... Sí, estaba seguro de que había sido Alehyss. ¿Qué otra sino?

Al ver llorar a la claritas se puso francamente nervioso. Él estaba acostumbrado a estar al margen, no a consolar. Torpemente, como pudo, encorvó un poco más su largo cuerpo y la abrazó con cuidado, como si fuera algo frágil (como cristal) y no una persona.

Carraspeó, nervioso.

- Te ha afectado mucho... -susurró-. Venga, tranquila...

Zacharyas intentó consolarme con su abrazo y sus palabras. En lo más dentro de mi lo agradecí. Lo necesitaba.

Después de un rato cuando logré tranquilizarme un poco seguí hablando.

"Fue horrible. Durante mi estancia aquí he tenido que aprender a mentalizarme sobre la muerte... sobre... el tener de matar, pero esto es demasiado. No lo entiendo... una cosa es matar para comer, o matar para salvarte la vida... pero acabar con la vida de un ser de una forma tan cruel e injusta es horroroso.", le dije.

"¿Por qué hay gente así...? ¿Como se puede disfrutar el sufrimiento de un ser inocente e indefenso...?", le pregunté entonces, viéndolo a los ojos.


FdR: XDDDDD pobre Zach

Mientras lo miraba a los ojos, Hewina le hacía preguntas que ya le había hecho mucha gente antes. Volvió a su mente el recuerdo de el rostro de su padre cuando él, teniendo cinco años, había matado un pajarillo. "Eso no se hace", le habían dicho, pero el chico no lo había comprendido. Le gustaban el dolor, el sufrimiento y la muerte desde que recordaba, pero comprendía que hubiera gente que sentía lo contrario. Sin embargo, cuando Hewina lo miró a los ojos y le preguntó aquello, Zacharyas no supo bien qué decirle al principio.

Titubeó un poco. Carraspeó un par de veces. Notó como la garganta se le resecaba.

- Quizás... -comenzó, pero la voz le salió ronca. Carraspeó nuevamente-. Hay tantas clases de personas como estrellas en el cielo, no... ¿No crees, Hewina?

fdr- XDD No sabe/no responde

"Ya, bueno...", le respondí, algo insatisfecha. Era obvio que el no tenía nada que hacerle... el mundo es como es y hay gente de todo tipo, pero me da mucha pena.

Hundo la cara en él durante unos segundos, pero la alzo de nuevo tensando mi cuerpo, y miro de reojo hacia el claro.

"Hay... hay que sacarla de allí...", le comento.

Aunque su respuesta no pareció la que la claritas buscaba, al menos Zacharyas había conseguido escapar de la imagen de enfermo que le hubiera causado de decirle que a él esas cosas no le desagradaban.

La abrazó torpemente una vez más, meintras ella hundía el rostro en su ropa, y luego, cuando ella habló, se le ocurrió una idea. Creía que le gustaría, por lo que sabía de la claritas, y a él también le gustaban esas cosas.

- ¿Quieres que la enterremos? ¿Qué te parece? Así ningún animal salvaje se la comerá.

"Así podré tocarla", pensó realmente.

"Está bien.", le respondí. No me agradaba la idea de tener que volver a verla, pero es algo que hay que hacer. No por el hecho de que algún animal se la pudiese comer... eso al fin y al cabo es ley de vida, pero sí por el hecho de que alguien más a quien no le agradasen estas cosas pudiese ver aquella sádica escena.

Me aparté un poco de Zacharyas y le dije señalando al lugar donde estaba: "Está por allí..."

Entonces esperé a que Zacharyas decidiese comenzar a andar, para así seguirle a una distancia prudencial.

Ella asintió. Zacharyas sonrió y siguió la dirección que marcaba su dedo con la vista. Entonces la miró a ella, asintiendo.

- ¿Iré yo, vale? No tienes por qué recordar lo que sucedió. Yo me encargaré.-dijo.

Intentó que sonara como un amable ofrecimiento. Al fin y al cabo, supuestamente, se decía que las mujeres no gustaban de esas cosas, y que los hombres educados debían tratarlas lo mejor posible. Aquella claritas no tenía por qué saber que lo que el caeruleus realmente deseaba era tocar aquella criatura con sus manos, mirarla,y disfrutar de la imagen de la muerte, tan próxima a la vida en aquel lugar.

Se encaminó hacia el lugar donde yacía el cadáver. Lo miró fijamente. Era realmente agradable; incluso habían logrado que las tripas abandonasen su cuerpo. La mujer que había hecho aquello se había despachado a gusto.

Se agachó para tomar los dos trozos del pobre animal, y los observó aún más de cerca. La descomposición ya había comenzado: era normal en aquella época, y estando al aire libre más aún. Analizó el cadáver unos segundos más antes de volverse hacia Hewina, intentando ocultarlo lo más que pudo, e intentando ocultar también la satisfacción que sentía.

fdr- Lol... Se me revolvió el estómago al escribir el post... Pobre ardilla...

