Sala de baile

Lo miré un momento. Miré aquella mano que me tendía, que era para mí casi un símbolo. Como una promesa. Pero estaba decidida a intentarlo, de hecho que la tomé y me dejé ayudar. Por una vez. Incluso esbocé una sonrisa agradecida. Lo cierto es que para parecer tan tímido e inseguro, no podía negar que... lo había hecho bien.

-Vamos-. Asentí-. Gracias.

Y salimos los dos de la sala de baile. Yo para ir a los baños, a darme uno. Y él... Esperaba que no estuviese haciendo nada importante cuando me vio, la verdad.

*se van*

Para esta zona tengo uno especial, con dibujos de confeti y muchos colores y esas cosas. Lo pego, enorme, en una de las hojas de la puerta de la sala de baile y lo miro con mucha satisfacción. Incluso he puesto a un montón de monigotes bailando, a ver si la gente encuentra el suyo. No es que estén todos, pero bueno, el papel es lo que es.


Me ha quedado peritas, vamos.

*se va*

Ben miró a su alrededor. Las mesas colocadas, con sus aperitivos; la sala adornada; los barriles que Rick había aportado; todo a punto para la llegada del personal en cuestión. Aunque no lo habían pedido abiertamente, resultó que a alguna gente del servicio no solo le pareció bien la idea de acudir a la fiesta, sino que incluso se habían prestado a ayudar con los preparativos, con lo que todo había quedado muy profesional.

Ella también llevaba sus mejores galas, su pantalón más nuevo, su chaleco, e incluso había lavado el gorro y sacado brillo a los zapatos. Más o menos. Tampoco era cosa de que alguien se pensase que hacía falta vestirse de una determinada manera para poder entrar.

Se acercó al piano y probó a tocar un poco. Le daba un ambiente serio a la sala. Demasiado serio, quizás. Lo dejó a un lado y se sentó a tocar la flauta un rato, esperando a que llegase la gente.

*Se queda*

Había estado dejándome barba aquellos días solo para tener aquel toque un poco rudo para la fiesta. No era algo para llevar todos los días, pero quedaba desenfadado con una camisa blanca con el cuello abierto y sin corbata y los pantalones de vestir. Había aplicado un poco de gel en mi pelo, también, para tener, de nuevo, aquel aire. No quería aparecer allí pareciendo el anciano de Brontë.

Al final había tenido que comprar más barriles y botellas de los esperados: cervza rubia, tostada y negra, diferentes licores y alguna crema. Y también champán. Y menos mal que había visto aquellos carteles a tiempo, que estaban por todas partes, y que dejaban bien claro que yo iba a darles de beber a todos. Frikka se había tomado aquello de que aportaría a la fiesta un poco a su manera, pero al final había aceptado que era una buena forma de invertir el dinero.

-¡Buenas noches! -saludé animado a los que ya estaban dentro, acercándome directamente a la zona de la cerveza para servirme una jarra-. Veo que tenemos buena música -añadí, mirando a Ben de reojo y dedicándole una sonrisa. Me acerqué a esa zona, donde también estaba Anna-. ¡Todo esto pinta de maravilla! Y os veo radiantes-. ¿Estaba mal decir aquello?-. Desde el respeto-aclaré.

Al final había resultado que se nos había ocurrido lo mismo a dos grupos separados. Bueno, lo mismo no, pero parecido. Al final había acabado delegando en el otro grupo para dirigir los preparativos, pero también había estado ayudando un poco a organizar. Y nos había llevado su tiempo, al final.

Pese a todo, había tenido un momento para escaparme antes de que empezase aquello de verdad. No era que pretendiera gran cosa, pero, por una vez que la ocasión lo permitía, aproveché mi retirada momentánea para cambiar mi ropa de trabajo por un vestido blanco que tenía allí guardado muerto del asco y arreglarme las trenzas con un poco más de estilo. O, bueno, con otro estilo. Cuando consideré que estaba satisfecha con mi aspecto, volví a la sala de baile, donde el grupo organizador parecía de reunión.

*Entra*

Kyoti acompaña a Pris (pues resulta que la chica es la hermana de Zaih'ra) hasta la sala de baile. Pronto descubre que las preparaciones están a punto. Sonríe tímidamente, contemplando el trabajo. La verdad es que, aunque sí ha colaborado un poco como le han pedido, tampoco se ha implicado mucho en los preparativos. Pero han hecho un buen trabajo.

