Claro del bosque

Ya se había hecho de noche, por lo que recogí mis bartulos, me puse la camisa y me dirigí al castillo con la mochila bien llena de frutas silvestres...


*me voy*

Estuve andando por el bosque, y me encontré con un pequeño claro. No sabía por qué, pero me encontraba algo cansada últimamente, así que me senté en una piedra bastante grande que había allí.

"¿Qué me está pasando...? es como si una energía negativa me debilitase...", dije en bajo.

Estaba realmente preocupada, pero intenté despejar mi mente y tranquilizarme. Después de unos minutos cogí mi preciada ocarina de mi bolsa y me dispuse a tocar una melodía suave que no molestase a las criaturas del bosque.

*se queda*

Cuando iba de camino al palacio desde las termas, escucho el sonido de un instrumento de viento y sigo el sonido hasta el claro des bosque.

Ya es bastante denoche, pero al ser un lugar despejado y sin árboles la luna y estrellas permiten bastante visibilidad. Al llegar al lugar de donde procede el sonido encuentro a Hewina tocando.

Me paro a poco metros a escuchar. Es un sonido bonito y no quiero molestarla.

Seguí tocando y calmando mi espíritu con cada nota, pero de repente sentí una presencia cercana. Miré por todas partes escudriñando por las sombras, pero me resultaba difícil distinguir las cosas con tan poca luz.

Me pareció distinguir la silueta de Heylel debido a su altura y a sus alas, pero no estaba segura, así que pregunte: "¿Heylel? ¿Eres tú?", y esperé respuesta.

Espero a que acabe de tocar y, en cuanto pregunta si soy yo quien la observa, me acerco y abro un poco las alas.

-Soy yo -Comento con una sonrisa poco perceptible debido a la poca visibilidad. -Tocas muy bien. ¿Empezaste de pequeña o algo así? -

Le sonreí y le dije: "Sí, me enseñó mi padre."

Entonces recordé que el día anterior me había ido de repente después de haberme ofrecido asiento en el comedor, y le dije "¡Ah! Siento haberme ido con tanta prisa ayer sin siquiera despedirme..."

Asiento cuando dice lo de su padre. Es genial que le enseñase algo así. Entonces se disculpa por lo del comedor y me encojo de hombros.

-Cierto, ¿estás bien? Es decir, no tiene importancia que te fueras de pronto si te encontrabas mal -. Le comento.

"Bueno, llevo unos días encontrándome un poco mal.", dije con una sonrisa un poco forzada. No quería preocuparle, pero no me gusta mentir... nisiquiera en detalles sin mucha importancia o de forma piadosa.

"¿Quieres sentarte?", le dije moviéndome un poco para dejarle sitio en aquella roca.

La miro algo preocupado. Que mal llegar a Brontë y encontrarse mal. Asiento a su propuesta y me apoyo en la roca en lugar de sentarme.

-Quizá debas ir a ver al médido del palacio. Así te dará algo que te alivie -.Le digo. No vaya a sar que aparezca la bestia y... Cierto, quizás ella nosupiese lo de la bestia.

-Ah, que por cierto, mejor que vayas pronto porque se estaba organizando una partida de caza debido a que se dice que hay una bestia suelta por el palacio. Parece que es algo peligrosa y nos servirá de entrenamiento -. Le indico. - Aunque, quizá prefieras no participar. -Era una posibilidad.

"¿Una bestia? Vaya, no había notado nada raro en el castillo. Aunque claro, es demasiado grande y esta repleto de gente...", pensé, mientras cambiaba mi expresión.

"Oh, vaya, La verdad es que no lo sabía. Lo cierto es que no me agrada mucho luchar, pero... ¿qué clase de criatura es? ¿la vais a matar?", dije preocupada.

Me encojo de hombros ante su pregunta. Realmente no sabía demasiado.

-No tengo ni idea. Solo me dijeron que teníamos que capturarla, supuestamente por orden de los líderes. Aunque, si ordenan atraparla será porque amenaza nuestra seguridad -. Indico con lo poco que sé.

"Oh... entiendo. En ese caso si que participaré., le dije.

Dejé de mirarle a la cara y me dispuse a ver a la Luna.

Asiento con una sonrisa amable y luego espero un rato en silencio, recreándome en las termas de hace un rato. Ahora ya no tengo tanto frío, pero sí algo de sueño.
Estiro los brazos y las alas.

