Dormitorio de los chicos

Entré en la habitación de los chicos después de recoger las frutas en el bosque. Estaba muy contento.
Llegué a mi cama y me dí cuenta de que había una carta para mí encima de la almohada.
-Joba, los mensajeros no se dignan ni en buscar al dueño de la carta... que gestión... dije soltando una risita.
Era de mi hermana Ariel.
Ariel era la hermana mayor de todos los hermanos y ella fue como una madre para mí... puesto que ella es la única chica y mis otros tres hermanos medianos, Camon, Dazus y Lorus... le daban demasiado trbajo a mi madre como para tener tiempo para mi, por lo que Ariel se ocupaba de mi casi todos los días.
Íbamos a la compra de la mano... me llevaba al parque... me curaba las heridas que me hacia en el parque... jajaja
Abrí la carta y comencé a leer:

Hola Sisil:
Cuanto tiempo, ¿verdad? ¿que tal te va la vida? me enteré que ingresaste en el palacio de Brontë. Cuando mamá me lo dijo no me lo pdía creer... Mi enano... mi hermano favorito... el mas retaco y blandengue... ¿en Brontë? Espero que no sea una broma y que mi niñito vuelva hecho todo un hombrecito.
Supongo que te preguntarás donde estuve los últimos tres años. Pues mira, he estado viajando por Mithos. Ya sabes que era mi sueño. Mi primera parada fué Ventus... ¡creo que fue uno de los peores años de mi vida! ¿sabes lo que es estar a esa altura todos los días? la primera semana casi me muero! No quería salir del hostal en el que me alojaba! jajajajaja pero luego todo fue bastante bien, puesto que la señora del hostal decidió acompañarme por los sitios más emblemáticos y me prometió que no me soltaria por nada del mundo... un encanto de mujer. El resto del año estuve escribiendo mi libro. Ventus es un luger fantástico para escribir, puesto que no ai casi ruidos...
El segundo año estuve en Lumen... ese lugar es fantástico. Hace un calor que parace que se van a caer los pájaros del cielo... Es horrible... pero bueno, me daba un poco igual porque me pasaba el dia en la playa jajajaja escribiendo mi libro... espero que te guste, cuando lo termine te lo mando. Terminé mas morena que los propios Cláritas. Era muy gracioso, puesto que era como un Cláritas con membranas en los dedos y orejas membranosas... La gente se me quedaba mirando y yo me partia de risa por lo bajito.
Mi siguiente parada fue Cáligo... mis primera impresión fue maravillosa... Mucha gente, un ambiente fantástico... ¿El Rio Dorian? una maravilla. y el Mirador de la Muerte me insipró muchísimo para mi libro.
Pero por allí no todo esta bien, sabes? por lo que se olle por las tabernas, las opiniones están divididas en cuanto al líder de Cáligo... un tal Amen o Aler o como se llame... ¿sabes? Dirije el país muy bien, es muy serio en ese tema y todo eso... por eso la gente está a gusto con el, el caso es que hay otras personas que no les gusta estar bajo el yugo de una sola persona... buscan democracia, me entiendes? por eso los ánimos a veces se crispan un poco...
Ahora estoy en casa con mamá, porque Cáligo iba a cerrar sus fronteras... no se si su lider pretende convertir a Cáligo en una especi de autarquia o algo por el estilo y el caso es que a mi no me apetecía quedarme encerrada en Cáligo, así que volví a casa...
Cuando mamá me contó que habías vendio a Brontë... Mi niño... aún no me lo creo... Pásatelo muy bien y a ver si te hechas una novia (o un novio) si lo sé, Sisil... soy tu hermana mayor... me doy cuenta de como ves a los chicos tambien... en fin, no seré yo quien te juzge... Sisil... tengo ganas de verte
Un beso
PD: te mando un retrato que me hicieron en la playa en Lumen. ¿te gusta mi nuevo corte de pelo?
Con cariño: Ariel Kettleburn.

