Claro del bosque

Como no es de extrañar, la joven, tocó para mi. ¡Que menos!

Mientras toca, yo apoyo mis codos en mis rodillas y mi cabeza en mis manos, atravesándola con mi mirada. En silencio.

Parece que no hay nada extraño en ella... simplemente es una chica normal a primera vista. No se... pero parece un poco lela, ¿no? ¿porqué se me quedó mirando antes sin dirigirme la palabra? quizas tenga un poquito de retraso... si es asi, tendré que apiadarme de ella, al fin y al cabo, un caballero de mi alcurnia debe ser gentil con los mas necesitados... aunque odio hacerlo, así me lo han enseñado mis padres.

Acaba la canción y aplaudo lentamente, con aires de suficiencia.
-Muy bien, muy bien. tocas bien ese instrumento- espero que seas lo suficientemente mañosa como para tocarlos todos- ¿quien te ha enseñado?

Él me miraba atentamente mientras tocaba, así que cerré los ojos, como suelo hacer mientras toco. Me sentía un poco incómoda, como si yo también me hubiese convertido en su sirviente al acceder tan gratamente a tocar cuando me lo pidió.

"Bueno... a lo mejor le interesa la música... o solo quería ser simpático", pensé.

Cuando terminé me aplaudió y me felicitó, y me dijo que tocaba muy bien la ocarina. Entonces me preguntó quién me había enseñado.

"Me enseñó mi padre cuando era pequeña. También me gustaría saber tocar otros instrumentos, pero me gusta mucho la ocarina, y le tengo un cariño especial.", le dije emocionándome más de la cuenta, mientras observaba mi preciada ocarina.

Entonces lo miré a él, que me seguía mirando fijamente. Volví a sentirme incómoda y me serené.

"¿Tú... tocas algún instrumento?", le pregunté sonriente.

Me dice que le ha enseñado su padre. Buah! debe de ser un malandrin de esos que piden por las calles tocando un instrumento, y claro: le enseñó el negocio familiar a la hija.

Dice a continuación que le gustaría aprender a tocar otro instrumento... estuve a punto de soltarle una grosería... pero entonces todo mi glamour se iría al catre.

Me pregunta entonces si yo toco algún instrumento. Ja!
Cojo aire y empiezo, con una sonrisa de autosuficiencia y gusto, sabiendo lo que iba a decir ahora
- Solo el piano, el violín, el arpa, la guitarra, la tuba, la flauta, el oboe, los timbales yyyy- dije haciendo un claro inciso- el triángulo.- por supuesto no tocaba la ocarina... eso era de pobres.

-Pero bueno... por algo se empieza, ¿no?

Lo miré asombrada cuando me dijo que "solo" tocaba esos instrumentos, y que por algo se empieza.

"Bueno, imagino que si viene de una familia adinerada eso será lo más común...", pensé.

No sabía muy buen que responder ante ese "solo", ya que si se lo reprochaba podría tomárselo mal, así que finalmente le dije con una media sonrisa: "Ah... qué bien"

"¿Ah que bien? Que leches digo, eso seguro que se lo toma mal. Bravo Hewina....", pensé mientras desviaba la mirada hacia el suelo.

"Me gustaría verte tocar alguno de esos instrumentos. Seguro que se te da muy bien.", le dije sonriente, por decir algo.

¿que demonios? ¿me está siguiendo la corriente como a los tontos? ¿de que va? ¿acaso no se lo cree?
Levanto el labio y abro las aletas de la nariz un poco.
-Pues ya me oirás... si encuentro un maldito piano en este palacio, -puesto que es el que mejor se me da- te lo enseñaré. Pero dudo que tu retrasada mente pueda admirarme.
Doy media vuelta sobre mi eje y me voy

*se va*

FDR: perdon, pero tengo que ir a terminar un trabajo. chao

Después de lo que me dijo lo miré asombrada, sin decirle palabra alguna, y entonces él se fue.

