Enfermería

Me sobresalté un poco con la reacción de Alexander cuando se dio cuenta de mi presencia. Me acerqué a él mordiéndome el labio inferior ya que volvía a sentirme bastante miserable. Cuando llegué hasta él y me senté en la camilla que estaba al lado de la suya rompí a llorar de nuevo. Era tan tonta. "Alexander...Esa bestia me ha humillado..." Acerté a decirle con mucha rabia. El acordarme me dio fuerzas para apartar las manos de mi cara y explicarme. "¡Llegó al lago y me agarró diciendo barbaridades para luego tirarme gritando que le daba asco! Había una chica en el lago que parecía conocerle y le defendió... Hablaba con él completamente desnuda como si le diese órdenes. No quise saber de qué pobre alma se trataba" Comenté con rabia en mi voz apretando la ropa sobre mis piernas. "Pero no quedará impune... Me vengaré de su mal comportamiento y si yo no soy capaz, la diosa le dará su merecido" Dije, plenamente convencida de ello. Por un momento deseé tener entre mis manos mi alabarda. Lo miré unos segundos y luego bajé la cabeza "Es horrible, Alexander... Me ha hecho decir tantas cosas malas... No debería odiar a nadie pero... Es tan difícil..." Comenté, bastante superada por la situación. No sabía si él, como hombre, lo entendería, pero era con el que más confianza tenía.

A cada palabra que dice, a cada lágrima que libera, con cada sollozo que la oprime, me voy poniendo furioso. ¿Quien demonios es ese tio? ¿Porqué la ha intentado violar?

No digo nada, simplemente, con todo el dolor de mi alma, me levanto, mientras ahogo un grito de dolor por el movimiento hasta quedarme sentado con los pies colgando de la camilla. Quiero levantarme, quiero ir a junto de ese cabron y partirse esa cara de gilipollas que tiene. Tanto a el como a la fresca esa que se pasea desnudo por Brontë. MENUDO PAR DE SINVERGUENZAS que asco me dan.

-Claro que no quedará impune. No voy a permitir, por la nobleza de mi apellido, que ese cabrón siga haciendo lo qEu hAce con las chicas. NO SOYS OBJETOS! Me tiemblan los puños de la indignadion. La pobre Summer ha estado a punto de ser violada. Y yo no puedo moverme... y una porra.

-Pasame ese bastón de ahí. No puedo... no puedo quedarme así tras este ataque a tu dignidad. No. Eres mi amiga. pero sé que en el fondo, no podre moverme hasta que el tiempo sane mis heridas.

-Nunca me he sentido tan inutil. - digo con furia.

Alexander pareció enfurecerse también y, cuando vi que se levantaba, me sobresalté. "¡Quieto! No debes moverte o se te abrirán las heridas" Le dije con gesto de preocupación y levantándome de un salto de la camilla. "Venga, acuéstate de nuevo, por favor" Le pedí haciendo un ademán con las manos sin llegar a tocarle. "Te agradezco mucho que te molestes pero no voy a dejar que salgas de aquí así. Ya habrá tiempo para todo. Ahora quédate quieto y descansa" Me pasé la manga por la cara para limpiármela un poco y le ayudé a que se acostase de nuevo. Ahora mismo me siento tan vulgar que tocar a un amigo no me resulta apenas negativo.

Escuché sus palabras y sentí su frustración. "No estás siendo inútil. Tú ya has luchado tus batallas. Recupérate si quieres ayudarme con las mías" Pronuncié con una sonrisa algo triste pintada en los labios. Recordé que me había dicho un par de cosas antes de que saliese corriendo por culpa de aquel animal. "Porcierto, Alexander... Siento lo de tus amigos..." Comenté algo más triste. Parecía un chico muy agradable, no entendía como no tenía cientos de amigos rodeándole.

Ante sus ruegos y como no quiero ponerla más nerviosa, accedo a volver a la cama.

