Enfermería

Entonces escuché las palabras del piscis, me había abstraído durante unos segundos, y había ignorado totalmente sus palabras.

- Silvanus... - susurré mirándole a los ojos -. ¿Sigues enamorado de Aren?

No me hacía gracia preguntar eso... Pero necesitaba saberlo... Hacía mucho tiempo que no sabía nada de este joven, a lo mejor todo había cambiado.

Volví a bajar la mirada, los días como "este" estaba especialmente sensible.

Alza de nuevo la vista y me pregunta algo... algo que parece que lo dice para joder.

Frunzo el ceño y me cruzo de brazos.- Eso a usted no...- voy a decir que no le importa, pero es una mentira... claro que le importa. Va a ser su marido.

Me rasco la nuca y veo hacia otro lado.

-Bueno, verá... mmm... a veces yo... no... bah, no me haga caso, el otro día... no, no... yo no estoy enamorado... bueeenooo.... un poquito-dije encogiéndome de hombros y juntando casi los dedos índice y pulgar de mi izquierda.- bueno, un poco más digo separándolos... se puede decir que... ¿bastante?- digo encogiéndome de hombros y poniendo cara de dolor, como esperando un sopapo.

-Pero le juro que no me he acercado a él. Nononono sol le admiro... desde lejos. Eso es... le veo pasar y nada más- digo con una risa nerviosa.

Dios que situación más incómoda.

-Bueeeeno... digo bajándome de la camilla y acercándome a una estantería para luego ponerme de puntillas y coger una de las piruletas que Errst tiene en un bote sin el permiso de nadie.- Va siendo mejog que me valla- digo con la boca llena de roja gominola.- gracias pog todo Cyara, ha sido un placer-digo dirigiéndome a la salida.

Silvanus parecía muy nervioso, vaya, al parecer seguía enamorado, el muy idiota. Parecía que mis palabras no afectaban nada a lo que el piscis sintiese por Aren, como era de suponer.

De repente se levantó, y trató de marcharse de la enfermería tras robar una piruleta. Entonces se lo impedí, pero no con un hechizo, le agarré del brazo.
Silenciosamente me acerqué a él, y, con sutileza, le puse la mano en la cabeza y se la acaricié con suavidad.

- ¿Y ahora qué te ha pasado, Silvanus? - Pregunté -. O has madurado mucho, o cualquiera diría que te pasa algo...

Continué acariciándole la cabeza, su pelo era suave.

Siento una mano que me impide continuar y me freno, dándome la vuelta.

Escucho sus palabras con atención, con los ojos abiertos como platos y chupando mi piruleta.
-Na-nada, creo... bueno, la vida en un palacio como este... acaba amoldandote... ya sabe, quise cambiar el mundo y el mundo me cambió a mi...- digo con una enorme sonrisa. Yo sigo siendo el de siempre... pero reconozco que tanto Aren como Alexander han hecho un buen trabajo conmigo... ambos me han enseñado muchas cosas.- digo un poco rojo.- tranquila... no me pasa nada- digo dejando que me acaricie el pelo.

-¿Sabe? tengo ganas de que se casen de una vez. Muerto el perro, se acabó la rabia- digo con el ceño fruncido viendo a ninguna parte. . si se casan... es probable que ya no vuelva a ver a Aren... o por lo menos de la misma manera que lo hago ahora y bueno... yo no quiero ser un estorbo...

Me rasco de nuevo la nuca y le veo fijamente...-Cynara... ¿sabe cual es el premio del torneo? ¿me lo puede decir?- quiero cambiar de tema radicalmente... esta mujer siempre consigue que me hunda por pensar que Aren no va a ser mío. Pero he cambiado. Sé dominar una conversación.

Mientras la respuesta brotaba de sus labios, me di cuenta de que Silvanus no podía haber cambiado en tan poco tiempo, tenía que estar fingiendo esa "fortaleza".

