Sala de baile

El Jun que me respondió parecía mucho más animado que el chiquillo de mis recuerdos. Eché a reír a su comentario.

-Ojalá pudiese decirte que hacíamos fiesta constantemente, pero siento que estamos celebrando que hayáis vuelto más que nada. Y bueno, hay mucho que celebrar, en general. Las cosas marchan bien. En Brontë y también para mí-. Estreché los ojos, al ver a Massen gesticular a lo lejos-. Oh, creo que te llaman por allí.

Nuevas presencias se incorporaron a la fiesta. Vi a Lea con Anna y Kyoti y le devolví la sonrisa antes de que mis ojos se topasen con Lester. La chrysos había ido a servirse una copa y estaba sola. Parecía que sí había vuelto a Brontë, a fin de cuentas.

Por lo visto, aquella había sido declarada oficialmente noche de ocio. No; quizás no oficialmente. No había visto, en ningún momento, que los líderes se implicasen de ninguna forma en todo aquello. Las fiestas en Brontë, cuando surgían, solían hacerlo de manera más improvisada, pero orgánico o no, no parecía que nadie se hubiese opuesto a una noche de celebración.

Tampoco diría que teníamos nada en especial que celebrar, al menos que yo supiera, pero cualquier excusa era buena para algo así. Contemplé la habitación desde la entrada, meditando hacia dónde dirigirme. Dehnel y Jun, de entrada, quedaban descartados. Parecían formar un mismo grupo, así que eso facilitaba las cosas.

Veía caras conocidas, pero tampoco nada que llamase mi interés por encima de lo demás. Tampoco hacía falta gastar toda mi energía social en un primer momento. Para empezar, lo que necesitaba era una bebida. Tardé un momento en reconocer a Alehyss, que parecía estarse dedicando precisamente a eso. Así que estaba de vuelta también.

─Buenas noches ─saludé escuetamente, acercándome a por una cerveza.

Por lo visto, había variedad. Decidí empezar por una rubia.

Estoy entretenido con Rick hasta que este me llama la atención sobre que Massen me está llamando. Me vuelvo a donde señala y enseguida la entiendo, aunque no entiendo bien para qué me pide un papel.

-Creo que me necesita -me disculpo con Rick-. Luego hablamos más.

En cuánto me entrega el collar voy junto a ella, que está con un piscis al que he visto alguna vez. De hecho, creo que no se llevaban muy allá. Lo saludo con un gesto y una sonrisa, de todos modos.

<<¿Querías papel? Tengo algunas hojas y un lápiz>>, le explico, sacándolas de un bolsillo. <<¿Pasa algo?>>

Aprovecho que estoy por aquí para servirme licor y un poco de hielo.

Traté de dirigirle a Anna una sonrisa tranquilizadora. Sí se la notaba un poco nerviosa, aunque no podía entender por qué, por mucho que la idea hubiera salido de ella.

─Creo que es la excusa que más de uno estaba esperando ─apunté─. Además, no nos reunimos así muy a menudo, así que está bien para variar.

No era que yo tuviese la energía fiestera de gente como Frikka o como Ben, pero tampoco iba a rechazar un plan así. Y hablando de lo cual, ¿dónde estaría Frikka? Tanta insistencia con el asunto, y al final parecía que era ella la que había decidido no unirse a la fiesta. Lo cual era sorprendente, como mínimo.

Estoy bebiendo en una esquina, examinando el panorama, cuando capto la mirada de Dehnel. Y, por un momento, diría que se me va a acercar. Estaba con Jun hace un momento, pero de pronto está solo.

Me vuelvo, interrumpiendo el contacto visual y dirigiendo la vista hacia otro lado. Es entonces cuando veo a Cierzo, que se acerca. Sonrío de lado, suavemente. Hasta donde lo conozco, tampoco es muy amigo de las multitudes. ¿Has venido a refugiarte?

-Buenas noches -respondo a su saludo, dando un sorbo a mi bebida-. Veo que sigues por aquí.

Kyoti mantiene una sonrisa ligeramente tensa, sin saber muy bien cómo contribuir a la conversación. Anna dice que también está nerviosa, aunque a él le parece que está manteniendo muy bien la entereza. Le da un poco de envidia la soltura con la que habla.