Spoiler:

Que guapa estaba...

me quedé un rato viendo el techo de la habitación, con la carta en el pecho y tumbado boca arriba... pensando...
-Jo... como sabe que me gustan algunos chicos?... musité con los carrilos inflados... - por algo ella siempre fue la lista...- susurré.
-Que leches era una autarquia? y quien era ese tal Amen o Aler o como fuera?... Cáligo... líder... NO SERIA AREN NO?
me incorporé de inmediato. Podría ser. la posibilidad estaba ahí... estaba enamorado del gobernante de Cáligo... ¿y ahora que?
¿tendría que preguntárselo a Aren?...
-mejor no, que igual no le gusta que se lo digan... mejor me lo cayo y punto- musité de nuevo...

Cogí la carta y la guardé con la que había escrito en la biblioteca. y me vuelv a tumbar en cama: vient para el techo... pensando en td lo que me dijo mi hermana... Se había ido con 22 años... ahora debía tener 25... la echaba de menos...

*se queda pensando*

Entro a los dormitorios para cambiarme de camiseta antes de ir a comer algo y me encuentro a Silvanus mirando a la nada en su cama.

-Buenas, ¿pensando en las musarañas? -Pregunto al pasar hasta mi cama para coger mi ropa.

-Si...- dije con un sonoro suspiro...- Olle, Heylel... ¿como sabes realmente que estas enamorado de alguien? es decir... como sabes hasta donde puedes llegar?... no se si me explico...- dije sin dejar de ver el techo.

Me quito la camiseta cuando he localizado la que quiero y me dispongo a ponérmela cuando Silvanus, en la salida de sus pensamientos, pregunta sobre cómo saber que se está enamorado.

-Humm... Pues... -Dudo un momento mientras me visto de nuevo y luego doy unos pasos hasta él para apoyarme en el cabecero de los pies de su cama.
La respuesta era compleja, pero el sentimiento no tanto. Pensando en como había llegado a casarme no sé si sabré responder de forma coherente.

-Hombre, cuando estás enamorado puede que no te des cuenta... Te das cuenta cuando te alejas de la persona, o cuando discutes... Cuando la echas en falta. Además siempre están esas ganas de pasarte el día con ella aunque sea trabajando -.Comento con una sorisa. Aahh, síii...Mi estancia aquí sería mucho más genial si ella estuviese. Cruzo los brazos.

-Y lo de saber hasta donde llegar... Pues yo creo que eso se sabe en el momento. Es decir, no puedes pararte a pensarlo porque igual te ves con mucha fuerza para llegar a cualquier cosa y luego te acobardas. O al contrario... Esas son coss que se ven en caliente, supongo... -Comento pensativo. Estas cosas hay que vivirlas y no explicarlas... Lo miro.

-¿Por qué lo preguntas? -Pregunto con curiosidad.

Me quedé pensando en casa una de las palabras que Heylel me decia.
-Bueno... por nada... es que sigo con Aren en la cabeza... una parte de mí quiere olvidarlo por completo, pero otra tira de mí hacia el de una forma inusual... nunca me había pasado esto... sé que no es la mejor pareja del mundo... ademas, tu sabes como yo que se va a casar... así que supngo que se convertirá en una especie de amor platónico... inalcanzable, o algo asi... creo que lo mejor es que me busque una pareja de mi edad y punto... seamos francos... a ese hombre le importo un rábano... y sinceramente... está consiguiendo que a mí también me importe un rábano...

Miro a Silvanus mientras me responde y no puedo evitar un suspiro seguido de una sonrisa resignada. Descruzo los brazos para abrirlos un poco y dar énfasis a mis palabras.

