Lago

"Ah, ¿lo dices por el libro? No, no te preocupes, lo acababa de empezar y de momento no ha pasado nada que enganche...", le comento, aunque lo cierto es que tampoco estaba demasiado centrada en la lectura.

"Por lo visto trata sobre unos seres llamados "humanos" que carecen de poder alguno, y habla sobre sus vidas diarias y desventuras", le digo.


Entonces apareció Silvanus, y nos saludó a mi y a Heylel.

"Hola Sil...", dije algo ruborizada, aunque intentando aparentar normalidad, pero justo después desvié la mirada.

Escucho a Hewina hablar sobre su libro. La verdad es que a mí me suena un poco aburrido. Entonces llega Silvanus un poco angustiado.

- Hey, hola, ¿y esa cara larga? - Le pregunto, curioso.

Hewina me saludó como si nada hubiera pasado entre nosotros... me apostaría mi mano derecha a que si estuviéramos solos me habría besado... pero tenia que estar el pardillo este aqui...
-No, no me pasa nada... un día duro, ¿sabes?- me dirigí a Hewina a continuación- Hola morena, ¿que te cuentas? dije frotándole el pelo. yo nada nuevo... hoy por la tarde me encontré con Massen y... VALLA QUE BUENA PINTA TIENE EL AGUA!- y antes de haber terminado la frase, ya estaba desnudo, tirándome en bomba las cristalinas aguas del lago.

El agua salpicó un poco a mis amigos, pero yo estaba demasiado entretenido quitándome el pelo mojado de la cara como para darme cuenta.

Silvanus me saludó y me acarició el pelo mientras me hablaba, y lo miré asombrada.

Entonces él empezó a desnudarse rápidamente para meterse en el agua, y yo desvíe la mirada impactada.

"¡Siempre igual!", pensé.

Entonces se zambulló en el agua de un salto, salpicándonos a Heylel y a mí, y le dije: "¡Eeeeh! ¡Que nos mojas!", mientras me reía un poco.

Escucho las escusas de Silvanus porque siempre ha sido como un libro abierto este chico y enseguida se le nota todo. Pero antes de que pueda decir nada se pone a desvestirse y a zambullirse en el lago.

- Que bruto es... -Digo, llevándome la mano a la cara. Yo que nunca me sacaba la manga larga y este siempre en pelotas al agua fría... Ains...

-Así te quedas raquítico... Te pasas la vida en el agua y te encoges como las camisas...- Bromeo.

ante el comentario de Heylel, hundo mi cabeza hasta los ojos y hago burbuijitas mientras pienso una respuesta... una vez que se me ocurre algo, entorno los ojos y se lo suelto.

-Pueees no se de que me hablas... porque yo lo tengo todo bastante grande... no como otros, que la mujer lo echó de casa porque lo hacían todo muy rápido y lo tenian TODO muy pequeño...

Hewina, no le hagas caso al tonto este dije salpicándolo. Que yo me quedé pequeño porque de niño no comí lo suficiente.
Era cierto, pero el comentario de Heylel me había sacado los colores... quizas Hewina me rechzó porque era un enano de metro sesenta y nueve...

Me reí al ver como se picaban entre ellos, ignorando un poco la intención del comentario de Silvanus de que lo tenía todo grande.

Entonces Tristán salió de la bolsa de Silvanus, estirando sus patas y sus alas mientras bostezaba.

"Todo grande no lo tienes, Sil. El dragón lo tienes pequeño.", dije mientras me reía y ponía a Tristán en mi regazo.

Como Silvanus trata de molestarme, saco pecho jactancioso y pongo los brazos en jarra. De broma, claro.

-Sabrás tú... Si Gabrielle te contara te morirías de la envidia ¡jum! -Comento, levantando la cabeza. Entonces Hewina hace el comentario del dragón y me echo a reír.

- Cieeeerto, si ya empezamos por ahí vas perdiendo, Silvito -. Comento entre risas.

Al ver como ambos se ríen de mi me pongo de morros y me cruzo de brazos, enfurruñado.
-Jo... no os metáis conmigo... ¿veis? ya me habéis quitado las ganas de bañarme- dije mientras salía y me vestía sin prisa... total: era de noche.