Vuelve la mirada de nuevo hacia Johan cuando Anna lo menciona.

─Creo que... creo que, es decir, que me acercaré a... a ver, bueno, qué ha traído.

A moverse un poco. A socializar.

Echó a andar hacia allá, y pronto descubrió que Jun iba en la misma dirección. Vaya, qué oportuno. Sonrió al grupo cuando llegó a su altura.

─¿Lo has... lo has hecho tú? ─pregunta a Johan, mirando el postre. Tiene buena pinta, la verdad.

Jun no tardó en acercarse. Cuando preguntó, me contuve para no poner los ojos en blanco. Es decir, la idea del bizcocho en sí no era mala. La ejecución era lo que me convencía menos.

«Es un bizcocho "especial"», expliqué. «Relajante. Primaveral. Lleva... ¿planta? ¿Cómo se signa eso? Queríamos ponerle una nota, para que no lo pruebe nadie por error, o se pase comiendo.»

Le pedí la libreta y el lápiz con un gesto. De todas formas, en una mesa por la que pasaba tanta gente, no tenía muy claro cómo colocar el cartelito para que no acabase perdido a los cinco minutos.

La cerveza resultó ser bastante decente. No era que la que me servían habitualmente en el comedor fuese peor, pero sí era distinta. Me parecía haber visto que era cosa de Dehnel, por lo que había leído en los carteles. No parecía que tuviera mal gusto para aquello, al menos.

Me encogí de hombros.

─Brontë no me trata mal ─respondí─. No sabía que habías vuelto. ¿Venías con Jun?

Era a quien había visto volver hacía poco después de una larga temporada fuera. Aunque, ahora que lo pensaba, estaba aquella otra niña, Massen, a la que también hacía mucho que no veía.

Johan contempla entretenido cómo el claritas y Massen se comunican congestos. Cuando ve al chico sacar papeles entiende de lo que hablan.

-Es que lleva plantas relajantes, por así decirlo -le explica, aunque supone que es lo que se han dicho-. Buenas noches. Soy Rogelio.

No lo ha dicho él, lo ha dicho Massen. Ofrece la mano al chico. No tarda en distraerse de los gestos que no comprende cuando Kyoti se acerca. Le dedica una sonrisa y un asentimiento.

-Está recién hecho -le explica-. Aunque ya no quema. Íbamos a poner un cartel.

La cerveza resultó estar un poco amarga, pero el champán, en cambio, estaba muy bueno. Así que Pris se sirvió una copa y, tras echar un vistazo a su alrededor, se acercó al flamma grandullón que parecía haber quedado solo. ¡Hora de hacer amigos!

─¡Hola! ─saludó, con su eterna sonrisa─. No nos conocemos, ¿no? Soy Pris. Priscilla Flegrell.

Le ofreció la mano libre, resuelta. A ver, bien pensado, sí estaba aquello bastante lleno de flammas.

No puedo evitar echarme a reír en cuánto entiendo la situación. ¿Bizcocho con hierbas? No me lo puedo creer. ¿Qué puede salir mal?

<<Aunque se ponga un cartel, como alguien lo quite va a ser un problema. Pero bueno, es mejor que nada>>, gesticulo, sin dejar de reír. <<Luego lo pruebo.>>

Estrecho la mano de "Rogelio" y me pongo a escribir una nota que diga claramente "bizcocho con droga, consumir bajo propia responsabilidad" con letras claras para poner después sobre la bandeja. Cuando veo a Kyoti acercarse no puedo evitar esbozar una amplia sonrisa y lo saludo efusivamente con la mano.

Niego con suavidad, bebiendo un nuevo sorbo. No está mal. De hecho, es mejor que lo que ponen en la mayoría de las tabernas, salvo que pagues un poco más.

-Realmente regresé con Massen. Nos encontramos por casualidad en Ventus y decidimos compartir el camino de vuelta -explico con tranquilidad-. Como a ti, a mí también me ha tratado bien Brontë, por lo que he creído oportuno volver tras un tiempo fuera.