Él se ofreció a ir solo, y en cuanto comenzó a andar ke dije: "Bueno... está bien".

Realmente no me agradaba la idea de tener que tocarla, por lo qué una parte de mi lo agradeció... pero la otra se sentía culpable por no haber impedido de alguna forma la buena intención de Zacharyas y que no tuviese que presenciar y hacer aquello.

Busqué un sitio apropiado para hacer una tumba, y una vez lo encontré comencé a cavar un pequeño hoyo. En cuanto Zacharyas se dio la vuelta le hice una seña para que supiese donde estaba.


FdR: D=

Comenzó a andar hacia la claritas, tomándoselo con calma. En cuanto enterraran a aquel pequeño y mutilado ser, se convertiría pasto de los gusanos, y entonces Zacharyas dejaría de disfrutar de su muerta existencia. Por ello, mientras caminaba hacia ella, no podía dejar de mirar las pieles teñidas de sangre, o los restos de su interior, o el inicio de la putrefacción que asomaba en su carne. Le resulta gratificante, aunque había aprendido a no maltratar animales por placer.

Su padre, una vez había comprendido el problema que tenía Zacharyas, le había enseñado a contener aquellos instintos que a veces afloraban.

Llegó junto a Hewina sosteniendo el animal con una de sus grandes manos y cubriéndolo con la otra, impidiendo así el recrearse con la visión del mismo, pero también no haciendo que la chica lo pasara peor.

- ¿Sabes quién lo hizo...? -se atrevió a preguntar con voz temblorosa.

Interiormente, aquello lo emocionaba.

fdr- enfermo XD

Una vez estuvo a mi lado me preguntó quien lo hizo. Le temblaba la voz... parecía realmente afectado. Volví a sentirme culpable...

"Pues no se quién era... no la conozco.", le respondí, y a seguir pensé: "Pero después de esto tampoco tengo muchas ganas de hacerlo..."

"Ponlo aquí...", le dije señalando el hoyo que había hecho, entonces desvié la mirada.

No la conocía, así que Zacharyas zanjó que podía ser cualquiera. No quería mencionar directamente a Alehyss, pues por lo que le había dicho Rick, ella no iba por ahí contándolo, así que si ensuciaba su nombre quizás no quisiera saber nada de él.

Hincó la rodilla en tierra y puso las dos partes del animal en el hoyo, observando su cuerpo partido por última vez y cubriendo su cuerpo con la tierra. Suspiró, quedándose pensativo por unos instantes, como si su mente hubiera abandonado libremente su cuerpo y se dedicara a vagar. Pronto se percató de que no estaba solo. Se puso en pie de nuevo y miró a Hewina.

- Ya está -dijo, con cierta timidez.

Se limpió las manos, manchadas de tierra, en la capa y guardó silencio. Al menos parecía que la chica estaba más calmada.

Cuando Zacharyas terminó con la tarea observé la tumba durante unos segundos, y después le miré a él.

"Siento que hayas tenido que pasar por esto...", le dije apenada.

Entonces volví a mirar a la tumba. Me agaché, y rozando la tierra superficial de esta murmuré: "Descansa en paz..."

La observó La muchacha parecía realmente afligida por lo que él había tenido que hacer. A Zacharyas le hubiera gustado decirle que a él le agradaban esas cosas: la muerte, las mutilaciones, el dolor... eran cosas que a él no le desagradaban en absoluto. Pero pensó que, de decírselo, ella lo tomaría por un enfermo y le retiraría la palabra, como habían hecho tantas personas antes, así que simplemente encogió los hombros y esbozó una sonrisa.

- No te preocupes. Espero, al menos, haber aliviado un poco tu carga.

Se alegraba de que, aunque ella no supiera la parte macabra, al menos se la viera más calmada. Hacía mucho que Zacharyas no era aceptado por alguien.

Sonreí con lo que me dijo.

"Pues lo has hecho... y te lo agradezco enormemente. Estoy en deuda contigo.", le dije entonces.

Me levanté, echándole un último vistazo a la tumba. Entonces caí en que cabía la posibilidad de que el conejo que me había encontrado muerto hace tiempo en el claro también hubiese sido asesinado por aquella mujer. No las tenía todas conmigo, pero era una coincidencia que daba que sospechar. No obstante había que tener en cuenta que el cadáver de aquel conejo estaba intacto.

Decidí no darle mas importancia por el momento, pero si volvía a encontrarme a aquella mujer descargando su ira contra un ser vivo me armaría de valor y le diría un par de cosas.

Llegué a temer por la vida de Hoju, ya que a veces revoloteaba por aquí a su libre albedrío... tendría que ser más precavida a partir de ahora.