Baño de los chicos

Entré en el baño, aún silbando, y cerré la puerta. Como no había nadie (¿Y qué si lo había?) me desvestí enseguida dejando la ropa sucia y la toalla humeda de sudor hechas un revoltijo en una esquina.

Me gustaba ducharme con agua fría, así que eso hice, mintras entonaba una canción tradicional de los guerreros de mi familia con mi potente voz.

Dime que me esperarás
hasta que vuelva, amor mío.
Te traeré joyas,
pieles libros y coronas.

Y no te preocupes por las damas
que en el camino me he cruzado.
Ellas no son importantes;
a ellas nunca las he amado.

No me dió tiempo a terminar la canción, en parte porque había una parte cantada por la mujer y se me daba horrible hacer falsete, y en parte porque terminé de ducharme antes.

Me sequé, me vestí y me fui.

*se va*

Aún era de noche, toda la gente parecía estar durmiendo así que entro con cuidado en el baño de los chicos, estaba en pijama y tenía un poco de frío en los pies ya que el suelo era de frío y resbaladizo mármol.

Se puso a buscar a Altheda, aún estando seguro de que la había puesto debajo de su almohada.
Se sentó en el alféizar de la ventana con los pies colgando hacia afuera. Cerró los ojos, aquel había sido un día extraño: primero la alfombra, después ese macabro hombre (que por cierto, no sabía su nombre) y luego su Daga desaparece...

Estuvo así alrededor de 15 minutos, ya se iba a ir cuando vio hacia abajo y allí estaba: Altheda, en medio del húmedo césped empapado de rocío, decició entonces hacer una escapadita nocturna para recuperar su valiosa Daga

*sale corriendo*

Entró en el baño un poco mareado por lo que había fumado, se desvistió por completo y se metió en una enorme bañera durante un par de horas, cuando los efectos de su cigarro desparecieron, se fué en calzoncillos hacia el cuarto de los chicos

*se va*

Entro en los baños y están vacíos. Bien, no soy un tipo de baños públicos... Me acerco a una ducha y me dedico a lavarme dejando las plumas fuera. Creo que será merjo que me meta en la bañera grande para ellas.

En cuanto acabo con mi cuerpo me dirijo a la bañera y me mojo las plumas por completo. Pfff, como pesan ahora... Primero estiro una para comenzar a limpiarla con cuidado. Esto cansa muchísimo... Cada dos por tres tengo que retraerla... ¿Debería hacer pesas con las alas?

En cuanto acabo con una me pongo con la otra y al final me baño completamente de nuevo. Creo que he sudado más lavándome las plumas que corriendo...

Cuando acabo de lavarme, me seco y dedico así como un cuarto de hora a secar las plumas ya que con ellas mojadas me cuesta más moverlas y crear aire.

Al fin, cuando yo estoy seco y mis plumas más o menos, me visto y abandono el lugar. Ale, ahora al fresco o por la noche seguiré húmedo.

*se va*

Después de mandar a Tristán con la carta para Aren, decidí darme un baño... entré y me desvestí rápidamente... la verdad es que desde que había llegado a Brontë, había perdido todo el pudor... total, Alehyss ya me había visto desnudo, así que, a la velocidad que vuelan aquí las noticias... me daba ya casi todo igual...
Me meti de un salto en una enorme bañera gritando:
-AL AGUA PATOS!!!!
estuve chapoteando durante 15 minutos y salí... me estaba cansando ya de hacer el imbécil yo solo (xD)

Salí y me sequé la cabeza muy rápido y el cuerpo también. Me vestí y salí corriendo: quería aprovechar el tiempo.
La verdad es que mi pelo estaba alborotadísamo... pero no quería peinarme... me gustaba todo lo alborotado...

*me voy*

Entré en el baño más cansado de lo habitual. Era una sensación extraña la de estar cansado justo después de levantarse... Ahora mismo parecía que tuviese 60 años más encima.
Me miré en un espejo y tenía un aspecto horrible:
Tenía unas ojeras súper marcadas y los ojos estaban rojos e irritados. Tenía la boca seca y la herida del labio estaba muy roja.

Por un momento, Silvanus dejó de ver al angelical niño que era para ver, sin embargo, cómo todo el sufrimiento de su corazón se apoderaba de su cuerpo, dejándolo con un aspecto horrible, cansado, con la cara chupada y la vista perdida. Sin fuerza en los músculos. Sin fuerza en el alma...
Lo único que le apetecía más que nada en aquel momento, después de verse en el espejo. Ver lo que era. Ver en lo que se había convertido. Realmente en lo único que pensaba era en morir.