Y aquí no tengo que pagar por mi bebida, según parece. Paga Dehnel. Parece que por fin se ha empezado a plantear qe puede hacer bien algunas cosas. Me alegro.

Asentí. No era yo muy amiga de las multitudes, pero si era una cosa puntual como aquella, no estaba mal, tampoco. Miré de reojo a Rick. En seguida había conseguido nueva compañía, por lo visto.

─A Rick lo veo todos los días ─comenté, medio en broma─. No pasa nada porque me relacione con otra gente. Claro que, si quieres ir a hablar con alguien más, por mí no tengas reparo.

Quizás me convenía salir un poco a tomar el aire. Empezaba a haber demasiada gente en aquella habitación, por amplia que fuera.

Estaba mirando a mi alrededor para buscar un grupo en el que incluirme cuando vi a Goco a lo lejos, con Lester. No es que tuviese muchas ganas de hablar con la chrysos, pero me parecía cortés, y a él llevaba mucho sin verlo. Quizás hubiese estado fuera de Palacio un tiempo también, porque si lo pensaba bien, realmente llevaba meses sin cruzármelo ni de casualidad... Pero antes de que me decidiese, alguien se me acercó.

-¡Buenas noches! -saludé, con la misma efusividad que ella, estrechando su mano con energía-. Yo soy Rick Dehnel, es todo un placer. Eres de las recién llegadas, ¿no?

Flegrell... Me sonaba vagamente el apellido... Quizás lo había oído a algún compañero, hablando de aquella joven. A fin de cuentas, por muy "recién llegada" que fuese, llevaba algún tiempo ya por Brontë, por lo que creía.

Puse los ojos en blanco, sin poder evitarlo. No soportaba a aquel tío.

«Se llama Johan» signé, «y de lo que te diga créete la mitad de la mitad. Bueno, lo del bizcocho sí es verdad, que yo sepa.»

Y mejor prevenir. No era que me pareciese mal la idea, pero no me gustaría que hubiese un accidente. Como parecía que iba a ocurrirle precisamente a aquel chico que acababa de llegar, Kyoti.

Por suerte, Jun ya estaba trabajando en ello. Aunque tenía razón; como solución, dejaba mucho que desear.

La sonrisa de Kyoti se ensancha un poco cuando Jun le responde tan efusivamente. Aunque, como parece algo ocupado con la conversación que le da su amiga, tampoco en ese momento tiene mucha ocasión de decir nada. En vez de eso, es Johan quien le da conversación.

Le tiembla un poco la sonrisa, confuso por el comentario de su compañero.

─¿Un... un cartel? ─repite, sin entender─. ¿De qué es? No sabía, bueno, es decir, que te... que te gustase cocinar.

Tampoco sabe tanto de Johan, ¿por qué iba a saber eso? ¿Por qué iba a saber nada?

Volví la vista hacia la niña, que precisamente estaba hablando con el claritas. Curiosa coincidencia. Tanto que se encontrasen de forma tan poco premeditada como que hubiesen llegado prácticamente a la vez que el chaval. Quizás hubiera algo más detrás de aquello; Brontë tenía sus propios asuntos confidenciales. No era un tema tan apasionante como para querer indagar más, tampoco. Simple conversación.

─Bienvenida, entonces ─concluí─, y que podamos seguir diciendo lo mismo mucho tiempo.

Desde luego, si podíamos alternar jornadas de trabajo tranquilo con buena cerveza, no veía qué más podíamos pedir.

Pris asintió efusivamente, contenta de ser reconocida por uno de los veteranos. ¡Y no cualquier veterano! Había oído hablar de él, el primogénito de los Dehnel. Desde luego, tenía todo el aspecto de un guerrero clásico, con una altura considerable, buena espalda y brazos imponentes.

─¿El hijo de Reickiard Dehnel, de la familia Dehnel? ─preguntó, entusiasta─. Tenía entendido que estabas por aquí, ya me extrañaba no haberte visto antes. Yo vengo del oasis de Drêao, soy la hija del magnate Flegrell. Mi hermana Zaih'ra también está por aquí. Seguro que no tarda en llegar.

Lo observó con curiosidad mal (o en absoluto) disimulada. Aquello sí iba a tener que contárselo a su padre.