¿Estorbo? ¿Se consideraba a sí mismo estorbo? Puede que quizás fuese un poco cierto, pero si algo había sabido desde siempre es que una persona en la lucha por el amor nunca se podía considerar un estorbo.

- ¿Realmente crees que... - iba a continuar con la pregunta, pero entonces preguntó cual sería el premio del torneo; quería cambiar de tema, era obvio, y no sería yo quien se lo impidiese.

Le miré a los ojos fijamente durante unos segundos, y poco después esquivé su mirada.

- Cuando ganes lo sabrás... - respondí con una leve y falsa sonrisa. El comportamiento de Silvanus me había desconcertado totalmente. ¿En serio una persona como Aren había sido capaz de disciplinar al "estúpido Piscis sin oreja"?

La lider no insiste, por lo que creo haber ganado.

-Pero seguramente no vaya a ganar, Cynara... y quiero saberlo- digo con un pucheros- porfiiiii.

Termino mi piruleta y tiro el palo a la papelera.

-¿Necesita algo más de mi o puedo retirarme?- pregunto sonrojado, como siempre.

Silvanus empezó a hacer pucheros, pues yo no quería decirle cual sería el premio para el ganador del torneo de lucha.
Acabó su piruleta, y volvió a mostrarse ansioso por marcharse de la enfermería.

- Pues la verdad... - comenté mientras me giraba 180º, dándole la espalda al pequeño piscis -. No me vendría mal un masaje en la espalda.

Volví a girarme hacia él, y entonces le dirigí una sonrisa de simpatía.

- Quizás si me das el masaje... Te permita ciertos privilegios - mentí manteniendo la sonrisa, aunque cada vez más pícara y traviesa; simplemente necesitaba una escusa para que alguien me masajease la espalda.

Me dirigí a una de las camillas - la mas cercana - y me tumbé boca abajo. Señalé con el brazo derecho el cajón que había abierto para vendarle el rasguño a Silvanus.

- Encontrarás aceites en el cajón de al lado - indiqué aún con la sonrisa traviesa.

Al final no cede y me encojo de hombros. Me dispongo a salir feliz y contento con mi vendaje en mi pierna. Mola mucho. Me da un aspecto interesante.

Justo cuando voy a salir por la puerta, Cynara habla y dice que no le vendría mal un masaje, por lo que me freno en seco, volviendo la cabeza hacia ella.

Se da la vuelta y nos miramos y me sonríe.

Me dice que si lo hago... que me concederá ciertos privilegios...
Mi cuerpo se tensa y me comenzaron a temblar un poco las manos. Ella se acuesta y yo doy un par de pasos hacia delante.

Me dice que coja aceites. Hago un movimiento rápido con la vista y veo que sonríe pícaramente... si aún me voy a meter en un lío.

Me encojo de hombros y sonrío. No creo que pase nada.

Cojo los aceites y me acerco a ella.

La camilla me queda bastante alta y no voy a poder trabajar cómodamente, por lo que arrimo una silla a la camilla y me pongo de rodillas en ella... pero es incómodo no poder moverse con libertad al estar confinado en una silla, por lo que al final decido subirme a la camilla con ella.

Paso una pierna lentamente por las suyas, quedando a horcajadas sobre sus muslos, casi en sus glúteos.

Me tiembla todo el cuerpo. Me hecho hacia delante y comienzo a desabrochar el traje abotonado que recorrían en fila su espalda.

Al terminar de desabrocharlos, aparté la ropa lentamente, dejando su espalda al descubierto.

Toco con cuidado por primera vez su espalda y hago que mi dedo índice recorra su espalda desde la nuca hasta el fin de la columna.

Me tiembla todo el cuerpo por esta situación, pero me ha dicho que obtendría privilegios. y eso es bueno.

cojo aceite y lo extiendo en mi mano, las froto y comienzo a a masajear de abajo arriba, haciendo una ligera presión con mis dedos pulgares a la altura de sus vértebras que están un poco estropeadas. Pero no dejo que le duela. No quiero reprimendas. Si su piel ya es suave de por sí, con el aceite, hay veces que me cuesta frenar las manos.

