Claro del bosque

- Eso no era lo que pensaba- entonces me dí la vuelta hacia el lado contrario a Hewina... no quería que me viera llorar- y aunque fuera lo que pensara, esa no fue manera de decirtelo, pero no... es que aquella tarde y el dia anterior había estado hablando con gente de Aren, Aren por aquí, Aren por allá, y claro, tenía la cabeza echa un lío... no se... fue un arrebato de esos que te dan de los cuales te arrepientes toda la vida... como cuando todos tus amigos se compran un boleto para la tómbola y a todos le toca el premio menos a ti, que no compraste el boleto porque no querías gastarte el dinero... fue un error de esos... de los que luego lo piensas y - dí un respingo- te arrepientes mucho... es que es todo muy extraño porque Aren se porta muy bien conmigo desde que me dio aquel golpe en la sala de baile... parece un poco cambiado... pero bueno, sigue siendo Aren, no crees? ya se que es "malo", "ruin" y todo lo que querais... pero yo no lo veo asi, yo lo veo como un ejemplo a seguir... lo tiene todo... y es genial y es bueno y Barthemius es genial tambien... es un tipo muy majo... aunque no sea muy hablador. Pero ¿sabes porqué te escogí a tí? porque se que tu nunca me abandonarás, siempre te despertarás a mi lado y... no se... eres todo lo que le falta a Aren y eso también me gusta mucho...

Hice una pausa.

-Te quiero hasta el infinito... pero no me hagas escoger entre el líder de Cáligo y tu, porque puedes no ganar...

FDR: la ultima frase es de Marge simpson con algunas bariaciones... como lo de "lider de cáligo" jajajaja

Escuché todo lo que me dijo asombrada. Parecía realmente afectado, pero ya no sabía que creer. Que quiere a Aren lo tenía más que claro, pero que me quisiese a mi...

¿Y si solo había cambiado de opinión porque Aren lo había vuelto a tratar mal y quería seguir utilizándome?

Di un hondo suspiro, y a seguir dije: "No te voy a hacer escoger. Nunca te hice escoger...".

"Así que quédate solo con Aren, y a mi no me hagas sufrir más...", dije hechándome a llorar desconsoladamente.

Su respuesta me crispó mucho... pero por otro lado, era lo que quería oir.
Me levanté y me fui.

-Que duermas bien, compañera.- a partir de aquel momento, solo tendríamos una relación formal y fria.


*se va*

Lo vi con los ojos muy abiertos mientras se iba y me decía eso... confirmando lo que sospechaba, y después me dejé caer de rodillas en el suelo, mientras lloraba con más fuerza.

"Definitivamente... solo me utiliza...", pensé.

Tristán, que todavía seguía en mi hombro, comenzó a lamer mis lágrimas.

"Ay... Tristán, Silvanus se olvidó de ti. Corré, vuela y ve con él", le dije dándole toques con el dedo para que se fuese, pero el me miraba con cara triste. El pobrecillo al verme así no quería irse de mi lado.

"Bo... Tristán...", dije llorando, y entonces lo cogí de mi hombro y lo abracé suavemente.

Cuando logré calmarme un poco me sequé las lágrimas y le dije: "Venga, volvamos al palacio...". Si veía a Silvanus por el palacio se lo devolvería, y sino otro día...

Entonces cogí mis cosas y me fui de allí con Tristán en el hombro.


*se va*

Llegué sin aliento casi al claro del bosque.

-Oh dios mio, oh dios mio oh dios mio.... un cadaver... un cadaver.... un PUTO CADAVER! me puse a dar vueltas por el claro. Estaba muy nervioso y no podía volver a Brontë... sospecharían y harían preguntas...



*se queda*

Un horrible grito me heló la sangre. Me giré y pude ver a aquel animal... tenía al cadaver parvus a sus pies, completamente deformado y masticado: le faltaban miembros, pero la bestia no le hacía caso ya: estaba pendiente de mi ahora.

comencé a retroceder lentamente... tenía un brazo en cabestrillo, una daga y un dragón de 10 centímetros: ¿que hacer?

-Tristán... dije en un susurro. El dragón asomó la cabeza- distáelo por favor...

El dragón frunció el ceño e hinchó el pecho y se fue volando a toda velocidad hacia la cara de la bestia, intentando llamar su atención con bolas de fuego que explotaban en su cara, pero que lógicamente, no le hacían mucho daño.

Entonces aproveché ese momento para salir corriendo y esconderme detrás de una enorme piedra.

"Aren... ayudame por dios..."

La bestia pasó olímpicamente de aquel minúsculo ser, e hizo que el árbol que estaba detrás mía cayse, haciendo que casi me aplaste vivo, l que me hizo salir de mi escondite.

Cuando salí, pude ver como la bestia había matado a una de las bestias pequeñas... aquello era peor que las ratas-lobo... esto se parecía por lo menos a... una rata- bismonte, o algo asi...