"¿¡Pero quién se cree que es!? ¡Menudo egocéntrico! ¡Maldito sea! ¡Ya me ha amargado el día! Menudos aires... me llama retrasada y se queda tan ancho, después de haber sido tan amable con él.", pensé enfurecida.

"Trabajar para ese... pf... Silvanus... si es que tienes un imán para los... ... ...¡para los idiotas!", pensé forzándome a decir una palabra malsonante, pero estaba realmente molesta después de aquello.

Guardé mi ocarina indignada, y me fui de allí.


*se va*



FdR: vale, no te preocupes XD

Llego al claro del bosque con el libro que he cogido de la biblioteca para empezar a analizarlo a fondo. Por lo que me siento -no sin antes poner un pañuelo blanco- en el tocón del árbol en el que ya me había sentado el día anterior.


-Mmmm... creo que aquí hace falta una pequeña variación:

"Al esclavo hay que callarle la boca siempre, no debe hablar nunca sin pedir el consentimiento de su señor. El esclavo debe ser fiel a un único señor. Si el esclavo intenta poner condiciones, abofeterale tantas veces como condiciones haya pedido. Si el esclavo se revela, ahogueLO sus quejas con mas oro.. Si el esclavo no cumple con sus tareas, deberá devolver todo lo que su amo la haya dado hasta la fecha (si es que le da algo, ya que al fin y al cabo: es un esclavo). El esclavo comenzará y terminará las frases con un "señor" en sus labios, sino, será usted libre de abofetearle tantas veces como quiera. El esclavo..."

-Ahora está mucho mejor pero supongo que este rubito no será tan tonto, y supongo también que como lo trate así... se me va a escabullir en dos días... mmmm... tendré que pensar algo para tenerlo bien atado. Entonces se me ocurre una idea genial: como siempre.

Saco mi pluma de bolsillo y comienzo a escribir en un papel.

ESTIMADO SEÑOR SILVANUS KETTLEBURN:
este es un contrato necesario para ejercer sus funciones como administrador del tiempo de Alexander Price. Para comenzar con su trabajo deberá firmar el papel en el lugar señalado con la palabra FIRMA. Entonces usted podrá disfrutar de una sueldo al mes de 10 monedas de oro fijas, más todas las monedas de oro que usted se valla ganando con el aprecio de su jefe, amigo y confesor Alexander Price.
Este contrato es vinculante de por vida e intransferible, y se ajustará a las condiciones del libro "Como entrenar a tu esclavo"

FIRMA:

-Si es que soy un genio.

*se va*

Fui al claro del bosque, como de costumbre, ya que por la mañana había cogido un libro en la biblioteca, y me apetecía ir a leerlo allí, para así evadirme un poco del mundo.

Me senté junto al árbol de siempre y comencé a leer.

*se queda*

Busco a Hewina por todo el castillo: ¿de que vale tener una criada si luego no la encuentras? Entonces recordé que generalmente estaba en aquel claro tan bonito... había que probar.
...

Allí esta, sentada debajo de aquel árbol, era robusto fuerte y bello: como yo.

Me acerco a ella lentamente.
-Hewina, ¿que haces aquí vagueando?¿no tendrías que estar haciendo los recados de Silvanus?¿te has leido ya el libro de "como entrenar a tu esclavo"? Sabes que debes sabertelo de memoria... ¿porqué lees esta basura?- digo cogiendo el libro que estaba leyendo, la veo a los ojos y esbozo una sonrisa, entonces conjuro un Âchnam y el libro queda reducido a cenizas.
-Ahora estamos en paz.- me acerco a ella y le doy una bofetada- y eso por desatender tus obligaciones.

Estaba concentrada en el prólogo del libro cuando oí pasos que se aproximaban a mi, así que alcé la vista y vi a Alexander.

Él me habló, y durante su pequeño discurso acabo quemando el libro con un âchnam y pegándome un bofetón.