-Ahh...El jefe Darvenwish. No, realmente no es la mejor persona de la que podrías haberte encaprichado, o enamorado... Ya no solo porque, como se ve, es demasiado egoista... -No quiero precipitarme en mis palabras. Si Silvanus siente tanto por el líder de Caligo no voy a ser brusco y dar mis opiniones. Para mí aquel hombre era soverbio, morboso y aterrador. de aquellos que no vacilan en ningún momento... No me imagino lo qu puede ser estar prendado de alguien como él. Aunque, bueno, viendo el estado del piscis... Sí, puedo imaginarlo. Pongo una mano en el hombro del chico. -Mira, Silvanus... Es un líder, tiene que hacer sus cosas de líder y tendrá mujer en breve. -Además, "mujer", quiero añadir. Pero, mejor no. -Si la teoría te la sabes. -Sonrío. - Ya encontrarás a alguien mejor que sí te devuelva el cariño que le das. -comento finalmente. Es que, en desamores, es muy complejo decir algo...

Agradezco la muestra de cariño de Heylel... y todo lo que dice... es una verdad mas grande que el Palacio entero...
-Tienes razón.- entnces me acuerdo- olle Heylel, ¿Aren es el que gobierna Cáligo?

Sonrío al piscis cuando escucho su resignación. A mí es que estas cosas me pueden... Entonces me muestro extrañado cuando pregunta por Caligo.

-Sí, claro. Es el generalísimo del país. Uno de los pocos que ha mantenido un sistema de los más antiguos en gobierno. Pero los caeruleus confían totalmente en las dictaduras, sobre todo si son tan estables, así que no le va mal-. Comento, acordándome de los estudios en el ejército de Ventus. Que días... y que bien cuando pasé a ser joyero...

Noto una molestia en las tripas y soy consciente de que tengo que comer algo. Quería preguntarle por el disgusto de Inger, pero quizá ahora no sea el momento.

-Bueno, Silvanus, si no tienes ninguna duda nada más que pueda responder, permítime ir a comer. Nos vemos por ahí -. Comento antes de irme.

*se va*

-Lo sabía... - musité...
-Vale Heylel, ve... yo ya que estoy aqui, me voy a hechar una siesta.
Chao!

*se duerme*

Me desperté en mi cama después de un sueño reparador, pero en cuanto me desperté noté un olor un poco raro, porque llevaba muchos días con el mismo pijama, y claro, olía un poco mal...
-Jo...- dije saliendo de la cama- ¿porqué ese tonto tubo que quemar mi ropa?... quizás valla a tener que pedirle una camisa y un pantalón a los del servicio, total no es para tanto, solo son dos prendas de ropa.

Entonces entró una chica del servicio, morena y que traía un paquete debajo del brazo. Me preguntó si conocía a un tal "Silvanus Kettleburn", porque había llegado un paquete de Aqua para el.

-Si! Soy yo! -dije entusiasmado- ¿quien lo manda? pregunté curioso mientras la chica me lo daba.
Entonces, la chica del servicio dio media vuelta y se fue sin responder...
-Será maleducada?-musité cuando desapareció por el umbral de la puerta.

Me puse a abrir el paquete y me sorprendí mucho cuando vi unos zapatos nuevos, brillantes, espléndidos, fantásticos y maravillosos.
-BUAAAAAAAAAAAA!!!! COMO MOLAN!

Estaba nervioso, porque nunca antes había estrenado zapatos, ya que todos eran heredados de mis hermanos mayores... era una lata ser el hermano pequeño.

Me los puse con sumo cuidado para no estropearlos... eran perfectos para mi pié. La talla era la adecuada.
Entonces ví una nota, era de Ariel:

ESPERO QUE TE GUSTE. NO SE SI TE VALDRÁN LOS ZAPATOS...
UN BESO
ARIEL

Que lista era... había acertado con la talla.
entonces continué buscando en la caja y ví que había mas cosas... una camisa nueva y unos pantalones
¡BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA COMO MOLA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! TENGO ROPA NUEVA!!!!!!!!!!!! NO ME LO CREO!!!!!!!!!

Me vestí rapidamente y salí muy orgulloso de la habitación. Estaba feliz, pero andaba muy despacito para no rayar mis zapatos nuevos.

*se va*

Me desperté de muy buen humor, aunque un poco apenado por dejar a Hewina casi con la palabra en la boca... hoy la buscaría y me disculparía por irme asi,
además tenía cosas importantes que decirle.
Me quité el pijama y me vestí con mi ropa nueva y mis brillantísimos zapatos nuevos... pero aquel asqueroso manchurrón aún no se había ido de mi camisa blanca...
era horrible.