-Acuaerum! Acuareum!- si debía morir, que fuera luchando.

Entonces comencé a coger piedras del suelo, para tirárselas si se acercaba mucho...

Llegué a la zona del claro del bosque y escondida entre los árboles vi a una de las bestias... pero era mucho más grande y robusta.

"Debe de ser la jefa de la manada...", pensé.

Vi el cadáver de una de las otras criaturas yacía a sus pies, con la cabeza separada de su cuerpo... y un árbol había sido destrozado

"Ogh...", pensé mientras se me llenaban los ojos de lágrimas, desviando la mirada. Pero me armé de valor y me concentré en mi deber.

"¿Estarán solas?", pensé, pero entonces oí la voz de Silvanus, que provenía de un peñón grande.

Opté por imitarle, ya que no era prudente dejarse ver ante aquella bestia, así que me subí a un árbol sin hacer ruido mientras Silvanus lanzaba sus hechizos, entonces yo conjuré dos clair ëm yäks en voz baja y las lancé hacia la bestia.

Llego al claro del bosque y veo lo que ocurre: el rubito está medio acojonado de miedo ante una bestia que parece que se lo va a merendar de un bocado.

-TU! METETE CON ALGUIEN DE TU MISMO CALIBRE!- entocnes arranco de cuajo un arbol y se lo lanzo a un costado con toda la fuerza del mundo mientras corro hacia el con rodillo en mano.

Había seguido a la bestia y había llegado al claro del bosque. Permanecía escondido detrás de algunos árboles, y observaba la escena con el ceño fruncido. Kettleburn se estaba enfrentando a una bestia enorme, similar a la que había seguido, cuando llegaron. Nada más encontrar a la bestia, el pequeño animal se acercó a ella (Mithos sabe por qué). Lyam, desde su escondite, observó como el enorme animal le arrancó la cabeza a la bestia que había seguido. Parecía que no le importaba que la bestia perteneciese a su raza.

Frunció aún más el ceño y desvió su vista hacia el piscis. Tenía un brazo en cabestrillo, por lo que realizaba su ataque (que consistía en el lanzamiento de aquaerums y de piedras) con la mano derecha. Por suerte para el piscis, dos clair ëm yäks aparecieron para atacar a la bestia. El chyrsos buscó con la mirada la zona desde la que habían lanzado los hechizos, y se encontró con Hewina (que estaba subida a un árbol). Volvió a desviar su vista hacia el campo de batalla. Al piscis se le había sumado la anciana de ayer, la chrysos de nombre Adela, que había decido atacar a la bestia lanzandole un árbol. (en su cara, poco menos que un poema, se apreciaba la duda que le corroía por dentro: ¿cuánta fuerza tenía esa mujer?). Tras el lanzamiento, la anciana se abalanzó hacia la bestia, con el rodillo (que debía de ser su arma) en mano.

El chyrsos caviló durante uno segundos qué hacer. Su magia actuaba de cerca, al igual que su daga. Si bien la noche pasada la había lanzado contra las bestias, ahora que el animal era mucho más grande que los de ayer, decidió que no quería correr el riesgo de quedarse desarmado. Permaneció escondido, sin hacer nada, esperando una buena oportunidad para poder atacar. Si tuviese otra arma más, hubiese intentado hacer algo, pero como no la tenía, decidió esperar.

Adela llamó quizás demasiado la atención de la bestia lanzándole un árbol: yo estaba con la boca abierta hasta los pies, dejando caer las piedras al suelo de la impresión.
¿que hacer?

corrí hacia un árbol e intenté arracarlo yo también con una mano... ¿porqué hacía estas cosas? en fin, vi hacia arriba y ví que Hewina estaba en ese arbol: claro, por eso no podía arrancarlo... es que esa niña pesaba mucho.

-¿me ayudas a subir?- dije con un tono seco.

Adela arrancó un arbol y se lo lanzó con fuerza a la bestia. Estuvo a punto de gritar, pero me contuvé... y esperé a ver que pasaba.

La bestia quedó aprisionada, pero consiguió quitarse el árbol de encima.

Entonces oí la voz de Silvanus, haciendo ruidos de fuerza y quejidos, y lo vi intentando imitar a Adela...

Lo miré extrañada, y entonces el me miró y me pidió que le ayudase a subir.

"Claro... ahora le interesa hablarme", pensé mientras lo miraba con los ojos entrecerrados.

Cogí una bellota del árbol y se la lancé a la cabeza, y él dijo un "au", en voz baja, mientras se llevaba las manos a la cabeza y se retorcía como un tonto.

Entorné los ojos hacia el cielo, y entonces lo volví a mirar, me acerqué y le ayudé a subir, sin dirigirle la palabra. No era momento de discusiones, era hora de luchar.

La bestia se zafó repidamente del tronco.