Me hecho hacia delante, quedando casi en horizontal con ella para masajear sus cervicales .

Paso las manos por sus laterales de arriba abajo y me reincorporo de nuevo.

Estoy nervioso pero quiero hacer bien mi trabajo. Alexander me ha enseñado a realizar bien mi trabajo cuando es necesario y esta en una de las mejores ocasiones para demostrarlo.

Suspiro profundamente y continuo con mi trabajo.

Pasó poco tiempo cuando empecé a sentir a Silvanus en la camilla, colocado para darme el masaje. Comenzó a deslizarse por mi espalda, notando como actuaban los aceites, haciendo que se moviesen sus manos como dos aether.

No lo hacía tan mal como pensaba que lo iba a hacer, epro le faltaba mucho si quería hacerme sentir algún tipo de "placer", algo que no sentía hace mucho tiempo.

Estuvo durante más de una hora haciendo el masaje, tiempo durante el que no nso dirigimos ninguna palabra. Llegado el fin, ordené que se bajase de la camilla, mientras me abrochaba todos los botones del vestido que llevaba ese día.
Me reincorporé sentada en la camilla y estiré los brazos. También comprobé si seguía teniendo el tessen amarrado a la liga de mi pierna derecha.

Me bajé de la camilla, desenvainando el tessen cerrado. Le d un suave golpecito en la cabeza al joven piscis acompañado de una sonrisa, como señal de agradecimiento.

- Ahora ya podré hacer lo que quiera... sin que me moleste la espalda - dije pasando mi mano izquierda por su barbilla -. Ahora... Si no te importa, me voy...
Y con paso firme y decidido abandoné la enfermería. Había conseguido lo que realmente quería.

*Se va*

Al fin termino y ella me ordena que me baje. Lo hago.

Me golpea con su tessen en mi cabeza y me sonrojo un poco ante sus palabras. Espero algún tipo de cumplido, un premio... algo... pero no recibo nada.

Se me queda una cara de tonto increíble al ver como, simplemente se va.


Me froto un brazo. Estoy incómodo. ¿se va a ir sin darme las gracias?... claro que... tampoco me voy a arrastrar por un cumplido... pero visto su comportamiento, Cynara no deja de ser una zorra maleducada.

*se va (un poco cabreado)* xD

Entreabro los ojos. Me doy cuenta de donde estooy y porqué a los pocos segundos. Intento llevarme una mano a la cabeza pero no pudeo. Tengo tantas vendas por el torso y tan apretadas que me duele hasta al respirar. Estoy solo. Escucho el silencio. Veo mi ropa doblada en una silla y vuelvo a girar la cabeza hacia arriba. Me quedo viendo el techo.

Este silencio me va a volver loco.

Despego los labios no sin esfuerzo pues están secos. e intento realizar algún sonido. Pero tengo la garganta seca y fría y solo me sale un carraspeo que me hace doler el pecho, por lo que decido no hacerlo.

Vuelvo a cerrar los ojos. Estoy despierto. Simplemente es para rejalarme.

*se queda*

Llegué a la enfermería apretando un poco mi mano herida y me puse a buscar al doctor. En cuanto apareció me lavó la herida y me puso una benda rápida con lo que se lo agradecí con una amplia sonrisa. Iba a irme enseguida ya que no me gustaban nada esos sitios pero entonces me fijé en que Alexander estaba tumbado y bendado en una de las camillas. Me acerqué con gran preocupación y me puse a verle. ¿Qué le habría pasado? Apoyé una mano en su brazo aunque no quería despertarle. "Espero que tu descanso te alivie..." Susurro con preocupación y cierta tristeza. ¿Alguien le había hecho daño? ¿Quién podría ser tan cruel? Pedí a la diosa que ayudase a curar sus heridas.

