Dormitorio de los chicos

El chico compone una sonrisa tímida, que podría considerarse como agradecida. Llega, incluso, a asentir con suavidad.

-Seguiré pendiente -asegura, convencido. Y no hay muchas cosas de las que Kyoti esté convencido.

Kyoti da un paso al frente, dispuesto a acompañarlo, y su pregunta hace que se trabe a mitad de camino y se detenga otra vez. Abre la boca y duda un momento, pero al final acaba por asentir... y negar.

-Ah, sí, sí. Es decir, ¡no! Que... vamos.

Siempre tan buen dialéctico.

*Se van*

Estar aquí después de tanto tiempo se me hace muy extraño. Al final no nos hemos cruzado a más gente que a la del servicio, y he decidido que era una señal de que viniese a dejar mis cosas y a descansar. Mañana será un nuevo día, y lo cierto es que estoy agotado.

Encuentro que la cama que usaba antes está vacía. Es extraño que, tras tanto tiempo, mis pasos me hayan llevado a ella otra vez, pero sé bien que la memoria del cuerpo es espectacular. Un pianista podría tocar una canción que lleva años sin repasar casi de forma inconsciente si alguna vez se la supo a la perfección, a fin de cuentas.

No me molesto en deshacer la mochila. Solo me cambio de ropa para estar más cómodo y dejo la mochila a un lado de la cama. Me meto bajo las sábanas. Sigo tan nervioso... No puedo creerme que esté aquí de nuevo. Mañana me pondré en marcha y recorreré el Palacio de arriba abajo. Ahora... Debería dormir, pero no creo que sea capaz. Estoy demasiado emocionado.

Y cansado. La verdad es que estoy agotado.

En algún momento, el cansancio gana.

*fin de escena*

Antes de irme a hacer otras cosas paso por el cuarto de los chicos, no vaya a ser que luego no vengan y se quejen. En este caso no entro que no quiero verle las bolas a nadie, pero pego un par de carteles en la puerta para que los vean bien claros también.


Y ahora a otra cosa mariposa. Quda mucho Brontë por empapelar, aunque tampoco voy a ponerme a pintar más carteles así que tendrán que llegar los que son.

*se va*