-Si vamos... una envidia loca... LOCA, LOCA enfaticé... loca y desesperada debía de andar la pobre para tener que mandarte de una patada para aquí abajo, dije gracioso mientras me ponía el calzoncillo.

-¿Silvito? ¿y esas confianzas conmigo de repente Heyl? Si quieres tema conmigo, vas de culo, dije abrazándolo a propósito.

Silvanus salió del agua y yo volví a desviar la mirada.

Entonces Tristán se levantó de mi regazo y fue volando hasta mi cara, mirándome extrañado.

"No pasa nada bichín", le dije en voz baja dándole un toquecito en los morros, y entonces hizo un ruidito con su voz y se posó en mi cabeza.

Cuando Silvanus ya estaba en calzoncillos miré como se metía con Heylel mientras lo abrazaba y me reí.

Me río un poco más y aparto a Silvanus cuando me abraza.

-Quita, quita, a mí esas tonterías no, que te conozco -. Bromeo mientras trato de apartarlo para que acabe de vestirse.

Entonces me quedo un rato en silencio y me sale un bostezo. Ya no veía un pimiento y tenía algo de sueño.

-Bueno pareja, nos vemos en otro momento -. Comento antes de despedirme mientras estiro los brazos. -Es tarde y ninguno ve de noche o tiene ojos luminiscentes así que yo os diría que volviéseis pronto. Chao -. Digo al tiempo que saludo con la mano.

*se va*

FdR: Lo de pareja va sin mala intención, solo es porque hay dos personas XD

Heylel se fué y nos quedamos solos Hewina y yo.

Levanté a Hewina ofreciéndole una mano, como si fuésemos a bailar. Entonces le dí una vuelta como si vailásemos.
Entonces le dí una palmada en el culo y me despedí de ella con un beso en la frente.

Astamañana bicho. Dije guiñandole un ojo.
Tengo sueño, así que me voy.


*se va*

Me quedé viéndole asombrada, y cuando bastante lejos reaccioné y le dije: "A-adiós..."

"¿No habíamos quedado en ser amigos...? Ugh... Silvanus... eres un tonto.", pensé mientras cogía mis cosas, y al cabo de un rato me fui de allí.

*se va*

Llegamos al lago y comenzamos a desvestirnos rápidamente.

Yo la cogí de la mano y comenzamos a entrar en el agua bastante despacio, porque estaba un poco fría... sobre todo para ella, que no era piscis.

El farolillo apenas ya daba luz, puesto que el aceite se estaba acabando... y eso era una verdadera molestia, puesto que nos estabamos quedando a oscuras...
-Será mejor que nos lavemos bien y nos demos un baño rápido para poder marcharnos de aquí antes de que nos quedemos a oscuras del todo- dije mientras flotábamos en el agua.

"Vale", le respondí.

Entonces me acerqué nadando a la orilla hasta que pude tocar el suelo con mis pies y empecé a lavarme.

No sabía muy bien que decirle a Silvanus, ya que estaba un poco avergonzada. Entonces él empezó a nadar y a bucear, y yo lo miraba de vez en cuando de reojo.

Me sumergí un poco en el agua para lavarme el pelo, y cuando salí me encontré a Tristán revoloteando cerca.

"Hola Tristán", le dije sonriente, y él se apoyó en mi cabeza. Me acerqué a Silvanus nadando, por si quería coger el a Tristán o algo, pero mientras me acercaba a él empecé a tener algo frío, y los labios me tiritaban.

Buceé un par de veces para lavarme el pelo, que lo tenía lleno de ramitas y tierra por haber dormido en el suelo del bosque.
Mientras, Hewi, estaba lavándose el pelo en la orilla.
Al rato, me fijé que Hewina nadaba hacia mí, pero no venía sola: Tristán la acompañaba.
-Muy bien, chaval, así me gusta: cuidando de mi morena a todas horas, dije acariciándolo suavemente.- anda, ven aquí, dije poniéndomelo en mi mojado hombro.
Entonces vi como a Hewina le temblaban los labios y estaba bastante blanca. Me acerqué a ella y la abracé. Fue un abrazo cálido, tierno y lleno de amor.
-No te preocupes mi cielo... ya nos vamos...- digo besándole en la frente.