Llené la bañera de agua helada y me desvestí.
Me metí en el agua, pero no estaba solo. Altheda me acompañaba. Esperé unos 5 minutos a que la helada agua llegase a mis huesos. La verdad es que estaba realmente fría.
Entonces sacó su muñeca izquierda del agua y apoyó a Altheda en ella por la parte del antebrazo.
Suspiré.
Hice un pequeño corte en mis venas, entonces comencé a sangrar, tiñendo el agua de un color rojo.
Miré hacia arriba: el techo era precioso: estaba lleno de azulejos azules.
Entonces comencé a llorar en silencio. Sin dejar de ver el techo. Mis cálidas lágrimas pronto se perdieron en la roja agua. Apreté los labios, morados por el frío.
Me moría.

Pero aun estaba consciente. El corte no había sido profundo y la sangre salía, pero tampoco a borbotones, simplemente era un hilo que se perdía en la inmensidad de la bañera, que aún así, ya estaba roja.

*me quedo, esperando el momento final*

FDR: POR DIOS, QUE APAREZCA ALGUIEN YAAAAA!!! QUE SE NOS VA! QUE SILVANUS SE NOS VAAAAAAAAAAAAAAAA HAYLEL, INGER, SVEND, BLUUUUUUUUUUUES cualquiera ..

Entré en el baño cuando me dirigía a darme un baño. Estaba a punto de quitarme la ropa cuando me encontré con Silvanus en una de las bañeras, ¡con agua ensangrentada!

- ¡¿¡QUÉ SE SUPONE QUE ESTÁS HACIENDO!?! - Exclamé dirigiéndome rápidamente hacia su bañera y tirando de él.

Si había algo que odiaba, era la gente que perdía la confianza en sí misma.

Traté de sacarlo de la bañera, pero mi fuerza no me daba para nada.

- ¡No! ¡No! - Grité buscando por todos lados una venda.

Cuando me iba a dar por vencido me di cuenta de que las pieles que utilizábamos para secarnos servirían como venda. Me acerqué a él y me dirigí a coger la daga de sus manos, quizás el corte le habría quitado las fuerzas.

poco me faltaba para perder el conocimiento cuando oí una voz nerviosa que me gritaba.
-C-cero- musité.
Estaba demasiado débil como para moverme, y el agua helada había entumecido mis huesos.
-Por que- qu-e me ayudas? déjame morir.

Silvanus me pidió que le dejase morir, ¡eso sí que no!

- ¡No voy a dejarte! . Exclamé mientras cogía su daga, ya que no tenía muchas fuerzas, y la utilizaba para cortas una tira alargada de piel.

Utilicé la tira para atar la zona de la herida y que estuviese apretando todo el rato, eso ayudaría a ralentizar la fuga de sangre.

Tiré y requetetiré del cuerpo de Silvanus, hasta que me di cuenta de que era imposible.

- ¡Dios! ¿QUÉ HAGO? - Pregunté desesperado por salvar la vida de mi amigo.

- ¡Por favor! ¡NO TE MUERAS! - Grité, ordenándole que no me dejase en ningún momento.

Cero estaba desesperado. Me cortó la hemorragia e intentó sacarme de la bañera.

Entonces lo compredí todo: ví sos ojos desesperados, su frustración, sus ganas de salvarme... no podía defraudarlo... Estaba en mi lista de gente buena...
Haciendo un esfuerzo sobrehumano, le cogí la mano.
- Tranquilo chaval. No me m-moriré esta vez.
Me acordé de Aren.
Eso me daba fuerzas y a la vez me las quitaba. Pensé entonces en la gente que me quería: Massen, Cero, Alehyss, Heylel... todos eran personas geniales y muy buenas... no merecían que les diese una disgusto con mi muerte... sobretodo al pobre de Cero... es tan bueno...
Entonces, al imaginarme a todos ellos sonriendome, me incorporé en la bañera mientras Cero tfirba de mí para al fin, salir de las garras de la muerte de una vez por todas.
Me quedé en el suelo... tiritando... no me podía mover, pero por lo menos ahora estaba a salvo.
-Gracias. Dije en un sonoro y profundo suspiro.

Cuando pensé que iba a ser imposible él mismo abandonó la bañera, desplomándose sobre el suelo.

Sin decir nada, lo agarré de la camiseta y con mucho esfuerzo fui arrastraándolo por el suelo. Sé que no era la mejor opción para desplazarlo, pero era la única, ya que mi fuerza no destacaba para nada. Aún así, cada poco tiempo tenía que soltarlo, mis brazos no aguantaban mucho.

- Aguanta, aguanta... - susurraba cada cinco segundos, para que viera que yo estaba con él y que no quería que se fuese.

Poco a poco fui arrastrándolo hasta la puerta, donde una vez allí, grité para que alguien viniera a socorrerlo. Y así fue, poco después llegó el enfermero y se lo llevó a la enfermería.