*se va*

Me desperté sobresaltado de mi cama, irguiéndome de repente... últimamente dormía mal... no descansaba nada bien y me despertaba siempre destapado, o con dolor de cuello por las vueltas que daba mientras intentaba dormir. Algo me pasaba... estaba inquieto. ¿Porqué seria?... quien sabe... Me levanté y me estiré, pero tenía unas ojeras horribles...
Me vestí rápido... pero no tenía ganas de ir a ningún sitio... me había pasado el día en cama... y seguía cansado... esto de tener novia era muy cansado... pero valía bien la pena por verla sonreir.
¿Donde estaría mi morena en estos momentos?¿en qué estará pensando?
Entonces, haciendo recuento de mis recuerdos, me di cuanta de que últimamente ya no pensaba en el "señorito"... lo estaba superando gracias a Hew. Eso me gustaba... ya no volvería a ser su marioneta, ni su juguete ni nada. Una sonrisa brotó de mis labios, mientras cogía mi sábana y me tapaba con ella, mientras rodaba feliz y contento por encima de mi cama: por primera vez, me sentía libre. No me lo podía creer.
Ademas no estaba solo... creía que si renegaba de Aren, iba a estar solo... pero en contra de mis espectativas, ahora tenía a una persona maravillosa a mi lado.

Me puse de pié rápido y me fui a comer algo. Ser feliz daba mucha hambre

Llego a los dormitorios directito después de estar en el comedor y me dispongo a volver a la cama.

Al ver la cama de Silvanus compruebo que no está a pesar de que dijo que se iría a dormir. Espero que no haya ido a estas horas a discutir con Hewina sobre el posible embarazo... Siendo jóvenes, inexpertos, habiendo teníado el primer contacto... Supongo que es algo menos probable que la claritas se quede embarazada.

Me tumbo en cama y me tapo tras acomodarme. Yo no me voy a romper la cabeza. Ah, Gabrielle, que bonito sería tener un hijo nuestro.

*se duerme*

Entro a los dormitorios cavizbajo. Ahora no estoy colérico ni nada parecido, pero no me gusta acabar así el día. Además, cada vez que me enfado por algo así echo todavía más de menos a Gabrielle...

Me siento en mi cama y apoyo los libros y los papeles sobre mi baúl a los pies de la cama. Me quito los zapatos y la parte de arriba. Tengo calor.

Me tumbo boca arriba con las alas desplegadas y apoyo la cabeza en las manos. Hay que ver... ¿Cómo puede Silvanus decir cosas tan horribles? Sobre todo con esa seriedad, maldita sea... Entiendo que esté asustado o que no quiera tenerlo porque es una responsabilidad enorme para la edad que tiene o simplemente porque no ha sentido aun la paternidad... Pero su inconsciencia y su irresponsabilidad me enferman. prefiere quedarse callado y amargarse o decir barbaridades a enferntar las cosas para encontrar una solución. Se me hace horrible. Se engaña a sí mismo, en gaña a Hewina y al final todo acabará de forma estrepitosa... Prefiero noi pensar en ello.

echo mucho de menos a Gabrielle y, aunque me responda todas mis cartas, siento que hace años que no la veo y oigo. Su sonrisa, sus ojos, su pelo, su aroma, su cariño... Suspiro y me giro para replegar las alas. Tengo que ser fuerte y no dejarme afectar tanto por las cosas. Una cosa es la empatía y el ser una persona decente y otras es tomarmelo todo tan a pecho y pasarlo mal. Respira Heyl, todo está bien si las cosas se hablan... Aunque estaría mucho mejor con Gabrielle al lado.