Salimos de agua, pero Hewina seguia tiritando de frío.

Tristán, enciende esto- dije ofreciéndole un montón de ramitas secas.
El dragón obedeció y los dos nos sentamos alrededor del fuego, mientras yo echaba un tronco mas gordo a la llama.

-Ahora mejor? dije pasando mi brazo por su espalda.

"Sí, gracias....", le respondí, aun que lo malo del fuego es que daba una luz llamativa que alertaba más nuestros cuerpos desnudos.

"Jo...", dije mientras me tapaba malamente con las manos de nuevo.

Era consciente de que a los ojos de Silvanus sería rídiculo que me pusiese así, pero todavía sentía vergüenza. Entonces cogí una manta finita que tenía en mi bolsa y me tapé hasta el cuello con ella, apoyando mi espalda en un árbol.

Hewina se tapó con una mantita que tenía en su bolsa... parecía que aún le daba reparo enseñar su bonito cuerpo... Bueno... no sería yo quien le dijese que no a eso.

Entonces me levanté y me puse los pantalones... tampoco era plan de andar por ahí, en bolingas todo el santo día,,, aunque no me hubiese importado si estuviese solo... pero al estar acompañado, la cosa cambiaba.

Parecía que a Hewina algo le rondaba la cabeza...
Yo me acosté encima de sus piernas, como aquella vez en el bosque.
-Hewina... ¿de verdad que estas bien?... pareces angustiada por algo...- entonces me acordé de que ayer había terminado dentro... quizas estaba preocupada por eso- perdon por lo de ayer... es decir... debí haberme quitado a tiempo... pero no fui lo suficientemente rápido como para reaccionar... supongo que habrá pasado nada, ¿no?
Entonces me puse a jugar con uno de sus húmedos mechones, esperando su respuesta.

"Bueno... no se...", le dije con cara de preocupación.

No me arrepentía de lo que había pasado, pero en el fondo si que estaba asustada... ya que cabía la posibilidad de que me hubiese embarazado. Eso acarrearía muchos problemas... tales como que me expulsasen del ejercito. Y además... Silvanus... ¿me abandonaría o permanecería a mi lado? Al fin y al cabo todavía somos muy jóvenes, y la responsabilidad de tener un hijo es muy grande.

"Pero Sil... si estuviese... ya sabes... ¿tú que harías?", le pregunté.

Sus palabras cayeron sobre mí como 20 toneladas de plomo... ¿Yo? ¿papa? ¿de un crío?... Dios de mi vida... no tengo trabajo... no tengo estudios... viviríamos en la miseria... y si mis padres se enteran que he tenido un hijo mestizo... me matan, vamos... así que a ellos no podría recurrir...
La verdad... sería una papeleta muy incómoda...
¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mi? Seguro que a Aren nunca le ha pasado esto... si es que todos los tontos tienen suerte... pero yo no la abandonaría nunca... aunque tuviera que trabajar cargando piedras... me daba igual... yo no era de ese tipo de personas...

-Hewina- dije acariciándole la cara- mírame... si estas embarazada... cosa que no es segura- puntualicé- yo jamas te abandonaría... sé que suena a tópico, pero es una verdad como un templo, en serio. Confía en mi. yo no te dejaría en una situación así... ademas... no creo que te expulsen de Brontë por ello... supongo que Jillian tendrá compasión de ti... es maja, esa chica.

Entonces me quedé callado durante un buen rato... mientras escuchaba a los grillos cantar.

-Eco. Si es niño me gustaría que se llamase Eco... si es niña... escógelo tu, dije con una sonrisa en los labios.

Después de que Silvanus me dijese eso sonreí, sintiéndome aliviada.

"No es lo más apropiado que nos podría pasar, pero al menos con él a mi lado no tengo nada que temer. Además... el abuelo estaría contentísimo... aun que no puedo decir lo mismo de papá y mamá.", pensé mirando hacia el cielo estrellado.

