Baño de los chicos

Me encojo de hombros cuando Silvanus afirma que el líder Darvenwish no es un pijo. La verdad es que yo veo a todos los tipos de su clase bastante afeminados y repipis, pero si así se sienten bien será por algo... Aunque apruebo lo del déficit de atención que comenta el piscis.

Me rio mientras recojo mis cosas.

-Tú si que tienes déficit... pero de riego en el cerebro -.Le doy un capirotazo en la cabeza y paso de largo. -Anda, vamos. Que aun me van a mirar raro por pasarme tanto tiempo contigo en el baño -.Me meto con él mientras camino.

Silvanus no tarda demasiado en correr para ponerse a mi altura mientras grita cosas para ofenderme. Al final nos vamos de allí devolviéndole al baño su tranquilidad.

*se van*

entré realmente cansado en el baño. Ufff.... andar después de un coma... era agotador.
-Jo... que pelos...- me puse delante del espejo y me mojé las manos partad luego repeinarme el pelo hacia un lado con fuerza, de modo que a los diez minutos, tenía el pelo aplastadito contra la cabeza y una pregecta raya hecha al lado.

La verdad es que parecía otra persona: aquellas ropas tan elegantes... ese pelo ordenado... si: realmente parecía un buen mayordomo.... Barthemius daría asco a mi lado.

Torcía una sonrisa de autosuficiencia y me fui a pasear por el castillo: tenía tantas ganas de que la gente me viera con mi nuevo aspecto, que no me importaba estar cansado.

*se va*

Me pasé la tarde en el cuarto de Aren. Había sido genial era una habitación increíblemente grande. Había una cama de esas muy muy muy muy blanditas y un montón de cosas geniales por la habitación. La chimenea estaba encendida y hacía una temperatura muy agradable.

Casi me babo del gusto al sentarme en su cama, en serio... era increible.
Entonces me dí un baño genial, el agua olía super bien y estaba muy calentita, luego Barthemius me trajo un trozo de pastel de fresas
Después de comer, me vestí unas ropas mas lujosas que las que tenía antes: las de Alexander no le llegaban a estas ni a la altura del zapato!
Llegó la hora de peinarse... pero recordé que a Aren le gustaba más despeinado, por lo que solo lo sacudí con la mano un poco.

Había sido una velada muy agradable, puesto que acabé tumbado boca arriba encima de la cama de Aren mientras el acariciaba mi pelo y yo le contaba mis últimas batallitas, sobre todo las relacionadas con Alexander: como me había empujado al agua después de regalarme aquella funda para Altheda tan bonita, luego le conté lo del libro de "como entrenar a tu exclavo" y lo del anillo que estaba arreglando Heylel... fue una tarde muy amena. dios... que cosa más cómoda... quiero aquella cama.
Creí por unos instantes que nuestra romántica tarde se iba a quedar en una velada amena, pero entonces solté aquella lapidaria frase...
"Aren... ¿como te lo puedo agradecer? en serio... ahora me siento un maldito gorrón" puse los ojos en blanco y me vi reflejado en el espejo del baño. dí un suspiro y me puse a escupir una substancia blanca de mi boca, ya que aún me quedaban restos.
Puse morros y me crucé de brazos

- No volveré a decirle si necesita algo...- dije mientras me quitaba un poco de fluidos de la mejilla.

Pero bueno, a fin de cuentas, había sido la mejor tarde de estos últimos días.
Después de secarme la cara, salí del baño bastante contento.

*se va*

En pleno apogeo del verano, el calor era insoportable... rondábamos los 38 grados toooodos los días, llegando a los 42 en pleno clímax del día.

-Ohg, por dios... que asco de tiempo, que asco de lugar, que asco de vida, que asco de calor, que asco de sudor, que asco de todo...- dije mientras me quitaba toda la ropa mandándola de una patada a una esquina de la sala.

Llené una bañera de agua helada y me zambullí en ella de golpe.

-Ogh, por dios, que bien se está, que rica el agua, que fresquito mi pelo, que genial...