Escucho todo lo que me dice. Estoy cansado, agotad, mas bien, pero sobre todo, me siento muy impotente por no poder atravesarle el corazón a ese cabron.

Entocnes Volto y Clara vuelven a mi cabeza como un chorro de aire frío. que me hiela el cuerpo y hace que me enrosque.

-No es nada.- digo realmente triste. - Pero bueno, no nos deprimamos... ahora te tengo a tí.- digo apretando los labios y sonriendo. Estoy encantado de que seas mi amiga.
Todo esto me ha cansado mucho y las heridas me siguen doliendo. - Summer, ahora será mejor que te vayas para cama. Se me están cerrando los ojos solos, lo siento... no estoy en condiciones.- digo realmente abatido.- ademas, tu necesitas descansar y reponerte, ¿no es asi? si vuelves a tener un problema con ese tipo, comunícaselo sin demora a tu líder.

Alexander me hizo caso y volvió a acostarse, algo que me calmó bastante. Lo dejé que se acomodase y sonreí con su comentario "Gracias. Yo también me alegro de tenerte como amigo" Dije, bastante feliz de oírle. Se acomodó en la cama y dijo que sería mejor que me fuese a descansar ya que él estaba bastante adormilado y yo debía reponerme "Ah, claro, te dejaré dormir tranquilo. Necesitas descansar mucho... Ya volveré a verte mañana, ¿te parece?" Dije con una sonrisa cansada. Asentí a su consejo de hablar con mi líder. La verdad es que no lo había pensado antes pero es buena idea. Cuando vi que cerraba los ojos me despedí. "Descansa" Le dije y noté como se relajaba ahsta dormirse. Decidí irme de allí y darme un baño para limpiarme y purificarme con mis rezos. No sería duficiente, pero hoy no tenía fuerzas para más antes de irme a dormir.

Llego a la enfermería a atender a Alexander. El pobre lleva unos días bastante complicados y no está bien que pase de él, por lo que simplemente estoy sentado a su lado, haciéndole compañía

Llegué a la enfermería entre quejas. Había subido al observatorio para ojear algunos libros y, al rehacer el camino devuelta a los dormitorios, había tropezado y me había caído por las escalera de caracol. Nada más poner un pie dentro del sitio, mis ojos se encontraron con Silvanus Kettleburn, que estaba sentado al lado de una cama.

—Hola... — murmuré.

Fruncí ligeramente el ceño y me acerqué hasta ahí. Me preguntaba a quién estaría visitando el piscis. Tras dar un par de pasos, comprobé que la persona que estaba tumbada en la cama era Alexander Price. Alcé las cejas.

—Por el amor de Mithos, ¿qué te ha pasado? — pregunté, preocupada.

FdR. OH MY MITHOS

Kettleburn me hace compañía desde que se enteró de que estoy aqui. Es su deber y debe estar a mi lado. Pero, como siempre, esta es una de esas tardes monótonas en las que debo esperar a que mi espalda se recupere.

Ambos oímos unos pasos que entran en la Enfermería.

Es Inger.

-Hola Inger. - digo con una voz neutra. - es una larga historia- digo mientras miro a Kettleburn con una mirada asesina para que no se le escape la lengua. - pero tranquila, ya estoy bien.

Inger entra en la enfermería. Las cosas están tensas entre nosotros, por lo que dejo salir un seco- hola- de mi boca.

Alexander me mira con mirada asesina para que no diga nada, y yo asiento.

-Puedes sentarte si quieres. ¿te has hecho daño o algo?- pregunto tímido.- si quieres, puedo ayudarte.

Alexander evitó responder a mi pregunta argumentando que era una larga historia. Yo, como toda respuesta, suspiré, me pasé una mano por el cuello y asentí. Si no quería decirme qué le había pasado, no le presionaría para que me lo contase (a pesar de que estaba preocupada por él).

—Me alegra que estés mejor... — susurré, con los ojos clavados en los suyos. Luego giré la cabeza hacia el sitio donde el piscis estaba sentado y negué con la cabeza —. Gracias, pero estoy bien de pie...

