Dormitorio de los chicos

Tras enseñarles las diferentes salas del Palacio, conduje a los dos nuevos alumnos al dormitorio de los chicos. Desde el pasillo, en el que nos encontrabamos, se podía apreciar el gran tamaño de la habitación. Además, también podíamos contar numerosas camas y, a los pies de estas, podíamos observar diferentes baúles (tantos como camas) en los que los futuros alumnos podrían depositar sus provisiones.

Observé al aether y al claritas.

— Y finalmente, este es el dormitorio de los chicos. Me imagino que querreis dejar vuestras provisiones y descansar — murmuré —. Por si os interesa, está prohibida la entrada a las mujeres, así que... Ya sabeis.

Me crucé de brazos.

— ¿Alguna duda?

Tras llegar a nuestro último destino realicé una inclinación dirigiéndome hacia el jefe Blues.

- ¡Muchísimas gracias por todo, Blues! - Exclamé agradeciéndole el haber hecho de guía por todo el castillo - ¡Me tienes para lo que sea!

Me dirigí rápidamente hacia una de las primeras camas que vi.

- ¡Ésta es la mía! - Grité señalándola con la mano derecha.

Tiré mi mochila al lado y pasé todo lo que tenía -dos piezas d e cada tipo de ropa y unas hierbas medicinales- al interior del baúl.

La visita había sido breve y productiva con lo que estba satisfecho y al fin llegamos a los dormitorios para dejar los bultos. En cuanto nuestro guía indica la forma de las habitaciones y da la última indicación giro los ojos con una mínima sonrisa acordándome de mi mujer.

-Gracias por las indicaciones -.Y muevo una de mis alas hacia un lado como señal de gratitud como acostumbraba en mi país.

Me dirijo a las habitaciones dejando paso a Cero para que hiciese su elección y dejo mis cosas en una de las camas del centro de la habitación, ni acerca de la puerta, ni cerca de las ventanas. Deposito mis bultos, dejo mi chaqueta y sacudo las manos para luego estirar los brazos. Despues me dirijo a la puerta.

-Un placer conocer a ambos, ahora, si me disculpais, iré a echar un vistazo -. Me despido con un gesto de la mano y sonrisa amable y me voy de allí.

*se va*

Asentí al escuchar las palabras de Cero. Ahora que se iba para el dormitorio, no tendría que aguantar sus gritos, lo cual resultaba gratificante. Después observé al aether, que agradeció, al igual que Cero, que los hubiese guiado por el Palacio. A diferencia del claritas, el tono del aether era más calmado y mucho más agradable.

Cuando ambos entraron en la habitación, comencé a caminar, con el objetivo de ir, de una vez por todas, al lago. No soportaba el calor que hacía en el Palacio, así que estar al aire libre, en el lago, sería agradable.

*se va*

Tras dormir apaciblemente durante toda la noche, estiro los brazos y las alas y me froto los ojos. Cuanto me cuesta levantarme... Y eso que tenía que madrugar más en Ventus.

Me levanto y me voy de las habitaciones.

*se va*

-Que habitación mas fea...- dijo cuando se quedó solo en su cuarto.
Tenía sueño. Dejó a Altheda, su Daga debajo de la almohada y se quedó viendo el techo esperando a que el sueño se apoderase de el...


Despertó 4 horas después en el suelo. Le dolía la espalda, debió haberse caído debido a la falta de costumbre a las camas del continente de Fulmen, se estiró para relajar sus agarrotados músculos y se puso a vaciar parte del contenido de su enorme mochila marrón en su baúl. Recogió la almohada del suelo y... y... ¡NO ESTABA! ¡Altheda no estaba! ¡Pero si todos estaban durmiendo!

*sale en busca de Altheda*

Llegué a la habitación y rebusqué en mi baúl hasta encontrarlo. ¡Allí estaba! ¡El libro de recetas que me había llevado de casa!

Abrí en una página especial y tomé nota de los ingredientes.

No llevaba más parte de arriba que las vendas (que, por cierto, debía cambiarme), pero no la necesitaba, así que, una vez hube terminado, guardé el libro de nuevo y me marché.

*se va*

Entró en el cuarto de los chicos y se fue hacia su cama, se metió en ella y ¡SORPRESA!: notó una cosa húmeda dentro de sus sábanas, se sobresaltó y quitó todas las sábanas de golpe y se levantó muy despacio para no despertar a los demás y de entre las sábanas vio salir una especie de dragoncito de unos quince centímetros. Lo recogió con cuidado y lo puso en su mano: estaba seguro de haberlo visto antes en algún libro, con lo que se fué directamente a un ejemplar de ''Reptiles y anfibios, volumen 5'' de Chárity Strauss que guardaba en su enorme mochila marrón y allí estaba, en la página 256:

Nombre científico: Micoboletus reticulatus
Nombre común: Dragón Amanita
Tamaño: no supera los 20 centímetros
Color: Rojo con manchas blancas
Forma de ataque: Muerden, aunque pueden llegar a escupir una pequeña cantidad de fuego si se asustan escufen fuego; como resultado de su mordisco, aparecen ampollas en la zona afectada.