*se duerme*

Entro corriendo en la habitación y me dirijo a la cama de silvanus.
-Sil, despierta despierta! ha ocurrido algo terrible!!- digo con tono lloroso- HEWINA ESTÁ HERIDA EN EL CEMENTERIO! tienes que ayudarla, corre. Y no puedo, que tengo que
avisar a los líderes que de que ha ocurrido tal desgracia!- una lagrima rueda por mi mejilla- creo que ha sido algún tipo de mostruo o algo*. Venga, corre



* o lepra

Alexander me despertó y yo me sobresalté: pensé que me iba a dar de nuevo una leche.
Pero en lugar de eso, estaba llorando y me dijoq ue Hewina estaba herida.
-COMOOOOO?? aparta!! dejame ir!- dije dándole un empujón
Salí en pijama corriendo y descalzo, por lo que casi me resbalo en el suelo al girar en el marco de la puerta


*se va como las balas jajaja*

Que tonto era... pero qué tonto.
El piscis salió corriendo con su escuchimiflado cuerpo a rastras. Daba pena verlo.
Entonces me sequé la falsa lágrima y sonreí malevolamente: Ahora se enteraría de lo ocurrido y me tendría mas asco, pero como ahora ella trabaja para mi... no me hará nada y la impotencia provocado por ello lo consumirá por dentro.

Soy un genio.

Me duele mucho la espalda. Aren, aunque me ha ayudado, me ha dado un buen golpazo.

*se duerme con una sonrisa malévola pintada en los labios*

Abrí la puerta de la habitación, esperando que nadie me viera. Dentro encontré, como esperaba, dos hileras de camas enfrentadas, con un ventanal al fondo. Exactamente igual de impersonal que nuestro dormitorio. Con el mayor sigilo posible, dejé la caja de zapatos al lado de la puerta, dentro de la habitación. No podía entrar, y aunque lo hiciera, no tenía la seguridad de dar con la cama de Kettleburn. Tampoco podía dejar una nota, porque no tenía ni idea de cómo escribir su nombre. Así que los dejé allí, en aquel rincón, con la esperanza de que tuviera la intuición suficiente como para entender que eran sus zapatos.

Cerré la puerta lo más silenciosamente que pude y me alejé de allí, temblando nerviosamente, rogando a Mithos que nadie me hubiese visto.

*Se va*

Me levante con ganas de hacer pis. No habia luz, por lo que sali a tientas pero sin querer me tropece con la cama de Heylel y me hice daño en el dedo meñique, por lo que desplegue las membranas de mis pies del dolor. Era un acto reflejo.

Sali de la Habitacion un poco dolorido por el golpe del dedo meñique.

*se va*

Me despierto en esta mañana de otoño. Hace frio. Silvanus aún duerme, como de costumbre, tengo que despertarlo, mas que nada para que me vista, me haga la cama, me peine... vamos la rutina que hemos estado siguiendo estas últimas semanas.
-Kettleburn, arriba, marmota- digo dandole una palmadita en la cara, no con con el fin de hacerle daño, sino para que de despierte.- venga, espabila- digo mientras lo destapo. Puede parecer extraño que sea el amo quien despierte al criado, pero Kettleburn y yo hemos pactado así: odio que me despierten, así que cuando yo me despierte, sea la hora que sea, lo levantaré a el para hacer las tareas, pero si el tiene prisa y yo no me he despertado: se aguanta hasta que me levante.

Sentí una mano en mi cara y un frío tremendo cuando las mantas se escaparon de mi.
-audsfhejadnsmxz.... un poquito más, señor... jo... wiuesgakhjfdlka que tengo sueño...ouwehsdfjln...-dije dandome la vuelta- ultimamente me estaba acostando tarde y me gustaba estar en cama hasta después de comer... pero Alexander, pese a ser un caeruleus, perfería levantarse temprano para aprovechar la mañana y luego dormir una siesta, o algo por la tarde, para estar despierto por la noche también.