Entra dudando, saluda, se acerca tímidamente al grupo que se ha formado. Por ahora, por lo que puede ver, se trata, principalmente, del grupo organizador. ¿Se ha adelantado, entonces? Parece que lo tienen todo a punto, pero quizás pretendieran arreglar alguna cuestión más antes de dar entrada al resto del palacio. Espera no estar siendo invasivo.

─Buenas noches ─saluda.

Pris en seguida había tomado la iniciativa, y había llevado al flamma (¡que había resultado ser el famoso Kyoti!) a la sala de baile. Kyoti parecía recatado, quizás algo tímido, y no pudo sonsacarle mucho. Aunque, con lo que Zaih le había contado, ya tenía información privilegiada.

Cuando entraron en la sala en seguida lo dejó atrás y entró corriendo, sintiéndose ya bailotear con la música, disfrutando de la amplitud de la sala. Habían adaptado el espacio para incluir mesas que estaban surtidas de aperitivos, pero seguía quedando espacio de sobra para bailar. Pris había cenado, pero no pudo resistirse a acercarse a probar alguno de aquellos tentempiés. (No tenía que esperar a nadie, ¿no? Estaban allí para comerlos.)

Tras su primera cata, se dirigió al grupo de guerreros que se estaba reuniendo en la zona de los instrumentos.

─¡Buenas noches! ¡Qué bien ha quedado todo! Qué ganas tenía de ver la sala de baile animada.

Empezaba a llegar gente y, como fieras atraídas por la música, la mayoría se iban congregando cerca del sonido de la flauta. Ben sonreía, sin dejar de tocar. Tenía ganas de charlar, de moverse entre la gente, pero también de tocar. No tardaría en dejar la música de lado para centrarse en otros aspectos de la fiesta, pero, de momento, parecía funcionar como un buen reclamo.

Así pues, se dedicó a tocar, sonriendo y haciendo gestos como saludo y respuesta a algunos comentarios, satisfecha de ver cómo iba llegando el personal.

Entro finalmente en la sala. Desde fuera ya se escuchaba cierto barullo, pero me alegra ver que ya hay personas dentro cuando entro. Muchos rostros conocidos, de hecho. Casi me da un vuelvo el corazón. Además de Massen, con la que ya he hablado, y de Kyoti, con el que he tenido poco tiempo para conversar pero al que he podido saludar, veo también a Rick, Ben y Anna. La verdad es que, ahora que lo pienso... ¿qué voy a hacer?

Me acerco al grupo con una sonrisa y saludando con la mano a todo el mundo. He traído papel y un lápiz para hablar, pero para una fiesta va a ser como un poco... Puedo ir turnando el collar de persona en persona, pero más allá de eso no tengo claro cómo me voy a comunicar en este contexto. Bueno, las señas siempre funcionan, al final.

La gente ha decidido ponerse sus mejores galas, por lo que parece. Todos se han animado.

Johan entra en la sala cuando ya hay bastante gente dentro, pero no puede saludar, ya que lleva una bandeja en las manos. Al final ha hecho un bizcocho, pero es bastante grande y la bandeja se le podría caer si suelta uno de los lados.

-¿Dónde puedo dejar esto? -pregunta desde lejos. Ve que hay mesas, pero no sabe si hay una zona especial, ya que el bizcocho no es exactamente "comida normal".

Se ha puesto unos pantalones color crema, o eso le han dicho en el puesto, unos zapatos negros y una chaqueta de punto azul oscuro y se ha hecho un moño bajo. Hay gente que parece habérselo tomado realmente en serio.

Pris sonrió de oreja a oreja. Veía caras nuevas en la sala, que era siempre algo que le inspiraba mucha curiosidad, pero más ilusión le hacía ver caras conocidas. Saludó a Anna con especial efusividad cuando se acercó.

─Nos lo vamos a pasar genial ─le aseguró, más que dispuesta a cumplir con su palabra─. Supongo que Zaih vendrá un poco más tarde, pero no creo que se quiera perder una noche así. ¿Quién ha preparado los aperitivos? Los montaditos están para morirse.

Y la música. Pris no podía evitar, mientras hablaba, zapatear un poquito con un pie, siguiendo el ritmo de la flauta. Y si los aperitivos le parecían maravillosos, el olor del bizcocho que traía Johan no iba a ser menos. Se le fue un momento la mirada al chico, sintiendo que se le hacía la boca agua. Luego tendría que probar un trocito.