Me puse a chapotear y a cantar canciones piscis propias de mi tierra:

Si el agua tu quieres sentir
Tus membranas debes habriiiir
Mientras cantas está canción
echate mucho jabooon

Nada, nada, nada, pequeño bismonte
que ya casi llegas al horizonte
Nada, nada, nada, pequeño bismonte,
o me llevarás de polizonte.

*se queda*

Sin darme cuenta, me había pasado toda la tarde en la bañera helada.

-Ala, si ya es de noche- me ví las manos- y hasta estoy arrugadito- dije pasandome los dedos por la cara. Me encantaba esa sensación... era extraña- bueno... ya va siendo hora de salir...

Salgo del agua y me comienzo a secar.


*se va*

Me meto en la bañera. últimamente no me he encontrado con nadie. vivo con miedo: miedo a que me encuentren.

Me meto en el agua caliente y cierro los ojos. Respiro hondo y me relajo.

Me río al acordarme de Heylel. Pobre imbécil. Si no lo desplumaba económicamente, lo haría físicamente, pero ese malnacido no le estropea las joyas Alexander Price y se queda tan campante.

Una vez que termino de bañarme, me seco. Hecho de menos a mi criado. Es cómodo que te sequen, pero bueno... ya me lo encontraría.

*se va*

Entre en el baño muy acelerado y me puse a hacer pis mientras pensaba en el dia de hoy. Aunque habia vuelto con hewina, solo la queria para tener relaciones... Ya basta de engaños tontos a mi me gustaba aren, mi aren , mi pedacito de cielo violeta cuando se pone el sol. Me fui a lavar las manos mientras pensaba en mis cositas, de echo esboce una sonrisa bastante maligna. Hewina solo seria mi desahogo para cuando aren no me hiciese caso. Era muy buen actor, realmente, ya que la habia convencido para que se quedase.

Suspire y me vi al espejo. Era malo... Y me gustaba serlo. que mas da que la tonta esa me quisiese? Jolin! Yo no la queria, que le den...

me moje la cara y desplegue mis membranas al maximo mientras estiraba mis brazos. Hacia tiempo que no me estiraba de aquella manera.

Pense en la gente nueva que ultimamente habia llegado al palacio. Queria ver a lyam, pero mas que nada me apetecia ver a aquella chica flamma de largos vestidos.

Me vi al espejo: y me gusto lo que vi. Sonrei y bese mi reflejo. Hacia mucho que no lo hacia, pero todo el mundo lo hizo alguna vez, no? Sonrei y separe las aletas de la nariz mientras sonreia.

- Aren... Tengo ganas de que me entrevistes... Pera no decirte nada... Que cabron eres- le decia a mi reflejo, pensando que era Aren- no te pienso decir nada hasta que me pidas perdon de una manera muy especial. He dicho.


Me mordi el labio inferior e introduje mi mano en mi ropa interior, entonces cerre los ojos y pense en el. Solo en el. Entonces heylel aparecio de repente en mi mente, por lo que pare de golpe. Nunca habia pensado en el... De esa forma, pero bueno, porque no hacerlo? Era algo que solo ocurria en mi mente, asi que, que problema habia?

Al cabo de unos minutos, me volvi a lavar las manos y me volvi para las habitaciones muy sonriente, con una sonrisa torcida.


*se va*

Entro arrastrando los pies en el baño... aaaaaagghh... que pereza...

-Kettleburn, quitame la ropa y preparame el bañ...- ogh, cierto... que no está: me estoy acostumbrando mucho a su compañía... pero bueno, para darme una ducha rápida no me hace falta nadie... tendré que dejar lo del baño para otro día.

Me desvisto y me suelto el pelo, que esta recogido en un moño para que por las noches no se me arruge ni se me hagan nudos.

Me quedo, mientras el agua caliente golpea fuertemente mi frente, haciendo que cada una de mis preocupaciones se valla por el sumidero


*se queda*


Despues de una buena ducha, decido ir a dar mi paseo nocturno diario

*se va*

Entre en el baño e hice un pis, cuando ya me iba, me vi de refilón al espejo. Tenia un aspecto horrible. Entre las preocupaciones del recado de Aren, el intento fallido de sacarle la información a Alexander, la presión que me metía todos los días, la falta de sueño y el poco alimento que ingería y el estrés había hecho mella en mi rostro: tenía ojeras y estaba pálido, además tenía los pómulos hundidos... estaba mal... suspiré y me quedé viendo las ruinas de lo que antes fue un niño divertido, sin preocupaciones y de cara rosada...