-¡Habrase visto!- digo con una sonrisa- ¡arriba mentecato! digo abanicándolo por el hombro mientras rio. Ultimamente he estado de mejor humor, aunque mas que nada es una máscara para que no se vea la preocupación que siento por dentro por lo de Clara, así que para no parecer preocupado y para no levantar sospechas, suelo tratar bien al imbécil de Kettleburn para que no me diga: "parece preocupado, señor, ¿que le pasa?" o "¿está triste?" quiere desahogarse conmigo?" o cosas por el estilo, aunque hay que decir también que se consigue más con una sonrisa y una caricia que con un grito y una bofetada, por lo menos con Kettleburn, parece que la eficiencia de mi criado va en función de los mimos que le des... es un especimen extraño. Me ha costado averiguarlo pero al final, ya lo estoy dominando y estoy aprendiendo cuales son sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Pronto será mi marioneta, mi confidente y mi fiel siervo para toda la eternidad... como ese tal Barthemius.

Alexander me agitó por el hombro mientras reía. Desde lo de las bestias me trataba muy bien y yo estaba contento de ser su criado. Tenía una actitud ejemplar.
-Está bien, está bien... me levantaré- dije saltando fuera de la cama.- a ver... empecemos- lo desvestí y lo aseé con una pileta de agua caliente y una esponja, luego lo sequé y le escogí la ropa de hoy. A el le pareció una buena elección y lo vestí, bien abrochadito todo y todo bien ceñido.
Luego el se sentó en la cama y yo me puse de rodillas en la cama detrás de el para peinarlo... cientos de veces tasé el cepillo por su larga y dulce melena hasta que cada pelo estaba tan ionizado que era imposible que se hicieran nudos. Estaba realmente suave y limpio. A continuación cogí una cinta de raso que le pegaba con el modelito de hoy y se la puse en el pelo, haciéndole a la perfección su característica coleta.
A continuación hice su cama en un santiamén, dejandola perfectamente estirada y recogí su pijama y lo puse para lavar.
-Señor, está listo para un frío día de otoño.

Esta era mi rutina matutina

FdR: Alehyss, perdon por la rima ajajajaj

El piscis había vuelto a cumplir su trabajo sin una sola pega. Cada día era más eficiente y rápido.
Mientras trabajaba, charlamos de cosas insustanciales, de como nos iba la vida en Brontë, y eso, pero nada a destacar... mas que nada eran anécdotas graciosas.

-Gracias, Kettleburn. Ahora deberías arreglarte tu, que estás hecho un adefesio- ya no le voy a decir nada del pelo... ya es una batalla perdida, pero verlo con ese pijama con remiendos en las rodillas y que le queda ya pequeño, puesto que se le ve la pierna por encima de los tobillos y los brazos por encima de las muñacas... el pobre da bastante pena.

-Bueno, toma- digo dandole una moneda de oro- cuidate, ya nos veremos.


*se va*

-Si, ahora me pongo a ello. Que pase un buen día, señor.

Alexander se fue y yo me puse a a arreglarme.

...

Una vez vestido, limpio y aseado, me puse a hacer la cama y a doblar cuidadosamente la ropa que ambos caeruleus, líder y guerrero me habían regalado. Me había vestido de diario, puesto que no era lógico que anduviese con ropa elegante todos los días.


Después me puse a ordenar mis cosas y mis libros, casi todos de Chárity Strauss, pero de los 14 libros que tenía, me faltaba el “Bestias del monte y del río”, me puse a rebuscar por toda la habitación como un loco, revolviéndolo todo… pero no lo encontraba, después de veinte minutos, estaba desesperado… mi libro… quería lucir mi pequeña colección de ellos encima de mi baúl, pero si me faltaba uno, ya no era una colección… ya sabía que me faltaban como 125 volúmenes para completar la colección, pero cuando tuviera dinero, ya me los compraría. De momento mi colección estaba formada por 14 libros… bueno, 13 con el hecho de que había perdido uno… me quedé muchísimo rato pensando- ¡Acoittassuom dammbiolite!- maldije en mi idioma, mientras le daba una patada a mi baúl.

De repente, Tristán salió de la mochila y me hizo señas para que lo siguiera.
-¿Qué? ¿sabes dónde está mi libro?- el dragón asintió con la cabeza.

Cogí mi mochila y salí corriendo siguiendo a mi reptil.

*se va*