Kyoti sonríe al ver entrar a Jun. Tiene ganas de hablar con él; todavía no se ha hecho a la idea de que está en el palacio ni se ha acostumbrado a lo mucho que ha cambiado, pero es muy consciente de que lo echaba de menos, y todavía no ha encontrado el momento de pasar un rato tranquilo con el chico. Lo saluda, dispuesto a ponerle remedio, cuando Anna se acerca a hablar con el y Pris. Quizás más tarde, entonces.

─Bu-bueno, solo un poco, en realidad, es decir... ─se atropella un poco mientras habla, bastante nervioso. Por suerte, parece que Pris está dispuesta a dirigir la conversación.

De nuevo, se siente enrojecer ligeramente al ver entrar a Johan, cargado con una bandeja. ¿Necesitará ayuda?

Poco a poco iba floreciendo la conversación. Ben veía la fiesta formarse con una ligera sonrisa en torno a la flauta. No quería quitarles la música, pero la verdad era que le iba apeteciendo moverse un poco por allí ella también. Y, bueno, por lo visto seguía habiendo cosas que supervisar.

Cuando entró Johan, trató de hacerle un gesto indicándole dónde podía dejar su mercancía, pero desde su posición era difícil. Llamó la atención de Massen, que parecía más ociosa que ella, a ver si podía echarle un cable al chaval.

Pronto el ambiente se animaba y la gente empezaba a hablar entre sí. Reí al comentario de Anna, apresurándome a negar.

-¡No te preocupes! Si quieres darme las gracias de alguna forma, que sea bebiendo. No podemos dejar que se estropee -dije, riendo y dando un trago a mi cerveza. Pronto mi atención se iba a otro lugar-. ¡Jun! ¡Cómo has crecido, chico!-. Me acerqué a él con energía. Yo seguía siendo algo más alto, pero menudo estirón-. ¡Me dijeron que habías vuelto pero no terminaba de creérmelo! Pero mírate, si estás hecho un pincel...

Parecía tan arreglado como si fuese aquello la boda de alguien. A ver si me había equivocado yo de fiesta. O de ropa.

Estaba manteniendo mi propia conversación cuando sentí que Ben me hacía un gesto. Me giré y contuve una mueca, tratando de no meter malos rollos en la sala. A mí me tenía que tocar ayudar a este tipo. Pero en fin, si me había propuesto colaborar, no tenía más remedio. Así que me disculpé con mis compañeros y me acerqué al repostero en cuestión.

─Cuánto tiempo, Jacinto ─sonreí, con tono un tanto ácido─. ¿Vas bien con eso? Tráelo por aquí, Rogelio, que te ayudo a hacerle un sitio.

Lo dirigí hacia la esquina de una de las mesas, a una zona relativamente discreta y algo separada del resto de aperitivos. No era cosa de esconderlo, pero Ben ya me había avisado de la aportación que traía el chaval, y tampoco era cosa de mezclarlo como si fuera inofensivo.

Aproveché, tras ayudarle a hacerle sitio, para servirme un poco de cerveza.

No había tenido mayor interés en involucrarme en los preparativos, pero por supuesto que era consciente de que había una fiesta. Después de todo, Rick se las había arreglado para acabar financiándola, y eso no era algo que me hubiese pasado desapercibido. Claro que no era asunto mío; de hecho, se lo veía bastante dispuesto a aportar lo que hiciera falta (demasiado, a mi parecer, perol, de nuevo, mi opinión no venía al caso) y bastante emocionado con la idea.

No era el único que me lo había comentado; Frikka también me había dejado caer el cuándo y el dónde con su habitual sutileza. Y, sinceramente, me parecía bien. Que no fuese a implicarme en la organización no quería decir que no fuese a participar.

Para cuando entré en la sala, ya había bastante tumulto. Me acerqué a una de las mesas a servirme una copa, dediqué a Rick una sonrisa y me acerqué al grupo de Anna.

─Por todo lo alto, por lo que veo ─comenté.

Finalmente se acercan a ayudarlo, y Johan alza las cejas, esbozando una sonrisa. Hacía tanto tiempo que no veía a esa chica, Massen, que pensaba que se había ido para siempre. Eso o que lo llevaba evitando años, que teniendo en cuenta su último encuentro, no le parecía descabellado.