-En fin, otro vistazo corto -.Bromeo. -Pero mejor irme a dormir un rato. Y tú deberías hacer lo mismo si te encuentras mal -.Le aconsejo. Entonces dejo de apoyarme en la piedra y sacudo un poco mis pantalones.

-Nos vemos por ahí. Buenas noches -. Le digo despidiéndome con un gesto del ala. Mañana escribiré la carta para Ventus.

*se va*

"Vale, yo también iré pronto a descansar. Buenas noches, y descansa", le dije sonriente mientras se iba.

"Es una persona muy agradable... como mamá...", pensé. Siempre sentí mucha admiración por los Aether.

Me acosté un poco en aquella roca y seguí mirando a la luna. El cielo estaba algo nublado, así que no podían verse muchas estrellas, y la luna era la única que me otorgaba un poco de luz entre aquella inmensa oscuridad.

Me daba mucha tranquilidad, así que seguí mirándola mientras me sumergía en mis pensamientos... hasta que me dormí allí mismo.

Estaba inmersa en un profundo sueño, pero un estruendoso alarido me despertó, devolvíendome a la realidad con la peor de las sensaciones...

"Auras oscuras...", musité.

Me incorporé como pude e intenté ver qué clase de criaturas me acechaban, pero tenía la vista completamente nublada y no podía ver nada, así que me aferré a mi báculo y retrocedí varios pasos hacia atrás...

Una de las criaturas intentó darme un zarpazo en los pies, pero di un salto hacia un lado apoyándome con mi báculo para esquivarlo.

- ¡¡¡¡¡MALDITOS ENGENDROS DE PESADILLA!!!!! ¡¡¡SUCIAS RATAS!!! ¡¡¡RICK DEHNEL HA VENIDO AQUÍ PARA TERMINAR CON VUESTRO REINADO DE CAOS Y COMER HUMANOS!!!

Rick Dehnel, cada día hablabas mejor.

Una vez terminé de gritar, abrí los ojos y observé el panorama. Era peor de lo que imaginaba. Seis contra dos. De haberlo sabido, no hubiera gritado, pero ya estaba hecho.

Alcé mi manodoble, adoptando una guardia por encima del hombro y corrí hacia el grupo de bestias. La primera que se me acercase, la primera que sería cortada en lonchas.

De repente apareció un chico de pelo rojo que gritó, atrayendo así la atención las criaturas.

"Menos mal...", pensé. La presencia de esas criaturas hacía que estuviese demasiado débil como para luchar en condiciones, pero con la ayuda de aquel joven podría tener alguna posibilidad de salir viva.

Las dos bestias que me estaban atacando también le prestaron atención al chico, así que aproveche para alejarme un poco y lanzarles una Clair ëm yäk.

Sonreí. Al final no pintaba tan mal para mí, pues solo dos de las seis monstruosidades atroces cargaron contra mí, aunque... Bien pensado, la dama no corría la misma suerte que yo. Vaya una mala pata.

Liberé la derecha y apunté a la zona donde estaba la chica desconocida, invocando un flagrare. Que yo supiera, el fuego asustaba a las bestias. Tal vez ayudase. Luego tomé mi arma con fuerza y sonreí.

- ¡¡No te preocupes, joven dama!!-. En cuanto los seres se acercaron, lancé un violento barrido horizontal para ver si podía partirlos en dos-. ¡Rick Dehnel está aquí!

Una de las criaturas me mordió en una pierna. Grité de dolor, y reaccioné "intentando pegarle" con mi báculo en la cabeza.

Llegamos a un claro en el Bosque, guiándonos con los alaridos de la bestia y de Rick. Cuando estaba cerca, frené en seco, horrorizada. No había una bestia. Había seis. Estaban en un claro del Bosque, en el que, personalmente, no tenía la menor intención de entrar si podía evitarlo. La escena que se desarrollaba no era muy alentadora. Rick se enfrentaba a dos bestias, mientras que una chica morena (manifiestamente claritas) a la que no había visto jamás intentaba alejar de sí a otras cuatro. Me estremecí al imaginarme en su situación.

En lugar de avanzar, miré a Alehyss y me alejé ligeramente de ella. Mi intención era rodear el claro sin ser vista, buscando un ángulo que me diera más posibilidades de atacar por sorpresa. Una vez perdida esa ventaja, no creía poder ser de mucha ayuda, así que tenía que pensar con rapidez. La cabeza fría, Massen. Pensé en Seranne, tan dada a las peleas, intentando meterme en su piel para saber cómo actuar. Aunque dudaba que se hubiera enfrentado alguna vez a un bicho de estos.