Me pasé una mano por el cuello y suspiré.

—Y, bueno, me he hecho daño antes... Me he caido por las escalera de caracol, esas que llevan al observatorio, pero es nada demasiado grave... — Me encogí de hombros —. Sólo venía a por una pomada, nada más.

Ella se ha caido. Chasqueo la lengua. - Kettleburn- él ya sabe que me refiero a que debe ayudarla en todo lo que necesite. Ya se lo tengo muy grabado a fuego.
-Insisto en que te ayude. Si te has hecho daño, no es bueno que cargues peso sobre la rodilla.

-Fuera- le digo a Kettleburn mientras intento reincorporarme un poco para quedar sentado con la espalda apoyada en el cabecero de la cama.

- Me alegro de verte, Inger.- comento contento.

Ante su orden, me levanto raudo y me dirijo a una estantería a coger una pomada para golpes que hay encima de una estantería.
-Toma- digo dejándola encima de la cama, cerca de ella. -Espero que te valga.

Justo cuando voy a recuperar mi posición en el asiento, Alexander me dice que debo irme.- Si señor.-digo haciendo una ligera reverencia tanto a Inger como una segunda, un poco más pronunciada a Alexander. Delante de él, debo comportarme como un buen sirviente.

*se va*

Fruncí el ceño al escuchar el tono con el que Alexander se dirigía al piscis y me crucé de brazos. Cuando Silvanus dejó la pomada, clavé mis ojos en los suyos y esbocé una pequeña sonrisa.

—Muchas gracias... — murmuré. Me pasé una mano por el cuello y, cuando vi cómo me hacía una reverencia, negué con la cabeza —. No... No tienes que hacer eso, en serio...

No supe si me había escuchado o no, pues, nada más terminar de reverenciarse ante Alexander, el piscis se fue. Chasqueé la lengua y me giré, para mirar a Alexander. Fruncí el ceño de nuevo

—¿Por qué no dejas de tratarle así? No creo que se lo merezca.

-Jo, es mi criado, vasallo, esclavo, sirviente... llámalo com quieras. Es normal que se comporte como tal. Déjale, el es feliz así. Le das un par de monedas de oro y una sonrisa brota de sus labios. Es fácil mantenerle contento. - digo sonriente. - pero no hablemos de él, cuéntame algo. ¿Que tal todo? Oye, podrías cogerme la cinta del pelo de aquella mesa? es que el médico me la ha dejad lejos y me molesta el pelo.- digo torciendo la boca.- pff, no sabes las ganas que tengo de irme de este sitio.

Alcé ambas cejas. No podía creerme lo que escuchaba.

—¿En serio crees que es feliz? ¡Si lo tratas como si fuese basura! — grité. Fruncí el ceño y me acerqué a él dando un par de pasos —. Dudo mucho que él sea feliz siendo tu esclavo.

Clavé mis ojos en los suyos. No entendía esa clase de comportamientos. ¿Qué necesidad había de tratar así a la gente? Y, además, Kettleburn era un alumno como él y como yo. Se suponía que éramos compañeros... Y en mi casa siempre me habían dicho que a los compañeros, aunque no te cayesen bien, había que tratarlos con un mínimo de respeto.

—¡Se supone que somos compañeros! ¡Deberías tratarlo como me tratas a mí o a cualquier otra persona, no como a un esclavo! ¿O es que en tu casa no te enseñaron eso?

Bufé. Me acerqué hacia el sitio donde estaba la cinta que me había pedido (aunque estuviese molesta, él seguía estando enfermo), la cogí y se la llevé. Luego me crucé de brazos.

—Toma.