Entonces Silvanus dijo que si es niño le gustaría que se llamase Eco, y que escogiese yo el nombre para la niña.

Todo esto era un poco precipitado, pero sonreí y le dije: "si es niña... Ayla"

-¿Ayla? me gusta... es corto y bonito. Bueno... dejemos el tema por el momento... no creo que sea bueno que nos traumaticemos basándonos solo en una supuesta hipótesis de embarazo... ¿no crees?

Suspiré compungido... estaba nervioso... habría que esperar un mes o así para confirmarlo... pero de momento, yo no quería amargarme la existencia.
Quería a aquella chica... no sabía muy bien porqué... quizás por su forma de ser... quizás el parche que era al principio se ha comido la herida que cubría, haciendo que olvidase a quien me la había hecho.
... Ya lo decía mi padre... Un clavo saca a otro clavo... y yo ahora estaba muy bien con este clavado en mi corazón.

Mañana escribiría una carta a Ariel, contándole este "supuesto" problema que se me venía encima... jo... que disgusto se va a llevar la pobre... con lo que le gusta conservar la raza piscis pura... bah, que se jorobe, es mi vida, no la suya. Entonces me dí cuenta de que Hewina no sabía de la existencia de mis hermanos, ni nada de mi familia...
-por cierto, Hewina, ¿tienes hermanos? porque yo tengo 4 mas - dije entre risas. ¿Sabes? no me llevo muy bien con los 3 hombres... pero con la mayor, Ariel, me llevo fantásticamente- dije mientras veía las estrellas.

"Vaya, sois familia numerosa. Yo soy hija única, así que mi familia se reduce a mi abuelo, mis padres y yo", le comenté mientras miraba a Tristán, que dormía acurrucado junto al fuego, y entonces me fijé en que el farolillo ya se había apagado.

Entonces reparé en algo, y se lo pergunté: "¿Y por qué decidiste venir tu solo al ejercito? ¿Nadie más de tu familia quiso?"

-Bueno... la verdad es que yo estoy aquí un poco por obligación... atender a 7 bocas con 1 trabajo mediocre no es muy productivo, ¿sabes? dije esbozando una sonrisa amarga en mi cara.
Mis tres hermanos, aunque son mayores que yo, no trabajan, solo entrenan y van a competiciones deportivas... pero a mí me parecen unos vagos redomados... están todo el día fardando con las chicas de sus músculos y su cuerpo... son unos desvergonzados... en vez de buscarse un empleo... en cuanto a mi única hermana, que es la mayor de todos, ella está terminando de escribir un libro... es su primera obra, así que al ser una escritora novel y poco conocida, pues supongo que lo que gane, aunque se lo dé a mis padres... poco iban a cambiar las cosas... mi madre limpia en casa... y mi padre... bueno, mi padre es pastelero- dije ruborizándome un poco, puesto que me daba un poco de vergüenza su puesto de trabajo... quizás porque era bastante mediocre y poco remunerado.
-Y como veían que no podían con los gastos, decidieron mandarme a Brontë, con la excusa de que aquí no pasaría hambre ni frio, y que así ayudaría a nuestro ejército... aunque claro... a mi eso me suena a cuento chino, porque para eso... ¿no habría sido mejor mandar a mis hermanos que son mas fuertes que yo?... sigo creyendo que me enviaron aquí proque no tenían dinero para pagarme los estudios de bellas artes... y quizas, como le daba vergüenza decirlo, pues me mandaron aquí con ese pretexto...

Cogí aire y saqué un pitillo de mi bolsillo y me puse a fumar.
-Bueno... ahora te toca a ti... cuéntame algo sobre ti...

Escuché lo que Silvanus me contaba atentamente. Lo cierto es que yo en ese aspecto había sido algo mas afortunada que él, ya que en mi familia no teníamos problemas económicos...

Después él cogió un pitillo y empezó a fumar. Entonces me dijo que le contase yo ahora algo sobre mi, y mientras el humo del tabaco ascendía hasta llegar a mis fosas nasales, lo cual hizo que empezase a toser con fuerza.

"No deberías fumar Sil... es muy malo para los pulmones...", le dije con la voz rasgada mientras tosía.