*se queda*

Acabo de comer y me vy al baño a labarme las manos.

Entonces lo veo.

-Kettleburn, tengo que hablar contigo.- Lo rodeo con un brazo y le doy la vuelta.

Tendré que ser muy estricto con el. Realmente no quiero que hable con Lyam. No puedo evitar que lo vea, puesto que el palacio es muy grande y es inevitable que se encuentren.

-Tengo que darte la orden más importante asta la fecha.- digo jugueteando con un mechon de su cabello (así naprovechaba y ya me limpiaba las manos)

Su voz. De nuevo el...

Un rictus de terror se apoderó de mi.

Me rodeó y me da la vuelta, haciendo que viese esos ojos azules. Un azul turquesa realmente claro.

-S-s-si, señor... digame- musito bajando la cabeza. Estaba temblando de miedo... pero no podía hacer nada. Era suyo y punto. Obedecer o morir.

El chico tiembla ante mi. Eso es lo que quería: un pueblo amedrentado no osará nunca rebelarse. Eso siempre lo decía mi abuelo.

-Bien. Lo primero, te probibo terminantemente que le hables a Lyam. Segundo, Lyam a accedido a que tu recibas todo el daño que YO le iba a hacer a EL, por lo que, haz el favor de extender tus manos... digo acariciándole la mejilla y poniendo ojitos de cordero degollado.


Realmente estaba asustado... pero me daba igual. Estoy muy enfadado por lo de ayer a la noche.

Saco una de mis agujas metálicas y le hago un corte que atraviesa cada una de las palmas de sus manos.

-Realmente lo siento, Kettleburn... pero recuerda: como te vuelvas a dirigir a Lyam, los siguientes cortes no serán en las manos... serán un poco más arriba, espero que lo entiendas. Y espero que también estiendas que esto que te ha pasado es culpa suya, puesto que el accedió a que tu recibieras sus castigos, de echo, el fue quien me lo propuso, si, querido. Yo no quería, pero bueno...

El llora.

-Venga Kettleburn, no hagas esto mas duro. digo abrazándolo con un asco tremendo y una falsa preocupación. Al fin y al cabo, no quiero que piense que soy tan malo.

-De... de acuerdo... señor... no le hablaré.- ya no me apetecía replicarle ni saber el porqué. Había llegado a la conclusión de que era mejor así.

Entonces me dijo que yo recibiría el daño que no le podía proporcionar a Lyam- señor...- me dijo que extendiera las manos y las puse boca arriba.

Entonces sentí el frio metal de su arma en mis manos.

Cerré los ojos al máximo y me mordí el labio inferior, sin proferir ningún sonido.

Comencé a llorar, puesto que me dijo que me dijo que Lyam era el causante de todo lo que me iba a pasar. Alexander nunca me había mentido... ¿porqué iba a hacerlo esta vez? ademas el dolor también hizo que llorase.

Mi teoría se corroboró cuando Alexander me abrazó. Realmente parecía afectado con lo acababa de hacer, así que toda la culpa era de ese Lyam.

-Perdoneme señor- dije con lágrimas en los ojos- me dejé embaucar por ese tonto de Lyam. dije entre respingos- y... yo... perdoneme... por no ver que era una mala persona...

Perfecto.

Kettleburn ahora vive solo y únicamente para mi. Había costado, pero ya casi le podía llamar "Barthemius". Sonrío para mis adentros.- bueno muchacho, deja que te cure eso.

Saco unas cintas de raso de mi bolsillo que utilizo para ponerme en el pelo y se las enrosco alrededor de sus manos, haciendo que se pare la hemorragia.

-No te las saques en un par de días, ¿vale? venga ahora vuelve a tu trabajo.

digo yendome.

*se va*

Dí un respingo y accedí a que me vendase las manos con sus cintas de raso.