Escucho y me quedo callado unos instantes, viendo hacia abajo. Quizas... quizás lo que me dice sea cierto, no sé... al fín y al cabo estoy aquí postrado por el hecho de mantener este conportamiento... ¿y si de verdad Kettleburn no es feliz? bueno, ¿a mi que me importa? es decir... no sé... ¿o sí que me importa? Quizas, quizás si le tratara mejor, yo... ¿me sentiría mejor? ¿y si trato mejor a la gente? ¿podría cambiar mi relación con ellos? no quiero que esta actitud me traiga más problemas... quizás, no sé. Tengo que reflexionar mucho sobre ello.
Inger pareceenfadada conmigo.
-Oye, discúlpame...- digo llvándome una mano al pelo para recogerlo en una coleta meintras con la otra me lo ato.- No sabía que te molestase tanto que lo trate así, no sé, es que Kettleburn, es... ¿facil de mantener? es como un conejito, solo necesita unos cuidados mínimos y el te proporcionará toda su lealtad, trabajo e incluso afecto, pero, ¿crees que de verdad debo cambiar mi actitud? no sólo con el, sino en general. Con todos- chasqueo la lengua- estoy aquí por ella. Esta actitud mía... sé que siempre he sido arrogante y orgulloso, pero quizás la nobleza y el buen trato sean otros caminos a seguir también. Mas laboriosos, pero con mejores resultados. No sé, Inger, no sé que hacer- digo pasándome una mano por la cara. Cansado.-Oye, discúlpame por aberte soltado el royo, pero me caes bien y eso. Espero que no te haya importado, pero necesito hablarlo con alguien.

Lo escuché en silencio, con el ceño fruncido y con los brazos cruzados. Mientras él hablaba, yo noté que mi gesto se iba relajando. Por lo que decía, parecía que había estado dándole vueltas al tema...

Suspiré.

—A ver, no me molesta que me lo digas... Si quieres hablar de eso, puedes. De hecho... Te escucho... Si quieres hablar, repito... — Me pasé una mano por el cuello. Volví a suspirar —. Si preguntas por mi opinión, yo creo que ha quedado bastante claro lo que opino... ... No creo que debas tratar a la gente como si fueras superior... Porque... A ver... No digo que seas peor ni nada... Pero... ... — Suspiré —. A ver... Somos todos iguales, ¿no...? Todos somos alumnos y esas cosas... Deberías... Tratar a todo el mundo así. Yo no creo que a Kettleburn le guste ser tu esclavo... —Me llevé la mano a la nuca. Desvié la mirada y observé la pared durante unos segundos. Luego volví a hablar —. Y, si es cierto que estás aquí por tu actitud... Yo creo que es bastante... ¿Obvio? que tienes que cambiarla...

Lo miré. Esperaba haber sido lo bastante clara...

Escucho muy atentamente a Inger. Lo más normal es que tras este punto de inflexión que ha sufrido mi vida, cambie un poco mi manera de ver las cosas y a la gente. Pero bueno, ya hablaré con Kettleburn en otro momento. Quizás deba darle un giro a mi vida. Pero solo quizás.

-Gracias Inger. Ahora, si me disculpas, es tarde y estoy cansado. Voy a echarme un poco. ¿no te importa no? - digo volviéndome a meter entre las sábanas.


*se duerme*

FdR: me quedó muy corto, pero no tengo buena conexion ahora

Negué con la cabeza cuando me preguntó si me importaba que durmiese.

—No, tranquilo... Buenas noches.

Cogí la pomada que Kettleburn me había cogido y, tras dedicarle un último vistazo, me fui de la enfermería, esperando que se tomase en serio mis palabras y que cambiase su actitud.

*se va*

FdR. no te preocupes : 3

Llegó a la enfermería y aspiró profundamente. El olor de esos lugares le solía transmitir sentimientos encontrados, pues en él la vida y la muerte trazaban muchas veces su línea. Esperó a que hubiera algún médico o similares atendiendo por allí, pero como vió que no había nadie supuso que no sucedería nada malo si tomaba lo que buscaba por su cuenta.

Buscó entre algunos cajones y armarios hasta encontrar gasas, algodón y algo que parecía desinfectante. Conforme, se fue.