-Ja!- me froté la nariz y corrí hacia ella- no eres tan patética- entonces lanzó una bola directamente hacia mí. me paré en seco y me cubrí con los brazos

El ataque de la anciana sirvió para comprobar la agilidad de la bestia. A pesar de su enorme tamaño, la bestia era ágil, pues había conseguido sacarse de encima el tronco que la chrysos le había lanzado. Ahora que la bestia había centrado, aparentemente, su atención en la anciana, Kettleburn se había acercado al árbol donde estaba Hewina. La claritas atacaba de lejos, lanzado diferentes hechizos, por lo que, a lo mejor, el piscis había decidido recurrir a esa estrategia. Teniendo en cuenta su estado, no podría atacar demasiado bien a corta distancia. Y si no iba a atacar a corta distancia, no utilizaría su daga.

Lyam se acercó, aún oculto entre los árboles, al árbol donde estaban el piscis y la claritas. Cuando estuvo a una distancia considerable para que le escuchasen, detuvo su avance.

- Kettleburn, si no vas a utilizar tu arma, ¿te importaría dármela? - murmuró -. Hewina y tú podéis atacar con magia a distancia, pero la vieja y yo tenemos que atacar de cerca. Si me dejas tu daga, puedo intentar lanzarle una, y así no me quedaría desarmado al completo. - Hizo una pausa -. ¿Qué me dices? ¿Me la dejas o no?

Puse una mueca de dolor al ver como robaba Adela por los suelos.

-Vamos Hewina, A la vez, ¿vale? antes de que se haga de noche de todo ACUAERUM! ACUAERUM! ACUAERUM! tres acuaerum salieron de mi mano buena, uno detrás de otro. Estaba cansado... nunca había conjurado tres seguidos, y eso cansaba mucho.

Entonces Lyam me pidió mi daga.

-Toma, dije lanzándola a sus pies- cuidala bien, ee?.

Miré horrorizada como la bestia atacaba a Adela, lanzándola hacia atrás, y entonces Silvanus me dijo aquello.

Yo asentí e hice dos clair ëm yäks, y mientras Silvanus hablaba con Lyam las lancé hacia la bestia. Con suerte llamariamos su atención y Adela tendría tiempo para ponerse en guardia de nuevo.

El hechizo impactó sobre mi, haciéndome rodar por el suelo, entonces sentí un fuerte dolor en el brazo.

- Las dos somos viejas putas... ambas sabemos luchar... pero yo soy mas vieja y mas puta que tu, así que hoy estarás puesta de alfombra en mi habitación- dije mientras ecupía un poco de sangre.

Salté sobre ella dandole un sonoro puñerazo en la boca, con la intención de saltarle los dientes que retumbó por todo el claro.

Mi brazo sangraba considerablemente y me dolía... cada vez me era más dificil movelo.

Asintió y esbozó una sonrisa.

- ¡Gracias, Kettleburn! - dijo, recogiendo la daga del suelo -. ¡No te preocupes, la cuidaré bien!

Volvió su vista a la zona de batalla. Iluminó sus ojos y se acercó a la zona donde estaban peleando la bestia y la anciana. La vieja había decido atacar al animal con los puños. A pesar de lo consternado que estaba (ya le había quedado claro que aquella vieja no era alguien normal), decidió intentar atacar a la bestia. Cuando estuvo a una distancia considerable, y repitiendo la estrategia de ayer, apuntó a la yugular del animal y lanzó la daga de Kettleburn. Si acertaba, se apresuraría a acercarse al animal en sí para ayudar a la anciana en un combate cuerpo a cuerpo.

Nuestros hechizos enfurecieron a la bestia aún más, pero esta no paraba de morder a Adela.
-Joder, Hewina! que se la come! QUE SE LA COME!- dije zarandeándola- entonces una rata rosa con alas salió de su mochila y me mordió la cabeza QUE ES ESTA COSA? dije revolviéndome, haciendo que casi me caiga del arbol. hewina me contó lo que era y como lo encontró, entonces se me ocurrió.

-Tristán, Hoju, venga: id a distraer a la bestia, venga! necesitamos que hagáis algo de provecho. Tristán salió volando con las fauces abiertas y echando fuego, pero Hoju se quedó viedo a Hewina, esperando su aprobación.

No podía aguantar más: Adela sufría.

Salté del arbol y corrí hacia la bestia, cogiéndola del rabo con una mano, mientras le mordía y le daba patadas.

-SUELTALA!

Me acerco cautelosa al claro tras varios minutos vagando por el bosque, sin saber muy bien qué voy a encontrarme. Una vez me ubico, tras haber apagado la luz que irradian mis ojos, me escondo tras unos árboles y busco en la penumbra la escena que se está desencadenando. A estas alturas, ya está claro que es una batalla.

Espero, buscando el núcleo de la misma, para saber qué he de hacer.

FdR- No hago nada porque Ale aún no ha sido introducida por el Narrador. Si este post supusiera algún problema, hacédmelo saber y lo borro.