-Gracias... dije casi sin voz.

Entonces mi señor se fue y me dijo que volviera al trabajo... me iba a costar mucho hacer toooodas las tareas con las manos medio abiertas... joder, Lyam... no me esperaba esto de ti.

Me sequé las lágrimas y entonces... estornudé. Lo que me faltaba: una gripe.


*se va*

Llegúe al baño. Ya había desperdiciado un día de mis preciadas vacaciones y mi estado de ánimo seguía siendo precario. Aún caminaba con miedo de encontrarme a Alexander y que me volviese a pegar.

Me desvestí y me dí un rápido baño. Me sequé y comencé a darme el ungüento que ayer me había dado hewina por todo el cuerpo, total mas o menos, estaba todo dañado.

Quemaba, es decir sentías muchísimo calor y olía bastante mal y lo peor fue dármelo en los golpes de los ojos... como escocía...

suspiré al terminar, me vestí y me fui a dar un paseo.
Tristán me siguió.

*se va*

Llegué al baño después de dejar mi pastel de nata a aquel par de tortolitos. Maldije de nuevo y rodé por el suelo: yo también queriaaaaaa Al final decidí darme una ducha caliente.

*se queda*

Entro en el baño para darme una ducha: 4 DIAS EN UNA CELDA aún no me lo creo: menos mal que el enano ese nos soltó.
Joder... cotilla de mierda, asqueroso. Pero bueno: mi venganza será terrible, ya veras, repollo... ya verás...

Mierda parece que alguien se está duchando: hoy me apetecía relajarme a solas. Escucho unos tatareos que viene de la ducha ocupada... su voz me es familiar, por lo que me acerco sigiloso para ver de quien se trata. Para mi sorpresa, mi piscis está en la ducha: genial. Tengo muuuuchas cosas que contarle.

Aparto la cortina de golpe y grito.
-KETTLEBURN!!!!!!!! ¿DONDE COJONES TE HABÍAS METIDO? ¿TU JEFE Y SEÑOR DESAPARECE Y TU NO TE DIGNAS A BUSCARLO? VERGUENZA DEBERIA DARTE! ¡HE ESTADO EN LOS CALABOZOS 4 DIAS!- puse los brazos en jarra mientras golpeaba el suelo ritmicamente con mi zapato.

-TAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA- se me cayó el jabón y la toalla al suelo mientras gritaba- fuera! que estoy desnudoooooo.

Entonces vi que era Alexander y me puse aún mas rojo.
-S-s-s-s-s-s-señor! creí que se había ido de Brontë, por eso no le busque... perdoneme- dije bajando la cabeza y poniéndome aún mas rojo. ¿está bien? ¿porqué lo han encarcelado? le ruego que me disculpe. P-p-perdon...

Pongo una mueca de dolor ante su grito.
-¡Calla, becerro! ni que nunca te hubiese visto en estas condiciones- digo dándole un empujón- ven conmigo a la bañera grande, anda- digo tocando con las orejas en mis hombros. He pasado unos dias malos y necesito que me frotes mucho y muy bien... aunque te tengo que dar una noticia... es una mala noticia: para ti, quiero decir.- digo mientras me desvisto.-

-Si... si señor.

Le ayudé a sacarse la chaqueta y la doblé estirada, luego abrí todos los grifos, llenando la bañera hasta arriba.

-Listo dije metiéndome con la esponja y el jabón para su pelo que el mismo me dio.

Comencé a frotarle suavemente la espalda el pecho y las piernas, mientras el se relajaba, con los brazos fuera del agua y la cabeza echada hacia atrás.

-Mi señor... ¿que noticia tenía que darme? ¿porqué dijo que iba a ser mala para mí? pregunté curioso y no sin miedo.

El chico frota de maravilla. Mmmm... dios: lo necesitaba ya: que bien me está sentando este baño.

Estoy en la hinnopia cuando su vocecilla me pseudodespierta de mi pseudosueño .