*se va*

Llego a la enfermería y una enfermera de negros cabellos recogidos en 2 moños a cada lado de la cabeza me atiende. Me restriega un ungüento por la zona afectada que rápidamente comienza a hacer efecto, por lo que mi vida ya no corre peligro. Ahora, simplemente debo esperar a que los vendajes y mi propia carne se regeneren para dejarme de nuevo en perfecto estado.
Me despido de la enfermera y decido irme ya de ahí para poder comenzar a buscar la solución a mi problema vital.

Giro sobre mis puntas, me azuzo el pelo hacia atrás y, con un ajuste de chaqueta en el que recupero toda mi elegancia, comienzo a caminar pausadamente por los pasillos.

*se va*

Entré en la enfermería y busqué a mi alrededor. No había más que filas y filas de camas vacías. Avancé por ellas hasta dar con una ocupada. Nagore, muy quieta y con los ojos cerrados, estaba tendida en ella. ¿Aún dormía? Al menos, mientras era así, parecía tranquila. Resultaba muy extraño ver a alguien tan activo en una posición tan estática.

Miré a mi alrededor, buscando una silla. Cuando di con una, la cogí y la llevé junto a la cama de la parvus. Me senté en ella y esperé. Pensaba permanecer allí hasta que diera señales de vida.

*Se queda*

[...]
Cierro con furia asesina mis dedos alrededor de la sábana blanca y, como si fuese un resorte, mi cuerpo se levanta hasta formar un ángulo de noventa grados con mis piernas. - ¡BRUJA PERTURBADA! - repito con un agudo chillido.- ¡BRUJA PERTURBADA!- repito esas palabras con la misma intensidad y comienzo a llorar sin encontrar consuelo posible. - ¡YO NO SOY UNA BRUJA PERTURBADA!- chillo de nuevo, tirándome de los pelos, ya con las piernas recogidas y mi cabeza entre ellas, haciendo así, un ovillo con mi cuerpo. Un ovillo sentado en una cama que, como si de una bomba se tratase, explotaría en cualquier momento.

Y así fue.
Al mínimo movimiento que realizó mi acompañante, salto instintivamente sobre ella. - ¿Sabes, Massen?- digo con una mirada asesina impropia de mi.

Spoiler:

-NO. PASA. NADA- comento con una sonrisa enorme. - Vive feliz con "él", ya me da igual todo. ¡Pero que sepas que me has destrozado la vida!- chillo esta última frase con un tono ascendente cada vez mas agudo y rápido.

Entonces me levanto del suelo, de encima de ella y haciendo acopio de la velocidad que me caracteriza, dejo escapar una soberana patada en el rostro de ella- Zorra- le escupo.

Y entonces, me dirijo a la puerta para irme. Ella me da igual. Si yo no puedo estar con Follow, NADIE LO HARÁ.



FdR: Modo Yandere ON. SUS VAIS CAGAR TODOS.

El despertar de Nagore fue tan brusco que no pude evitar un respigo. No paraba de repetir las últimas palabras que Follow le había dirigido, y yo sentía cada vez una mayor marca de culpabilidad encima. Aunque había que reconocer que, viéndola en aquel estado, no se podían tomar por incorrectas las palabras del piscis.

Antes de que pudiera hacer nada por evitarlo, se abalanzó sobre mí, tirándome al suelo. Lo cierto es que daba auténtico miedo. Se levantó, y tuve que usar todos mis reflejos para evitar una patada directa a mi cara, rodando por el suelo. Aún así, no conseguí esquivarla del todo.

Vi como avanzaba hacia la puerta, pero no pensaba dejar que se fuera. No estaba en condiciones para andar por ahí. De hecho, no parecía estar en condiciones para nada en absoluto. Me levanté y salté sobre ella, agarrándole las muñecas desde atrás con todas mis fuerzas.

-Ya está bien, Nagore -le dije, vocalizando mucho y en tono suave para no alterarla-. Ahora mismo no estás en condiciones de ir a ninguna parte. Estate quieta y razona, por una vez.