Silvanus lo vió con detenimiento debajo de la tenue luz y apreció que estaba extremadamente flaco, debía de haberse colado de alguna manera en los dormitorios y debia llevar allí bastante tiempo, se acerc´a su bolsa y sacó un par de setas un poco pochas: una era de un amarillo chillón y la otra no era más que un mísero champiñón.
El pequeño dragoncito los olisqueó con interés y se comenzó a comer los hongos con una avidez incontrolable mientras Silvanus acarició su pequeña cabeza mientras pensaba un nombre para el pequeño.
-Te llamaré... ummm... Tristán, Tristán está bién ¿no?...bueno, Tristán, te voy a hacer un hueco en mi mochila, aqui, ¿ves? en este bolsillo interior creo que estarás bien.
Silvanus acomodó a Tristán en su nuevo hogar y se metió otra vez en cama y se durmió profundamente.

*se duerme*

Entré en mi habitación para coger un pergamino, un poco de tinta y una pluma, quería salir al exterior para divertirse un rato con Tristán y luego se pondría a escribir un poco sobre herbologia.

*se va*

Entré en la habitación y miré a mi alrededor. Desde luego, era como vivir en un castillo fantasma. ¿Dónde se habría metido Cero? Solo lo había visto una vez, pero habíamos decidido ser compinches, por lo que, como mínimo, debía volver a hablar conmigo para compartir más aventuras y comentar los avances de la misión.

Como la espalda me molestaba menos, asumí que ya podría usar mi manodoble si fuera necesario, por lo que tomé a Värdjas y la pendí de mi espalda, sin más vestimenta que las vendas limpias que acababa de cambiarme poco antes.

*se va*

Al llegar a los dormitorios encuentro a un par de personas dormidas. La verdad es que aun somos pocos en el lugar y creo que he visto más chicas que chicos.

Me acerco a mi cama sin hacer ruido y me cambio para dormir. Una vez puesto el pijama, me meto en la cama, replegando las alas para que no me molesten al acostarme. Ser un aether en casa agena es duro a veces...

Después de dar un par de vueltas acabo dormido sin problemas.

*se duerme*

Llego al dormitorio masculino con los hombros hundidos. No sé qué excusa inventarme si alguien me encuentra aquí, pero...

Abro la puerta y me asomo. Nadie despierto... Trago saliva e introduzco mi mano derecha con el cuaderno en la habitación. Lo lanzo hacia delante, procurando que caiga cerrado y no se arrugue. Eso bastará... Y que lo encuentre quién quiera... Al fin y al cabo tiene su nombre.

Me escabullo nada más hacerlo. Con un poco de suerte creerá que se le cayó ahí y no tendré problemas.

*se va*

Llego a la habitación aun pensando en mi esposa. Jope, ahora que he visto a esos dos me ha entrado mucha nostalgia...Y envidia...Y soledad... De pasarme todas las noches con ella a dormir aquí tipo albergue. Pff...

La verdad es que hoy el palacio me parece un agobio y un chasco. La mayor parte de mis compañeros estaban zumbados. Había hablado un par de veces con las chicas. Una era Inger que era maja, pero acababa de bajarme la moral. Y otra era Alehyss que si tenía el día no decía una palabra. Y la niña con mil hermanos... Y el loco del piscis de la oreja que iba dando besos... Que negro lo veo todo hoy y no es porque sea de noche.

¡Ah! Y ahora me voy a jorobar un pie aun encima... ¿Qué demonios...? Me agacho y me encuentro con un cuaderno. No pone nada fuera. Miro a los lados. No está cerca de ninguna cama en particular, parece estrabiado... Debería mirar para comprobar su dueño... O no... Bah, a la porra, no estoy de humor para incognitas.

Abro el cuaderno y ojeo las páginas. Solo parece haber dibujos, pero no veo bien. Sin hacer ruido me acerco a mi cama y enciendo la antorcha que hay al lado de esta.
Entonces puedo ver el contenido.

Hay un corazón rojo quepone "aren x silvanus" y un dibujo del que se supone es el líder de Caligo... Iros a la mierda.

-Kuf Footh -Bramo una palabroma en mi lengua.

La imagen es curiosa y algo impactante, pero lanzo el cuaderno al aire. Que lo recoja quien le de la gana. Estoy de mal humor.