Johan asiente con gesto tranquilo. Como parece que se están encargando del cartel ellos, decide que lo irá adelantando a Kyoti. Cuánto antes lo sepa la gente, mejor. Quizás hasta fuese buena idea dar un comunicado general, por si acaso.

-Le he echado unas hierbas especiales. Ya sabes. Yo lo tomaría solo si estoy seguro-. Cavila-. Lo cierto es que está rico el bizcocho que hago, con el chocolate y eso... Aprendí de un verdadero maestro panadero. Quizás tenía que haber hecho uno sin nada, para la gente que quisiese probarlo sin acabar la noche en las nubes. Para la próxima, supongo.

Es algo a tener en cuenta.

Kyoti contempla un momento a Johan y el pastel alternativamente antes de atar cabos. Alza las cejas entonces, sorprendido. Así que era eso. Qué cosa más curiosa.

─Va-vaya ─es todo lo que se le ocurre decir, tomado por sorpresa─. Qué... qué curioso. Y, es decir, ¿cómo se... come?

No sabe si quiere probarlo, realmente. Le ha salido la pregunta por pura curiosidad. Tiene que admitir que, como mínimo, siente un poco de curiosidad.

Tampoco sabe si es una pregunta tonta o no. Realmente, no deja de ser un bizcocho. Se comerá normal, claro, como cualquier bizcocho. Se pregunta si se le notará que lleva algo en el sabor o solo en el efecto.

Así que Johan. Me suena de haber oído ese nombre y algunas historias sobre él. De hecho, no recuerdo si Massen me había dicho algo al respecto. Hace tanto tiempo que nos fuimos cada uno por su lado...

<<Se ve que lo adoras>>, bromeo, con una sonrisa burlona.

Pues a Kyoti parece caerle bien. Eso o resulta que Kyoti ha venido aquí atraído por la hierba... No me esperaba eso de él.

Termino el cartel y lo coloco sobre el bizcocho de la forma más visible posible. Miro a Massen, buscando su opinión, en lo que doy un sorbo a mi bebida.

Llevo todo el día eléctrica por la fiesta. He ayudado a preparar algunos canapés, pero a última hora sentí que tenía que hacer mi famosa mousse de fresa. Así que ahora llego cuando la sala ya está llena de gente.

Adoro las fiestas por lo que evidentemente llevo mis mejores galas. Bueno, no es que la calidad de los materiales sea muy buena, nunca tuvimos mucho dinero en casa, pero espero que el aspecto visual esté al nivel del palacio de Brontë. Llevo un vestido ajustado que me llega hasta la mitad del muslo, de un azul muy parecido al de mis ojos. También tiene un escote bastante pronunciado, en forma de corazón, y unas tiras de encaje alrededor de los brazos. En los pies unos zapatos sencillos con un poco de plataforma, que se ven usados, pero es lo que tengo. El pelo me lo he recogido en una coleta simplemente, excepto un par de mechones de la parte delantera, que no me llegaban. No me he maquillado apenas, solo un poco de sobra de ojos con purpurina pero no muy llamativa y máscara de pestañas, para agrandar más los ojos. Y por supuesto, una gran sonrisa.

Entro por la puerta con la bandeja en las manos. Y antes de fijarme en la gente, decido apresurarme a dejarla en la mesa, que pesa bastante ya que está llena de vasitos con mousse.

*se queda*

Le dirigí a Jun una sonrisa forzada, absolutamente cínica. Lo cierto era que había tenido todo el tiempo que había querido para ni acordarme de aquel tío. Y, bien pensado, me sorprendía un poco que me molestase tanto su presencia. Pero no podía evitarlo; aquella despreocupación, la aparente simpatía que desprendía, y que en realidad no era más que un atajo de mentiras absurdas sin ninguna razón de ser. No podía evitar que algo se me revolviera por dentro.

Di un sorbo a mi cerveza, a ver si me distraía un poco. Jun en seguida tenía colocado el cartel y se volvía para buscar mi aprobación. Le sonreí de nuevo, esa vez de forma más sincera. Como él, dudaba que el cartel fuera a aguantar los vaivenes de la noche, pero que no se dijera que no lo habíamos intentado.