Siento unos ruiditos y unas voces, pero no me molesto en abrir los ojos. Sí lo hago al sentir una mano en mi brazo. Pued sentir en mi piel la suavidad de esa mano, por lo que entreabro los ojos y parpadeo un par de veces.

-Summer...- digo en boz baja. - Gracias- le contesto ante sus palabras.- ¿Que haces aqui?-digo forzando una sonrisa dolorida.- ¿te ha pasado a ti tambien algo? Siento no poder ayudarte ahora- le comento terminando mi frase con un par de tosecillas. Los latigazos me han llegado a las costillas y me duele hasta al respirar.

Quiero cogerle la mano. Pero me duelen los brazos... tendré que esperar a que me mejore.

Noté como abría los ojos y decía mi nombre. Di un respingo y aparté mi mano de él bastante avergonzada y algo sonrojada. Me agarré la mano que le había tocado con la izquierda notando una especie de cosquilleo. Le había toicado por puro instinto al verle dormir con gesto de molestia, pero era un varón, yo no podía hacer esas cosas. Tonta Summer, ahora tendrás que pedir disculpas y rezar después de la purificación. "Ah... Pensé que estabas durmiendo. Lo siento mucho. No quería molestarte..." Le dije bastante avergonzada por vele en aquella situación, como si invadiese su intimidad. Cuando pregunta si me he hecho algo me veo la mano bendada. "Ah, no es nada. Solo un pequeño corte. No habría hecho falta que me ayudases" Comento con una sonrisa amable.

"Pero, ¿a ti qué te ha pasado? Pareces bastante mal herido. ¿Quién o qué te ha hecho esto?" Pregunto con preocupación y cierta frustración. Si hubiera estado allí le habría ayudado.

Veo como aparta su pano rápidamente hacia ella como si mi cuerpo le hubiese quemado. Arqueo las cejas pero no digo nada, por lo que sé, parece que el contacto físico no es su fuerte... por lo menos conmigo.
-Tranquila, no estaba durmiendo, solo descansaba, no te preocupes.- digo un poco más contento al darme cuenta que es mi primera visita.

Veo su dedo vendado.- Bueno, si solo ha sido eso, una chica fuerte como tu, tiene que estar ya en plena forma, ¿verdad?- comento gracioso y dolorido.

Lógicamente me pregunta quién o que me ha hecho esto.

-Mi orgullo. - digo firme.- Creo que se me subió demasiado a la azotea... lo tenía todo y quería más, pero mirame ahora. - digo dibujando una sonrisa de incredulidad y rabia. - Aquí postrado sin poder moverme.
Gir la cabeza como un poco avergonzado.- Menos mal que me has hecho una visita- comento divertido para cambiar un poco de tema. No es que me molestase que haya sido Aren quien me ha pegado, pero tampoco quiero asustar mucho a la chica. Parece un poco frágil en ese aspecto y si se entera que hay alguien así en palacio, quizás quiera irse.

¿Y si le había pasado algo? Con este pensamiento en mente, entré en la enfermería como un tornado.

- ¡¡INGER!! ¡¿ESTÁS BIEN?! ¡¡DEBÍA HABER ESTADO DURANTE EL PART...!!

Pero por más que la busqué, allí no había más que un hombre postrado y una mujer flamma. Me acerqué a ella y besé su mano.

- Un placer, hermosa dama. Comprendo la atracción, pero no puedo estar con usted. Tengo una novia que me espera en algún sitio.

Me volví entonces hacia el hombre de la cama.

- Mejórese, caballero. Y cuídela -digo, haciendo referencia a la flamma-. Es una gran mujer. ¡¡ADIÓS!!

Y me fui como entré.

*se va*

Asentí cuando Alexander me dijo que estaba descansando y no durmiendo "Igualmente no debería molestarte si estás tan dolorido" Comenté al ver sus gestos molestos al mínimo gesto que hacía. Río un poco cuando dice que soy fuerte. Eso es mentira. "Claro, esto no es nada. Creo que ahsta mis hermanos y hermanas más jóvenes podrían ignorarlo. Pero no soy tan fuerte" Digo quitándole importancia a su comentario.La verdad es que el mero hecho de estar viviendo fuera del santuario ya me angustia así que soy bastante cobarde y débil.