-Gracias -le indica sin más, obviando sus burlas y sin borrar la sonrisa-. Me alegra verte bien-. Cuando están más cerca de la mesa, en lo que deja la bandeja, tras pensar un instante, añade-: Quizás habría que poner una nota. O avisar a la gente. No vaya a ser que alguien coma por error de más y termine mal.

No todo el mundo tiene el mismo aguante. Y un susto si no te lo esperas puede acabar mal. Johan no quiere que la fiesta acabe en tragedia por su culpa.

Pris iba a responder cuando se les unió otra flamma. Sonrió. Sí que iba a tener razón Zaih y resultaba que estaban por todas partes. Echó un pequeño vistazo. Bueno, realmente, en aquel momento en la sala había bastante variedad de gente. Como no solían trabajar en grupos tan grandes, costaba darse cuenta de que eran un grupo tan variopinto.

Sonrió a Anna de oreja a oreja.

─Sí, creo que me voy a acercar a por «un zumo» ─concluyó, con aire pícaro.

Y a pillar otro montadito, ya que estaba. Dicho lo cual, se trasladó cerca de una de las mesas para cumplir con su palabra. ¿Estaría buena la cerveza? Los licores la llamaban menos.

Viendo que la gente empieza a esparcirse y que Massen ha ido a atender algo, termino con Rick a mi lado y asumo que ofrecerle el collar es lo más apropiado. Espero a que se lo ponga para transmitir la voz mágica a su cabeza.

-¡Me alegro mucho de verte, Rick! He vuelto hace unos días, ¡y ya estáis haciendo una fiesta! ¿Es a lo que os habéis dedicado estos últimos años? No sería que conmigo por aquí os estabáis cortando-. Le dedico una mirada bromista-. ¿Cómo estás? ¿Cómo ha ido todo?

Según los carteles (que, por cierto, estaban por TODAS partes) y lo que ha dicho Anna, parece que ha pagado por toda la bebida. Y parece mejor que el veneno del otro día. Vaya tipo.

Kyoti saluda a Lea, que acaba de llegar. En seguida, Pris los abandona en favor de las mesas, así que se queda con sus compañeras más veteranas. Niega suavemente.

─No, yo creo que mejor... ─carraspea─. Es decir, luego tomaré... algo, pero, o sea, más tarde. Voy a... Voy a esperar un poco.

Aunque quizás sea la manera de soltarse un poco. No es que falte material, precisamente.

Fruncí el ceño. Razón no le faltaba. Ya podía habérsele ocurrido antes y haber traído los deberes hechos, en lugar de ponerse a preparar cartelitos en mitad de una fiesta.

─¿Lo has hecho muy cargado? ─pregunté con desconfianza.

Me volví hacia Jun y le hice un gesto para llamar su atención. Era la persona que más probabilidades tenía de tener algo donde anotar encima, que yo supiera. Aunque parecía que estaba confiando en el collar, más bien.

Esperé a que me viera para signarle «¿Tienes algo para escribir?»

Finalmente he decidido venir. Me he puesto un vestido negro de tubo, con el largo por encima de las rodillas, ceñido en la cintura y en el pecho. Los tacones que llevo también son negros. Me he maquillado un poco los ojos, solamente, para resaltar la mirada, y me he recogido el pelo dejando algunos mechones sueltos para no ser demasiado formal. Iba a venir menos arreglada, pero para un día que me divierto por aquí, tampoco voy a contenerme. Y hace mucho que no vengo a una fiesta. Viajar por el mundo ha estado bien para conocer a gente de muchos sitios, y me he divertido, pero era algo más casual, como una posada en una noche animada.

Ver tantos rostros conocidos, y otros desdibujados cuyos nombres no recuerdo, se me hace hasta extraño. No tardo en encontrar a Massen, pero está algo lejos. Jun parece estar con Dehnel, que por una vez no va vestido como si fuese un príncipe. De hecho, Jun va más arreglado. La verdad es que tiene planta el chico.

Barriendo el lugar con la mirada veo también a Ben, tocando. Hay un grupo demasiado grande para mi gusto donde veo a Lea, un flamma cuyo nombre no recuerdo, una adolescente y... ¿es esa la chrysos que cose?

Hay demasiado ruido. Decido alejarme de todos e ir primero a por una bebida, en lo que me acostumbro al tumulto.