"Maldito asqueroso...", pensé enfurecida mientras me acariciaba la cara.

"Ese libro no era mío... era de la biblioteca. Pero bueno, no creo que el encargado de la biblioteca sea tan mezquino como tu líder y tú. No saldrás mal parado.", le dije mirándolo fijamente a los ojos.

"Además, Silvanus quiso acceder a ser tu sirviente de nuevo. ¿No has hablado todavía con él?", le dije desviando la mirada.

-Si el encargado de la librería me dice algo, le compraré 20 de esos, si quiere.- digo echando hacia atrás mi rubia coleta.
-¿A si? No sabia que lo había hecho... es que sabes? Ayer me lo encontré... pero creo que no le regaba muy bien el cerebro... mas que nada porque estaba frío, con los ojos vidriosos y dándose un baño de sangre.
La chica se poné de pié con los ojos muy abiertos.
-Che, che, che...tranquila.- dije con una torcida sonrisa- yo lo lo cogí y lo llevé a la enfermería. Ahora está bajo los cuidados del médico y las enfermeras. Deberías darme las gracias. Ya que gracias a mi, ya no estas viuda jajajaja no pude reprimir una sonora risotada.

Cuando me dijo aquello me incorporé alterada, y entonces me dijo que lo había llevado a la enfermería, y que le diese las gracias.

"¿¡PERO QUÉ LE HA PASADO!? ¡¿DÓNDE LO ENCONTRASTE!?", dije alzando la voz y perdiendo los nervios.

"¡TENGO QUE IR!", dije mientras se me llenaban los ojos de lágrimas y recogía mis cosas a toda velocidad.

"Tengo que verle... tengo que verle... dios mio, que este bien... tengo que verle", pensaba una y otra vez mientras Alexander me hablaba. Entonces me dijo que no me impediría que fuese a junto suya.

"Gracias... muchas gracias....", le dije mientras lloraba sin control, y justo después me fui de allí corriendo.

*se va*

Me quedo viendo como la chica sale disparada hacia el palacio.
Joder... me duele la mano... tengo que dar las bofetadas mas despacio... a este paso me voy a quedar sin muñeca.


*se va*

Me había pasado casi todo el día de ayer en cama, sin ganas de nada, así que hoy me levanté con optimismo, y decidí comenzar a hacer los dibujos para mi madre. Ya había hecho un dibujo del palacio por fuera, pero la gente que pasaba por allí me miraba extrañada, así que ahora me apetecía hacer un dibujo del claro del bosque.

Llegué al claro con mi cuaderno de dibujo y los materiales de dibujo, pero esta vez no me senté junto al árbol de siempre. Me senté en el punto del claro más cercano al palacio, porque quería encontrar un punto de vista que abarcase gran parte del claro.

Empecé a encuadrar y a bosquejar, y justo cuando iba a comenzar a dibujar oi gritos y bosques que provenían de los adentros del bosque. Miré preocupada hacia aquella dirección.

"¿Habrán aparecido las bestias de nuevo?", pensé, y justo después decidí reaccionar. Guardé mis cosas conr apidez y me armé con mi báculo, mientras me dirigía rápidamente hacia el lugar del que provenían los gritos.

*se va*

Fui al claro del bosque para entrenar con mi báculo. La sala de entrenamiento era más completa, pero llevaba todo el día entrenando allí y me apetecía entrenar un poco al aire libre, así que después de asearme y cenar cogí un farol y me dirigí al claro.

Dejé mi bolsa y el farol en el suelo, junto al árbol, y entonces me aferré a mi báculo y comencé a respirar hondo con los ojos cerrados, para concentrarme. Una vez estuve lista comencé a asestar golpes rápidos en el aire, y de vez en cuando practicaba algunos movimientos evasivos.

Ya no estaba muy ágil, ya que estaba un poco cansada, y mi fuerza, como de costumbre, era mínima, pero sin embargo allí me quedé, entrenando y tratando mejorar.