Me saco la ropa para ponerme el pijaba y me tumbo en mi cama. ¿Qué pasa? ¿Hoy es el día de los amorcitos? En serio, me estoy poniendo enfermo... Amor, ¿por qué vendría yo aquí? ...

*se duerme^*

Me despierto en mi cama muy feliz. Me estiro y me siento en la cama. Me vuelvo a estirar... veo a mi alrededor y todo el mundo duerme. Que feliz era en esos momentos...
Era temprano, así que inspeccioné a la gente que estaba durmiendo en la habitación... quería descubrir una cosa...
Después de recorrer la habitación me dí cuenta: Svend no tenía nada suyo en la habitación de los chicos, puesto que yo sabía que las únicas cosas que había en la habitación eran de Cero, de Rick, de Heylel y mías... no había pues ningún bártulo más ni ningún baúl ocupado de sobra tampoco...
Medito entonces y me doy cuenta, abriendo mucho los ojos:
-Claro, -digo susurrando, pues no quería despertar a nadie- si no es un alumno... solo puede ser... solo puede ser... un.. un...-palidecí- líder...
¡Oh por Mithos! ¡Le había echado un dragón encima a un líder! ¡Le había prestado mi libro de Chárity Strauss a un líder! ¡¡Le había tocado la cabeza a un líder!!
-Oh... mierda... bueno... tampoco ha sido para tanto,- pensé, intentando autocompadecerme- no me ha regañado ni nada...

Entonces lo vi: mi cuaderno de dibujos, en el suelo, de una habitación llena de gente que se burlarían de mí si se enteran de lo que hay dentro... ¿¿QUE NARICES HACE EN EL SUELO?? alguien ha debido estar rebuscando en mi mochila marrón...
corrí hacia ella para revisar que no me faltaba nada... y efectivamente, no faltaba nada...
pero yo estaba seguro de haber metido el cuaderno en mi mochila ayer por la noche, por lo que alguien tuvo que andar rebuscando en mi mochila mientras dormía y fue lo suficientemente imbécil de dejar el cuaderno en el suelo a la vista de todos.
Mi mente trabajaba rápido en busca de un sospechoso:
-Haber... una chica no ha podido ser, ya que no pueden entrar aquí... en cuanto a los chicos... Cero es demasiada buena persona, dulce y majo como para andar rebuscando en la mochila de un amigo... en cuanto a Heylel... mmmm... fue amable en un principio conmigo y supongo que sabiendo lo que pasó con Aren, (puesto que yo se lo conté), pues creo que ya sabe suficientes cosas sobre mí como para rebuscar cosas en mi mochila...
-¿Y si fue un líder? quiz ás haya entrado Aren o ese tal Svend... bueno, no me imagíno a Aren rebuscando cual pordiosero en mochilas ajenas y Svend... pasó completamente de mí... no creo que haya sido el... parece que lo único que le importa son las critaturas...
Entonces... entonces ha sido... no... que malnacido... ha sido este subnormal... yo es que le parto la cara...
Me acerco a su cama, me subo en ella, me pongo de pie, de forma que su cuerpo (enorme, por cierto) quede entre mis piernas y entonces... le arreo un bofetón con mi cuaderno de dibujo en la cara mientras grito:
-¡¡¡Rick Dehnel, hijo de Reick Dehnel, hijo de... de... puta!!! - ya me da igual que me oigan los que duermen- levántate rata entrometida! quien te crees que eres fisgando en los enseres de tus compañeros? Levántate maldito bismonte estúpido!! ¡¡TRISTÁN ATACA!!

Gritos, gritos y más gritos... Me había acostado tarde y estaba durmiendo como una piedra, pero los gritos me despertaron.

Entreabrí un ojo soltando un pequeño gruñido.

- Qué... ¿Qué sucede?- pregunté al aire, adormilado.

Todavía tardé unos buenos cinco segundos en identificar a Silvanus entre las camas. Me había despertado igual que mi madre.

Qué recuerdos...

-¿Como que qué sucede cerdo? Has removido mis cosas y has leido y visto cosas que jamás deberias haber visto! Tristán muerdelo- dije mientras el pequeño reptil le mordía una oreja y le hacía aparecer una sarpullido alrededor de la mordedura-.
Saqué a Altheda y le amenacé:
-Júrame, júrame por lo más sagrado que no has sido tu... no me des la mínima opción a descuartizarte aquí mismo- la escena era hasta cómica, puesto que él era como dos veces más alto y tres veces más ancho que yo y era yo quien le amenzaba, aunque sabía que de un guantazo me podría apartar y seguir durmiendo plácidamente...
-HABLA!- dije poniendo el filo de Altheda en su pecho- Qué has visto, lagartija tatuada

Como estaba medio dormido, no tuve tiempo para esquivar al dragoncillo, que me mordió, pero enseguida lo aferré con la mano para evitar que me mordiera de nuevo. Mientras tanto Silvanus gritaba más y más.