*Se van*

Entré en los baños de los chicos y me dirigí al lavabo, para frotaqr con jabon la mancha... pero no salía...
-Joder...- y comencé a llorar mas fuerte para mi...- no me lo puedo creer...

Entonces ví un jarrón bajo y redondo, que tenía unas flores de adorno... entonces tiré las flores y llené el jarroncito, con forma valada de agua limpia y fresca y volqué al pecezuelo en su nueva ''pecera" desde el vaso
-Ala, dije secandome las lágrimas- ya tienes casa... ahora solo te falta un dueño, bueno, en este caso, dueña, dije con una sonrisa forzada...

*salí del baño viendo el manchón verde muy apesarado...*

Entro en los baños después de un día medianamente relajado, pero como hacía bastante calor, decido darme un baño.
Mientras la bañera se llenaba, yo me desvestía.

Al rato, cuando la bañera estaba lista, me metí bastante alegre en el agua y me quedé un rato relajado, con los ojos cerrados.
Como estaba yo solo, decidí extender las membranas de mis dedos al máximo, y la de mi oreja también.
Entonces, mientras me frotaba el pelo, me vi reflejado en uno de los grandes espejos del baño.

Me vi horrible... nunca me había visto reflejado con una oreja sola... y era completamente desequilibrado... no me gustaba nada... hinché mis carrillos y me metí de golpe en el agua por completo, cerrando mucho los ojos. No me gustaba lo que veía.

Quizás no debí pedírsela a Aren... quizás le haya parecido mal... al fin y al cabo, me la corté yo... yo se la ofrecí... ahora que lo pensaba... había sido una tontería pedírsela... era un imbécil.
Entonces golpeé la superficie del agua de un puñetazo.

Quizás... quizás Blues... o incluso Jill... podrían reclamársela a Aren...

Jo...
Soy un egoista asqueroso...

pero...
quiero mi oreja...

*se queda*

Después de un rato, me salí y me fui un poco avergonzado... por el tema de la oreja. Pero bueno, la vida seguía, y yo tenía que ir a la biblioteca para leer a Chárity Strauss

*se va*

FDR: perdon por el doble post

Estoy un poco cabreado. Menuda noche he pasado... no me puedo creer que nos tengan hacinados en esa habitación todos juntos... como a vulgares cochinos. ¡yo necesito mi espacio!
Entro en el baño con cara de pocos amigos, pero sereno... no me gusta dejarme llevar por las emociones.
-Bueno... por lo menos el baño es medianamente decente - digo mientras me desvisto.
Me meto debajo de una ducha mientras pienso en la noche anterior.
El agua rodaba por mi cuerpo, refrescándome. Me hace falta despejarme... mas que nada porque creo que ayer di una primera impresión equivocada al líder de mi raza -y de mi pueblo- joder: Con lo que me gusta causar buena impresión.
Comienzo a enjabonarme el pelo y el cuerpo mientras sigo pensando.
Tengo que arreglar esto... no me gusta nada que se equivoquen conmigo ¿y a qué vino lo del bastón? ¡que diantres! ni que hubiese hecho algo malo.
Decididamente... pensé que era una persona respetada y admirable, soy educado, con buenos modales, atractivo, rico... ¿que más se puede pedir? lo que pasa es que Aren Darvenwish es quizás más respetable, más admirable, más educado, con mejores modales y más rico que yo... pero no es más atracativo. Decididamente, en ese ámbito no puede ganarme... aunque en resto de los ámbitos... quizás pueda aprender de el algo... parece que te hace más poderoso el echo de tener un criado... pues yo quiero uno también... aunque claro: soy perfecto en todos los sentidos y eficaz en todos los campos y materias...¿para qué diantres necesito yo un criado? Si Aren Darvenwish necesita criados... quizás sea porque es un incompetente redomado que no sabe hacer nada por si mismo.
Salgo de la ducha y comienzo a secarme. Me veo al espejo y... me gusta lo que veo. Joder... que bueno estoy.
Me seco el pelo con cuidado y, después de ponerme mi ropa habitual, perfectamente planchada, me ato el pelo en una coleta baja con mi habitual lazo de terciopelo negro.
-Listo. Vamos a ver que sorpresas me esperan por Brontë.

*se va*

Entré en el baño porque tenia ganas de hacer pis.

*se queda haciendo pis*

Es tarde, pero como llevo un rato planeando y caminando quizá necesite una ducha. Además así me relajo un poco.

Entro en el baño sin mucho entusiasmo. Es un baño. Y me encuentro a silvanus en uno de los retretes. Lo dicho, es un baño.

- Buenas noches, meón -.Le digo antes de soltar un bostezo y empezar a desvestirme para ducharme.