*se queda*

Me dirigí un poco dolorido mientras me frotaba las posaderas al claro del bosque para buscar a Hewina... había estado ensayando todo el día con Tristán para hacer una estrategia para que se acercase a mi,entonces oí a alguien : Era Hewina... Estuve a punto de darme la vuelta, pero recapacité: no podía dejar las cosas así.

-Hola.- dije en un tono seco.

Entonces me acosté en la hierba, a unos metros de ella, soltando un leve quejido al apoyar el culo contra el suelo.

*se queda*

Estaba concentrada en mi entrenamiento, cuando oí su voz... que provenía de detrás de mi.

Frené en seco y me quedé un rato paralizada, sin saber como reaccionar, pero después de un rato apoyé la parte inferior de mi báculo en el suelo y le dije con seriedad y sin darme la vuelta para verle: "Hola"

como era de esperar, hewina se mostró austera conmigo... normal.

Suspiré en alto. -esa era la señal-

Tristán salió de la bolsa
-Vamos, pequeño, como lo teníamosensayado - de dije en un susurro inaudible.

Tristán se acercó andando a Hewina y escaló por su ropa hasta llegar a su cuello, entonces comenzó a lamerla y a darle tirones suavecitos en el pelo en dirección a mi

.-Tiene hambre. Yo tengo aquí una seta... pero quiere que se la des tú-dije tendiéndo mi mano hacia ella con el hongo encima.

Acaricié a Tristán con una mano, mientras me apenaba, y me di la vuelta. Entonces vi a Silvanus a unos pasos de mi... mirándome fijamente y tendiéndome la seta.

Empezaron a entrarme ganas de llorar, pero me contuve... así que agarre mi báculo con una mano, mientras con la otra cogía la seta de la mano de Silvanus y se la daba a Tristán.

Tristán se puso muy contento y comenzó a comer la seta con mucha ansia, y yo sonreí unos segundos mientras lo miraba, pero mi rostro se volvió serio en el acto. Entonces desvié la mirada y suspiré...

No sabía qué decirle... así que esperé a que comenzase él a hablar.

Hewina recogío de mala gana la seta de mi mano... parecía muy contenta si se trataba de Tristán... pero bueno... a mi no me dedicaba más que una mirada seca, llena de asco y odio...

pero en el fondo estaba deshecha... se le notó cuando desvió la mirada y dio aquel suspiro.
yo me recosté en la hierba mirando al cielo y puse morritos mientras alzaba las cejas y mi cara dibujaba una sonrisa torcida.

-Que buen tiempo hace, ¿no?

Silvanus se tumbó en la hierba y me dijo aquel comentario referente al tiempo... el típico comentario que se dice cuando uno no sabe qué decir.

Realmente yo tampoco sabía qué decir, así que le respondí de forma seca y volviendo a desviar la mirada: "Sí..."

Esta absurda conversación no iba a ninguna parte. ya me estaba cansando... pero me costaba reconocer que solo la había dejado por un arrebato que me había dado porque me sentía presionado y llevaba todo el día pensando en Aren.
No tendría que haberlo hecho... si total... ella aceptaba mi relación con Aren... y se notaba que estaba enamorada de mi hasta las trancas... a mi no me hubiese gustado nada que Aren me hubiese contestado del modo en que yo lo hice con Hewina.

Cogí aire y fijé mi vista en la luna.

-Perdón.

Nos quedamos un rato callados, sin decir nada, pero entonces Silvanus me pidió perdón en voz baja.

Lo miré asombrada, pero él estaba mirando hacia el cielo.

"¿Por qué se disculpa...?", pensé extrañada.

"¿P-perdón por qué...? No tienes que disculparte por decir lo que piensas...", le dije con la voz temblorosa.

"A lo mejor se disculpa por la forma en la que lo dijo...", pensé, pero decidí esperar a que se aclarase.