Miré con curiosidad a Alexander en cuanto dice que lo que le ha hecho eso es su orgullo. ¿entonces le habían hecho eso en una pelea? Entonces sí que era valiente. "Al menos has tenido el valor de enfrentarte a él" Comento con una sonrisa. "Pronto te recuperarás y habrás aprendido muchas cosas valiosas. Aunque me gustaría ayudar a que no te doliese tanto" comento con una sonrisa algo entristezida. Había algún rastro de sangre en las sábanas lo que decía que eran heridas bastante profundas. Lo miré sorprendida cuando dijo que menos mal que le había hecho una visita. "¿No ha venido nadie más? Pensaba que ya te habrían visitado tus amigos." Comenté mirando alrededor. La verdad es que no tenía ninguna nota ni flores o algo así.

Ences entró un chico flamma muy grande dando gritos. Mi giré rápidamente muy sorprendida y vi como se acercaba a nosotros hablando. Me saludó y me agarró la mano para luego besármela, algo que me sonrojó y escandaizó haciendo que retrocediese rápidamente. "¡Ah! ¡No hagas eso, por fav...!" Pero no me dio tiempo a reprocharle ya que se fue corriendo diciendo a alexander que yo era una gran mujer y que me cuidase. Me avergoncé mucho y se me empañaron los ojos. Su comentario me había hecho sentir como un trozo de carne o como una de esas mujeres que se dejan abrir por cualquier hombre a cambio de que les compren bonitos vestidos. "Lo siento, Alexander... Mejórate mucho" Me mordí el labio inferior para que no se me escapase una lagrimita y me fui de allí corriendo.

Entré en la enfermería con la intención de poder hablar con el médico, y quien sabe, a lo mejor podría averiguar cosas vergonzosas de los miembros, o incluso jefes. Pero al parecer no había nadie, o eso al menos pensé al principio cuando nadie respondió a mi llamada -golpeando la puerta-.
Había un chico de más o menos mi edad. Parecía caeruleus y tenía un pelo largo muy bonito. No lo conocía, así que debería aprovechar para parecer poco curiosa, y después una vez creado el prejuicio, poder intentar sacarle información interesante para "compartir".

- Buenos días - saludé con una esplendorosa y brillante sonrisa -. ¿No está el médico aquí?

Me acerqué un poco a él, así podría verlo más de cerca y examinarlo mejor.

-Seguro que si, no te menosprecies, Summer, si tu eres genial. Si no te aprecias a tí misma, ¿quien lo va a hacer? porque todo el que pueda te hará daño si puede, por lo que debes ser fuerte, tanto como para demostrarles que no eres tan fácil de venceer como ellos creen, ¿vale?- no estoy muy seguro de mi consejo, ya que esa filosofía de vida es la que me ha llevado a estar postrado en una cama.

-Si- digo dibujando una sonrisa amarga en la cara. Se sorprende al ver que mis amigos no han venido a visitarme.

Amigos... bonito término.

Los dos único que tenía yacen ahora muertos- digo entristecido y serio y de bronte... menos tu, el resto no valen la pena.- digo sinceramente. Pocos hay en Bronte que me hayan llegado.

Un portazo hace que me sobresalte y vea a un enorme tío entrar y berrear como un bismonte en celo. Coge de la mano a Summer y sin ningún tipo de reparo, besa su mano, como si fuera un noble o algo.

-QUE DEMONIOS HACES, ¿DESGRACIADO? SUÉLTALA- grito haciéndo que me duela el tórax una barbaridad debido al dolor de mis heridas. Tanto que hace que se me salga una lágrima descontrolada del dolor.