Heylel hizo que me sobresaltase.
-Ah! que susto me has dado!- me cierro la petrina y tiré de la cadena.
Entonces vi como Heylel se estaba desvistiendo, por lo que miré hacia otro lado azorado... no quería verlo descaradamente... al fin y al cabo era un hmbre y... bueno.
la ñultima vez Heyl se había enfadado conmigo, por lo que iba a arreglar las cosas.
-Heyl, ¿sabes? he estado pensando... y me he puesto a trabajar para tener dinero para mi bebé, si es que al final viene un bebé jajaja el caso... que ya no me importa que Hewina esté embarazada... de echo... estoy hasta ilusionado, en parte dije con una sonrisa.

Mientras me desvisto y dejo la ropa sobre un lavabo seco escucho a Silvanus. La verdad es que estoy entre aburrido y somnoliento y le hago menos caso que de costumbre, respondiendo más que nada con "Ah" "hmm" "Aham". Me meto bajo la ducha, tratando de no mojarme las plumas.

- ¿Y de qué se supone que vas a trabajar? -Le pregunto mientras empiezo a lavarme. Cierto, el otro día estaba derrumbado por lo del bebé... Casi lo había olvidado. Me froté la cabeza.

No quería decirle que era sirviente de un caeruleus... no quiero ser como Barthemius...
-Bueno... soy... técnico de tareas complejas y enviado especial a recados importantes... es un título importante. Ah! ademas ya me han dado dos monedas de oro nada mas empezar jajaja.

Me pongo a lavarme las manos y me las seco.

-Ala, lávate guarro, que hueles a choto que tiras para atrás- dije mientras cogía sus pantalones sudados y un poco sucios.

Escucho a Silvanus mientras me enjabono y espero a aclararme y salir. Me seco el cuerpo y me enrollo la toalla a la cintura. Luego le hablo mientras me seco el pelo con una toalla diferente.

-Vamos, criado -.Le digo simplemente. Técnico en nosequé y nosecuanto... A otro con aquel cuento.

Dejo la toalla del pelo y empiezo a vestirme cuando escucho un sonido metálico. Al agacharme me encuentro con el anillo de Alexander.

Sin preocupación lo dejo sobre el lavabo y me pongos los pantalones mientras dirijo una mirada a Silvanus. Voy a ponerme la camiseta y entonces me iluminio. Espera... ¿qué dijo ese tipo?

Miro a Silvanus y luego al anillo y luego pienso en las monedas de oro y en el criado rubio de ojos verdes...

-Espeeeera...- Digo tras mi largo silencio. -Dime que es una casualidad que haya llegado un noble estirado al palacio y que tú seas críado de alguien... -Lo cierto es que podría ser una perfecta casualidad ya que, generalmente, ese tipo de gente se traía a los sirvientes de confianza de su casa. Pero igualmente me escamaba un poco.

Iba a replicar su primer comentario... pero era un verdad como un templo... así que preferí no decirle nada.
Heylel comienza a secarse y a vestirse, pero entonces se le cae un anillo de su camisa, lo recoge y me ve con cara extraña.
...
-No, creo que no es una casualidad... necesitaba dinero... y el necesitaba un criado... así que los dos terminamos ganando, Alexander, se llama. Es un poco pijo y estirado, si, pero me da dinero... digo cabizbajo.
-Aunque no me apetece acabar como el criado de Aren.- digo mientras cojo el anillo y lo inspecciono de cerca.

Al final no parece existir la suerte necesaria como para que sea una coincidencia. Igualmente se me hace raro que llegase y le ofreciese trabajo de criado al primero que ze encuentra. Era un tipo extraño.

-Sé como se llama, eso que manoseas es suyo. Voy a arreglarlo porque es una pena, es una pieza bonita -.Le digo mientras acabo de vestirme. Entonces roto los ojos con su última frase.

-Si no te apetece yo te diría que dejases el trabajo. Su actitud esbastante similar a la del líder de Caligo -. "Pero al menos no te mira con esa horripilante sonrisa", quise añadir. Pero no, no me gustaba soltar aquellas cosas cuando estaba de aquel humor. -Pero bueno, supongo que si paga bien...

uando me dice que es de él, lo suelto inmediatamente... sabía que no le gustaba que tocase sus cosas... de hecho, no quiso ni coger el libro que habia tocado yo... que triste...
Entonces me dice que su actitud es parecida a la de Aren Darvenwish, y .-ue debería dejar el trabajo...
-EE! que Aren no es pijo!... no lo quiero defender... pero no me gusta que se le llamen cosas que no es... Aren es "especialito"... - me dio un escalofrío- Pero a ver... creo que lo que le pasa es que tuvo un déficit de atencion cuando era pequeño... y miralo ahora... joba, como se pasa cojn su ego, y esas cosas... pero bueno... dejaré el trabajo cuando Hewina me diga SISIL NO ESTOY EMBARAZADA - dije imitando su voz, gracioso.