-¿Eh? ah si... bueno, nada que... OH, SI FRÓTAME ENTRE LOS DEDOS... ME ENCANTA... OGH... SI... (FdR: no os preocupa esta escena? porque a mi mucho Jaja)

-Pues nada, que Lyam ha besado a Aren en los morros y con lengua, no te vallas a creer que fue en la mejilla en más de una ocasión. Te lo digo yo de buena tinta, puesto que lo he visto con estos ojos mios tan bonitos. Lyan estuvo encerrado conmigo en las mazmorras por motivos que no te incumben y una vez dentro, el chico se restregó como una prostituta por las barras de las celdas, suplicando que le dejase besarlo, Aren intentó evitarlo, pero el chico fué mas rápido y lo apresó entre sus labios, la otra vez que lo besó yo no estaba delante, pero el mismo Lyam me lo confirmó, así que chico: ándate con ojo o ese malnacido te lo quitará.- entonces sento sus uñas en mi carne AAAH!! NO APRIETES! QUE ME HACES DAÑO!.- digo dándole un capón.

Salgo del agua y lo veo con pena. Ya sabes lo que tienes que hacer, Kettleburn: elimina a la competencia y el premio será tuyo. digo con una macabra sonrisa en mis labios mientras me voy de los baños con una toalla por la cintura.

*se va*

Cada palabra que pronunció me fue crispando cada vez más. Con sus últimas palabras no pude evitar apretar más de la cuenta su pierna, clavándole mis unas en ella.
El me golpeó en la cabeza y como si de un interruptor se tratara, comencé a llorar: no por el golpe, sino por lo que me había dicho.

Me quedé en el agua, apretando fuerte los puños y con los dientes apretados.

Mi Aren acosado por un gilipollas mentiroso.

No lo podía aguantar más: salí del agua rápidamente en busca de semejante individuo. Cuando el caeruleus se había ido.

*se va*

OjO este post ha sido una mala apuesta con la persona que controla a Heylel. Contiene partes grotescas y de mal gusto, por lo que espero que me disculpeis (aunque no contará con vocabulario soez, será suficiente)


Entré en el baño un poco nervioso y me apoyé en en el lavamanos viéndome al espejo.

-No... Sil, no puedes hacerlo, es tu mejor amigo y nada más... no debes...- mi mente me decía que no, pero mi cuerpo me decía lo contrario.
Bufé.
-Si lo hago, ¿no le estaré siendo infiel a Aren de alguna manera? - entonces me paré a pensar que ahora mismo Aren debería estar abrazando al putón ese de Cynara en su enorme blandita cama en vez de a mí, por lo que fruncí el ceño.
Ojo, por ojo...

Me desvestí por completo y olí con profundidad el pijama de Heylel, fijando su aroma a mi cerebro para imaginarmelo cerce de mi y comencé a acariciar mi cuerpo pensando en el.

Después de un rato, decidí darme una ducha, sintiendo el agua tibia sobre mí mientras dejaba libre mi imaginación para disfrutar de mi cuerpo y del imaginario de Heylel, desnudo también junto al mío.


De vez en cuando Aren se venía a mi mente, pues esta era la primera vez que me tocaba sin pensar ni una sola vez en el. Y su recuerdo aparecía de repente, como para recordarme que el también existía.
-Largate, Ar... esta noche es mía y de Heyl.- musitaba cada vez que ocupaba mi mente su imagen volviendo a centrarme en al del aether,

Estuve así como un cuarto de hora gozando de mi cuerp y acariciándondolo, para luego salir y secarme rápido aunque con el frío que hacía el pelo me quedó bastante humedo. Volví a oler el pijama de Heylel y sonreí mientras introducía mi mano en su interior para, después de un par de minutos de fuertes y frenéticos movimientos, acabara suspirando de placer, derramando mis fluidos en su interior.
Me daba igual. El momento de éxtasis lo había merecido.
Me limpié lo mejor que pude y salí hacia las habitaciones de nuevo.


*se va*

Llego algo más despejado al baño y dejo las cosas en una de las pilas para ducharme.

Con bastante rapidez, me mojo, me enjabono, me lavo y, cuando estoy limpito y fresquito, salgo de la ducha y me visto.

Ahora sí que estoy despierto. Creo que tendré que ventilar la cama cuando Silvanus se despierte...

*Se va*