Me levanté con cara de extrañeza y me froté el ojo derecho con la mano libre.

- Yo no he visto nada... No sé de qué me hablas -murmuré adormilado.

¿Pero qué había pasada para que estuviera hecho una furia? Si no tenía ni idea de qué hablaba.

-ESPABILA! pedazo vaca! ESTOY HABLANDO CONTIGO! -dije sacudiéndolo con fuerza.
Me estaba poniendo de los nervios. Tristán bufaba porque lo estaba espachurrando entre esas asquerosas salchichas que tenía por dedos...
-Suétalo bestia- dije mordiéndole la mano.
-Dios es que aún por encima de cotilla, rastrero y ladrón, SE ATREVE A ESPACHURRAR A MI DRAGÓN! esto es el colmo- dije arreándole un puñetazo.
-YA ME ESTAS DESQUICIANDO!

Solté al dragón y detuve el último puñetazo del piscis con la misma mano en la que antes se encontraba el reptil. Fruncí el ceño. Ya me estaba cabreando. Primero me despertaba, luego me acusaba de cotilla y entonces ¿me pegaba? Eso sí que no.

No solté su mano. No iba a dejársela libre de nuevo para que intentara golpearme una vez más.

- Te he dicho que no sé de qué me hablas. Grita todo lo que quieras, pero no consentiré que me pegues sin motivo.

Rick frunció el ceño: se estaba cabreando... entonces me invadió el miedo y pensé que acababa de cabrear a un hombre que pesaba 4 veces más que yo... Tristán seguia bufándole desde mi hombro.
-Con que no sabes de qué te hablo, ¿ee? entonces por qué has cogido mi cuaderno de dibujo? Dios! no lo niegues, ¡has sido tú!...¿Con que no quieres pegarme sin motivo? Aquí tienes un buen motivo, ¡asqueroso lagarto! -dije haciéndole un pequeño corte con Altheda en una de sus mejillas, de las cuales brotó un hilito de sangre.
Realmente no me reconocía: tenía los ojos muy abiertos y los puños muy cerrados... estaba fuera de mis cabales... quizás tuviera que liberar el estrés acumulado y le toco a Rick... no sabía...

Me despierto con unos gritos en la habitación, pero no me muevo del sitio ya que parecen algo agresivos. Si me hubiese despertado antes... Pero ayer me acosté muy tarde.... Pff

Parece que hay un rebuelo entre esos dos... Jope, no me gusta despertarme con ruido. Suelo levantarme de buen humor, jolin... Van a conseguir que me dela la cabeza.

Agito las alas y me siento en la cama, algo adormilado.

-Hey, ¿qué os pasa? -Pregunto con voz ronca debido a mi reciente despertar.Entonces Silvanus -porque eran él y Rick quienes estaban gritando- habla de su cuaderno... Yo no digo nada.

Aquello ya excedía lo que yo podía soportar. Gruñí. Sin esperar un segundo, aferré al pequeño piscis por los hombros y lo alcé del suelo con facilidad (pesaba poco).

- ¡YO NO HE TOCADO TU CUADERNO! -bramé.

Es que era cierto.

Recordé los golpes que Aren me había dado por pelearme y lo lancé hacia atrás un par de metros, para separarlo de mí, pero sin demasiada fuerza, no fuera a hacerse daño.

- No sé qué crees que he visto, pero yo no he tocado nada tuyo.

Me limpié la sangré de la mejilla con un gesto distraído mientras hablaba.

-Que qué me pasa? QUE ESTE BOBO INEGRAL ha leido mi cuaderno...!!! TE PARECE NORMAL!?? - dije después de caer al suelo por el empujón que me dió ese bruto.
En ese momento, mis lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas... no eran de dolor, sino de impotencia...
-Seguramente el panoli este es un espía Heylel. Haz algo amigo, CUCHICEA EN NUESTRAS COSAS!!

Cuando Rick levanta a Silvanus me despejo al instante. La verdad es que no entiendo como alguien más canijo que yo brabuconea con un tipo como Rick. Así que el cuaderno es el problema, jope...

-Bueno, bueno, tranquilidad o vamos a ganarnos una buena. -Comento levantándome de mi cama y acercándome un poco a ellos. - Silvanus, ¿por qué dices que Rick lo ha cogido? ¿Lo has visto hacerlo? Ayer estaba en el lago muy tarde, yo vine un poco antes que él y cuando llegué aquí me tropecé con... algo. Seguramente era tu cuaderno. -Bueno, la lógica aplastante no me acompañaba, pero si su acusación era sin fundamento, la mia también valía.