Summer queda completamente paralizada de miedo, para luego levantarse e irse.
-Summer, tranquila, tranquila no te vayas...- pero ya es tarde.


Vuelvo a estar solo.
Mierda.
Quiero conjurar un Âchnam y destrozarlo todo. Pero no tengo fuerzas. Estoy muy indignado y me dá mucha rabia todo.
Maldito Flamma... seas quien seas, me vengaré. Por mi honor y para recuperar el de Summer.


Al cabo de un rato, entra una joven parvus. Pero me dá igual. Estoy enfadado y ofuscado.

-No sé. - digo con cara de pocoas amigos.

Mi sonrisa se mantuvo incluso cuando escuché la ruda respuesta del caeruleus. Si es que el estereotipo de frialdad les viene al pelo.

Mi cara se entristeció.

- Oh... Vaya... ¡Qué lastima! - Agaché la cabeza tratando de mostrarme dolida.

Di media vuelta, no me gustaba hablar con bordes. Pero entonces me di cuenta. Cuanto más bordes, tener información suya es más importante.

Volví a girarme 180º y me acerqué dos pasos más hacia él.

- Disculpa mis pocos modales - comenté volviendo a sonreís amablemente -. Mi nombre es Elektra... Elektra Samon.

Joder, esta tía no se larga. No estoy de humor. Ese gilipollas ha asustado mucho a Summer... ojalá pudiera estar con ella para ayudarla y consolarla. Seguramente ahora ya esté mas tranquila...

Pero la pesada esta no se larga.


- Me parece genial. -digo ante su nombre. Me dan ganas de decirle a la cara que se largue, pero tengo un mínimo de educación. Si es lista, sabra por mi actitud que no estoy de buenas.

No podía creerme que hubiese gente de esta calaña en el castillo, ¿qué estaba haciendo allí? ¿Marginarse en una enfermería sin nadie para que cuando alguien se pase hablarle borde?
Tranquila Elektra, tranquila. todo tendría su explicación. Lo mejor, sin duda, era marcharme.

- Siento las molestias, no quería distraerle de sus... tareas - comenté aún sonriente, aunque evidentemente con una sonrisa forzoosa.

Y con paso acelerado abandoné la sala.

*Se va*

Muy bien. Sentencio para que se vaya. Estoy muy enfadado. Mucho. Demasiado. Tanto, que creo que voy a expltar. Siento ganas de encontrarme con ese malnacido.

Al entrar de nuevo en el palacio me calmé un poco. Estaba temblando pero ahora no de miedo sino de ira. Ese tipo había conseguido enfurecerme y hacerme rabiar por su comportamiento asqueroso, tratando a las chicas como si fuesen material de exposición al que acoplar su "martillo del amor". Sentía un tremendo asco hacia él y me sentía sucia, muy sucia, más que cuando el otro hombre me había visto en el lago. Además, me daba mucha rabia que aquel mal recuerdo hubiera sido también en aquel bonito lugar.

No sabía qué hacer y estaba tan cabreada que me daba igual todo. Pensé en volver a la enfermería para pedir disculpas a Alexander por haberle dejado allí tirado por culpa de ese energúmeno. Quizás así me tranquiñizaría.

Entré a la enfermería y lo encontré de nuevo relajado en su camilla. No sabía si acercarme ya que, ahora que estaba alí, me daba un poco de vergüenza mi pinta. Estaba mojada, sucia por la tierra del lago, llorosa y ultrajada por aquel tipejo. Tanto por sus actos como por sus palabras. Me quedé quieta viéndole, bastante avergonzada.

Me estaba entrando ya el sueño cuando Summer entró de nuevo en la enfermería, pero esta vez cubierta de barro, con la cara llena de lágrimas y con un aspecto horrible.

-¡SUMMER! ¿¡QUE TE HA PASADO!? - exclamo. Lo primero que se me pasa por la cabeza es "Aren", pero lo dudo mucho...

-Siéntate y cuéntame digo nervioso. ¿te has caido?